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Artes

El teatro que todos los días celebra la independencia

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Este domingo 1° de septiembre arranca el Festival de Teatro Llegás, que se extenderá hasta el domingo siguiente con numerosas y excelentes propuestas teatrales a mitad de precio, una clase magistral y una clase abierta y gratuita. La revista Llegás celebra 20 años de labor periodística dedicada al teatro con esta maratón teatral que incluye obras consagradas y estrenos recientes. En tiempos hostiles, un modo de construir verdadera obra pública: puentes y entusiasmo. Accedé a la programación completa.

Por María del Carmen Varela

Veinte años, veinte obras. La revista Llegás festeja así sus dos décadas de vida. Independiente, autogestionada, referente del teatro local: una publicación que se encuentra en los teatros y plantea un panorama para hacer conocer y estimular la actividad. “Un puente entre la cultura y la gente” se autodefine Llegás. Un puente genuino y necesario en estos tiempos en que el ámbito de la cultura está desprotegido de políticas estatales que alienten su crecimiento. En este contexto hostil la contrapropuesta del sector autogestivo siempre es el arte.

El teatro que todos los días celebra la independencia

En esta 7° edición del Festival, más de 150 artistas en 10 salas diferentes participarán con sus espectáculos para dar brillo a un acercamiento entre el público y la actividad artística de esta ciudad tan prolífica en cuanto a oferta de obras teatrales. Ricardo Tamburrano, director de Llegás explica por qué cada año, desde hace siete, la revista organiza el Festival: “Todos los años nos hacemos la misma pregunta, por qué hacemos un festival siendo un medio de comunicación. Nos parece que llevar adelante una tarea de producir otro tipo de contenido más allá de la difusión real que es hacer notas de obras o a directores, actores, actrices, dramaturgas, dramaturgos, siempre es una tarea que nos entusiasma y que nos genera también la posibilidad de armar otro tipo de contenidos en la ciudad. El carácter festivo lo hace más grande, genera entusiasmo en lxs espectadorxs, también en nosotrxs, también en las obras”.

El teatro que todos los días celebra la independencia

La realidad económica hace que el valor de las entradas sea limitante a la hora de decidir si pagar o no una entrada al teatro y esto actúa como resorte para impulsar la realización del Festival. Ricardo: “Nos preguntamos por qué hacerlo en este contexto y la respuesta fue empezar a dialogar con los elencos y con las salas, para proponerles el Festival y ver cuál era el ida y vuelta. Llegamos a la conclusión de que había que darle al público un acceso más económico. Dentro de los contextos adversos, el público es el verdadero protagonista, es el que avala las obras. Si bien las obras tienen su recorrido propio, también el público es el que acompaña todo el tiempo. Sin el público no existiría el teatro”.

El Festival incluye a los tres circuitos teatrales: el independiente, el comercial y el oficial. “En este contexto de insulto a la cultura, que un medio independiente pueda organizar un festival cruzando los tres circuitos para nosotrxs es muy gratificante. Le damos al público la opción de ir al Picadero, de tener una clase magistral de Rafael Spregelburg, con entrada económica, están todas a la mitad de su valor y la clase magistral de Melina Seldes en el Parque de la Estación, es gratuita. Esto nos hace ser un puente entre la cultura y la gente, como un acceso más simple. Le damos al público una variedad en la oferta de contenidos culturales”.

Con paciencia y talento, el teatro independiente argentino ha sabido crear su público. “El teatro independiente genera contenidos que no se pueden encontrar fácilmente. Vemos materiales conmovedores en teatro independiente. Genera otro tipo de contenidos, otro tipo de compromiso con el material, son producciones alejadas de los consumos masivos. Tiene también que ver el contexto donde se hacen esas obras, en sótanos, en espacios reducidos para 30 o 40 personas. La calidad de los espectáculos crece porque también hay algo más misterioso, la posibilidad de no encontrarlo en cualquier lugar. Las producciones de teatro independiente son las que nos siguen dando esos materiales que tienen otro tipo de preguntas, de pensamiento crítico, que no nos resuelven nada, nos generan más preguntas. No hay nada tan masticado, tan resuelto, es por ese lado esa fidelidad del público porque va a ir a buscar eso que en otro lado no encuentra”.

El teatro que todos los días celebra la independencia

Casa Teatro Estudio, La Gaucho, Planta Inclán, el Camarín de las Musas, Club Saber y Estudio Los Vidrios son algunas de las salas que participan del Festival. Obras consagradas, estrenos recientes, obras que ya llevan un tiempo en cartelera y dos clases magistrales, una del reconocido actor, dramaturgo y director Rafael Spregelburd sobre las búsquedas de la dramaturgia y otra de la bailarina y directora Melina Seldes sobre lo que implica ser intérprete o performer. Con el entusiasmo de cada año, desde hace siete ediciones, en cada Festival, Ricardo refuerza: “Creemos que le teníamos que dar al público un festival y generar lazos entre las salas y los teatros, nos parece importante encontrarnos, proponerle a los elencos este tipo de festival donde prima lo colaborativo, lo asociativo, lo comunitario, ante la falta de políticas de este gobierno a lo independiente, lo pone más en una trinchera, en una resistencia, en generar nuevos contenidos para decir acá estamos presentes”.

