CABA
El contagio. Presentación de Agroecología: el futuro llegó
Fue una presentación a la vez presencial y virtual del libro (editado por lavaca, escrito por Sergio Ciancaglini) que reunió experiencias emblemáticas en agroecología de Guadalupe Norte, Guaminí, Lincoln, Gualeguaychú, Bolívar, Trenque Lauquen, y de la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Tierra, entre otras. Algunos apuntes de esas voces: producción, alimentación, nuevos caminos, creatividad, economía, transiciones, transformaciones y re-evoluciones.

Naturaleza Viva – Guadalupe Norte, Santa Fe. Uno de los campos pioneros de la agroecología en el país.
Irmina Kleimer: “Muchos años han pasado desde nuestros inicios, allá por 1987, cuando teníamos más claro lo que no queríamos para nosotros y el campo que hacia dónde íbamos a caminar. En ese andar recibimos muchas pálidas de importantes técnicos de la zona, y de productores que eran considerados de punta, los más grandes y exitosos, que nos desalentaban diciéndonos que lo que hacíamos no iba a andar. Sin embargo, seguimos para adelante, empujando, concretando ideas, y nos sentíamos muy felices porque estábamos siendo protagonistas y sujetos de un cambio que veníamos trabajando a favor de la vida, con la vida, y eso nos hacía sentir muy bien, en contraposición a otro modelo que contaminaba agua, tierra, suelo y alimentos. En ese andar también se dio el contacto con otros productores que estaban a distancia nuestra: Colombia, Costa Rica, Ecuador, Perú, Brasil, Cuba. Eso nos seguía dando fuerza porque nos mostraban que algo grande estaba sucediendo ya no a nivel local, sino a nivel global, respecto de que el modelo que se estaba llevando adelante no era el correcto y que había que construir otro camino. Sabíamos perfectamente que no íbamos a hacer el cambio nosotros solos. Y hoy a Sergio se le ocurre hacer un viaje simbólico para ir uniendo todas estas experiencias. Encontrarnos acá es hermoso. Y me encantó que en ese viaje fue hilando profundo, encontrando la motivación que tenía cada uno de llevar esos emprendimientos, tanto desde lo económico como de tipo filosófico, de fondo. Nos quedará pendiente, ahora que tenemos este viaje, ir encontrando los grandes temas que quedan pendientes a resolver: el hambre en Argentina y en el mundo, cómo sostener y cultivar una tierra cada vez más fértil, el acceso a quienes quieren producir, la comerialización. Esa es mi inquietud”.
Remo Vénica: “No es solo un libro, es una gran semilla que se va a multiplicar y va a crecer, no solo en la Argentina, sino en América Latina, y por qué no hablar del planeta Tierra. Nos va a posibilitar ir hacia este gran sueño que decíamos en Gualeguaychú, hace dos años, cuando planteamos una Argentina libre de agrotóxicos en 2025. Creo que ese es el camino porque ya se están dando cuenta los sectores que están contaminando, hiriendo a la Pachamama, que cada vez es más problemático continuar con ese sistema. El libro va a abrir más estas posibilidades de debate, pero tenemos que repensar cómo enfrentar esta gran apertura y este nacimiento enorme de miles y miles de familias campesinas, pueblos originarios, que están despertando hacia este nuevo amanecer. Nos queda pendiente discutir y plantear con mayor profundidad cómo va a ser esta nueva ruralidad. Es una gran revolución la que se viene, y una gran re-evolución, pero tenemos que ejecutar esa manera de resolver todas las problemáticas en la comunidad: tambo, quesería, fábrica de alimentos balanceados, almacenamiento de granos de forma comunitaria. Estamos caminando juntos hacia un horizonte de felicidad y transformación socioeconómica y política de todo en la Argentina”.

