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La vida fumigada

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En Campo Medina, a casi 250 kilómetros de Resistencia y al borde de Formosa, la comunidad qom logró que la justicia frene las fumigaciones ante la evidencia de cómo afectaba la salud de los pobladores. Aún así, son alarmantes los casos de bebés nacidos con malformaciones y adultos con enfermedades relacionadas con los agrotóxicos. Qué revelan y por qué se transforman en evidencias que acusan al modelo transgénico.

La vida fumigada

Aaclaraciones urgentes:

En la provincia del Chaco hay casos de bebés malformados, abortos espontáneos, niños con discapacidades, muertes demasiado jóvenes, agua y vidas contaminadas, todo alrededor de las zonas de plantaciones transgénicas fumigadas con glifosato, entre otros agrotóxicos.

Los últimos datos oficiales demostraban que en las áreas fumigadas se incrementaron los casos de cáncer en menores de 15 años en un 300% y los casos de bebés malformados en un 400%. Son datos publicados en 2010. Luego, no hubo más informes oficiales.

Durante la realización de esta nota (diez días) ocurrieron en apenas dos hospitales (San Martín y Castelli) un aborto espontáneo y cuatro nacimientos con anomalías congénitas de chicos de zonas fumigadas, según reveló a MU la pediatra Nuri Cóceres: una cardiopatía grave, un ano imperforado, un síndrome de Down con una dermopatía (el bebé pierde la protección natural de la piel) y una mielomeningocele (cuando no cierra el tubo neural y la médula escapa al exterior como una bolsa a punto de estallar).

Según datos oficiales, Chaco sembró en esta temporada 700.000 hectáreas de soja y 251.000 de algodón, entre otros cultuviso transgénicos. “Con el avance de la soja, en Chaco se fue perfilando un escenario de exclusión y concentración. Muchos pequeños productores no pudieron adaptarse a los requerimientos de los altos insumos y los paquetes tecnológicos impuestos por el modelo de la soja transgénica”, explica Marcela Zunino en un documento titulado Argentina, lo que la soja se llevó. Pero en esta provincia el efecto transgénico no se remite solo a los grandes pooles de siembra o corporaciones más o menos fantasmales. Además, el Ministerio de Producción de Chaco está regalando semillas transgénicas (maíz y algodón) y glifosato a los pequeños productores (menos de 25 hectáreas) que ocupan en conjunto 50.000 hectáreas de la provincia. 

Esta crónica intentará mostrar apenas algo de lo que hacen comunidades, abogadas, médicos, pediatras, enfermeras, docentes y demás vecinos que no se resignan a esta irrealidad transgénica.

Datos de la realidad

Campo Medina es una bella comunidad qom a 20 kilómetros de Pampa del Indio, Chaco. En Campo Medina se muere al nacer.

Alejandra Peñaloza y Santos López son enfermeros de uno de los centros de salud. Chequean planillas y dictan los últimos datos:

Pereyra, Fabiana.

Navarro, Lucía.

López, Elsa.

Tres mamás cuyos bebés murieron al nacer.

Dos fallecieron en julio último, sobre 8 nacimientos en lo que va de este año denso. El otro caso fue en 2014.

Tres bebés sobre 32 nacimientos en un año y medio.

Todavía no son datos oficiales o estadísticos: son los datos de la realidad.

Alejandra habla mientras pasa los dedos por las planillas: “Las mamás fueron atendidas en otros lugares: General San Martín, Resistencia. Volvieron, pero no saben la causa de la muerte. Las mamás qom a veces no entienden bien el castellano (en realidad son bilingües) así que no sabemos qué pasó”, dice levantando los ojos grandes e intrigados.

Tal vez sea al revés: el personal hospitalario no siempre quiere hacerse entender, y mandan de vuelta a sus casas a las mujeres, aturdidas ante lo sucedido y contaminadas de confusión.

Edad de las mamás qom: 22, 33, 19 años.

Un rato más tarde me cruzo en una estación de servicio con Juan Carlos Figueredo, Tato, integrante de la Red de Salud Popular Ramón Carrillo y del Instituto de Cultura Popular. Parece ansioso por mostrarme algo en la pantalla de su celular: “Mirá la foto que me mandó una doctora de San Martín. Y hubo varios. Son bebés que le llegan de Pampa del Indio sobre todo. No es algo agradable, te aviso”.   

