Nota
Lo que enseña Cromañón
A tres años de Cromañón, marcharon más de 25.000 familiares, sobrevivientes y amigos, como culminación de la serie de actos, misas en la Catedral y exposiciones preparadas –como siempre- para denunciar la impunidad y la complicidad política hacia los responsables de la negligencia y la corrupción que mataron a 194 chicos el 30 de diciembre de 2004. El lúcido texto que preparó la Articulación. Cada nombre de cada chico fue seguido de un grito que se seguirá escuchando: justicia.
La nena tiene la edad de la masacre y ya sabe todo lo que tantos niegan. Alta en el cielo, está montada sobre los hombros de su papá y lleva más alto aún la foto de su prima asesinada.
La foto es, claramente, de un cumpleaños de quince: vestido largo y brillante, sonrisa de modelo amateur, peinado con bucles, manos incómodamente cruzadas en la cintura. Detrás, aferrados a la bandera argentina donde cosieron las fotos de los 194 chicos y chicas muertos en Cromañón, hay una fila interminable de familias desencajadas por el dolor repitiendo ese mismo rito. Algunos eligieron llevar remeras blancas con frases de canciones que parecen elegías; otros dibujaron banderas zurcidas a mano, pintadas con casera amorosidad y sostenidas con conmovedora hidalguía. Otros prepararon pequeñas pancartas con una foto, un nombre y un grito: justicia. Y las repitieron una docena de veces para dejar en evidencia la red que teje cada vida.
Así, a lo largo de ocho cuadras.
Así, a lo ancho de tres años.
Y así, una vez más, para dejar en claro que Cromañón es una herida profunda, intensa y desgarradoramente activa. Porque, como todos allí ya saben, Cromañón nos sigue pasando.
Ahora mismo, Cromañón pasa por la Plaza del Congreso, pisa Rivadavia y sacude el edificio vacío y gris con un grito: «Ni la bengala, ni el rocanrol, a nuestros pibes los mató la corrupción».
Los protagonistas
Poco antes de las 20, de espaldas a la Casa Rosada, cinco madres se turnaron para leer la lista de asesinados. Son más de veinte minutos seguidos de nombres y un grito: justicia. Demasiados son los que no pueden contener las lágrimas, pero, si es posible medir esa emoción, sacude ver a tantos jóvenes acongojados. Ellos fueron, sin duda, los protagonistas de la marcha. Sobrevivientes y amigos fueron llegando de a puñados hasta formar esa red que quizá no siempre se ve, pero está ahí intacta, dispuesta a seguir caminando hasta esa esquina de la Plaza Once y reiterar el grito.
Luego de la lectura de la lista (para que se tenga una idea, leer los nombres de los chicos lleva casi 15 minutos) hablaron breve y emotivamente dos familiares de otras masacres: el cuñado de Carlos Fuentealba, el maestro asesinado durante una marcha docente en Neuquén, y el esposo de Sonia Colman, fusilada por un Itakazo de la policía del gatillo fácil, hace apenas una semana.
Luego, fue el turno de tres representantes de organismos de derechos humanos: de la Asociación Ex Detenidos Desaparecidos, de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (Alfredo Grande) y Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora. Finalmente, antes de que la multitud le diera la espalda a la Casa Rosada, se leyó le documento que familiares y sobrevivientes consensuaron para poner en palabras estos tres años. En el texto, además de reiterar el espíritu inquebrantable de esta lucha, abrazaron a las bandas de rock independientes que han sufrido las consecuencias de Cromañón. Otras víctimas que se suman a la lista de los silenciados. También hicieron un pedido explícito: que el rock termine con su silencio cómplice y diga algo. A tres años de la masacre, quizás sea aun posible que haga suya la causa Cromañón. Luego, en Plaza Once, hubo músicos y actuó la murga de nombre inolvidable: Los que nunca callarán. Juntas, miles de personas esperaron así el momento exacto en que se cumplieron 3 años de la masacre.
Este es el texto completo del documento enviado a lavaca, una nueva demostración, por si faltaba en la larga historia de estas tierras, de que en la Argentina el dolor sigue siendo el lugar desde donde nace la mayor lucidez.
