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La descomposición y la luz

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Trump, Venezuela, Brasil, Maduro, Macri, Paraguay violento, el Ni Una Menos, el capitalismo actual, la autogestión: Raúl Zibechi conversa con lavaca sobre estos tiempos densos. Habla sobre polarización, cinismo, descomposición social, derecha, izquierda, doble discurso, corrupción y grieta. Sobre lo que ocurre en nuestras regiones territoriales y mentales. Y plantea qué cosas son las que le permiten pensar en un mundo nuevo.
Periodista, escritor, pensador e investigador uruguayo, integrante del grupo que edita la revista Brecha en Uruguay, Raúl Zibechi ha recorrido cada recoveco del continente para comprender e informar sus realidades y sus misterios: “Hoy lo que se ve es una creciente polarización social, económica y política en toda la región. Una polarización que arranca durante los gobiernos progresistas, y en la que el 1 por ciento de la población sigue concentrando más y más riqueza. El lugar donde todo eso se hace más visible es en Brasil: bajan las muertes de blancos tanto por la policía o por violencia entre las personas, y no para de crecer la cifra de muertes de negros”.

Corrupción con un solo ojo

Pobres más pobres y ricos más ricos: “En todo el continente eso significa que unos y otros tienen cada vez menos cosas en común, cada vez se pueden ver menos, cada vez hay más odio. Eso quiere decir lo siguiente: desintegración de lo social”.
La polarización política también tiene un punto emblemático en Brasil: “Hace un año Dilma fue destituida con miles de personas en las calles acusándola de corrupción. El domingo pasado los mismos movimientos convocaron manifestaciones porque la corrupción también es muy fuerte en el gobierno de Temer, pero a ese acto fue muy poca gente. Quiere decir que los que se movilizaron el año pasado lo que querían era derribar a Dilma, no les interesaba realmente la corrupción”.
Por lo tanto, un diagnóstico: “Lo que se nota es un cinismo muy fuerte, un doble discurso, que además no es patrimonio de la derecha. Abarca también a la izquierda. Y ese es el telón de fondo: polarización y cinismo”.
Lo que muestra el caso venezolano: “El Tribunal Superior decidió quitarle los poderes a la asamblea del Parlamento. Si esto lo hubiera hecho un gobierno de derecha, estaría toda la izquierda en la calle denunciando un golpe, porque están usurpando las tareas parlamentarias, con una oposición que podría vetar las decisiones de Maduro. Pero la izquierda mira para otro lado y dice que no hay golpe. Y bajo cuerda, todos negocian con la gran burguesía venezolana y con los norteamericanos”.
Otro eslabón: Paraguay: “El presidente Horacio Cartés, de derecha, lleva al Parlamento la idea de la reelección. El partido liberal, que fue gobierno con Lugo, se opone. Hubo violencia, un muerto, muchos heridos, pero lo curioso es que el Frente Guazú, de izquierda que propone a Lugo, apoya la reelección porque beneficiaría al propio Lugo más adelante”.

¿Qué era la ética?

¿Qué enlaza los casos de Dilma, Venezuela y Paraguay? Muestran el doble discurso de unos y de otros. Nadie de la derecha dijo que la destitución de Dilma era un golpe, pero ahora dicen que es un golpe lo de Venezuela. Y se calla con lo de Paraguay. Y del lado de la izquierda es lo mismo. Son simétricamente opuestos, pero no distintos”.
La consecuencia: “Ninguna de las dos, la derecha sin duda, y creo que la izquierda tampoco, está guiada por un razonamiento ético. Uruguay sería un caso diferente: no hay reelección, pero ni a Pepe Mujica ni a Tabaré Vázquez ni a la derecha se les ocurre plantear la reelección porque les dan bien los sondeos para candidatearse. Eso es hundir al sistema político. Porque dejás de razonar en torno a una lógica coherente, para razonar a partir de lo que te conviene en cada momento. Si tuviera que mirar más allá de los discursos, diría que estamos en un proceso de descomposición del sistema democrático en América Latina, y de desintegración de las sociedades”.

