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Motosierra al cine y represión policial: relatos salvajes

Se produjo este jueves una manifestación en defensa del cine argentino, seguida por la típica respuesta estatal en estos días: represión. La manifestación se hizo con el cine Gaumont como referencia, contra las medidas de aplastamiento de la industria cinematográfica que es un orgullo para el país, además de ser rentable: genera 600.000 puestos de trabajo directos e indirectos, además de divisas y prestigio para la Argentina. Los argumentos de quienes marcharon mientras en el Congreso el Senado rechazaba el DNU y, en la calle, la policía ejercía la política del gas pimienta contra el arte y la industria del cine. El trasfondo del conflicto: la intención de entregar la industria a las empresas extranjeras. Texto: María del Carmen Varela
Marchan por Salta. Frenan. Una voz femenina ordena la columna y doblan por Avenida de Mayo. Son decenas de jóvenes del Centro de Estudiantes de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), la institución pública de enseñanza que depende directamente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), que caminan por un carril y entonan una canción clara en su objetivo: «Si el INCAA intentan cerrar qué quilombo se les va a armar, les copamos las calles y les tomamos la facultad».
Para mayor claridad hay que caminar las dos cuadras que separan este canto del punto central de la movilización: el Cine Gaumont, frente a la Plaza de los Dos Congresos, sede de la convocatoria que cortó completamente la avenida en defensa del cine nacional y la política de fomento a la cultura audiovisual argentina, amenazada por el gobierno de Javier Milei.

Cine cancelado
Además de las promesas de desfinanciamiento que traía la llamada Ley Ómnibus (cuyo debate parlamentario no prosperó), el foco del gobierno quedó claro al designar a Carlos Luis Pirovano, un economista de perfil liberal dedicado a las finanzas, al frente del INCAA. Esta semana el Poder Ejecutivo publicó en el Boletín Oficial una resolución firmada por Pirovano que cancelaba el apoyo a estrenos nacionales y festivales de cine, pasajes al exterior, viáticos para funcionarios y suspendía las horas extras de trabajadoras y trabajadores del Instituto. La normativa llevaba por título: «Suspensión de erogaciones económicas en el marco de racionalización de recursos». En esa llamada «racionalización», además de 170 despidos, informaban que no les renovarían a los monotributistas cuyos contratos vencen el 31 de marzo. Todo este combo se suma al anuncio del propio Pirovano de cerrar y vender el Gaumont, y las plataformas Cine.Ar y Cine.Ar Play.
Una de las respuestas en la marcha la lleva una niña, en forma de cartel: «No lo cierren, quiero seguir viniendo». Un adolescente muestra una claqueta de dirección: «Fuera Pirovano». Y enfrente de las puertas del cine se escucha la veterana voz del actor Victor Laplace, quien pide que «no se enoje nadie» al hacer un llamamiento obvio y urgente: «Tienen que estar acá todos los actores y actrices. Estemos juntos y resistamos. Porque de lo contrario, no vamos a poder sobrevivir». Cerca estaba el actor Leo Sbaraglia, defendiendo lo mismo.

Ataque ideológico
La directora, guionista y docente Amparo Aguilar asegura: “Creo que la posición del Gobierno hacia el INCAA es un gesto aleccionador y revanchista. Tomando las palabras de Benjamín Naishtat: ‘se trata de un ataque ideológico porque el cine en particular (y la cultura en general) somos sectores no alineados con la ultra derecha’. Me parece importantisimo distinguir entre ‘no alineados’ y partidarios. Porque es parte del discurso de desprestigio que nos tiran por la cabeza”.
Agrega también que la labor cinematográfica local genera más de 600.000 puestos de trabajo directos e indirectos y exportaciones y divisas para el país. “Lo que se busca con este relato de un INCAA tipo cueva de ratas, es ir ahogando la cinematografía nacional para evitar que esa memoria permanezca. Si tan solo se tratase de una cuestión de déficit, bien valdría pensar junto al sector politicas públicas más virtuosas, que sin dudas hacen falta y que mucho le reclamamos –también– al gobierno anterior”.

Mercado interno y patrimonio cultural
¿Cuál es la función del INCAA? Amparo responde con certezas: “Es un ente propiciador. Su función es fomentar, es decir aportar una parte de dinero y una gran proporción de politicas públicas (formación de profesionales en todo el pais a traves de la ENERC, generación de audiencias, festivales, cine en las escuelas y muchas actividades más) para que una industria cultural virtuosa como la nuestra pueda existir y crecer”.
¿Para qué sirve la actividad del INCAA? “Esto mueve el mercado interno y genera patrimonio cultural”.
¿Por qué es importante que exista? “Porque nos hace bien como país. Es sano y disfrutable ‘vernos’ en pantalla, el acompañamiento del público demuestra que eso ocurre, y es relevante para la economía de un país tener una industria tan en boga como la audiovisual en buena forma y salud, para que las inversiones sigan entrando por esta vía”.

