CABA
Investigaciones públicas para intereses privados: Ciencia extractiva
Investigaciones del CONICET junto a empresas sobre soja resistente a sequías; los proyectos legislativos para extraer litio; los científicos y trabajadores que reclaman “reorientar” la política científica que, cada vez más, aparece ligada a las transnacionales extractivas. Por Darío Aranda.
El glifosato es como agua con sal”.
Lino Barañao, agosto 2011.
El único funcionario de alto rango que pasó del kirchnerismo al gobierno de Mauricio Macri, Lino Barañao, sigue impulsando como línea estratégica del Ministerio de Ciencia a la biotecnología.
Esa fue la principal espada del gobierno para atacar en 2009 a Andrés Carrasco, científico y ex presidente del CONICET que confirmó, mediante estudios de laboratorio, las consecuencias del glifosato en embriones anfibios. En un hecho inédito, Barañao también solicitó al Comité de Ética del CONICET que juzgara el accionar de Carrasco. Luego eligió el programa de Héctor Huergo, director de Clarín Rural, para atacar a Carrasco, y también el congreso anual de Aapresid (empresarios del agronegocios).
Con menos prensa, intervino la Comisión del Ministerio de Salud para Agroquímicos para que no se emitiera ningún documento crítico. Lo logró: incluyó a científicos del agronegocio y el informe Evaluación de la información científica vinculada al glifosato en su incidencia sobre la salud y el ambiente, de 130 páginas, que dio luz verde para seguir utilizando 200 millones de litros de glifosato al año. La Comisión utilizó como argumento reiterado un trabajo de Gary Williams, Robert Kroes y de Ian Munro, presentados como académicos independientes, pero vinculados a Monsanto. Documentos judiciales recientes, de tribunales de Estados Unidos, confirmaron que Monsanto financió las investigaciones de Williams.
A pesar de más de cien publicaciones científicas sobre las consecuencias del glifosato, realizadas en universidades públicas (UBA, del Litoral, Río Cuarto, Rosario, Nordeste), Barañao aún defiende al glifosato: “De acuerdo con el prospecto de los plaguicidas, no hay peligro”, dijo por última vez).
En junio pasado Barañao dio una entrevista a la Revista Petroquímica. Petróleo, gas, química y energía, patrocinada por empresas extractivas, en la que resaltó la importancia central que el Ministerio y el CONICET le dan a la actividad petrolera y minera, con fondos, investigadores y becarios. “Estamos trabajando en lo que se ha dado en llamar minería inteligente, practicada en forma sustentable y sin los efectos ambientales asociados a la actividad. Sucede que el país no puede prescindir de la actividad minera. Y me parece poco honesto intelectualmente que un habitante metropolitano niegue a un ciudadano de San Juan la posibilidad de tener una vida digna porque no le gusta la minería”, arremetió la máxima autoridad de ciencia del país. Y fue por más: “El CONICET es una entidad de referencia que puede garantizar la ausencia de impacto ambiental en un proyecto”.
Científica modelo
«Madre, ama de casa y científica: la mujer del hito genético antisequía”, fue el título de la entrevista que el diario El Litoral le realizó en marzo de 2012 a la bióloga molecular Ráquel Chan, investigadora del CONICET y directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL), que desarrolló una soja resistente a la sequía. Por cadena nacional, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner la felicitó: “Me siento muy orgullosa de formar parte de un Gobierno y de un proyecto que ayude a que científicos argentinos puedan desarrollar estas aptitudes que le sirven a todo el mundo y que nos constituyen en un verdadero ejemplo”. Y explicó el avance: “La nueva semilla de soja va a generar, a través de inversión de empresas argentinas y empresas extranjeras, regalías, pero fundamentalmente productividad, mayor rendimiento, mayor resistencia en la agricultura al estrés hídrico”.
En una entrevista, la científica Chan también replicó argumentos de las grandes empresas del agronegocio: “Este desarrollo significaría mayor producción de alimentos, con una población mundial que crece cada vez más”.
Lo que no contaron fue que la investigación fue realizada junto a Bioceres, una empresa en la que sobresalen referentes de la Asociación de Productores de Siembra Directa (Aapresid) y Gustavo Grobocopatel, el bautizado “rey de la soja”.
El titular del Grupo Los Grobo es uno de los accionistas de Bioceres, la empresa detrás de Ráquel Chan y socia del CONICET. Otros socios de peso son Víctor Trucco (presidente honorario de Aapresid) y Hugo Sigman (Grupo Insud), multifacético empresario que posee desde laboratorios hasta la editorial Capital Intelectual, el mensuario Le Monde Diplomatique, es productor de la película Relatos Salvajes y accionista del laboratorio Biogénesis-Bagó, dedicado a la biotecnología.
