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La política está verde

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Un resumen de la jugada política y una lectura en clave histórica de cómo va el debate en el Congreso por el Aborto Legal. Los pragmatismos, las ideologías y los panqueques. Los partidos y la calle. La rosca parlamentaria frente a la realidad que mata mujeres. “Porque son muy necesarios el impulso de un Gobierno, el apoyo de diputados y senadores, los votos, la rosca, los acuerdos, los consensos, las leyes, las instituciones y la vida democrática. Pero si la política no está en la calle, no camina”.

Por Pablo Marchetti


DIPUTADO 1: Señores: como legislador y como médico quiero dejar bien establecido en esta sesión que el hombre y la mujer no son iguales. Yo me pregunto entonces por qué darles igualdad política a dos seres que no lo son.
DIPUTADO 2: Señor presidente: me permito contestarle al señor legislador. Quiero agradecer a Dios que el hombre y la mujer no sean iguales. ¿O es que alguno de los que estamos aquí presentes piensa que existe en el Mundo varón alguno capaz de dar a luz? Dudo de haber nacido de un vientre masculino. ¿O ha visto el señor legislador alguna vez un hombre embarazado?
DIPUTADO 1: No voy a permitir que me tomen para la chacota. Yo no lo dudo.
DIPUTADO 2: No dudo en afirmar que esa diferencia biológica en nada afecta la capacidad de hombres y mujeres para ejercer de idénticas aptitudes intelectuales. Por lo tanto quiero refutar, de una vez por todas, la retrógrada idea de que la mujer es inferior al hombre.  Podrá haber diferencias. Pero no inferioridad. Podrán ser más débiles que algunos hombres. Pero también podrá ser más fuerte que algunos “varones”.  Señor presidente, invito al señor legislador a que me demuestre lo contrario.
DIPUTADO 1: No me intimida la invitación del legislador. No me intimida porque es una verdad de la ciencia que el cerebro de la mujer pesa menos que el del hombre.  Y me basta mi experiencia de médico para demostrar una vez más que hombres y mujeres no son iguales.
No fue hace tanto. Hace apenas 70 años. Casi nada en la vida institucional del país. Nada, si se tiene en cuenta lo que se estaba discutiendo. Este debate se dio en el Congreso Nacional, en la Cámara de Diputados, el 9 de septiembre de 1947, cuando se aprobó el Voto Femenino.
Aclaremos, por las dudas: hasta hace 70 años las mujeres en la Argentina no votaban. Inclusive 30 años después de aprobada la Ley Sánz Peña, aquella que, se dice, dio el “sufragio universal” a un universo que, evidentemente, era masculino.
Hasta hace 70 años las mujeres no sólo no votaban: también tenían que soportar que algunos diputados dijeran que no podían votar porque eran inferiores intelectualmente. Eso era parte de un discurso extendido, que representaba a una parte de la sociedad. Incluidas algunas mujeres.
Durante el debate por la legalización del aborto se escucharon argumentos que hoy nos resultan absurdos a muchos. Y que seguramente dentro de algunos años (no creo que haya que esperar 70) le resultarán absurdos a la mayoría de la gente.
Escuchamos a diputados comparar a la mujer embarazada con una perra embarazada; a la maternidad humana con la maternidad marsupial; tuvimos que soportar que una supuesta eminencia médica hablara sobre los riesgos del preservativo (“el virus del sida atraviesa la porcelana”, fue su hit) y aconsejara, como método anticonceptivo, que hombres y mujeres se casen jóvenes.
Escuchamos a “especialistas” alertar sobre el tráfico de órganos de fetos abortados, algo que implicaría una “industria”; los dueños inescrupulosos de esta “industria” estarían escrachados en videos (“chequeen en Youtube”, pidió) donde exigen: “Vendan rápido esos fetos que me quiero comprar un Lamborghini”.
Fuimos testigos de una manipulación discursiva fenomenal. La misma gente que pone de ejemplo al Primer Mundo a la hora de hablar de orden, de inseguridad, de mano dura o de control de la protesta social, se volvió súbitamente antiimperialista. Y pidió no parecernos a los países desarrollados (en todos ellos el aborto es legal) porque desde allá se había urdido un plan, diseñado por Nelson Rockefeller y ejecutado por Henry Kissinger, para despoblar la Argentina.
Escuchamos hablar de bracitos, piernitas y corazoncitos mutilados, tirados en una palangana. Porque a medida que pasaba el debate, el feto no sólo se volvía persona: también sentía, hablaba, gesticulaba, reflexionaba, se expresaba y hasta imploraba que no lo maten. Si el debate seguía algunos días más, es probable que algún feto llegara a ganar un Premio Nobel.
Los mismos argumentos increíbles, desopilantes, humillantes que se escucharon sobre el aborto pueden rastrearse, como vimos, en la discusión sobre el voto femenino. Pero también en los debates sobre divorcio o matrimonio igualitario. Claro que la discusión sobre el voto femenino es la que más se parece a esta del aborto por una cuestión fundamental: en ambas sólo está implicada la mujer.
La discusión parlamentaria sobre el Aborto Legal tiene una diferencia fundamental con el voto femenino, el divorcio o el matrimonio igualitario: esta es la única vez en la que el oficialismo no acompaña la ley desde el Poder Ejecutivo. Esto no significa que en aquellas ocasiones los diputados oficialistas hayan acompañado en bloque la medida impulsada por el oficialismo.