Mirá la programación:

https://revistallegas.com.ar/seccion/actualidad/nota/667/7-festival-revista-llegas-20-anos

Teatro

Dólar, trabajo, y teatro para personas ni rotas ni descosidas

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Las horas dedicadas al trabajo y sus dilemas existenciales: ¿vivir para trabajar o trabajar para vivir? Dos obras llevan a semejante pregunta: billetes verdes, plata dulce y otras confusiones argentinas en un caso y, en el otro, una fábrica como metáfora de estos tiempos. Por último, una obra donde tres mujeres desafían el paso del tiempo y buscan salvar la radio del pueblo al ritmo del bolero, al que resignifican con la valentía del sonido de esta época. Por María del Carmen Varela

La vergüenza de haber sido y el dólar de ya no ser (Testimonio dramático de un sobreviviente 1997-2001)

Cambio, cambio, dice Alberto Ajaka mientras sube las gradas de la sala teatral y entrega un dólar en miniatura en cada butaca. Así da inicio a este espectáculo de un solo actor, un relato en primera persona, un formato artístico que funciona como una afluencia de anécdotas de quien transitó su juventud en los ‘ 90. La economía y su dulzura transitoria, la crisis y su amargura ineludible. El dólar y su reinado, su marca indeleble sobre el mercado financiero argentino, el intruso que pareciera haber llegado alguna vez para quedarse e impregnar de verde el anhelo económico local. El contexto de la última década del  milenio pasado es escenario de las aventuras, desventuras y confesiones de quien sumó su fuerza de trabajo a la empresa familiar para más tarde enamorarse de la actuación.

Dólar, trabajo, y teatro para personas ni rotas ni descosidas

La obra tuvo dos funciones en diciembre de 2021 en la Casa del Bicentenario, en el marco de la exposición Memoria del caos. De la atomización a la organización popular, a veinte años de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001. Ajaka la creó especialmente para este evento y fue lo primero que hizo transcurrido el período más cerrado de la pandemia. Su padre, Alberto Tito Ajaka había fallecido un año antes y este fue y sigue siendo el único duelo que le tocó afrontar. Hablar de su padre en escena le resulta una actividad terapéutica y reparadora. “Yo venía coqueteando con la idea de hacer un monólogo , tengo varios terminados y nunca me decidía”. Esta fue entonces la oportunidad de concretar. “Voy a meterme con mi vida, lo personal está siempre en la actuación hay materiales que me tienen como intérprete donde puedo imprimir más, o menos, de lo personal, en este caso le sumaba lo biográfico”.

Ajaka supone la existencia de tres Ajakas: “Este que soy yo, el que está en ese presente escénico que no tiene tiempo ni lugar, que es una especie de fisura en el tiempo, un agujero negro, donde el tiempo se confunde, en ese borde del agujero negro que los físicos llaman horizonte de sucesos. Y el Ajaka al que se refiere el que está en escena. No puedo dar fe de que ninguno de ellos sea yo, les doy mi cuerpo pero el Ajaka que habla es exagerado, demasidado romántico para mi gusto, pero tengo que aceptarlo. De aquel Ajaka yo ya ni me acuerdo. Me decidí a hacerlo porque había algo de la biografía donde decanta algo del clima de época”. Ese clima donde los paradigmas trastocan sus esencias. “En los ‘ 90 aparece la idea de la precarización del trabajo —y de los sueños — por el cierre de las empresas industriales, lo cual trae como consecuencia la merma en la demanda de personal especializado y por tanto de los oficios. Aparece el boom de los servicios, la era de la comunicación, la venta, el telemarketing, un mercado laboral con menos para ofrecer, un laburo peor pago, con trabajadores descartables”.

Desde 1997 hasta 2001. En ese paréntesis que aparece en la obra, Ajaka trabaja junto a su padre en la imprenta familiar, son asaltados varias veces, se pone de novio con Marcela, se compra un 0km rojo y reluciente que lo lleva de La Matanza a Puerto Madero. En una sola noche entra y sale de una decena de locales, se embriaga del glamour de los ‘ 90, se deja seducir, se enciende, se alborota y se estrella. En ese relato se percibe un Ajaka genuino. Aparece el niño, el joven, el que creció hasta las cinco décadas, el que hizo lo que quiso, el que descubrió una canción a bordo de su auto rojo y con entrega y generosidad la canta para nosotrxs. El escenario está despojado, solo un micrófono para cantar ese hit que nos hace seguir el ritmo con el pie y una botella plástica con agua para rociar su verborragia. “En el espectaculo agrego, saco, tengo alguna interacción con el público. A veces me paso de rosca, no tengo que poner todo en el asador poque me paso del tiempo”.

También en el 2001, Ajaka conoció el placer de actuar y no lo soltó más. Además de esta obra, en este momento está también en Made in Lanús, de miércoles a domingos. Los viernes sale corriendo del Multitabarís para ir a Nün. “Llego justito para hacer esta función. No estoy contento nunca, yo estoy contento mientras actúo. No me pone contento la idea de actuar, voy con cierta pesadumbre porque sé que voy a tener que hacer el sacrificio, pero después encuentro el goce en la entrega, en la crucificción, en la inmolación, porque es la que me tocó, es el modo que yo encontré para afirmarme en mi individualidad y para hacer el bien, al mismo tiempo”. Ajaka, como todxs nosotrxs, es un sobreviviente. A la economía, al dolor, al amor, el que se enfrentó con el diablo y estuvo con dios en el baño de un boliche de moda de la Costanera, sacude sus miedos, abre su corazón y, afortunadamente, ahí estamos para verlo.

Nün Teatro Bar, Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Viernes 22.30 hs

A la fábrica

Me matan si no trabajo,  y si trabajo me matan. Con esta frase arranca la obra A la fábrica. Frase que se repetirá en varias ocasiones, como un mantra, una contradicción, una condena. Esa misma frase da título al documental rodado en 1974 por el cineasta Raymundo Gleyzer — desaparecido en 1976 por la dictadura civico-militar—en torno al conflicto obrero en la fábrica metalúrgica Insud de La Matanza, donde los trabajadores padecían de una enfermedad denominada saturnismo que consiste en tener plomo en la sangre lo cual deriva en dolor insoportable de cabeza, impotencia sexual, dolor de huesos y mareos entre otros trastornos. El saturnismo mataba lenta y dolorosamente a los trabajadores y también contaminaba a sus familias. Ante esta situación de extrema vulnerabilidad y el adeudamiento del salario, iniciaron una huelga.

