Nota
Independencia y Arte: cuando el cuerpo habla
A metros del acto oficial celebrado en el Teatro Colón y con el Obelisco de fondo, un grupo de jóvenes artistas realizaron una poética acción en la helada noche del 8 de julio. El cartel que los enmarca sintetiza qué hacían ahí: “Esto no es independencia”.
A metros del acto oficial celebrado en el Teatro Colón y con el Obelisco de fondo, un grupo de jóvenes artistas realizaron una poética acción en la helada noche del 8 de julio. El cartel que los enmarca sintetiza qué hacían ahí: “Esto no es independencia”.

Foto: Comunicación Emergente
Con sonrisa amable, mujeres y hombres prolijamente vestidos comenzaron a ocupar el asfalto hasta conformar un damero expectante. La posición de las manos anuncia algo imposible de anticipar. Músicos de banda a un lado y del otro, una pareja con megáfono. Desde allí se escucha un manifiesto poético, con resonancias de denuncia pero con ritmo surrealista. De pronto, muchachas y muchachos comienzan a sacarse la ropa hasta quedar desnudos en la impiadosa interperie de la principal avenida porteña. El público está en shock, entre fascinado y alelado. Los cuerpos, finalmente, arman una pila que luego coronan con un bandera: de un lado, la estadounidense; del otro, la española.
Y así esos cuerpos se ganan lo imposible: la ovación.
¿Quiénes son?
En MU, dos notas te anticiparon de qué se trata.
Resumiendo:
Se bautizaron Fuerza Artística de Choque Comunicativo (FACC) y se propusieron poner el cuerpo en acción. Con el lenguaje del arte y en el espacio público, interviniendo en temas de actualidad que los movilizan.
Se presentan así:
“FACC es un equipo no partidario de artistas activándose con la urgencia de enfrentar cualquier máquina de violencias que pretenda disciplinar nuestros destinos sociales. Tenemos la certeza de que, hoy más que nunca, es trabajo y responsabilidad del artista poner sus herramientas al servicio de desmantelar desde un acto de comunicación, cualquier iniciativa que sesgue el espíritu libre. Haciendo de la calle y los edificios públicos nuestro escenario y foco de operaciones.
Invitamos a quien decida declararse en estado de emergencia a accionar en consecuencia. Artistas que entiendan que es momento de priorizar. De decidir dónde poner sus energías, en dónde invertir su fuerza, en dónde correr sus riesgos. Individuos deseando un cuerpo colectivo. Dispuestos a transgredir e inclusive romper reglas para lograr efectos performáticos que revelen ideales; que construyan otro discurso. Un discurso intransigente, desde el potente grito del artista”.
Nace un lenguaje
La FACC nació cuando un grupo de artistas, a partir del cambio de gobierno nacional, sintió que les urgía poner el cuerpo fuera de sus teatros. Si bien sus encuentros comienzan a partir del triunfo de Cambiemos, los artistas que conforman la FACC aclaran que no son un colectivo antigobierno, sino que “quieren instalar una simbología en la calle que hable de un grado de resistencia y que explicite que una parte de la sociedad está enojada y en pie de protesta”.
La chispa que encendió la primera acción fue la llegada de Obama a la Argentina y su presencia el 24 de marzo en el país. Los integrantes de la FACC dicen que sintieron la necesidad de salir hacia los espacios públicos por una combinación de motivos políticos y sociales, que van desde el constante atropello a los espacios culturales hasta la violencia social general. “Frente a un Estado policial que reprime el arte la respuesta que encontramos fue salir a hacer lo que sabemos hacer. No nos interesa el teatro panfletario. No es nuestra estética, ni nuestra búsqueda poética, por eso seguimos en la investigación para ser claros con el mensaje, prepararnos y aprender a ponerle el cuerpo a la calle”.
Utilizan las técnicas de la creación teatral para realizar sus acciones. “Tenemos esa herramienta. Somos artistas escénicos, artistas performáticos, gestores culturales, y tenemos los espacios. Todo eso ahora lo queremos poner en función de lo que pasa”.
La FACC lleva cinco acciones en tres meses de trabajo intenso. Por un lado, una pila de cuerpos desnudos que simbolizó, entre otras cosas, la violencia estatal argentina y estadounidense sobre los cuerpos de la sociedad. Por otro, una intervención sobre el puente de Juan B. Justo y Córdoba: se pararon al borde del puente con globos amarillos atados al cuello. Por último, pusieron el cuerpo para acompañar a una asamblea en contra de un desalojo en el barrio del Abasto. Hicieron un living humano para abrazar y sostener a las familias y vecinos que resistían el desalojo.
Video de la acción Esto no es Independencia, cobertura de Comunicación Emergente:
Video que resume las acciones de la FACC:
Video Acción Pila: Macri Go Home
Chau LoPérfido
Poco antes y a metros de esta acción un grupo de artistas autoconvocados protagoniza otro aplauso.
El espectáculo oficial llamado La Noche de los 200 años estaba anunciado a las 20. A las 18, en la esquina de Córdoba y Callao, los artistas ya se agrupaban y comenzaban a preparar su intervención. Eran alrededor de 80 personas de entre 30 y 60 años.