Documento consensuado por la
Articulación de Familiares, Sobrevivientes y Amigos:
Esta lucha es de todos
para que no haya más Cromañones
Tres años atrás, en las vísperas de las Fiestas de fin de año, nos preparábamos para compartirlas, como todas las familias, con la gente querida. Miles de chicos eligieron despedir el año con amigos en un recital de rock. Pero no sabían que la horrible combinación de negligencias, desidia y corrupción les tenía preparada una trampa mortal.
¿Adónde irán los besos que guardamos, que no dimos? ¿Dónde se va ese abrazo, si no llegas nunca a darlo?
«Desgraciados los pueblos que necesitan héroes» dijo Bertolt Brecht, y nuestro país que los necesitó muchas veces en nuestra historia, vio cómo los chicos entraban a sacar a sus amigos, frente a la negligencia de quienes debían dirigir la emergencia, preocupados por no salir mencionados en las cámaras antes que por salvar vidas. A muchos de esos chicos, salvar amigos les costó la propia vida. Otros, sobrevivientes, están aquí con nosotros, con la tristeza en sus cuerpos y sabiendo como dice la canción que sus vidas cambiaron para siempre. Cantando por aquellos que no pueden gritar, ¡pero están!
Inmediatamente después, mientras deambulábamos en la desesperada búsqueda de nuestros chicos por hospitales, clínicas, calles y morgues, mientras nos entregaban los cuerpos tres días después sin refrigeración, en el poder se preparaban las componendas del caso, para salvar los cargos políticos. Kirchner escondido en El Calafate, Ibarra escondido en alguna repartición municipal, ambos tramando la incorporación de Juan José Álvarez a la Secretaría de Seguridad, garante del pacto de impunidad construido desde las cúpulas.
Desde ese momento, nos embarcamos en un camino de lucha por memoria, verdad y justicia, sin dobles intenciones ni especulaciones políticas. En cambio, la manipulación vino desde el otro lado : sin jamás responder acerca de los hechos, sin siquiera proveernos de una lista definitiva de víctimas, desde los resortes del poder se nos acusó de golpistas y desestabilizadores.
La prensa cercana al poder creó el escenario para deslegitimar nuestra voz y la simpleza de nuestro reclamo. Con diferentes campañas mediáticas, inventaron desuniones donde no las había, apoyaron el plebiscito trucho de Ibarra, acusaron a los muertos y a sus familias, mintieron sobre la existencia de una guardería, dieron voz a los victimarios y callaron los hechos y las voces de las víctimas . Buscaron la culpabilización de las víctimas, deporte favorito en la Argentina República Cromañón, herencia de la sangrienta dictadura militar de hace 30 años.
¿Cuántas veces querrán quitarnos el aliento de vida que nos mantiene en pie?. Vamos dando los pasos por un futuro que nuestros hijos puedan celebrar. Sólo contamos con la autenticidad de la voz propia y la fuerza de nuestra búsqueda de la verdad . Una vez que salimos a la calle, quisieron permitirnos solamente el llanto. Pero no la lucha, y mucho menos el pensamiento. Parece que quien siente, no puede pensar. Pero nosotros no dejamos de sentir y pensar al mismo tiempo, y colectivamente.
En estos 3 largos años, también hemos visto muchas cosas. Vimos cómo morían más de treinta presos en la cárcel de Magdalena, luego seis personas en un taller clandestino en Flores. Lloramos junto a los allegados a los chicos del colegio Ecos y sufrimos los asesinatos a golpes de Martín Castellucci en un boliche de Lanús y de Beimar Mamani en una disco de Once, y recientemente la explosión en la Universidad de Río Cuarto. En este tiempo, además, mataron impunemente al maestro Fuentealba en Neuquén y volvimos al horror de la desaparición forzada de personas. APARICION CON VIDA DE JULIO LOPEZ/ CASTIGO A LOS ASESINOS DE CARLOS FUENTEALBA .
También vimos cómo permanecían estancadas las causas Kheyvis, AMIA, LAPA, Austral, Paseo de la Infanta. En muchos casos, la Argentina República Cromañón sigue latiendo bajo el discurso impostado sobre los derechos humanos .