Durante el debate por la legalización del divorcio, la diputada Fausta Martínez (de la UCR de Córdoba y hermana del entonces vicepresidente de la Nación, Víctor Martínez) encomendó su banca a la Virgen para que la ayude en el rechazo a la ley que impulsaba el presidente Alfonsín.
Inclusive Alfonsín, como recordó Claudia Piñeiro en su impecable exposición en el Senado, estaba personalmente en contra del divorcio. Pero creía que una cosa eran las convicciones personales y otra cosa las leyes que debían regir la vida en comunidad.
Durante el tratamiento de la ley de matrimonio igualitario en el Senado los números no le daban al oficialismo. Porque varios senadores del Frente Para la Victoria estaban en contra. Fue allí que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner aprovechó un viaje a China para llevarse en la comitiva a varios senadores oficialistas pero opositores a la ley. Esto permitió que se aprobara.
Mauricio Macri sorprendió a todo el mundo cuando en la apertura de las sesiones parlamentarias en marzo anunció que esta vez sí se trataría el proyecto de legalización del aborto. Pero al mismo tiempo, nunca fijó posición. Sí dijo que personalmente estaba en contra. Pero en el contexto en que se venía dando la discusión, el gesto de enviar el proyecto y autorizar a que se trate, por lo menos empata la negativa personal.
Hay quienes creen que al Gobierno no le interesaba sacar la ley porque es la derecha oligárquica de siempre. Y hay quienes ven en Macri una bestia abortista que los traicionó. No me gusta eso de buscar equilibrios porque puede caerse en la pelotudez del abrazo entre la chica del pañuelo verde y la chica del pañuelo celeste. Pero en este caso creo que hay exageraciones de ambos lados.
El Gobierno no jugó explícitamente por ninguna posición. Sinceramente, creo que no hubo injerencia de parte de Macri o Peña. A ver, aclaremos: hablaron con todos y les pidieron de todo. Y creo que trataron de balancear. Lo que sí definió las cosas fue el hecho de que en Cambiemos hay un claro favoritismo celeste antiderecho.
Macri hizo una jugada desafiante hacia la Iglesia Católica. Pero enseguida aparecieron las espadas eclesiásticas que son constitutivas de la coalición de Gobierno: Vidal, Michetti, Bullrich, Pinedo, por citar los más notorios. Y algo fundamental: Macri no puede acelerar porque es suicida enfrentarse a su base social.
El debate sobre el aborto fue tan apasionante porque, más allá de la importancia del tema, mostró que existe otra lógica política. Lo que pasó en Diputados fue digno de un país que desconocíamos. La transversalidad imposible vestida de verde. La ilusión de una nueva construcción, al menos en torno a algo.  Una alegría tal que nos hizo envalentonar frente a lo que venía.
No contábamos con el Senado. No contábamos con la falta de sororidad. No contábamos con la reacción de la política tal cual la conocíamos antes del debate sobre el aborto legal.
Hablamos de la fractura en el oficialismo. Hablamos de la tibieza del presidente, sí. Pero también deberíamos hablar de la fuerza, el trabajo y la dedicación que le pusieron diputades como Daniel Lipovetzky, Silvia Lospennato, Karina Banfi o Brenda Austin. O ministros como Adolfo Rubinstein o Pablo Avelluto.
¿Y qué pasó en el peronismo, tanto el kirchnerista como el no kirchnerista? Lo mismo que en Cambiemos. Con distintas proporciones, es cierto. Pero el resultado es más o menos el mismo. Eso sí, con algunas variantes importantes respecto de lo que fue en Diputados a lo que está sucediendo en el Senado.
En Diputados, Unidad Ciudadana tuvo participación activa a favor. Mayra Mendoza, Mónica Macha, Gabriela Cerruti o Daniel Filmus fueron fundamentales. Aclaremos que también tuvo votos en contra. El más notorio fue el de José Luis Gioja, presidente del PJ Nacional y vicepresidente de la Cámara de Diputados. O sea, no un legislador más.
El peronismo no kirchnerista tuvo poca participación en Diputados. Sergio Massa sí jugó muy fuerte, a través de su mujer, Malena Galmarini, activista clave en los acuerdos parlamentarios. Pero ni Massa ni Galmarini son diputados y el Frente Renovador, al igual que el Peronismo Federal, votaron de forma dispersa.
En el Senado, en cambio, el kirchnerismo se diluyó. Cristina ni apareció por los debates. Ni tuiteó ni nada. Muy lejos que aquel memorable “machirulo”. Eso sí, llevó calma de entrada cuando inmediatamente después de la media sanción en Diputados se sacó una foto con el bloque completo y anunció que votarían a favor. Todes.
De todos modos, la voz cantante del peronismo la llevó Miguel Ángel Pichetto. Que, junto con el radical Luis Naidenoff, fueron los principales impulsores del Aborto Legal en el Senado.
Lo de Naidenoff fue épico porque se repuso (si es que uno puede reponerse de algo así) de la muerte de su mujer y su hijo de 17 años, por la inhalación de monóxido de carbono, el 18 de junio, cuatro días después de que saliera la media sanción en Diputados. Después de una breve licencia, Naidenoff volvió y le puso el cuerpo a la causa.
El problema que tiene Naidenoff es que preside un bloque de nueve senadores, de los cuales 6 dijeron que votan en contra. Pichetto tampoco la tiene tan fácil. Nada está fácil, para qué negarlo. Y más desde que la senadora kircherista Silvina García Larraburu anunció que votaría en contra, contradiciendo lo que había sido una posición unánime de su bloque.
Al espejismo ilusorio de Diputados le llegó esta violenta respuesta de Senadores. O, más bien, la triste realidad de es esto de lo que hablamos cuando hablamos de política en la Argentina.
