#NiUnaMás
Generación #NiUnaMás
El Pellegrini fue tomado durante 12 días cuestionando a dos preceptores: uno que golpeó a dos estudiantes, y el otro, acosador. En el Normal 1 el conflicto fue por la ropa. Cómo piensan chicas y chicos que no quieren ser cómplices. ▶ FRANCO CIANCAGLINI
Son la generación del #NiUnaMenos, con hashtag y todo. Conviene empezar por valorar ese dato para poder entender a estas chicas y estos chicos que van a mil. Que no paran de hablar, de hacer y de organizarse. Que no creen en el silencio ni en la obediencia, más aun cuando se percibe que mucho de lo que aprendieron y aprendimos está mal o es viejo.
Y que muestran que muchas veces hay que dejarlos a ellos, a los más jóvenes, al frente de la clase.
Época
Tienen entre 16 y 19 años y cursan los últimos años del secundario en dos colegios públicos porteños emblemáticos: el Carlos Pellegrini y el Normal 1. Algunos de ellos militan en el semillero de un partido político, otros no, pero todos forman parte del Centro de Estudiantes de sus colegios.
Y todos, además, encabezaron distintas acciones repudiando la violencia machista que se da puertas adentro de sus escuelas.
Construyeron propuestas. Salieron a defenderlas. Y cambiaron cosas que parecían imposibles.
La historia arranca hace poco, en 2013, según fechan los propios involucrados: “Ese año creamos la Comisión de Género en el Centro de Estudiantes, aunque hasta el año pasado no le dimos mucha bola”, confiesa Rocío, quinto año del Normal 1, que sintoniza aquel comienzo real con la marcha del Ni Una Menos que llenó la calles el 3 de junio de 2015.
Ofelia, León, Facundo y Victoria cursan los últimos años en el Carlos Pellegrini y también reconocen en ese día algo así como su propio 24 de marzo: “Marchamos 1.500 personas, una de las marchas más importantes del Pelle”, cuentan.
De eso se trata esta historia: jóvenes peleando por cuestiones similares en distintos lugares en el mismo momento.
Este.
Tipos en pollera
El colegio Carlos Pellegrini estuvo tomado este año durante doce días por los estudiantes y al momento de la entrevista aún seguía sin clases pero por un paro de los docentes, ocho días más.
Las causas de la toma estudiantil, a diferencia de las de otros años que se plantearon en relación a mejoras edilicias o cambios en el plan de estudios, tuvieron que ver exclusivamente con situaciones de violencia machista y acoso:
“Un caso es el de un conflicto que arrancó en 2007, cuando en el marco de otra lucha, quien por entonces era preceptor golpeó a dos estudiantes. A esa misma persona, ahora, la quieren ascender como regente y nosotros entendemos que la escuela no puede premiar a un golpeador. Eso es violencia”, sintetiza Facundo, 17 años.
Camilo completa: “También nos estamos manifestando contra otro preceptor que el año pasado acorraló a una chica de 14 años en el pasillo, e intentó besarla”.
Ninguno de los estudiantes que participaron de la actual toma estaba en el colegio en 2007, cuando ocurrió el primer abuso. Pero el Pellegrini no tardaría en hacerles conocer el rostro y la voz del responsable: Héctor Mastrogiovanni –el preceptor cuestionado- es quien les da la bienvenida a los chicos de primer año, según explican los propios estudiantes.
El relato sobre su ataque contra dos chicas en 2007 circuló de año en año y traspasó las camadas, de modo que Ofelia, León, Facundo y Victoria conocen en detalle qué pasó y quién es Mastrogiovanni, y le siguen el tranco de cerca. Por eso, ante la noticia de su ascenso, no tardaron en reaccionar y plantear la discusión como una cuestión no personal, sino institucional: “Vos no vas a estar acá siempre”, le dijeron los estudiantes al rector Leandro Rodríguez en una reunión presenciada por MU. “Entonces, si no hay una posición claro desde la institución, ¿cómo sabemos si mañana no va a pasar de nuevo?”
