Nota
El acto, desde abajo
La ex presidenta Cristina Fernández convirtió su citación para declarar ante la Justicia en un acto opositor. Antes de escuchar su discurso, una multitud criticó al poder judicial, las medidas del gobierno actual y protestó contra los despidos y el ajuste.
La ex presidenta Cristina Fernández convirtió su citación para declarar ante la Justicia en un acto opositor. Antes de escuchar su discurso, una multitud criticó al poder judicial, las medidas del gobierno actual y protestó contra los despidos y el ajuste.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca
“¡Gracias Bonadío, mirá lo que armaste!” vocea un hombre cubierto por un pilotín celeste, mientras alrededor se agita una multitud humedecida. La Policía Metropolitana calculó 12.000 personas, la Federal 25.000 y los organizadores imaginaron 250.000, todas creencias numéricas para adornar a favor o en contra lo real: muchísima gente para este miércoles lluvioso, que para muchos comenzó a la madrugada y para todos culminó en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, en Retiro, convertido en escenario del primer acto opositor de Cristina Fernández de Kirchner.
La ex presidente había sido citada a declarar en una causa gaseosa (venta de dólares a futuro) por el juez federal Claudio Bonadío, quien acaso no supuso este escenario. O tal vez sí: conviene recordar que las corporaciones son las que marcan la agenda de estos tiempos. En este caso, la corporación judicial, que le confiere así cierta sintonía inestable a la palabra justicia.
Desde la noche anterior llegaron columnas bonaerenses de múltiples organizaciones kirchneristas. A la mañana temprano se fueron sumando sindicatos y organizaciones que tomaron como punto de encuentro la plaza Fuerza Aérea Argentina, de Retiro, alrededor de la vieja Torre de los Ingleses, que tras la guerra se llama Monumental.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca

Foto: Nacho Yuchark/lavaca
La justicia en el banquillo
Cantos de la gente que se iba reuniendo:
“El que no salta tiene cuenta en Panamá”.
“Che gorila, no te lo decimos más, si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar”.
“Vamos a volver”.
Dante, 17 años, vino en el tren que desde José León Suárez. “Creía que era el único que venía al acto, pero de golpe una persona empezó a cantar ‘vamos a volver’ y todo el tren lo siguió”.
En la plaza hay un exaltado vendedor. “¡Pilotos a 50, paraguas a 70! ¡Estuve en la marcha de Nisman, ahora acá! ¡Soy un panqueque, papá!”, grita el hombre, que tal vez merezca un lugar en alguna Honorable Cámara de Diputados o en el mismo fuero federal.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca
Antes de ir hacia la puerta de los tribunales, Alicia le saca una foto a Omar. Ambos son analistas de sistemas. Análisis del sistema, según Omar: “La justicia es como un poder monárquico, no la mueve nadie, no pagan impuestos, y encima los ponen con las servilletas” (Memoria: el juez Bonadío estaba en la famosa servilleta que Carlos Corach esgrimía ante Domingo Cavallo con la lista de jueces fieles al menemismo). Alicia cuenta algo más: “Trabajo en el Estado. Prefiero no decirte dónde. Echaron mucha gente. Pero ¿sabés qué hicieron después? Tomaron gente propia, y con sueldos más altos. Gente que ni experiencia tiene, pero es del PRO. En el área de recursos humanos pusieron a una fabricante de zapatos. Aprovechan la precarización laboral para hacer lugar a sus propios militantes”.
Alejandro Ruiz, del sindicato de Televisión (SATSAID): “El kirchnerista fue un proyecto que incluyó y distribuyó. Uno sabe que en todo gobierno hay errores o cosas que tienen que ver con la corrupción. Pero ¿quién juzga a la corrupción? ¿Los mismos que perdonaron a Macri con las escuchas o no hacen nada con las cuentas off shore? Sigue pendiente una reforma”, sugiere, mientras cuenta los malabarismos del sindicato frente a empresas como CN23 (100 despidos, propiedad de Sergio Spolszky, vendido en febrero al grupo Indalo de Cristóbal López) o la emisora 360 (empresa manejada por Electroingeniería). Ruiz: “Empresarios absolutamente irresponsables. Recibieron dinero por pauta oficial, pero ¿qué hicieron? Como ahora les levantaron las pautas del Estado tienen problemas todos los canales que han tenido que ver con el kirchnerismo, y también los otros, porque el mercado publicitario privado es pequeño y concentrado”.