El Senado es la cámara a la que sólo acceden partidos de Gobierno. Puede haber alguna extraña anomalía, como Pino Solanas. Pero no mucho más. Y los partidos de Gobierno necesitan, necesariamente, “un poco de bosta”, siguiendo la receta de Perón para construir una casa. “Un poco”, decía el General, que en eso era muy benévolo. Parece que la bosta que se precisa es bastante más que “un poco”.
Sería muy hipócrita negar que el cambio de posición de García Larraburu se debió a un acuerdo de Cristina con la Iglesia. Para ser más exactos, con el Papa. ¿Cómo se explica, si no, este cambio repentino? Negar eso anula cualquier posibilidad de análisis.
Por supuesto, no es menor que sea justamente una senadora de la misma provincia del “sororo” Pichetto quien se da vuelta. Pero creer en las convicciones personales de la senadora es tan inverosímil como creer en las convicciones de Ángel Rozas, por nombrar un radical que también se dio vuelta.
Están los partidos que no tienen una plataforma programática. Esos partidos son los que gobiernan. Y están los partidos que sí tienen plataforma programática. Que tienen convicciones y las defienden. Pero esos partidos no gobiernan. Ni siquiera tienen representación en el Senado.
Lo del kirchnerismo es visto como una traición por sectores de izquierda. Pero, ¿es una traición? ¿Traición a qué? Cristina Fernández de Kirchner gobernó durante 8 años y nunca permitió que el tema se tratara en el recinto. ¿Quién debería sentirse traicionade ahora que una senadora de su bloque decide votar en contra?
Puede pensarse en traición porque habían dicho que iban a votar todos a favor. Pero, ¿no pasa lo mismo en la UCR? Por otra parte, así como desde la izquierda poco puede decirse sobre la traición kirchnerista (y no hablo sólo del FIT; incluyo aquí también al resto del “progresismo”), en el kirchnerismo debería dejar de sobreactuarse tanto progresismo nac&pop.
El kirchnerismo es un movimiento político pragmático, no programático ni ideológico. Y en su pragmatismo, un acuerdo con el Papa puede pesar más que legalizar el aborto. Lo siento por las feministas kirchneristas que se habían ilusionado con ver a la Jefa vestida de verde. Pues no. No digo que tengan que optar entre ser feminista y ser kirchnerista. Simplemente, hay que saber cuáles son los límites entre ser programático o ser orgánico.
El pragmatismo del kirchnerismo es igual al que hay en el PRO o en la UCR. ¿Eso quiere decir que son lo mismo? No, por supuesto que no. Sus bases son diferentes, su clientela electoral es distinta porque su imaginario representa otros intereses.
Hablamos de la representación de las cosas, no de las cosas. Es esa representación, ese imaginario, el que los pone a la izquierda del PRO o de Cambiemos. Pero siempre puede haber circunstancias puntuales que den vuelta este imaginario. Excepciones lógicas que presenta el pragmatismo político.
El aborto fue un tema que se instaló socialmente. Fue la calle, fue el movimiento de mujeres quien lo puso en la agenda política. Pero institucionalmente, quien abrió el debate parlamentario fue el presidente. Macri, no Cristina.
En Diputados, la mayoría del bloque kirchnerista votó a favor y la mayoría del bloque de Cambiemos votó en contra. Pero hubo posiciones encontradas en ambos bloques. Y hubo en el bloque kirchnerista un fuerte desahogo por parte de diputades que durante ocho años debieron hacerse les boludes para bancar a su jefa.
No digo esto para denostar al kirchnerismo. Trato de analizar cómo funcionan las cosas en la política argentina. Puedo ponerme principista, condenar todo esto argumentando que “son lo mismo”. Me siento cómodo allí, para qué negarlo. Pero sé que me estoy parando en un lugar que está ausente en esta discusión del Senado. Un lugar hipotético. Un lugar cómodo.
Tal vez habría que bajar algunos cambios. Ni quienes estamos afuera de todo la tenemos tan clara. Ni quienes justifican todo son tan revolucionarios. Y hasta es probable que algunos de aquellos que, creemos, son “el enemigo”, no sean más que gente que forma parte de espacios políticos más lejanos pero con la que podemos llegar a coincidir en temas puntuales.
Sabíamos que el Senado es una institución muy conservadora, que no tiene una representación real de la sociedad argentina, sino que es la voz de las provincias, todas por igual. Y en este reparto queda en evidencia que en la calle el partido tampoco se juega como pensábamos que se jugaba.
Hay mucha gente en contra del aborto. Y hoy para un senador que quiere renovar su banca el año que viene en una provincia como Salta o La Rioja le “conviene” en términos electorales votar en contra. Negar esto sería tan ciego como negar el acuerdo de Cristina con el Papa por el voto de Larraburu.
Son las últimas horas de una rosca parlamentaria donde puede pasar de todo. Porque hasta que no se vote, nadie sabe muy bien qué es lo que puede llegar a suceder, aunque creamos que el partido está complicado.
Parece ser el momento de volver a las bases. De volver a confiar en aquello que nos trajo hasta aquí. En lo que logró dar vuelta el resultado en Diputados, cuando también nos hicieron creer que el partido estaba perdido.
Este miércoles 8, la posibilidad de que el aborto sea legal en la Argentina está en la calle. Una vez más. Como siempre. Porque son muy necesarios el impulso de un Gobierno, el apoyo de diputados y senadores, los votos, la rosca, los acuerdos, los consensos, las leyes, las instituciones y la vida democrática. Pero si la política no está en la calle, no camina.

