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Agrotóxicos vs Salud

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Los papeles oficiales. A través de un recurso de habeas datas obtuvimos 9 informes del Ministerio de Salud de la Nación. Qué daños producen, dónde y cómo.

Cuando el 9 de septiembre el diario cordobés La voz del interior publicó una nota de la periodista Marcela Fernández al ministro de Salud de la Nación, Daniel Gollán, una puerta se entreabrió. El ministro aseguró allí que las últimas investigaciones sanitarias revelaban un “riesgo palpable” de los agroquímicos a la salud. La declaración activó una cuenta regresiva: era la primera vez que la máxima autoridad sanitaria del país hablaba concretamente sobre los efectos de la producción transgénica.

Nobleza obliga: también era la primera vez que una periodista se lo preguntó.

“El principio precautorio apunta a evitar el daño potencial sobre la salud y por eso tenemos que estar muy atentos, de modo que vamos a estar monitoreando qué está sucediendo. Y si hay que tomar medidas más profundas, habrá que hacerlo, porque la salud está primero”, afirmó el ministro.

“Sabemos que hay estudios de ese tipo, y también están incluso los del investigador Andrés Carrasco, del Conicet, que en su momento fueron muy cuestionados, pero hoy lo más importante es que la OMS (Organización Mundial de la Salud, que recalificó al glifosato como “posiblemente cancerígeno” en humanos) ya tomó una posición, y si lo hizo es porque ya hay mucha evidencia científica que avala su postura”.

El ministro Gollán informó que desde el propio ministerio se estaban realizando “relevamientos y metaanálisis” de los estudios relacionados sobre los efectos, y reveló: “Lo que estamos encontrando está en consonancia con lo que sostiene la OMS, que hasta hace cuatro o cinco años se decía que no había mayor riesgo y hoy se está reconociendo que el riesgo es palpable”.

Paso a paso

Tras las declaraciones, MU solicitó formalmente una entrevista con el ministro Gollán, pero la oficina de prensa comunicó que no hablaría más sobre el tema. Por esa razón, nuestra cooperativa presentó, el 22 de septiembre, un pedido de información -conocido como “recurso de hábeas data”- con patrocinio de la abogada Verónica Heredia. Solicitamos así los resultados de los relevamientos y metaanálisis a los que hizo referencia el ministros y qué fue lo que revelaron para determinar que el riesgo es “palpable”.

La respuesta llegó exactamente un mes después: 22 de octubre.

Los papeles estaban firmados por la doctora Natalia Garozzo, responsable de Acceso a la Información del ministerio. Son cuatro carillas que detallan nueve informes contenidos en un CD. La quinta copia era una carta enviada al ministro Gollán, firmada por el doctor Mario Rovere, viceministro y secretario de Políticas, Regulaciones e Institutos, que especificaba que la Agencia de Investigación para el Cáncer (IARC, órgano especializado de la OMS) había modificado el status del glifosato, novedad planteada oficialmente ante el Consejo Federal de Salud (CoFeSa).

Cada uno de los informes entregados por el Ministerio de Salud de la Nación a MU fueron compartidos libremente en nuestra web. Son nueve piezas de un rompecabezas cuyo número total desconocemos. Algunos son sólo proyectos o trabajos cuyas conclusiones marcan la necesidad de seguir investigando. La mayor parte dejan en claro que la máxima cartera sanitaria de Argentina cuenta con información que prueba la existencia de una relación entre los agroquímicos y el aumento de enfermedades, en especial del cáncer y las anomalías congénitas.

¿Qué dicen?

El cóctel agrotóxico

El primero de los estudios anexados por el Ministerio de salud es el trabajo más reciente de todos, y se titula Valoración de la Exposición a plaguicidas en cultivos extensivos de la Argentina y su potencial impacto sobre la salud. Está fechado en mayo de este año. Fue coordinado por la investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba, María del Pilar Díaz, y se centró en esa provincia: 2 mil encuestas a aplicadores, medio centenar de controles generales y una multiplicidad de exámenes clínicos en adultos y niños de entre 5 y 14 años permitió arrojar los siguientes resultados:

“Altos IIAT (Índice de Impacto Ambiental Total) de Cipermetrina y Clorpirifos se asocian con más mortalidad de cáncer de mama y los de Glifosato y Clorimuron con la de cáncer total en varones

“Síntomas generales, cardiorrespiratorios, dérmicos y daño genotóxico fueron mayores en aplicadores, pero no se asocian a los niveles de exposición”

“Sus niños presentan síntomas irritativos en un 30%; más de la mitad está expuesto a aplicaciones, vive a menos de 500 metros de depósitos y van a escuelas a 500 metros de campos fumigados”.