Finalmente, la movilización logró las dos cosas: frenar el ascenso del golpeador, y separar al preceptor acosador.
En el Normal 1, por su parte, la discusión se centra el Código de Vestimenta: “Durante el año pasado agudizaron la prohibición de entrar con polleras”, relata Franco, de cuarto año.
Rocío, de quinto: “Entonces llevamos la discusión al rectorado, con la idea de cambiar ese Código. De ese debate resultó un acta que decía que la norma iba a ser más flexible con las compañeras, y se las iba a dejar entrar”.
El pacto no fue cumplido por las autoridades escolares: “Un día dejaron entrar a una chica sí y a otra no con la misma pollera. Era absurdo”.
Frente a esa arbitrariedad, el Centro de Estudiantes se reunió un viernes. Y el lunes siguiente todos fueron de polleras.
En total: 150 personas con polleras, incluidos los varones.
Medios
“Después de tantos años, empezamos a hacernos la siguiente pregunta: ¿por qué?”, explica Rocío en lo que podría ser una síntesis de estas historias. Con esa pregunta, filosófica e inocente a la vez, no construyeron respuestas sino una conversación que persiste: “Lo groso que logró el Ni Una Menos es que esas cosas ahora se puedan hablar. Hace mucho tiempo que los Códigos de Vestimenta existen en los colegios y son súper retrógrados. Pero ahora se desnaturalizó todo más todavía. Que toda la comunidad educativa se ponga en pollera en apoyo a las chicas, es un cambio colectivo muy grande”, analiza León, del Pellegrini, en relación a sus colegas del Normal.
La pollera no es un elemento más en la discusión por la violencia machista: su paradigma, agitado por los medios, simboliza el típico “te la buscaste” como justificación ante un abuso.
Los chicos recuerdan algunos titulares: “Cuando vemos casos horrorosos de chicas de nuestra edad que desaparecen y tienen los finales más horribles, los medios titulan culpando a la mujer: ‘Fue a bailar, estaba vestida así o asá, se juntaba con tal o con cual’”. Victoria, del Pelle, sobre la otra parte de los medios: “Y por otro lado hay programas donde todo el tiempo muestran el culo. Pero a la escuela no podés ir en pollera. Te reprimen”.
Rocío: “Nunca se enseña al hombre a no cosificar a la mujer: siempre se enseña a la mujer a cuidarse. Pero somos completamente libres de vestirnos como queremos y el colegio debe defender esa libertad, no censurarla”.
Límites
Los chicos cuentan que la prohibición se aplicaba de manera arbitraria. “Si les caías mal o no les gustaba lo que tenías puesto, no te dejaban pasar”, resume Franco. El límite concreto estaba borroneado, ya que en el caso del Código de Vestimenta del Normal el texto hablaba de una “ropa adecuada” y no especificaba prendas que sí o prendas que no. El encargado de decidir eso, como en un cuento de Kafka o en la entrada de un boliche, era el Colegio.
Ofelia, presidenta del Centro de Estudiantes del Pellegrini, menciona una paradoja: “En la coordinadora está la discusión de no tener un código de vestimenta, o tener un código de vestimenta que permita todo”. Sobre la cuestión del largo de la pollera, opina Franco: “No se puede generalizar porque no hay dos cuerpos iguales. Una pollera que a una le queda corta, a la otra le queda larga”.
Los estudiantes del Normal, al proponer el cambio del Código, tuvieron que enfrentar esta contradicción: “Nos parecía muy estricto poner esto sí, esto no”, dice Rocío. “Pero al fin y al cabo la palabra se diluye, y si no tenemos algo que nos respalde, ellos siguen decidiendo. Entonces este año dijimos: vamos a poner las polleras dentro de lo que se puede. Y pusimos todo: musculosas, polleras, medibachas”.
Los chicos de Pelle plantean que ellos no se tienen que encargar de poner los límites sino de abrirlos: “Lo importante es primero avanzar contra lo que vemos claramente que está mal. El límite es lo que no queremos”.