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4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas

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La familia de la joven asesinada en Capilla del Monte volvió a viajar de Buenos Aires a Córdoba para reclamar que se asigne urgentemente un fiscal en la causa y que se investigue su femicidio. Hace 4 años el cuerpo de Cecilia fue encontrado luego de estar 20 días desaparecido; su familia denuncia una trama local que involucra a la última persona que la vio con vida, el ex boxeador Mario Mainardi, jamás investigado, y la complicidad de la justicia de Cruz del Eje, representada por Paula Kelm, que buscó inculpar a un perejil. Gracias a la lucha familiar se logró anular esa línea de investigación, que culminó en un juicio nulo, pero desde entonces no se retomó la instrucción; y pese a que en diciembre se anunció que un nuevo fiscal tomaría la causa, eso no sucedió, y las dilaciones siguen. Crónica de una nueva reunión con promesas y sin hechos, cuando la impunidad se hace cada vez más grande y el reclamo, también: “Verdad y justicia para Cecilia Basaldúa”.

Por Bernardina Rosini

Daniel y Susana, padre y madre de Cecilia Basaldúa ya perdieron la cuenta de las veces que han viajado desde la ciudad de Buenos Aires a Córdoba con el único objetivo de lograr justicia por su hija. Han perdido esa cuenta pero no la cantidad de días que contabiliza la impunidad: 1460, es decir, cuatro años. 

En efecto, hace cuatro años (el 25 de abril de 2020) encontraron el cuerpo de Cecilia Gisela Basaldúa en un codo del Río Calabalumba en Capilla del Monte, luego de veinte días de estar desaparecida. Cuando Daniel y Susana llegaron ayer a los Tribunales en Córdoba Capital, se los ve invadidos por la bronca y el hartazgo. Son cuatro años sin Cecilia y a la par sostienen que las líneas de investigación han sido deliberadamente manipuladas y el material probatorio  de contundencia, ignorado

La última vez que estuvieron parados sobre esa vereda fue el pasado 7 de diciembre, tras reunirse con el Fiscal General Juan Manuel Delgado. Celebraban la noticia: “Tenemos fiscal, vinimos con 3.000 firmas de apoyo pidiendo fiscal y lo tenemos. Es el Nelson Lingua y comienza el 1° de febrero, después de la feria judicial”. Cinco meses después, otra vez viajan 700 kilómetros para golpear la puerta del Palacio de Justicia pues tal designación no sucedió y la causa acumula once meses sin fiscal a cargo de la instrucción.

4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas
Daniel Basaldúa y Susana Reyes, papá y mamá de Cecilia: viajaron desde Buenos Aires para mantener una reunión y reclamar justicia por su hija.

El baile del fiscal

Mientras los Basaldúa llegaban el 25 de abril nuevamente a Córdoba para pararse frente a Tribunales y exigir justicia, fueron notificados que la Fiscal General Adjunta Bettina Croppi los convocaría a una reunión. 

Antes de ingresar al edificio Daniel comparte la situación actual de la causa “Nos vienen diciendo que no designan fiscal porque falta una firma: me cuesta creerlo. No puedo hacer nada más que venir y reclamar. Hasta ahora la única justicia que logramos fue que no metan preso a un inocente”. 

Hoy le cuesta hablar; tiene un nudo en la garganta y el rostro de su hija estampado sobre el pecho. “Sólo espero que esta investigación vaya tras los verdaderos sospechosos, tras Mario Mainardi, última persona que vio a Cecilia con vida, quien tenía pertenencias de ella y las regaló; la policía y la fiscal Paula Kelm contaban con ésta y más información y nunca lo investigaron. No podemos creer que Mainardi, que dijo trabajar en Uber porque no podía acreditar ingresos, tenga más poder que Diego Concha, quien fue durante décadas Director de Defensa Civil de la provincia y sin embargo hoy está preso”. 

Daniel pasa lista de todos los uniformados que participaron del caso y que hoy se encuentran desplazados, procesados o presos por distintas causas: el común denominador es la violencia de género. 

Mientras las abogadas ingresan junto a los padres de Cecilia a la reunión, afuera les esperan periodistas, agrupaciones feministas, trabajadores de la Secretaría de Derechos Humanos y familiares víctimas de violencia institucional. Repiten el colgado de banderas, los carteles con rostros de otras víctimas, y los cantos que se recitan como mantras: “¡¡Queremos fiscal, queremos fiscal, queremos fiscal!!” y “¡¡Justicia, justicia, justicia!!”.