Damián Verzeñassi, médico, investigador, profesor titular de la Práctica Final de la carrera de Medicina de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario y organizador de los campamentos sanitarios, es uno de los expertos a quienes MU remitió los informes para sumar su lectura. Sobre el informe de Córdoba, no duda: “Es un trabajo extraordinario. Muy sólido. Tiene un nivel de calidad y claridad indiscutible. Así permitió poner en evidencia que aquellos que estaban expuestos directamente -los agroaplicadores, la población analizada- trasladan el impacto a sus familias, porque sus hijos tienen daño en porcentajes mayores a los previstos. Es decir, tienen más daño que la población testigo, aun viviendo en la misma comunidad. Ese mayor daño no es solo oncológico, sino también respiratorio, dermatológico y genotóxico”.

El informe señala que los síntomas más frecuentes en niños fueron cefalea (27%), irritación ocular (18%), dolor de garganta (14%) e irritación nasal (9%), todas afecciones “persistentes que se podrían asociar a la exposición a plaguicidas”.

Verzeñassi observa otro detalle: “El trabajo no se centra en el glifosato. Deja en evidencia que no estamos ante el impacto de un solo tóxico o sustancia, sino de un cóctel que opera al mismo tiempo y en el mismo territorio. Logra ponerlo en evidencia porque trabaja con datos oficiales: cruza datos con los mapas sobre la incidencia de cáncer de mama y próstata. Más: explicitan que los síntomas dérmicos, cardiorrespiratorios y daño genotóxico no están asociados a los niveles de exposición (es decir, a qué cantidad de dosis fue expuesta la población) sino al hecho mismo de estar expuestos”.

Verzeñassi afirma que este trabajo es bisagra: “Ya no debe pedirse por el principio precautorio, porque no estamos hablando de precaución. Aquí hay demostración”.

El peor daño

Otro de los informes aborda uno de los temas más delicados por tratarse de niños: anomalías congénitas. Lo realizó el Grupo de Epidemiología de Primavera 2012, de la Facultad de Bioquímica y ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral y se titula Magnitud, distribución y Tendencia de la mortalidad por malformaciones congénitas en la República Argentina, 1980-2010.

El estudio detectó un incremento en la mortalidad por anomalías congénitas a la par de una mayor producción de eventos transgénicos, y marcó un aumento en departamentos que estaban por debajo de la media nacional, hasta el punto de duplicarlas. “Esos aumentos coinciden con nuestros relevamientos de los campamentos sanitarios”, observa Verzeñassi.

El matayuyo

El Ministerio adjuntó otros dos estudios que revelan la ausencia de una política sanitaria destinadas a las personas que trabajan con agrotóxicos: advierte que los productores sólo recibieron información sobre los beneficios económicos de esos productos y no sobre sus efectos nocivos. Según se desprende de estos trabajos, realizados por equipos distintos en áreas contrapuestas, los aplicadores no cuentan con información suficiente, necesaria y exacta.

Uno de ellos es Percepción del riesgo y dinámica de uso de plaguicidas agrícolas en el Valle Inferior del Río Chubut. Es del 2012 y la investigadora fue Luciana Antolini. Abarca los municipios de Rawson, Gaiman, Dolavon y 28 de Julio. Relevó el 25% del área cultivable. El estudio entrevista a 17 productores hortícolas aplicadores de agroquímicos, 6 médicos que atienden ante una intoxicación por plaguicidas y 11 funcionarios vinculados al tema de referencia. Sus conclusiones:

“Casi la totalidad de los entrevistados refirieron no saber los nombres de los productos”.

“No se constató durante la entrevista un conocimiento asentado sobre qué productos utilizan y para qué cultivos”.

“Ocho de 17 entrevistados informaron que lo adquieren fraccionado, a pesar de que el fraccionamiento es un acto delictivo”.

“12 de 17 productores respondieron que quien los asesoraba en el uso de plaguicidas era el mismo vendedor del producto”.

Sobre los profesionales de salud, el estudio señala que “existe un solo médico en toda la Patagonia con especialización en Toxicología que posee la profundidad necesaria de conocimientos para el tratamiento de un paciente intoxicado con un agroquímico”. Además, apunta que “no dimensionan correctamente el riesgo que implican los agroquímicos”. Por su parte, los funcionarios públicos destacaron que “el precio y la efectividad son los dos factores que inciden en la decisión de compra de agroquímicos”, y tres de ellos indicaron “que no hay agroquímicos buenos ni malos, sino que es buena o mala la forma en la que se utilizan”.

El informe concluye:

“Los principios de política ambiental establecidos en la Ley Nacional General del Ambiente no están siendo cumplidos adecuadamente, a saber: principio de prevención, principio precautorio, principio de equidad intergeneracional, principio de responsabilidad, principio de subsidiariedad y principio de sustentabilidad”.