Off side y grieta

La descomposición del sistema político se puede pensar en términos de fútbol: “Si en cada momento cambio las reglas según lo que me venga bien, no hay posibilidad de hacer nada lógico. Es como si yo dijera en un partido: tengo delanteros rápidos, entonces anulo el off side. Hago unos goles, y después restablezco la ley del off side. El fútbol sería imposible. Pero esa descomposición es acompañada por la desintegración de lo social, la brecha cada vez mayor. Ricos que mandan a sus hijos a la educación privada, y los pobres que mandan a sus hijos a donde pueden. Entonces esa mezcla de descomposición y desintegración no se arregla con un cambio de gobierno. Es una tendencia que se ha ido profundizando tanto con gobiernos de uno como de otro lado”.
Pero entonces, ¿qué significa la grieta?
La grieta verdadera empieza cuando las clases dominantes deciden abandonar el estado de bienestar. Si tomamos el caso argentino, el 17 de octubre de 1945 estaban los que decían que los cabecitas negras eran un aluvión zoológico. Y por otro lado los cabecitas que se sublevaban contra los gorilas. Pero a partir del peronismo, y luego durante décadas hubo procesos de industrialización, pleno empleo, ascenso social de los de abajo que no perjudicaba la ganancia de los ricos. Los odios se fueron limando pero eso se fue terminando entre fines de los 60, y totalmente tras el golpe de 1976. Las clases dominantes renunciaron a integrar a las clases para ellos peligrosas. Empezó un gran proceso de desindustrialización, de concentración de lo industrial en la producción de países asiáticos, de robotización de las industrias que quedaron y así se eliminaron muchísimos puestos de trabajo.
Zibechi cree que ese proceso continúa hasta hoy, y se hizo mundial. “Falta el trabajo, se precariza el que hay y crece la desintegración económica política y social. Pero lo vemos en Grecia cuando ganó la izquierda, en España donde se creó Podemos, pero también crece la derecha en Francia con Marie Le Pen, que hoy es votada por los que hace 30 años votaban a los socialistas o a los comunistas”.
El escenario abarca también a Estados Unidos: “Aparece Donald Trump, cuya base social es ese sector de entre 40 y 60 años, hombres y mujeres a quienes les bajó hasta la esperanza de vida. ¿Por qué? Porque es el sector más afectado por desempleo, precarización, pierden empleos de calidad y pasan a Wal Mart o McDonald’s ganando chirolas, o ni eso. Tienen problemas de alcoholismo, drogas, depresión, angustia y esa base, incluso los demócratas, votaron a Trump. Y ahora el conflicto es que muchos sectores de poder no lo quieren a Trump y eso se nota hasta en los grandes medios donde hay toda una línea que querría verlo preso. No porque sean más progresistas que Trump, sino porque él es un mal ejemplo de que la clase dominante puede perder el timón. Y la salida es alentar más guerras, más militarización para que la economía les funcione mejor”.

