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El jurado: Juicio al Roundup
Tras la ratificación del veredicto de culpabilidad de Monsanto, MU entrevistó a uno de los integrantes del jurado que condenó a la empresa. Su relato sobre un proceso judicial histórico.
POR ANABEL POMAR
Artista y constructor. Comprometido pero sin afiliaciones partidarias ni religiosas. Robert Alleger Howard nació en Filadelfia, EE.UU., hace sesenta años. Su familia y sus amigos lo conocen como Bob. Ahora también es conocido como el jurado número 4.
En junio de este año, Bob recibió la citación para ser miembro del jurado en el caso Dewayne Johnson v. Monsanto Company, el primer juicio contra el herbicida Roundup por cancerígeno y que halló a la compañía culpable de todos los cargos. Según el veredicto del jurado, el Roundup, y su versión Ranger Pro, fueron sustanciales para producir cáncer a Johnson y Monsanto ocultó con malicia información sobre la peligrosidad de sus productos. “El Roundup Pro® o Ranger Pro® suponían posibles riesgos que se conocían o podían saberse a la luz del conocimiento científico generalmente aceptado en la comunidad científica al momento de su producción, distribución o venta”, dijeron los jueces nortemericanos.
La selección
Nunca antes había llegado a un jurado. Pensaba que sería una experiencia interesante. Y lo fue”, cuenta el jurado Alleger Howard desde San Francisco, California, a MU. Tras una selección de los abogados de ambas partes, la defensa y la querella, Bob se convirtió en uno de los 12 miembros del jurado que por primera vez condenó a Monsanto a indemnizar a un enfermo terminal por producirle el cáncer que lo lleva a la muerte. “Hasta este momento nunca había oído hablar mucho sobre el tema. No estaba al tanto de la gran controversia que rodeaba al RoundUp. Sí había oído hablar de los cultivos transgénicos de Monsanto, y de algún tipo de controversia sobre la deriva del polen a las granjas que no usaban sus semillas, pero no mucho sobre el herbicida”.
“El proceso de selección del jurado duró tres días”, relata. “Comenzaron con los 120 jurados potenciales y nos dieron un cuestionario de diez páginas para completar. Tenía muchas preguntas, entre ellas: díganos a todas las personas que conoció que tuvieron cáncer, qué tipo de cáncer, causa y resultado. Enumere todas las organizaciones de las que es miembro. ¿Cree que todos los pesticidas deberían ser prohibidos? ¿Compra alimentos orgánicos?”.
Bob quedó en el primer grupo de elegidos para tomar asiento en lo que se conoce como “the box” o “la caja”, el lugar donde se sientan los miembros del jurado durante el desarrollo del juicio. Durante el proceso de selección y en el juicio siempre mantuvo su número de orden y se sentó en ese mismo asiento, el número 4 de la caja.
Un golpe mundial
Cuando las partes explicaron a los posibles jurados de qué se trataba el caso, me di cuenta de que iba a ser un juicio largo, probablemente con mucha discusión sobre estudios científicos. El juez nos dijo que sería un juicio de seis a siete semanas por lo cual muchos jurados fueron excusados simplemente porque tenían planes de viajar durante el verano”, relata. Finalmente el juicio duró ocho semanas en corte. El jurado dio su veredicto el 10 de agosto condenando a la compañía.
Como era esperable, Monsanto apeló pero nuevamente la justicia ratificó su culpabilidad. La jueza Suzanne Bolanos falló el pasado 22 de octubre dejando inalterable la opinión del jurado. Tras conocerse esa decisión las acciones de Bayer, nueva dueña de Monsanto, volvieron a caer estrepitosamente y miles encontraron en este fallo un nuevo aliento para continuar denunciando la peligrosidad del herbicida. Es que durante esa instancia de revisión se temió que la jueza diera lugar al reclamo de Monsanto, que pedía descartar el juicio o declararlo nulo.
Allí fue cuando el jurado número 4 salió públicamente a contar su historia. Le envió una carta a la jueza, quien finalmente dejó los fundamentos intactos para el pago de daños y perjuicios; solo modificó el monto a pagar, reduciendo la cantidad inicial de 289 millones a 78.6 millones de dólares.
“Estoy muy contento de que la jueza haya finalmente dejado en pie la decisión del jurado. También estoy feliz de que ella haya permitido al menos algunos daños punitivos. Creo que los daños punitivos deben ser reincorporados por la corte de apelaciones porque esos daños están destinados en parte a desalentar a Monsanto al tipo de comportamiento que causó la lesión del señor Johnson”, expresa el jurado número 4, ahora con más tranquilidad que en aquellos días previos a la reconfirmación del veredicto. “Creo que nosotros, el jurado, lo hicimos bien. Ambas partes, y la jueza, acordamos que éramos un jurado inusualmente inteligente y atento”.
Historias de “la caja”
“Lo más destacado del juicio fue conocer a mis compañeros jurados, muchos de los cuales considero amigos ahora. Realmente fue un grupo extraordinario, algo aleatorio, de sanfranciscanos. Fueron brillantes, creativos, divertidos. Nos apoyamos mutuamente durante los días en la corte. Muchos de ellos nos informaban sobre cómo se conducen y evalúan los estudios científicos, otros llenaron documento tras documento, incluidos los correos electrónicos internos de Monsanto”.
A este grupo, según el jurado número 4, llegar al veredicto le tomó solo tres días. “Todos los miembros del jurado tomamos numerosas notas. Fuimos reconstruyendo con notas post-it en las paredes de la sala de deliberación todo el proceso mientras deliberábamos. Revisamos cada testigo y la evidencia con mucho cuidado. El hecho de que nuestro veredicto fuera unánime muestra que la evidencia fue bastante sólida para concluir que el Roundup causó el cáncer del señor Johnson”, enfatiza Bob y asegura que ya en el segundo día no había mayores dudas de la culpabilidad sobre Monsanto.
Bob asegura que no tuvo ni tiene miedo de las consecuencias de su servicio como jurado. Es plenamente consciente de lo que este fallo significa para la compañía. También asegura que nunca recibió presiones de ningún tipo. “No puedo hablar por otros jurados. En mi caso no sentí ninguna presión extraordinaria. Me concentré en ser metódico y considerar cuidadosamente todas las pruebas para obtener el veredicto correcto”. Todo lo vivido durante este proceso le cambió la vida: escuchar en primera persona el testimonio del jardinero enfermo y su familia, cuenta, lo conmovió profundamente. “Para mí fue sin dudas el día más duro en la corte. Cuando declararon Lee Johnson y su esposa Araceli. Ver a esa familia pasar por el infierno que está pasando, no es fácil. El testimonio de Lee era difícil de escuchar. Es un individuo notable. Incluso se las arregló para tener sentido del humor cuando testificó y relató cuán dolorosa, física y emocionalmente, fue y es su terrible experiencia”.
“Hay tantas cosas que sucedieron en esa sala, que podría seguir y seguir. El juicio y los acontecimientos después del veredicto son una historia bastante larga. Para escribir un libro o varios”.
El juicio de Lee Johnson inaugura una nueva etapa en la lucha contra el herbicida de Monsanto y además cuenta con innumerables condimentos para pasar a la historia. Uno de ellos: hacia el final del proceso el reconocido músico y activista contra la corporación, Neil Young -junto a Daryl Hannah, actriz y pareja del autor del disco The Monsanto years- presenciaron el juicio por unas cuantas horas. “Después del juicio escuchamos que se casaron!”, cuenta Bob a MU y deja escapar una carcajada.
El jurado 4 ha concluido sus servicios.
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