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Femicidio de Julieta: el pedido de justicia que recorre a todo un pueblo santafecino

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Julieta Del Pino tenía 19 años y vivía en Beravebú, un pueblo a 150 km de Rosario. Su familia la buscaba desde el viernes a la noche, cuando le mandó un mensaje a su mamá para que le pusiera a calentar la comida luego de salir de trabajar. Nunca llegó. Según las cámaras de seguridad, fue interceptada por un auto camino a su casa. Su cuerpo fue encontrado el sábado a la noche, enterrado en el patio de la casa de Cristian Romero, que trabajaba con el hermano de Julieta en una obra de construcción. La mamá de la joven desmintió que tuviera una relación y dijo sobre el día del hallazgo: “Se fue a trabajar con mi hijo teniendo a mi hija muerta en la casa”. Romero quedó detenido, procesado por el femicidio. El Observatorio Lucía Pérez registró 14 femicidios durante la cuarentena. Las movilizaciones por pedido de justicia que no paran pese a los anuncios oficiales. En esta nota, compartimos el relato en primera persona de la madre y el padre de Julieta a un medio local. Y el diálogo de lavaca con el jefe comunal: “El pueblo está en shock”.

Femicidio de Julieta: el pedido de justicia que recorre a todo un pueblo santafecino

Por Lucrecia Raimondi

Julieta Del Pino nació en Berabevú, se crió en esas calles, jugó en esa plaza donde la mayoría de sus vecinas y vecinos se juntaron a pedir justicia por ella cuando confirmaron su femicidio. La violencia machista pateó las puertas del pueblo: Julieta fue encontrada asesinada en el patio de la casa de uno de los suyos. La comunidad quedó en estado de shock.

Julieta atendía un kiosco, vivía en casa de sus padres. El viernes a la noche salió de trabajar y pedaleó su bici por el camino que hacía casi todos los días. Vestía jean, zapatillas negras con detalles fucsia y un camperón rojo con peluche en la capucha. A las 23.20 le pidió a la mamá que le caliente la comida. A las 23.30 no contestó más los mensajes ni el teléfono. El último rastro lo registró una cámara municipal de video vigilancia: a tres cuadras de su casa la increpó un auto al doblar la esquina. La secuencia quedó fuera del registro de la cámara que no pudo captar qué pasó ni cómo desapareció.

La familia radicó la denuncia en la comisaría local el sábado a la mañana y desde el mediodía todo el pueblo se comprometió con la búsqueda de Julieta. El fin de semana buscaron por cada rincón, junto a las autoridades de la Comuna de Berabevú y la fiscalía a cargo de Susana Pepino. Jonathan, el hermano mayor de Julieta, identificó el auto de su compañero de trabajo y así llegaron a quien está acusado por su femicidio: Cristian “Chorizo” Romero, de 28 años, albañil, la tenía enterrada en el patio de su casa y encontraron la ropa de Julieta en su auto.

La Justicia entregó el cuerpo de la joven en la tarde del lunes, después de hacer la autopsia. Afuera de la sala de velatorio se concentraron algunos vecinos y vecinas, la familia pidió que haya poca gente. A las 15.30 hicieron una responso en la parroquia y luego el entierro en el cementerio del pueblo. En los Tribunales de Melincué, donde se lleva la instrucción a cargo de la jueza Silvina Marinuchi, Cristian Romero fue imputado por el delito de “homicidio agravado por el vínculo y por ser cometido en un contexto de violencia de género” y quedará detenido con prisión preventiva. En Berabevú continúan los allanamientos porque la bicicleta de Julieta no apareció y sospechan que puede haber más involucrados en el femicidio.

Un vecino le cuenta a la cronista de El Tres TV que están en shock y destrozados, que nunca se imaginaron que podía pasar algo así en el pueblo, que es el primer caso en su localidad, que desde el sábado no pueden dormir ni encontrar la tranquilidad que tenían como comunidad. Que eran de esos pueblos donde más de una vez las puertas quedan abiertas y los chicos salen a divertirse sin problemas. “Dejaron una familia muerta en vida”, lamenta Eduardo frente a la cámara. Tiene 41 años, es nacido y criado en el pueblo, trabaja de conserje del Club Deportivo Berabevú. Comenta que para él “tuvo que haber sido algo bien planeado por parte del asesino”, porque le parece raro que nadie vio nada a pesar de que la Policía local patrulló toda la noche junto a personal de la Comuna para controlar que se cumplan las medidas de aislamiento por la pandemia de coronavirus.

