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El otro lado del control

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Cómo funcionan las inspecciones del Gobierno porteño. Cómo lo describe el fiscal que lleva la causa de Time Warp. Quién es quién en esta máquina que impone clausuras en nombre de la seguridad y, al mismo tiempo, facilita el descontrol. ▶ FRANCO CIANCAGLINI

El otro lado del controlCromañón en 2004, Beara en 2010 y ahora Time Warp demuestran que los empresarios que organizaron estos desastres no están solos: en todas las causas que investigan estos hechos hay funcionarios de la Ciudad de Buenos Aires, condenados o procesados por corrupción o por desidia.
El último caso quizá sea el más grave, por ser el último, por tener como tremendo antecedente y advertencia los otros dos y porque corona un modelo peligroso. Ésa fue la descripción que hicieron el legislador Gustavo Vera y el padre de Cromañón José Iglesias al señalar al gerente del área de Eventos Masivos de la Ciudad, Claudio Iacobaccio. Según denunciaron, el funcionario aumentó su patrimonio de 128 mil pesos a 4 millones en los últimos cuatro años.
La gerencia de Eventos Masivos es la encargada de monitorear los grandes shows como la Time Warp. De hecho, Iacobaccio estuvo en Costa Salguero la noche de la muerte de los cinco chicos. Por eso, está también procesado como partícipe necesario en la comercialización de estupefacientes, agravado con el delito de abandono de persona seguido de grave daño a la salud y de muerte, y por incumplimiento de los deberes de funcionario público. Cargos que comparte con el coordinador Fernán García Vázquez y los inspectores Gustavo Herms, Néstor Cella y Germán Fontanellas, los tres presentes durante toda la fiesta como si fueran unos jóvenes más. Literalmente: el juez Sebastián Cassanello los calificó de “espectadores” que cumplieron un “rol ficticio” que les permitió a los organizadores desplegar su plan ilícito. ¿Cuál?
La investigación del fiscal Federico Delgado detalla:
 
Circulación libre de drogas
Hacinamiento
Mala atención médica
Pocos controles en los ingresos
Aprovechamiento de esas singularidades para vender a mayor precio el agua, “un insumo decisivo”.
 
Al día siguiente de la tragedia, ya el lunes, el titular de la Agencia Gubernamental de Control (AGC), Matías Álvarez Dorrego, se presentó en la Legislatura para dar explicaciones. Dijo que el evento estaba bien habilitado, que los inspectores de la AGC cumplieron su función y que no se había excedido la capacidad máxima. A los dos días, el peritaje de teléfonos encontró un mensaje de Whatsapp de los organizadores que revelaba que en la rave hubo casi el doble de personas que permitía el predio. De acuerdo a la habilitación podían entrar 13.000 personas, pero el Whatsapp festejaba la concurrencia de 20.513.
Además de los funcionarios de la Agencia Gubernamental de Control se encuentran procesados 26 efectivos de la Prefectura Nacional y un “conglomerado empresario con múltiples rostros”, liderado por el abogado Víctor Stinfale. Esta enumeración da cuenta de un entramado de complicidades que, como caracteriza el fiscal Delgado, permitió un “espacio social excluido de soberanía estatal” y, como confirmó luego el juez Cassanello, hizo que las inspecciones estuvieran sujetas al “control absoluto de los organizadores”.
La investigación de la fiscalía llega hasta la línea del gerente del área de Eventos Masivos y se detiene: “Todo el resto de las pruebas que escalaban más arriba, se cortaron”, dice el fiscal Delgado.
 