Extractivismo & Mirtha

Volviendo a la Argentina, cuando se habla de grieta parece ser un tema remitido a kirchnerismo y macrismo, por ponerlo en nombres. Zibechi: “Para mí son distintas formas de clientelismo hacia los sectores populares, apoyándose en alguna facción de la burguesía. Pero tanto Cristina antes como Macri ahora se apoyaron en China. Y al sector financiero argentino parece que le da lo mismo quien gobierne. Si mañana lo tienen que tirar a Macri lo harían sin problema mientras sus negocios funcionen. Lo que quiero decir es que hay cada vez menos diferencia entre izquierda y derecha, porque estamos en una crisis del sistema-mundo moderno occidental y capitalista, donde los estados deciden cada vez menos  y donde las diferencias de fondo entre izquierda y derecha, o conservadores y progresistas, son mínimas”.
El punto de unión entre los dos lados, según el planteo de Zibechi, es lo que ha denominado sociedad extractiva: “No es sólo un modelo de producción No es sólo hablar de contaminación de la naturaleza, cáncer, concentración económica. La sociedad extractiva además desarticula la unidad de una nación, de una sociedad”.
Un ejemplo: “Si uno piensa en burgueses y proletarios, tienen muchos conflictos pero tienen muchas cosas en común: entre ellas, seguir siendo burgueses unos y proletarios los otros, porque son dos identidades muy potentes. Pero en esta nueva situación ya no hay muchas cosas en común en un sistema en el que no hay economía, sino especulación, no hay rumbo sin tapar baches. No hay proyecto de largo plazo. Entonces son sociedades que se están autodestruyendo. Si un presidente ya ni puede contestar lo que gana un jubilado, y Mirtha Legrand lo corre por izquierda… y lo mismo con lo que pasa en Brasil. Como si se hubiera elegido presidentes para navegar sin rumbo hacia un desastre, con una sonrisa en los labios”.
Sin embargo mucha gente ve una diferencia abismal entre ambos modelos, plantean que el kirchnerismo, o el PT en Brasil, son la representación de una política integradora, popular, redistributiva: “Diría que es parcialmente cierto, pero en el fondo, cuando las papas queman, vuelven todos a apoyarse en el sistema financiero y corporativo. Siempre hay unos que estacionan el auto del lazo izquierdo y otros del lado derecho, pero la diferencia es menor. No se ha avanzado. Incluso si se toma el caso de Venezuela, estos gobiernos perdieron el tiempo, no fueron a lo fundamental que es crear alternativas frente a la sociedad extractiva, buscar otro modelo económico y político. Lo que hicieron fue repartir algo a los sectores populares, y llenarse los bolsillos. Eso es lo dramático. Se perdió un tiempo precioso y ahora se entró en otra etapa”.

Otros lugares

El ADN de todo este problema: “En el fondo está ocurriendo algo que hace poco planteaba la economista Ann Pettifor (de la City University de Londres). El sistema financiero y los bancos controlan al sistema político, y a todo ese sector ya no le importan los seres humanos. Ya no cuentan en la ecuación”.
Para Zibechi hay que poner la mirada en otro lado:

  • “Los únicos que rompen con el sistema, desde mi punto de vista, son aquellos sectores populares que por quedar relegados, o porque toan la iniciativa, construyen al margen del sistema, o con otras lógicas. Los indígenas, algunos campesinos, sectores populares urbanos. Yo creo que no alcanza con resistir al sistema sin que hay que construir algo diferente”.
  • “Eso no quiere decir que no se reciba apoyo de la política social, o aislamiento. Quiere decir construir con otra lógica, crear espacios diferentes”.
  • “No se trata de discursos ni manifestaciones. Las manifestaciones son muy importantes, como las que hubo en Buenos Aires en las últimas semanas, pero no cambian realidades salvo casos especiales como el 17 de octubre o el 19 y 20 de diciembre que no fueron manifestaciones, fueron otra cosa”.

En lugar de mirar el cambio en los llamados “escenarios políticos”, Zibechi intenta detectar qué está creando la sociedad.
Un ejemplo: “Estamos en una situación en la que no es tan importante quién gobierna, sino cómo la gente se organiza para hacer las cosas y autoprotegerse. Eso es Ni Una Menos, el gran fenómeno de este período. La irrupción masiva del movimiento de mujeres. Cualquier manifestante del Ni Una Menos sabe que por más que cambie el presidente, los problemas de femicidio, de violencia, de discriminación, seguirán siendo exactamente los mismos, porque forman parte de los problemas sistémicos que estamos describiendo, y que no dependen de quién tiene el timón del Estado”.
Otros ejemplos: “Estuve en Mosconi, Salta, y allí los integrantes de la Unión de Trabajadores Desocupados (UTD-Mosconi)  tienen emprendimientos productivos en los que producen alimentos sanos, tienen un trabajo digno que crearon ellos mismos, sobreviven de ese trabajo y ya no dependen de los planes sociales. Ese tipo de experiencias para mí son la luz para pensar un futuro”.
Los trabajadores de la UTD han sido de los primeros piqueteros argentinos, como resistencia a la desocupación masiva: “Y a esa pelea, le han agregado su propia construcción. Me anima ver eso, me anima ver que las publicaciones que forman ARECIA (Asociación de Revistas Culturales Independientes) tengan millones de lectores, que haya 400 fábricas recuperadas y autogestionadas por los trabajadores, que haya más de 100 bachilleratos populares, escuelas de gestión social, espacios culturales, cooperativos. Ese es un camino”.