Autoridad
“Las autoridades no soportan que les lleves la contra”, dice Juan Bautista cuando se les pregunta por la reacción de las autoridades ante los reclamos. Los chicos dibujan, entonces, una pirámide: profesores, preceptores, psicopedagogos, vicedirectoras y, arriba de todo, el rector. En el caso del Pellegrini también existe un más allá: los gremios, encargados principales de proteger a los preceptores violentos.
En el Normal describen, sin asombro, que la cadena machista tiene hombres en las dos puntas de la pirámide, y mujeres en el medio: psicopedagogas y vicedirectoras. Ellas eran, en lo formal, las encargadas de recibir las denuncias: “Eso es lo peor”, plantea Rocío: “¿Por qué no me entendés, si sos mujer?”. Las respuestas que les daban a las chicas:
“Estás en el ámbito escolar”.
“No es lo mismo una persona adulta que ustedes, que son chicas”.
“Lo que te pasa puede ser provocado por cómo venís vestida”.
“Claro”, dice Rocío. “Te largan el discurso del cuidado y pensás: tienen razón. Pero después te das cuenta de que no”.
¿Cuándo te das cuenta? “Cuando te mienten. Cuando hicimos la marcha de las polleras nos dijeron: no hace falta esta medida, se puede debatir esto. ¡Pero lo veníamos debatiendo desde hacía un año y nadie nos hacía caso!”.
Otra muestra de estilo se nota cuando las llamadas autoridades utilizan la amenaza: “Te van con esto de que te van a meter una sanción, sobre todo para asustar a los más chicos”.
Franco ilustra: “Por ejemplo, te ponen media falta por defender a una chica a la que no dejan pasar”.
Juan Bautista, del Normal: “Es lógico que los estudiantes no se queden callados si los afecta una decisión arbitraria de una autoridad. No tienen por qué quedarse callados, ni tener miedo de luchar por lo que les corresponde”.
Desde el Pellegrini suman: “Antes, las autoridades tenían la potestad de pegarle a un estudiante y no pasaba nada. O un profesor podía hacer pasar al frente a una estudiante para mirarle el culo. Pero ahora hay mucha más conciencia. Está aceptado que todo eso es violencia”.
León: “Estamos atentos a todo. A que un preceptor levante la voz en el aula, o un profesor haga un comentario desubicado. No hay que dejarlo pasar”.
Victoria: “Con el ascenso del preceptor a regente, el mensaje que bajaba el Pellegrini era que si te maltrataban por tu condición de mujer, tenías que seguir así, no pasaba nada. A las mujeres el colegio les estaba enseñando a callarse. Y a los hombres, que si intentaban dar un beso, acosar o golpear, los iban a premiar”.
Juan: “Se escucha mucho el ‘se empieza en casa’ pero también hay que concientizar en otros ámbitos. El colegio tiene que decirles a los pibes cuáles son sus derechos para que sean libres, no para decirles cómo se tienen que vestir”.
Franco: “Es cierto que la escuela es como una segunda casa. Me dan ganas de ir al colegio porque veo a mis amigos, me divierto y estoy en reuniones donde se habla de cosas interesantes. Así que el lugar donde discutir estas cosas es ahí”.
Y plantea además otra cuestión: “La escuela da la oportunidad de corregir y mejorar lo que uno aprende en casa. Lo que me enseñan mis viejos. A mi madre, por ejemplo, no la dejaban salir por ser mujer; mi abuelo era el hombre de la casa y el que daba las órdenes. Y yo creo que el colegio es el lugar donde darte cuenta si eso está bien o no. Más que matemática o lengua, uno se forma en valores”.
Poder
Rocío, del Normal: “Llegar a esta discusión es producto de la organización del Centro de Estudiantes. Antes se tomaban cuestiones de género, pero quedaban ahí, y los problemas se repetían. Este año nos empezamos a poner más duros con estos temas, para que nos presten atención”.