Al salir, Giselle Videla -una de las abogadas de la familia- comparte lo conversado en la reunión: “Para iniciar nos han pedido disculpas puesto que en noviembre nos dieron la seguridad que tendríamos fiscal apenas finalizada la feria judicial. Como hoy no hay fiscal, y están subrogando fiscales de otros territorios que toman la causa por un plazo corto de tiempo, el avance es mínimo. Nos informaron en relación a esta situación que la designación de Nelson Lingua espera la firma del gobernador, Martín Llaryora. Ahora bien, nos enteramos que será designado como Fiscal reemplazante, y no como Fiscal titular puesto que Lingua no ha rendido el concurso que lo habilita para ese cargo; debe rendirlo ahora y recién en julio- agosto podremos saber si será finalmente el fiscal titular de la causa”. 

Para que se entienda: desde que el tribunal absolviera a Lucas Bustos en julio del 2022 reconociendo su inocencia y su no vinculación al crimen, y ordenara una nueva instrucción para dar con los responsables del femicidio, la causa demoró meses en ser asignada a un fiscal. Luego recaería en el Dr Raymundo Barrera de Cruz del Eje, fiscal que, hábil con el calendario, entre feria judicial y licencias llegó a junio del 2023, mes en el que se jubiló. 

Por la presión de la familia Basaldúa, en diciembre el mismísimo Fiscal General anunció la designación del Lingua el 3 de febrero; eso no sucedió y no hay certeza de que Lingua resulte el fiscal que definitivamente dirigirá la instrucción, puesto que no cumple con los requisitos.

4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas

Preguntas sin respuesta

Es mediodía y el cielo se refleja en las ventanas del edificio neoclásico de la calle Caseros; da la impresión que adentro estuviera vacío, que sólo es una fachada. “Hoy, 25 de abril se cumplen cuatro años de la aparición del cuerpo sin vida de Cecilia Gisela Basaldúa” lee Susana de la pantalla de su celular; ella también lleva una remera con el rostro sonriente de su hija. Sigue:

Cuatro años de impunidad y de violencia sistemática por parte del Poder Judicial a quienes pedimos y exigimos justicia por ella. La causa volvió a foja cero en el 2022 luego de pasar por un juicio vergonzoso.

El tiempo pasa y los asesinos de Cecilia siguen libres e impunes. No tenemos fiscal ni respuestas” y continúa “¿Cómo vamos a llegar a la verdad? ¿Qué fue lo que pasó con Cecilia? ¿Por qué tardó tanto en aparecer? ¿Dónde está Mario Mainardi? ¿Por qué la fiscal Paula Kelm ordenó tan rápidamente detener a un joven sin tener pruebas? Todas estas preguntas nos conducen una y otra vez a un círculo cerrado de impunidad entre funcionarios judiciales que se jactan en demostrar un abuso de poder constante”. 

La carta leída en la vereda, casi sobre la calle, concentra todas las preguntas que la investigación del femicidio debiera responder. 

Y la carta también cierra como se espera que cierre la investigación: “Verdad y Justicia para Cecilia Basaldúa”.

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La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Séptima entrega del registro colaborativo de la ronda de las Madres de Plaza de Mayo, realizada por la fotógrafa de lavaca Lina Etchesuri.

Toda la producción será entregada a ambas organizaciones de Madres y al Archivo Histórico Nacional. Invitamos a quienes tengan registros de las rondas realizadas estos 40 años a que los envíen por mail a [email protected] para sumarlos a estos archivos. Esta iniciativa es totalmente autogestiva.

Ese jueves hacía 38 grados de calor pero parecían 43. El calor quemaba y picaba.

Faltaba el aire, el que había estaba caliente y la humedad pegoteaba.

El día que acompañé a la Ronda haciendo fotos para este proyecto, fui descubriendo imágenes a medida que los pasos y las sillas de ruedas daban vuelta como siempre, hace 2392 jueves.
La ronda siempre me emociona. Mucho. Las miro a las madres y veo proyectada las fotos de sus hijxs en su mirada, hacia delante, repitiendo Presente como un mantra de presencia y resistencia. Lxs veo a ellxs en imagen, mirando de frente en su juventud detenida. Veía a Elia, que ronda en silla de ruedas, con la foto de su hijo Hugo Meidan, desaparecido el 18 de febrero de 1977, hace 47 años, y pensaba si ese día hizo tanto calor, si la luz tenía esta misma inclemencia.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

En las rondas transcurre un tiempo extraño, persistente y atemporal. Las hermanas abrazan las fotos de sus desaparecidxs, gritan sus nombres con contundencia, caminan junto a las madres, junto a nosotrxs.

Transforman el tiempo y la imagen en un futuro posible.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Sobre Lina

Soy Lina Etchesuri. Fotógrafa, editora y docente

Soy parte de la cooperativa Lavaca desde hace más de 12 años donde hago todo lo que me describe y más. Me hace sentir muy orgullosa y feliz.

Estudié con Filiberto Muganini en el Rojas durante los 90s. Hice la carrera de fotógrafa en la Escuela de foto y artes visuales de Avellaneda, durante el 2001 y los años siguientes. 