Izquierdas y liderazgos

Muchas veces no se percibe el significado de esas experiencias y se reclaman liderazgos políticos de izquierda o progresistas: “Yo digo que por más que cambien la cúspide, eso no va a resolver ninguno de los problemas de fondo los problemas vamos a resolverlos nosotros mismos creando cosas nuevas”.
¿Cómo se diferencia este pensamiento del de la izquierda partidaria? “La izquierda tradicional creo que no tiene idea de lo que está pasando en el mundo. No se da cuenta de que hay un mundo nuevo funcionando. Y esa izquierda tiene un ego tan grande, un ego masculino tan tremendo, que solo cree que las cosas pueden cambiar cuando ella –la izquierda- lo decida. Es un tipo de pensamiento que hace un daño enorme”.
Según este razonamiento, esas experiencias pueden no ser masivas, o siendo grandes tal vez no son visibles: “Pero es un mundo que ya tiene una masa crítica, ya tiene un poder. Es como una bola de nieve, demorará un tiempo, pero no es algo marginal, es algo que ya está funcionando. Es muy fácil decirle al gente que vaya a votar cada dos años. Pero lo más complejo y políticamente profundo, y que ya existe, es que cantidad de gente todos los días está gestando formas de organizarse, de trabajar, de estudiar, de informarse, de protegerse de otros modos.  La política tradicional todavía tiene mucho peso en la cabeza de la gente, pero creo que hay que discutir muy agresivamente que, frente a lo que pasa en el mundo, en estas otras experiencias es que está la posibilidad de un futuro”.

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Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos

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Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.

Por Claudia Acuña

Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.

Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.

Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.

A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Hasta lograrlo.

Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.

Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.

Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.

Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.

Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.

Quizá.

Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.

Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.

La presentación

Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.

Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.

Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».

El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.

Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
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La Justicia esquiva la causa por el disparo a Pablo Grillo: “Hasta ahora no se investigó nada”

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La recuperación de Pablo “es muy rápida” pero la investigación sobre su intento de asesinato, muy lenta, o directamente inexistente. Qué dijo el padre hoy frente al Hospital Ramos Mejía donde Pablo sigue pelando por su vida, aún en terapia intensiva pero con avances prometedores, y las abogadas del caso que presentaron ante la Justicia: primero Servini de Cubría y luego el candidateado a la Corte Ariel Lijo rechazaron la causa, y ahora se sortea en la Cámara Federal de Casación a qué juez le tocará investigar a quien le disparó y a sus superiores jerárquicos. Los dichos de Adorni en conferencia de hoy, y quién cortó el diálogo con la familia; las pruebas que se pidieron y las que se aportaron; y el texto de la presentación judicial en la que la familia pide ser querellante, con las pruebas que aportamos desde decenas de medios, fotoperiodistas y organizaciones sociales.

Por Francisco Pandolfi

Pablo Grillo todavía no está fuera de peligro, pero la mejoría día a día, paulatina y constante, le permite a la familia hablar ya no sólo de su estado de salud. Hasta hoy, el único foco era la supervivencia de este fotógrafo de 35 años impactado por una granada de gas lacrimógeno, fuera de toda legalidad, por las fuerzas de inseguridad comandadas por la ministra Patricia Bullrich.

