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Hacer, contar, sentir

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Arte y comunicación. Periodismo, filosofía, literatura, música y teatro se suben al escenario y el resultado asombra: nuevos formatos, públicos y perfomances para hacer pensar al cuerpo y mover a la cabeza. La creación como clave de comunicación. Por Lucía Aíta.

Hacer, contar, sentir

Si esta nota fuera una obra de teatro, podría dividirse en cuatro actos:

Acto 1. Dos comunicadoras se paran firmes entre las columnas doradas del escenario del Teatro Cervantes y, desde ese estandarte de la cultura, despliegan datos e imágenes que desnudan a la actual industria alimentaria.

Acto 2. Sobre las tablas del Konex, un docente y filósofo hace preguntas sobre grandes temas como la otredad, la verdad y el poder. Sus reflexiones se mezclan con chistes que parecen provenientes de una sesión de stand up y  se enlazan con clásicos de Spinetta, Charly García y los Redondos.

Acto 3. En una sala de teatro independiente, un power point anticipa que lo que estamos a punto de ver no es una obra de teatro: lo que estamos a punto de ver es cómo un escritor desenvuelve su investigación sobre Campo de Mayo, territorio que fue el destino de más de 4 mil detenidos desaparecidos durante la última dictadura militar.

Acto 4. En el patio central de una Universidad pública del conurbano bonaerense un grupo de bailarines y actores realizan movimientos físicos intensos al ritmo de las frases extraídas de comentarios online de Clarín y La Nación. Acción que minutos después será analizada en una mesa redonda teórica sobre violencia y racismo.

¿Qué son estas escenas? ¿Conferencias académicas? ¿Arte? ¿Comunicación?

Para entender cuál es el poder de estos juegos y cruces entre lo artístico y lo comunicacional hay que abrir el campo de visión y ver el contexto. Estamos en la época de la sobreinformación, de la saturación, las redes, los trolls, las operaciones. Los datos sobre lo que nos rodea nos atraviesan ojos, oídos y cerebro hasta aturdirnos.

Estamos en el contexto en que las siglas de las charlas TED (Tecnología, Entretenimiento y Diseño) describen nuestro presente comunicacional. Las TED son conferencias que convocan especialistas y no tanto de todas las disciplinas y que se pueden ver por Internet. Cada día se ven dos millones de charlas TED alrededor del mundo.

Eso es un dato: hay público para las conferencias.

Es en ese marco que estas obras se hacen la pregunta de cómo conmover a un público sobreinformado, por fuera del mercado (incluso del de las conferencias).

Y desde esa sensibilidad trazan obras que exponen grandes temas como el sistema productivo, nuestro pensamiento filosófico, la violencia política y el racismo, de una forma accesible y en lugares públicos.

No es ficción.

Son obras que piensan mientras actúan y actúan mientras piensan.

¿Cómo lo hacen?

“No hay otra forma de darle de comer al mundo”, repite una voz en off una y otra vez como un mantra. Esa es una de las frases que Soledad Barruti (periodista) y Agustina Muñoz (actriz, dramaturga y también periodista) discuten con información durante hora y media de actuación. Una mesa llena de productos comestibles fluorescentes y empaquetados y un changuito de supermercado y remeras teñidas con el polvo del jugo Tang son parte de la puesta en escena. El guión está basado en el libro Malcomidos de Barruti, que en 464 páginas desarrolla la premisa de su subtítulo: cómo la industria alimentaria nos está matando.

¿Por qué llevar un tema tan intragable al escenario? Soledad y Agustina responden casi a coro: justamente, por eso.   

La forma estética que eligieron reproduce la lógica mercantil, al revés: lo que ellas denominan “la antipublicidad”. Parecen conductoras de TV, aunque todo lo que se dice va en contra de esa lógica. La intención: visibilizar lo que está en nuestras mesas todos los días, pero nadie ve.

“Necesitamos ver para dejar de creer. Ver los paquetes y esas publicidades con caras de famosos. Ver a los políticos. Ver a los animales hacinados. Ver los desmontes y los campos llenos de soja”, dice Agustina. Soledad agrega que la idea de un soporte audiovisual les resultó fundamental. “Tenía que haber una tele porque este sistema está explicado y sostenido por la televisión y la publicidad: es Cormillot vendiendo veneno saludable”.

