Nota
Naomi Klein y una autocrítica: «¿A favor de qué estamos?»
La intelectual y militante canadiense, autora de No Logo, planteó en 2003 que los movimientos sociales no pueden ser básicamente “anti”. ¿Qué construir, con autonomía, después del “que se vayan todos”? La cooptación, la parálisis, y la diferencia entre ser crítico y ser productivo, para evitar convertirse en una isla.
La autora de No Logo advirtió que «corremos el riesgo de convertirnos en islas» al cuestionar que el movimiento autónomo sea básicamente ‘anti’, sin formulación de propuestas, actitud que lleva a la parálisis. Planteó que no debe abandonarse el debate sobre el poder, y que tiene que haber una manera de construir la autonomía sin aislarse del mundo. Propuso, además, encontrar la conexión entre un proyecto alternativo y la transformación política, con el coraje suficiente para afrontar las críticas que acusarán a tal actitud de reformismo.
Uno de los espacios más productivos e interesantes del Foro ha sido el de Intergalactika. Ubicado detrás del campamento juvenil concentró las actividades de varios colectivos que representan lo mejor del movimiento autónomo. Fue justamente esa palabra la que convocó a un debate, el único del que participó Naomi Klein, la escritora canadiense autora de No logo.
Ubiquémonos primero, para entender qué significa la presencia de Naomi en esta charla. En principio, Intergalactika ocupó una carpa amplia y mal iluminada, al costado del río que bordea el campamento. Esto significa que el primer día de lluvia todo quedó convertido en un barrial. Sobrepuestos al mal tiempo, tuvieron que enfrentar después la poca información que sobre estos espacios brinda el Foro. Colocaron carteles en todo el campamento, pero no pudieron llegar a difundirlos en la convocante sede de la PUC, eje central del foro. Por último, no contaban con traducción, lo cual resolvieron repartiendo en sitios estratégicos voluntarios dispuestos a colaborar para que nadie se perdiera la charla.
Las dificultades no hicieron mella entre quienes se sintieron atraídos por la cantidad y variedad de propuestas que ofrecieron. La proyección de los videos de Indymedia Argentina, sobre la lona de la carpa, convocaron en plena noche a más de 300 personas que siguieron las alternativas de la lucha piquetera. Sentada en el pasto, Naomi Klein fue una de ellas.
Tal como había anticipado, esa sería su única declaración pública en el marco del Foro «y será mala», aclaró con pudor ya el jueves pasado, «porque estoy acostumbrada a escribir, no a hablar en público.»
No es casual, entonces, la presencia de Noami en ese espacio. Ni que hasta allí haya llevado -aunque nadie lo reconociera- a Michael Hart, el autor -junto a Tony Negri- del libro que actualizó el vocabulario del movimiento: Imperio. (Las autoridades del Foro no invitaron a Hart a participar de ninguna actividad, y solo estuvo dos días).
Doscientas personas sentadas en círculo compartieron las reflexiones de la escritora, traducidas entre tres personas que aportaban precisiones para lograr que fueran exactas, lo cual obligaba a Naomi a detenerse cada vez. El resultado fue un monólogo con frases-concepto, y pensamientos condensados, más que desarrollados. Así y todo, lo que sigue de la exposición de Naomi Klein debe tomarse como lo que es: apenas un testimonio.
«Creo y siento una energía creciente del movimiento autónomo. Es una energía que se genera como respuesta a la estática. Es reactiva: anti estática».
«Muchos vienen al Foro a escuchar a personas que reconocen como los que más saben, como sabios, pero muchos de ellos no saben más que los que están sentados escuchándolos. En algún punto se reproducen aquí prácticas jerárquicas que están lejos del verdadero espíritu del movimiento.»
«Estoy viviendo en estos días y por unos meses en Buenos Aires, haciendo un documental sobre la democracia y la acción directa, mirando a la Argentina después del 19 y 20, en un intento de ver cómo evoluciona el movimiento autónomo.»
«Una pregunta que me surge observando este proceso es la siguiente: si no estamos con el capitalismo, ¿que alternativa nos queda, es decir, a favor de qué estamos?»
«La idea del ‘que se vayan todos’ expresa el rechazo por la democracia participativa, la democracia de representantes. Hay en ese sentido muchos movimientos que en la Argentina expresan ese sentimiento y ese deseo muy poderoso.»
«También por eso quedan allí en claro los desafíos que tenemos ahora en el movimiento, y que pueden visualizarse también en este foro. La pregunta actual del movimiento global es cuál es la alternativa. Es la misma pregunta que está presente en Buenos Aires y que quedó planteada en el momento después de gritar que se vayan todos.»
«No hay una respuesta. Sin embargo, en este momento hay quienes piensan que la respuesta es que de ese vacío o parálisis que deja el ‘que se vayan todos’ va a salvarlos un Chávez o un Lula.»
«He podido ver en Buenos Aires cómo los partidos políticos están creciendo. Los jóvenes son cooptados por los partidos políticos y esa política de cooptación podemos verla aquí mismo, en el Foro. Eso es posible porque no hemos encontrado una buena respuesta a ese después.»
«La autonomía y la democracia directa no son propuestas suficientes, no les alcanza. Y por eso les resulta más seductor entrar allí, donde los partidos tienen todo resuelto.»
«Tenemos que comenzar por reconocer que la bronca y el enojo, el grito, el ‘anti’ lleva a una parálisis. Tenemos que reconocer que la cooptación es hoy una realidad, está sucediendo y que esa cooptación tiene que ver con la incapacidad actual del movimiento de ofrecer una alternativa.»
«Este es un momento crucial para el movimiento porque estamos viendo crecer a un tipo de estructura diferente, podemos ver a los Lulas y los Chávez. Pero no podemos ver qué nos pasa a nosotros. Y eso solo puede lograrse con una profunda autocrítica y autoanálisis. Tenemos que pensar qué tipo de movimiento queremos. Y, en mi opinión, esto se logra pasando más allá de la crítica. Formulando una propuesta.»
«La pregunta es: ¿queremos algo más que la crítica? Una de las características fundamentales del movimiento ha sido hasta ahora esa: ser anti. Pero creo que ha llegado el momento de formular las afirmaciones, de ser productivo, aún a riesgo de ser criticados, porque corremos el riesgo de convertirnos en islas.»
«Quiero recordar con ustedes algo que pasó con el movimiento pacifista de los 60. En esos momentos, la juventud se separó de la gente y algunos incluso se aislaron, construyendo comunidades utópicas. Algunas de esas comunidades pude verlas en Canadá, a donde emigraron para evitar ir a la guerra. Construyeron campos orgánicos, escuelas comunitarias, energía solar. Construyeron una vida, lejos del mundo. Y así, abandonaron a la gente.»
«Tiene que haber una manera de construir la autonomía sin aislarse del mundo. Tenemos que encontrar la conexión entre un proyecto alternativo y la transformación política del mundo. No de nuestro mundo, sino el de todos. Debemos ser capaces no solo de transformarnos, sino de transformar a todos. Pero tenemos miedo de dar ese paso y trasladar estas acciones políticas que realizamos a pequeña escala para llevarlas a gran escala.»
«Si convertimos estas experiencias en islas, abandonando el debate sobre el poder, no tenemos entonces el derecho a quejarnos porque esos espacios son ocupados por burócratas partidarios.»
«Hay que tener el coraje para afrontar las críticas, para crear una alternativa e incluso para escuchar que nos llamen reformistas. Hay que tener el coraje de pegar ese salto que nos una con la gente, con el mundo y con nuestra época.»
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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