Ofelia, del Pellegrini: “Problemas hay un millón y no se puede luchar por todos, lastimosamente. Ahora nos acosa el tema del boleto educativo con el aumento del transporte, lo caras que son las fotocopias, lo caro que está todo. Pero lo principal es dar el espacio para debatir. Tener reuniones de delegados, asambleas masivas. Una de las razones por las que ganamos la lucha fue porque la toma duró 12 días y nunca bajó la cantidad de gente. Eso es lo bueno de la organización: no que se implante una idea, sino que una asamblea masiva respalde las medidas que votó. Así nos manejamos, intentando que las discusiones se den entre todos”.
Facundo aporta otra lección de estos días: “No tratamos de implantar ideas. Siempre se debatió en asambleas, desde la base. Porque si tenés a cinco pibes que saben que pasa algo, pero la gente no conoce el caso, vas a tomar el colegio y vas a estar vos solo diciendo: ‘qué luchador que soy’. Creo que podemos instalar temas, pero en nuestra calidad de estudiantes, y si nuestros compañeros los sienten como propios. Que la agenda la marquen ellos”.
Futuro en presente
Rocío: “No sé si la frase cliché de ‘somos el futuro’ es cierta. Pero quizá tenemos la oportunidad de hacer algo ahora para que ese futuro sea distinto. Yo estoy en 5° año, después me iré de este colegio. El cambio del Código de Vestimenta no va a regir más para mí, pero sí para las generaciones que sigan yendo al Normal. Entonces este es el momento, mi momento, nuestro momento. Si no solucionamos ahora las cosas, todo lo que criticamos va a seguir ocurriendo”.
Franco: “Si nosotros no tomamos la iniciativa, ¿quién lo va a hacer? Las personas que tienen el poder para cambiar algo no lo hacen, porque ese poder lo usan para otras cosas. Entonces, ¿quién va a estar luchando por estas cuestiones? Nosotros. Y cuando nos vayamos, serán los pibes que vienen atrás”.
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Conmovedora acción contra los femicidios en el estadio Maradona
Todas las luces del Estadio Diego Armando Maradona se apagaron. Minutos antes del partido de Argentinos Juniors contra Barracas Central, solo se encendió un reflector: el que iluminaba las butacas de la platea Francis Cornejo. Cada una de las butacas con un nombre.
Tamara
Vanesa
Sheila
Abril
Rocio
Elena
Ana
Los nombres en las butacas del estadio de Argentinos Juniors. Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
Aquí se puede ver la imagen de cómo fue ese momento.
Fue el modo que se utilizó para mostrar los 277 nombres de víctimas de femicidios y travesticidios en lo que va de este año hasta hoy: 25 de noviembre, Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer.
En la oscuridad absoluta la voz del estadio dijo desde todos los parlantes: “Esas butacas vacías, cada una con el nombre de una víctima de femicidio, son un recordatorio doloroso: en lo que va del año 277 mujeres han sido asesinadas por el solo hecho de ser mujer. No son solo cifras, son historias, son ausencias”.
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
Y un aplauso conmovedor y sincero inundó todo el estadio.
La acción fue impulsada por Secretaría de Género de Argentinos Juniors junto al Observatorio Lucía Pérez para visibilizar la violencia machista en nuestro país.
Las integrantes de la Secretaría de Géneros de Argentinos Juniors y del Observatorio Lucía Pérez. Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
“La idea fue dejar un espacio vacío de la tribuna con los nombres de las mujeres asesinadas durante este año, y mostrar así la falta, que ellas hoy no están pudiendo venir a la cancha. Tomamos el mensaje del Observatorio: no son solo cifras, sino que detrás de cada uno de estos nombres , hay una historia”, dice a lavaca Mariel Alonso en la previa al partido mientras se repartían volantes con la invitación a visitar la web de la Secretaría del club y conocer la acción que se estaba por llevar a cabo.