Guaminí, Buenos Aires. Municipio incorporado a la RENAMA (Red Nacional de Municipios y Comunidades que fomentan la Agroecología)
Marcelo Schwerdt: “Remo e Irmina nos hacían soñar con esa ruralidad que hoy nos apasiona y nos hace dejar todo en el territorio. Guaminí fue el puntapié de un Estado municipal generando políticas para acompañar esa transición a la agroecología. Nuestro grupo nace en medio de un proceso muy dilatado de querer sacar una ordenanza de regulación de agroquímicos y en el medio nos encontramos con estos grandes procesos de la agroecología. Remo e Irmina nos hicieron dejar ese enredo de ordenanza y agarramos por la autopista del buen vivir y la felicidad, que es la agroecología: generar trabajo, un ambiente mucho más sano, alimentos locales. Mucho se habla en discursos de soberanía alimentaria, pero la soberanía alimentaria se construye día a día en los territorios. En 2014, después de visitar La Aurora (en Benito Juárez, de la mano de Juan Kiehr), nos convencimos de que era el rumbo. A poquito de andar creamos la Semana de la Agroecología, que después fue el mes, y en el 2016 creamos con organizaciones no gubernamentales y vecinos autoconvocados la Red Nacional de Municipios y Comunidades que Fomentan la Agroecología, que en cinco años reunió 100 mil hectáreas con más de 200 productores. Y uno de los lindos indicadores es el logro de estar estableciendo ordenanzas municipales, leyes provinciales y nacionales, para dar más herramientas para que esa transición no sea dolorosa. La agroecología no solo es viable sino que es el futuro que ya llegó. Es presente”.
Clara Alberdi, desde Coronel Suárez, partido vecino: “La agroecología es un viejo nuevo camino de sanación de restaurar el amor como paradigma, el ser solidario, el ayudarnos, el contenernos. Hoy estoy militando otras transiciones dentro de lo que es la agroecología: militar el feminismo en el ámbito rural, recapitular la posibilidad de cultivar alimentos, dejar de ser crueles con los animales. Ver de qué manera podemos hacer que eso sea un camino verdaderamente amoroso”.
Norman Brest, junto a Cecilia Agner, desde Guaminí: “Vengo del ámbito de la industria. Trabajaba en una central nuclear y decidimos emprender un cambio de 180 grados y venir a ver de qué se trataba el campo. En esa búsqueda me encuentro con la agricultura biodinámica. Un día partimos a Guadalupe Norte, con Remo e Irmina, y nos voló la cabeza. Cuando fuimos a La Aurora, toda esa información cayó de golpe: ese es el camino y la felicidad que buscábamos. Acá se seguía fumigando hasta que apareció Marcelo con Eduardo Cerdá. De esas tímidas 18 hectáreas que teníamos pasamos a la agroecología y desde 2015 trabajamos sin insumos químicos de ninguna índole. No hemos parado de recolectar satisfacciones. Es fantástico y un camino de no retorno. Es solo de ida. Nos cambió la vida. El campo es totalmente otra cosa. Lo que se buscó fue vivir mejor, nunca lo hicimos por una cuestión económica, pero viene por añadidura porque nos va mejor que antes. El miedo que pretenden imponer de que te va a ir mal, no es así”.
Lincoln, Buenos Aires, donde 36 productores y 12 ingenierxs agrónomxs que abarcan 12.000 hectáreas se volcaron a la agroecología
Mabel Vesco y Paz Passone: “Nuestra cabeza se voló cuando fuimos a Guaminí. Nos terminó de hacer el cambio. No hemos puesto más fertilizantes ni herbicidas, aunque nuestro entorno sigue trabajando de la otra manera. El grupo de Lincoln fue contagiando en las localidades aledañas a otros productores, a otros equipos técnicos que también van acompañando a las personas que quieren transitar esta transición”.
Damián Petovello: “Estudié Agronomía en la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP. Ahí conocí a un gran amigo que me regaló la vida, Facundo Alvira. Salí de la facultad como tantos otros agrónomos con el chip del productivismo, del individualismo, de la competencia a ver quién producía más, quien era más eficiente combatiendo todo, como si fuera una guerra contra la naturaleza, contra las personas, contra el ambiente. En fin, una guerra. Nada bueno viene de eso. Me desempeñé mucho tiempo primero como asesor privado y luego brindando servicios como consultor externo de algunas compañías, evaluaba todo tipo de pesticidas previo a la salida al mercado, para que luego las compañías trabajen en su posicionamiento. Como tantos otros multiplicábamos con nuestra opinión y nuestros quehaceres en este mundo hipócrita y careta, ganándonos mucho respeto haciendo cosas que hoy puedo decir que no estaban bien. Como consultor externo trabajé para multinacionales, la última fue con la Bayer y era miembro del asesor master. Asesorábamos campos, gente privada y desarrollábamos productos que mucha gente aplicaba porque nosotros decíamos que funcionaban. Me comenzó a embargar cierta angustia y tristeza porque no sabía qué me pasaba y era difícil de explicar. Y un día se terminó de definir: estudiamos por ese vínculo y amor que teníamos con la naturaleza y de repente comprendí en mi caso que estaba haciendo todo lo posible para destruirla. Vengo de una familia de no muchos recursos y el sistema me ofreció algo que muchos creen que es la solución. Pero cuando comprendí, decidí un cambio en la vida y abandoné todo eso. Le dije a Facundo que hasta acá llegaba, y me dijo: ‘No, pará, estamos en algo muy parecido’. Y a partir de ahí entramos el mundo de lo agroecología con el proyecto Tekoporá: yo en Lincoln, Facundo en Trenque Lauquen . Para aquellos que están escuchando y no lo tienen en claro, está bueno que entendamos que la agroecología no es un sistema productivo, no es producir sin venenos, es recuperar nuestros conocimientos culturales, aprender, escuchar, leer. Decimos que no transmitimos conocimientos sino que aprendemos con otros. Esto no se termina de aprender jamás: eso es lo bueno y lo maravilloso”.

