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Tercera audiencia por Luciano Arruga: el turno de los policías

Uno de los ex policías del destacamento donde fue torturado Luciano reconoció que fue encerrado en la cocina. La polémica sobre si los sospechosos pueden ser testigos. Este viernes se escucharán los alegatos, a partir de las 12.

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Uno de los ex policías del destacamento donde fue torturado Luciano reconoció que fue encerrado en la cocina. La polémica sobre si los sospechosos pueden ser testigos. Este viernes se escucharán los alegatos, a partir de las 12.

La señora con cara de maestra de primaria cruzó la calle vallada a un trote cansino. Eran las 8:45 y el frío congelaba los dedos. La señora, petisa y con lentes, le habló a los hombres que cargaban materiales en un camión estacionado exactamente al frente de la Unión Industrial de La Matanza, el lugar donde desde el lunes se está realizando el juicio contra el policía Julio Diego Torales por las torturas a Luciano Arruga el 22 de septiembre de 2008.
Tercera audiencia por Luciano Arruga: el turno de los policías
-Mañana cierran. Si llegan a fallar en contra de lo que el público quiere, no sabemos qué es lo que puede pasar.
La señora volvió a cruzar la calle y se metió en la sede local de la Unión Industrial.
La mujer estaba equivocada: mañana viernes no será el día de la sentencia, sino de los alegatos. El Tribunal Oral en lo Criminal N°3 de La Matanza (TOC), presidido por Diana Volpicina, y seguida por Gustavo Navarrine y Liliana Logroño, tendrá hasta cinco días para decidir si encuentra culpable a Torales de las torturas a un chico de 16 años, realizadas donde nunca tuvo que estar: una dependencia policial.

¿Testigos o sospechosos?

Había expectativa y nervios en la previa. Por pedido de la defensa estaba previsto que el Tribunal citara a declarar a seis policías en carácter de testigos. Tanto el fiscal José Luis Longobardi como los abogados de la familia Arruga (María Dinard y Maximiliano Medina, por el CELS, y Juan Manuel Combi, por la APDH-La Matanza) se opusieron. “No son testigos porque no son ajenos al hecho”, manifestaron, y subrayaron que pueden ser coautores de la tortura y sospechosos de omitir y ocultar lo que denunció la familia.
Dos de los policías (Miguel Ángel Olmos y Miguel Osvaldo Soraire) ya han sido condenados por encubrimiento: fueron los que llevaron en el patrullero a Luciano Arruga hasta el destacamento.
Otros tres (Néstor Díaz, Damián Sotelo y Sergio Fékter) están siendo investigados por la desaparición de Luciano, perpetrada aquel 31 de enero de 2009. Estos cinco oficiales, además, estuvieron cumpliendo funciones el día que torturaron a Luciano, al igual que Mónica Viviana Chapero, otra de las citadas. De este grupo sólo declararon Olmos y Chapero. La defensa (comandada por Juan Grimberg e hijo, más Gastón Jordanes y otro ayudante) desistió del resto.
El otro testigo al que la fiscalía y la querella se opusieron es Joel Colla, la víctima del supuesto robo por el que detuvieron a Luciano, excusa con la cual lo llevaron de forma ilegal al destacamento. Del llamamiento se desprendía que la intención de la defensa era desacreditar al joven de 16 años y su familia. Si no: ¿cuál es la prueba que pueden aportar al proceso si lo que se está evaluando es si un chico fue torturado física y psicológicamente en una dependencia policial?
Cuando a las 9:30 el público comenzó a entrar, las dudas ya flotaban en el ambiente.

