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Campeonas: La movida del fútbol femenino

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Atraviesa todas las capas sociales y le da pelea al machismo. Cada vez más mujeres juegan al fútbol, entre ellas o con hombres. Y juegan mejor: rescatan los valores de equipo, para divertirse y seguir ganando partidos dentro y fuera de la cancha. ▶ MARÍA DEL CARMEN VARELA
El fútbol es un deporte masculino. No opines de fútbol, no lo entendés. Ah, ¿juegan al fútbol? Seguro corren todas atrás de la pelota. ¿Querés que te enseñe? Así no pasás vergüenza. Uh, entonces sos una marimacho. ¿Por qué no jugás al vóley o al hockey, que son más adecuados para mujeres?
Estas y muchas otras frases han tenido que escuchar las chicas que deciden patear una pelota por el placer de jugar. ¿Por qué juegan al fútbol? Porque les gusta y lo disfrutan. ¿Por qué el deporte más popular del planeta debería ser exclusivo para hombres? Cada vez más chicas alquilan canchitas, aprenden tácticas, arman torneos, entrenan jugadoras y dirigen partidos. Se calzan botines, visten short, camiseta y salen a la cancha. Corren, transpiran, traban, tocan, y gritan goles.

Campeonas: La movida del fútbol femenino

Cecilia juega con sus amigas todos los jueves, por Chacarita.
Foto: Lina Etchesuri


El desborde
El fútbol jugado por mujeres es un espacio en expansión en Argentina, no tanto por el apoyo institucional como por el desborde que generó una movida que no empezó en ningún lado y, por eso, no se sabe dónde termina.
Desde 1991 es considerado de manera oficial por la Asociación de Fútbol Argentino (AFA) pero aún existe un abismo entre los recursos invertidos en comparación con el fútbol masculino, que mueve millones.
En fútbol once los equipos más destacados son Boca Juniors, River Plate, San Lorenzo y el tapado UAI de Urquiza, pero casi todas las jugadoras que componen esas formaciones siguen siendo amateurs.
Malas condiciones de las canchas, desniveles en los equipos y torneos suspendidos fueron habituales hasta hace poco más de cuatro años, hasta que la AFA, impulsada por la FIFA, empezó a prestar más apoyo. Un cambio clave: la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) ahora exige a los clubes de primera que para participar de la Copa Libertadores y la Sudamericana deben contar con un equipo de fútbol femenino.
Recién ahora, tras dos décadas y media durante las que creció de manera sostenida, se empiezan a ver resultados firmes, no creados desde las instituciones sino desparramados y forzados por el propio empuje de estas mujeres.
Alquilar la cancha
Además del clásico fútbol de once jugadoras, se juega el fútbol de salón o futsal. Esta modalidad es más práctica: basta con juntar cinco para armar un equipo, alquilar cancha y a jugar. “En el fútbol 11 es posible que estés en el banco y no entres a jugar. En futsal tenés cambios indeterminados, hay cuatro jugando, salen y entran otras. Podés ser suplente pero igual jugás un montón”, dice Nuria, jugadora de futsal en el Club Atlético San Telmo.
En la escuela primaria, Nuria se peleaba con su profesor de Educación Física porque no la dejaba participar cuando los varones jugaban al fútbol. En un torneo de la escuela secundaria preguntaron si alguna chica quería sumarse para completar el equipo: no lo dudó. No le pasaron la pelota en todo el partido, pero su logro fue que por primera vez una mujer jugó un partido donde jugaban solamente hombres. El chiste fue cargar al que peor jugaba diciéndole: “Hasta Nuria juega mejor que vos”.
Cuando terminó la secundaria se hizo socia de Racing y empezó a ir a la cancha. Tiene 25 años, estudia Letras en la UBA y da clases de Lengua. Hace siete años que empezó a entrenar, primero en la UBA, luego pasó por un torneo de ex alumnos y ahora juega en primera en el club San Telmo. Entrena tres veces por semana y el fin de semana hay partido. Nuria enumera una serie de situaciones marcadas por el prejuicio a las que tiene que hacer frente como mujer que elige jugar un deporte que hasta hace algunos años pertenecía al universo masculino:

  • “Se evalúa mucho a la piba que está jugando, tanto hombres como mujeres. Si tiene pelo largo, corto, más tetas, menos tetas. Cuando alquilamos una canchita tenés a los chabones mirándote y opinando. Siempre están analizando: suponen que sos un tronco”.
  • “Los hombres juegan más relajados, hacen lo que quieren. Eso todavía no lo logramos nosotras: todavía nos sentimos muy evaluadas, tenemos que ganarnos el espacio todo el tiempo”.
  • “Los árbitros no nos dan bola, muchas veces ni nos miran. A mí me gusta que me traten igual que a un varón. Si me pegan una patada, quiero que le saquen amarilla. Te ponen en un lugar como si fueras una niña, para protegerte. Ya no soy una niña: soy una mujer”.
  • “Los varones respetan que juegues, pero llegás a hacerles un caño por ejemplo, y a los dos segundos te demuestran que ellos son mejores: no se la bancan”.

Campeonas: La movida del fútbol femenino

Camila juega en la primera de River. Foto: Lina Etchesuri


Cuestión de vida
En la liga BAFI de futsal hay 12 entrenadores varones y cuatro entrenadoras mujeres. Constanza Casuso es una de ellas, también del Club Atlético San Telmo. “En los partidos me voy dando cuenta de cómo evolucionan las chicas. Hacemos trabajo físico, táctico y técnico, de acuerdo a cómo estuvo el partido del fin de semana anterior. Ahora estamos con veinte chicas en la escuelita, desde 12 hasta 35 años. Me encanta ganarles a equipos que tienen directores técnicos varones”.
Los hermanos de Coty jugaban al fútbol y ella no quería quedarse a un costado mirando. Primero se lo comunicó a su mamá y luego fue a hablar con el profesor. Eran todos chicos, pero el profe no tuvo inconveniente en incorporar a una nena de 11 años. “Me encantaba jugar con ellos, era uno más. Si bien me trataban con respeto, como un par, a algunos no les gustaba. Mi mamá me llevaba a jugar, me decía que jugaba mejor que los chicos. Yo rompía las zapatillas en las canchitas y me dijo: te voy a comprar los botines. Mi familia siempre me acompañó”. Con 26 años, Coty juega en la primera división del Cub San Telmo y le quedan tres meses para recibirse de directora técnica: con su título de DT podrá dirigir primera división -tanto hombres como mujeres-, en toda América Latina. Si hace un año más, estará habilitada para dirigir también en Europa. Coty sueña con poder vivir del fútbol: “Quizás en el europeo podría lograrlo, acá todavía falta un largo camino por recorrer”.
Entrena tres veces por semana en San Telmo con sus mejores amigas y sábados o domingos juegan partidos de local o visitante. Hace cinco años eran diez chicas: ahora son unas treinta jugadoras.
El sueño de la piba
En el Club Mugica de la Villa 31 unas 60 mujeres se reparten en la escuelita. Hay menores, juveniles y mayores recreativo, en las categorías primera y tercera. Integran la Liga FEFI y eso es todo un mérito: es la primera vez que entran en una liga tan competitiva. Tienen una canchita delante de la capilla Cristo Obrero, en la que las chicas que viven en la 31 entrenan futsal.
Luz Aramendi, de 28 años, es profesora de Educación Física, está terminando la carrera de Pedagogía y Educación Social, jugó en Atlanta hasta hace unos meses y ahora es entrenadora en el Club Mugica junto a Josefina y Glenda. Su historia indica que a los 8 años se escapaba por la ventana de su cuarto para ir a jugar a los picados que armaban los chicos en las calles de tierra de su pueblo, O’Brien, partido de Bragado. “El fútbol es un espacio de apropiación que sucede con el cuerpo, jugando, disputando, compartiendo, resignificando la idea de placer, tan prohibida para las mujeres en lugares que suelen ser destinados a los hombres. Significa resistencia, una manera de pensarse de manera colectiva”.
Los días de entrenamiento son los martes y jueves a la tarde, y los fines de semana se juegan los partidos. “Siempre están dando vueltas los pibes para jugar en los tiempos muertos y la regla es que en ese momento el espacio es de ellas, ellos tienen otros días para jugar. Entre todas tenemos que poner un límite”.
Lograr lo imposible
Delfina Corti tomó contacto con el fútbol desde chica: su hermano le enseñó a patear la pelota y a entonar cantitos para arengar a Racing. Los fines de semana los visitaba su primo y el living se convertía en cancha.
En la secundaria en el Nacional Buenos Aires, se anotó en vóley pero junto con sus compañeras insistieron en jugar al fútbol, que no estaba incluido para mujeres: lograron así que les permitieran jugar también a las chicas. Ya egresadas, varias ex alumnas armaron un grupo de Facebook para organizar un torneo de fútbol 5 femenino en el Buenos Aires: también lo lograron. Fue un éxito: en el primero hubo ocho equipos. Este año hay quince y planean armar dos categorías.
Delfina cuenta: “Veo en el torneo que hay equipos que están muy afianzados y son muy buenos. Hay otros que están empezando, se comen 15 goles por partido, pero igual la pasan bien y tienen ganas de aprender”.
Voz de mujer
Para seguir de cerca este fenómeno hace poco más de un año arrancó El Femenino, un programa de radio que se emite por Internet los lunes y viernes. Con un cronista por cada equipo, entrevistas a jugadoras, dirigentes e invitadas al piso, le dan al fútbol 11 femenino el espacio que se ganó. Conductora y productora junto a Nicolás Valado, Romina Sacher es también jefa de prensa de UAI Urquiza, uno de los equipos más sólidos del torneo de primera de once jugadoras. Cuenta: “Realizamos un trabajo muy fuerte en redes sociales, con el minuto a minuto de los partidos. Tenemos una web que funciona como fuente de información, con la tabla de posiciones actualizada y la fecha completa cargada en la página. Queremos hacer un producto de calidad y tenemos mucho respeto a la jugadora como atleta”, dice la conductora de unos de los dos programas de radio dedicados exclusivamente al fútbol femenino.
Campeonas: La movida del fútbol femenino