El arte de atropellar
La avenida está completamente cortada y sigue llegando gente. Cantan por el paro general y una de las voceras llama a defender los puestos de trabajo y las políticas de fomento: «Esta película recién empieza. Está en nuestras manos». “El INCAA no se vende”, “La cultura no se clausura” son los cánticos que se suman al reclamo. Desde el micrófono anuncian que el próximo sábado 23 se llevará a cabo una gran asamblea de la cultura para establecer un plan de lucha.
“Pirovano se tiene que ir”, gritan. Teresa Saporiti, presidente de DOCA (Documentalistas de Argentina), defiende la tarea contra la que este gobierno arremete: “Nos acusan de hacer películas que nadie ve. Yo hago documentales y muchas veces se dan en lugares donde no se cobra nada. Lo que quieren hacer es entregar esta industria a las empresas extranjeras. Quieren entregar nuestra soberanía cultural. En el cine no hay casta”.
Minutos más tarde y mientras continuaban lxs oradorxs, la policía con sus escudos comenzó a caminar empujando a la gente para desalojar la avenida. Se produjeron corridas cuando tiraron gas pimienta, gases lacrimógenos, los locales aledaños sirvieron de momentáneos refugios y los efectivos avanzaron pegándoles a los manifestantes con sus bastones. Hubo al menos tres personas detenidas y una camioneta atropelló a una mujer. Desde la abertura de la persiana del Gaumont, una chica gritaba: “Hoy tenemos un estreno a las siete y media, a 400 pesos, por favor vengan”. Se trataba de “North Circular”, un documental musical del director Luke McManus, en el marco del Ciclo de Cine de Irlanda.

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La justicia identificó y procesó al policía agresor de la jubilada Beatriz Blanco

La jueza María Servini de Cubría, titular del juzgado Criminal y Correccional Federal 1, identificó y procesó al integrante de la Policía Federal que golpeó a la jubilada Beatriz Blanco el 12 de marzo de este año.
Se trata del inspector Nicolás Emanuel Céspedez y fue imputado por lesiones agravadas.
La jueza le impuso un embargo de 40 millones de pesos y, sin bien lo eximió de prisión preventiva, le ordenó que informe sus movimientos y lo citó el lunes próximo para notificarlo. Servini consideró que el uso desmedido de la fuerza ejercida contra una anciana de 82 años fue evidente: «No hace falta ver su documento de identidad para notar su fragilidad».

Beatriz Blanco tras ser golpeada por el inspector Nicolás Céspedez.
Céspedez golpeó a la jubilada haciéndola caer de nuca, y además ni él ni ninguno de los otros policías intentaron ayudarla, por lo que tuvo que ser inmediatamente evacuada y hospitalizada.
La jueza Servini describe Beatriz fue rociada con gas pimienta y luego empujada “sufriendo un traumatismo cefálico en la región de la nuca (occipito -parietal derecha/izquierda) que derivó en el diagnóstico de Traumatismo encefalocraneano sin pérdida de la conciencia con herida cortante en región occipital”
Plantea el procesamiento: “…el imputado hizo uso desmedido, desproporcionado y exagerado de la fuerza contra una mujer mayor de 82 años de edad, indefensa que no presentaba peligro para la autoridad, lesionándola y apartándose así de la normativa vigente que rige en la materia”.
Agrega: “… se encuentra probado que existió por parte de Nicolás Emanuel Céspedez, dolo directo, o sea éste tuvo la voluntad de atacar físicamente a la Sra. Beatriz Blanco, y habiendo tenido tiempo para reaccionar con otra conducta no lo hizo”. El delito se agrava cuando el hecho se comete «Abusando de su función o cargo, cuando fuere miembro integrante de las fuerzas de seguridad, policiales, o del servicio Penitenciario».
Otro párrafo crucial: «Sobre la especial calidad del sujeto activo que prevé la fórmula legal, corresponde indicar que: ‘El fundamento es que no solo se atenta contra la vida humana, sino que además el autor omite cumplir con el deber de otorgar seguridad y protección a los ciudadanos, defraudando así las expectativas depositadas en el correcto desempeño de su cargo o función»
Concluye la jueza: “Todo ello me permite concluir que las lesiones sufridas por Beatriz Blanco, derivadas de la conducta del imputado que se juzga en este acápite, efectivamente implicó una acción totalmente arbitraria por parte de Céspedez y en un claro abuso de su función, en carácter de miembro de una fuerza de seguridad”.
El próximo lunes 22 Céspedez deberá presentarse en el juzgado para ser notificado de su procesamiento.
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Miércoles de jubilados: bautismo represivo, el baño de Milei y la mirada en la reforma laboral

