Nota
La marcha de los carteles pintados
En el Día Mundial del Agua, miles de jóvenes encabezaron una multitudinaria marcha del Congreso a Plaza de Mayo. La mayoría llevaba carteles pintados a mano y estampados con frases originales que denuncian a los distintos proyectos extractivos como “falsas soluciones”; reclaman leyes y medidas urgentes de acceso a la tierra, protección de humedales, del medioambiente y de las personas. De los incendios y la megaminería, a las granjas porcinas y los agrotóxicos; de las redes a la calle, por un cambio en la lógica productiva: qué dicen, quiénes son y cómo se está escribiendo un movimiento cada vez más grande.

La marcha de los carteles pintados se estaciona en el Congreso, avanza por Corrientes hacia Diagonal Norte y seguirá hasta caer la noche en la plaza de Mayo, frente a la casa Rosada. Durante todo ese recorrido brotarán los carteles pintados desde las bocas de subte; desde las paradas de colectivo; llegarán en bicicleta desde las arterias que conectan al centro porteño para nutrir durante más de cinco cuadras un grito que simboliza muchos gritos:
-El agua no se vende, el agua se defiende.
En el Día Mundial del Agua miles de jóvenes, organizaciones sociales y partidos políticos se convocaron en Argentina en contra del saqueo de los recursos naturales y a favor de medidas que protejan de manera urgente el medioambiente y a las personas que en él vivimos. Pero la marcha también representa mucho más que eso.
-El agua vale más que todo.
Un cartel pintado es un cartón arrancado, reciclado, escrito con una caligrafía irrepetible y con un marcador que traza un grito colorido que desborda las consignas políticas, los discursos hechos, los moldes; es el dibujo vivo de un movimiento que sale a la calle -aun en plena pandemia, o por eso mismo- para hablar de lo que –ellos también dicen- ni los medios, ni los gobiernos ni las empresas hablan.
-Estamos en emergencia climática y ecológica.
La generación de los carteles pintados es sub 30, viaja en bici, en general no come carne, no mira (ni siquiera tiene) televisión, y ha incorporado hábitos personales pero también discusiones macro económicas; es una generación que se crió en las redes, que las usa para informarse y conectarse pero que, además de carteles, está escribiendo el futuro (o el presente) con los pies.
-No hay tiempo para esperar a que la próxima generación arregle el desastre.
Intensxs y piqueterxs
Esta generación está escribiendo a mano un grito transversal que ayer, por lo pronto, reunió a partidos de todo el arco político: del PTS a una sorpresiva aparición de jóvenes que se identificaban con remeras que decían Juntos por el Ambiente, parte del PRO.
El ruido de los megáfonos y las banderas estuvo a cargo de organizaciones sociales como el Movimiento de Trabajadorxs Excluidos, Barrios de Pie, la Unión de Trabajadores de la Tierra o La Poderosa. Asambleas como la que defiende a la costa de Quilmes-Avellaneda. Y también algunos sellos que motorizaron la convocatoria como Jóvenes por el clima, Acción ecológica ambientalista, Voicot, Ecohouse, entre muchas otras.
Y el movimiento más grande: el de los carteles pintados.
-Basta de terricidio.
Clara Luján y Julia tienen 24 y 20 años. Y así como muchos dirían que son parte del futuro, ellas dicen que, en verdad, son el presente. Clara: “Dicen que los jóvenes somos el futuro pero no nos están dejando un futuro en el cual vivir. Entonces decidimos que, además de ser el futuro, queremos ser el presente y salir a la calle por lo que el día de mañana es nuestro y de todes”. También tienen historia. Julia: “Los argentinos tenemos historia piquetera y nos conviene utilizar ese poder a favor de estos temas”.
Juntas llevan un cartel que lleva escrita una frase del cantante Adrián Berra. Dice:
-Cuando todo se haya evaporado el dinero no sacará la sed.
¿De qué habla el tema? “Hablar de que el dinero que buscan ahora es lo que nos va a perjudicar en un futuro, cuando no tengamos qué tomar. Buscan constantemente la moneda a corto plazo. Hoy en día el 30% de la población argentina, sino más, con las actividades extractivas desde hace años. ¿Entonces?”
Lina, 27 años, y Silvia, su madre de 61, también descreen de las falsas soluciones. Los carteles que llevan son un cuadro pintado a mano con temperas negras, amarillas y rojas que simulan un fuego que arde. Las letras dicen:
-Todo fuego es político.
Dice Lina: “A mí me pegó fuerte la frase todo fuego es político justamente porque se habla mucho de los incendios como si sucedieran por causas naturales, por el cambio climático como si fuera una fuerza de la naturaleza, cuando en realidad está provocado por decisiones y por cómo se rige el mundo. Se culpa a quienes no tienen nada que ver y no se mira al extractivismo. Todo lo que paso en Chubut y en Rio Negro, que no se dice en los medios hegemónicos, que hay luchas para que no saqueen la naturaleza.
Silvia, su madre, tiene otro cartel que dice:
-No a la megaminería.
Explica: “En relación al agua la megaminería justamente derrocha agua que después no va a estar para la gente. Es un problema macro, que va más allá que uno no use plástico o recicle la basura. Tampoco se dice la verdad: en todo el mundo se sabe que hay una emergencia climática. Y acá se tapa con parchesitos y falsas soluciones”.