Dólar, trabajo, y teatro para personas ni rotas ni descosidas

Esta frase remite a un poema del poeta cubano Nicolás Guillén y sirvió de inspiración para la creación colectiva de una obra teatral surgida entre lxs estudiantes del último año de la Universidad Nacional de las Artes, en el Departamento de Artes Dramáticas. “El eje principal —cuenta Sergio Sabater, director, dramaturgo, docente y actual Decano de la UNA en Artes Dramáticas— fue trazar una reflexión escénica sobre el trabajo como una dimensión de la condición humana, por un lado estaba la idea de la fábrica como metáfora, el trabajo industrial que surge con la modernidad y sigue hasta hoy, también estaba la hipótesis de interrogar a los actores y actrices que no conocieron el universo de la fábrica, respecto a cuál era su situación y su conflictiva con la dimensión laboral que les toca asumir”.

Hay 28 actrices y actores en escena, cada uno de ellxs viste indumentaria de trabajo que cumple con el  objetivo de uniformarlxs, aunque los overoles, delantales y guardapolvos de distintos colores otorgan individualidad y protagonismo a cada unx de lxs intérpretes. Con un texto profundo y testimonial, darán cuenta con sus palabras y sus cuerpos de la magnitud de la actividad laboral en sus vidas. Y en las nuestras, claro. Una estructura de tres turnos, el trabajo como sostén, como forma de ganarse el sustento y muchas veces como una obligación de acatamiento y sometimiento ineludible.

Aparecen en una pantalla imágenes del documental de Gleyzer y también de La salida de los obreros de la fábrica, del director alemán Harun Farocki, que dialogan con lo que sucede en escena. La fábrica encarna el espacio tradicional del trabajo industrial y también invita a reflexionar sobre la realidad laboral que se replica en otros ámbitos laborales. Así van tomando forma las historias de quienes ponen el cuerpo en escena y escuchamos como cada unx dice su nombre y expone una situación laboral propia. Alguien cuenta que trabaja en telemarketing y que le piden hablar de pie, otro que su jefe lo hostiga porque un día se olvidó las llaves del local y llegó tarde, otra que trabaja en un shopping parada durante doce horas.

“Hay muchos aspectos de la obra que me interpelan dado que fue una obra que se gestó desde cero,con todes nosotres arriba del escenario. Habla sobre la labor del actuante y todo lo que hace o deja de hacer para poder trabajar de aquello que lejos de llenarnos el alma,nos perpetúa en este sistema,el trabajo convencional y mal remunerado. Matraviesa como actriz y ciudadana de esta sociedad”, dice Macarena Laura.  Suma Daiana Gonzalez:  “Me interesó particularmente poder transmitir en escena, cómo seguimos actualmente atravesados por la forma de producción del sistema capitalista, por esos ritmos caóticos de producción y que a pesar de encontrar un pequeño tiempo de libertad y placer por fuera, generalmente estamos condenados a ser un producto descartable para ese sistema. Me identifico como parte de un colectivo, de una clase social, de una sociedad, donde sí siento que la obra muestra nuestro propio modo de producción como trabajadores de la cultura  y a su vez es en medio de ese sistema dominante, donde quedamos subvalorados”.

Los cuerpos en escena reflejan esa metodicidad exigida, ese circuito sin fin que debe ser respetado para lograr eficiencia.¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir? se preguntan al unísono. También hacen rodar su humanidad, sus ganas, su voluntad y el deseo de lograr lo que “empieza allí donde termina el trabajo impuesto por la necesidad”: a lo que Marx llamaba “el reino de la  libertad”.

Teatro Beckett, Guardia Vieja 3556, CABA

Domingos 19.30 hs

Ni rotas ni descosidas

Un encuentro, tres historias. Ni rotas ni descosidas borda el sello de la amistad entre tres mujeres que han cumplido seis décadas, deciden apostar a los sueños y metas que son abundantes y alumbran cada uno de sus pasos. Las actrices Dana Basso, Cecile Caillon y Mariana Smibiansky encarnan a Dalila, Ro y Mara, quienes en su juventud formaban el Trío D´Amor, especializado en boleros.

Dólar, trabajo, y teatro para personas ni rotas ni descosidas

Pasaron cuarenta años y la voluntad de salvar a la radio de su pueblo —Los Ángeles— hace que se reúnan las tres nuevamente. Una de ellas, Ro, se fue a sus veintipico a vivir al exterior, para no enfrentar los rumores y prejuicios del pueblo y cuatro décadas más tarde regresa entusiasmada por ver a sus amigas de la infancia y cantar juntas en una maratón musical.  La obra transcurre en el camarín donde las tres se abrazan, ríen, recuerdan y dimensionan su amistad de casi toda la vida. ¿Qué las unió en el pasado? ¿Qué las une ahora?

La actriz Dana Basso escribió esta obra que nació “desde el pensarnos mujeres de más de 60, con historia personal de años vividos, de compartir pasiones y desde la noción de amistad en esta época de la vida. Se ha escrito mucho sobre la amistad. Desde Sócrates a Shakespeare, Camus, Borges, o Foucault; cada uno ha interpretado la amistad y ha expresado de alguna forma su parecer con respecto a ella. Es que es amiga aquella persona que te ‘apuñala de frente’ como decía Oscar Wilde o ‘aquella que camina a tu lado’ como escribía Albert Camus. ¿O ambas?”

