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El Día del Jubilado, entre comer y comprar la medicación

Hoy jubiladas y jubilados convocaron a Plaza de Mayo en su día. La efeméride es otra excusa para movilizarse contra la política de hambre impulsada por el gobierno, en una semana donde se movilizaron también el miércoles, día en el que fueron gaseados por la Policía. Vienen de realizar dos marchas históricas contra el veto, y siguen convocando todos los miércoles en Congreso a las 15.30 horas.
Realizaron una radio abierta que se convirtió en un noticiero de época: desfilaron trabajadores aeronáuticos en pleno conflicto por Aerolíneas, trabajadores de Fate, SUTNA, docentes y estudiantes universitarios, representantes sindicales y de organizaciones sociales. Los factores comunes: el hambre, la deuda, la unidad, y la lucha de los y las jubiladas como el camino a seguir.
Por Franco Ciancaglini


20 de septiembre en Plaza de Mayo. Miles de personas se reúnen por el Día del Jubilado, una fiesta sin «nada que festejar» (según rezan varios carteles) organizada por decenas de organizaciones de jubiladas y jubilados que vienen realizando distintas acciones contra las políticas del gobierno nacional, la inacción del Congreso y de las centrales sindicales.
Hoy invitaron a decenas de representanes de organizaciones sociales y sindicales que tomaron el micrófono ante media Plaza de Mayo. La radiografía que trazan estas personas en el Día del Jubilado es la de un país empobrecido que se debate entre estrategias de unidad de distintos sectores, en la que la causa de las y los jubilados encuentra un punto de unión: «Estamos acá para que sepan que no nos resignamos a que nos empobrezcan. No queda otra que organizarnos para enfrentar este proyecto de sumisión y dependencia. Me siento conmovido de ver cómo estamos creciendo”, dirá Jorge de Jubilados Insurgentes, que está desde las primeras marchas, cuando no sobrepasaban la veinteina. “Fuerza, hasta que las organizaciones sindicales y sociales no se despierten, no paramos”, le responde una docente del gremio Ademys que lo escuchaba hablar, y que remata: “Hasta el Argentinazo».
La idea del Argentinazo, o del Jubilazo, se repite entre quienes toman el micrófono en la Plaza y quienes escuchan abajo. Dibujan así a una posible o necesaria confluencia de luchas de distintos sectores en las calles, en lugares de trabajo, y en esta Plaza.
Osvaldo es jubilado de Lomas de Zamora: “Hoy escuchamos a los compañeros de Aerolíneas, de SUTNA, de ATE – que tienen miles de despedidos-, de los comedores, que hace 9 meses no les llevan de comer a millones de trabajadores precarios». ¿Conclusión? «Estamos todos en la misma”. ¿En cuál? “Hoy en los barrios de Lomas de Zamora se come salteado y mal. Necesitamos que esa unidad que hemos empezado a construir empiece a dar frutos. Tengamos paciencia y reclamemos para arriba para que todos terminemos luchando juntos contra el mismo enemigo: el Fondo Monetario Internacional y los monopolios de Argentina”.



El tema del hambre es otro de los factores comunes. “El déficit cero es hambre”, sintetiza un cartel. Luego, Silvia del Movimiento 19 y 20 de diciembre lo precisará respecto a lo que pasa en los márgenes: “Muchos tienen que elegir entre comer y pagar los medicamentos, y otros no pueden ninguna de las dos cosas: esos son los que vienen a comedores. Tenemos comedores llenos de jubilados. Los alimentos que retienen son también de los jubilados que no llegan a la canasta básica”.
Como dirigente social, Silvia hablará luego ante la Plaza y les dedicará un agradecimiento a las y los jubilados, un mimo en su día: “Les quiero agradecer porque los compañeros tenían miedo de salir a la calle, porque la posibilidad de quedar en cana hoy es grande pero cuando los vieron a ustedes, les pudimos decir: luchen como jubilados, luchen como jubiladas”.
Otro de los temas recurrentes: la deuda externa. “Estamos preocupados en pagar una deuda que no es nuestra. Aquí decimos la vida está adelante”, dice otra de las oradoras. “Se está pagando con el hambre de los comedores, con el hambre de los trabajadores, con la explotación de nuestros recursos. Acá tenemos que seguir contra cualquier gobierno”.
Nancy Yulan fue una de las jubiladas reprimidas durante las marchas de los miércoles, que tuvo que ser socorrida porque se descompensó. Hoy estaba de pie en la Plaza, con la Casa Rosada de fondo, que no pareciera haberla amedrentado: “A este ultraderechista, fascista de Milei, le decimos: paso a paso, ¡se viene el Jubilazo!” comienza cantando y con ella, toda la media Plaza. “A las centrales obreras, a la CGT; a las dos CTA, al peronismo, les decimos: rompan la tregua con Milei. Pásense del lado del pueblo”. Aplausos.
Roberto, de la Asamblea de Devoto, dice desde abajo: “No somos solo nosotros: un millón de niños se van a dormir sin comer. Esta es la repetición de modelo de la dictadura. Para derrotar a este gobierno hay que unificarse. Estoy consternado de ver a la CGT dormida, ¿qué hacen?”
-Van al Vaticano
-Pasean por Roma
Responden sus compañeros de la asamblea que lo escuchaban. Otros opinan que ese “gesto” papal significa algo en medio de la nada. El qué está por verse.
Tal vez sea otro de los temas comunes en los discursos, resumidos en la palabra “unidad”. Nora Biaggio, del Plenario de Trabajadores Jubilados, dice: “Yo los veía luchar cuando yo era trabajadora, y ahora soy jubilada como ustedes: hemos unido generaciones de lucha, hemos unido organizaciones de izquierda, con centristas, de jubilados que todavía siguen creyendo en el peronismo. Y hoy estamos acá, mientras las centrales obreras no convocan a un paro nacional, a un plan de lucha: estamos enseñándole a luchar a la CGT y la CTA”.
¿Por qué no llaman a un paro? Para Pablo, de Jubilados Insurgentes, está claro: “No llaman a un paro general porque si no el gobierno este caería”.
Su análisis invierte la carga de fuerzas sobre la supuesta victoria de Bullrich en eventos represivos: “Es al revés. No pueden conseguir la plata, no pueden conseguir que los diputados de ellos voten lo que ellos dicen, entonces reprimen. Es un signo de debilidad”.
Pablo fue uno de los que estuvo el domingo pasado en la quinta de Olivos, mientras adentro se comían un asado Milei y los diputados opositores que votaron a favor de su veto contra el leve aumento jubilatorio. ¿Quién paga? “Lo pagan las grandes multinacionales, los bancos, y nosotros”.
Está enojado, pero se anima el chiste: “Hoy en el Día del Jubilado, ¿sabés las ganas de un asadito?”.
Después de un largo desfile de discursos de distintas organizaciones, en su mayoría de izquierda, Pablo de Jubilados Insurgentes se subirá al escenario y dirá estas palabras, que funcionan como broche para una jornada (más) de lucha:
“Esta lucha no termina en una campaña electoral. Nosotros necesitamos una lucha que nos junte a los de abajo y desde ahí formar un plan de lucha, no un plan electoral que proponga cosas que no se van a cumplir. Necesitamos juntarnos los que estamos luchando, no los que vienen a poner la cara acá para sacarse fotos. Esta es la Plaza de Nora Cortiñas: no la defraudemos. Luchemos”.
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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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