Entonces, veo.

La foto color muestra a un recién nacido. Tiene la boca abierta y los órganos internos expuestos al aire. Es una masa oscura de intestinos, hígado, estómago, no sé qué, por encima del pañal blanco. El cuerpo no contiene sus vísceras. Nombre técnico: gastrosquisis.

No puedo cerrar los ojos.

Tato: “Lo que pasa es muchos chiquitos como éste mueren poco después porque requieren operaciones de alta complejidad que acá no se hacen. O mueren en Resistencia, y no aparece registrado que son un casos de Pampa del Indio. O lo registran como paro cardio-respiratorio y se oculta el problema: son bebés de zonas expuestas a los efectos de las fumigaciones”.

No sé si la foto es el símbolo de todo, o apenas una pieza de un rompecabezas trastornado. Sí sé que al mismo tiempo diferentes personas, comunidades y organizaciones hacen una apuesta por la salud que incluye la movilización, las acciones legales, y un aprendizaje vital: no es sano dejarse contaminar por la confusión.

La vida fumigada

Eurnekián y después

La traffic lleva a 12 qom y a los dos roqshé (los no qom) de MU por la ruta N° 3, todos charlando, riendo y escuchando en orden caótico discos de Javier Calamaro, los brasileños Leandro y Leonardo, y chacareras de Los Changos. Cerca de Pampa del Indio se empieza a captar la FM 90.7, Radio QOMunitaria, bilingüe, que pasa buena música de artistas locales, como Sueños Qompi, y evita volver a escuchar a Leandro y Leonardo.

En Pampa del Indio hay unos 13.600 habitantes, entre el pueblo y la zona rural. Más de la mitad son qom. Dos de las colonias originarias, Campo Medina y Campo Nuevo (1.000 hectáreas, unos 1.200 habitantes) denunciaron al establecimiento Don Panos, de la empresa Unitec Agro, propiedad de Eduardo Eurnekián, por las fumigaciones de transgénicos que estaban contaminando el agua, el suelo y el aire de las comunidades. Don Panos tiene 120.000 hectáreas entre Formosa y Chaco, con cultivos de soja, maíz,  “incorporando tecnología genética de última generación de semilla de algodón en convenio con CDM Mandiyú Monsanto”, según cuenta en su web. 

Hoy la comunidad qom logró una medida cautelar vigente desde el año 2012, pero varias veces violada por la empresa. La denuncia judicial fue del qom Mariano Peñaloza. Sufrió un ACV por hipertensión arterial, no puede controlar el temblor de su mano izquierda y tiene casi paralizada esa mitad de su cuerpo, “pero la foto háganmela de pie, para que vean que me estoy recuperando”. Hay cabras, vacas, un coro de gallinas, un cielo que en las ciudades ya no existe. Nos sentamos a cinco metros del alambrado que nos separa de Don Panos, desde donde llegaban las fumigaciones.

En la web, como Misión y Objetivos, Unitec Agro incluye: “Compromiso con el medio ambiente”.

Mariano: “Teníamos que cerrar las ventanas para que el veneno no se metiera en la casa”.

Mariano y Eusebia tienen 8 hijos y 16 nietos. Señala con su mano temblorosa: “Teníamos naranjos, mandioca. Todo se secó por el veneno. Las 26 chivas madres que tenía murieron. Enterré 15 gallinas. Los patos iban a las lagunas y se quedaban entristecidos. Se morían las abejas, que cuidaba uno de mis hijos, que al final terminó cansado y yéndose a la ciudad, a vivir de hacer changas. Explotó el monte: no existe más, y el agua quedó contaminada para siempre”. Cuenta todavía asombrado: “Sólo les pedíamos que lo hicieran un poquito más allá. Los de la empresa, como soy aborigen, me dijeron: denunciá todo lo que quieras”.

Otra Misión y Objetivo enunciada por Unitec Agro: “Respeto a las diferentes tradiciones culturales”.

Mariano decidió hacerles caso. “Fui a denunciarlos a Pampa del Indio, a San Martín, pero no me daban atención”. Los qom encontraron finalmente atención en la abogada Alejandra Gómez.

Mariano: “Se reclamó una medida cautelar, hubo audiencias y el gerente de la empresa vino a ofertarme plata envuelta en un paquete. Si agarraba, seguían fumigando hasta hoy. Pero hablé como mi familia. Queremos seguir viviendo aquí y producir nuestras cosas. Rechazamos el paquete de plata”.