Me seguí formando en talleres visuales con mi querida Julieta Escardó y muchxs más.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

Viajé haciendo fotos durante algunos años: conocí al subcomandante Marcos y le saqué una foto en la que se está riendo. Estuve en Cisjordania, Palestina, durante 3 meses, viviendo retratando la vida bajo la ocupación. 

Junto con algunas personas y amigxs fundamos MAFIA en 2012, un colectivo de fotógrafxs que sigue hasta hoy.

Coordino talleres de foto e imagen.

Soy mamá de Fermin.

Y me encanta hacer todo lo que hago.

La imagen proyectada: La Ronda en la mirada de Lina Etchesuri

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Un abrazo contra la motosierra

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Sin presupuesto actualizado (“cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2” informa el rector de la UBA) las universidades y los hospitales en “modo ahorro” deben cortar la luz, los ascensores, reducen cirugías, no tienen insumos. La imagen del Clínicas, uno de los más importantes del país: “Los pacientes se están quedando sin comida”. Hoy una gran concentración frente a ese hospital escuela simbolizó un abrazo en defensa de la salud y la educación pública, mientras el gobierno nacional juega a pelearse con las prepagas, y el de la Ciudad a subvencionar a quienes mandan a sus hijxs a colegios privados. ¿Qué pasa con lo público? ¿Cuándo comenzó el desastre? Distintas voces (directores de hospitales, rectores de universidades, trabajadorxs) relatan la realidad y los datos motosierra; la organización como única salida; y el canto “la UBA no se vende”, mientras la realidad, o los números, parecen indicar otra cosa.

Por Francisco Pandolfi

Un abrazo contra la motosierra

“Se defiende, la UBA se defiende”, fue uno de los hits / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Clarisa y Caetana acaban de salir de cursar dermatología. Clarisa tiene 24 años y lleva puesto un ambo azul marino. Caetana, de 23, uno verde oscuro. Son alumnas desde hace seis años de la Facultad de Medicina y hace tres caminan por los pasillos del Hospital de Clínicas, ya en la etapa de las prácticas. “Hace un rato terminamos una clase en la que no teníamos vendas”, dice Clarisa. Su compañera agrega: “El otro día, en un práctico, nos faltaba vaselina para curar las úlceras; sí, vaselina, probablemente el producto más básico y barato que se necesita”.

Alrededor de ellas hay una multitud, con ansias de visibilizar la gravedad de la situación.

Clarisa, Caetana y la marea contra el ajuste / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“Estamos funcionando al 30%”, comparte Marta, médica desde hace 38 años en el Clínicas.

“Los pacientes se están quedando sin comida”, cuenta Susana, auditora. 

“Soy empleado de limpieza del hospital, monotributista, trabajo cinco días por semana, siete horas por día y mi sueldo no supera los 150 mil pesos”, confiesa Diego Ruiz.

“Ya debimos reducir las cirugías y no atender a algunos pacientes”, expresa Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas.

“Estamos económicamente por debajo de un 80% sobre el presupuesto que deberíamos tener. Cada 10 pesos del año pasado, hoy tenemos 2”, precisa Ricardo Gelpi, rector de la Universidad de Buenos Aires.

Un abrazo contra la motosierra

Susana Dionisio, y la esperanza que genera el juntarse / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tiempos de abrazos

“La biblioteca destinada a la educación universal es más poderosa que nuestro ejército”.

José de San Martín.

Al libertador de la patria se lo homenajea con su nombre en calles y avenidas; clubes deportivos, teatros y centros culturales; plazas y parques; hospitales y universidades.

Y también en un hospital-escuela: el Hospital de Clínicas José de San Martín, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y dedicado a tres ejes clave para el desarrollo de cualquier sociedad: la asistencia, la docencia y la investigación.

Son tiempos de clases abiertas; de paros y movilizaciones; de una marcha nacional universitaria a realizarse el próximo martes 23 de abril. Son tiempos de contar en cuántos meses y en cuántos días las universidades se quedarían sin presupuesto hasta cerrar sus puertas.

Son tiempos de abrazos.

Uno de ellos se forma con un montón de brazos, este jueves por la mañana, en la puerta del Hospital de Clínicas. Médicos, docentes y no docentes, estudiantes, le brindan un espaldarazo simbólico al Hospital de Clínicas, ubicado en el límite de los barrios porteños de Recoleta y Balvanera. Sobre la Avenida Córdoba, miles de personas se reúnen en la puerta principal para reclamar por el recorte presupuestario en todas las universidades del país, y en particular de las universidades escuelas.

Hay equipo en el Hospital de Clínicas /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Los cuerpos aplauden. Están vestidos con guardapolvo blanco; con ambos celestes y azules; con chaquetas bordós y verdes. De fondo, un telón negro enorme sirve de súplica para estos momentos. Es un ruego a la sociedad toda; y una exigencia, también, puertas adentro: “Defendamos la UBA”. Delante de la banderota se sostienen grandes letras blancas, hechas con cartulina, a mano, a pulmón, a necesidad de que el reclamo se vea un poco más. “La salud se defiende”, se lee, mientras se canta al unísono: “No se vende, la patria no se vende”. Minutos después, se cambia sólo una palabra: “No se vende, la UBA no se vende”.