Otra de las que avanza a paso firme por avenida Callao, antes de doblar en Corrientes, es Natalia. Ella elige nombrarse con un hashtag: @ecointensa, una cuenta de Instagram en la que difunde información sobre ambiente y ecología que creó hace 2 años.
Cuenta: “En su momento me sentí muy sola: pensé que era una preocupación mía y de unas pocas personas más. Con el tiempo siento que se van plantando cada vez más semillas y se va haciendo una diferencia”.
Su cartel dice:
-No estoy de acuerdo (cartel aplicable a todas las falsas soluciones).
¿Qué significa? “Últimamente lo que me pasa es que siento que no estoy de acuerdo con ninguna de las soluciones que quieren vendernos, porque en realidad profundizan la problemática. Estamos atravesando crisis económica, a los índices de pobreza, y todo tiene que ver con el modelo económico y de producción que venimos sosteniendo en todos los años anteriores. Y ahora nos vienen a decir que la forma de salir de esas crisis es profundizando los modelos que nos llevaron a la pobreza, a la desigualdad, al hambre… Evidentemente, hay algo ahí que falla”.
Periodismo bobo
Algo que falla, algo que no cierra: puede decirse que gran parte de este movimiento lo que practica es el viejo arte de constatar la experiencia con la realidad. Y también se nutre de redes –virtuales y de las otras- para contactarse con otras partes del mundo y comparar experiencias, soluciones y verdades.
Al menos así lo cuenta Clara Luján, 24 años: “La verdad es que es todo autodidacta, porque si dejamos la educación ambiental en manos del Estado… En lo personal, desde internet busco en asociaciones y también miro que el sistema no está funcionando. Si yo creo que esto no está funcionando, ¿qué es lo que sí funciona? Aprendemos del movimiento colectivo, de quienes tenemos intereses en común”.
-Ni plata ni oro: el agua es un tesoro.
Su amiga: “No solo sucede con lo medioambiental: la desinformación sucede con todo. No solo hay que buscar fuentes confiables sino múltiples fuentes; ser parte de la comunidad te permite entender e ir aprendiendo. Nadie puede hacerlo todo pero todos podemos hacer algo: esa es la clave del impulso”.
Esa frase aún no fue estampada en ningún cartel pero es la que impulsa esta noción que va de lo individual a lo social en muchos de estos jóvenes que sacan selfies para mostrarse en las redes pero también para amplificar la cobertura de la marcha no mediática.
-El capitalismo es ecocidio y es patriarcado.
Lina, 27 años, cuenta sobre cómo busca info: “Yo trato de no consumir los medios hegemónicos pero por ahí miro qué están diciendo al respecto porque es lo que llega a la mayoría. Trato de buscar datos para contrarestar eso que están diciendo. Inclusive en la información oficial del gobierno están los datos, por ejemplo de las hectáreas quemadas, pero eso no se difunde”.
¿Lo que viene?
Emiliano, 31 años, lleva un cartel que dice:
-Justicia climática.
Y así lo explica: “Hoy en el mundo, como siempre, sucede que los países del norte extraen recursos de los países del sur, que sufren mucho más las consecuencias climáticas. Se trata de equilibrar esa relación y que los países del norte se hagan argo. Los gobiernos están fomentando el etractivismo. Por eso estamos acá. Y una gran parte de la sociedad se está dando cuenta de que esto no va más y hay que decir basta. Que se organice el pueblo y empezar a pensar otra forma de desarrollo”.
Queda claro que estos jóvenes no solo están resistiendo y oponiéndose a los modelos de muerte sino planteando otras formas de entender la vida. Así lo cuenta @ecointensa: “Lo que estamos proponiendo es que se deje de plantear que el desarrollo está en contra del ambientalismo. Se puede lograr el desarrollo económico de una manera sostenible en el tiempo y no como se hace ahora que es a costa de la naturaleza y de muchísimas personas que quedan relegadas. El principal planteo es repensar esa forma de producción y entender que hay otras maneras más respetuosas del entorno y de las personas”.
¿Ves signos de cambio?
Por suerte cada vez somos más personas en la calle, y eso es un signo de que las cosas están cambiando o van a cambiar. También creo que desde la política se mal utiliza la sostenibilidad como concepto, no se lo usa bien; eso es bastante dañino para el movimiento. Y también vemos como en los medios masivos de comunicación de repente se habla del “ambientalismo bobo” y no se habla directamente de los incendios: todo eso son decisiones políticas que tienen mucho que ver con las ideas que tienen nuestros dirigentes respecto a las prioridades que tienen en sus agendas.
Mientras las agendas político mediáticas sintonizan otros temas, la calle avisa dibujando sus carteles:
-No se van a salvar con billetes mientras nos estemos hundiendo.
Silvia, la madre de Lina, mira a los jóvenes que no dejan de llegar a Plaza de Mayo y ensaya una síntesis generacional: “Nuestra generación luchó por otras cosas. Y hay que seguir siendo crítica. Hablar de esto no es lo mismo que hablar de derechos humanos o feminismo: te miran como si fueses de otro planeta. Va a llevar un tiempo a que la gente más masivamente se meta. O quizá antes la realidad nos pase por encima”.
En este contexto de pandemia, incendios, contaminaciones y enfermedades extractivas, dice Lina, “la idea de los carteles es que llamen la atención”.
Solo es cuestión de tiempo que muchxs aprendan a leerlos.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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