La comunidad ganó la batalla judicial. “Ahora hace tiempo que no se ven los aviones ni los mosquitos, pero mi señora sigue como yo, con presión. No sé si es por el veneno, que quedó en el agua. Ahora nos trae agua la Municipalidad. Acá nadie tenía presión. Éramos todos sanos. Los viejos morían de vejez solamente. Hoy día, a los 30 ó 40 años no dan más, hay gente con los órganos enfermos y dolor de panza, que se muere. Comíamos algarroba que es buenísima, pero hubo vecinos que se iban secando y se morían después de comerla. No es de golpe, es de a poco, por el veneno. ¿Sabe qué? No nos respetaron”.

El descubrimiento qom sobre la contaminación del agua (que desmentían gobierno y empresarios) fue confirmado por una investigación de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, dirigida por la doctora María Alcira Trinelli:

El 82% de los puntos de muestreo estaban contaminados y fuera de los límites definidos por el Código Alimentario Argentino.

Se detectó glifosato en el 56% de los puntos de muestreo analizados en la zona, uno de los cuales fue la sala de salud de Campo Medina, donde se determinó la contaminación no sólo con glifosato, sino además con arsénico y metales pesados.

Se reitera: en la sala de salud.

Tierra de alguien

¿Cómo se logró esa medida cautelar? La presentó la abogada Alejandra Gómez, una de las fundadoras de la Red de Salud Popular Doctor Ramón Carrillo, que reúne a vecinos y profesionales, todos voluntarios y conectados para hacer cosas, y evitar la contaminación de la soledad. Alejandra vive en Resistencia, a 215 kilómetros de Pampa del Indio. “Nos movemos de modo personal, y no le cobramos a la comunidad. Como no podíamos intervenir cotidianamente en el lugar por la distancia, presentamos denuncia penal ante el Ministerio Público, porque los fiscales tienen que resguardar la legalidad y perseguir a los que cometen delitos. Pero la causa se dormía”.

Con tono sereno y minucioso, Alejandra no es de las que se duermen. Con su socio Pablo Fernández Barrios y los qom presentaron denuncias al municipio, a la Cámara de Diputados Provincial, al Defensor del Pueblo provincial y a la secretaría de Derechos Humanos. Dos años sin resultados, hasta que el Defensor del Pueblo Antonio Corregido anunció que iba a ir al juzgado a ver el expediente, y allí sí el Fiscal José Sorabella ordenó repentinamente la medida cautelar para alejar de las fumigaciones a 600 metros.

Otra referencia inevitable para la abogada: la comunidad Avia Terai, cerca de Sáenz Peña, que tiene instalada en la entrada a la socia de Unitec: CDM Mandiyú Monsanto. Las denuncias sobre cánceres, malformaciones y leucemias provocaron una investigación auspiciada por el Ministerio de Salud, que determinó:

En Avia Terai el 31,3% de las familias tuvieron parientes con cáncer en los últimos 10 años.

En Napenay, el 38,9%.

En localidades sin fumigaciones el número osciló entre el 3 y el 5%: hasta 10 veces menos.

Alejandra: “La provincia es tierra de nadie desde el punto de vista de las fumigaciones, y por eso ha habido un estallido de enfermedades, pero cada vez hay más conciencia del problema, y en eso tuvo mucho que ver La Leonesa”.

En las localidades de La Leonesa y Las Palmas rige otra medida cautelar que impide las fumigaciones, también presentada por Alejandra Gómez y Pablo Fernández Barrios como abogados de los vecinos. El origen: a partir de lo que le pasó a su hijo Iván, de dos años (leucemia), Laura Mazzitelli empezó a notar la cantidad de casos similares en La Leonesa, todos a 200 metros de las fumigaciones de arroceras. Sumó a los adultos con enfermedades bronquiales y de piel. Los vecinos se movilizaron, hicieron censos. Al mismo tiempo ocurría algo similar, o peor, en Ituzaingó Anexo, Córdoba. A quienes reclamaban les decían locos o locas. Frente al escándalo creciente, la Presidenta ordenó crear una Comisión de Investigación de las Denuncias por Intoxicación con Agroquímicos, en enero de 2009.