La moción

A las 10:37 entraron los jueces.
El fiscal Longobardi, antes de convocar al primer testigo, solicitó una moción sobre lo expresado en la audiencia anterior: “Dos de los testigos, Olmos y Soraire, fueron condenados por un encubrimiento que está íntimamente relacionado. El hecho, según se desprende de la sentencia del tribunal de primera instancia, se habría producido desde el lugar de aprehensión hasta el destacamento”. Además, sostuvo que, en la causa madre por torturas, los policías sindicados son tres (además de Torales), y ya fueron solicitadas ruedas de conocimiento para Olmos y Soraire, aunque no se han realizado. El fiscal concluyó con lo evidente: hasta pueden ser coautores de lo que se investiga en esta causa. “Puede ser autoincriminatorio”, precisó.
El juez Navarrine respondió: “Estos testigos fueron propuestos por la fiscalía ya teniendo en cuenta esto. Nos sorprende la contradicción”.
Fiscal Longobardi: “Es una contradicción y hasta lo asumo. Pero prefiero advertirlo antes de que se produzca una vulneración constitucional”.
Jueza Volpicina: “Ya lo sabemos, pero fueron propuestos por la fiscalía y la querella”.
Medina, del CELS, intervino: “No: no propusimosa ningún funcionario policial”.
Los jueces se miraron entre sí, confusos.
Finalmente, procedieron a llamar el primer testigo: Joel Iván Colla.
Tercera audiencia por Luciano Arruga: el turno de los policías

Pertinencia

Colla es joven, peinado con jopo, un piercing en su ceja izquierda. Trabaja de forma independiente en la construcción y, en septiembre de 2008, iba al colegio Pablo VI de Lomas del Mirador.
¿Algún vínculo con Julio Diego Torales?
“No”, respondió.
¿Algún vínculo con Luciano Arruga?
“No”, repitió.
La primera pregunta de la defensa estuvo referida al colegio al que iba.
“Me opongo”, dijo Medina. “Es impertinente. No hace al objeto procesal”.
El fiscal coincidió.
Jueza Volpicina: “Disculpe, las valoraciones son de ustedes. Acá nosotros no sabemos nada”.
Jueza Logroño: “No insista porque ya lo decidimos”.
Medina (CELS): “Es un hecho ocurrido en un colegio: no forma parte del objeto procesal”.
Los tres jueces se acercaron a dialogar. La jueza Volpicina apuntó que antes de decidir, corría vista de la queja a la defensa.
Defensor Grimberg: “Improcedente. Fue ofrecido por la fiscalía. Estamos en un debate donde el único interés es conocer la verdad”.
El fiscal Longobardi quiso contestar, pero la jueza Volpicina le advirtió que no tenía réplica. El fiscal le citó el Código y apuntó que tiene que correr vista a las partes. “Bueno, a ver”, aceptó la jueza.
El fiscal elevó la voz: “¿Cuál es la pertinencia? ¿Qué importa si robó o no? ¡Lo que se decide es si le pegaron o no, y las consecuencias físicas y psicológicas! ¡No podemos hablar de alguien que no está acá!”.
Los jueces volvieron a juntarse y debatir entre sí. El juez Navarrine tapaba el micrófono para que no se escuchara la deliberación. Finalmente, la jueza Volpicina le corrió vista a los abogados. Medina (CELS): “La pregunta tiene que estar dirigida al objeto del debate (torturas), no del que fue víctima”.
Los jueces se juntaron a hablar por tercera vez.
Silencio absoluto.
Sólo una puerta mal cerrada chirriaba.
La jueza Volpicina comunicó la decisión: “Por unanimidad el tribunal resuelve rechazarlo. Desconocemos al testigo. Me entero ahora de las alegaciones del fiscal. Nosotros no conocemos nada y tenemos que respetar la estrategia de la defensa”.
La presidenta del TOC le pidió entonces al defensor Grimberg que reformulara la pregunta.
Grimberg le pidió que describiera lo que le ocurrió el 22 de septiembre de 2008.
El resumen de lo que declaró Colla: que eran aproximadamente las 10 de la mañana, que estaba con dos amigos, que alguien les dijo “denme todo”, que no le vio la cara, que hizo la denuncia en el colegio, que a la tarde le dijeron que habían detenido a una persona, que aproximadamente a las 15 fue al destacamento con su madre, que le devolvieron los objetos.
Sólo eso.
Nada referido a las torturas que padeció Luciano Arruga.
Nada referido a Luciano Arruga, en realidad.