Filosofía Time Warp

 
En su dictamen Delgado relata la dificultad para entender la burocracia de las habilitaciones, que parece estar hecha a propósito para lavar culpas: “el gobierno hace un culto a las formas”, “rigurosamente se confecciona un expediente”, “rigurosamente se cumplen tediosos pasos administrativos; circulan notas prolijamente selladas y firmadas”, “pero todo lo que es expediente carece de respaldo material”.
En otras palabras, la burocracia no hace lo que escribe: no controla lo que informa como controlado.
Si bien es conocido por usar remera y tomar mate, el fiscal Delgado emplea en sus dictámenes vocabulario académico y bibliografía filosófica, y desarrolla en cada causa no solo una investigación que enmarca las acusaciones sino una tesis de lo sucedido. En el caso Time Warp cita a Hannah Arendt para hablar del “gobierno de nadie”, una forma de caracterizar la cadena de culpas del Ejecutivo porteño: “No hay peor tiranía que la anónima, aquella que no debía rendir cuentas a nadie porque no se podía localizar”.
Un ejemplo: el testimonio del inspector Pablo Germán Fontanellas: “desconozco”, “no vi nada”, “excede mi función”, “no recuerdo el caso puntual”, “no realicé ningún acta”, “no es una función nuestra” y otras evasivas de ese estilo.
La investigación de la fiscalía no pudo encontrar actos de corrupción entre estos funcionarios y los empresarios, ni entre cualquiera de los actores de la rave. Las cámaras de seguridad de adentro no almacenaron datos; el inspector Claudio Alberto Iacobaccio perdió sus dos celulares. Concluye el fiscal Delgado que así el “radio de acción del sistema judicial” se reduce a los hechos comprobados: se probó que tenía que haber 13 mil personas y había 20 mil. Si bien no pudo inculparlos de corrupción, los imputó por “desidia”.
Según contaron fuentes de la AGC a MU, los procesados no hacen más inspecciones, pero siguen en la agencia cumpliendo tareas administrativas. Excepto Iacobaccio, quien todavía debe demostrar cómo creció su patrimonio al ritmo que crecieron las fiestas electrónicas de Stinfale y compañía.
 

La máquina de controlar

 
La Agencia Gubernamental de Control queda una cuadra de Cromañón. Afuera, sobre la calle Perón, fuman y esperan continuamente más de 20 personas, tan solo la punta del iceberg que sigue adentro: se calcula que pasan por este edificio 500 personas por día para resolver problemas relacionados con la habilitación. A las 5 de la tarde el edificio comienza a vaciarse de a poco, mientras los inspectores de nocturnidad recién arrancan su jornada.
El arquitecto Ernesto Reyna Morgan está a cargo de la Gerencia de Nocturnidad de la AGC y es, además, uno de los agentes más antiguos. Su panorama es completo: entró al organismo justo después de la masacre de Cromañón -en abril del año siguiente- como parte de una reforma estructural que dividió a la AGC en dos: Nocturnidad (de la que hoy Reyna es gerente) y Eventos Masivos, liderada hasta la Time Warp por Claudio Iacobaccio. La AGC dejó de ser así una inspección general y se transformó, en la práctica, en una agencia vertical en la que los inspectores se convirtieron en una fuerza encargada de hacer cumplir la letra de la reglamentación.
Reyna resume su trabajo de esta manera: “En general toda la sociedad no ve con buena cara los controles, hasta que pasa algo y en ese momento nos reclaman”. Y tiene razón: cada vez que hay una tragedia hay también un cambio en las leyes, se recrudecen los controles sobre boliches, bares y centros culturales, pero el “negocio de la noche” se adapta y sigue.
Después del derrumbe de Beara, en el que murieron dos chicas, Macri dictó un DNU, en noviembre de 2010, por el que creó un registro público de bares, medida espejo de la que había tomado Ibarra después de Cromañón para los boliches bailables.
El caso del boliche Beara mostró que la lógica Cromañón seguía intacta: la investigación comprobó que hubo sobornos en la habilitación, una “inspección mentida” y documentos vencidos. Por el hecho están procesados cuatro ex funcionarios de la gestión de Mauricio Macri en la ciudad de Buenos Aires, entre ellos el ex jefe de Habilitaciones, Martín Farrell.
Analiza Reyna, con casi 11 años en la noche: “Recién ahora, con Time Warp, estoy notando que hay empresarios que están buscando hacer las cosas un poco mejor. No porque sean buenos, sino porque si las hacen mal, les va a ir mal. Nadie quiere ser Chabán”.
 