En Chaco era delegada del Ministerio de Salud la pediatra Ana Lía Otaña, quien captó el momento y logró impulsar la creación de una Comisión Provincial de Investigación de los Contaminantes del Agua, mientras la Comisión Nacional se diluía en la nada. Ana Lía es otra de las históricas de la Red de Salud Popular Ramón Carrillo, y participaba en Carta Abierta, de Chaco. La investigación de la Comisión Provincial se concretó en 2010, sobre La Leonesa y Las Palmas. Ana Lía recuerda: “Investigamos cada historia clínica para tener información real”. Era la primera noción estadística de los efectos del glifosato en 15 años desde su aprobación. El gobierno de Jorge Capitainch intentó que no se difundiera, pero no lo logró.

El estudio informa:

“Respecto a patologías oncológicas infantiles (menores de 15 años), leucemias, tumores cerebrales y linfomas, de datos obtenidos del Servicio de Estadísticas del Hospital Pediátrico, se observa un mayor número de casos anuales a partir del año 2002”.

“Puntualmente en La Leonesa, en el período 2000-2009, se comprueba un incremento notable, que triplica la ocurrencia de cánceres en niños menores de 15 años”.

Los casos de malformaciones congénitas se cuadruplicaron: de 4,9 por mes (1997/98) a 16,8 (2008/09).

Detalle: al ir a dar una charla a La Leonesa en 2010 el doctor Andrés Carrasco y el grupo que lo acompañaba (la propia Otaña y el doctor Horacio Lucero, entre otros) fueron agredidos por patotas coordinadas por empresarios arroceros, el intendente José Carbajal, y la mujer del intendente, Elda Insaurralde, diputada del PJ.

Ana Lía anda despacio y con muleta por una cadera traicionera, y a velocidad digitalizada cuando se trata de entender las cosas. En la reciente campaña electoral se plantó frente al oficialista Domingo Peppo: “Lo consideramos nuestro futuro gobernador, pero no deje las convicciones en la puerta, de acuerdo al poder de los monopolios, los sojeros y los grandes capitales. No puede haber salud sin un ambiente sano”.

El futuro mostrará el estado auditivo del candidato.

Lágrimas de sangre

Ana Lía: “Uno de los casos que recuerdo siempre era el de una maestra, Reina, y su hija Victoria, que empezó a tener lágrimas de sangre, por la leucemia. Se salvó en el Garrahan. Pero otros casos, como por ejemplo de tumores cerebrales, fallecen. Todo tiene un costo carísimo para la salud pública: internaciones, tratamientos, operaciones. Ni hablar de la vida de esos chicos que no tiene precio, pero hasta económicamente es una barbaridad: para que un sojero gane muchísimo, el Estado gasta muchísimo más para atender a esos chicos”.

El médico generalista Jorge Luis Migueles, director del Instituto Jauretche Escuela de Gobierno, plantea: “Todo lo que se recauda por los transgénicos debe apenas alcanzar para cubrir el 30% de lo que pierde el Estado y la sociedad en gastos de salud, suelo, agua y sostenibilidad. Todo es pérdida. Chaco dejó de ser algodonera y hoy tenemos 700 mil hectáreas de soja y 300 mil de algodón, que además es transgénico. Dejó de ser un cultivo social. Y sólo ganan las semilleras que se compran ejércitos”. Se refiere a lo informado en la revista The Nation en 2010 sobre la adquisición por parte de Monsanto del grupo Blackwater, compuesto por militares y ex agentes de la CIA norteamericana. Blackwater es un corporación de mercenarios que intervino en Irak y a la que se le adjudica haber funcionado como herramienta de información, espionaje e infiltración en grupos críticos a las corporaciones.

Sigue Migueles: “No me siento ambientalista, sino productivista. Lo que necesitamos es una producción sustentable, sana, inclusiva. Este no es un modelo productivo, sino especulativo. Somos un experimento de fumigación masiva para la rentabilidad, que en realidad es una avaricia que no deja nada para nuestros hijos y nietos. Pero se puede producir distinto”.

¿Con qué tecnología? “Nuestro paquete tecnológico es la agroecología. Argentina está en condiciones de decirle chau a Monsanto, y terminar las fumigaciones. Este capitalismo es el peor: no genera trabajo sino que quema empleos, naturaleza y desarticula socialmente”.