A lo largo de todas la marcha los temas recurrentes son esos: despidos, desempleo, empobrecimiento, ajuste son los conceptos que fluyen entre la gente empapada. César, vendiendo pilotines, transmite la imagen de una persona humillada: “Detesto lo que está pasando. Hacen todo esto de traerla a Cristina para tapar toda la inflación y los desastres que están haciendo. Me estoy cagando de hambre hermano. Era repositor para una empresa privada. Nos rajaron a varios en diciembre y acá estoy: en la calle. ¡Pilotos, 50 pesos madre, llévese uno!”.
Gustavo, arquitecto, llega con su hija de 21 años: “La citación a Cristina es un invento para agredir a un proyecto de país. Que investiguen los casos de corrupción es lógico, pero esto es otra cosa. Es un mensaje. Hay una parte de la justicia que responde a intereses opuestos al pueblo”.
Eduardo, dueño de una pequeña imprenta: “Kirchner y Cristina recuperaron la política, eso lo agradezco. Lázaro Báez, Cristóbal López, Jaime y todo lo demás: si son corruptos, que vayan adentro y que devuelvan la plata. Es básico”. Sugiere otra idea: “Toda esta gente que viene, reconoce y agradece. Para mí los otros políticos no reconocen esto. O los periodistas. Creen que es una presión a la justicia. No entienden el amor”.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca
Teoría del medio vaso
La ex presidente Fernández de Kirchner quedó convertida en referente opositor casi excluyente de un conglomerado en el que no está muy clara cuál es la ecuación entre el amor del que habla Eduardo y el espanto de quienes empezaron a entender qué es el ajuste. Otro misterio es a dónde lleva un escenario político y mediático binario: entre macrismo y kirchnerismo no hay nada.
Martín suspira: “Para tapar problemas inflan las causas” ¿Son infladas las causas que se imputan al kirchnerismo, más allá de la del dólar a futuro que parece la menos sólida? Martín: “Me parece que nunca vamos a tener los elementos objetivamente planteados para opinar. Onda: ¿quién mató a Kennedy? Qué sé yo”.
Con una empresa de distribución de medicamentos, César pone otra mirada: “No me sorprenden los casos de corrupción. Nadie pone las manos en el fuego sobre cosas que han ocurrido en el kirchnerismo, no jodamos. Lo de hoy es una maniobra política contra Cristina. Lo de Báez, puede ser más o menos inflado, pero es real. Y tampoco se puede armar algo si el candidato es Scioli, a quien voté. Ni te puede sorprender Bossio. Todo eso es real. Pero también es real que estamos acá. Para mí no es todo lo mismo. La alternativa a esto es Macri. Al kirchnerismo le veo el vaso medio lleno; pero a éste, en el vaso no le veo ni una gota”.
Otra idea: “Ver a la gente agradeciendo por lo bueno que hizo el gobierno anterior me emociona”.
La emoción es bella, ¿alcanza?
Dante, con la sabiduría de los 17 años: “Banco esto, pero también pienso que lo de tener un liderazgo que hay que seguir no es tan bueno, porque se termina y sonaste”. Un poco más allá Guido dice: “Yo sí creo en los liderazgos fuertes, y Cristina nos empodera”. ¿Oficio? “Asesor de un bloque de Diputados”.
Hamburguesas y antropólogos
Sobre Comodoro Py la muchedumbre es cada vez más abigarrada. Cuentan que la ex presidente está con el juez, recusándolo y presentando un escrito. Daniel Catalano, de ATE Capital: “Si hay algo que habría que cambiar es a la corporación judicial. Esa reforma se frenó en el anterior gobierno, pero es una cuenta pendiente. Tiene que hacerse para que haya un marco democrático para la justicia, que hoy anda atrás del poder económico”.
Hamburguesas y choripanes a 40 pesos. Javier, el vendedor: “Anda todo para atrás. Ganaba 5.000 en un día fuerte, yendo a River, Boca, San Lorenzo. Ahora saco menos de 1.000. A la gente le chuparon la plata”.
