CABA
Télam duele: nueva marcha para evitar el vaciamiento
Cientos de personas marcharon al CCK para exigir respuestas al titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, por los 354 despidos en Télam. Es el segundo día de un conflicto que continúa con paros y con la ocupación pacífica de los dos edificios de la agencia. Recibieron el apoyo de Madres de Plaza de Mayo y de sindicatos como CTA, CTERA y Metrodelagados, entre otros. En la calle, entre lágrimas y abrazos, trabajadoras y trabajadores afirman que las cesantías no corresponden a una “reestructuración” sino al vaciamiento del servicio estatal de noticias. Matrimonios con más de 20 años de trayectoria que quedaron sin trabajo. También pacientes oncológicos y con problemas cardíacos. El recuerdo del intento de cierre en el 2000 y cómo se ganó esa batalla. Voces y fotos desde una calle que a gritos y cantos exige la reincorporación.

Foto: Nacho Yuchark
Vanina Alfonso trabaja en el sector de administración en venta de la agencia oficial Télam desde hace 20 años. Su marido, Rodolfo Ávila, hace 25. Ambos están en la calle, de frente al edificio tomado en el que entran a trabajar todos los días, y observan que mientras sus compañeros están organizando la asamblea para comunicar cómo continuarán las medidas de fuerza luego que el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos, Hernán Lombardi, anunciara que 354 familias se quedarían en la calle, sobre el cartel electrónico en el que desfilan los títulos de los cables informativos hay uno que despierta rabia:
- «9AM | La agencia Télam tiene futuro».
Es el nombre del comunicado que la empresa lanzó en la web para dar el marco a la ola de telegramas y cartas documento que cientos de trabajadoras y trabajadores recibieron a lo largo de un martes negro. Entre ellos, están Vanina y Alfonso. “Es un dolor inmenso”, dice ella. “Pero acá estamos, como en el 2000, cuando ocupamos la empresa luego que quisiera cerrar y recuperamos nuestras fuentes de trabajo. Luchamos y salimos. Y acá estamos, viendo que el comunicado que sacaron es una vergüenza. Estamos hablando del 40 por ciento de la agencia en la calle. Eso es vaciamiento. Y acá nos vamos a quedar. Así la vamos a seguir luchando. Tenemos tres hijos, uno discapacitado. Pero todavía no saben: todavía no tuve el coraje de decirles que a su papá y a su mamá los dejaron sin trabajo”.
Rodolfo entró en Télam en 1993. Tenía 21 años. Fue su primer trabajo. Hoy tiene 47, y el martes se despertó como todas las mañanas para ir al archivo administrativo cuando les llegó la notificación a su casa. “A mí me mataron. Pasaron muchos administradores pero nunca se vio algo así. Es un desguace, no hay criterio de nada: echaron a trabajadores con enfermedades, otros a punto de jubilarse, matrimonios como el nuestro. Yo tengo una hipoteca, me quedan ocho años: es para que mis hijos, por lo menos, tengan el techo que yo no tuve. ¿Y ahora? Mi mujer es fuerte como toda mujer. El hombre es más débil: yo estoy hecho mierda. Pero lucharemos. No vamos a bajar los brazos. Para nada”.

Foto: Nacho Yuchark
El desguace de punta a punta
Las trabajadoras y los trabajadores de Télam van hacia el segundo día de ocupación pacífica dentro de los dos edificios de las calles Bolívar y Belgrano, en la Ciudad de Buenos Aires, luego de la oleada de telegramas y cartas documentos. Por el micrófono que pasa de mano en mano en una mañana fría, anuncian que muchos de ellos eran pacientes oncológicos y con problemas cardíacos. Todes tienen en sus manos un cartel que exige «No a los despidos en Télam», y lo sostienen entre lágrimas que se secan con abrazos, mientras otro trabajador propone cambiar la consigna a «No al desguace de Télam» porque “los despidos ya fueron”.
Daniel Segal, secretario gremial del Sindicato de Trabajadores de Prensa (Sitrapren), uno de los gremios que nuclea a lxs trabajadorxs de Télam, explica a lavaca el panorama: “Es un plan de desguace del gobierno nacional, personificado en las figuras de Lombardi y Pousa (Rodolfo, presidente de la agencia). Buscan que los trabajadores no tengan derechos laborales, que el Estado controle la pauta oficial y que no haya una agencia estatal que pueda competir con los grandes medios monopólicos. Ellos dicen que es una reestructuración, pero en realidad se están ahorrando cuatro horas de intereses de Lebacs: son 250 millones de pesos”.