Fabiana y Adrián son la mamá y el papá de Julieta. En la mañana del lunes dieron el siguiente testimonio a Agustina Pugliese, cronista del canal de televisión local El Tres de Rosario. Sentados en la cocina de su casa en Berabevú relataron el peor hecho que les pasó en la vida: un vecino del pueblo golpeó y asesinó a su hija de 19 años. La entrevista es desoladora.

Femicidio de Julieta: el pedido de justicia que recorre a todo un pueblo santafecino
Vecinas y vecinos de Beravebú, pueblo a 150 km de Rosario, se movilizaron para exigir justicia.

En primera persona

Quiero dejar en claro que ella nunca fue novia de esta persona, que nunca tuvo una relación. Nos conocíamos del pueblo, ella lo conocía porque él venía a casa porque era compañero de trabajo de mi hijo. Ella tenía una relación de conocerlo del pueblo. Y él le mandaba mensajes, le mandaba, le mandaba.

“Ay mami, es tan cargoso”, decía ella.

“Bueno Juli, tené cuidado, mandalo a la mierda”.

“Sí mami, lo bloqueo y listo”.

Nunca, nunca, tuvo relación ni fue pareja. Él ha venido a casa, estuvo en esta mesa tomando mate con ella, con mi hijo, conmigo inclusive. Mi hijo ha salido un montón de veces a dar vueltas con él porque eran compañeros de trabajo. Pero él se sacó las ganas y me la mató. Nos destrozó la vida. Yo la busqué durante toda la noche a Julieta, toda la madrugada. La estuvimos llamando, fui de mi hijo que me decía:

“Mamá se fue con las chicas seguro”.

“Pero no, Jony, porque ella me dijo que le caliente la comida, que ya salía del trabajo, que ya venía. Le calenté la comida y nunca llegó, Jony”.

“Pero se debe haber ido con las chicas, mami”.

“Pero ella me avisa cuando se va con las chicas”.

Ella me pone ‘mamá no calientes’ o ‘me calentaste la comida al cuete mami porque me voy con las chicas, quedáte tranquila’. A los diez minutos que le pongo ‘¿no venís Juli?’, no contestó, no leyó nunca el último WhatsApp. La empezamos a llamar, el teléfono daba apagado. Bueno, pensamos, se fue de las chicas, se quedó sin batería, cuando llegue de las chicas lo va a cargar. Y nunca más contestó.

En tres cuadras me la hizo desaparecer, no sé cómo, no sé dónde la agarró. La última cámara que a ella la registra es a las once y media de la noche, a tres cuadras de acá, doblando para mi domicilio. Ella venía a comer la comida y a estar conmigo. Pero nunca llegó. Yo la busqué tanto, tanto. Todo el pueblo estuvo buscándola. En el último mensaje decía: “Llevo una coquita, unos chocolates y los caramelos para la garganta de papi”. Venía para comer y estar todos juntos. No la pudimos ver más.

Yo esa mañana la busqué, mi hijo se fue a trabajar. Él no vive con nosotros porque ya está casado, tiene su bebé de dos meses, que Juli iba a ser la madrina. Nunca llegamos a bautizarlo, Luca se quedó sin su madrina. Ella tanto esperó ese día, ese sobrino para tener su ahijado. Lo esperó tanto y no va a poder ser. Esa mañana mi hijo se fue a trabajar, yo llegué de noche a su casa en plena madrugada.

“Mami qué haces buscándola, debe estar con las chicas, mira cómo estás toda helada, anda a casa mami que ya va a volver”.

Se hizo de día, yo seguí golpeando puertas, seguí despertando gente, porque un día sábado en el pueblo la gente duerme más. Pero no aparecía, ninguno de sus amigos la había visto en toda la noche, nadie la había visto. Nadie. Se hicieron las 10 de la mañana, me voy al trabajo de mi hijo.

“Jony, no aparece’.

“Mami, estoy comentando en todos los grupos, nadie la vio”.

Esta lacra estaba trabajando con mi hijo.

“Chori, ¿vos no sabes dónde está mi hermana? ¿No la viste anoche? ¿Vos no saliste? ¿No la viste por ahí?’”.

“Qué se yo, man, dónde está tu hermana, no sé dónde se pudo haber ido”.

Y la había enterrado en el patio de la casa, la tuvo durante toda la noche. Y él se levantó, se fue a trabajar al lado del hermano de ella, de mi hijo. Todavía le dijo a mi hijo:

“Le voy a decir al patrón que me deje salir antes así te ayudo a buscarla Jony”, con tanta frialdad lo decía.

“Bueno, mejor así somos más”, le contestó Jony.

Cerca del mediodía ya estaba todo el pueblo buscándola. Todo el pueblo. Por los campos, por la entrada de otros pueblos. Y nada. Las horas iban pasando, era cada vez más desesperante. Yo fui a la comisaría, les dije lo que estaba pasando, me dijeron que iban a empezar a buscarla. Acá no hubo protocolo de esperar las 24 horas por si se había ido con alguno. No, la policía se portó de diez, enseguida salieron a buscarla.

