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Tocar la época
Cafundó. Es uno de los grupos representativos de la movida que sacude calles y escenarios. Con escuela propia y dos espectáculos le ponen ritmo a la participación.
En la bellísima ciudad de Salvador de Bahía, al norte de Brasil, nació en los 70 un género musical producto de una particular mixtura que conjuga la samba brasilera y el reggae, de origen jamaiquino, surgidos de la esencia africana trasladada a este continente. Esa mezcla dio a luz un ritmo festivo propio del Carnaval y que también buscaba reivindicar el orgullo de la negritud. Los principales exponentes del género son Olodum, Ilé Aiyé, Muzenza y Timbalada, entre otros. Este ritmo pegadizo traspasó las fronteras y llegó a estas tierras porque, como dice Charly García en su tema Yo no quiero volverme tan loco, la alegría no es sólo brasilera. No, mi amor.
Hace poco más de siete años, un grupo de amigos se reunía todos los lunes a tocar samba en una plaza del barrio porteño de La Paternal. Unidos por la música que más disfrutaban y las ganas de hacer una apuesta más fuerte, decidieron formar una banda de samba-reggae a la que llamaron Timbó. Con el tiempo la rebautizaron como Cafundó, que en el lenguaje rural de Brasil significa lugar lejano, algo así como fin del mundo.
Al año y medio comenzaron a dar clases en dos talleres, con una docena de alumnos cada uno. Luego unificaron en una sola escuela, que también lleva el nombre de la banda y se mudaron a la Estación de los deseos, espacio histórico recuperado por los vecinos del barrio de Caballito en el que se dan clases de danza, acrobacia, candombe, batucada y samba reggae.
El boom
En los últimos años el universo de la percusión suma cada vez más adeptos. Grupos como La Bomba de Tiempo -que lleva nueve años ininterrumpidos tocando los lunes a la tarde en el Centro Cultural Konex con éxito de público-, La Chilinga –fundada por un ex baterista de Los Piojos, también dan clases y cuentan con cientos de alumnos repartidos en varias sedes-, el Choque Urbano –que además de percusión integra teatro y danza en una combinación intensa y explosiva- se suman otros como Estacatto, Alerta Pachuca y Latiendoamérika, todos grupos que también forman parte de este boom que representa la música con tambores.
¿Cuál es la razón por la que cada vez más gente quiere aprender a tocar percusión? Ezequiel Szusterman, director de Cafundó, arriesga: “Es difícil elaborar una teoría sobre esto porque son muchas las razones. Muchas bandas de rock han sumado percusión y han abierto así la cancha, agregando a sus canciones géneros de raíces afro: desde Los Piojos o la Bersuit, hasta No Te Va a Gustar y La Vela Puerca. A su vez, la gente busca hacer música y los tambores surgen como una actividad accesible para tocar en grupo, empezar de cero y a cualquier edad.”
Pablo Belmez, otro de los directores de Cafundó, coincide: “La percusión es accesible, todos podemos tocar. La repetición tiene algo mántrico y es inevitable conectar con eso. Tenés que estar relacionado con tu ritmo interno, con el tiempo, con las pulsaciones. Mucha gente que no se veía tocando descubrió que podía percutir tambores. La Bomba pisó fuerte como movida y acercó el público a los tambores. Hay cada vez más grupos de samba-reggae, hay ganas de tocar y de bailar”.
Vida propia
En este momento Cafundó es un ensamble de tambores surdos, repiques y redoblantes conformado por 18 músicos, y cuando tocan los instrumentos de viento suman 28 en el escenario. Ezequiel: “La propuesta musical de Cafundó no es una sola. Hoy por hoy tenemos dos shows diferentes con los cuales salimos a tocar. El primero es el más folclórico y tradicional, hacemos percusión entre la gente. Hace tres años nació Cafundó + 10 orquesta con la que tocamos temas propios con invitados y la orquesta de vientos, en un escenario. Es un plan diferente, pero con el mismo espíritu y con los tambores de batuque como corazón del espectáculo”. Pablo: “La banda tiene vida propia. Toca, trabaja en la escuela, a la que van muchos alumnos y funciona bien. Algunos hacemos trabajos privados. De los 18 integrantes, la mayor parte vivimos de la música, aunque no solamente de Cafundó: tenemos otros proyectos musicales a la vez”.
Cuando suena este género afro-bahiano es una fiesta para quien toca y para quien escucha. Pablo: “Hay celebración, alegría, se toca bailando. Es música de raíz afro, que nació en un lugar como el Pelourinho, en Salvador de Bahía, donde había tránsito de esclavos. Tiene que ver con la reivindicación de la cultura negra. Pese a haber sido silenciados, su música sobrevivió a la represión y hoy la seguimos escuchando. Si bien tiene un tinte agrio ligado a su historia, es muy alegre”.
En el verano de 2012 Cafundó tocó el cielo con las manos: viajaron a la cuna del samba-reggae con la intención de estudiar durante veinte días. No sólo tomaron clases: participaron de ensayos, grabaciones, fueron a ver bandas brasileras y filmaron un video en una playa. Y más: se consagraron como la primera banda argentina en tocar en el Carnaval de Bahía. En uno de sus viajes a Brasil, Ezequiel se había hecho amigo de Pacote do Peló, uno de los fundadores de Olodum y gracias a su recomendación pudieron tener un lugar en la grilla en el Carnaval oficial. “Si bien somos argentinos y tenemos un swing determinado, se sorprendían. Es como que vengan brasileros a hacer tango acá. Nosotros ensayamos dos veces por semana desde hace muchos años, pero ellos nacieron tocando esa música. Fue una experiencia hermosa”, recuerda Pablo.
Tocar en la calle es un rito infaltable para Cafundó. La esencia del samba-reggae transcurre al aire libre, en la calle, con la gente acompañando el ritmo con sus cuerpos. Por eso con los alumnos de los talleres de la escuela se reúnen una vez al mes en el Parque Los Andes, en Chacarita. “En Bahía la calle es de ellos, es una fiesta. Acá cada vez que salimos viene la policía y tenemos una contravención”.
Grabaron un disco el año pasado y contaron con la participación de invitados especiales: Cóndor, de la Bersuit; el hiphopero Kódigo y Juan Carlos Baglietto, que interpretó la versión en samba-reggae de Mañana en el Abasto, de Sumo. El pasado septiembre tuvieron otro invitado de lujo en uno de sus shows: el talentoso músico uruguayo Hugo Fattoruso. Ahora están trabajando en un nuevo espectáculo, en el que harán temas del disco Survival de Bob Marley, una versión percusiva con cantante y coros. Así siguen sumando anécdotas y experiencia en el camino que eligieron, planeando shows, proponiendo arreglos musicales y disfrutando lo que mejor saben hacer: sambar la alegría.
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