En el Taller de Dramaturgia que dictaba el director, guionista y dramaturgo Javier Daulte, Dana manifestó su deseo de escribir una comedia musical. “Y nos embarcamos en esta aventura. Terminó siendo un Drama Cómico Musical que cuenta la anécdota de las vidas de estas tres mujeres que se juntan para salvar la radio de su pueblo natal. Cada una con su vida a cuestas y cada una con sus sueños”. A medida que transcurre la obra, aparecen conflictos a los que habrá que mirar de frente, algunos se arrastran desde hace años y es necesario resignificarlos. “El amor, la amistad, las diferencias entre las personalidades de ellas tres. ¿Cómo se sigue aunque, a veces, la vida te apalee  y el dolor sea grande?. ¿Perseguir las utopías? ¿Apoyarnos en lo que amamos? ¿En los que nos aman? Y, básicamente no quedarse esperando que algo pase, sino, hacerlo posible desde la acción”.

Dalila, Ro y Mara van tranformándose a medida que transcurre la obra, así como sus vestuarios también cambian paulatinamente hasta ser quienes desean ser, sus procesos personales se potencian y tejen una trama común. Con la dirección de la actriz, bailarina, coreógrafa, directora y docente Gabi Goldberg,  las tres actrices se lucen con temas que remiten a los ´70 y ´80 y diferentes coreografías para resaltar la belleza de cada canción.

Moscú Teatro, Ramirez de Velazco 535, CABA

Viernes 20.30 hs

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Actualidad

Narcotráfico y capitalismo: Alto perfil para una geografía del modelo

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El periodista y diputado provincial de Santa Fe Carlos Del Frade estará presentando el próximo viernes en Rosario su nuevo libro Alto Perfil-Geografía narco 9, del que anticipamos aquí su prólogo. Se trata justamente del noveno trabajo de Del Frade sobre el tema del narcotráfico en la provincia, que le permite revelar de qué modo las organizaciones narco funcionan complementariamente a sectores policiales, lavado de dinero, concentración económica y políticas oficiales a las que califica como “narcozonceras” que con el discurso y la práctica de la “mano dura” terminan multiplicando el negocio. Una afirmación en el prólogo que explica mucho –cada vez más– del presente del país: “Ninguna de las 147 bandas que fueron reveladas por nosotros a fines de 2023 están exentas de tener nichos de corrupción de las distintas fuerzas de seguridad, tanto de la provincia de Santa Fe como de las nacionales”. Aquí, el prólogo completo del libro que será formalmente presentado el próximo viernes 16 a las 20 en el bar cultural La Popular, de Rosario.

Alto perfil

El narcoterrorismo fue la excusa de Estados Unidos para lanzar la doctrina de seguridad continental, superadora de la doctrina de seguridad nacional que fundamentó y alimentó los terrorismos de estado de los 70. Fueron los garantes del saqueo de las riquezas de Argentina y la Patria Grande. Gobiernos como el de Milei encarnan esta etapa terminal de la extranjerización de riquezas.

Por Carlos del Frade

Un fantasma recorre América del Sur.

El repetido concepto del narcoterrorismo.

Fue la excusa de Estados Unidos para lanzar la llamada doctrina de seguridad continental, superadora de la doctrina de seguridad nacional que fundamentó y alimentó los terrorismos de estado de los años setenta.

Bajo esa idea, los supuestos defensores del ser nacional se convirtieron en los garantes del saqueo al servicio de los grupos que concentran y extranjerizan riquezas en Argentina y la Patria Grande.

Narcotráfico y capitalismo: Alto perfil para una geografía del modelo

Las democracias encorsetadas o de baja intensidad, la demolición de la conciencia histórica y la autoestima de los pueblos generaron gobiernos surgidos del voto popular pero que representaban los intereses históricamente protegidos y atendidos por las dictaduras.

El menemismo, el macrismo y ahora el gobierno de Javier Milei encarnan esta etapa terminal de la extranjerización de riquezas y necesita de una excusa justificadora de la mano dura y lo que hoy se llama estado de excepción.

El 10 de enero de 2024, una de las principales representantes de las políticas del imperio, Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de Macri y Milei, habló del envío de fuerzas militares al Ecuador para participar de la lucha “continental” contra las organizaciones narcoterroristas.

En ese contexto, el nuevo gobernador de la provincia, Maximiliano Pullaro, ex ministro de Seguridad del gobierno de Miguel Lifschitz, hace eje en la mano dura, el empoderamiento policial, habla de período de excepción y remarca la necesidad de controlar cada vez más a los presos de “alto perfil”. De allí el título de este noveno tomo de la geografía narco que tienen ante sus ojos.

Es necesario decir que las amenazas recibidas por el nuevo gobernador y que llevó a trasladar a su familia fuera de la ciudad de Rosario merecen todo nuestro repudio y, de manera simultánea, nuestra solidaridad a sus seres queridos y su persona.

Pero es evidente que el plan de apropiación de las riquezas del pueblo argentina por grupos empresariales concentrados y muchos de ellos extranjeros necesita de una excusa para generar ocupación de calles y territorios que serán hervideros sociales por el empobrecimiento generalizado que producirá semejante transferencia de ingresos de los sectores populares y clase media a esos feudos del privilegio.

Narcozonceras y negacionismos

En ese contexto surgen exageraciones y negacionismos.

Porque no solamente hay narcozonceras como venimos señalando desde hace más de una década, si no también negacionismo.

Sigue repitiéndose la palabra “flagelo”, la idea de “estado ausente” o la teoría de la “guerra contra la droga”.