Otra marcha de jubilados, reprimida con camiones hidrantes y atacada por un presidente que aseguró: “Estamos bañando gente”. Lo que sigue planteando la gente que no se resigna a las cloacas del presente.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos: Juan Valeiro
Un día antes de la marcha convocada por la CGT y las CTA a Plaza de Mayo contra la reforma laboral, la nueva ministra de Seguridad de la Nación, Alejandra Monteoliva, tuvo su bautismo en los miércoles de jubilados y jubiladas al rociar a jubilados, jubiladas y reporteros gráficos con violentos chorros de camión hidrante. La escena asombró al fotorreportero Rodrigo Abd, premio Pulitzer y World Press Photo, que desde agosto no cubría la manifestación de jubilados porque un hidrante, precisamente, le perforó el tímpano al golpearlo con el chorro.
“Por suerte no me tuvieron que operar”, suspira el profesional de Associated Press (AP). “El tímpano se recuperó bien, pero el oído quedó débil”. Hoy pasó a saludar y lo que vio fue más violencia: “Me entristece que el sistema no haya encontrado soluciones integrales a los jubilados, a los profesionales del Garrahan. Pasan los meses y seguimos igual”.

Dentro del Congreso, el día había arrancado movido con la flamante senadora por La Libertad Avanza (LLA), Patricia Bullrich, cruzándose con el senador de Fuerza Patria, José Mayans, por la presidencia de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, que quedó en manos de la exministra de Seguridad, quien quiere conseguir dictamen para empezar cuanto antes el debate por reforma laboral en la Cámara alta. Mientras tanto, en Diputados, la nueva composición de LLA, sumados a los aliados, les permitió conseguir quórum para discutir el Presupuesto 2026. Uno de los puntos más calientes es el artículo 75, que busca derogar las leyes referidas a la emergencia en discapacidad y a los presupuestos universitarios. También elimina los fondos destinados para el Hospital Garrahan. (El final de la historia, durante la madrugada, determinó que el gobierno no pudo lograr apoyo para esos brotes de motosierra, que ya habían sido descartados por el parlamento y además por el Poder Judicial. Por lo tanto dejaba trascender que vetaría el nuevo presupuesto).

Afuera, la imagen parece idéntica al resto de los miércoles: un Congreso separado de la gente por una larga hilera de vallas que atraviesa todo el ancho de la Plaza. Sin embargo, esta vez un detalle cambia: hay un resquicio que la Policía Federal y Gendarmería ¿adrede? deja abierto entre dos vallas, y la gente empieza a pasar, de a una; tardan ¿adrede? más de veinte minutos hasta que las Fuerzas unen las estructuras con alambre.
La gente insulta. Mueve las vallas.
Uno de los policías federales habla en handy y pide refuerzos. Los refuerzos son:
- un camión hidrante de bomberos de la Policía Federal,
- dos camiones hidrantes de la Policía Federal,
- un camión hidrante de Gendarmería Nacional,
- la policía motorizada con más de una decena de motos,
- una centena de gendarmes y federales detrás de una valla.

Pedro en la silla
Resultados: la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) informó que hubo al menos tres heridos por gas pimienta.
Entre los chorros hidrantes y el gas pimienta, Pedro cruza la calle inundada en su silla de ruedas. Tiene 70 años, es vecino del barrio porteño de Caballito, y tiene una discapacidad por las secuelas de la polio que lo afectó en 1956. “Sobreviví a la polio, sobreviví al Covid y vengo a poner el cuerpo todos los miércoles acá”, dice, alejándose de la lluvia de Gendarmería y la Policía Federal.
Su interpretación: “Esta ministra (por Monteoliva) tiene que demostrar que no es menos que Bullrich. Bueno, hoy fue el estreno. De alguna manera tienen que frenar la protesta. Lo hacen con agua, pero también con las mentiras de la prensa. Pero seguimos adelante porque acá se nos va la vida. Vivo de mi jubilación, patrocino gratis a personas con discapacidad, y hay que seguir esta lucha”.