Migueles apoya al gobierno que no favorece nada de lo que él mismo plantea: “Es un apoyo crítico, para dar debates y lograr aunque sea pequeños avances. Tenemos una Ley de Biocidas que sería positivo que se aplique en forma óptima, cosa que no se hace. Pero si acá gana la oposición,  estaríamos peor todavía”.

Conviene recordar que Wikileaks reveló los cables secretos de la embajada norteamericana y sus operaciones en defensa de Monsanto. Los cables informan que el gobernador Capitanich firmó un acuerdo y “se mostró muy entusiasmado en trabajar con Monsanto para mejorar y expandir la producción local de algodón”.

Biopoder al revés

Esa especie de paradoja política ataca también a la doctora María del Carmen Seveso, hiperactiva y frontal, especialista en Terapia Intensiva, miembro del Consejo de Bioética de la provincia y otra de las que desde un principio denunció al modelo extractivo. Razonamiento en año electoral: “Con la oposición no hay alternativa. Y bueno, votaré  candidatos del oficialismo. Reconozco que aquí se ha dado ayuda a mucha gente y se construyeron viviendas. Son viviendas menos indignas, pero que están rodeadas de siembras: la gente se enferma, las madres abortan, o tienen niños que pueden morir al nacer o quedar discapacitados. Hay ayuda, como la Asignación Universal por Hijos pero los pobres siguen siendo pobres porque estamos en un sistema donde reina la desigualdad”.

Otra paradoja: “Los dos hospitales nuevos, con piso de porcelanato y escaleras de granito, se construyeron con el fondo sojero, como lo dijo de manera desafiante la compañera Cristina en la inauguración del Pediátrico. Yo hubiera preferido seguir en el hospital viejo, pero gestionado por gente que sepa del tema, y no que sigan recaudando con la soja. La gestión en salud es mala. Y tiene que serlo si callan lo que están callando”.

Lo que están callando:

Según sus cálculos, el 10% de las embarazadas tiene bebés con malformaciones y 4 de cada 10 tienen hipertensión “cuando en realidad las embarazadas suelen tener la presión por el piso”.

La proliferación de escuelas para discapacitados, que ya llegan a 40 en la provincia. Sólo en Sáenz Peña (89.900 habitantes) hay 7 escuelas privadas que concentran 700 niños con capacidades diferentes. “Si relacionás este dato al modelo de siembra, se entiende por qué hace 10 años los matriculados en este tipo de escuelas eran sólo 100. Es decir, 7 veces menos. Los niños provienen de zonas fumigadas, prácticamente sin excepción”.

¿Por qué no hay registros oficiales, completos y actuales para determinar lo que está pasando? “Los que tienen que registrar no registran. Ni las personas ni los organismos. Nadie quiere ver qué pasa. Por ejemplo, con los celíacos, que hay a montones y es algo nuevo. Pero lo que ocultan los datos oficiales, lo notás en el cotidiano. El otro día, que voy al odontólogo y me cuenta que su secretaria murió por una hipertensión luego del parto a un bebé prematuro. Había tenido otro bebé con piel de cristal, que también murió. Hace un tiempo di una charla en el Rotary y un oculista me dijo: ‘Tengo casos de ceguera, que siempre eran por hipertensión ocular, pero ahora son cegueras del nervio óptico por toxicidad’. Y un farmacéutico me dijo: ‘Yo atendía 30 tratamientos oncológicos y hoy tengo 100’. Todos lo cuentan, pero nadie concreta eso en estudios que permitan entender la magnitud de lo que pasa”.

María del Carmen tiene una teoría: “Michel Foucault describió los dispositivos de información de todo lo relacionado con la salud y la familia, que sirven para que los gobiernos y los poderes puedan controlar y manejar a la población: el biopoder. Acá es al revés: el dispositivo es la desinformación. Así nos controlan. Y ni siquiera informan a las familias de las víctimas. A los profesionales y funcionarios que prefieren quedarse en silencio, es como que les cepillaron la corteza cerebral”.