Las camisetas de los jugadores adaptadas para el evento programado por la Secretaría de Géneros del club. Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
Las butacas vacías se iluminaron luego de la entrada en calor de los jugadores, que minutos después salieron a la cancha con un parche en la camiseta oficial que dice 25N, en homenaje a este día. Los suplentes salieron al campo con una remera especialmente diseñada para hoy que en la espalda tenía un dibujo que entre mujeres y banderas dejaba ver dos mensajes: “25N” y “Rompamos el silencio”.
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
“Hacer estas acciones en un club es fundamental”, explica Vanina Sánchez, secretaria de Géneros de la Asociación Atlética Argentinos Juniors. “Los clubes de fútbol no son solamente de fútbol, son también espacios donde las mujeres y los hombres venimos a pasarla bien, a alentar por nuestros colores, y son lugares donde estas batallas hay que darlas. Es súper importante que como institución deportiva podamos dar un mensaje: el de que es importante involucrarnos, defender nuestros derechos, y pedir también justicia por todas las mujeres que ya no están”.
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
El Observatorio Lucía Pérez, que lleva el nombre de la joven asesinada en Mar del Plata, es una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por Cooperativa lavaca con el objetivo de generar el primer padrón autogestionado y público de femicidios y travesticidios de Argentina. Toda la información está disponible y es de libre acceso con el objetivo de que aporte así a encontrar una solución frente a la violencia. Toda la info se puede ver acá: https://observatorioluciaperez.org/
Fotos: Sebastián Smok/lavaca.org.
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No son cifras
La cifra de violencia contra las mujeres registró un nuevo salto: 277 femicidios y travesticidios se produjeron hasta hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer, según la información del Observatorio Lucía Pérez, primer padrón autogestionado sobre violencia patriarcal. Por esa razón la Secretaría de Género de la Asociación Atlética Argentinos Juniors impulsa junto al Observatorio una acción para visibilizar la violencia machista en nuestro país. Esta noche Argentinos juega a las 21.15 en su estadio Diego Armando Maradona contra Barracas Central.
Se dejarán 277 butacas vacías de una de las tribunas para poner el foco así en todas las mujeres que nos faltan. Además los jugadores saldrán a la cancha con un parche en su camiseta que recuerda la importancia de seguir reclamando por el fin de estos crímenes.
La investigación cotidiana del Observatorio Lucía Pérez elevó el registro de femicidios y travesticidios en lo que va del año a 277 hasta hoy, 25 de noviembre, Día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer. Además, a raíz de esos crímenes, quedaron 161 huérfanxs. Como respuesta hubo 288 marchas y movilizaciones en búsqueda de justicia.
El Observatorio Lucía Pérez, que lleva el nombre de la joven asesinada en Mar del Plata en 2016, es una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por Cooperativa lavaca con el objetivo de generar el primer padrón autogestionado y público de femicidios y travesticidios de Argentina.
Mediante una docena de padrones que se actualizan diaria y mensualmente se construye una cartografía de la violencia y la descripción de cómo opera el Poder Judicial, la policía y las pocas medidas de protección con la que cuentan las víctimas antes de ser asesinadas.
De los 277 femicidios y travesticidios:
- 25 habían realizado denuncias previamente.
- 70 de ellas tenían hijxs, lo que provoca la cifra de 161 huérfanxs. En muchos casos sus hijxs presenciaron el crimen, como en el femicidio de Rosa Vanesa Mamani Vargas, asesinada el primer día del año; o el de Ramona Isabel Morínigo, asesinada en febrero frente a su hijo de 15 años; o el de Analía Celeste Oliva, cuyos hijos de 11 y 15 años fueron quienes encontraron el cuerpo.
- Tres de ellas estaban embarazadas.
- 30 estuvieron desaparecidas antes de confirmarse que habían sido asesinadas.
- 24 eran menores de edad.
Cada una de ellas no es una cifra, son madres, hijas, hermanas, vecinas, amigas, compañeras, hinchas por las que pedir justicia.
