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La flor del barrio
Mariela Pugliese, presidenta de FARCO. El foro que integran más de 100 radios comunitarias puso a la cabeza a la representante de FM Bajo Flores.
S be que para mirar hacia adelante hay que saber mirar hacia atrás. “La clave actual es lograr que las radios comunitarias y sin fines de lucro crezcan, sin perder la mística y las raíces”, plantea Mariela Pugliese. Pero además de decirlo Mariela se propone hacerlo, a cuatro años de la sanción de una Ley de Servicios Audiovisuales que simboliza tanto enigmas como desafíos.
Llegó a la Villa 1-11-14 en 2003, investigando para un libro sobre cartoneros del periodista Eduardo Anguita, conoció FM Bajo Flores, “y me enamoré porque tenía un trabajo concreto de participación comunitaria. Nunca más me fui”. Diez años después, Mariela conduce Flores Silvestres, “un programa de género que cuestiona muchos lugares comunes sobre el tema, porque lo hacemos con las chicas del barrio y desde la comunicación popular”.
Desde hace semanas su agenda ha empezado a enloquecer porque el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) eligió a FM Bajo Flores para la presidencia de esa red de casi 100 emisoras, trabajo que recayó sobre los sueños de la propia Mariela, la primera mujer en ese cargo. “Yo era vicepresidenta en la etapa conducida por Néstor Busso, de Radio Encuentro de Viedma, actual secretario de Derechos Humanos de Río Negro. Creo que es un voto de confianza para lograr en FARCO y las radios una unión que nos permita crecer y consolidarnos, sin dejar de saber dónde estamos parados”. La propia FM Bajo Flores es un caso. Su director histórico es Eduardo Nájera “y en casos como él se ve lo que es la construcción de la comunicación desde la propia comunidad”.
Mística y raíces
La radio nació el 1º de junio de 1996 de la era menemista, poniendo bocinas en los techos para pasar música, leer los diarios y criticar al gobierno desde el peronismo no domesticado, los movimientos sociales y las organizaciones barriales. Se convirtió en el corazón de la comunicación de Bajo Flores con programas de todas las comunidades –paraguaya, boliviana, peruana, de las diferentes provincias argentinas–, pero también organizó colonias de vacaciones y talleres de fútbol para los chicos, celebró fiestas y cumpleaños, denunció todas las discriminaciones, gatillos fáciles y prepotencias, involucró a jóvenes sub-17 en las actividades, y ellos salieron a convocar a amigos y amigas en situaciones de riesgo, para ir hasta la esquina de Riestra y Camilo Torres, junto a una gomería y frente a un baldío, donde la radio siempre tiene las puertas abiertas.
Cerrar radios
Mariela cree que una de las novedades de estos años es la propia legalidad: “Aunque todavía no haya licencias ya no sos ilegal, que es algo que te hace sentir que no tenés futuro. Esto implica un desafío. Hay cantidad de compañeros del barrio que se han puesto a estudiar comunicación, trabajo social y hasta abogacía, pensando en su futuro en la radio. También crecer implica un cambio de la mentalidad de la buena onda, la militancia y lo atamos con alambre. Cuando en vez de 5 compañeros somos 40 y tenés más alcance e incidencia, el desafío es otro y las cosas se complejizan. Y eso es buenísimo”.
Otro desafío: la propia Ley de Servicios Audivisuales. Responde Mariela: “Me consta que no está cajoneada. No son los ritmos que uno querría, pero hay voluntad del AFSCA de cumplirla. Lo primero es tener un mapa de la situación. Ordenar el espectro y entonces tomar la decisión política de cuántas radios vas a poner, en qué dial, cada detalle. En zonas de conflicto va a ser complicado porque hay superposiciones, y habrá que cerrar radios. No las comunitarias, pero algunas deberán cerrar”.
Su$tento
La sostenibilidad es otro objetivo, dice Mariela. “Tenemos una discusión enorme con el Estado, que tiene que cumplir un rol de acompañamiento y fomento económico, con recursos concretos, para los medios sin fines de lucro. Si no, será imposible consolidar al sector. Y ojo, que se subsidian industrias gigantes, como la del transporte. Lo que querés tener, lo fomentás. No es caridad: es política pública. Fijate que hasta en Gran Bretaña el Estado subsidia a las radios comunitarias porque las consideran constructoras de ciudadanía, libertad e identidad. Es una disputa que no está ganada por nuestro sector”.
Un dato: “Por ley corresponde a las radios un 10% de lo que recibe el AFSCA por los impuestos que pagan los medios. Es un fondo concursable de promoción. Yo no te puedo dar una explicación sobre por qué todavía no se implementa, pero espero que se logre”. Aclara: ese apoyo estatal que reclama es para una primera etapa: “A largo plazo creo que la independencia económica y la autogestión también te brindan independencia política. Esos recursos se pueden lograr por publicidad, por producción de contenidos o por otras cosas, que permitan un armado más ambicioso. FARCO tiene el rol de tender puentes entre el Estado y las organizaciones; también en otra etapa puede hacerlo con las cámaras publicitarias o industriales”.
Lo que plantea Mariela es, en términos futboleros: no regalar la cancha. “Si no asumimos nuestras propias formas de gestión vamos a dejarles el campo libre a los que hace 300 años manejan el poder con métodos fordistas, relaciones verticales, y todos los inventos que han hecho para mantener el control económico y comunicacional”.
La batalla
Para Mariela “al margen de la batalla cultural hay una realidad: en los lugares donde está Clarín no puede crecer nada alrededor. Entonces esto no es una batalla entre Clarín y Cristina, sino entre modelos de vida distintos. Clarín disfraza de libertad de información lo que es su defensa de cuestiones más crudas: el control político, económico y social. Desarmar Clarín es desarmar ese dominio, y corresponde hacerlo por ley”.
Para desarmar el control monopólico, advierte Mariela, no sirven las radios de departamento “con dos micrófonos y diciendo cosas bonitas: la clave es el territorio. Replantearnos la comunicación popular es ganar la batalla del sentido común. Es triste cuando uno habla de sí mismo con la mirada de los que tienen el poder. Mi sueño es recuperar el propio sentido, que digamos y reflejemos lo que en realidad somos”.
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