Foto: Nacho Yuchark
-¿Cómo se explica esta situación?
-Comenzó con persecución sindical. Los que nos oponíamos a que se incumplan los derechos, éramos perseguidos: a mí me hicieron un juicio que perdieron en primera instancia pagando abogados externos a Télam. Luego, vino el vaciamiento de áreas: sacaron publicidad y dejaron sin contralor de la pauta oficial al Estado argentino. Luego, el vaciamiento informativo: cerraron portales de idiomas como portugués e inglés, el portal de deportes en pleno mundial, el reporte nacional y le siguió el achicamiento de horarios de trabajo del sector audiovisual. Después, nos negaron la paritaria y echaron a dos personas. Allí comenzó el rumor de que serían muchos más, hasta este fin de semana. Echaron a la mitad del personal que trabaja acá. Hablan de una agencia nueva, pero nada nuevo pueden hacer. Vamos a tener menos caudal informativo, menos gente administrativa, secciones vacías: hoy en Infografía no hay nadie, y era la estrella de los medios gráficos. La vaciaron de punta a punta.
La vida en un telegrama
“Nuestro objetivo es profesionalizar la agencia. Hubo un núcleo duro que no se sumó a esto y decidió mantenerse con un perfil muy ideológico”, dijo el presidente de Télam, Rodolfo Pousá, eje de los insultos junto a Lombardi, en declaraciones a Radio Berlín.
354 despidos en Télam: del llanto a la lucha, en medio del Mundial
En la calle, sin embargo, lo que hay es rabia. “Y desconcierto total”, dice Anabella Luna, 26 años en Télam en el sector de Publicidad. “No me lo imaginaba. El atropello en estos dos años fue muy grande. Se te viene todo encima, y resumen tu vida a un telegrama. Nos entristece a todos, y por la cabeza se te pasa la plata, el FMI, el recorte, y el qué hacemos después”.
Vanina Sepúlveda, del área técnica audiovisual, entró en 2007. “Estoy muy shockeada. Todavía no entiendo lo que pasa, y lo terrible es lo que ponen en el portal, diciendo cosas que no son ciertas. Una de las áreas que más creció fue la audiovisual. Era lo más visible. Y acá estoy”.

Foto: Nacho Yuchark
El criterio precarizador
La asamblea votó en la calle una marcha hacia el Centro Cultural Kirchner (CCK) para exigir una respuesta de Lombardi. En la previa, recibieron la vista de la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y sumaron el apoyo de los dirigentes docentes Sonia Alesso, Roberto Baradel y Daniel López (CTERA, SUTEBA y UTE). También de Hugo Cachorro Godoy, secretario general de ATE Nacional, y Roberto Pianelli, de Metrodelegados. En la cabecera, además, estuvo Hugo Yasky, secretario general de la CTA de los Trabajadores, entre otros.
Mientras, sobre una Avenida Belgrano cortada, circulaban preguntas y respuestas sobre cómo distribuirían las guardias de cara a un fin de semana dentro de la agencia para continuar la permanencia pacífica. Un trabajador que tomó el micrófono propuso apelar a la experiencia de las trabajadoras y los trabajadores de Tiempo Argentino para realizar “una Agencia de lxs trabajadorxs”. También, de utilizar sus herramientas laborales para seguir haciendo periodismo y denunciar así a los responsables de los despidos.
Por el cartel electrónico que da a la calle, mientras tanto, siguen circulando los títulos de los cables y se repite otra vez el comunicado oficial.
A su lado, hay una gigantografía de Lombardi con una palabra: “Vaciador”.

Foto: Nacho Yuchark
Una de las que inicia la marcha hacia el CCK es Natalia Concina, 37 años, periodista de Sociedad. Ingresó a Télam hace 13 años, y se enteró que estaba despedida mientras hacía su trabajo. El martes entró a las 7 de la mañana y mandó dos cables: uno informaba sobre el estado de tránsito, otro sobre un tweet de Patricia Bullrich sobre su deseo de importar el Fan ID del Mundial de Rusia para controlar “a los violentos” en las canchas de Argentina. Al mediodía le llegó la carta documento: “La situación fue muy desprolija: algunos recibimos telegramas, otros recibieron un mail que les daba la bienvenida a la nueva Télam. Yo estoy oficialmente despedida, pero muchos no recibieron ni una cosa ni la otra”.
Concina apunta que no hubo ninguna respuesta oficial más allá del comunicado. “Nadie vino a dar la cara. Nuestros jefes directos no tienen idea, los jefes de redacción no están acá, los de recursos humanos no nos reciben. Así es la situación. Y hasta ayer hacían algo perverso: te decían que no te preocuparas si vos laburabas, porque no ibas a tener problemas. Es una locura, el criterio ´bueno´ o ´malo´ no corre: sabíamos que iba a ser una lista arbitraria y caprichosa. ¿Cuál es el criterio para dejar 354 personas en la calle en este contexto de país?”.
La pregunta, aún, no tiene respuesta.










CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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