La remera y el chico

La defensa desistió de otra de las testigos referidas al robo. Su siguiente convocado fue el ex policía Miguel Ángel Olmos.
¿Profesión?
“Estoy desocupado.
¿Y en septiembre de 2008?
“Estaba en el destacamento: era subteniente”.
¿Vínculo con Torales?
“En el horario de trabajo”.
¿Con Luciano Arruga?
“Con la aprehensión”.
Grimberg le pidió que contara qué sucedió ese día.
Olmos relató entonces que hacía una “parada fija”, junto a Soraire, en Ruta 3, frente a Santos Vega (un asentamiento de Lomas del Mirador), “por los ilícitos del semáforo”. Contó que por una llamada del 911 los hacen desplazar al colegio, que de ahí dieron con “la persona” a partir de la “descripción de la vestimenta”, que lo dejaron en el destacamento y volvieron a la “parada fija”.
El defensor Grimberg le pidió que contara una “circunstancia” que le pasó en la dependencia.
Olmos hizo referencia a que tenía otro trabajo, que volvió a las 17 al destacamento para vestirse de civil y que no encontraba una remera que había dejado en el baño. Dijo que le preguntó a su compañera Mónica Viviana Chapero por si alguien se la hubiera escondido, y que ella le respondió que se fijara “en el chico”, que había estado en el baño. “La tenía él, la tenía puesta”, concluyó Olmos.
La abogada Dinard, del CELS, le preguntó si estaba solo.
Olmos le dijo que estaba con Soraire.
¿Quién realizó la aprehensión?
“Soraire”.
¿Dónde fue?
“En la villita, la 12…”. Se refiere al barrio 12 de Octubre, donde vivía Luciano.
¿Testigos?
“No se puede, por la gente que se te viene arriba del patrullero”.
¿Dejaron constancia de ese detalle en el acta?
“No recuerdo”.
Olmos dijo que al llevar “al chico” se notificó al oficial y luego se volvieron. “Quedó a cargo de la oficial Chapero”, contó.
¿En qué lugar?
“El único lugar para tener a una persona es la cocina”.
(Nota: nuevamente surgió en las audiencias que el destacamento policial de Lomas del Mirador no era una dependencia acorde para detenciones. Mucho menos, un menor.)
(Segunda nota: Chapero confirmó que Luciano Arruga estuvo ese día en la cocina.)
Sobre la detención, Olmos dijo que “el chico” estaba “parado en el barrio”.
No recuerda si estaba solo.
Tampoco la calle.
Medina señala una omisión del lugar y, luego, una contradicción con los datos que está dando respecto a los que había declarado en instrucción. Le leyó la declaración: “Al llegar a la calle Perú y Bolivia, costeando Perú, fue que vieron a dos masculinos”. ¿Recuerda ahora?
Olmos dijo que no, pero contó que se metieron por los pasillos y que Soraire fue el que lo tomó de la mano. Apuntó que se lo palpó de armas y se encontró “un celular y un mp3”.
El abogado Combi, de la APDH La Matanza, le preguntó por la remera. “Él me la dio”, contestó. “Chapero me dijo que era el único que había entrado al baño era el chico”.
¿Con quién estaba, dónde? Olmos: “En la cocina, con Chapero”.
Combi pidió que constara en actas.
Luego le preguntó cómo quedó vestido: “Con lo que tenía puesto”. ¿Se puso otra remera?
“Tenía un buzo, mi remera y otro buzo”.
Combi volvió a pedir que constara en actas.