“Quédese tranquila señora, ya mismo le aviso a mi superior que la vamos a buscar”, el chico que me atendió lo veo en el almacén todos los días, la Policía de acá es como familia nuestra.

Yo seguí buscándola. Pasé por el taller, agarré el auto y me fui con mi cuñado para un monte grandísimo que hay acá en la punta del pueblo. Anduvimos por los caminos de tierra, por el monte, nos recorrimos cada árbol, caminamos hectáreas buscándola. Yo ya sentía algo.

Ahí se me ocurrió mandarle un audio al grupo de mamás que quedamos de cuando terminaron el secundario, pidiéndoles ayuda para buscarla. Ya era mucha la desesperación, eran muchas horas. La Pupi no aparecía. Así le decíamos nosotros, sus primos, muchos de sus amigos también. Entonces estas mamás empezaron a viralizar ese audio y al mediodía ya teníamos a medio pueblo en frente de mi casa con caballos, con chatas, motos, drones. Recorrieron cada pastizal, se dividieron en grupos, recorrieron estas tres cuadras, casa por casa, baldío por baldío, taperas, casas deshabitadas. Todo el pueblo buscándola hasta que se hizo de noche.

A media tarde llegaron los perros, el despliegue de la fiscal, la comisaría y los bomberos. Todos actuaron rapidísimo, se los agradezco de corazón. La fiscal me dijo: “Yo te la voy a encontrar, la vamos a encontrar, quedáte tranquila que te voy a ayudar”. Vinieron acá, se llevaron sus pertenencias para que los perros la encuentren. Todo fue muy rápido. Después me pidieron que me quede acá en mi casa. A las diez y media de la noche llegó la peor noticia. “Están haciendo allanamientos en el centro, en la casa del Chori”, nos llega por comentarios de un vecino. Oficial, nada.

Nosotros nos habíamos puesto como una condición de escuchar lo oficial, porque el comisario nos aconsejó eso: “Ustedes básense siempre en lo que nosotros les decimos y no se dejen llevar por lo que les dicen los demás”. Pero me quedé con la duda, porque el allanamiento era en la casa de Chori.

Lo descubrió su hermano. Le dijeron a mi hijo Jony que volviera a mirar las cámaras, entonces él reconoce el auto y ahí lo agarraron. “Ese es el auto del Chori”, dijo por unas luces especiales que tiene. Mi hijo lo llama a él.

“Chori, vení a ver las cámaras”.

“Bueno, ahí voy”.

Y fue como si nada.

“Pero ese no es mi auto”, tuvo la caradurez de decir y la tenía enterrada en el patio.

Ahí se desenlazó todo. A las diez y media llega la fiscal, golpean la puerta con el comisario. Se sentó y me dijo: “Encontramos el cuerpo de Julieta. No lo vas a poder ver mamá, no te conviene verla. Quedáte con su mejor recuerdo”. Y así fue, así quedamos destrozados. No la voy a poder ver más.

Hoy me entregan el cuerpo de mi hija, hoy la voy a recibir pero no la voy a poder ver. Quiero recordarla como el día que se fue a trabajar, que la acompañé hasta el kiosco, después más tarde había pasado para hablar con ella. Y así la voy a recordar. Pero nunca esperamos esto en un pueblo, nunca esperamos que esta persona haga esto con tanta frialdad. Nunca, nunca, nunca pensamos esto. Andaba dando vueltas con el auto mientras la policía hacía los operativos, se fue a trabajar con mi hijo teniendo a mi hija muerta en la casa. Una mente siniestra.

El pueblo está en shock”

Berabevú es un pueblo al sur de la provincia de Santa Fe, a 150 kilómetros de Rosario, que se llega por la ruta provincial 15. Fundado a principios del Siglo XX con la expansión del ferrocarril, su principal actividad económica está relacionada a la producción agropecuaria y la industria del agro. Viven 2.300 personas en 60 manzanas rodeadas de campos: hileras de árboles jóvenes y centenarios dan sombra a las veredas; las casas son bajas con jardines delanteros o tienen portones de cocheras; las calles están asfaltadas, en las afueras son de tierra. Tiene una plaza principal, una parroquia, un club social. Todos se conocen con todos.

