Nota
Mi vecino, el genocida
Un tribunal federal puede definir mañana si concede la prisión domiciliaria al genocida Miguel Etchecolatz. El represor podría así volver a su casa en el Bosque Peralta Ramos, en Mar del Plata, a 5 cuadras de la hija de desaparecidos que vive en ese barrio. Allí, desde febrero, cumple condena en su casa otro genocida, apodado El Nazi y responsable del robo de bebés, entre otros delitos de lesa humanidad.
El Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata podría conceder al represor Miguel Osvaldo Etchecolatz el beneficio del arresto domiciliario en su casa en el Bosque Peralta Ramos, al sur de Mar del Plata. Centenares de referentes y militantes de organismos de derechos humanos se manifestaron el miércoles para rechazar la posibilidad de que uno de los genocidas emblemáticos de la dictadura cívico-militar argentina salga de la cárcel.
El TOF había otorgado a fines de julio –con votos de los subrogantes Germán Castelli y Jorge Michelle- la prisión domiciliaria con el argumento de su edad (87 años) y problemas de salud, pero no se efectivizó. La decisión se postergó para este viernes por una indefinición en la conformación del Tribunal. Si no se resuelve durante el día, la resolución podría retrasarse nuevamente. Los organismos de derechos humanos están alertas. La abogada de Justicia Ya, Guadalupe Godoy, subrayó que nunca se opusieron a domiciliarias ante situaciones de salud pero, en este caso, “el Cuerpo Médico Forense dictaminó que está en condiciones de seguir detenido”. No es un dato menor: horas después de la movilización en La Plata se conoció que unos atacantes mataron al perro de la médica que había revisado al genocida para realizar este dictamen (https://infobaires24.com.ar/mataron-al-perro-la-medica-reviso-etchecolatz/). Según las publicaciones, le dejaron el cuchillo ensangrentado en la puerta de su casa.
Etchecolatz –ex Director de Investigaciones de la Policía de la provincia de Buenos Aires, mano derecha del General Ramón Camps, jefe de la Bonaerense durante la dictadura- llegó a la prisión perpetua por delitos contra la humanidad cometidos en el marco del terrorismo de Estado. La última condena fue el 23 de marzo de este año, cuando la justicia determinó que era culpable del secuestro y desaparición de los militantes universitarios Daniel Favero y María Paula Alvarez. Al haber cuatro sentencias que ya pesaban en su contra (1986, 2004, 2006 y 2014) el TOF 1 le fijó la pena única de reclusión perpetua.
Sus otras condenas:
- 1986: 23 años de prisión por delitos de tormentos en 95 hechos comprobados en el marco de la “Causa Camps”, que investigaba la participación de policías bonaerenses en la represión. En 1990 fue liberado gracias a los indultos firmados por decreto por el expresidente Carlos Menem.
- 2004: 7 años de prisión por la supresión de la identidad de Carmen Sanz, hija de desaparecidos, en la causa por robo de bebés.
- 2006: prisión perpetua “por delitos de lesa humanidad en el marco del genocidio que tuvo lugar en la Argentina entre 1976 y 1983”. Dos días antes de la sentencia desaparecía Jorge Julio López, querellante y testigo de la causa, secuestrado durante la dictadura. Su testimonio fue clave en el juicio. López continúa desaparecido.
- 2014: prisión perpetua junto a 15 militares, policías y civiles que intervinieron en el centro clandestino de detención conocido como La Cacha. Al final de la sentencia fue cuando el represor escribió en un papel: “Jorge Julio López”. La imagen quedó retratada en la fotografía de Leo Vaca.
En Mar del Plata, mientras, están alertas.
Un golpe a la memoria
La posibilidad de que Etchecolatz vuelva a su casa en el Bosque Peralta Ramos inquieta a los organismos de derechos humanos en Mar del Plata, que expresaron su repudio en la marcha 2000 de las Madres de Plaza de Mayo frente a la Catedral. “Hay mucho enojo. Hoy la plaza se pobló, la gente salió a la calle”, dice a lavaca Paula Piriz, ex militante de HIJOS Capital, vecina marplatense, que participó la jornada de Memoria, Verdad y Justicia en su distrito.
Paula Piriz es hija de Luis Julio Piriz, secuestrado y desaparecido el 28 de mayo de 1976. “Mi papá es desaparecido cuando yo tenía dos años. Era militante del PRT-ERP, responsable de cultura, periodista del diario La Opinión, médico, había comenzado a militar a los 13 años con Silvio Frondizi en el grupo Praxis. Yo recupero sus restos en 2013. Ahí nos enteramos que lo fusilaron el 20 de junio junto con otros 12 compañeros más, a la vera del Arroyo Sarandí. Aparece en el Cementerio de Avellaneda como NN. ´Abatido en combate´, decía el registro. Me crié con mis abuelos, y con mi mamá seguimos viviendo juntas”.
Su mamá es Susana. Era alumna de Filosofía y Letras y militaba junto a Luis en el PRT-ERP en los setenta. Fue secuestrada en 1980. Paula: “Estuvo 4 meses como presa política en Devoto”.