Pero la realidad no parece indicar lo mismo. 

Problemas de fondos

Luego del abrazo, se rodea al hospital y en otra de las puertas de la institución, sobre la calle Paraguay, se lleva a cabo una conferencia de prensa. Marcelo Melo, el director del Hospital de Clínicas, va al hueso: “Ya tuvimos que optimizar los recursos, que son insuficientes; no podemos comprar insumos, ni hacer transferencias porque no hay licitaciones de presupuesto que avalen las compras. Mientras, tenemos un montón de pacientes internados”. Sigue: “Es muy difícil no usar la luz en un hospital; no usar los ascensores cuando los pacientes necesitan usarlo… Lo mismo pasa con la calefacción. El año pasado estábamos orgullosos de haber comprado y cambiado la caldera, y este año no sabemos si va a funcionar, porque el modo de ahorro va a estar en el gas, en la luz, en todo”.

Le cambia la cara. Se tensa, aún más. “Poner a un hospital en modo ahorro es una agresión al médico. Es muy difícil mi lugar, el tener que decirle a mis colegas si pueden atender o no a alguien. No estamos haciendo una buena medicina con estas cosas”.

Un abrazo contra la motosierra

Marcelo Melo y Ricardo Gelpi en conferencia de prensa /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

A su lado está el rector de la UBA, Ricardo Gelpi, acompañado por el Secretario de Hacienda Matías Ruiz. Juntos, definen lo terrible: “La UBA tiene dos partes principales en las que se divide el presupuesto. Una es la salarial, que consume entre el 85% y el 90%; y después está el gasto de funcionamiento, que consume entre el 10 y el 15%”. Desmenuzan: “En lo salarial hubo un recorte en términos reales ajustado por inflación del 35%, lo que significa que si en noviembre un docente o un trabajador cobraba 100 pesos, hoy cobra 65”. 

Sobre los gastos para el funcionamiento: “Lo dividimos en salud y en educación. En educación este año las partidas arrancaron congeladas al presupuesto del año 2023; hubo una actualización parcial del 70% desde marzo; pero en términos interanuales eso significa un 58% de actualización, comparado con una inflación de casi un 300% interanual. Por el lado de la salud, empezamos el año sin presupuesto, ya que la partida devengada del año 2023 no había sido asignada hasta esta semana”.

Tomar la calle en defensa propia / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Peligro de cierre

¿La partida ya firmada –pero aún no depositada–, es un remedio? “No, para los hospitales universitarios será de la misma magnitud nominal del año pasado. O sea, no es una actualización, ni un incremento”. Subraya el rector: “Estas partidas no están ajustadas por inflación, lo que significa que sólo podrán estirar un tiempo esta situación, pero estamos lejos de estar conformes. Si se mantiene esa partida, podremos funcionar como venimos dos o tres meses más. Y después, así las cosas, la UBA cierra, porque si no hay plata, no hay plata”.

El Secretario de Hacienda suma un dato, que agudiza el cuadro: “El pago de la energía eléctrica en el último año se multiplicó por siete. Y si comparamos con febrero de este año, sólo los últimos dos meses, se multiplicó por cuatro”. Y ejemplifica con una cuenta que no cierra: “El crecimiento del gasto, sumado a las partidas congeladas, hace que crezca más rápido el gasto que tenemos la universidades y empeorando cada vez más el funcionamiento”. 

Un abrazo contra la motosierra

La educación, la salud y la ciencia, en juego; en venta / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

“El mal funcionamiento es de hace años”

La falta de recursos no empezó en la era Milei. Marta, médica desde hace 38 abriles, describe: “El mal funcionamiento viene de años, como consecuencia de malas administraciones anteriores. Y ahora, este recorte presupuestario es el tiro de gracia”. ¿En qué se venía mal? “De 12 quirófanos funcionan 5 y hay numerosas salas cerradas; cada vez se va achicando más la estructura, deteriorando y no hay presupuesto para mantenerlo”. 

Clarisa, alumna, añade: “El edificio tiene un montón de falencias, es muchísima la cantidad de arreglos que harían falta y esto viene desde hace años. Con este recorte, el único futuro que veo es que se caigan las paredes… Me da mucho miedo e impotencia”.

Florencia trabaja hace 10 años y el amor que siente por la entidad viene de familia: “Mi mamá trabajó ahí; mis dos hijos fueron a ese jardín; le salvaron la vida dos veces a mi mejor amiga; curaron a mi papá, a mi abuela”.

Admite que el hospital “siempre tuvo pocos recursos; siempre hubo carencia de insumos”. Profundiza: “La situación no viene bien hace mucho; las personas que deben hacer el presupuesto no valoran la calidad humana ni la cantidad de atenciones que se realizan por día. El hospital siempre tuvo lo básico, y en muchas oportunidades debimos conseguir insumos por fuera, siempre tardó en llegar el material que se necesitaba”.

