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Planeta X: De otra galaxia
Un espacio con diez años de historia que alberga una cooperativa de dj, un sello discográfico y un almuerzo dominguero para encontrarse con amigos y sueños.
E n el principio, fue la música electrónica lo que reunió a esa docena de rosarinos también interesadas en la filosofía de la Internacional Situacionista. A partir de esas dos coincidencias, produjeron la revista Planeta X , desde donde conversaban sobre filosofía, política y arte. La experiencia no perduró, pero dio origen a otra: un sello discográfico propio, que aún hoy mantienen con más de 57 ediciones.
En el año 2000, el grupo estuvo en condiciones de alquilar la primera casa. La idea era construir un espacio de difusión de prácticas estéticas que no estaban siendo contempladas por la ciudad de Rosario: nuevos sonidos electrónicos y video arte experimental era el menú de vanguardia que Planeta hacía visible en fiestas semanales.
Más tarde, este planeta fue sede durante tres años de un taller llamado “guerrilla de la comunicación” que llevaron adelante algunas personas vinculadas a acciones estéticas que agitaron las calles de Rosario durante los noventa. En esas experiencias de intervención callejera, Planeta se hermanó con el GAC y con la agrupación Hijos. Y realizó un trabajo, casi sin pensarlo, de reconstrucción de una continuidad histórica rota. “En los 90 había una generación que estaba despolitizada. Así que nos acercamos a la política en parte reinventándola –porque veníamos con un hueco generacional importante– y dentro de esa búsqueda se mezclaban otras búsquedas estéticas que venían del punk; de fragmentos políticos que rescatábamos de los 70, del movimiento okupa, de la biblioteca anarquista de Rosario.” Para cuando llegó 2001 la casa se pobló con la presencia de asambleas barriales y organizaciones sociales que la nutrieron.
En todo este trayecto, sus lengendarias fiestas les proporcionaron el sustento necesario para solventar tanto los gastos de la casa como la filosofía del proyecto. Inés resume así la fórmula: “sin patrón ni jefe, con bebidas y entrada a precio económico”.
Así, Planeta X se fue convirtiendo en el grupo que es hoy: treinta personas, que tienen entre 18 y 40 años y variados saberes: pensadores, escritores, plomeros, filósofos, biotecnólogos, dj y diseñadores gráficos. Extraño mix que cada lunes asiste a una asamblea en la que deciden los proyectos.
Afecto y efecto
Luego del sacudón de finales de 2001, el colectivo encaró la creación de una cooperativa de trabajo para fabricar pastas. Subsistió apenas un año. Más tarde, quisieron comenzar a prestar servicios de fletes y plomería, bajo la misma figura legal, pero otra vez no consiguieron sostenerla. Una cooperativa de dj, que era la opción más improbable, resultó ser la única que hoy sigue en marcha. “El colectivo de dj de Planeta X pone música en otras fiestas y de lo que gana, un porcentaje vuelve a la casa para comprar más equipos o para mantenimiento de la propia casa”, cuentan.
La casa de Planeta cuenta con una sala de ensayo y varias computadoras que están en marcha incesantemente para dar vida al sello discográfico propio. Algunas pistas de cómo hacer para editar un disco a través de este sello: “Acercarse a la casa con la música, que haya alguna conexión afectiva. De hecho no hay filiación estética, se edita bossa nova pero también electrónica minimal”.
Pero, ¿de qué hablan cuando se refieren a una “conexión afectiva”? Lo explican así: “Si desaparece Planeta X, hay gente que no sabría qué hacer. Porque construye sus lazos sociales a partir de ese espacio y de ese entorno. Participamos más que nada de una comunidad de sentido que se va construyendo permanentemente”.
Cuentan que Cromañón los obligó a reflexionar sobre el cuidado y la responsabilidad por el otro y decidieron dar por terminado el ciclo de las multitudinarias y exitosas fiestas de Planeta. Se movieron hacia un rubro un tanto más tranquilo. Cada domingo en la casa preparan comidas, pasan películas y música. Todo siempre a un precio bajo. “Planeta X tiene diez años. Ahora los domingos viene la gente de 30 que antes participaba de las fiestas. Ya está acostumbrada a transitar por este club y colabora para que siga existiendo”, aseguran.
Lejos quedaron ya las discusiones sobre “contracultura” para ellos. Es eso lo que señalan: “Cultura es lo que hacemos todos los días y, en realidad, no estamos tratando de sabotear a la otra cultura. Es muy desgastante estar en contra de algo, perdés mucha energía. En cambio, si construís desde un lugar positivo siempre, cada paso, te va a dar satisfacciones”.
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Es el autor de los comerciales más recordados y el responsable latinoamericano de una agencia global. El Día del Marketing, ante empresarios y colegas, anunció: “la gente nos ve como chantas”. Y en esta charla explica por qué. Así es desde adentro ese mundo que –confiesa– muchas veces usa la mentira y el miedo para vender. Políticos, tomates y sentimientos.
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