Trenque Lauquen, Buenos Aires.
Los paraísos en peligro y la agroecología comprendida como nuevo modelo, y filosofía de vida
Patricia Domínguez: “Llegamos con mis padres en el 93 con un proyecto de agricultura orgánica cuando no estaba certificada como palabrita. En ese entonces empezamos a ver que los árboles del pueblo, los paraísos por ejemplo, se quemaban, y que empezaba a pasar algo en las huertas, y eran las fumigaciones que pasaban por arriba de todos nosotros sin respetar si estás en el campo, en una escuelita rural, en un pueblo. Siempre somos afectados. Por eso somos parte de un colectivo que se llama Vecinxs Autoconvocadxs por la Salud Ambiental. Todos conocemos los casos de gente que ha sufrido enfermedades a raíz de este modelo. Es la perversión de ese modo de producción que no ama, que enferma, y convivimos con la enfermedad en nuestros cuerpos y en la naturaleza. Y este es nuestro territorio, nuestro hábitat. Nos gusta vivir acá y sabemos que tenemos que convivir con esa otra realidad, y a la vez hacer todo lo necesario para transformarla”.
Facundo Alvira (socio de Damián Petovello): “En 2012 inicié una huerta orgánica de 20×20 porque sentíamos la necesidad de tener nuestros propios alimentos, porque lo que consumíamos ya no eran alimentos, no sólo porque tienen trazas de principios activos o drogas y residuos de pesticidas, sino porque no tienen nutrientes. Yo trabajé en empresas del agronegocio, o sea que sé de lo que se trata y decidimos buscar otro horizonte. En agroecología hablamos de salud integral. Parafraseando al chileno Humberto Maturana, es la biología del amor, ni más ni menos que trabajar en armonía con la naturaleza. Es una filosofía de vida. Así empezó toda la posibilidad de repensar dónde irnos, si abandonamos la profesión que había detrás. Y estaban Irmina y Remo en el norte, Juan Kiehr en La Aurora. Ellos permitieron ser el disparador reflexivo y trabajar en armonía con la naturaleza mientras se restaura la salud del suelo. Hay un montón de ejemplos. Nuestra razón de ser de Tekopra es producir alimentos sanos, densos en nutrientes”.
La Primavera, Bolívar
Amadeo Riva: “El libro me permitió viajar a través de las páginas. En mi caso entré por la ventana a la transición: no me cerraban los números y un día pensé que estaba haciendo siempre lo mismo, gastando más y rindiendo lo mismo. El horizonte del campo se me estaba bajando. Fui a los mismos lugares que aquí dicen que les rompieron la cabeza. Pensé que no era el único loco, que había otros. Entonces en un campo de 1.200 hectáreas, donde usaba en ese momento de 9.000 a 13.000 litros de herbicida por año, empecé una transición donde hoy casi ni uso. Reduje el 90%. Y otra cosa que me pegó muy fuerte fue mi transformación: empecé a ver la vida, el horizonte. Dejé de tirar herbicida y empezaron a crecer los árboles. Alrededor los vecinos decían que estaba perdido. Pero de a poquito la gente me fue imitando. Mucha gente de la zona quiere saber qué estoy haciendo para poder hacerlo ellos también”.
Gualeguaychú, Entre Ríos, y el Programa de Alimentación Sana, Segura y Soberana (PASS).
Rubén “Kika” Kneeteman: “Tantos años de lucha, ya desde fines de los 90, tantos años de denuncias, pensando si era por el lado de justicia, por los metros para correr la frontera de los venenos, por el lado de las ordenanzas. Después de tantos años, la resistencia tiene un lugar de dignidad, pero esto es mucho más lindo porque el alimento nos une y es la solución para todos. Es producir de otra manera. Este libro lo leí despacito como un caramelo que no querés que se te acabe, disfrutándolo, y me permití mandar un whatsapp diciendo que estaba muy lindo. Como decía Amadeo, es para llevarlo a distintas casas y amigos que andan con ganas de probar otras cosas. Hay algo que contás en el libro: es una lucha política. Si comiéramos sano, seríamos buenos tipos. Somos jodidos porque comemos mierda. No hay posibilidad de producir bien, comercializar justo y ser jodidos. Si comiésemos alimentos verdaderos tendríamos gente menos jodida: otros políticos, otros comerciantes y hasta otros banqueros. Y este libro también es una forma de alimentarse de otra manera”.

Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Tierra
Rosalía Pellegrini, una de las fundadoras de la UTT: “La agroecología para nosotres fue un punto de llegada, no de partida. Buscábamos una vida digna, justicia social, un horizonte para las mayorías con mayor igualdad. Mi llegada a la agroecología tiene que ver con cuánto horizonte de vida podés tener en un asentamiento donde solo comés polenta y fideos. Llegamos pensando que el acceso a la tierra y la producción de alimentos es la posibilidad de que muchos sectores excluidos tengan una vida digna. Por eso lo enlazamos con el buen vivir. La agroecología tiene algo fabuloso: no es solo dejar de producir con agrotóxicos, reconstruir los suelos y el ambiente, sino también plantear un horizonte social, político y de justicia para los que menos tienen. Trabajo digno, igualdad de género, nuevas relaciones sociales, y todo lo que se ha venido mencionando hasta aquí. La pandemia demostró una crisis planetaria muy grande y un agotamiento de un modo de desarrollo de producción de desarrollo económico que hace que todos -productores, Estado, consumidores- necesitamos un fuerte compromiso en relación a proyectos agroecológicos. Es urgente que accionemos de manera colectiva y en unidad, porque mientras vivimos esta agroecología tan hermosa el mundo colapsa con más pobreza y crisis económica y alimentaria, y las corporaciones multinacionales se enriquecen cada vez más”.
Anahí (19 años), Ruth (17) y Celeste (19): relataron la experiencia del COTEPO (Consultorio Técnico Popular de la UTT) creado bajo el criterio de la enseñanza entre campesinos para difundir lo agroecológico, a partir de cómo obtener bioinsumos con elementos naturales que permiten dejar de utilizar fertilizantes y pesticidas químicos, logrando a su vez una regeneración absoluta de los suelos para que vuelvan a producir frutas y verduras sanas. Organizan talleres para que participen otros jóvenes y familias que deciden hacer la transición a la agroecología. Rubén Gutiérrez: “Estamos demostrando que en el campo hay futuro. Conocí a mi compañera Maritsa, me enamoré de ella y me enamoré del campo, ella me explicó cómo se podía producir de otra manera. Yo defendía usar agrotóxicos, pero ella me hizo entender y aprendí todo de nuevo. ¿Es un nuevo modelo de producción? Sí, pero también es amor, compartir, arraigo a la tierra, deciles a niñas y niños que hay futuro, y ese mismo mensaje se transmite a las ciudades. Saben que hay futuro acá, que si producen en un pequeño pedacito de tierra no se van a morir de hambre y es lo que estamos demostrando a diario: 1 familia productora tiene la capacidad de alimentar a 150 familias. Cada vez somos más, y apuntamos a dejar de producir sano y sin agroquímicos en el 2025, como dijo Remo. Es lo necesario y donde hay que hacer hincapié en las políticas públicas. Ese es el futuro”.
Agroecología: el futuro llegó.
El nuevo libro de lavaca editora recorre diversas experiencias agroecológicas del país, a través de viajes, reportajes e imágenes que muestran cómo ya está en marcha otra forma de producir y de vivir. Más info y cómo conseguirlo en: lavaca.org/libroagroecologia
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El teatro sale a la calle por la derogación del decreto 345