Pero es casi imposible escuchar a responsables políticos nacionales, provinciales y municipales hablar del negocio del narcotráfico y del negocio de las armas.

Semejante negacionismo produce dinero para las empresas que le venden tecnología de seguridad a los gobiernos y la repetida exhibición de “operativos de saturación” en los barrios más castigados por la pelea entre bandas narcopoliciales.

No hablar de negocios es convalidar la continuidad del mismo, la circulación de dinero que siempre está muy lejos de las geografías estragadas de los suburbios de las grandes ciudades argentinas y santafesinas.

Alto perfil

Por eso la definición de personas presas con organizaciones narcopoliciales barriales son denominadas de “alto perfil” cuando, en realidad, más allá de sus asesinatos y dominios patrimoniales, parecen estar lejos de ser los jefes del negocio multinacional y paraestatal del narcotráfico.

De tal forma que elegimos esta definición de “alto perfil” para titular este nuevo libro, el noveno ya de la serie que denominamos “Geografía narco”.

Los hechos y apuntes del presente volumen están ubicados, mayoritariamente, en el año 2023 y principios de 2024, a diez años del inicio del ciclo de ferocidad social que devino luego del asesinato de Claudio “el Pájaro” Cantero, el 26 de mayo de aquel interminable 2013.

Desde aquellos días hasta hoy existieron cuatro gobernadores en Santa Fe: Antonio Bonfatti, Miguel Lifschitz, Omar Perotti y Maximiliano Pullaro, asumido en diciembre de 2023.

Y cuatro presidentes: Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei, también en ejercicio desde diciembre de 2023.

Sin poder escapar a la tentación de resumir nueve puntos centrales en estos nueve volúmenes de “geonarcos”, apuntamos algunas ideas:

  1. Los negocios del narcotráfico y contrabando de armas son constitutivos del capitalismo en los últimos sesenta años. Intentar disminuir su capacidad de letalidad supone cortar los flujos de dinero.
  2. A partir de los años noventa, la transición de la economía productiva hacia la financiarización de las actividades produjo una forma distinta de multiplicación de fondos a través del lavado de dinero y activos.
  3. Más allá de las leyes existentes, el lavado de dinero y activos es el delito que menos se persigue en Argentina y cualquier provincia.
  4. Lo que llega a los barrios de Rosario, Santa Fe, San Lorenzo, Reconquista, Venado Tuerto y Rafaela es consecuencia de las rutas inauguradas en los tiempos del terrorismo de estado, el 24 de abril de 1978 y es central la participación de los puertos privados en la zona sur de la provincia.
  5. Ninguna de las 147 bandas que fueron reveladas por nosotros a fines de 2023 están exentas de tener nichos de corrupción de las distintas fuerzas de seguridad, tanto de la provincia de Santa Fe como de las nacionales.
  6. Haber votado una ley de adhesión al narcomenudeo es repetir la vieja receta de la DEA que significa más control social que atentar contra los intereses del negocio. Habrá más narcotráfico y más violencia.
  7. Más allá de las particularidades que tiene el negocio en la provincia de Santa Fe, los hechos demuestran que la economía del narcotráfico y del contrabando de armas dependen de manejos latinoamericanos.
  8. En los países del tercer mundo como la Argentina, el consumo de sustancias psicoactivas no solamente es un negocio de millones de dólares si no también una garantía política de control social sobre las nuevas generaciones devenidas en consumidoras consumidas, lejos de la conciencia revolucionaria de los años setenta. De allí la importancia de pensar lo que supuso la llamada guerra del opio que terminó con el dominio de los puertos chinos a manos de los intereses y empresas inglesas. Esto parece que sucederá con el Paraná.
  9. Es imprescindible tomar conciencia de la historia de los últimos cuarenta años de los pueblos de América para saber que castigar por abajo no solamente genera miles de muertes si no también la multiplicación del negocio.

La ferocidad que se advierte a partir de 2020 en los homicidios –siempre superan los 200 en la ciudad de Rosario– es directamente proporcional a los millones de dólares que evaden, subfacturan o fugan al extranjero empresas como Vicentin que sigue estando al frente del puerto de la ex ciudad obrera.

Las formas de explotación que sufren chicas y chicos de parte de las bandas narcopoliciales se parecen más a nuevas configuraciones del esclavismo o del neofeudalismo del tercer milenio.

El problema no es militar sino político: recuperar los barrios devenidos en gobiernos de facto de parte de estas bandas a través de la presencia de un estado virtuoso que multiplique el trabajo, la educación, la cultura, el deporte y la alegría en esas geografías, impulsando a las instituciones de la comunidad a ser protagonistas de una democracia más plena y menos vacía.

Si la política sigue resignada ante el poder económico concentrado y extranjerizado, seguramente habrá más narcotráfico, contrabando de armas y violencia letal en los barrios no solamente de las grandes ciudades santafesinas sino de todo el país.

Una de las claves está en saber que existe una economía informal e ilegal que representa el 50 por ciento de todo aquello que se produce tanto en Santa Fe como en la Argentina.

Si en el año 2022 hubo 288 homicidios en el departamento Rosario, 259 en 2023, esos asesinatos revelan una parte del problema; la otra porción reside en la cantidad de suicidios: 460 en el año 2022 y sin datos, por lo menos hasta el momento de redactar estos balbuceos, en 2023.

Narcotráfico y capitalismo: Alto perfil para una geografía del modelo

Saqueo del futuro

Esas cifras revelan el saqueo del sentimiento y la idea del futuro.

No hay vida humana, ni particular ni colectiva, que pueda desarrollarse sin la noción del mañana.

La vida humana se mutila al resignarse al no futuro.