Por eso que en este día la Secretaría de Género de Argentinos Juniors impulsa junto al Observatorio Lucía Pérez una acción para visibilizar la violencia machista en nuestro país. Esta noche, en el partido contra Barracas Central, se dejarán 277 butacas vacías de una de las plateas para poner el foco así en todas las que nos faltan. Además los jugadores saldrán a la cancha con un parche en su camiseta que recuerda la importancia de seguir reclamando por el fin de estos crímenes.
Toda la información generada por el Observatorio Lucía Pérez está disponible y es de libre acceso con el deseo de que aporte así a encontrar una solución frente a la violencia. Se puede ver acá: https://observatorioluciaperez.org/
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Jury a los jueces Gómez Urso y Viñas: sin culpa y con cargo
Absolvieron a los jueces responsables del fallo del primer juicio (2018) por el femicidio de Lucía Pérez, que fue luego anulado por el Tribunal de Casación por la falta de perspectiva de género y la re victimización de Lucía (16 años) y obligó a un segundo juicio realizado en 2023. Ese nuevo proceso, con otros magistrados, sí condenó por el femicidio ocurrido en octubre de 2016 a Matías Farías y Juan Pablo Offidani, quienes además vendían droga en la puerta de la escuela a la que concurría Lucía. Detalles de lo ocurrido hoy y la voz de Guillermo Pérez, el padre de la víctima: “Mensaje más mafioso que este no se me ocurre”.
Por Anabella Arrascaeta
Terminó hoy el juicio político a los jueces Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas quienes fueron absueltos de la acusación de “negligencia, incumplimiento de deberes inherentes del cargo y parcialidad manifiesta” por su actuación en el primer juicio por el femicidio de Lucía Pérez. En esa oportunidad ambos –junto al juez Aldo Carnevale que evitó el proceso al jubilarse anticipadamente– firmaron un fallo vergonzoso en 2018 que, en resumen, victimizó a Lucía de su propio femicidio, y absolvió a los acusados. Esa sentencia fue anulada por el Tribunal de Casación, que ordenó un nuevo juicio realizado en 2023 en el que finalmente se condenó a los autores del femicidio.
La llegada a este jury (más allá de su resultado) sienta un precedente histórico sobre el control social y político al Poder Judicial.
El Tribunal que analizó el caso fue encabezado por el presidente de la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Soria, y conformado por integrantes del Poder Legislativo.
No hubo audiencia sino un comunicado leído por el secretario del jury Ulises Giménez de modo virtual, y en contacto con las partes.
La familia de Lucía Pérez tuvo que ver la lectura de la sentencia por YouTube, al igual que los abogados de la querella. No se difundieron tampoco los fundamentos, que se darán a conocer mañana y se enviarán por mail a las partes.
Solo se informó la decisión unánime de absolver a los jueces y de solicitar a su vez a la Suprema Corte “la posibilidad de optimizar la capacitación en materia de género”.
El voto de absolución incluye al propio Daniel Soria y a los legisladores:
- Senador Gustavo Soos (Unión por la Patria).
- Senadora Gabriela Demaría (Unión por la Patria).
- Diputada Maite Milagros Alvado (Unión por la Patria).
- Senador Ariel Martínez Bordaisco (UCR).
- Diputada Susana Haydee González (Unión por la Patria).
Hacia el final, antes de que desconectaran la transmisión, la ex diputada Araceli Ferreyra, una de las impulsoras del juicio político, hizo oír su voz de repudio: “Lucía Pérez, presente, ahora y siempre”.
La familia: “Mensaje mafioso”
Guillermo Pérez, el padre de Lucía, habló desde Mar del Plata con lavaca:
Su primera reflexión: “Estamos asumiendo el cachetazo. Esto no es un mensaje para nosotros, es para la sociedad. Lo veo así. Ahora vamos a aclarar la cabeza, apagar los celulares, intentar dormir un poco. Todavía no hablamos con nuestro abogado”.
Sobre la absolución: “Pienso que los legisladores tienen que pagar el precio político. Los legisladores tanto como el presidente de la Corte estuvieron cuando a los jueces se los suspendió, ahí también fue por unanimidad, y ahora dicen otra cosa. Todavía no sabemos los fundamentos. Pero mensaje más mafioso que este, no se me ocurre”.
