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Hacer, contar, sentir

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Arte y comunicación. Periodismo, filosofía, literatura, música y teatro se suben al escenario y el resultado asombra: nuevos formatos, públicos y perfomances para hacer pensar al cuerpo y mover a la cabeza. La creación como clave de comunicación. Por Lucía Aíta.

Hacer, contar, sentir

Si esta nota fuera una obra de teatro, podría dividirse en cuatro actos:

Acto 1. Dos comunicadoras se paran firmes entre las columnas doradas del escenario del Teatro Cervantes y, desde ese estandarte de la cultura, despliegan datos e imágenes que desnudan a la actual industria alimentaria.

Acto 2. Sobre las tablas del Konex, un docente y filósofo hace preguntas sobre grandes temas como la otredad, la verdad y el poder. Sus reflexiones se mezclan con chistes que parecen provenientes de una sesión de stand up y  se enlazan con clásicos de Spinetta, Charly García y los Redondos.

Acto 3. En una sala de teatro independiente, un power point anticipa que lo que estamos a punto de ver no es una obra de teatro: lo que estamos a punto de ver es cómo un escritor desenvuelve su investigación sobre Campo de Mayo, territorio que fue el destino de más de 4 mil detenidos desaparecidos durante la última dictadura militar.

Acto 4. En el patio central de una Universidad pública del conurbano bonaerense un grupo de bailarines y actores realizan movimientos físicos intensos al ritmo de las frases extraídas de comentarios online de Clarín y La Nación. Acción que minutos después será analizada en una mesa redonda teórica sobre violencia y racismo.

¿Qué son estas escenas? ¿Conferencias académicas? ¿Arte? ¿Comunicación?

Para entender cuál es el poder de estos juegos y cruces entre lo artístico y lo comunicacional hay que abrir el campo de visión y ver el contexto. Estamos en la época de la sobreinformación, de la saturación, las redes, los trolls, las operaciones. Los datos sobre lo que nos rodea nos atraviesan ojos, oídos y cerebro hasta aturdirnos.

Estamos en el contexto en que las siglas de las charlas TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño) describen nuestro presente comunicacional. Las TED son conferencias que convocan especialistas y no tanto de todas las disciplinas y que se pueden ver por Internet. Cada día se ven dos millones de charlas TED alrededor del mundo.

Eso es un dato: hay público para las conferencias.

Es en ese marco que estas obras se hacen la pregunta de cómo conmover a un público sobreinformado, por fuera del mercado (incluso del de las conferencias).

Y desde esa sensibilidad trazan obras que exponen grandes temas como el sistema productivo, nuestro pensamiento filosófico, la violencia política y el racismo, de una forma accesible y en lugares públicos.

No es ficción.

Son obras que piensan mientras actúan y actúan mientras piensan.

¿Cómo lo hacen?

“No hay otra forma de darle de comer al mundo”, repite una voz en off una y otra vez como un mantra. Esa es una de las frases que Soledad Barruti (periodista) y Agustina Muñoz (actriz, dramaturga y también periodista) discuten con información durante hora y media de actuación. Una mesa llena de productos comestibles fluorescentes y empaquetados y un changuito de supermercado y remeras teñidas con el polvo del jugo Tang son parte de la puesta en escena. El guión está basado en el libro Malcomidos de Barruti, que en 464 páginas desarrolla la premisa de su subtítulo: cómo la industria alimentaria nos está matando.

¿Por qué llevar un tema tan intragable al escenario? Soledad y Agustina responden casi a coro: justamente, por eso.   

La forma estética que eligieron reproduce la lógica mercantil, al revés: lo que ellas denominan “la antipublicidad”. Parecen conductoras de TV, aunque todo lo que se dice va en contra de esa lógica. La intención: visibilizar lo que está en nuestras mesas todos los días, pero nadie ve.

“Necesitamos ver para dejar de creer. Ver los paquetes y esas publicidades con caras de famosos. Ver a los políticos. Ver a los animales hacinados. Ver los desmontes y los campos llenos de soja”, dice Agustina. Soledad agrega que la idea de un soporte audiovisual les resultó fundamental. “Tenía que haber una tele porque este sistema está explicado y sostenido por la televisión y la publicidad: es Cormillot vendiendo veneno saludable”.