La pérdida de masa encefálica y la fractura de cráneo con la que llegó de urgencia al Hospital Ramos Mejía –el miércoles 12 de marzo, cuando se desató la represión en la marcha por las paupérrimas condiciones en las que viven las y los jubilados–; la primera operación esa misma noche en la que se bajó la presión intracraneal y se le reconstruyó algo del tejido. Las pupilas que empiezan a reaccionar bien. La merma en la sedación. Los primeros movimientos – prematuros e inesperados por los propios médicos–. Otra operación por un derrame que es revertido a tiempo. La baja de los glóbulos blancos como síntoma de la baja en la infección. Y a solo una semana del disparo, Pablo abre los ojos. Y le sacan el respirador para ver cómo reacciona y lo hace agarrándole la mano a la mamá. Y por si fuera poco le susurra las palabras más hermosas a su papá: “Hola, viejo”. 

Pablo continúa en terapia intensiva, en estado crítico, pero respondiendo bien neurológica y físicamente. “Es asombroso el nivel de avance que tuvo”, dice Fabián, su viejo, con los ojos emocionados e incrédulos por la mejoría impensada en tan poco tiempo. Esa sucesión de buenas noticias las que posibilitan a la familia convocar este viernes a una conferencia de prensa «para contar novedades en la causa judicial».

Primero, habla Fabián, su papá, sobre la salud de Pablo: “Las novedades son que está estable, por lo tanto es bueno. Está con los ojos abiertos y sigue sin respirador”.

En la conferencia de prensa convocada por la familia de Pablo Grillo, fotógrafo que fue impactado por una granada de gas lacrimógeno lanzada por las Fuerzas comandadas por Patricia Bullrich, Fabián, su papá, habló sobre la salud de su hijo.

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:35:39.538Z

Fabián lleva puesta una remera azul, con letras blancas que dicen: “Justicia por Pablo Grillo”. Se lo nota cansado, pero más distendido. Se ríe cuando cuenta: “Tengo un video con saludos de (Ricardo) Bochini, veremos si los médicos nos permiten que se lo pasemos. Si lo escucha al Bocha, va a volver a hablar seguro Pablo”. Mantiene los pies sobre la tierra: “Todavía la situación es grave: está en terapia y con riesgo de vida. Pero en ese marco todo lo que estuvo ocurriendo es favorable. A todos nos sorprendió su evolución. Incluso los médicos manifiestan que la evolución que está teniendo es asombrosa. Es muy rápida”.

Este jueves, el vocero presidencial Manuel Adorni dijo que el diálogo con la familia quedó roto desde que el padre de Pablo acusó a Bullrich de ser cómplice. Fabián le responde: “Nosotros no cortamos nada porque nunca existió el diálogo. Lo mío fue una respuesta a una declaración mentirosa de Bullrich, por tanto si es que alguien cortó el diálogo fueron ellos. Yo estoy dispuesto a escuchar, si alguien me llama”. Y agregó: “A esta altura no lo espero (ese llamado). Espero poco. Pero demostraría que tienen todavía un grado de humanidad”. 

En relación a las mentiras de Bullrich sobre el trayecto del proyectil, expresó: “Me da vergüenza la forma en que fue acomodando la mentira. La va acomodando a medida que la realidad se lo desmiente, es hasta absurdo, burdo, grotesco: no sé que palabra utilizar”. Cuando le preguntaron si le diría algo al gendarme que, según los elementos reconstruidos hasta el momento, sería quien disparó (presuntamente, el cabo Guerrero), afirmó: “Personalmente no le diría nada. Sí lo vamos a decir de forma jurídica. El mejor diálogo que podemos tener con esta gente es en lo judicial”.

La causa, sin avances

Fabián estuvo acompañado por Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, y a Paula Litvachky, del CELS, organismos que patrocinarán legalmente a la familia, que este 21 de marzo se presentó ante el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 1 para ser tenida en cuenta como querellante en la investigación judicial.