La contradicción: “Los legisladores tienen que pagar un costo. ¿Qué tengo que hacer, ir a verlo a Milei? ¿Qué tenemos que hacer? Es una contradicción este fallo, dice que tienen que hacer capacitación sobre violencia y los absuelven. Todavía no alcanzo a entender, quisiera saber los fundamentos de la sentencia”.
Otra reflexión: “Podemos tomar la sentencia, pero políticamente todo tiene un costo porque traicionaron a una sociedad. No nos traicionaron solo a nosotros. Ahora ¿quién les va a creer?”
El fallo
El fallo se dictó de manera virtual –dado que hoy se conmemora aniversario de la ciudad de La Plata y se dispuso asueto administrativo– y se siguió colectivamente en distintos puntos de Mar del Plata, La Plata, y CABA.
La familia de Lucía escuchó la sentencia rodeada de quienes la acompañan en la búsqueda de justicia en La Casa de Lucía, un espacio de encuentro y aprendizaje destinado a prevenir las violencias.
El fallo se dio a conocer un día antes de que se cumplan 35 años de la Convención sobre los Derechos de los Niños, y a menos de una semana del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
“Narcofemicidio“
El jury había comenzado el pasado lunes 11 de noviembre (https://lavaca.org/ni-una-mas/lucia-perez-asi-comenzo-el-juicio-politico-a-los-jueces-que-buscaron-dejar-impune-el-femicidio/).
Durante dos días hubo audiencias presenciales en el salón “Nunca Más” del Senado bonaerense donde desfilaron testigos convocados tanto por la acusación como por la defensa.
Los primeros argumentaron sobre el mal desempeño de los jueces Gómez Urso y Viñas, detallando momentos del juicio en los que atacaron a la familia y a sus testigos, así como los extractos del fallo que, según el representante del Ministerio Público Fiscal, Marcelo Lapargo, “desobedecieron leyes y normativas nacional e internacionales”.
Expusieron también Guillermo Pérez y Marta Montero, los padres de Lucía, quienes describieron el calvario en el que convirtió su vida tras la muerte de su hija y también tras la primera sentencia: “El primer juicio fue una tortura”, resumió Guillermo. Luego declaró Matías Pérez, hermano de Lucía, quien dijo con lágrimas en los ojos: “Lo único que sigo viendo es como se nos sigue pasando la vida pidiendo justicia”.
Luego fue el turno de Gustavo Melmann, papá de Natalia, asesinada, violada y torturada cuando era una niña de 14 años; María Elena Naddeo, ex presidenta del Consejo de los Derechos de lxs Niñxs; Laureana Malacalza que en el momento del juicio era Coordinadora del Observatorio de Género de la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires; Natalia Gauna que en el momento del juicio trabajaba en la Defensoría y fue veedora de todas las audiencias; Fernando Fernández y Alejandro Agote, ambos trabajadores judiciales de Mar del Plata.
En esta crónica, la descripción de sus aportes e intervenciones en el jury: https://lavaca.org/ni-una-mas/lucia-perez-asi-comenzo-el-juicio-politico-a-los-jueces-que-buscaron-dejar-impune-el-femicidio/
Flavia Delmas, ex Secretaria de Políticas contra las Violencias por Razones de Género de la Provincia de Buenos Aires, sintetizó en una nota su responsabilidad en el proceso: “Estos jueces, Viñas y Gómez Urso, tuvieron que discernir qué había sucedido entre una niña adolescente de 16 años, estudiante secundaria, y dos personas mayores –uno de 23 años y otro de 41 años– que vendían estupefacientes en la puerta de su escuela. Es decir, dos hombres pertenecientes a una banda criminal que buscaba captar niñas adolescentes para el consumo. La invisibilidad de lo evidente, el afán de extirpar las jerarquías y los estatus que se desplegaron en esas apenas 24 horas previas al femicidio, es una de las principales operaciones de poder que se han producido en el juicio acontecido en Mar del Plata en 2018. Sin lugar a dudas este caso es paradigmático ya que devela un tipo de femicidios que nada tienen que ver con los más extendidos en nuestro país: los de violencia doméstica. Esto implicaba un desafío para los jueces: producir la distinción de un fenómeno creciente, que es el NARCO FEMICIDIO”. Y concluyó: “Ante este desafío, los jueces acusados en el jury tomaron el atajo corto: culpar a la víctima”.