La ilógica del tema: “Tomamos por normal cosas que realmente no tienen por qué serlo nunca. Parece increíble, pero sólo cuando lo ves fuera de contexto te das cuenta de lo delirante que es nuestra vida cotidiana”, dice Soledad y da una pista de por qué baten un pollo Knorr adentro de una bolsa de plástico en pleno Teatro Cervantes: hay que sacar de contexto.

Soledad y Agustina definen lo que hacen como un manifiesto cuyo motor arranca a partir de la indignación. En un mundo donde no distinguimos polvo de color de alimento, lo real tiene un peso a veces abrumador. “Llevamos a escena la indignación  que compartimos en nuestras charlas como amigas frente a las trampas del sistema. Había deseos muy profundos de denunciar el engaño”, relatan.

Los ejes que descubren con su manifiesto son concretos y comprobables: “No somos fundamentalistas”. No se trata tampoco de una preocupación burguesa, banal o estética.  No es más caro comer sin agrotóxicos. Y existen otras formas de darle de comer al mundo que ya funcionan.

Cuando Soledad, que tiene miles de seguidores en redes sociales a pesar de decir cosas que nadie quiere escuchar, cuenta por qué usa herramientas de arte para expresar el manifiesto, es tajante: “Para los que nos interesa la comunicación es fundamental encontrar plataformas y mecanismos distintos para llegar a la mayor cantidad de personas posibles. La nueva crónica latinoamericana me parece hermosa pero si la leen sólo los que pueden pagar una revista de 20 euros, hay un problema. Cuando las personas reciben esta información de distintas maneras, algo se mueve. Todas las formas son posibles y válidas mientras haya un trabajo bien hecho detrás”.

“Se venden 10 millones de pastillas para la ansiedad, el estrés y dormir con receta diarios en el mundo”, dicen Soledad y Agustina con el reflector iluminándolas. Esta frase que parece llena de negatividad en realidad es una muestra de su optimismo. En esos síntomas de ansiedad, depresión y desesperación que padecemos, ellas perciben algo que se está acabando. Por eso explican que le pusieron Extinción al mensaje que titula su obra y rematan: “Es el sistema el que llegó a su límite y se va a extinguir”. Lo plantean con la misma convicción que cuando las feministas gritan que el patriarcado se va a caer.

Suena Corazón Delator de Gustavo Cerati a fondo y Darío Sztajnszrajber, filósofo, ensayista, comunicador y docente, habla del Jean Luc Nancy, filósofo contemporáneo francés.

¿Cuál es la relación?

“Jean Luc Nancy recibió un trasplante de corazón y allí se da cuenta que él puede ser quién es y estar vivo gracias a la presencia de otro en su interioridad. Es el corazón del extranjero, del otro, el que le permite estar vivo y no el propio que lo estaba matando”, dice Darío y admite que le consta que Corazón Delator no fue escritapensando en eso sino en el cuento de Edgard Allan Poe. “El arte es así, es una obra abierta: depende de cómo es recibida, retomada y relanzada. En este caso, asociar una canción de Soda a la filosofía puede ser una clave para comprender qué es la otredad y cuán importante es el rol del otro en lo que somos”, retoma y refleja la esencia de su forma otra de comunicar: querer mover corazones de otros.

Antes de llevar su filosofía a todos los formatos que una pueda imaginar (televisión, radios, revistas y teatros) Darío fue docente en todos los niveles educativos. Con ese back up,  afirma que todo lo que vino después fue sólo un ejercicio de abrir el aula. “Siempre traté de que una clase fuese más que un dictado de información. Trabajé bastante lo de meter música en la mitad de una clase o generar situaciones de ficción. Por eso, cuando empecé  a hacer en televisión con Mentira la verdad fue llevar lo que ya sucedía en el aula y cruzar con elementos de la producción audiovisual”, cuenta y plantea que la idea de aula como una relación vertical entre docente y alumno en la que circula información que uno posee y otro recibe ya no se sostiene. “Esa estructura jerárquica y binaria está en crisis. Hoy un programa de televisión o una obra de teatro es tan aula como una clase. Me animo a decir que ese tipo de aula ha muerto”.