Glifosato para todos

¿Qué política de Estado tendría que  esperarse frente a este panorama enfermo? Edgardo Álvarez, Chino, desde hace 15 años técnico del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) informa: “El Ministerio de Producción tiene campañas para insumos agropecuarios, a través de unos 85 Consorcios de Servicios Rurales, que son asociaciones de productores de menos de 25 hectáreas distribuidos en toda la provincia. En conjunto, ocupan 50.000 hectáreas. Están entregándoles semillas transgénicas de maíz y algodón,  y el glifosato”. El Ministerio reconoció que durante los últimos 8 meses de 2014 invirtió 16 millones de pesos en este programa.  “En la Secretaría de Agricultura Familiar y en el INTA hay gente que intenta que se cambie de modelo hacia la agroecología, pero todo es difícil cuando desde arriba se dictan otras políticas, que encima ponen en riesgo a esos propios productores”.

Para Álvarez lo positivo son las Ferias de Semillas nativas “pero falta ir a fondo. Lo que planteamos los que estamos adentro de las instituciones es que no podés ser cómplice. Tenés que hacerte cargo”.

Álvarez trabaja con las comunidades originarias, en particular con los qom de Pampa del Indio. Y se presentó con los denunciantes de las fumigaciones de Unitec Agro en su condición de técnico afectado. “Se rumorea que vendieron Don Panos a una señora paraguaya, pero viste cómo es esto de oscuro: ni eso se puede confirmar”.

La foto de la pediatra

Otro informe de la Red de Salud Popular presenta 9 casos de bebés con malformaciones sobre 96 partos en un período de 4 meses de 2013 en el Hospital de General San  Martín. Cuatro de los casos fueron de Pampa del Indio: hidrocefalia, fisura palatina y dos polimalformados, niños que combinaban gastrosquisis con anencefalia, ausencia de parte del cerebro.

Cuatro de 9 casos es una cifra desproporcionada para Pampa del Indio, que tiene 13.600 habitantes, menos de la cuarta parte de los 59.000 del departamento.    

La pediatra Nuri Cóceres (36 años) registró tendencias similares desde abril a agosto de este año. Ella tomó la foto del bebé con gastrosquisis. Trabaja en el Hospital de General San Martín: “Desde este año el Hospital integra el Registro Nacional de Anomalías Congénitas (RENAC). Y consignamos 6 casos desde abril hasta agosto, de los cuales 3 llegaron de Pampa del Indio. O sea, el 50%. Es evidente que hay alguna situación ambiental que predispone a que esos chicos tengan más problemas que los nacidos en otro lugar”.

En 2013 la doctora Cóceres tuvo encontronazos con agrónomos y agricultores al discutirse en el Concejo Municipal la Ley de Biocidas. “Conté de corazón lo que estaba ocurriendo en el hospital y las anomalías que ya se veían en Pampa del Indio. Poco más me ladraron, me faltaron el respeto, y decían ‘qué viene esta doctorcita a decirnos cómo son las cosas’. Pero les dije la realidad. Y cuando ves los campos te das cuenta: son verdes, perfectos, parecen Estados Unidos y no Chaco, y eso es porque se usan toneladas de plaguicidas”.

Aunque paren de fumigar ¿persisten los efectos? Por un lado los plaguicidas no se degradan sino en décadas. La doctora Cóceres agrega que además los agentes ambientales (teratogénicos) “pueden hacer que un bebé nazca normalmente, pero que luego tenga descendencia patológica”. Alejandra Gómez: “Cuando se detienen las fumigaciones mejoran las intoxicaciones agudas, vómitos, alergias, manchas en la piel. Pero continúan los nacimientos de chicos enfermos después de 4 ó 5 años. Son los enfermos de segunda generación”.

Ideario qom

Los qom son personas amables, inteligentes, de una enorme eficiencia que pude comprobar a cada paso. Son bilingües y su idioma materno es el qom. Me llevan al  Centro de Salud de Campo Medina donde se encontró el agua contaminada con glifosato. Santos López tiene 57 años, diez hijos, pero se le murió un bebé que estaba en una tuna, una hamaca, mientras desde Don Pano fumigaban sin avisar ni dar tiempo a protegerse. Su hija, hace días, perdió un embarazo. Santos menciona algo más: “La tierra de Don Panos quedó dura como piedra, y gris, rara. Cuando llueve esa tierra no chupa el agua”. 

Uno de los voceros en todo el conflicto con Unitec fue Napoleón Tomás, 47 años, casado con María Elena, 7 hijos con sonrisas que desafían toda tristeza. Por los planes del gobierno, le están haciendo casa nueva. “Nos juntamos como vecinos. La empresa nos quería comprar, ofrecían cosas,  pero no agua potable. En la escuela los chicos se mareaban y tenían vómitos. Triste para nosotros. Varios de nuestros hermanos han fallecido jóvenes, sin que podamos saber qué les pasaba. O chicos que nacían sin manos, o con problemas mentales o malformados”.

