CABA
Inscripción online: las familias que crean sus propias vacantes
La inscripción online a jardines y primarias en la Ciudad de Buenos Aires sigue dejando chicos y chicas fuera de la educación pública, frente a un crecimiento récord de las instituciones privadas. Lo nuevo es el protagonismo y la organización de familias y docentes que consiguieron que se construyeran dos jardines públicos que aportan, juntos, 600 vacantes más. Aquí la historia del último, bautizado «Azucena Villaflor», que mañana realiza un festival en Plaza Boedo que pregunta «¿Dónde están las 3000 escuelas?» que prometió el gobierno nacional.
Por Alejandro Volkind para lavaca.org
Este martes 21 se publicaron los resultados de la inscripción online para el ciclo lectivo 2018 y, otra vez, otro año, miles de chicos quedarán fuera de la escuela pública.
El número preciso, con suerte, lo conoceremos dentro de meses. Se sabe que el gobierno porteño es poco afecto a brindar esta información: gran parte de este año, la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, prefirió pagar una multa diaria de 100 pesos antes que dar los datos exactos de la inscripción realizada en 2016. Para conocerlos hubo que esperar hasta octubre, cuando la Justicia le comunicó al Ministerio que, de negarse nuevamente, la información sería extraída por la fuerza a través de un perito informático oficial.
Sólo así se pudo saber que en 2017 hubo 11.958 chicas y chicos que se quedaron sin vacante en alguno de los tres niveles de escolaridad obligatoria.
Los números crecen año tras año. De los 7 mil reconocidos en 2014, cuando debutó del sistema de inscripción online, la cifra trepó a casi el doble en 2017. Mientras, el presupuesto educativo va en caída libre y este año fue el más bajo de la historia, según un informe realizado por el ex legislador Patricio Del Corro. A su vez, hasta mitad de año, áreas como la Dirección General de Infraestructura Escolar habían utilizado apenas el 34% del presupuesto asignado.
Mejor suerte corrió la educación privada, que en los últimos cinco años aumentó el monto que recibe del Estado en concepto de subsidios y hoy da cobijo a la mitad de los estudiantes de la Ciudad, récord absoluto comparado a otras jurisdicciones del país. En el nivel inicial, de 720 jardines, 245 son públicos y 475 privados. Allí se encuentra el grueso de los excluidos en las inscripciones online, que este año dejó a 10.480 niños de entre 45 días y 5 años sin lugar en la escuela pública, pese a que, según la propia Constitución de la Ciudad, el Estado tiene la obligación de brindarles escolaridad.
Caer en la escuela privada
Ante este panorama, lo nuevo es el protagonismo y la organización de familias y docentes que a través de espacios como la Multisectorial por la Educación Pública o Vacantes para tod@s consiguieron que se construyeran dos jardines públicos, el Carlos Fuentealba y el Azucena Villaflor, único jardín maternal que se inaugurará en 2018, y sólo este año lograron que 150 chicos que habían quedado en lista de espera consiguieran vacante.
Desde el 2014, año en que se implementó la nueva modalidad de inscripción, año tras año se sucedieron historias como la de Patricia Pines, quien el primer día de aquel año llevó a su hijo a sala de un año del jardín del Hospital Ramos Mejía. Estaba emocionada, pero al llegar todas las dudas que tenía se resumieron en una: el aula, para 40 chicos, medía exactamente 3 metros cuadrados. Solo atinó a agarrarse la cabeza y salir directo al sindicato para denunciar la angustiosa situación.
Desde el Ministerio aceptaron que habían hecho mal los cálculos y, tras la primera inscripción online, la cantidad de alumnos del jardín se duplicó.
Los directivos tuvieron que reacomodar los espacios y en una semana desapareció la beboteca, se achicaron los espacios comunes y hasta los pasillos se convirtieron en salas para poder ubicar a los más de cien nenes que se incorporaron de sopetón.
En esos días, Patricia y otras madres del Ramos pasaron de la indignación a la organización, que después de tres años empieza a dar sus frutos.
Las historias de las aulas conteiner y en el Lenguas Vivas y el jardín Carlos Fuentelaba, contada en la MU de marzo de 2014
Hace poco más de un mes, y en sólo 40 palabras, el flamante ministro de Educación de la Nación Alejandro Finocchiaro dio de baja una de las más publicitadas promesas de la campaña 2015. “El plan de 3.000 jardines estaba muy bien diseñado, lo que pasó es que en muchos lugares no hay terrenos de la magnitud y las características que necesitamos, o los terrenos salían más caros que el jardín”, aseguró en un reportaje al diario Clarín.