Lo más importante de la causa hasta ahora: desde el 12 de marzo “no se investigó nada y reclamamos que se empiece a investigar urgente”. Las abogadas cuentan el por qué: “La causa iniciada por la denuncia de la Procuvin (Procuraduría de Violencia Institucional) que dio inicio a la instrucción estaba presentada en el Juzgado 12 de Ariel Lijo, quien se la devolvió a la Jueza Servini de Cubría, que otra vez la rechazó. Ninguno de los dos quiere hacerse cargo de la investigación. Ahora irá a sorteo para definir quién la sigue. La Cámara Federal de Casación Penal tiene que resolver”. Agregan: “Hasta ahora el Ministerio de Seguridad dijo que no hará sumarios internos por el accionar de su Fuerza, lo que refleja el encubrimiento”. 

La causa aún no tiene carátula porque no está radicada en ningún juzgado. La denuncia presentada es por tentativa de homicidio agravado, por abuso de autoridad e incumplimiento de funcionario público.

Dice Paula Litvachky, del CELS: “Es muy importante que la causa salga de este limbo judicial y se inicie el pedido de pruebas antes de que pase más tiempo”.

Dice Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos: “Esperamos que en estos primeros 9 días en los que no se hizo nada, no haya ninguna prueba que se haya destruido, modificado, alterado. Hay cámaras del Gobierno de la Ciudad que tienen un tiempo de duración determinado, o de negocios que también se van borrando y si no las pedís inmediatamente después ya no están. Es vergonzoso que un hecho así no lo esté investigando nadie”.

Claudia Cesaroni, de la Liga Argentina por los Derechos Humanos, es junto a Paula Litvachky, del CELS, la abogada que representa a la familia jurídicamente. En este video cuenta los avances de la causa judicial:

www.lavaca.org (@revistamu.bsky.social) 2025-03-21T19:54:48.310Z

Las abogadas pidieron una serie de pruebas. Las más relevantes: “Quién dio las órdenes, cómo se manifestaron esas órdenes y cuáles fueron, antes y después del impacto; cuál fue el protocolo que se aplicó, quienes integraban el equipo donde estaba incluido el cabo Guerrero y qué órdenes se le impartió a ese grupo en particular; qué armas utilizaron”. También exigen que se lo llame a indagatoria a Guerrero. “Ya hay suficientes elementos para hacerlo”.

Completa Paula Litvachky: “Hicimos una presentación con los hechos, tenemos un montón de pruebas para que se reconstruya ese tramo del operativo de modo tal que se pueda tener la responsabilidad de quién disparó y de toda la cadena jerárquica”.

Concluyen ambas: “Las pruebas están. Nunca hubo tanto registro fotográfico y audiovisual. Necesitamos el acompañamiento social para empujar a que se haga justicia y que no quieran desviar el foco de la investigación”.

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La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

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Traumatismo encéfalo craneano, herida cortante e irritación ocular: las heridas causadas a Beatriz Blanco (81 años) ya forman parte de una causa judicial que inició ella misma y también la Procuraduría de Violencia Institucional, y apunta contra dos efectivos que la gasearon y le pegaron, provocando su caída. También apunta a la responsable del operativo, la ministra Patricia Bullrich, que se desplegó el miércoles de manera feroz, pero que -plantea la denuncia- es parte de un “plan sistemático”. Beatriz fue golpeada a las 16:10, antes de los principales incidentes, mientras se manifestaba en una esquina: cómo fue el momento, según relata ella misma en la denuncia y cuenta su hija. Quién es esta jubilada que trabajó de todo. Cómo está: recuperándose, enojada y “con más fuerza que nunca”. La voz de una de sus hijas junto a quienes lucha por justicia, y paz.

Por Franco Ciancaglini.

La imagen de Beatriz Blanco cayendo en seco al suelo -tras ser gaseada y empujada por dos efectivos de la Policía Federal- dio la vuelta al mundo. 

