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Cuba sin Fidel: Héroes y tumbas

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Una nueva generación sacude el ritmo de la isla que sigue sufriendo el bloqueo, pero que ya desarrolló sus propias estrategias de cambio. Por Franco Ciancaglini.

Cuba sin Fidel: Héroes y tumbas

Los periodistas hablan de Fidel, de Raúl, de Trump y no se terminan de dar cuenta que el nuevo mito contemporáneo en Cuba es Cristiano Ronaldo. Lo mismo podría decirse sobre las banderas: entre las habituales rojas, azules y blancas se han colado el azulgrana del Barcelona y el blanco del Real Madrid.

Los periodistas sostienen que estos equipos mantienen dos sistemas distintos de juego. Con Messi como bandera, pero también con cracks surgidos de la cantera del club, el Barcelona apuesta al juego al ras del piso, construido lentamente hacia los costados y de abajo hacia arriba; el Real Madrid, en cambio, tiene un equipo compuesto por jugadores que compró a otros clubes a costos altísimos, con un juego que se caracteriza por ser vertical, efectivo y pragmático.

La televisación de los partidos de la Liga Española convirtió a los cubanos en expertos conocedores de los nombres que componen cada formación y el día y horario de cada partido. Y si bien la competencia está pareja, una caminata por el malecón basta para detectar en el revés de esa camiseta, en el banderín colgado del retrovisor de aquel carro o en la impresión berreta pegada al ropero, a este hombre: Cristiano Ronaldo.

En Santiago de Cuba, el cementerio de Santa Ifigenia tiene concurrencia récord: 10 mil personas por día. “La mayoría cubanos, porque vienen de toda la isla a ver al Comandante”, dice el jefe de seguridad. Es cierto: aunque está José Martí, el Panteón de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y muchos mártires de la revolución, todos dejan una rosa frente a una enorme piedra que lleva una sola palabra:

-Fidel.

Aquí se encarna la orfandad que sienten muchos cubanos desde su muerte: las lágrimas, los rostros afligidos o una pasada rápida sin tanto espamento, como parte de una devolución obligada:

-Gracias.

La muerte de Fidel puede analizarse con múltiples perspectivas políticas, pero muchos cubanos prefieren explicarla con los lugares comunes que uno usa cuando se va un ser querido:

-Lo lloré como si fuese un familiar – dice Dania, directora del teatro de títeres de la ciudad de Holguín.

Ana, que habita el barrio El Vedado en La Habana, precisa:

-Un padre.

Como en toda Cuba, Santiago sale a la calle el 28 de enero para recordar el nacimiento de José Martí, poeta y líder independentista cubano. Es el día de las marchas de antorchas encabezadas por estudiantes. Es la primera movilización que recuerda al mártir post Fidel. Santiago, la ciudad de Antonio Maceo, el lugar que eligió Fidel para empezar el camino revolucionario, esta vez, solo por esta vez, cambia el rostro de Martí para levantar el de su “mejor apóstol”, según titula al otro día el diario Granma. Quedarán pegados carteles en casas, autos y negocios que mezclan al eslogan de este siglo con el hombre del siglo pasado: “Yo soy Fidel”.

En la otra punta de Cuba, La Habana, la reputada compañía de teatro El Público presenta la obra Harry Potter, se acabó la magia. Representada por jóvenes de 17 a 23 años, dirigida por Carlos Díaz y escrita por la joven dramaturga Agnieska Hernández, el texto fue elaborado a partir de las propias experiencias personales de los actores: por ejemplo, el de un padre que va a la escuela a preguntar qué le han enseñado a su hijo hoy.

-Que Martí es un héroe

-¿Y qué es un héroe?

-Alguien muy herooooico – responden a coro los niños y su profesora trava.

Dicen que en una de las primeras funciones, uno de los Miami Five (los 5 cubanos que estuvieron presos en Estados Unidos por hacer contrainteligencia) se levantó a los 5 minutos y salió por donde había entrado. A pesar de este tipo de reacciones, la obra ganó los Premios Villanueva que otorga la crítica teatral cubana y durará 100 funciones. Hasta ahora, todas a sala llena.

No es novedad que el arte es político en Cuba – como en todas partes-, pero sí estos egresados de la Escuela Nacional de Arte de cuerpos entrenados, casi andróginos, que subliman la crítica no desde el discurso contrarevolucionario, sino desde el desate del deseo, en todas sus formas: de lo sexual a lo social, y viceversa.

Como un nieto rebelde cansado de escuchar las historias de su abuelo, Cuba se debate en una brecha generacional, pero también entre los gays y las trans que se dejan ver por las calles de La Habana. Así los artistas van creando nuevos paradigmas.