El jefe comunal, Tomás Sorribas, que cumple el rol de un intendente, asumió en diciembre tras las elecciones. Acompañó a la familia de cerca y la búsqueda en contacto estrecho con la fiscalía. En diálogo con lavaca, cuenta que tomó conocimiento al mediodía cuando le llegaron los mensajes, después de que por la mañana la mamá hiciera la denuncia en la comisaría local, y que enseguida fue a la casa de Julieta. “La policía actuó rápido, recabó datos, no es que se dilató la situación. Lo tomó con la urgencia que correspondía, igual que la fiscalía. Buscaron con el escuadrón canino y todo el conjunto de la fuerza”.

-¿Qué pasó en Berabevú con este femicidio?

-Es terrible, yo estoy en shock, el pueblo está en shock. La marcha de ayer lo reflejó, que nos reunimos en la plaza a pedir justicia. La familia que está destrozada. Somos una comunidad chica, yo tengo 31 años, los vi crecer a todos, crecieron a la par mío también, son todos jóvenes criados en nuestra comunidad, nadie que vino de afuera. Lo que nos rompe más es eso, que haya sido dentro de la comunidad. Somos más chicos que cualquier barrio de Buenos Aires. El muchacho es nacido y criado acá, de una familia con muchos años en la comunidad.

-Cuando empezaron la búsqueda, ¿suponían que le podía haber pasado algo en relación a la violencia machista?

-No, nunca. La verdad, cuando empezó la búsqueda uno trató de encontrarla a ella. Yo nunca pensé la situación. Después cuando vas recabando datos, tomamos conocimiento, vimos las cámaras de seguridad que registró el recorrido de Julieta hasta la última donde se perdió el contacto. Con las pruebas de los investigadores procedimos a la detención de él y el posterior allanamiento de la casa.

¿Cómo trabajaban en la comunidad la violencia machista?

Es una paradoja de la vida que me consterna, porque cuando asumo creo la secretaría de desarrollo social con una trabajadora social y una psicóloga. En los únicos 20 días de clases que hubo antes de la pandemia, la única actividad que hicimos desde la Comuna para los jóvenes de nuestra comunidad fueron talleres en las escuelas sobre la temática violencia de género y el festival por el día de la mujer. Me shockea porque es lo primero que toqué a penas asumí.

¿Cuál es la sensación que queda ahora en la comunidad?

Es una ruptura total, un quiebre en la comunidad. Una herida que hay que ver cómo se cierra, si es que algún día cierra. Desde mi lugar acompañar en el pedido de justicia, poner a disposición de la familia a la trabajadora social y la psicóloga de la Comuna. Ver a mis vecinos reunidos por esto es terrible. Tenemos que trabajar en conjunto para calmar el dolor.

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102 femicidios y travesticidios en lo que va del año: datos del Observatorio Lucía Pérez

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En lo que va del año el Observatorio Lucía Pérez, primer padrón autogestionado y público de violencia patriarcal, registró 102 femicidios y travesticidios en todo el país. Durante el último mes fueron 13 femicidios y un travesticidio: el de Dámaris Julieth León Guamán, en el barrio porteño de Almagro, 38 años. El asesinato de Damaris generó movilizaciones: fue una de las 118 marchas que se registraron durante el año; practicamente una por día.

102 femicidios y travesticidios en lo que va del año: datos del Observatorio Lucía Pérez

Como resultado de los 102 femicidios y travesticidios se registraron además 65 huerfanxs por femicidios.

Además, en lo que va del 2024, se registraron 75 tentativas de femicidios.

Y llevamos 1174 días preguntándonos ¿dónde está Tehuel de la Torre?

102 femicidios y travesticidios en lo que va del año: datos del Observatorio Lucía Pérez
102 femicidios y travesticidios en lo que va del año: datos del Observatorio Lucía Pérez

No son cifras:es la cartografía de la violencia patriarcal.

El Observatorio Lucía Pérez es una herramienta de análisis, debate y acción creada por Cooperativa lavaca. Se elaboran una serie de padrones que compartimos en la web de manera libre, los cuales comenzaron a confeccionarse en talleres que realizamos con víctimas de violencias, familias sobrevivientes de femicidios, organizaciones sociales y activistas del movimiento trans. Los datos así recogidos, sumados al seguimiento de lo publicado en medios de todo el país, son luego chequeados y precisados con fuentes judiciales y periodísticas.

Todo la información que producimos es de público y libre acceso en en www.observatorioluciaperez.org

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4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas

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La familia de la joven asesinada en Capilla del Monte volvió a viajar de Buenos Aires a Córdoba para reclamar que se asigne urgentemente un fiscal en la causa y que se investigue su femicidio. Hace 4 años el cuerpo de Cecilia fue encontrado luego de estar 20 días desaparecido; su familia denuncia una trama local que involucra a la última persona que la vio con vida, el ex boxeador Mario Mainardi, jamás investigado, y la complicidad de la justicia de Cruz del Eje, representada por Paula Kelm, que buscó inculpar a un perejil. Gracias a la lucha familiar se logró anular esa línea de investigación, que culminó en un juicio nulo, pero desde entonces no se retomó la instrucción; y pese a que en diciembre se anunció que un nuevo fiscal tomaría la causa, eso no sucedió, y las dilaciones siguen. Crónica de una nueva reunión con promesas y sin hechos, cuando la impunidad se hace cada vez más grande y el reclamo, también: “Verdad y justicia para Cecilia Basaldúa”.