En el video se ve el fin de una secuencia más larga que inicia cuando la Policía Federal empuja de manera violenta a jubiladas y jubilados que se encontraban haciendo el clásico semaforazo de todos los miércoles en el Congreso. 

“Ella lo que cuenta es que estaba con el grupo de jubilados, cortando Entre Ríos, para mostrar sus carteles. Y cuando el semáforo se pone verde se vuelven a la esquina. Y en ese momento vino la policía, apurando a todos los viejos a subirse a la vereda”.

La que habla es una de sus hijas, Paula.

El relato coincide con la temprana decisión de las fuerzas de abalanzarse sobre personas que hacen lo mismo todos los miércoles -un semaforazo, y luego una movilización que da la vuelta al Congreso-: Beatriz fue atacada a las 16:10. 

Esta vez, por lo especial de la fecha, los Policías iban además con el gas apretado y el palo suelto. Cualquiera que estuvo en la manifestación pudo apreciar cómo apenas una persona se acercaba a los efectivos, o incluso estando a metros, sin hacer nada, podía ser gaseado. Incluso teniendo 81 años.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Los camiones hidrantes fueron parte de la cacería desatada. Foto: Lina Etchesuri.

El arma y la palabra

Beatriz Blanco no está afiliada a ninguna barrabrava ni milita en ningún partido político.

Es jubilada.

Trabajó toda su vida como empleada en cooperativa de fletes, empleada cuidando niños, costurera, y de casera hasta los últimos tiempos.

Tiene tres hijas.

Una de ellas, Paula Ippolito, cuenta que junto a su madre Beatriz y su hermana Paula suelen ir juntas a las marchas. “Esta vez fue sola porque justo yo estaba operada de la rodilla. Suele ir, no va todos los miércoles pero cuando puede va”.

Beatriz ya conocía a varios y por eso se acercó al grupo de jubilados que realiza los miércoles el semaforazo. Luego de que la empujaran a la vereda, se puso a hablarle a un cordón policial, una práctica habitual de jubilados anodados ante la violencia sin sentido que ejercen las fuerzas: “Ella siempre es de ir y hablar, de decir qué están haciendo, cómo no les da vergüenza; mi mamá siempre como que quiere hacer conciencia. Ella le debería estar gritando al policía que estaba de espaldas y lo toca con el bastón como diciendo ´mirame´. Ahí el chabón se da vuelta y le tira el spray, y el otro que le pega con el palo en la cabeza”.

Ese combo, que representa un ataque, de gaseo, empujón y golpe, hace que Beatriz pierda el equilibrio instantáneamente, y caiga al suelo.

La primera pregunta es cómo está: “Se está recuperando. Está en reposo, en observación por el golpe que recibió en la cabeza. Está con mucho dolor en todo el cuerpo, con un poco de inestabilidad, con el dolor en los ojos por el gas que le tiraron. Tiene los ojos muy hinchadas: le tiraron gas directo en la cara”.

Este dato del gas directo a sus ojos explica a la vez la pérdida del equilibrio, desechando por tierra las mentiras del Jefe de Gabinete, Guillermo Francos, que aseguró que se “cayó sola”. También el título de la empresa La Nación que habló de que la jubilada “atacó” a la policía previo a su “caída”: “Ella le tocó con su bastón para que se diera vuelta, para que la escucharan, no golpeó a nadie. Habría que mostrar los videos enteros donde la Policía increpa primero a los jubilados para que se suban a la vereda, con la agresividad que suelen tener”.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Beatriz Blanco, tras los gases recibidos y el golpe posterior. Foto: Lina Etchesuri.