El otro informe se denomina Estudio de percepción de riesgo a la salud y dinámica de uso de plaguicidas en la localidad de Maimará, Jujuy. Es del 2014  y la firmante es Graciela Martínez Borda, de la Residencia de Epidemiología del Ministerio de Salud. Se centró en el sector hortícola de Maimará, municipio a 75 km al norte de San Salvador de Jujuy, en el departamento de Tilcara. Hay entrevistas a la Secretaría de Agricultura Familiar, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTI), el Hospital provincial Maimará y la Cooperativa agropecuaria Maimará.

El estudio cita estimaciones de la OMS respecto a la cantidad mundial de intoxicaciones por plaguicidas (de 3 a 5 millones, según estipula) y critica a los efectores de salud locales por los malos diagnósticos ante las escasas consultas de los trabajadores. Por esa razón, observa, hay datos que se pierden: nunca ingresan al sistema sanitario. Y concluye:

“Todos los productores leen las etiquetas de los productos, sin embargo un 63% refirió que no son claras con respecto a qué dosis deben utilizar, dónde aplicar, y palabras técnicas”.

“De los productores que han consultado al servicio de salud, ninguno tuvo diagnóstico de intoxicación, recibiendo tratamientos con: pomada, gárgaras y crema”.

“Las prácticas de preparación y aplicación no son las adecuadas”.

“El único aspecto positivo de los agroquímicos fue en relación al beneficio económico”.

“No se han evidenciado conocimientos adecuados en cuanto a las legislaciones municipales y provinciales respecto al uso de agroquímicos”.

Verzeñassi critica la ausencia de información y la búsqueda de ganancias. “Desde los organismos oficiales se estimula a la confusión respecto a la toxicidad de los productos. Cuando uno habla con los productores, te dicen: ´esto es bueno´, ´es banda verde´, ´no hace nada´, ´es un matayuyo´. Y lo dicen no porque lo inventaron, sino porque alguien los ayudó a construir esa representación. En estos dos trabajos queda en evidencia que quien construye la representación respecto a la falsa inocuidad de estos productos es el mismo Estado con su política de buenas prácticas. Esa política ha permitido consolidar una falaz idea de inocuidad depositando la responsabilidad del daño que pueda generarse en el aplicador”.

La ciencia y parte

¿Cuánto influyó para construir esa falsa interpretación de “las buenas prácticas” el informe elaborado en julio de 2009 por un Consejo Científico Interdisciplinario del CONICET? Esa investigación carece de definiciones (no categoriza si el glifosato es inocuo o perjudicial) y se preocupa por subestimar y relativizar los hallazgos científicos más preocupantes sobre los efectos del glifosato. ¿Cómo lo hace? Respaldándose en estudios financiados por la propia Monsanto.

Tres meses antes, el científico Andrés Carrasco -quien había sido presidente del CONICET- demostró a través del Laboratorio de Embriología Molecular de la UBA cómo el glifosato afectaba el desarrollo genético en embriones anfibios con la posibilidad de generar células cancerosas. Por esa razón, según las críticas de varios científicos consultados por MU, el objetivo del informe del Consejo Interdisciplinario fue el descrédito de las investigaciones que alertaban sobre los daños a la salud.

“Ese informe del CONICET es, desde mi punto de vista, el cimiento o el encofrado que sostiene toda la construcción y consolidación de la ´ciencia de la inocuidad´, por llamarla de alguna manera”, confirma Verzeñassi. “Es una ciencia perversa. El informe, desde el punto de vista técnico, tiene falencias. Si yo presentase un trabajo científico redactado así, el CONICET me lo rechazaría. Y eso es interesante y preocupante a la vez. En términos futbolísticos, el informe es como el jugador que habilita para que no haya offside y puedan hacerte goles en contra. Y eso es lo más duro, porque fue el CONICET, el organismo vector de la ciencia de nuestro país, el que debería estar preocupado por la salud de la población, quien puso ese jugador”.

Dentro de la misma metáfora, podría agregarse: el informe no solamente habilitó a jugadores contrarios, sino que también dio un pase atrás. “En el anexo 2 dice que es bien sabido que la inocuidad alimentaria en materia de plaguicidas está directamente relacionada con el uso de productos autorizados bajo indicación profesional, en dosis adecuadas y respetando períodos de cadencia. No es así: la inocuidad alimentaria está relacionada con el no uso de plaguicidas”. Y señala un problema mayor que revela este informe: “La manipulación de la palabra en ciencia como signo de comunicación es muy preocupante cuando se hace con el objetivo de tapar la posibilidad de que las poblaciones se reconozcan en los trastornos que produce un determinado modelo de producción”.

Verzeñassi concluye: “Si en el 2009 un comité dijo que está todo bien, pero en 2015 la Organización Mundial de la Salud dice que el glifosato es posiblemente cancerígeno en humanos, a alguien se le escapó la tortuga”.

La pregunta no es a quién se le escapó, sino por dónde.

Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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