Carteles, ruido, sonrisas: estrategias contra el recorte / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Orgullo nacional 

El Hospital de Clínicas es considerado uno de los hospitales más importantes de la Argentina y de América Latina. Se fundó en 1881 y allí se realizaron varios procedimientos por primera vez. Algunos hitos que nacieron entre sus paredes que hoy yacen descascaradas: la aplicación de la insulina, el cateterismo cardíaco, las residencias médicas, las punciones de riñón, las operaciones filmadas. Dice la médica y hoy auditora Susana Dionisio: “En este hospital se formaron la mayor parte de los médicos de renombre que hay en toda la medicina prepaga”. Suma otro caso testigo: “Hay que acordarse de acontecimientos como el de la AMIA, cuando sucedió el atentado este hospital recibió a la mayoría de los heridos, y fue gracias a este hospital que se salvó a muchísima gente. Entonces, podés hacer un comité de crisis, pero si al mismo tiempo desfinanciás a la educación, está muy mal. El presidente se merece un juicio político y la oposición tiene que pararse y ser una oposición real, sino perdemos la democracia”.

Marta Cora Eliseht es médica de obstetricia del hospital de Clínicas y docente de la Facultad de Medicina. “El Clínicas es fundamental, un orgullo nacional; no sólo cumple funciones asistenciales, sino también de docencia en áreas de pregrado y postgrado; esta es la sede de infinidad de carreras. Somos especialistas en obstetricia y atendemos muchos embarazos de alto riesgo, casos que no se atienden en otros lados”. 

Un abrazo contra la motosierra

Marta es médica en el Clínicas desde hace 38 años /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

En el hospital trabajan más de 3.200 empleados y se atienden alrededor de 365 mil personas al año. En lo educacional, cursan por año cerca de 1500 alumnos. “Hay cinco cátedras y estudiamos 300 personas promedio en cada una. Este es el hospital escuela más grande del país”, explican Clarisa y Caetana, estudiantes de medicina. 

Las palabras de Sofía, que integra la comisión interna, laten: “El hospital-escuela literalmente es el corazón de la UBA, donde se retroalimenta la ciencia, la investigación, la educación, pero sobre todas las cosas la salud pública, con todo lo que conlleva ese concepto de gratuidad e inclusión. Queremos seguir brindando la atención de calidad a los y las pacientes, pero sobre todas las cosas contar con un financiamiento que nos permita que nuestra casa, como así consideramos al hospital, siga funcionando. No queremos tener el privilegio de pisar la UBA, sino el derecho de seguir en ella”.

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Una que pedimos (casi) todxs /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Un dolor inenarrable

El hit se vuelve a cambiar: “Universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode se jode”, se vocifera con angustia y con firmeza, en un clamor popular que hiela la sangre. Las y los laburantes le dan magnitud al problema. La obstetra Marta Cora Eliseht dice: “En el sector no tenemos espéculos, vidrios para hacer papanicolaou, guantes, gasas, algodón, lo básico. Los profesionales de la salud estamos intentando conseguir donaciones de entidades privadas para suplir las faltas”. Sintetiza: “Estamos sufriendo un ataque artero a la universidad pública”.

Susana Dionisio es médica desde hace 49 años. Quince los trabajó en el Clínicas, donde ahora es auditora. “Sentimos un dolor que no se puede narrar. Los pacientes se están quedando sin comida y solidariamente se intenta ayudar entre sindicatos, médicos y administrativos, pero los insumos médicos no los podemos comprar. Ya se está cortando la luz a cierta hora, no se puede creer”. 

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La potencia de Elsa Carrizo, la potencia de lo colectivo /Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Elsa Carrizo es delegada general de la comisión interna del Hospital de Clínicas. Tiene puesto un guardapolvo blanco, que lleva el logo de la institución. Se lee: “Fundado en 1881”. Dice: “Trabajamos con obras sociales, pero es impresionante la cantidad de gente sin obra social que viene, alcanza con ver las colas que se forman a la mañana. Ya no tenemos insumos ni para el mantenimiento, ¿con qué vamos a limpiar? Hay un combo de muchísimas necesidades en el hospital”.

“Últimamente no nos estuvieron entregando secadores”, detalla Diego Ruiz, empleado de maestranza. Cobra menos de 150 mil pesos por mes y sólo el monotributo para facturar (no está en planta permanente) le cuesta alrededor de 18 mil. “Estamos en una situación de mierda, personalmente para mí es imposible llegar a fin de mes”.

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Diego cobra menos de $150 mil por mes. Y no es una joda / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

Tomás trabaja en el área de personal hace 5 años y es delegado de la comisión interna. “No hay paritarias y los sueldos quedan muy bajos. Tenemos poco más de 300 contratos que salen del bolsillo del hospital y son los que más corren peligro. Estamos hace un par de meses sin aumento y no hay respuesta del gobierno ni comunicación. Estamos estancados, no da para más”.

Carolina Nadal es empleada desde hace 30 años. Hoy es la jefa del departamento de Trabajo Social. “El presupuesto que se está ejecutando es el del año pasado y esto es inviable en términos de sostenimiento, de todo lo que se necesita para que funcione el hospital de manera integral. El gobierno va a tener que responder de una manera diferente a la que está respondiendo ahora. Siento mucha bronca e indignación, pero al mismo tiempo tengo la esperanza de que en las calles, con la resistencia, haya otro desenlace que no sea cerrar las puertas”.

“Cuando la patria está en peligro, todo está permitido, excepto no defenderla”.

José de San Martín.

Clases abiertas, presupuestos cerrados / Fotos: Lina Etchesuri para Lavaca

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