Prohibido bailar

 
Tras Time Warp, los controles se ajustaron para los más débiles: los centros culturales. “Con ese tipo de locales tenemos un problema -confiesa Reyna-. Hemos encontrado cabarets y cines porno con esa habilitación. Tenemos un montón de lobos vestidos de ovejas”.
Es cierto: la desvirtuación de rubro es uno de los principales motivos de clausura, pero los centros culturales no son todos cabarets y cines porno. Son los que crearon y esperan que la nueva ley que los reglamenta y controla sea puesta en marcha por el Ejecutivo. “El problema es la visión –corrige Reyna- Ellos quieren fomentar la cultura; mi responsabilidad es la seguridad. Es como que uno habla en chino y otro en japonés: parecen parecidos, pero no es lo mismo”.
¿Qué norma se aplica? “Los locales de baile están muy normados después de Cromañón, lo que hace que sean más seguros. Y los teatros independientes tienen una normativa específica más ambigua”, informa Reyna.
Hay que aclararlo: no todas las inspecciones de nocturnidad pasan por la aprobación de su gerente. El poder en las sombras lo tienen, primero, “los operadores”, que trabajan buscando en las redes y por palabras clave (“recital”, “fiesta”, “baile”) eventos prohibidos. Eso explica que muchas veces los inspectores de nocturnidad caigan a los centros con una hoja impresa de un evento de Facebook. Reyna, informa, se encarga de las inspecciones más “pesadas”, en general ningún centro cultural, y a pesar de que prefiere hablar de lo que más conoce, alcanza a distinguir dos subgrupos:
 
“Uno, no quiero decir serio para no decir que los otros no son serios… Pero es gente del arte, de la cultura, que tienen su corazón en eso y que no lo hacen para ganar la plata. Estos, a veces, el problema que tienen es que por desarrollar la cultura no se fijan en el tema seguridad. Y nosotros lamentablemente no podemos soslayar que porque sean culturales, sean peligrosos. Y entonces a veces pasa que los tenemos que clausurar”.
“Y hay otro sector de gente más joven que se dedica a la cultura, pero como es más joven, también entiende que la cultura no es solamente una actividad cultural, sino a veces ciertas extensiones… entonces el baile, ¿por qué no va a ser parte de la cultura? Ahí tenemos algunos conflictos de interpretación de las normas”.
 
El cuerpo que dirige este arquitecto está compuesto de 80 agentes destinados a controlar unos 10 mil locales. Cuando se le pregunta si el dividendo no resulta escaso, Reyna cuenta que se abrió una convocatoria para 100 inspectores más, aunque no todos irían a Nocturnidad.
El organigrama completo incluye a estos inspectores que salen a calle, pero también a “coordinadores” que organizan las visitas y una sección de “programadores” que preparan el listado de lugares. ¿Con qué criterio? Según explica Reyna, en los papeles hay dos motivaciones: las denuncias, que pueden ser de vecinos u oenegés; y los “requerimientos” de un organismo oficial: juzgados, policía, Prefectura
Pero hay una tercera forma, la más polémica: “A veces nos llaman de la fiscalía contravencional en el medio de la noche para avisarnos de una situación en tal lugar y nos piden que mandemos a los inspectores; eso es una especie de mezcla entre denuncia y requerimiento de organismo oficial”, explica Reyna.
Gobernada por la fiscalía, la AGC puede terminar cumpliendo deliverys políticos de los fiscales de la Ciudad. “Sean buenos o sean malos, tenemos que ir a todos”, cierra.
No existen números que revelen con exactitud cuántas inspecciones soportan centros culturales, cuántas bares y cuántas boliches bailables. Ni cuántas ocurrieron la semana en que se le hizo vista gorda a Time Warp. Según un listado que la AGC entregó a MU, entre una serie de lugares asiduamente visitados solo hay tres centros culturales y teatros entre más de 50 “violadores seriales”, como a Reyna le gusta llamarlos.
MU hizo un pedido formal de la información completa vía la Mesa de Entrada del Gobierno porteño que, al término de esta nota, cumplía 20 días sin responder. Gracias al número de seguimiento pudo saberse que nuestra nota había atravesado cinco dependencias distintas hasta aterrizar en la AGC donde se dio la entrevista, quizá la verdadera respuesta a aquella solicitud. “Nunca contestan los expedientes”, consolaron fuentes de la Legislatura que hicieron más de un pedido similar.
 