Sin embargo, fueron los propios vecinos quienes advirtieron un terreno ideal en la calle Venezuela al 3200. Fue así que las familias que asistían al jardín del Hospital Ramos Mejía propusieran transformarlo en una escuela infantil. El propietario del terreno era nada menos que el mismísimo Ministerio de Educación de la Ciudad.
Al principio, el reclamo fue a través de una página de Facebook: “Queremos una escuela infantil en Venezuela 3269”. Luego vinieron los festivales en el barrio y los murales; las movilizaciones al ministerio y las volanteadas. Y ante el menosprecio gubernamental como respuesta unívoca, un nuevo festival y otra movilización.
En ese recorrido circular que durante meses puso en juego la perseverancia de madres y padres, empezaron a acercarse organizaciones que, protagonizando luchas similares, aportaron sus conocimientos, sus recursos y sus experiencias, como el colectivo de familias y docentes que venían peleando por poner en funcionamiento otro jardín recuperado, el Carlos Fuentealba en Parque Patricios. Ellos, a diferencia de las familias de Balvanera, habían logrado reunirse con funcionarios de la Ciudad e incorporaron las nuevas demandas: “Ahí socializamos las reuniones que veníamos teniendo con el que era el subsecretario de Gestión Económica Financiera de Recursos del Ministerio de Educación y le empezamos a exigir que en este edificio ocioso del ministerio de educación de la ciudad, tenían que construir una escuela infantil con salas desde los 45 días, que son las que más faltan”, cuenta Estefanía Barone, maestra e integrante de la Agrupación Juana Azurduy.
Desde entonces la pelea no fue por ser atendidos sino por ser escuchados. Desde el gobierno aceptaban la idea de crear un jardín en el galpón de la calle Venezuela pero no para generar nuevas vacantes en el barrio sino para trasladar el del Hospital Ramos Mejía que, desde hace años, no cumplía con las condiciones de seguridad.
En ese tironeo, a mediados de 2016, mientras peleaban para que el Gobierno solucionara el problema del jardín con una escalera de emergencia, se enteraron de casualidad que por decreto el jefe de Gobierno había aprobado una ampliación presupuestaria para Educación destinada a Infraestructura. “Conseguimos el PDF que tenía el detalle y vimos que entre las 20 escuelas que aparecían estaba ésta, pero con la dirección errónea: decía Venezuela 3200”, comenta Estefanía y se ríe antes de decir que, a partir de ese momento, se volvieron una pesadilla para los funcionarios. El 21 de septiembre se instalaron en el Ministerio bajo la consigna “Que florezcan las escuelas esta primavera”: hablaron con el subsecretario y lo comprometieron a tomar el tema.
Días más tarde se colaron en una de esas amigables y digitadas reuniones con vecinos que suele organizar el Gobierno de la Ciudad y pese a que no las dejaron hablar, lograron desplegar, ante la mirada atónita del subsecretario y de la Ministra Acuña, un pasacalle que sintetizaba todo: “No sobran chicos, faltan escuelas”.
A las tres semanas, el subsecretario las convocó y les aseguró que hacia fines de octubre estaría la licitación. Dijo, en noviembre ya estaría adjudicada la obra.
La comunidad organizada
El 2016 terminaba con un jardín encaminado y con otro, el del Ramos, con escalera de emergencia. Ahora sólo quedaba elegirle un nombre. Para eso organizaron un festival en Plaza Boedo, a pocas cuadras del futuro jardín. Por amplia mayoría, ganó el de Azucena Villaflor. “Lo elegimos por ser la primera Madre de Plaza de Mayo, también queríamos el nombre de una mujer, de una luchadora y de alguien del barrio; y Azucena tenía mucho vínculo con la Iglesia Santa Cruz”, explica Estefanía, que sabe que aunque la elección no fue para nada caprichosa, el nombre definitivo tendrá que recorrer caminos mucho más burocráticos. “Sabemos que quienes sean designados como docentes y las familias que accedan a esta vacante son los que van a participar en la elección del nombre, pero ahí estaremos para contarles la historia de la recuperación de esta escuela”.