El caso de Beatriz es uno de los dos -junto al del fotógrafo Pablo Grillo- denunciados por la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin) ante la Cámara del Crimen. En esas denuncias a las que accedió lavaca, el organismo que se encarga de monitorear a las fuerzas -en estos tiempos, con menos entusiasmo- presenta como “pruebas” distintos recortes periodísticos alrededor del ataque a Beatriz. Y solicita a la justicia que requiera al Ministerio de Seguridad el personal policial afectado a los lugares de ambos ataques, así como los datos de la “sala de operaciones” a la que reportaban los agentes a cargo del operativo.

Por otro lado, la propia familia de Beatriz presentó una denuncia contra los dos agentes de la Policía Federal y contra la propia ministra Bullrich. Narra en su presentación lo mismo que refiere su hija en esta nota: “Siendo aproximadamente las 16:10 hs me encontraba en las inmediaciones de la esquina de las avenidas Entre Ríos y Rivadavia de esta ciudad (…) cuando fui rociada con una sustancia lacerante por un efectivo de la Policía Federal. Inmediatamente después, y también a manos de un efectivo de la PFA, recibí un golpe en la cabeza, con un elemento que creo se denomina ‘tonfa’, lo que provoca mi caída al piso”.

Tras el golpe, Beatriz fue derivada al Hospital Argerich, donde diagnosticaron lo producido por el ataque: traumatismo encáfalo craneano, herida cortante e irritación ocular.

Por eso, por un lado, reclama la identificación de los dos efectivos que la atacaron, plausibles de ser responsables de “delitos de lesiones leves” agravadas por tratarse de personal de la fuerza. Y por otro, califica a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich como “autora mediata” por ser responsable del operativo y algo más: la valiente presentación habla de que estos hechos son parte de un plan sistemático.

La causa de la caída: la denuncia de Beatriz Blanco, la jubilada gaseada y golpeada por la Policía

Una síntesis del plan sistemático. Foto: Juan Valeiro.

“Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la Protesta Social. Y sabido es que este tipo de políticas socioeconómicas sólo resultan aplicables cuando se pone a disposición de las mismas al aparato represor del Estado”.

Firma toda esta historia la propia Beatriz, acaso poniendo en contexto lo que representan los golpes que sufrió, su historia y el futuro por el que pelea junto a sus hijas. “Nosotras somos fieles a las marchas que son para los derechos del pueblo”, cuenta Paula, una de ellas. “No militamos en ningún partido político, siempre vamos independientes y solas”, aclara por si hiciera falta.

Paula habla siempre en plural femenino, pensando en su madre y su hermana. Desde ese lugar cuenta: “Nos están sacando todo. Nos están metiendo miedo para que no salgamos a las calles. Están imponiendo todo lo que quieren imponer. Siempre estamos atentas a todas las luchas. Esto va a por todos, no es solamente por los jubilados. A mi me han robado plata con la AFJP a pesar de que ya tengo 30 años de aportes. Estos vienen por todo, por todo lo que conquistamos”.

Junto a Natalia, las jóvenes militan tocando tambores en Batuka, uno de los conjuntos que lleva el ritmo a la calle y es la banda de sonido de la protesta social y la lucha. Hoy, del lado de la víctima, Paula asegura: “Estamos luchando para que esto no vuelva a suceder. Para que tengamos memoria y el pueblo no se duerma. No tenemos miedo. Ya la verdad que queda poco por perder”.

Esta lucha incluye, claro, a Beatriz: “Está más fuerte que nunca. Está enojada, muy enojada. Pero está fuerte para seguir la lucha”.

La lucha, ahora, es por justicia: “Solamente queremos que los responsables tengan justicia, sean los policías o la ministra de Seguridad: que la justicia trabaje a favor del pueblo. Y que no salga nadie más impune”. 

¿Tenés esperanzas? “Y no. Pero hay que hacerlo igual: nos corresponde”.

La esperanza tal vez siga estando en la calle, mientras estas jóvenes sin contención psicológica ni asistencia estatal de ningún tipo enfrentan los golpes: “Estamos nosotras, las hijas, para cuidarla y para que se reponga de esto”.

¿Necesitan algo? “Sí: paz”.

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