Las cifras de la clausura

 
Las voces que amplifican los propios centros culturales, que se calculan en más de 300 en la Capital, hablan de una intencionalidad manifiesta por clausurarlos. Durante 2014 los espacios clausurados fueron casi 200.
Los números de la Justicia Contravencional y de Faltas de la ciudad relativos a 2015, por su parte, hablan por sí solos:
 
De los cientos de disposiciones del Código de Faltas, las que más sanciones provocan son las relacionadas con la documentación habilitatoria.
Del total de 4.610 actas realizadas en centros culturales, bares y boliches, 385 se hicieron por la falta de “exhibición de documentación obligatoria” (más del 8% de cientos de faltas) y 291 por “ausencia de habilitación y desvirtuación de rubro”(más del 6% de las faltas).
Para dar una idea de la magnitud de las infracciones que se originaron en estas inspecciones, solo la superan las labradas por exceso de velocidad (12%) y por estacionamiento prohibido (12%).
Por último, de esas 4.610 actas labradas en total, solo en 52 se informa si se realizaron por denuncia o de oficio. Es decir, no revelan el motivo que llevó a los inspectores al lugar de la inspección.
 
En la práctica, estas inspecciones iniciadas por la AGC se transforman en causas que van hacia la nada. En el caso del Código de Faltas, que compete a la habilitación de los lugares, de un total de 3.500 causas, el 90% de las faltas va a archivo por “prescripción de la acción” y en un 48% de los casos además se considera “persecución injustificada”.
En la mayor parte de los procesos contravencionales tanto la defensa pública como privada aconsejan a los protagonistas de la infracción firmar juicios abreviados o probation. La experiencia demuestra que es la peor de todas las opciones que tiene el infractor. El juicio –tan temido- es al fin y al cabo la única garantía de que las arbitrariedades del procedimiento queden expuestas y sean evaluadas. Generalmente en esa instancia quienes tienen que llevar adelante la acusación desisten de hacerlo por falta de pruebas. Esto sucede, entre otras cosas, porque los inspectores probablemente nunca imaginan que un acta labrada a las 5 de la mañana de un sábado llegará a juicio meses después.
En tanto, hasta que se comprueba que no hubo una infracción, los locales son cerrados y los días de trabajo, perdidos. Los empresarios, en cambio, según describe el propio Reyna, tienen a la noche como trabajo part time: “Desde el que administra el local hasta los vigiladores, de día hacen otra cosa”.
La discusión es si se mide con distinta vara a centros y boliches, o si justamente se mide con la misma vara a cosas distintas. El legislador opositor Gabriel Fuks, que estuvo a la cabeza de la interpelación al titular de la AGC por la Time Warp, plantea: “El gobierno no presiona a los empresarios, más allá de si son amigos o no, porque cree que de hacerlo generaría una distorsión del flujo económico de la Ciudad: si pone demasiados controles, las inversiones van a otros lados”.
La teoría se comprueba en una práctica que no llegó a implementarse: el PRO impulsaba en la Legislatura la creación del Distrito Joven, un área eximida de impuestos donde se asentarían los boliches nocturnos de la Ciudad. ¿Dónde? En Costanera Norte. El proyecto quedó trunco con la tragedia de Time Warp.
La sociedad impuso otra agenda: hoy en la Legislatura se discuten varios proyectos que prohíben las fiestas electrónicas en lugares cerrados; y nuevas formas de contar el ingreso a los boliches, ni por entrad

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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