La ilógica del tema: “Tomamos por normal cosas que realmente no tienen por qué serlo nunca. Parece increíble, pero sólo cuando lo ves fuera de contexto te das cuenta de lo delirante que es nuestra vida cotidiana”, dice Soledad y da una pista de por qué baten un pollo Knorr adentro de una bolsa de plástico en pleno Teatro Cervantes: hay que sacar de contexto.

Soledad y Agustina definen lo que hacen como un manifiesto cuyo motor arranca a partir de la indignación. En un mundo donde no distinguimos polvo de color de alimento, lo real tiene un peso a veces abrumador. “Llevamos a escena la indignación  que compartimos en nuestras charlas como amigas frente a las trampas del sistema. Había deseos muy profundos de denunciar el engaño”, relatan.

Los ejes que descubren con su manifiesto son concretos y comprobables: “No somos fundamentalistas”. No se trata tampoco de una preocupación burguesa, banal o estética.  No es más caro comer sin agrotóxicos. Y existen otras formas de darle de comer al mundo que ya funcionan.

Cuando Soledad, que tiene miles de seguidores en redes sociales a pesar de decir cosas que nadie quiere escuchar, cuenta por qué usa herramientas de arte para expresar el manifiesto, es tajante: “Para los que nos interesa la comunicación es fundamental encontrar plataformas y mecanismos distintos para llegar a la mayor cantidad de personas posibles. La nueva crónica latinoamericana me parece hermosa pero si la leen sólo los que pueden pagar una revista de 20 euros, hay un problema. Cuando las personas reciben esta información de distintas maneras, algo se mueve. Todas las formas son posibles y válidas mientras haya un trabajo bien hecho detrás”.

“Se venden 10 millones de pastillas para la ansiedad, el estrés y dormir con receta diarios en el mundo”, dicen Soledad y Agustina con el reflector iluminándolas. Esta frase que parece llena de negatividad en realidad es una muestra de su optimismo. En esos síntomas de ansiedad, depresión y desesperación que padecemos, ellas perciben algo que se está acabando. Por eso explican que le pusieron Extinción al mensaje que titula su obra y rematan: “Es el sistema el que llegó a su límite y se va a extinguir”. Lo plantean con la misma convicción que cuando las feministas gritan que el patriarcado se va a caer.

Suena Corazón Delator de Gustavo Cerati a fondo y Darío Sztajnszrajber, filósofo, ensayista, comunicador y docente, habla del Jean Luc Nancy, filósofo contemporáneo francés.

¿Cuál es la relación?

“Jean Luc Nancy recibió un trasplante de corazón y allí se da cuenta que él puede ser quién es y estar vivo gracias a la presencia de otro en su interioridad. Es el corazón del extranjero, del otro, el que le permite estar vivo y no el propio que lo estaba matando”, dice Darío y admite que le consta que Corazón Delator no fue escritapensando en eso sino en el cuento de Edgard Allan Poe. “El arte es así, es una obra abierta: depende de cómo es recibida, retomada y relanzada. En este caso, asociar una canción de Soda a la filosofía puede ser una clave para comprender qué es la otredad y cuán importante es el rol del otro en lo que somos”, retoma y refleja la esencia de su forma otra de comunicar: querer mover corazones de otros.

Antes de llevar su filosofía a todos los formatos que una pueda imaginar (televisión, radios, revistas y teatros) Darío fue docente en todos los niveles educativos. Con ese back up,  afirma que todo lo que vino después fue sólo un ejercicio de abrir el aula. “Siempre traté de que una clase fuese más que un dictado de información. Trabajé bastante lo de meter música en la mitad de una clase o generar situaciones de ficción. Por eso, cuando empecé  a hacer en televisión con Mentira la verdad fue llevar lo que ya sucedía en el aula y cruzar con elementos de la producción audiovisual”, cuenta y plantea que la idea de aula como una relación vertical entre docente y alumno en la que circula información que uno posee y otro recibe ya no se sostiene. “Esa estructura jerárquica y binaria está en crisis. Hoy un programa de televisión o una obra de teatro es tan aula como una clase. Me animo a decir que ese tipo de aula ha muerto”.