-Un Martí gay, un Fidel trans – dirá alguien al salir de la sala.

Al igual que la muerte de Fidel, la marcha de las antorchas y las telenovelas brasileras, los cubanos siguieron por tevé el apretón de manos entre Raúl Castro y Barack Obama en la VII Cumbre de las Américas en Panamá, símbolo del reanudamiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, esperando que ese saludo se transformara en un futuro mejor.

-En Cuba no hay Mc´Donalds –avisa Ana. – Nada cambió.

El último cambio político concreto respecto a Estados Unidos ocurrió en el tiempo de descuento del gobierno de Obama: la ley que beneficiaba a los cubanos que llegaban a Estados Unidos dejó de tener vigencia. La tapa del Granma notificó el cambio como siempre cuando se trata de anuncios importantes: “Declaración del Gobierno Revolucionario”, titularon las letras rojas que daban pie al comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores. Celebraba así “un importante paso en el avance de las relaciones bilaterales” como conquista de un “interés permanente del gobierno de Cuba de adoptar un nuevo acuerdo migratorio con los Estados Unidos” para “garantizar una migación regular, segura y ordenada”.

Sin embargo, jóvenes como Laura (27) no terminan de ver la parte positiva del acuerdo: “La ley echa para atrás. No propone nada nuevo, sino que cancela una realidad que ya existía”. Laura, que ya cursa una maestría y está bien posicionada en su trabajo, se plantea la posibilidad de un viaje como deseo legítimo. Si bien países como Rusia, China, Venezuela, Canadá ofrecen ventajas para los cubanos, y Estados Unidos otorga 20 mil visas anuales, Laura aclara que no es sólo cuestión de pasaporte: “No se trata solo de poder viajar, sino de tener la plata para poder viajar.  Eso no cambia”.

Sigue Ana: “Lo que no cambió nunca es el bloqueo”.

Donald Trump, ¿qué cambia?

-Nada. Aguantamos 58 años con ellos en contra: 4 años más…

El videoclip de la canción Nada más triste del trovador cubano Tony Ávila narra la historia un pueblo que se llama La Felicidad, donde los mendigos le dan plata a él, donde hay una casa de cambio que cambian oro por libros y un cura pasa con un parlante pegado a la oreja. Cuando los músicos de la banda de Tony acceden a ir hasta el lugar a comprobar sus cuentos, los ojos de Tony se abren estupefactos al notar que cambió su nombre a La Realidad y lo que se ve es un joven tirando con un hilo un juguete hecho de botellas, en medio de un campo desolado.

Por fuera de este tipo de artilugios artísticos, contar hoy la realidad es casi un asunto imposible en Cuba y en cualquier lado.

Así como éste, Tony tiene otras canciones que pintan otros mundos cubanos, como por ejemplo El timbirichi, como se les llama a los negocios cuentapropistas que el Estado ha permitido instalar en las casas. Dice la canción:

“Ya tengo la competencia

a dos puertas de mi casa,

si vender es una ciencia,

vamo a ver qué es lo que pasa.

Con los timbirichi,

todo es muy lindo por fuera,

pero mi preocupación,

es que Cuba no se muera

vendiendo en el mostrador

de un timbirichi”.

Si bien Tony puede parecer sumamente crítico con Cuba, los programas de chimentos cubanos lo han acusado de lo contrario, y, en ocasión de un viaje a Miami para tocar, congresistas republicanos pidieron y lograron la revocación inmediata de su visa.

Hace años la viene remando, pero recién este año logró pegar un hit que se canta en las fiestas como un verdadero himno. No habla ni de críticas al régimen ni a Miami. El estribillo dice así:  “A Chacho lo que más le gusta de Chicha es que siempre tiene limpia la choza”.

En el interior de la isla, las licencias para montar un negocio propio – hostel, peluquería, restorán o almacén- son junto a la posibilidad de comprar y vender casas los dos nuevos motores del cambio social cubano. “Hay mucha gente que así se independiza”, analiza Ana, que lee los cambios dentro del conjunto de medidas “nuevas” del gobierno revolucionario.

Leonardo, que es médico, dejó de ejercer cuando se enteró que uno de sus tres hijos padecía una grave enfermedad, tenía que viajar y pagar medicamentos caros que su sueldo no podía cubrir: 800 cubanos, unos 60 dólares estadounidenses. Ahora alquila una pieza en su casa para viajeros en la turística Trinidad, y ya planea hacer más cuartos con la misma función.

-Esto es como Venecia: o sos turista o vivís del turismo – dirá Leo.