Y esa cifra clama por una política que genere respuestas o lugares de abrazos cercanos para la existencia siga teniendo sentido en estos atribulados arrabales del mundo.

“Alto perfil. Geografía narco 9”, entonces, es un trabajo periodístico y político que busca pensar desde la realidad y alejarse de las formas de colonización pedagógica, económica, política y militar que siempre quieren imponer los imperios.

Narcotráfico y capitalismo: Alto perfil para una geografía del modelo

Carlos Del Frade, periodista y escritor.

De allí la necesidad de recordar, por ejemplo, lo sucedido durante las guerras del opio que determinaron el dominio inglés sobre los cinco puertos más importantes de China durante el siglo diecinueve. No porque la historia se repita, sino porque explica el concepto de la matriz de los procesos políticos y económicos que llevan a la extranjerización de riquezas y la subordinación de los pueblos.

Luchar contra el narcotráfico, como dijimos hace 24 años atrás cuando publicamos “Ciudad blanca, crónica negra”, es luchar contra el capitalismo.

No es sencillo.

Pero es imprescindible.

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Artes

Teatro y cine: viajes a los seres humanos

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En épocas con vidas monitoreadas por lo artificial, el arte va por la comprensión –y el disfrute posible– de la vida real. Paradójicamente, o no tanto, lo hace a través de la ficción (que casi nunca es tan ficción). La propuesta: tres experiencias artísticas que atravesaron la necesidad de llevar a escena la propia historia. El documental Imprenteros, de Lorena Vega y Gonzalo Zapico: el devenir familiar que nació como biodrama y también se convirtió en libro con una pregunta: ¿cómo volver al lugar de donde no quisimos irnos? ¿Cómo recuperar esos retazos de la infancia? En el ámbito teatral, Nena gorda y El David marrón, son dos obras que tienen en común el debate sobre los cuerpos, la discriminación y el maltrato, haciéndose fuertes desde el humor para encontrar otros caminos. Por María del Carmen Varela

Imprenteros, el documental

¿Qué es una familia?  Lorena Vega escribió en su diario íntimo a los 10 años mientras estaba internada en un hospital. Habrá tantas respuestas como seres dispuestos a responder. La suya se fue construyendo con el paso del tiempo y las vivencias que involucraban a mamá, papá y dos hermanos, las personas más cercanas del entorno de esa niña que vivía en el barrio de Flores. Hasta que el padre, gráfico de oficio y dueño de la imprenta Ficcerd ubicada en Lomas del Mirador, dejó de ser tan cercano. Se separó de Yeni — así llaman a la morocha formoseña que supo cautivar el corazón de Alfredo —y formó otra familia. La obra teatral Imprenteros germinó en un taller de biodrama dictado por Vivi Tellas en el Centro Cultural Rojas al que asistió Lorena Vega. Que tras el fallecimiento de su padre los hijos de su segundo matrimonio cambiaran la cerradura del taller gráfico y no les permitieran la entrada a Lorena y a sus hermanos,  Sergio y Federico, fue el acontecimiento que disparó la necesidad de dialogar con ese pasado con clausura impuesta. ¿Cómo volver al lugar de la infancia?

Mientras transcurre la sexta temporada de la obra teatral y salió a la luz en el 2022 el libro, del mismo nombre: Imprenteros, asoma el documental dirigido por Lorena y Gonzalo Zapico. Fue filmado entre 2020 y 2023 y podria ser visto sin haber presenciado la  obra o leído el libro . Teatro,  literatura y cine, cada lenguaje proporcionó lo mejor de su género a la historia familiar de los Vega. Durante la pandemia y mientras su hermano Sergio le insistía: Hay que  hacer el libro, Lorena aprovechaba el tiempo disponible en su casa para llevar adelante una película sobre una mujer sola, filmada por el guionista y director de cine Gonzalo Zapico, su pareja. Sergio ganó, Lorena dejó de lado el proyecto de la película y se abocó a la tarea de juntar material para el libro. Si la obra teatral era tan exitosa, por qué no llevarla al papel para que el oficio paterno —y también el  de Sergio— fuera el protagonista del producto final.  La elaboración de los textos, la elección de las fotos, la residencia de una semana en Córdoba de lxs hermanxs Vega con Gabriela Halac y Clara Ciarapica de Ediciones Documenta, aparece en el documental y nos permite ser testigxs de cómo se gesta un libro. Incluso del momento en que se imprimió.

Teatro y cine: viajes a los seres humanos

¿Extrañás a papá? Pregunta Lorena a su hermano Federico. No, dispara mientras fuma un cigarrillo.  También interroga a Sergio acerca de su primera reacción ante este contratiempo – el cambio de cerradura— y él responde que tenía ganas de tirar el portón abajo con la camioneta, sacar a quienes estuvieran ahí y quedarse en el taller gráfico. Lxs hermanxs Vega no pudieron volver a entrar a la imprenta de su padre, pero de alguna manera regresaron. Sí, el arte ayudó a reparar las fracturas que irrumpieron en el camino y en esta oportunidad, colaboró de distintas maneras. “Hermanita, gracias por enseñarme a tirar ese portón debajo de una manera diferente a la mía”, le dijo Sergio a Lorena después de haberse subido al escenario en Imprenteros.