Con esa defunción de las órdenes académicas como premisa, Darío enmarca sus formas de llevar a la filosofía a donde sea que va bajo el nombre académico de “proyecto de divulgación”.

¿Cómo se llega a espacios de difusión masivos con preguntas sobre el amor y la religión o desentrañando a Nieztche?

Como fanático del fútbol que es, define algunas claves:

Salir de la propia disciplina: “Implica pelearse con tus propios dogmas y tus propios enconcertamientos. Lo primero que tuve que hacer es darme cuenta de que no tenía que estar pendiente de lo que iban a decir mis colegas sobre lo que yo iba a hacer. Si te quedás en el juicio de los propios, no salís. Es cortar la idea de que uno le hable a los suyos, dejar de estar ensimismados”.

Entrenamiento: “Soy de los que creen que la creación es 99 por ciento trabajo y uno por ciento de inspiración. Hay que romper con la idea de que las cosas te pasan: es un gran mito que justifica la inacción. Hay que trabajar para que cuando ese mínimo porcentaje irrumpe, estar preparado”.

Construcciones colectivas: “Es confiar que la guerra con el otro es creativa, da resultados. Si yo hubiese hecho de Mentira la verdad lo que suponía que tenía que ser, no lo hubiera visto nadie. Nieztche tiene una famosa metáfora que explica que el conocimiento en realidad surge con el fulgor de dos espadas que se cruzan; esas dos espadas generan una chispa. Esa chispa creativa se genera claramente con el otro. Es en ese choque de diferencias, se crea algo”.

“Hay que renovar nuestra capacidad de asombro”, dice el escritor Félix Bruzzone desde el escenario mientras mira fijo al público, con imágenes del pasto de Campo de Mayo proyectadas a su espalda y un casco verde militar en la cabeza.

Félix, escritor y autor de novelas de ficción conocidas como Los Topos y Barrefondo no tenía ninguna experiencia en teatro. Eso no impidió que la artista argentina Lola Arias viera en él un material perfecto para formar parte del ciclo Mis Documentos.

Mis Documentos surgió como una forma de hacer visibles las investigaciones que se pierden en una carpeta sin nombre en la computadora. La idea era que artistas presentaran una historia que los obsesiona secretamente. A Félix, esa descripción le cuadraba perfecto.

Él narra en escena que cuando se mudó de zona no sabía que su historia personal, como hijo de desaparecidos, estaba tan vinculada a un lugar. Y así relata cómo comienza su obsesión con Campo de Mayo, ese espacio inmenso que fue alguna un centro de detención clandestina y que hoy todavía contiene la guarnición militar más grande del país y es, al mismo tiempo, un basurero del CEAMSE. 

Fue el cruce de disciplinas y formatos y la curaduría de Lola, según Félix, lo que hizo posible que transmitiera una mirada distinta a cómo se suelen abordan los temas relativos a la memoria.

Campo de Mayo no habla sobre el pasado: se pregunta por el presente y futuro. Es una pregunta política sobre un espacio concreto, y el  despliegue de esa pregunta incluye datos concretos sobre qué pasa allí y audios de las charlas con vecinos de la zona. 

Esta charla performática se volvió, al mismo tiempo, el biodrama de un escritor: “Aunque hay una investigación sobre un territorio y otros sujetos, lo que narro es una experiencia propia. Es también una puesta en escena de cómo se hace una novela”, dice y se convierte en una especie de antihéroe de la literatura. Bruzzone da cuenta de lo difícil que es terminar un libro sobre un tema así: esa es la mirada que desolemniza la temática y hasta hace que la gente se ría. Pero, sobre todo, contagia la obsesión por sus preguntas.

La puesta es despojada. Una pantalla, un proyector, un par de accesorios y una mesa. Félix explica que la hace donde lo invitan, por eso necesita que entre en un bolso. Se ríe cuando reconoce que le gusta  la definición teatro de garaje: “Tres acordes, un poco ruidoso y no importa si sale más o menos. Cada vez que lo hacemos es un poco distinto. Hay más margen para moverse. Es teatro de guerrilla: vamos a dónde sea y no hacemos temporada. La idea es sorprender al público en distintos ámbitos”. Así se pasearon por el Conti, la Universidad de Avellaneda, la UNA y otras.