“Torales”

El primero de los jueces que habló fue Navarrine. Le preguntó por qué estaba desocupado.
Olmos le contestó que lo echaron hace 4 años, “por encubrimiento”, cuando le faltaba un mes para cumplir 24 años como policía.
Luego le consultó si era “normal” que un aprehendido fuera al baño, ya que “hay medidas de seguridad” para que no se autoagreda.
Olmos dijo que en ese momento estaba Chapero, la ayudante de guardia Sandra García y el propio Torales.
Juez Navarrine: “¿Le sacaron los cordones?”.
Olmos: “No”.
Luego le consultó si tenía algo que destacar de la familia del joven.
No recordó.
Jueza Logroño: “¿A quién le entregó el aprehendido con los objetos?”.
Olmos: “A la oficina”.
La jueza: “Es un habitáculo. Yo pregunto a quién”.
Olmos: “Al oficial de servicio”.
La jueza: “¿Quién?”.
Olmos: “Torales”.
La jueza Logroño le preguntó luego por el examen médico que se debe realizar en todas las aprehensiones.
El ex policía respondió que llevaron con Soraire “al chico” al Cuerpo Médico. Era mediodía.
Ninguno tuvo más preguntas.
Nadie preguntó si era normal llevar chicos a una dependencia que no podía albergar detenidos.

El problemita

Miguel Osvaldo Soraire, el otro policía que estaba con Olmos ese día, también condenado por encubrimiento, fue desistido como testigo por la defensa de Torales.
Llamaron a Mónica Viviana Chapero.
Entró, caminó, se sentó.
¿Dónde trabaja?
“Comisaría de Altos de Laferrere”.
¿En 2008?
“Destacamento de Lomas del Mirador: teniente”.
¿Vínculo con Torales?
“Compañero”.
¿Vínculo con Luciano Arruga?
“No”.
El defensor Grimberg le pidió que contara qué pasó ese día.
“Pasaron muchos años”, comenzó Chapero.
El 22 de septiembre ella estaba como ayudante de guardia (por falta de personal) y Torales como oficial de servicio.“Cerca del mediodía, baja el móvil con un chico. Lo pasan al oficial y yo me retiro”.
Siguió: “Lo requisan, se lo llevan al Cuerpo Médico y lo dejan en la cocina. Yo estaba ahí”. El defensor Grimberg pidió que constara en actas.
Le pidieron las dimensiones de la cocina. “Grandecita”, dijo. “Como de 4 metros por 3”.
Defensor Grimberg: “¿Estuvo ese tiempo permanentemente con él?”.
El fiscal Longobardi intervino: “Me opongo. De surgir lo que sugirió la postura de la fiscalía…”.
La jueza Volpicina interrumpió. Le dio la razón: “Sí, tratemos de evitar para no caer en un problemita”.
Chapero dijo que fue un día normal (“como siempre que se trae una persona demorada”), que después llegaron “los chicos del colegio a denunciar”, y “la mamá y la hermana”. Dijo: “Gritaba, pero estoy acostumbrada”.
Nuevamente intervino el fiscal Longobardi: “Solicito la nulidad del testimonio en base a que todo puede ser utilizado como elementos autoincriminantes”.
La jueza Logroño lo retó: “¡No puede hacerlo con la testigo adelante!”.
La jueza Volpicina ordenó: “Terminemos y luego hace la petición”.

“Torales”