La imagen del afiche del documental (la primera que aquí mostramos) es la foto que nunca existió. Gracias a los beneficios de la tecnología, el arte fotográfico a cargo de César Capasso, amigo de Lorena, compone las fotos  que ningún click permitió ver la luz. Así aparecen lxs tres hermanxs Vega junto a la vieja máquina de la imprenta paterna, como si estuvieran trabajando en ella. Las fotos de la imprenta las había sacado César a pedido de Lorena cuando el padre cumplió 60 años. Su regalo fue enmarcarlas y colgarlas en Ficcerd. Esas fotos quedaron allí.  Cuando Lorena le diljo a César que ya no podrían entrar, él la tranquilizó: “No te preocupes, me dedico al retoque digital, yo con Photoshop lxs meto a lxs tres de nuevo adentro”. Mirando las fotos de familia, Lorena se dio cuenta de que no tenían ninguna con madre, padre y hermanxs. Entonces Capasso intervino y podemos asegurar que la foto de lxs cinco existe. El documental da cuenta de muchos aspectos que no aparecen en la obra teatral ni en el libro, quizás sea la pieza que faltaba para terminar de armar esta historia entrañable que ninguna cerradura puede dejar en el olvido.

Sala Lugones, Av. Corrientes 1530, CABA

Del 1 al 4 de agosto, 21 hs y del 6 al 8 de agosto, 18 hs

Museo Malba, Av. Presidente Figueroa Alcorta 3415, CABA

Sábados de agosto, 22 hs

Nena gorda

¿Quién me rellenó? ¿Por qué me rellenaron? ¿Cómo me saco el relleno? Preguntaba Barby, una niña a la que se calificaba como “grandota”, “gordita”, “morruda”o el adjetivo que pretendía ser más condescendiente: “rellenita”. Corría la década del ´90, Barby tenía ganas de bailar con sus amigas y concurría a las clases de danza clásica en la academia barrial. Por su apariencia física siempre le tocaba estar en la fila de atrás cuando se estrenaban las coreografías. En la escuela y cuando llegaba la hora de hacer deportes, era la última que elegían en los equipos. Bárbara Bonfil es ahora una mujer de 38 años, estudió actuación en la Universidad Nacional de las Artes, tiene una marca independiente de ropa (Ofeelia), baila flamenco y es autora y protagonista de un biodrama al que llamó, sin eufemismos, Nena gorda.

Teatro y cine: viajes a los seres humanos

Durante la pandemia y con tiempo disponible para hacerse preguntas, surgieron algunas. ¿De qué tengo de hablar? ¿Qué quiero contar con el teatro? Barby encontró respuestas mirando algunos espectáculos de referentes de la vanguardia del flamenco como Manuel Liñan, que compone su obra desde la homosexualidad, y Rocío Molina, que hace referencia a la menstruación, al aborto, a los cánones de belleza y notó que hablar desde su propia experiencia era una característica que le interesaba explorar. “Estaban haciendo arte desde algo que tenían impreso en sus cuerpos y que necesitaba ser contado y exteriorizado”. Y así germinó el proceso de creación que fue moldeando Nena gorda junto a la directora y dramaturga Laura Fernández.   

“Empecé un proceso muy introspectivo para indagar en cuál era mi huella personal, la herida latente, eso que puede seguir estando aunque no se ve , eso que pasado el tiempo seguía siendo parte constitutiva de mí. Descubrí que haber sido una nena gorda me había marcado durante muchos años y  que en mi mente y cuerpo delgado de adulta  seguía habiendo resabios de esas miradas acusadoras, de esas exigencias desmedidas, de ese señalamiento cruel que recibí por parte de allegados y compañeros de escuela”. Barby tomó el desafío de hablar en primera persona, para poner en escena a esa niña juzgada por su aspecto físico y lo que consiguió fue una obra divertida, profunda, que invita a conocer a la Barby de los ‘ 90 a través de fotos, videos, registros de esa infancia en zapatillas de punta, vestuarios para las muestras de fin de año, la filmación del padre, buscándola con la cámara hasta encontrarla, en la fila de atrás.

El trato que reciben las infancias, la influencia de la mirada de lxs adultxs, la construccion de su autoestima, son aspectos sobre los que le interesaba reflexionar mientras diseñaba la obra. “Generaciones enteras de mujeres  atravesadas por dietas, malos tratos  y condicionamientos que responden a exigencias y estándares de belleza que son violentos, generando frustración en el mas leve de los casos  y en el peor traumas y problemas alimenticios”. Propone Barby abrir preguntas. ¿Qué tanto nos condiciona la sociedad y la mirada de lxs otrxs en nuestras elecciones? ¿Somos quienes queremos ser o lo que nos dejaron ser? ¿Podemos realmente elegir de adultxs o estamos condicionados por el pasado? ¿Qué culpa tenemos de no haber tenido el cuerpo que se necesitaba para lo que se deseaba ser o hacer? ¿Quien determina lo que podés hacer o no, y por qué?

Otro aspecto que también inevitablemente aparece en Nena gorda es el gusto por la comida. Cuestionado por las personas adultas. Ya te comiste tres mollejas, Barby, ¿de verdad tenés hambre?  “En mi familia judía siempre se habló mucho de comida, se cocinaban manjares. Comer era sinónimo de momentos juntxs, agasajos para los seres queridos. ¿Por qué entonces sentir culpa de comer pensando siempre en los kilos que vas a engordar? ¿Por qué no disfrutar de ese momento, de ese compartir?”.  No se hablaba del bullyng en ese momento. “Opinar sobre el cuerpo ajeno en los ´90 era algo común e incluso aceptable. Recuerdo una tía diciendole a mi mamá, conmigo al lado y con mucha soltura: ¡qué gordita que está Barbarita! ¿va a la nutricionista? Mi mamá muchas veces me mandaba coser vestiditos con una modista porque lo que había en los locales para niñas de mi edad no me entraba”.