Por Bernardina Rosini

Daniel y Susana, padre y madre de Cecilia Basaldúa ya perdieron la cuenta de las veces que han viajado desde la ciudad de Buenos Aires a Córdoba con el único objetivo de lograr justicia por su hija. Han perdido esa cuenta pero no la cantidad de días que contabiliza la impunidad: 1460, es decir, cuatro años. 

En efecto, hace cuatro años (el 25 de abril de 2020) encontraron el cuerpo de Cecilia Gisela Basaldúa en un codo del Río Calabalumba en Capilla del Monte, luego de veinte días de estar desaparecida. Cuando Daniel y Susana llegaron ayer a los Tribunales en Córdoba Capital, se los ve invadidos por la bronca y el hartazgo. Son cuatro años sin Cecilia y a la par sostienen que las líneas de investigación han sido deliberadamente manipuladas y el material probatorio  de contundencia, ignorado

La última vez que estuvieron parados sobre esa vereda fue el pasado 7 de diciembre, tras reunirse con el Fiscal General Juan Manuel Delgado. Celebraban la noticia: “Tenemos fiscal, vinimos con 3.000 firmas de apoyo pidiendo fiscal y lo tenemos. Es el Nelson Lingua y comienza el 1° de febrero, después de la feria judicial”. Cinco meses después, otra vez viajan 700 kilómetros para golpear la puerta del Palacio de Justicia pues tal designación no sucedió y la causa acumula once meses sin fiscal a cargo de la instrucción.

4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas
Daniel Basaldúa y Susana Reyes, papá y mamá de Cecilia: viajaron desde Buenos Aires para mantener una reunión y reclamar justicia por su hija.

El baile del fiscal

Mientras los Basaldúa llegaban el 25 de abril nuevamente a Córdoba para pararse frente a Tribunales y exigir justicia, fueron notificados que la Fiscal General Adjunta Bettina Croppi los convocaría a una reunión. 

Antes de ingresar al edificio Daniel comparte la situación actual de la causa “Nos vienen diciendo que no designan fiscal porque falta una firma: me cuesta creerlo. No puedo hacer nada más que venir y reclamar. Hasta ahora la única justicia que logramos fue que no metan preso a un inocente”. 

Hoy le cuesta hablar; tiene un nudo en la garganta y el rostro de su hija estampado sobre el pecho. “Sólo espero que esta investigación vaya tras los verdaderos sospechosos, tras Mario Mainardi, última persona que vio a Cecilia con vida, quien tenía pertenencias de ella y las regaló; la policía y la fiscal Paula Kelm contaban con ésta y más información y nunca lo investigaron. No podemos creer que Mainardi, que dijo trabajar en Uber porque no podía acreditar ingresos, tenga más poder que Diego Concha, quien fue durante décadas Director de Defensa Civil de la provincia y sin embargo hoy está preso”. 

Daniel pasa lista de todos los uniformados que participaron del caso y que hoy se encuentran desplazados, procesados o presos por distintas causas: el común denominador es la violencia de género. 

Mientras las abogadas ingresan junto a los padres de Cecilia a la reunión, afuera les esperan periodistas, agrupaciones feministas, trabajadores de la Secretaría de Derechos Humanos y familiares víctimas de violencia institucional. Repiten el colgado de banderas, los carteles con rostros de otras víctimas, y los cantos que se recitan como mantras: “¡¡Queremos fiscal, queremos fiscal, queremos fiscal!!” y “¡¡Justicia, justicia, justicia!!”.

Al salir, Giselle Videla -una de las abogadas de la familia- comparte lo conversado en la reunión: “Para iniciar nos han pedido disculpas puesto que en noviembre nos dieron la seguridad que tendríamos fiscal apenas finalizada la feria judicial. Como hoy no hay fiscal, y están subrogando fiscales de otros territorios que toman la causa por un plazo corto de tiempo, el avance es mínimo. Nos informaron en relación a esta situación que la designación de Nelson Lingua espera la firma del gobernador, Martín Llaryora. Ahora bien, nos enteramos que será designado como Fiscal reemplazante, y no como Fiscal titular puesto que Lingua no ha rendido el concurso que lo habilita para ese cargo; debe rendirlo ahora y recién en julio- agosto podremos saber si será finalmente el fiscal titular de la causa”. 