Supimos que ni el Estado ni los empresarios estaban dispuestos a cambiar las reglas de juego, pues continúan reproduciendo las condiciones que provocaron tanta muerte en Cromañón. Mientras el Estado paga una deuda inmoral, ilegal e ilegítima, los hospitales, subtes, escuelas y espacios públicos son cromañones en potencia , como lo demuestra el informe que entregamos en la Legislatura. Este año asistimos al circo mediático que llevó a Ibarra nuevamente a un cargo público, escudado bajo las sábanas de la pareja Alberto Fernández-Vilma Ibarra y con la venia del matrimonio presidencial. La corporación política, que no tolera la participación popular real , ni en los recintos legislativos, ni en las calles, ni el peligroso antecedente del castigo legítimo a uno de sus protegidos, vuelve a mostrar su verdadera cara. Repudiamos la restitución de Ibarra perpetrada gracias al Gobierno Nacional .
Y para finalizar el año, el Poder Judicial, que siempre mira de reojo la Casa de Gobierno, determinó la libertad de Omar Chabán, mientras en las cárceles languidecen miles de personas sin condenas, casi todas jóvenes, por delitos menores, casi siempre producto de la pobreza, que no tienen llegada al poder . Esta liberación intenta desestabilizar nuestra lucha y desunir al Movimiento Cromañón. A estos señores les decimos que no nos harán bajar los brazos, pues nuestros motivos son los más profundos y son para siempre. Exigimos a la Justicia el año próximo un juicio y castigo ejemplar a todos los responsables de las muertes del 30 de diciembre. Exigimos también, el procesamiento de Rafael Levy, cara oculta del negocio en Cromañón.
Recientemente, se condenó a bomberos de la Policía Federal por formar parte de la corrupción de la noche porteña. Sabemos que este es sólo un primer paso, y que es necesario desentrañar todos los negociados que el Gobierno de la Ciudad, la Policía y el Gobierno Nacional tienen en la Ciudad de Buenos Aires. Los jóvenes, eternos excluidos, deben tener sus lugares de diversión sin riesgos, necesitamos poder mandar a los chicos a bailar sin temer por sus vidas.
Por último, queremos hacer una enérgica apelación a que el rock se pronuncie sobre Cromañón. Las enormes dificultades de los referentes del rock nacional para tratar el tema con responsabilidad y seriedad se ha transformado en un silencio angustiante. Tenemos hoy casi 200 rockeros menos en nuestros recitales, ¿es que no hay nada para decir, para hacer?. Al mismo tiempo, quienes han reaccionado con mayor valentía son las bandas más pequeñas, que a pesar de ser las más perjudicadas luego del 30 de diciembre, cantan canciones, debaten y charlan con nosotros e interpelan a la sociedad sobre el qué hacer. Hoy, muchas de estas bandas no tienen dónde tocar, pues la perversidad del sistema logra que los beneficiados directos sean increíblemente los dueños de los locales, que exigen condiciones cada vez más costosas a los pequeños grupos musicales para su actuación. El Estado debe garantizar espacios dignos para las bandas jóvenes, no dedicarse a cerrar centros culturales levantados con el esfuerzo de la población.
Queremos hacer un llamado a la unión de todas las víctimas de la impunidad que crean que sólo luchando contra la lógica del lucro salvaje y la corrupción de políticos y empresarios podemos cambiar la realidad.
Nosotros, familiares, sobrevivientes y amigos de las víctimas, hemos aprendido en este tiempo a recorrer un camino de lucha respetando la diversidad y manteniendo la unidad que nos hace fuertes. Hoy, después de todo el horror y el dolor que nos corroe el alma, seguimos consternados pero unidos y peleando con nuestras banderas de lucha intactas.
En este día tan difícil, sostenemos nuestro más sentido y profundo homenaje a nuestros pibes de Cromañón. Porque su sangre corre en nuestra sangre y su alegría está en nuestra sonrisa, seguiremos adelante, por nuestros muertos y para nuestros vivos .
No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos.
Los pibes de Cromañón presentes!
Ahora y siempre
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

Nota
Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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