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Rara, como encendida
Lecciones para aprender a bailar más allá de los estereotipos sexuales, donde cada quien puede elegir libremente cómo transitar por la pista con coreografía propia. Así celebra la diversidad el ritmo más tradicional, sacándole viruta al machismo.
Q ueer es una palabra de origen inglés que significa “raro”, en el sentido de aquello que está fuera de la norma. Una breve reseña histórica del concepto puede leerse en el sitio que une esta idea con el tango: «El movimiento queer apareció a principios de los 90 en el seno de la comunidad gay y lesbiana de Estados Unidos. En ese contexto, algunos decidieron autodenominarse con este término despectivo, resignificándolo”.
Más adelante, la propia explicación deja en claro la filosofía política de este movimiento; “Lo queer se caracteriza por no reclamar algo, sino por tomarlo directamente. No se busca negociar sino que se acciona. Es un movimiento de choque, desobediente, subversivo de los mandatos conservadores, y que propone crear un espacio liberado para desarrollar las sensibilidades…”
Ahora bien. Todas estas ideas, ¿cómo se asocian al tango? La respuesta está en la milonga El Desvío, donde funciona el espacio Tango Queer. Allí Mariana y Hernán enseñan tango a una decena de alumnos con una particularidad que define no sólo una técnica sino también una mirada sobre la sociedad. Concretamente, se trata de un libre intercambio de roles. Los profesores explican así de qué se trata: “Queer es una palabra que públicamente no tiene contenido, está vacía porque nadie sabe qué es. Y lo que nos proponemos es llenarla con el sentido del intercambio de roles en el tango”, cuenta Mariana. “Tango Queer es un espacio que se propone abierto a todas las personas. Un espacio de encuentro, de sociabilización, de intercambio, de aprendizaje y de práctica, en el que se busca explorar nuevas formas de comunicación entre quienes bailan. En este espacio lo “normal” es lo diferente, y cuando bailás lo hacés con quien querés y en el rol que querés. La idea es no discriminar a otros ni autodiscriminarse. Ni con códigos, estilos, roles, vestuario, calzado, conformación de la pareja de baile. Ni por orientación sexual, raza, religión, edad, género, nacionalidad, clase social. La propuesta es la apertura, la expansión, la exploración de las posibilidades que da –justamente– el saberse diferente”, sintetiza. Es decir que, en este tipo de baile, cualquiera puede elegir qué rol asumir más allá de lo que dicte la coreografía tradicional y, lo que es más importante, más allá de la identidad sexual. Si hay una pareja heterosexual la mujer puede o no guiar. Si hay dos chicas que bailan juntas pueden elegir qué rol asumir e incluso intercambiarlo en el transcurso del baile y así…
Hernán –que llegó al tango queer desde la danza tradicional y sigue siendo profesor en milongas clásicas– confiesa que le costó mucho dejarse llevar, pero que finalmente está disfrutando que Mariana sea la que lleve el volante. No sólo en el baile maneja ella: es la que trabaja desde hace más tiempo en el tema. “Empecé hace cuatro años con grupos de chicas. Después, trabajé con unas alemanas que estaban organizando el Primer Festival de Tango Queer en Hamburgo y al compartir esa experiencia, empezamos a intercambiar información y opiniones”, cuenta. “Ellas me hicieron conocer toda la idea de lo queer como movimiento político y me ayudaron a ubicarlo en relación al tango como lugar en el que se ponen en escena todas estas discusiones teóricas”.
La conclusión, para Mariana, fue obvia. Si se quiere debatir el rol de cada sexo en la sociedad, el mejor lugar para ir a dar batalla es ese territorio donde se torna tan evidente la relación de poder. Así imaginó su Tango Queer desde donde lucha por vencer estereotipos, miedos, vergüenzas y torpezas: no es fácil cambiar de lugar en la pista de baile, pero como en la vida, sólo es cuestión de atreverse y practicar. “Por un lado, es fuerte enfrentarse a sexualidades distintas porque en ese encuentro se juegan cosas propias, como poner el cuerpo. Es dificil y no todo el mundo se lo banca. Por el otro, está la cuestión de los roles. Y acá lo más interesante no es ver cuánto le cuesta a un hombre dejarse llevar por una mujer sino observar qué pasa cuando las mujeres tienen que asumir un rol que socialmente les está vedado.”
Mariana no pretende ser superficial y reducir todo a la consigna el tango es machista. “A mí me ayudó a entenderlo un libro de Magalí Saikin que se llama Tango y género. Ella investigó la historia del tango y analizó letras, tratando de ver qué se ocultó y qué no está contado. Así encuentra un montón de información que termina dándole a la mujer otro protagonismo. El tango, en sí, no sé si es machista, yo diría que es machista la sociedad que creó el mito resaltando unas cosas y ocultando otras.”
Para revelar estos misterios Mariana está preparando un festival internacional que se realizará en Buenos Aires y en noviembre. “El festival es por un lado un momento de encuentro entre las personas que en distintos países estamos trabajando de maneras diferentes en esta misma línea y por otro, la oportunidad de reunir a artistas e intelectuales que apoyen el movimiento. Es una ocasión para pronunciarnos políticamente, y dar difusión a lo que hacemos, a través de un marco de actividades que va a incluir milongas, conciertos, debates, conferencias, muestras de fotografía, pintura, proyecciones.”
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Oesterheld. El 27 de abril de 1977 fue secuestrado por la dictadura y desde entonces es un desaparecido, al igual que sus hijas, yernos y dos de sus nietos. Ésta es la historia del genial guionista de El Eternauta, ese mundo de sueños y resistencia desde el cual nos sigue interpelando.
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Autorretratos
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Ojos Locos. Junto a Callejeros, son la otra banda rockera de sobrevivientes de Cromañón: fueron el grupo soporte de aquel 30 de diciembre. Pero son mucho más que eso. En esta conversación cuentan sus vivencias, trazan lo que bien podría ser un retrato de la época y revelan el compromiso que los une con quienes salieron de aquella trampa: honrar la vida.
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