Por su parte, la defensa convocó a tres abogados: al ex abogado de la familia de Lucía, al abogado Esteban Viñas, primo de uno de los jueces imputados e integrante de la Red de Jueces Penales; y a la abogada de Matías Farías, condenado por el femicidio de Lucía Pérez.
El proceso
El jury político que culminó hoy representa un hito de cómo luchar frente a las injusticias. La familia de Lucía Pérez, tras su femicidio, logró la anulación del primer juicio (2018) y realizar un nuevo proceso a cargo de otro Tribunal, en el que Matías Farías fue condenado a cadena perpetua por el femicidio y Juan Pablo Offidani a 15 años de prisión, considerado “partícipe secundario”. Este fallo contrastaba con el primero, que los había condenado solo a 8 años de prisión por la venta de drogas en la puerta de la escuela a la que concurría Lucía.
En el segundo juicio, llevado a cabo en 2023, los jueces Gustavo Fissore, Alexis Simaz y Roberto Falcone determinaron por unanimidad que estaba acreditado el abuso sexual con acceso carnal agravado por el suministro de estupefacientes del que fue víctima Lucía Pérez. Y en el fallo ponderaron a su vez su doble rol de víctima mujer y niña amparado por normativa internacional y nacional y por los parámetros de perspectiva de género.
Nada de esto había sido considerado en el primer juicio. Por eso, el 22 de mayo de 2019 en la Cámara de Diputados de la Nación se anunció la presentación del pedido de destitución a los jueces del Tribunal en lo Criminal N°1 de Mar del Plata: Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale, quien finalmente pidió la jubilación anticipada.
Dos años más tarde, en abril de 2021, la Comisión Bicameral de Normas de Procedimiento para el Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios bonaerenses resolvió acusar a los jueces Viñas y Gómez Urso por “negligencia, incumplimiento de deberes inherentes del cargo y parcialidad manifiesta”. Desde ese momento fueron preventivamente destituidos y dejaron de cobrar el 40% de sus honorarios.
En paralelo, la Corte Suprema bonaerense aprobó este mismo año una Guía Práctica para que jueces y juezas apliquen la perspectiva de género que justamente cita ese fallo. La guía señala: “La estereotipación debe ser desarticulada” porque “trae como consecuencia la negación de un derecho, la imposición de una carga mayor o degradación, provocando de ese modo la perpetuación de prácticas que entrañan violencia y discriminación desde el Poder Judicial, pudiendo caer en violencia institucional”.
Los argumentos para la destitución de los jueces eran varios. Por parte del Ministerio Público Fiscal, el fiscal Marcelo Lapargo sostuvo en su pedido de destitución: “Si en vez de discriminar por la conducta sexual previa de Lucía, lo hubieran hecho porque Lucía era negra, judía o evangélica, estaría clarísimo, no estaríamos ni discutiendo. El tema es que la conducta sexual parece algo en lo que estamos autorizados a meternos (…) Discriminar no es un hecho menor. Discriminar a una niña, a una menor de edad, no es un hecho menor. Tratar de entender que su valía se ser amparada por las leyes se define por los hallazgos de una autopsia, no es un hecho menor”. Y dijo después a modo de conclusión: “En definitiva los magistrados causaron una grave ofensa a la familia y un grave desprestigio al poder judicial”.
Nada de esto fue tenido en cuenta para la absolución de hoy, que además reintegra a ambos jueces a sus cargos y les restituye la totalidad de sus salarios.
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