Foto: Lina Etchesuri


La profesional
A los 19 años Camila armó las valijas y viajó de Córdoba a Buenos Aires. Jugó un año y medio en Boca y ahora juega en la primera división de River, como defensora central. Su padre fue su primera influencia futbolera: jugaba en la liga cordobesa de fútbol y los llevaba a ella y a su hermano a los entrenamientos. Ahí fueron sus primeros encuentros con la pelota y ya a los 11 años empezó a entrenar en Racing de Córdoba y luego, a integrar el seleccionado cordobés. El técnico de la Selección Argentina de fútbol femenino visitó distintas provincias para reclutar chicas, y se fijó en Camila. “Ahí es cuando una piensa que todo el esfuerzo vale la pena y ahí empecé a soñar más grande, sabiendo que el fútbol en Buenos Aires tiene mucho peso y te abre un montón de puertas afuera. Hace doce años atrás sufrí el machismo: me decían marimacho, la peleé y me banqué muchas cosas. Todo tiene sus frutos”.
Camila entrena de lunes a viernes a partir de las 3 de la tarde durante tres o cuatro horas, y luego va a cursar la carrera de periodismo deportivo, también en River. “El fútbol es el deporte más hermoso: cuando lo jugás te das cuenta. Es jugar, divertirse, comer un asado. Hoy ves canchas de fútbol 5 con chicas jugando, cada vez más, y es muy divertido. Mi grupo de amigas no jugaba al fútbol, empezaron de a poco, me llamaron para que les enseñe, las vi crecer a medida que iban pasando los partidos, nos anotamos en un torneo y salimos campeonas. A las más peques les decimos que van a tener un futuro increíble, a nosotras nos toca conquistar este terreno y sentirnos orgullosas de todo lo que estamos logrando”.
Al margen de los negociados televisivos y la tan discutida crisis institucional del fútbol argentino, existe una realidad paralela construida por mujeres, que rescata lo mejor de un deporte en equipo, con respeto y la alegría de compartir un buen momento, más allá del resultado.
Si ganamos, mucho mejor.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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