Con esa defunción de las órdenes académicas como premisa, Darío enmarca sus formas de llevar a la filosofía a donde sea que va bajo el nombre académico de “proyecto de divulgación”.

¿Cómo se llega a espacios de difusión masivos con preguntas sobre el amor y la religión o desentrañando a Nieztche?

Como fanático del fútbol que es, define algunas claves:

Salir de la propia disciplina: “Implica pelearse con tus propios dogmas y tus propios enconcertamientos. Lo primero que tuve que hacer es darme cuenta de que no tenía que estar pendiente de lo que iban a decir mis colegas sobre lo que yo iba a hacer. Si te quedás en el juicio de los propios, no salís. Es cortar la idea de que uno le hable a los suyos, dejar de estar ensimismados”.

Entrenamiento: “Soy de los que creen que la creación es 99 por ciento trabajo y uno por ciento de inspiración. Hay que romper con la idea de que las cosas te pasan: es un gran mito que justifica la inacción. Hay que trabajar para que cuando ese mínimo porcentaje irrumpe, estar preparado”.

Construcciones colectivas: “Es confiar que la guerra con el otro es creativa, da resultados. Si yo hubiese hecho de Mentira la verdad lo que suponía que tenía que ser, no lo hubiera visto nadie. Nieztche tiene una famosa metáfora que explica que el conocimiento en realidad surge con el fulgor de dos espadas que se cruzan; esas dos espadas generan una chispa. Esa chispa creativa se genera claramente con el otro. Es en ese choque de diferencias, se crea algo”.

“Hay que renovar nuestra capacidad de asombro”, dice el escritor Félix Bruzzone desde el escenario mientras mira fijo al público, con imágenes del pasto de Campo de Mayo proyectadas a su espalda y un casco verde militar en la cabeza.

Félix, escritor y autor de novelas de ficción conocidas como Los Topos y Barrefondo no tenía ninguna experiencia en teatro. Eso no impidió que la artista argentina Lola Arias viera en él un material perfecto para formar parte del ciclo Mis Documentos.

Mis Documentos surgió como una forma de hacer visibles las investigaciones que se pierden en una carpeta sin nombre en la computadora. La idea era que artistas presentaran una historia que los obsesiona secretamente. A Félix, esa descripción le cuadraba perfecto.

Él narra en escena que cuando se mudó de zona no sabía que su historia personal, como hijo de desaparecidos, estaba tan vinculada a un lugar. Y así relata cómo comienza su obsesión con Campo de Mayo, ese espacio inmenso que fue alguna un centro de detención clandestina y que hoy todavía contiene la guarnición militar más grande del país y es, al mismo tiempo, un basurero del CEAMSE. 

Fue el cruce de disciplinas y formatos y la curaduría de Lola, según Félix, lo que hizo posible que transmitiera una mirada distinta a cómo se suelen abordan los temas relativos a la memoria.

Campo de Mayo no habla sobre el pasado: se pregunta por el presente y futuro. Es una pregunta política sobre un espacio concreto, y el  despliegue de esa pregunta incluye datos concretos sobre qué pasa allí y audios de las charlas con vecinos de la zona. 

Esta charla performática se volvió, al mismo tiempo, el biodrama de un escritor: “Aunque hay una investigación sobre un territorio y otros sujetos, lo que narro es una experiencia propia. Es también una puesta en escena de cómo se hace una novela”, dice y se convierte en una especie de antihéroe de la literatura. Bruzzone da cuenta de lo difícil que es terminar un libro sobre un tema así: esa es la mirada que desolemniza la temática y hasta hace que la gente se ría. Pero, sobre todo, contagia la obsesión por sus preguntas.

La puesta es despojada. Una pantalla, un proyector, un par de accesorios y una mesa. Félix explica que la hace donde lo invitan, por eso necesita que entre en un bolso. Se ríe cuando reconoce que le gusta  la definición teatro de garaje: “Tres acordes, un poco ruidoso y no importa si sale más o menos. Cada vez que lo hacemos es un poco distinto. Hay más margen para moverse. Es teatro de guerrilla: vamos a dónde sea y no hacemos temporada. La idea es sorprender al público en distintos ámbitos”. Así se pasearon por el Conti, la Universidad de Avellaneda, la UNA y otras.