A 44 años del atentado al Teatro Picadero en plena dictadura, distintas salas, artistas, productores y gestores organizan un encuentro para conectar pasado y presente. De Teatro Abierto al Festival ENTRÁ, la organización contra el desmantelamiento del sector, representado en el decreto 345, para defender la cultura, la identidad y crear lo que viene.
Por María del Carmen Varela
El 6 de agosto de 1981, a pocos días de haberse iniciado el ciclo Teatro Abierto, el Teatro Picadero sufrió un atentado que lo dejó en ruinas. Por eso, 44 años después, bajo otro ataque sistemático a la cultura, la comunidad teatral sale a la calle para recordar y exigir.
La propuesta reza:
El Teatro está Abierto: ENTRÁ.
La historia no se repite igual, pero rima.
El miércoles próximo, de 17.30 a 19.30, en la puerta del Teatro Picadero, Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA, trabajadorxs de las artes escénicas se reunirán para celebrar que el teatro sigue abierto y para defender al Instituto Nacional del Teatro que por el decreto 345 está siendo desmantelado.
La gacetilla anuncia la participación de Lorena Vega, Valeria Lois, Elisa Carricajo, Laura Paredes, Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y Mariano Sayavedra leyendo framentos de “Decir sí” de Griselda Gambaro, “El Acompañamiento” de Carlos Gorostiza, “Parlamento” del grupo Piel de lava y “Civilización” de Mariano Saba. Un diálogo entre obras que fueron parte de aquel ciclo y obras contemporáneas que hablan de nuestro presente. También habrá un cierre musical a cargo de Talleres Batuka.
Sigue la gacetilla: «Les invitamos a este evento que es, a su vez, un acto de conmemoración y un encuentro de resistencia. Como Teatro Abierto en los 80, hoy desde ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) seguimos encontrándonos para defender nuestra identidad cultural, nuestro teatro».
El texto poético que acompaña el mitín:
Ayer fue dictadura, hoy es democracia simulada
Ayer fue incendio, hoy es apagón
Ayer fue teatro como refugio, hoy es como grito
Ayer fue unión de artistas, hoy es red federal viva
Ayer y hoy: el teatro vuelve a responder como acto político y vital
En defensa de la cultura, exigimos la derogación del decreto 345.
Entrá porque es urgente
Entrá porque es ahora.
El emblemático ciclo Teatro Abierto arrancó el 28 de julio de 1981 en en el Teatro Picadero. Su organización fue un acto de resistencia en un contexto de dictadura que censuraba a dramaturgxs, directorxs teatrales, actores y actrices de la escena nacional. Un grupo de dramaturgxs comenzó a reunirse en la sede de Argentores para poner al teatro en acción: Así nació Teatro Abierto. Con una programación de 21 obras breves, se proyectó la realización de 3 funciones por día durante 3 meses. Con dramaturgxs como Carlos Gorostiza, Carlos Somigliana, Roberto Cossa, Pacho O´Donell, Griselda Gambaro y Aída Bortnik, entre otrxs, el ciclo se convirtió en un verdadero fenómeno artístico apenas iniciado. El público respondió a la convocatoria y se agotó la venta de abonos casi de inmediato. Una semana después, el 6 de agosto, se produjo el atentado que destruyó al Picadero. Al día siguiente se produjo una concurrida asamblea en el Teatro Lasalle y decidieron continuar. Varias salas teatrales ofrecieron sus instalaciones y finalmente el Tabarís, clásico espacio de la revista porteña, fue el elegido para reanudar el ciclo. Una semana más tarde, volvió Teatro Abierto con un apoyo multitudinario por parte del público que llenó la sala hasta la última función.
Contacto: +54 9 11 6914-3033 (Ana)
[email protected]
Instagram: @festivalentra
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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.
Por Francisco Pandolfi
Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra).
La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.
La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.
Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra.
Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran:
• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.
• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.
• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.
• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.
• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.
• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.
Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:
• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.
• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.
• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.
La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.
Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.
¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?
Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.
¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?
Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.
¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?
Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.



La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.
Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.
Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.
Actualidad
Marcha de jubilados: balas y bolitas

Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales.
Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.
Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.
Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.
Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.
Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla.
- “Vacas gordas, jubilados flacos”.

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.
Números y un café
Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.
Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.
De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.
Abus en la calle
Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.
En la marcha hubo muchos carteles al respecto:
- No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
- Ni veto ni represión: fuera el FMI
- No al veto a las leyes en jubilaciones
- No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei).
Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”.

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.
Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.
Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”.

Jubilado hablándole a la pared.
Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”.
Vallas a donde vayas
El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.
Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”.

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.
Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.
La violencia y las bolitas
Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando.

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar).
La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

¿Qué escudan los escudos?
Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”.
Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.
Sin embargo, la gente no se fue.
La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió.
“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.
Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.
De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.
Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:
–Juguemos a las bolitas.
Todos se rieron, por el absurdo de la situación.
De nuevo, frente al horror, la creatividad social.
Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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