Para que se entienda: desde que el tribunal absolviera a Lucas Bustos en julio del 2022 reconociendo su inocencia y su no vinculación al crimen, y ordenara una nueva instrucción para dar con los responsables del femicidio, la causa demoró meses en ser asignada a un fiscal. Luego recaería en el Dr Raymundo Barrera de Cruz del Eje, fiscal que, hábil con el calendario, entre feria judicial y licencias llegó a junio del 2023, mes en el que se jubiló. 

Por la presión de la familia Basaldúa, en diciembre el mismísimo Fiscal General anunció la designación del Lingua el 3 de febrero; eso no sucedió y no hay certeza de que Lingua resulte el fiscal que definitivamente dirigirá la instrucción, puesto que no cumple con los requisitos.

4 años sin Cecilia Basaldúa, sin fiscal y sin respuestas

Preguntas sin respuesta

Es mediodía y el cielo se refleja en las ventanas del edificio neoclásico de la calle Caseros; da la impresión que adentro estuviera vacío, que sólo es una fachada. “Hoy, 25 de abril se cumplen cuatro años de la aparición del cuerpo sin vida de Cecilia Gisela Basaldúa” lee Susana de la pantalla de su celular; ella también lleva una remera con el rostro sonriente de su hija. Sigue:

Cuatro años de impunidad y de violencia sistemática por parte del Poder Judicial a quienes pedimos y exigimos justicia por ella. La causa volvió a foja cero en el 2022 luego de pasar por un juicio vergonzoso.

El tiempo pasa y los asesinos de Cecilia siguen libres e impunes. No tenemos fiscal ni respuestas” y continúa “¿Cómo vamos a llegar a la verdad? ¿Qué fue lo que pasó con Cecilia? ¿Por qué tardó tanto en aparecer? ¿Dónde está Mario Mainardi? ¿Por qué la fiscal Paula Kelm ordenó tan rápidamente detener a un joven sin tener pruebas? Todas estas preguntas nos conducen una y otra vez a un círculo cerrado de impunidad entre funcionarios judiciales que se jactan en demostrar un abuso de poder constante”. 

La carta leída en la vereda, casi sobre la calle, concentra todas las preguntas que la investigación del femicidio debiera responder. 

Y la carta también cierra como se espera que cierre la investigación: “Verdad y Justicia para Cecilia Basaldúa”.

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91 femicidios y ninguna respuesta

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“Nosotras, familias sobrevivientes de femicidios nos dirigimos a usted para solicitar con respeto y esperanza una audiencia” dice la 2ª carta del colectivo que nuclea a familiares de todo el país, dirigida a Javier Milei. Este 8 de abril las Familias Sobrevivientes de Femicidios se reunieron en Plaza de Mayo, como todos los primeros lunes de cada mes, mientras el mundo seguía el eclipse de sol. Denunciaron en un documento –también presentado en la Casa Rosada– que hasta el domingo 7 se produjeron 91 femicidios en el año, que dejaron además 9 víctimas menores asesinadas y 52 huérfanos. Hay, en lo que va de 2024, 18 mujeres desaparecidas. Luego las Familias hablaron sobre las causas, el factor narco y la responsabilidad del Estado.

91 femicidios y ninguna respuesta

Marta, madre de Lucía Pérez y Facundo, el papá de Luna Ortiz. La lectura del documento que exhibe el nivel de violencia contra las mujeres en el país.

En sintonía con el eclipse de sol de este lunes, la Plaza de Mayo presentó de pronto un clima desapacible, frío, ventoso, mientras las Familias Sobrevivientes de Femicidios volvieron a presentarse allí para visibilizar el reclamo sobre las mujeres asesinadas y para solicitar por carta (la 2ª en el año) que el presidente Javier Milei las reciba.

El grupo, alineado en sillas negras de espaldas a la Casa Rosada, aguantó la ventolera y leyó un documento del que se desprenden distintos datos:

  • º Hubo 91 femicidios en los 98 días del año hasta el domingo 7 de abril, registrados por el Observatorio Lucía Pérez.
  • º Además, 9 víctimas menores fueron asesinadas en el transcurso de esos femicidios.
  • º Otro saldo: 52 huérefanxs.
  • º Se contabilizaron otros 62 intentos de femicidios.
  • º Hay en el país 18 mujeres desaparecidas en lo que va de 2024.
91 femicidios y ninguna respuesta

Mariela, y el reclamo por su hija.

Genocidio por goteo

Sobre estas cifras –que revelan lo que Marta Montero (madre de Lucía Pérez) define como “genocidio por goteo”– no ha habido respuesta alguna por parte del Estado.