Gabriela Di Felice entra a la obra y, su voz se impone por sobre el ruido de los taladros. Saluda a Francisco, el capataz, pasa lista de los avances y describe con entusiasmo lo que hasta ahora son poco más que columnas y bolsas de cemento. “Esta es la plaza blanda, allá van a estar las salas de bebes, dirección y cocina, primer piso salas de dos y de tres, y ahí tenés el comedor y dos salas”. Cualquier distraído la confundiría con la arquitecta a cargo, pero ella es una de las madres del Jardín del Ramos Mejía que, al igual que Estefanía Barone, conoce cada detalle de la obra. “Miramos los planos, hacemos que los interpretamos, vemos el dibujito y calculamos qué van a hacer acá”.
Esta es al menos la decima vez que se acercan a la obra. Las visitas no se deben sólo a la ansiedad por ver terminada la escuela sino al aprendizaje realizado tras la recuperación del jardín Carlos Fuentealba, prometido para 2015 y abierto recién a mediados de este año.
De esa experiencia, donde el Ministerio cada tanto paralizaba los trabajos por falta de pago a la empresa contratista, aprendieron que la única manera de garantizar que la obra avance es viniendo seguido. “Cuando recién empezaban yo me presenté -cuenta De Felice- pregunté qué necesitaban y claro, no tenían ni para calentar agua, entonces les conseguí un anafe”. Así fueron generando un vínculo con el arquitecto y, sobre todo, con los obreros. “Ellos nos mantienen al tanto y así vamos controlando que no baje el número de trabajadores, que lleguen los materiales, que lleguen los pagos. Es un control que hacemos como comunidad educativa para que se cumplan los plazos, porque en la medida que nosotros encontramos algo que nos alerte vemos qué otras acciones tomar”, explica Barone.
Hasta el momento, esta dinámica logró sobreponerse al de exceso de papeleo y a la poca voluntad política que suelen exhibir los funcionarios cuando no están interesados en que un proyecto avance. Tuvieron que interceder cuando la empresa constructora necesitaba vaciar el galpón y el ministerio no la autorizaba, cuando las demoliciones comenzaron a rajar las medianeras y los vecinos se pusieron furiosos y hasta cuando, en una situación delirante, el mismo gobierno clausuró la obra que llevaban adelante. En todos y cada uno de estos percances la intervención de Gabriela y de Estefanía fue fundamental para que la escuela avanzara.
“La fecha de finalización es fines de febrero y estamos en un 40%”, asegura Martín Ramírez, el arquitecto designado por UrbanBaires, la empresa que ganó la licitación, para realizar la obra. “Tal vez falten algunos detalles, pero el edificio va a estar”. Gabriela lo escucha atenta y se despide satisfecha. “Están trabajando hasta los sábados”, le comenta bajito a Estefanía, y no puede evitar que se le escape una sonrisa.
La alegría tiene justificación: de los tres jardines que se construyeron en la Ciudad en el último tiempo, dos son producto de la lucha y de la organización de la comunidad educativa.
Uno de ellos, el jardín Carlos Fuentealba aportó 200 vacantes; el otro, la escuela infantil Azucena Villaflor, sumará 400.
A su vez, este año lograron que, tras presentar amparos judiciales, 150 chicos que habían quedado en lista de espera consiguieran entrar en la escuela pública. “En el momento en que lográs arrebatarle una vacante al gobierno, lo que uno siente es una gran satisfacción, asegura Patricia. “Porque sabés que ellos, con todo su poderío y toda su infraestructura, hicieron lo posible para que ese pibe estuviera afuera. Y nosotros, así, bajito, hicimos todo lo posible para que entrara. Y aunque sea da uno, le ganamos. Y eso hay que celebrarlo”.
Sin embargo, son conscientes de lo largo de la pelea. “Sabemos que todas estas vacantes que conseguimos no resuelven el problema estructural pero entendemos que ante el abandono y la desidia del Estado, las escuelas solamente las podemos abrir organizados y luchando en conjunto”, reflexiona Estefanía, mientras ultima detalles del Festival que realizan este domingo para ir al encuentro de las miles de familias que, como todos los años, no quieren caer en la escuela privada. Allí habrá, también una mesa de asesoramiento para quienes se quedaron sin vacantes.
Domingo 26/11, de 15 a 18 horas, en Sánchez de Loria y Estados Unidos.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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