Dato: Más tarde Milei contó en uno de los streamings bancados por el gobierno, lo que pasó durante la represión: «Todos los genios de la defensa de los trabajadores ninguno laburó en su vida, como los de ahora. No saben lo que es trabajar, bañarse tampoco, por eso cuando aparece la caprichosa… Hoy hablé con la ministro (de Seguridad, Alejandra Monteoliva) y me dijo ‘ya hicimos una descarga’, y dije: ah bueno, estamos bañando gente». Esto provocó las carcajadas de sus fans.
Traducción: la represión a manifestantes jubilados, periodistas, fotógrafos y personas con discapacidad es tomada como un baño de gente. La frase posiblemente refleja mucho más sobre la pulcritud de quien la emite que sobre las personas a las que agrede.

Pensando en (el) mañana
Tras el momento represivo, las y los jubilados marchan alrededor de la plaza de los Dos Congresos. A diferencia de otros miércoles, cuando hubo varias rondas, esta vez se moviliza de forma unificada. “Igual tenemos que ser muchos más”, cuenta a lavaca Ana María Tapia, de la agrupación Jubilados Insurgentes. Mira al palacio legislativo y dice que no puede creer que ya se esté discutiendo esta reforma laboral: “En vez de bajar las horas y hacer turnos de 6, formando más turnos y generando más trabajo, se sube a 12 horas. Más esclavos, imposible. Retrocedemos 60 años como mínimo. Es terrible, pero vamos a seguir luchándola, no lo vamos a permitir”.
Mario y Rubén integran el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados y acaban de terminar de marchar. Dice Mario, al lado de su nieta que lo acompaña la mayoría de los miércoles: “Una reforma laboral que nos hace volver a los viejos tiempos de la esclavitud. Si llegamos hasta acá es porque hasta hoy, las direcciones sindicales se borraron de la escena. Recién aparecen mañana convocando una movilización, cuando acá se necesita parar el país, no hay otra”.

Dice Rubén: “Es una estrategia que tiene este gobierno de llevarnos al siglo XIX, lo que representa una apabullante derrota de la clase trabajadora. Yo te puedo hablar una hora seguida, pero todas las penurias que estamos viviendo se resumen en sólo tres letras: “FMI”.
Se va otro miércoles, distinto, particular, con vistas al día de mañana, literal. Ana Valverde, de la Unión de Trabajadores Jubilados (UTJ), reparte volantes invitando a marchar este jueves a la marcha a Plaza de Mayo, concentrándose en 9 de Julio a las 14 horas. Dice que la CGT, en verdad, tendría que haber convocado un paro. “Un plan de lucha. vos pensá que allá adentro están entregando nuestras jubilaciones, el financiamiento del Garrahan, y la emergencia de discapacidad, pero ninguno de los trabajadores puede venir porque les descuentan el día, con riesgo a que los echen. Sin plan de lucha, es difícil”.
La foto

La foto que publicamos aquí fue tomada por el fotógrafo de lavaca Juan Valeiro. Sobre esa imagen realizó un posteo en instagram Cora Gamarnik, licenciada en Comunicación Social, doctora en Ciencias Sociales, Docente e investigadora del fotoperiodismo, coordinadora del área de Estudios sobre Fotografía de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA, e investigadora adjunta de Conicet. Plantea Cora:
«Reprimir una imagen
Reprimir a quien la sostiene
Reprimir a quien la produce
Reprimir una imagen que habla a su vez de una represión anterior
Represión al cuadrado
Foto de @juan.valeiro para @mu.lavaca
represión a la marcha de los y las jubiladas
17 de diciembre de 2025. Ciudad Autónoma de Buenos Aires».
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Ituzaingó: los trabajadores ocupan la fábrica de ascensores Cóndor y proyectan una cooperativa