Miguel es antropólogo: “Vine porque hay que frenar a la derecha que gobierna al país”. Su mujer Gloria dice algo parecido. Ambos trabajan para el Conicet y cuestionan al ministro de Ciencia y Técnica Lino Barañao. Cuando era kirchnerista, criticarlo por su apoyo al modelo transgénico, fumigador y sojero parecía sinónimo de hacerle el juego a la derecha. Gloria: “Cuando siguió con este gobierno, a la comunidad científica nos llamó la atención. Después descubrimos que no, que está haciendo las cosas de la mano de intereses personales”. Miguel: “Ahí volvemos a las contradicciones del kirchnerismo. Cristina lo tuvo como ministro y avaló que siguiera con Macri. Claro que eso no quita que este gobierno significa un retroceso”.

Foto: Nacho Yuchark/lavaca

Foto: Nacho Yuchark/lavaca
Cañitas voladoras
Beatriz usa piloto y sombrerito tipo Burrberrys. Es psicóloga. “Vine sola, me parece que hay que defender cosas claras. Pero si el objetivo no es aclarar judicialmente las cosas, sino embarrarlas para que funcionen a favor de la actual gestión, estoy en contra. Por eso vine. El Poder Judicial actual tendría que sincerarse”.
¿Kirchnerista? “He votado de todo. No voté a Kirchner, pero después vi lo que hacían, no el blablablá. Se hizo mucho por una parte de la población que no tenía acceso a la educación, a poder vivir un poco mejor. Valoro el intento de equiparar. Después sí voté a Cristina. De lo actual, me preocupa si hacen las cosas adrede. Tal vez el objetivo es que todo esté como está. Porque si hay gente sin trabajo, va a aceptar empleo por dos pesos, y la van a tener oprimida, y no van a poder reclamar. Entonces es una política, no es una casualidad, un error o una burrada: es premeditado”. Beatriz tiene pacientes que apostaron por el PRO: “Pero el ajuste y los despidos empiezan a preocupar a todos”. ¿Sobre este acto? “La gente está desesperada por tener a alguien que la represente. Todo está mal, pero al menos tengo la alegría de estar esperanzada siguiendo a alguien. No sé si eso va a cambiar las cosas. Pero una ve a la gente contenta, llorando de alegría. Mi miedo es que todo quede en una explosión de cañitas voladoras y termine en eso. Pero bueno. Ojalá que no”.
Cambio
Hernán y Lorena son dos hermanos de Bella Vista (San Miguel, noroeste del Conurbano) que trabajan en jardinería. Dice ella: “No fuimos a trabajar para venir acá”. Dice él: “Para hacer el aguante”. Ella: “Deberíamos estar cumpliendo con nuestros clientes: todos macristas”. ¿Es un tema eso? “Es un tema. Tratamos de no hablar de política, pero la realidad te supera”.
¿Qué realidad? Hernán: “Una desigualdad social muy grande. Se están tomando muchas medidas preparadas para gente que no vendría a ser el pueblo, sino sectores concentrados de mucha riqueza. Ahí entra la justicia: que no es realmente ciega ni pone los mismos valores en la balanza”. Lorena: “El proyecto no murió. Venimos a hacer el aguante. Nos sentimos socialmente representados”.
Hernán: “Fue buena la idea del gobierno al decir que iba cambiar algunas cosas, pero detrás de la palabra ‘cambio’ había una gran estafa popular. Una mentira. Hay una angustia. Espero que podamos volver. Y lo que se hizo mal, se haga bien”.
Cristina Fernández de Kirchner habló desde un palco, sin compañía. Solo ella y la multitud.
En uno de los móviles de televisión ponen el sonido fuerte para que la gente alrededor escuche mejor. “En Canal 13 están pasando El Zorro”, dice alguien. La ex presidenta habla de despidos. En el móvil asienten, y aplauden fuerte cuando el discurso termina.
La multitud vuelve a los medios de transporte. En el subte todos pagan. Los vagones van repletos de gente que estuvo en la movilización. Muy pronto las caras alegres se transforman en caras de subte, opacas, casi todas con las miradas clavadas en las pantallas de los celulares. La vida vuelve a la normalidad, al menos hasta que se demuestre lo contrario.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

Nota
Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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