La jueza Logroño le preguntó a Chapero si es normal que griten.
“Hay veces. Hay mujeres que se enojan y entran gritando”.
¿Por qué gritaban?
La oficial: “Entró enojada. No me acuerdo. Le hablaba a Luciano y le contestaba”.
Chapero dijo que no recordaba el diálogo.
Navarrine le preguntó quiénes estaban presentes ese día en el descatamento.
“Sosa, Olmos, Soraire”, respondió. “No me acuerdo quién recorría con Sosa”.
El juez: “¿Quién estaba a cargo ese día?”.
Chapero: “Torales”.
El juez: “¿Qué tiempo estuvo con él?”.
Chapero: “Desde que lo trajeron del Cuerpo Médico hasta que vino el tercio entrante”. Les pidió que se hagan cargo, porque ella tenía que hacer otras cosas. Según especificó, eran las 17 horas.
Logroño: “¿Qué es un tercio?”.
La oficial: “Hay 4 efectivos que trabajan hasta las 17. Después entran otros de 17 a 09”. Chapero se agarró la cara, nerviosa, cuando le preguntaron por los relevos y ella se confundió.
Logroño le preguntó a quiénes relevaban.
Chapero: “Al personal que recorre el móvil y al ayudante de guardia”.
No se acuerda quién entró, pero dijo: “El oficial de servicio no cambia. Laburan día de por medio”.
El defensor Grimberg pidió que constara en actas. Luego le preguntó a qué horario se retiró. Chapero dijo que todavía era de día: 18:30 o 19 horas.
Luego, el defensor Grimberg dijo que liberaban de reserva a Vanesa Orieta (no podía estar entre el público porque la defensa pidió su reserva) y que desistían del testigo Damián Marcelo Sotelo.
No hubo más preguntas.
Chapero se levantó y se fue.

La sospecha

La jueza Volpicina miró al fiscal Longobardi y le dijo: “Ahora sí”.
Longobardi insistió con sus planteos. “Pedimos la nulidad y/o exclusión probatoria”, subrayó, en referencia al testimonio de Chapero, ya que se ubica en el mismo espacio y en la misma hora con Luciano Arruga. “Puede ser autoincriminatorio en caso de condena”, sostuvo. “Se ubica en tiempo, espacio y lugar, no haciendo nada ante los hechos”. Además, agregó que la declaración que la oficial prestó “bajo juramento de ley” podría “generar o frustrar” cualquier otra investigación.
Los abogados de la familia Arruga adhirieron. “Lo que preveíamos, ocurrió”, agregó Medina, del CELS. “Independientemente de la sentencia, hay una posible y grave sospecha sobre Chapero. El testigo debe ser una persona ajena al hecho. Y acá hubo una transgresión a la norma sobre quién es testigo”.
El defensor Grimberg los chicaneó: dijo estar “perplejo”, ya que la querella y la fiscalía “estaba defendiendo” a una persona que “participó de una tortura”.
La jueza Volpicina comunicó que el Tribunal difería de la nulidad planteada.
La presidenta del Tribunal llamó a un cuarto intermedio hasta mañana viernes, a las 12.
Será el turno, finalmente, de los alegatos.
Eran las 12:17 cuando los jueces abandonaron la sala.

CABA

Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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CABA

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

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“Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”. Con esa consigna trabajadorxs de las artes escénicas salieron a exigir la derogación del decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro y pone en serio riesgo al sector teatral independiente. Hubo color y calor, pese a los tiempos oscuros y fríos. El apoyo de la gente en la calle, el fondo del planteo, y la inesperada reacción de Pluto.

Por María del Carmen Varela. Fotos: Sebastián Smok

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

El público en la calle, sumándose al reclamo en favor del Instituto Nacional del Teatro.

La cita fue en la puerta del cine Cacodelphia, en Diagonal Roque Saenz Peña 1150, desde donde partió la colorida y ruidosa caravana que dobló por 9 de Julio y continuó por Av. Corrientes, hasta llegar a Rodriguez Peña. A las dos de la tarde el tramo de la Diagonal entre Lavalle y Corrientes fue punto de encuentro para actores, actrices, músicxs, bailarinxs, cirquerxs y zanquistas que engalanadxs con trajes de colores, vestidos de puntillas, tapados simil piel y elegantes sombreros le pusieron alegría y movimiento a una lucha que viene desde hace tiempo y se agudizó con el decreto que pone fin a a la autonomía y financiamiento del INT, entre otros organismos afectados. Una de las consignas: “Vestite de gala y salí a la calle. Sacate la careta, ponete el antifaz”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Quién dijo que hace frío?