El texto de la misiva fue presentado por la propia Marta, su esposo Guillermo Pérez, Susana Reyes (madre de Cecilia Basaldúa), Mariela Quintanilla (madre de Iara Nardelli), Facundo Ortiz y Marisa Rodríguez (padres de Luna Ortiz) en nombre del colectivo.  

El texto: “Señor Presidente de la Nación Argentina. Nosotras, familias sobrevivientes de femicidios nos dirigimos a usted para solicitar con respeto y esperanza una audiencia. Creemos necesario y urgente ser escuchados por usted. Desde ya, muchas gracias”. En marzo se había presentado la primera carta en la Casa Rosada y les dijeron que sería derivada a Karina Milei, secretaria general de la Presidencia.

91 femicidios y ninguna respuesta

Susana con imágenes de su hija, Cecilia Basaldúa.

Asesinadas en democracia

Susana Reyes, con una foto de su hija y las palabras “Verdad y justicia”,   recordó que hace cuatro años desaparecía Cecilia Basaldúa en Córdoba, cuyo cuerpo apareció el 25 de abril de 2020. “Y todavía estamos luchando para tener un fiscal en la causa por el crimen de mi hija, porque hubo un primer juicio en el que metieron preso a un inocente. Hay muchas causas armadas en Córdoba. Ahora estamos esperando que nos nombren nuevo fiscal, porque el que nos habían designado se jubiló el año pasado en agosto. Y no salió el decreto del nuevo.  Nosotros vamos a seguir siempre. Estamos luchando no solo por Cecilia sino por todas y todos los asesinados en democracia”.

Susana agrega: “Queremos que nos reciban para ver si nos pueden escuchar, si pueden hacer algo. Cada vez son más muertes que se siguen sumando. Hay niños huérfanos y las madres también quedamos huérfanas por la muerte de nuestras hijas. Así que vamos a seguir peleando hasta las últimas consecuencias”.

91 femicidios y ninguna respuesta

Marisa y Facundo, los padres de Luna Ortiz. El caso de su hija (drogada y muerta por sus captores) fue calificado como “homicidio imprudente”. Las familias reclaman justicia.

Homicidios imprudentes

Facundo suma sobre la historia de su hija, Luna Ortiz (19 años cuando fue asesinada el 2 de junio de 2017): “Hace ya siete años que asesinaron a Luna y todavía no podemos llegar a conseguir justicia, es una lucha interminable. La causa está en Casación, la Sala I. Es algo muy importante. Necesitamos que estos jueces nos escuchen y tomen una buena decisión condenando a Villarreal por femicidio”.

Para comprender: Luna fue contactada por Isaías Villarreal el 2 de junio de 2017 mediante Facebook. Se encontraron y él la llevó a su casa, donde la esperaban otros dos hombres: ahí la drogaron, la alcoholizaron y la trasladaron en un raid en el que la intercambiaban como mercancía. Un día después, el 3 de junio de 2017, encontraron el cuerpo de Luna sin vida en la casa del propio Villarreal. Los jueces Ariel Introzzi Truglia y Sebastián Hipólito Urquijo y la jueza Verónica Mara Di Tommaso lo condenaron finalmente al máximo posible solicitado por un delito menor: 4 años y 11 meses por “suministro gratuito de estupefacientes destinado al consumo personal en concurso real con homicidio imprudente”.

Marisa, la madre de Luna, agrega: “El femicidio sigue impune, nos encontramos en la etapa de Casación otra vez planteando un femicidio. Apelando lo después de siete años de impunidad porque los jueces liberaron a uno de los femicidas de Luna. Vamos a seguir luchando porque queremos justicia por Luna y por todas nuestras hijas”.

91 femicidios y ninguna respuesta

Lucía Pérez y Carla Soggiu. “Luchamos por justicia para todas”.

¿Cuál es la responsabilidad del Estado?

Guillermo (el padre de Lucía Pérez): “Hace 8 años que venimos buscando justicia por nuestra hija (el femicidio ocurrió el 8 de octubre de 2016 y provocó el Primer Paro Nacional de Mujeres). Ahora el 29 de abril tenemos el recurso de Casación”. En el caso de Lucía, en marzo de 2023 hubo sentencia a perpetua en un caso (Matías Farías), y el otro acusado (Juan Pablo Offidani) terminó con una condena menor, 15 años en total, como “partícipe secundario” del crimen, que incluye la condena a ambos por la venta de drogas en la puerta de una escuela secundaria, lo que desencadenó toda la tragedia. La familia apeló la sentencia a Offidani, y las defensas de los acusados apelaron sus condenas. Es lo que comenzará a debatirse en el tribunal de Casación bonaerense.

“Queremos justicia” dice Guillermo, “y que nuestras hijas puedan descansar”.