Félix sostiene que para crear piensa en el público, porque le importa la legibilidad. “Me cae muy mal cuando agarro un libro y no lo entiendo. Me siento abandonado, no me gusta. Eso es pensar no sólo en uno, sino también en el lector”, dice y cierra: “Creo que todo arte también es comunicación. Cuanto más pueda comunicar, mejor”.

Por un lado, se ven cuerpos manchados de rojo sangre. Sus movimientos parecen una mezcla entre linchamientos y formaciones militares. Por otro, una banda pop evangelista llamada Los ángeles de Rawson canta los poemas el libro de poemas Diarios del Odio de Roberto Jacoby y Syd Krochmalny, basados en foristas de internet. Todo sucede en la Universidad General Sarmiento, Los Polvorines. Los poemas dicen cosas como:

“Voy a seguir marcándote

Señalándote

Y diferenciándote

Como el negrito de mierda que sos,

Porque no valés ni un solo derecho humano”.

Así se despliega en escena un racismo crudo y sin filtros, enumerando en forma poética y estética los comentarios más violentos sobre piqueteros, docentes, obreros, homosexuales o hijos de desaparecidos. Frases que los trolls lanzan con la impunidad y el anonimato de la violencia ejercida por Internet.

Esta obra es la antitésis de una conferencia performática. O el camino inverso. Silvio Lang se autodefine como artista insumiso y da muestras de eso constantemente: inspira y proyecta arte escénico contemporáneo en todos los ámbitos en los que participa. Su nuevo grupo ORGIE (Organización Grupal de Investigaciones Escénicas) nace de los talleres con los que investiga con sus alumnos procedimientos con un sentido crítico a la formación convencional en baile y actuación: “En las escuelas se siguen formando performers para un teatro costumbrista que no está en relación con las problemáticas de la contemporaneidad. De trabajar cómo debería ser el nuevo performer contemporáneo surgió un lenguaje que tenía que desplegarse en una organización grupal, y con una intervención más pública”.

Silvio explica que eligió los poemas de Jacoby por la fuerza que tienen respecto al presente: “Es el desasosiego y el odio que están en todos lados. No sólo hay un odio clasista, racista, machista, transfóbico y homofóbico, sino que también hay pasiones odiosas en los que queremos dignidad, justicia e igualdad. Es un afecto que circula por las masas”.

“En el medio, una política represiva policial y de políticas culturales de captura y banalización de nuestra pasión creativa. Tuvimos que pensar cómo no quedar atrapados en esa estructura de captura que es el neoliberalismo macrista”, dice Silvio y cuenta por qué decidió  retirar su arte de los escenarios porteños y llevarlo hacia las universidades del conurbano. “Queríamos desplazarnos hacia otros territorios y ver la posibilidad de crear otras imaginaciones. Pensamos la Universidad como zona de conflicto, y también como lugar donde se fabrican los discursos”. Silvio plantea que  fueron allí a trabajar justamente la maquinaria del discurso del odio: “Para mí hacer una obra no es hacer una obra: siempre es intervenir una institución. En esos espacios tan normalizados, tan aceitados y maquínicos como son las universidades, lo que hacemos es abrir otras imaginaciones, abrir otros modos de relacionar los cuerpos en un momento de vitalidad. Uno también puede ir a una sala teatral porteña y encontrar la misma normalización. Por eso creamos un momento de desmesura. Son cuerpos, imágenes y gestos que exceden e irrumpen la vida cotidiana de la universidad”.

Por esa mezcla de instituciones, colectivos y personas Silvio sabe que se vuelve incategorizable para el establishment o el mercado teatral. “Hay algo de esa subjetividad monstruosa donde yo encuentro vitalismo frente a la máquina de captura. Porque cuando la máquina captura el arte y los cuerpos, lo que hace por un lado es coaccionar, licuar y alinearte a su deseo amo. La autonomía tiene que ver con tejer otro tipo de redes, desneurotizar algunos gestos y posiciones, y arriesgarse a crear”, dice Silvio. “Nuestra operación artística es producir un exceso de vida en los espacios. Ante el peligro de muerte que implica el neoliberalismo, nuestra estrategia es producir más vida”.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Actualidad

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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