Félix sostiene que para crear piensa en el público, porque le importa la legibilidad. “Me cae muy mal cuando agarro un libro y no lo entiendo. Me siento abandonado, no me gusta. Eso es pensar no sólo en uno, sino también en el lector”, dice y cierra: “Creo que todo arte también es comunicación. Cuanto más pueda comunicar, mejor”.

Por un lado, se ven cuerpos manchados de rojo sangre. Sus movimientos parecen una mezcla entre linchamientos y formaciones militares. Por otro, una banda pop evangelista llamada Los ángeles de Rawson canta los poemas el libro de poemas Diarios del Odio de Roberto Jacoby y Syd Krochmalny, basados en foristas de internet. Todo sucede en la Universidad General Sarmiento, Los Polvorines. Los poemas dicen cosas como:

“Voy a seguir marcándote

Señalándote

Y diferenciándote

Como el negrito de mierda que sos,

Porque no valés ni un solo derecho humano”.

Así se despliega en escena un racismo crudo y sin filtros, enumerando en forma poética y estética los comentarios más violentos sobre piqueteros, docentes, obreros, homosexuales o hijos de desaparecidos. Frases que los trolls lanzan con la impunidad y el anonimato de la violencia ejercida por Internet.

Esta obra es la antitésis de una conferencia performática. O el camino inverso. Silvio Lang se autodefine como artista insumiso y da muestras de eso constantemente: inspira y proyecta arte escénico contemporáneo en todos los ámbitos en los que participa. Su nuevo grupo ORGIE (Organización Grupal de Investigaciones Escénicas) nace de los talleres con los que investiga con sus alumnos procedimientos con un sentido crítico a la formación convencional en baile y actuación: “En las escuelas se siguen formando performers para un teatro costumbrista que no está en relación con las problemáticas de la contemporaneidad. De trabajar cómo debería ser el nuevo performer contemporáneo surgió un lenguaje que tenía que desplegarse en una organización grupal, y con una intervención más pública”.

Silvio explica que eligió los poemas de Jacoby por la fuerza que tienen respecto al presente: “Es el desasosiego y el odio que están en todos lados. No sólo hay un odio clasista, racista, machista, transfóbico y homofóbico, sino que también hay pasiones odiosas en los que queremos dignidad, justicia e igualdad. Es un afecto que circula por las masas”.

“En el medio, una política represiva policial y de políticas culturales de captura y banalización de nuestra pasión creativa. Tuvimos que pensar cómo no quedar atrapados en esa estructura de captura que es el neoliberalismo macrista”, dice Silvio y cuenta por qué decidió  retirar su arte de los escenarios porteños y llevarlo hacia las universidades del conurbano. “Queríamos desplazarnos hacia otros territorios y ver la posibilidad de crear otras imaginaciones. Pensamos la Universidad como zona de conflicto, y también como lugar donde se fabrican los discursos”. Silvio plantea que  fueron allí a trabajar justamente la maquinaria del discurso del odio: “Para mí hacer una obra no es hacer una obra: siempre es intervenir una institución. En esos espacios tan normalizados, tan aceitados y maquínicos como son las universidades, lo que hacemos es abrir otras imaginaciones, abrir otros modos de relacionar los cuerpos en un momento de vitalidad. Uno también puede ir a una sala teatral porteña y encontrar la misma normalización. Por eso creamos un momento de desmesura. Son cuerpos, imágenes y gestos que exceden e irrumpen la vida cotidiana de la universidad”.

Por esa mezcla de instituciones, colectivos y personas Silvio sabe que se vuelve incategorizable para el establishment o el mercado teatral. “Hay algo de esa subjetividad monstruosa donde yo encuentro vitalismo frente a la máquina de captura. Porque cuando la máquina captura el arte y los cuerpos, lo que hace por un lado es coaccionar, licuar y alinearte a su deseo amo. La autonomía tiene que ver con tejer otro tipo de redes, desneurotizar algunos gestos y posiciones, y arriesgarse a crear”, dice Silvio. “Nuestra operación artística es producir un exceso de vida en los espacios. Ante el peligro de muerte que implica el neoliberalismo, nuestra estrategia es producir más vida”.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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