Foto: Julieta Colomer/lavaca
Uno de ellos llevó una bolsa de globos negros y entre veinte pulmones y dos infladores los fueron dejando del tamaño de piñatas. La primer dificultad que tuvieron fue lograr que los globos no se volaran hacia la avenida, pero encontraron una reja y la estrategia fue atarlos ahí hasta el momento de la acción.
Algunas actrices sacaban de sus carteras cinta de papel y marcadores y se encargaban de escribir carteles que decían: “Ojo al próximo”, “30 000 chaus”, “El arte es política” y “Andate del Colón”. Mientras tanto, una chica repartía a cada uno un puñado de volantes con la foto de Darío Lopérfido y un lema debajo: Ya renunció.
La imagen parecía la de una fábrica en la que cada uno hacía foco en su tarea.
¿Por qué vuelven a la carga con el repudio?
Cuenta una de las artistas que organizó la acción: “Porque el objetivo que logramos hasta hoy fue la renuncia a sólo uno de sus cargos: el de ministro. Eso nos pone contentos, pero tenemos en claro que es una vergüenza que un funcionario negacionista siga ocupando cualquier cargo público. Vamos a continuar con las acciones que se basan en informar a la gente que muchas veces ni siquiera sabe quién es ni qué dijo. Nuestro objetivo en cada acción es informar a través de la denuncia”.

Foto: Julieta Colomer/lavaca
Otro artista agrega un motivo más a la intervención: “Además, el Teatro Colón maneja más de la mitad del presupuesto de la Ciudad. Este evento es una clara muestra de cuál es la política cultural que llevó y lleva adelante el ex ministro. Es un escenario montado afuera, no dejan ingresar al público al teatro y pusieron unas gradas en las que solo entran 1.400 personas. Esa es su mirada de la política cultural y eso también es lo que repudiamos”.
Entre los que colaboraban con el armado de la acción se encontraba Mabel Careaga, hija de Ester Ballestrino de Careaga, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, desaparecida. Dice: “Es un logro que Lopérfido sea persona no grata para la cultura y no pueda pisar ningún sitio de memoria. Que esté atrincherado en el lugar de la cultura más elitista como es el Teatro Colón, ya es un éxito”.
Iban llegando cada vez más artistas, y se acercaba cada vez más público. Mabel: “Los artistas le han puesto el cuerpo de una forma increíble a ese reclamo. Fue una gran experiencia la que empezó en el mes de enero gracias a cantidad de personas del ambiente cultural que tomaron esa bandera y la hicieron propia. La conexión de esas voluntades y espacios artísticos con el movimiento de Derechos Humanos en un pedido único fue muy enriquecedor.”

Foto: Julieta Colomer/lavaca
Una vez inflados todos los globos y pintados los carteles se ataron unos a otros las máscaras con la cara de Darío Loperfido que habían impreso, recortado y agujereado cada uno en su casa. Allí se formó una gran ronda, para compartir las pautas de la intervención:
“Nos vamos a formar en grupos de a diez. Cada grupo tiene un referente. Nadie se separa de su grupo. Vamos a avanzar como si fuésemos una pesadilla. Puede haber gente que no esté de acuerdo y nos diga cosas. No es el ámbito para convencer a nadie. Nadie responde. Somos los fantasmas de Lopérfido. No hablamos. Nadie se separa del grupo. ¿Escucharon?”
La respuesta fue un sí, muy fuerte. Comenzaron a aullar, silbar y aplaudir.
En la calle Uruguay la gente hacía la cola en silencio y en la oscuridad para ver el espectáculo oficial. No había luces ni música ambiente.
Los artistas enmascarados avanzaron con sus globos negros.
Primer objetivo cumplido: parecía una pesadilla.
Una vez frente a la puerta del Teatro Colón los artistas comenzaron a cantar: “que se vaya”.
Ocurrió algo acaso inesperado: la gente de la cola aplaudió y se sumó en el canto.

Foto: Julieta Colomer/lavaca
María Inés García, 40 años, de Paternal dijo sobre el festejo del bicentenario: “Hay vallas y no se puede ver nada porque las rejas tapan la pantalla. Nos dijeron que las gradas que están vacías están reservadas para familiares y gente acreditada. Me enoja porque, si era así, que no convoquen a tanta gente. Yo sí creo que este gobierno piensa que la cultura es para todos, pero está mal organizado: para mirar una pantalla y no a los artistas en vivo me quedaba en mi casa”.
María Inés pregunta qué hizo el ex ministro que provoca esa intervención.
Los artistas le alcanzan un volante con dos frases:
- “En la Argentina no hubo 30.000 desaparecidos. Ese fue un número que se arregló en una mesa para obtener subsidios”.
- “Hablen de arte, hablen de teatro, hablen de cine, hablen de cultura, dejen de hablar de política. La política es algo muy complicado”.
María Inés las lee y concluye: “Ah, es un tarado. Entonces que se vaya”.
Video de la acción Chau LoPérfido:
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

Nota
Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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