En el documento presentado el mes pasado al gobierno junto a la solicitud de audiencia, se planteaba una mirada amplia y a la vez profunda de lo que ocurre: “No podemos hablar de femicidios y travesticidios sin hablar de narcotráfico, como no podemos hablar, sin nombrarlo, de ningún otro tema de esta emergencia social que estamos padeciendo hoy: hambre, desocupación, destrucción de la educación y salud pública. Todos fuegos que alimentan el incendio de nuestro futuro y paz social”.

Marta Montero habla sobre el rol estatal: “El Estado es responsable, por eso hablamos de genocidio, con un Estado que no hizo ni hace nada por evitarlo. Y decimos que son narcofemicidios, porque muchísimas veces tienen que ver con esa cuestión de lo narco, donde el Estado no solo está ausente sino que muchas veces está presente, porque ¿quién es el que no hace nada cuando venden droga en la puerta de una escuela? La policía, que es parte del Estado. ¿Y quién deja impunes muchos de estos crímenes? El Poder Judicial, que es parte del Estado”.

¿Y en los casos en que el origen es la violencia dentro de una pareja? “El Estado también es responsable al no avanzar en las investigaciones, al ocultar pruebas muchas veces, al dejar impune al asesino, al no atender a las víctimas, a los huérfanos, a las familias. Pero además, muchas veces esa violencia se genera por lo que hablábamos antes: el tema de la droga, la violencia que se genera territorialmente y en la gente que está en eso, que termina golpeando y matando a las mujeres”.

91 femicidios y ninguna respuesta

Marta y Guillermo, los padres de Lucía.

El caso de Lucía implica una ruptura y un precedente, porque la familia logró que se anule el primer y vergonzoso juicio que absolvió a Farías y Offidani por el femicidio, acusándolos solamente de vender droga en vereda de la escuela marplatense a la que iba Lucía, que tenía 16 años cuando la mataron. Esa anulación permitió el segundo juicio (el que ahora irá a Casación por las respectivas apelaciones) y motivó además un jury: un juicio a los jueces de aquel primer proceso. “Estamos esperando que se concrete, porque ya está todo listo” explica Marta.

El rol de Marta Montero en Mar del Plata generó la invitación a participar con una ponencia en la 5º Asamblea Mundial por la Salud de los Pueblos que se está llevando a cabo en esa ciudad hasta el 11 de abril. Marta intervendrá este martes 9 en una sesión que tratará “Justicia de género en salud. Praxis feminists por la justicia en salud”. En el panel coordinado por Melanie Alperstein (Sudáfrica) intervendrá Marta (Femicidio, luchas por la justicia de género y rendición de cuentas), Julie Dale, de Brasil (Violencia y discriminación contra LGBTQI+), Zahira Bouhabra (en conexión desde Marruecos), y hablará sobre Resistencia a los sistemas violentos y respuesta a las crisis de violencia de género Rawia Mahmoud (en conexión desde Sudán).

Lo crucial del trabajo de la familia continúa en Mar del Plata con La Casa de Lucía, punto de encuentro, de conferencias, recitales, eventos culturales y lugar además de acompañamiento para otras familias víctimas de violencia o de femicidios.

O sea que allí se reúne lo académico con lo barrial y la solidaridad concreta, no discursiva. Sostiene Marta: “Para nosotros es una alegría, porque hay un enorme movimiento alrededor de las cosas que se hacen allí. Vienen mujeres, familias, también estudiantes, abogados, de todo. Estamos empezando un curso de huerta, pero también va a ser lugar para que terminen la secundaria quienes no pudieron hacerlo. Y el acompañamiento a otras familias es fundamental, porque a todos nos pasa que ante la justicia estamos desorientados, te hablan de modos que no entendés muchas veces. Con la experiencia que lamentablemente hemos tenido, ahora podeos ayudar a otra gente que pasa por lo mismo para que conozca y entienda sus derechos, y cómo llevar adelante las causas”.

Vuelve a hablar sobre la casa, y la cantidad y calidad de eventos que allí suceden: “Eso sorprendió incluso a los vecinos. Nos decían que era una casa que había estado siempre cerrada, oscura, abandonada (había pertenecido a un grupo narco, según puede verse en MU 190). Y la gente del barrio nos dice que hoy pudimos transformar esa oscuridad en una luz muy linda, que les da entusiasmo. Imaginate la alegría que es para nosotros” dice Marta, cuando se iban de Plaza de Mayo habiendo presentado la carta y el informe y –sorprendentemente- el lunes frío, ventoso, desapacible y eclipsado se transformaba en un día de otoño cálido y luminoso.

El próximo encuentro está previsto para el 6 de mayo.  

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