Susana se mudó a Mar del Plata hace unos 15 años. Vive en el Bosque Peralta Ramos.
Nada menos: allí solicitó cumplir el arresto domiciliario el genocida Etchecolatz.
“Todo esto me genera mucho enojo e impotencia. Sentimos mucha rabia y dolor. Es un cachetazo para los Hijos, las Madres, las Abuelas, la democracia, para todos los que sufrimos el terrorismo de Estado y para la sociedad en general. Escuché que alguien decía que no todos los que votaron a Macri están de acuerdo con el Golpe, pero sí todos los que están de acuerdo con el Golpe votaron a Macri. Y esto es un fiel reflejo que es así. Siento mucho dolor. Mi vieja fue presa política, en el ´80 estuvo en Devoto y vive en el Bosque. Para ella tener a un asesino viviendo a 5 cuadras es un golpe a la memoria, al corazón de todos. Esa es la sensación”.
Sigue Paula.
“Que estén sueltos y los vayan soltando en domiciliaria nos pone en alerta. Yo estoy con ganas de volverme a juntar con Hijos, porque yo pensé que esto ya era historia. Ya pasamos por los escraches, hubo juicios, condenas. Yo voy todos los jueves a acompañar a todas las Madres y Abuelas a dar la vuelta enfrente de la Catedral a las 15:30, y creía que no íbamos a pasar por esto otra vez. Y ahora siento las ganas de juntarme, ver de qué manera podemos juntar gente y concientizar que esto no puede ser así, que no pueden estar los asesinos sueltos otra vez. No pueden. Es la memoria de nuestros padres, de nuestras madres. Es un golpe a la memoria”.
El ruido de los pañuelos
Paula reflexiona: “Imaginate para alguien que sufrió la tortura tener en un radio de 30 cuadras a dos represores sueltos. Es muy fuerte. Muy”.
El caso de Etchecolatz no sería el único en Mar del Plata. Tampoco en el Bosque Peralta Ramos. El juez federal de La Plata Ernesto Kreplak decidió en febrero que el genocida Juan Miguel Wolk, alias El Nazi, represor del Centro Clandestino de Detención Pozo de Banfield, gozara de arresto domiciliario en su dúplex ubicado en la zona sur del municipio. Abuelas y Madres Plaza de Mayo junto a Hijos realizaron el 5 de marzo un acto de repudio frente a la casa de Wolk, escoltada por policías, seguido de una volanteada para informar a los vecinos.
Tal como explicó Abuelas en un comunicado (linkear: https://www.abuelas.org.ar/noticia/acto-en-repudio-al-arresto-domiciliario-al-represor-juan-miguel-wolk-en-mar-del-plata-343), Wolk es uno de los responsables de la desaparición de jóvenes estudiantes secundarios en la Noche de los Lápices. “Su tarea fue torturar a más de 300 personas, entre ellas 24 embarazadas, para luego apropiarse de sus niños, delito por el que también se encuentra imputado”, afirma Abuelas. “Al menos 18 bebés nacieron bajo la mirada asesina de Miguel Wolk; sin embargo nunca fue llevado a juicio por sus crímenes. Se fugó de la justicia y fingió su propia muerte presentando él mismo un certificado de defunción falso para evitar un proceso por delitos de lesa humanidad”.
Paula estuvo allí.
“Fue un escrache silencioso, porque solamente marchamos y nos paramos en la puerta, y una Madre leyó un texto, aunque en realidad nunca hay silencio en esas acciones: los pañuelos de las Madres y las Abuelas ya hacen mucho ruido por sí solos. Estaba todo vallado. Fue una caminata desde el Bosque hasta la puerta de la casa, y allí nos quedamos en silencio un buen rato. Wolk salió en prisión domiciliaria cuando asumió Macri. Lo peor de todo es que me encargué de sacar las fotocopias de la cara para distribuirlas en el barrio, ¿sabés lo que me decía el verdulero, el almacenero? ´Sí, este viene a cada rato´. ¡Salen! Es mentira que es domiciliaria, porque salen. ¿A dónde más irán? Eso hay que denunciarlo”.
La burla
Paula dice que, al igual que la marcha 2000 en Plaza de Mayo, en Mar del Plata muchas de las consignas y cantos estuvieron dirigidas en respuesta a las declaraciones del presidente Mauricio Macri al portal BuzzFeed, donde dijo: “No tengo idea si fueron 9 mil o 30 mil, si son los que están anotados en un muro o son muchos más”.
Para Paula, las declaraciones de Macri y las domiciliarias a represores condenados forman parte de una misma lógica y no deben entenderse por separado. “Después de escuchar al Presidente hablar de las políticas de derechos humanos, de poner en duda los desaparecidos y de todas las barbaridades que le escuchás decir, ves las cosas que pasan con los represores sueltos y te das cuenta que esto es una burla. Se burla de su política, de su poder y de su forma de pensar. Se burlan de todos nosotros, de los derechos humanos, de la memoria, la verdad y la justicia. Todo es parte del mismo plan”.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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