Al grito de “Señor, señora no sea indiferente, estamos defendiendo el teatro independiente” la caravana de la cultura logró su objetivo. Irrumpieron sobre el carril peatonal de una Avenida Corrientes poblada de gente en plenas vacaciones de invierno y nadie quedó indiferente. Aplausos, bocinazos, brazos en alto y muchas gargantas se unieron al canto. El reparto de volantes con el logo de ENTRÁ –Encuentro  Nacional de Teatro en Resistencia Activa– puso palabras al reclamo:

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

¿Te imaginás la calle Corrientes sin teatros?

Las luces apagadas, las pizzerías vacías

Los artistas callejeros sin público

¡Esta peatonal es orgullo nacional!

Y eso es gracias a nuestro teatro

Hoy, nuestro teatro llena la calle de música y color

en este desfile en defensa del Instituto Nacional del Teatro

que para quienes se pregunten ¿qué es y de qué sirve?

Para fomentar y garantizar que el teatro llegue a todo el país

Hace dos meses, el gobierno firmó el decreto 345 que vacía al Instituto

con argumentos falsos sobre su funcionamiento y financiación

¡Al INT, que con los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar,

produce obras, abre salas, genera trabajo y construye cultura e identidad federal!

¡El Instituto no solo implica poco gasto, sino que genera tanto valor!

¡Defendámoslo!

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Las familias y el apoyo a la creación, al arte y al significado del teatro.

El teatro que habla y Pluto en marcha

Nora es una de las mujeres que no resultó indiferente. Mientras paseaba por Corrientes se topó con la caravana y se sumó con canto y aplauso. “Me resulta muy conmovedor porque están defendiendo lo más precioso que tenemos, nuestra posibilidad de seguir creando. Esta puesta en escena me emociona, es poner en escena el deseo”.

¿Vas al teatro? “Todo lo que puedo, cuando puedo pagarlo”.

Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Los besos vuelan.

Las niñeces se sintieron muy atraídas por la caravana y no dudaban en acercarse a saltar y aplaudir. Frente al Teatro General San Martín, hicieron una parada y allí el Teatro habló:

  • Ay, ay, ay, me duele todo
  • Teatro, ¿qué pasa?
  • ¡Me dieron una piña en la cara! Y en la panza y en las piernas. ¡Me tiembla todo!
  • ¿Por qué?
  • ¡Quieren desmembrarme!
  • ¿Quién?
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor
  • El teatro explicándo por megáfono la situación.
  • El decreto 345 quiere vaciar mi instituto
  • ¿Al instituto  que produce obras y abre salas en todo el país? ¿Al instituto que genera trabajo y construye cultura e identidad?
  • Sí. (El Teatro llora y casi se desvanece)
  • ¡Cuidado el teatro se desmaya!
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  • Al teatro le da un soponcio.
  • Yo les juro, no hice nada, el instituto recauda los impuestos que pagan los medios de comunicación y los juegos de azar, pero parece que no sirvo para nada
  • ¿Qué serían las noches sin tus risas y tus lágrimas? ¿Sin tu forma de imaginar? ¿Sin que nos animes a encontrarnos?
  • ¿Alguien vio un teatro? (Señalan a los distintos teatros de calle Corrientes y gritan: ahí, ahí)
  • ¡Quiero vivir! (grita el Teatro).
  • Si, acá estamos y nos organizamos– replican todas la voces.
Sacate la careta y ponete el antifaz: una caravana para defender al teatro con color y calor

Pluto junto a las familias en la calle, observando y aplaudiendo.

La escena de un Teatro golpeado pero en resistencia, revitalizado por la suma de voluntades que lo quieren vivo, se repitió en la puerta del Teatro Astral, donde mucha gente salía de una función infantil. Una vez más, muchxs se acercaron y acompañaron. Pluto, o la persona con el disfraz del famoso perro creado por Walt Disney, saludaba niñxs a su paso aprovechando la alta concurrencia del Astral.