¿Cómo fue el preoceso de resignificar el cuerpo desde la disciplina y los stándares de la danza clásica a permitirte disfrutar del baile y el goce vital? “Cuando comencé a hacer actividades que me gustaban y me sentía aceptada y valorada fue cuando empecé a sentirme algo mejor. El teatro me ayudó mucho, ya que el cuerpo se ponía en juego desde un lugar mas lúdico, menos rígido . Más tarde me encontré buscando una danza donde me sintiera a gusto, probé contemporáneo y no,  hasta que llegué al flamenco y sentí que era mi lugar. Si bien es muy técnico como todas las danzas, me resulta  super democrática en relación a la inclusión de los cuerpos y a las edades que lo pueden practicar. Hay algo del peso de los cuerpos, del volumen , que se reivindica en el flamenco que suma a la hora de la expresión y el movimiento, que no se intenta modificar o tapar, que se incluye y se agradece . Yo en el flamenco tuve mi revancha con la danza”.

¿En qué cambiaron las cosas desde los ‘ 90 hasta ahora?  Barby resalta que el feminismo fue clave para abrir las compuertas y hablar de estos temas.  “Hoy nosotras podemos pensar sobre nuestros cuerpos, cuidarlos, valorarlos, defenderlos y hasta hacer una obra de teatro referida a ello, gracias a un colectivo que sacudió una estructura violenta y opresiva. Pero la estructura no se cae de un dia para el otro y no alcanza con que algunos grupos aborden estas cuestiones. La sociedad toda tiene que hacerse cargo. Es importante sostener el debate y el accionar para que por fin , en un futuro, haya generaciones que ya no consideran que gordo es un defecto y flaco es un valor. Donde las infancias sean aceptadas en todas las actividades que les guste hacer, donde las mujeres no sientan que la sociedad las desprecia por sus arrugas o canas, donde el género no determine quién sos ni lo que podes hacer o no. La cuestión del respeto por los cuerpos va para largo y hay mucho terreno por ganar. Pero lo  que sale a la luz , no vuelve nunca mas a la oscuridad”.

El Crisol, Malabia 611, CABA

Sábados 20 hs, hasta el 31 de agosto

El David marrón

Un romance que prende su primera chispa durante  la observación-admiración de la estatua del David de Miguel Angel en un museo de la ciudad de Buenos Aires. Las miradas se cruzan, se sostienen, se enciende el deseo y se desata presuroso en el baño del museo. David, el marrón y Juan, el rubio, se acurrucan, se besan y dan inicio a una historia de dos, aunque alguien más tiene peso en esta trama. El David de mármol, tan perfecto como frío, observa desde la altura, desde esa superioridad que le otorga la belleza.

David, el marrón, se deslumbra con Juan, el rubio, abogado, a quien todo el mundo le sonríe porque cae bien. Juan también se fascina con él. ¿Qué refulge en el otro? ¿Qué motiva a cada uno cuando emerge la pasión? Esta historia permite tirar del hilo para desentrañar muchas otras caras de la misma moneda. El arte consagrado y su pátina racista. La belleza encorsetada, disciplinada, esculpida, y blanca, por supuesto. El chico blanco que ejerce sometimiento hacia el marrón y en eso radica su goce.

Teatro y cine: viajes a los seres humanos

El actor, director, productor y dramaturgo David Gudiño comenzó a escribir el texto de este unipersonal en 2019, haciendo pie en 2012, cuando estaba viviendo en otro país y no le creyeron que era argentino, le dijeron que parecía vietnamita o filipino.  “Durante años acumulé anécdotas, algunas más chotas, como que me pare la policía y me revise de arriba abajo en plena luz del día y otras más graciosas como que me pidan que les venda verduras cuando yo también estoy comprando”. En cuanto a la incorporación del David esculpido, cuenta que fue lo último que apareció. “Yo quería que fuera algo del orden de lo real. No me gustan los unipersonales que hablan para el afuera sin razón o hacen que hay alguien que no está. Cuando me di cuenta que mi madre me puso el mismo nombre que la escultura más conocida del mundo encontré a quien decirle todo esto que tenía para decir y sin razón echarle todas las culpas. El David de Miguel Ángel es una víctima perfecta”.

El David marrón es la séptima obra que escribió y estrenó este salteño que creció en Tierra del Fuego, autor también del monólogo Marrón y es integrante del colectivo antirracista Identidad Marrón. Su cortometraje Argentina no es blanca tuvo más de 20 millones de visualizaciones en redes sociales, donde muestra desde un costado humorísitico la cantidad de prejuicios que afronta en lo cotidiano una persona morocha. ¿Cómo surgió la idea del unipersonal El David marrón? “Me di cuenta que si seguía haciendo castings no iba a quedar y si quedaba iba a hacer de ladrón o de policía. Entonces me cansé. Sentarme a escribir fue una decisión sobre todo laboral. Necesitaba que ser actor más allá del sueño. Necesitaba poder trabajar de esto”.

 David trabaja con el humor. “No podría vivir conmigo mismo haciendo una obra que no busca aunque sea sacar una leve risa del espectador. Pueden no reírse, pero sí encaré la escritura desde la imagen colorida que abre sentido”. En esta obra también trabajó, junto a la directora Laura Fernández, sobre lo vulgar. “No me interesa hacer un marrón bueno espiritual y conectado como Pocahontas. Quería expandir el rol y vulgarizar al David de Miguel y profanar al museo como institución”. Laura  le propuso conectar con lxs espectadorxs. “En ese sentido la obra no es algo para observar cuál cuadro muerto, sino que estoy todo el tiempo mirando a los ojos de quienes observan, buscando que les está pasando y dejándome afectar. Llegamos al punto en que puedo hacer la obra mirando a los ojos continuamente a una persona sin irme y eso es un abismo hermoso”.

Dumont 4040, Santos Dumont 4040, CABA

Viernes 22 hs hasta el 30 de agosto

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