Pavel, en la ciudad del Holguín, trabajaba en una dependencia estatal y también decidió dejar el empleo por razones familiares – pronto será padre- y también acomodó el cuarto del fondo para recibir viajeros.

Elio habita un extraño paisaje: el valle de Viñales donde campesinos como él cultivan tabaco y ron. Elio cuenta su historia de amor con María y sus dos hijos, y cuenta también una de terror: cuando los militares en la época del dictador Fulgencio Batista les robaban los chanchos y no dejaban que se juntasen más de dos o tres personas en este enorme valle.

-Si éramos tres, ya pensaban que éramos revolucionarios.

Elio fue uno de los tantos campesinos beneficiados con los títulos de propiedad que otorgó el gobierno revolucionario tras expropiar hectáreas a los grandes latifundistas. Comenzaba entonces la revolución dentro de la revolución: la de los alimentos. La consecuencia fue que se comenzó  a practicar una agricultura de corte agroecológico sin precedentes en la región, sin combustibles fósiles ni insumos importados desde la ex URSS.

Un hombre parado surfeando sobre
un remolque tirado por dos bueyes que remueven la tierra ilustra cómo se hizo esto:

-El tractor cubano – bromea Elio.

En el partido de Pinar del Río, dentro del cual se encuentra Viñales, es el sitio donde se cultiva el mejor tabaco del mundo y se elabora el más sabroso ron del planeta y también frijoles, yuca, malanga, tomate, boniato y otras verduras que van rotando pasados los meses.

La producción es vendida al Estado en uno 90%. Luego, el gobierno la comercializa a las más conocidas empresas de tabaco del mundo: Cohiba, Romeo y Julieta, Partagás… Con el 10% restante los campesinos fabrican sus propios puros:

-En vez de productos químicos, lo fermentamos con frutas como mango, papaya, guayaba – explica Elio, demostrando que todo cubano es especialista en marketing.

Pero estos valles fértiles no son los únicos lugares donde se ve la revolución verde cubana. Durante el “período especial”, los cubanos empezaron a cultivar alimentos donde podían, sobre todo en terrenos baldíos en las ciudades: es común ver en barrios como El Vedado o Miramar de La Habana prolijas hectáreas entre edificios plantadas con variedad de cultivos. Golpeado por la crisis  inducida por el bloqueo y la escasez de alimentos, Cuba se volcó así a una agricultura de subsistencia y en pequeña escala que llegó a representar el 50% de la provisión de frutas y verduras en La Habana y hasta un 80% en pequeños pueblos. Según cálculos estatales, hoy se ocupan 140 mil personas particulares que usufructúan la tierra pública: granjas familiares, cooperativas y granjas estatales.

Cuando se le nombra el monocultivo de soja y una empresa llamada Monsanto, Elio simplemente levanta los hombros, como quien escucha una historia sobre extraterrestres.

En una librería cubana uno puede comprar por monedas libros de distintos autores de la isla y también de otras partes del mundo. Es el caso de la española Belén Gopegui, quien tiene editada en Cuba una novela excelente, Acceso no autorizado, y también un pequeño libro llamado Un pistoletazo en medio de un concierto acerca de “escribir de política en una novela”.

Dice: “En una de mis novelas un personaje observa cómo nadie en España dice, por ejemplo, de España, o de Francia o de Inglaterra: “La sanidad pública no funciona bien, por tanto, la democracia representativa debe dejar de existir”. Nadie dice: “En España el índice de SIDA en las prisiones es alarmante, por tanto, acabemos con el capitalismo”.

Este mecanismo de tomar la parte
por el todo suele aplicarse sólo a los proyectos revolucionarios pues -como se sabe- no resulta extraño oír decir: “En Cuba, los autobuses no funcionan bien, por tanto, la Revolución debe dejar de existir”.

Propone Gopegui: “Probemos a seguir esta lógica, una vez, con el capitalismo”.

Como pasa a menudo al hablar de Cuba, las chicanas políticas se alargan cuando en verdad uno pretende hablar de otra cosa. Por ejemplo, de literatura.

Cierra Gopegui: “Las historias pesan, las novelas pesan, y pesan más todavía las historias que no han llegado a ser novelas, las que no se abren camino: pesan por todo lo que no muestran, por todo cuanto impiden vislumbrar. (…) Ahora ha empezado un nuevo siglo y es tiempo de que empiece una nueva novela en abierto conflicto con la verosimilitud dominante; una novela que contará las vidas de todos quienes sabemos que no estamos solos, que venimos de muy lejos, que somos muchas personas y, aunque apenas se nos oiga, podríamos voltear la Historia”.   

 

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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