Una vez finalizada la performance del Teatro que quiere seguir contando historias, la caravana emprendió el regreso hacia el lado del Obelisco. Y hasta Pluto decidió abandonar el teatro comercial y se sumó a la fiesta del teatro independiente, mientras otra mujer con su familia se hacía oír con cuatro palabras: “¡Que viva el teatro!”

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Más allá de tu vereda: un documental sobre personas en situación de calle en CABA

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Más allá de tu vereda.

Así, a secas, es el nombre del documental que acaba de estrenarse. 

No es un documental más. Así se llama el programa de radio de y para personas que viven o vivieron en la calle, que se realiza semanalmente en la organización Sopa de Letras. Esta cobija y aborda la problemática así como la salud mental, desde hace más de 10 años en el barrio porteño de Parque Patricios.

El documental explicita la importancia de la radio, el valor de la comunicación, la potencia de lo colectivo, la necesidad de comunicarse, y que alguien escuche del otro lado, o mejor aún: al lado. Y también refleja la historia de Víctor Rodríguez Lizama, su director, que tiene 64 años y vivió varios en situación de calle.

El Cuervo, como le dicen a Víctor por su fanatismo por San Lorenzo, visibiliza en primera persona junto a otrxs protagonistas lo que se ve a diario, pero no tanto. Lo que se sabe, pero no tanto. 

En Más allá de tu vereda, Víctor entrevista a muchos de los integrantes del programa que se emite en Radio Parque Vida (105.9) desde hace más de tres años.

Marcela dice que antes sólo escuchaba. Y que ahora se animó a decir.

Luciana dice que perdió un poco la timidez. Y que, quizá, eso la ayudó a crear la sección “la música que nos hizo”. 

Cata dice que encontró un espacio para hacer arte. Para animarse a leer sus poesías.

Alicia dice que antes hablaba “poquito”. Y que ahora “habla un poquito más”. 

Lautaro habla cuando llora, emocionado. Dice que no tenía experiencia. Y que ahora se sorprende de sí mismo.

Juan Bautista dice que es el encargado de informar las noticias. Y que ahora sí, alguien escucha su punto de vista.

Cristian dice que está más atento a su alrededor. Tanto, que ahora se anima a opinar.

Víctor dice que hasta no hace mucho, había personas que no agarraban el micrófono. Y que ahora no lo quieren soltar.

Termina el documental, con una última imagen; pantalla en blanco y una sola línea en letras negras.

«A todos los que estuvieron en situación de calle y ya no están».

Hay aplausos, hay felicidad, hay valoración. 

Hay orgullo.

Luego, se abre el micrófono para que quien quiera diga lo que quiera. 

Jorgelina: “Hagamos más radios”.

Adrián: “Podría estar en cualquier otro lado, haciendo cualquier otra cosa en este momento y gracias a ustedes estoy acá, me ayudaron un montón desde lo emocional”.

Cierra Víctor Rodríguez Lizama, con la remera puesta de su San Lorenzo querido y su pelo repleto de canas:

“La finalidad de este documental es mostrar cómo a través de la salud mental podemos llegar a la gente invisibilizada, que está ignorada. Ojalá que se reproduzca en otros lugares, que sirva de herramienta para salir adelante. Hoy hay mucha más gente viviendo en situación de calle. Además de haber vivido mucho tiempo, participé de los censos populares. Recientemente censamos en la comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución) y sólo acá contamos 1480 personas, por donde vos camines están. En la olla popular que hacemos en el Parque Lezama se ve algo similar al 2001. Más personas en calle y más hambre”.

Detrás del Cuervo hay un pizarrón donde se completa al nombre de su documental: 

“Más allá de tu vereda,

hay otra realidad,

atrás de tu puerta”.

Al costado, un mural con un puñado de palabras escritas en letra cursiva: 

“Hasta que no quede ni una sola persona en situación de calle, 

allí seguiremos estando”.

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