Napoleón planta zanahoria, cebolla, lechuga, repollo; tiene vacas y cabras y trabaja para la intendencia en el área de agricultura familiar. En febrero de 2014 fue uno de los perseguidos y detenidos por haber cortado con cientos de qom la Ruta N° 3 reclamando agua. En el verano chaqueño, hubo represión y cacería entusiasta de originarios, pero los qom ganaron esa batalla, y ahora se está construyendo un acueducto hacia Campo Medina y Campo Nuevo cuya traza iba a ignorarlos por completo. “Parece que si no hacemos ruido, no nos escuchan”, murmura Napoleón.

La comunidad qom logró levantar en Pampa del Indio el complejo educativo Loataxac (Consejo) Nam Qompi. Fue inaugurado por la Presidenta, y fogoneado por la Fundación Artistas Solidarios. Epifanio Lorenzo, secretario de la secundaria: “Estaban Javier Calamaro, León Gieco y Gustavo Santaolalla. Hablaron con la Presidenta. Reclamábamos desde hace 15 años  El complejo es intercultural, bilingüe y de gestión comunitaria: o sea, los contenidos los ponemos nosotros”.

Hay ahí una Escuela de la Familia Agroecológica (en lugar de “agrícola”), Bachillerato para adultos, Tecnicatura en Enfermería, Profesorado en Ciencias Jurídicas (“para aprender cómo es el Derecho Romano y defendernos, porque es distinto a la filosofía qom”), Tecnicatura en Comunicación Social Indígena (“queremos tener nuestra voz y nuestros medios”) y Pedagogía Bilingüe.

Palabras y sentidos

Después de tanto hablar de enfermedad y muerte, hablar con los qom es un regreso a lo vivo. “Hay 500 estudiantes, maestros qom y roqshe, pero contemplando los saberes de la comunidad. En la educación occidental el sol, el aire, el suelo, el agua, son abióticos, no tienen vida. Para nosotros sí. Otro ejemplo: la palabra pobre nunca existió para los qom, porque nadie era pobre. Era una forma afectiva: pobre, le pasó algo malo. Pero no una pobreza económica, porque vivimos siempre en una igualdad. Hoy sí podemos entender esa pobreza, porque este sistema occidental o capitalista o como se llame nos excluyó,  nos empobreció y nos enfermó”.

Cuenta que no usan mucho la palabra yo: “Usamos más la palabra nosotros. Y los valores de la persona son libertad, igualdad, soberanía, dignidad. Siempre fuimos autónomos, como personas y como pueblo, conviviendo en la diversidad junto a muchos otros pueblos: wichís, guaraníes. No necesitábamos alambres ni fronteras. Y nunca tuvimos ejércitos. No es parte de nuestra cultura”.

Otra diferencia: “El liberalismo y el marxismo son pensamientos en los que tiene que haber oprimidos. Para nosotros no. Por eso decimos que el pensamiento qom no tiene que ser un folklore, sino una propuesta para una sociedad”.

Sobre la historia. “El ejército de San Martín era de negros, gauchos, baqueanos originarios. Esos pelearon, pero apenas se formó el Estado trataron de exterminarnos. Y subsisten la desigualdad y la exclusión hasta hoy. ¿Qué es lo que tenemos que festejar un 25 de Mayo o un 9 de Julio? Queremos que los jóvenes tengan una oportunidad de vida. Que conozcan el contexto del mundo, pero que conozcan también su propia identidad, pensamiento, filosofía. Siempre hubo artilugios para anularnos, pero la cultura sobrevivió y nosotros también”. 

¿Y el modelo transgénico? “El glifosato está comprobado que enferma, y que dura muchísimos años. El modelo, como le dicen, es otro modo de atacarnos, de expulsarnos y de enfermarnos”.

Son palabras qom que los roqshé tendríamos que meditar, teniendo en cuenta que cada vez más se necesitarán ideas sobre cómo sobrevivir en este mundo. Napoleón, por ejemplo, plantea la siguiente estrategia: “Estar acá, porque es el lugar donde podemos estar: la única tierra que nos da la vida. Y queremos una sola cosa: justicia”.

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