Mientras se discute la reforma laboral en un contexto brutal de recesión económica e incremento del desempleo, el destino de miles de trabajadores parece ser simplemente la calle. Ascensores Cóndor en Ituzaingó es un ejemplo de empresa en situación de vaciamiento, pero también de otra forma de búsqueda: tras cinco meses sin cobrar, sus 34 trabajadores ingresaron a la planta y proyectan formar una cooperativa para sostener las fuentes de trabajo. “El camino no es solo irse con las manos vacías”, dice uno de ellos a lavaca. Retrato de una época de crisis, y la estrategia de la autogestión.
Por Lucas Pedulla
Argentina es un país que tiene un día a día tan imprevisible que lo que pasó cinco meses atrás puede parecer de otro siglo. Por entonces, en ninguno de los portales de las empresas periodísticas tradicionales aparecía en agenda la reforma laboral que mañana movilizará a miles de personas frente a la Casa Rosada. Tampoco que la empresa metalúrgica Ascensores Cóndor, una fábrica líder con 50 años de historia, dejaba de pagarle a sus trabajadores, coronando un proceso que había empezado, al menos, otro año atrás.
En este país que cambia todos los días, hay 34 obreros que siguen en la misma situación: hace cinco meses que no cobran un peso. Por eso, luego de semanas de resistencias, de acampes y de festivales en el barrio para juntar lo indispensable para bancar la olla, decidieron dar un paso al frente: iniciar los trámites para conformar una cooperativa de trabajo y recuperar sus fuentes de vida y esperanza.
Saben que el contexto es brutal: Acindar (en Rosario) suspendió 2.500 trabajadores, Whirlpool (en Pilar) cerró y dejó a 220 familias en la calle –lo que desató un efecto dominó en el Parque Industrial–, y el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Aber Furlán, denunció que desde la llegada de Javier Milei al gobierno el gremio perdió más de 26 mil laburantes.
Dentro de la fábrica en el barrio Villa León, en Ituzaingó, municipio al oeste del conurbano bonaerense, el obrero Miguel Franco –51 años, 16 en la empresa, 5 hijos– asegura a lavaca: “Esperemos ser un faro para demostrar, en esta crisis, que se puede hacer algo”.
La chispa
Los trabajadores ubican el comienzo del desplome hace diez años, tras la muerte del dueño fundador. La empresa pasó entonces a manos de los hijos que, de a poco, se fueron peleando entre sí. Todo comenzó a sentirse en la producción: antes de la pandemia llegaron a fabricar 35 ascensores por mes –cada uno tiene un valor de alrededor de 30.000 a 40.000 dólares–, pero el número empezó a bajar: primero a 25, luego a 20. También bajó el número de trabajadores: fueron 220 en el momento de esplendor, luego 180, quedaron 70, y hoy resisten 34.
“Ellos empezaron a hacer que caiga la empresa”, dice Pablo Zamorano, 42 años, 15 en Cóndor, una hija. “Llegamos a estar en un nivel muy alto, fuimos una de las primeras marcas de ascensores. Pero el dueño murió y con su familia haciéndose cargo esto empezó a decaer. Armaron un esquema de vaciamiento, ni siquiera compraban materia prima. Hace un año empezaron a pagarnos el sueldo en cuotas, y hoy nos dejaron sin obra social, sin ART. Este año empezó peor y hace más de cinco meses que no cobramos nada”.
Los dueños firmaron retiros voluntarios con algunos trabajadores y establecieron planes de pago que sólo cumplieron durante un mes, lo cual demuestra la voluntad de los patrones, ni siquiera con una reforma laboral que pretende establecer bancos de horas y licuar indemnizaciones y jubilaciones, sino con la legislación actual. “A otro compañero, con 40 años de trabajo acá, le pagaron con un hornito de 150.000 pesos”, se indignan los obreros.
Miguel ubica el desplome en el contexto actual: “Hay una caída económica en todo el país. Lo que vivimos es terrorífico: suba de precios, sueldos planchados, un enfriamiento terrible. No sabemos a dónde vamos a llegar, porque todas las semanas están echando gente. Esperemos cambiar la situación y que la gente se dé cuenta de que este Gobierno no va”.
Pablo responde por qué una cooperativa: “El esfuerzo que estamos haciendo todos nos da la esperanza de armarla, para que ya no nos saquen el sueldo como lo hicieron. No conocía esta posibilidad, pero nos da ánimos. Nos va a servir a todos para no seguir sufriendo”.
Miguel destaca el apoyo y asesoramiento de otras experiencias del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas (MNER), la banca de la delegación de Morón de la UOM, y la del sector político-gremial más importante de todos: “La familia, porque la banca que nos están dando es tremenda. Imaginate: estoy también al cuidado de mi papá, 93 años, con una jubilación retro. Pero él me apoya, también mi señora y mis hijos: ahí hay futuro”.
Los trabajadores saben que, en este contexto, la experiencia de Ascensores Cóndor puede ser una chispa y una inspiración para otras fábricas que estén en una situación similar. Miguel dice mirando a los ojos: “Lo tomo como un faro. Puede salir mal, puede salir bien, pero también es hacerle ver a la gente que está pasando el mismo problema que esto se puede hacer. Estamos cuidando nuestros puestos de trabajo, que es lo principal. Nos hemos hecho virales, hemos salido en varios lados, y por algo es: por algo venimos y por algo estamos en este mundo. Ojalá sea el inicio, la esperanza de saber que, cuando pasan estas cosas, el camino no es sólo irse con las manos vacías, sino también luchar”.

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