Consecuencias
La Red Nacional de Acción Ecologista, mediante un escrito de la organización Ecos de Saladillo, cuestionó al “gen mágico” contra la sequía. “Sojas y maíces resistentes a la sequía se transformarán en agrocombustibles que alimentarán el consumismo del primer mundo y el de las clases altas de los mal llamados países emergentes”, alertó la organización. “Este descubrimiento transgénico nos hará cada vez más dependientes de los mercados globales”.
También se expidieron desde la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE-CONICET). “¿Ciencia al servicio del pueblo o a favor de las corporaciones?”, fue el título del escrito que cuestiona que “el nuevo desarrollo tecnológico se hizo vinculado a las corporaciones de los agronegocios”. Puntualizaron las consecuencias sociales, ambientales y sanitarias del agronegocio, y recordaron que “numerosos estudios realizados por trabajadores del CONICET y otras agencias del Estado, aunque obviados por los funcionarios de Ciencia y Técnica del país, demuestran que el modelo de desarrollo basado en los agronegocios solo genera riquezas para unos pocos, incrementa la brecha entre ricos y pobres, genera dependencia tecnológica, aumenta la contaminación con productos de toxicidad crónica, y anula las posibilidades de alcanzar una verdadera soberanía alimentaria”.
Los trabajadores de ATE-CONICET llamaron a “reorientar la política científica para que esté al servicio del pueblo, en particular de los más sectores más perjudicados por el actual modelo económico extractivista. Convocamos a nuestros colegas a profundizar el debate sobre cuáles deben ser las prioridades de investigación para el país, que nos permitan devolver a a nuestro pueblo todo el esfuerzo que hace en sostener nuestro trabajo”.
La nueva obsesión
Las multinacionales mineras lo bautizaron “oro blanco”, y los periodistas tomaron el sinónimo. Se trata del litio, esencial para las baterías de teléfonos, computadoras y autos. En el norte de Argentina existen reservas (también el Chile y Bolivia) donde se encuentran las salinas, esos paisajes de postal, planicies blancas, lugar de vida y trabajo durante siglos de los pueblos originarios que cuidan y defienden el territorio ante el avance empresario.
La minería del litio forma parte del modelo de extracción de recursos naturales. A diferencia de la minería metalífera a gran escala, no realiza voladura de montañas ni utiliza explosivos y cianuro. Pero sí compromete las fuentes de agua, en una región de extrema sequía.
En junio pasado, la mayor parte de los diarios porteños replicaron la noticia de investigadores de la UBA sobre una nueva forma de explotar. “Un equipo del CONICET y la UBA ganó un concurso sobre energías alternativas. Idearon una nueva tecnología para la extracción de litio”, difundió Clarín. “La ciencia como imán de inversiones”, fue el título de Página/12, firmado por el “periodista científico” Pablo Esteban. “El litio llegó al cielo”, magnificó el portal de noticias Nexciencia, de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
El alabado por la prensa fue Ernesto Calvo, investigador del CONICET y profesor de la Facultad de Exactas de la UBA, premiado en el concurso Bright Minds Challenge. Según las crónicas, desarrollaron un “método limpio, económico, selectivo y respetuoso con el medio ambiente que utiliza energía solar para obtener litio a partir de la salmuera natural de salares de altura”.
El monto del premio consiste en “100 mil dólares en horas de asesoramiento con expertos internacionales” en temas que el grupo considera claves para poder avanzar con su propuesta.
Con el objetivo de hacer minería de litio, en 2014 se firmó un acuerdo entre el CONICET, Y-TEC (empresa de “tecnología” de YPF), la Universidad de Jujuy y la provincia para construir en Palpalá el “Centro de investigaciones sobre el litio”, que permitirá “la generación de conocimiento y tecnologías sostenibles para la exploración y producción en la provincia de sus reservas de litio”. La inversión anunciada fue de 60 millones de dólares. A pesar de los cambios de gobierno (tanto en Nación como Provincia), el plan continúa vigente.
Desde la política y la economía también piensan y proponen acciones para explotar litio. En 2015, los diputados kirchneristas Carlos Heller y Juan Carlos Junio presentaron un proyecto de ley para crear la “YPF del litio”, declarar al mineral “bien estratégico” y propusieron, con discurso progresista, procesarlo y que el Estado se apropie de esa renta.
El “especialista en la materia” (que actuó como asesor del proyecto) fue Nicolás Gutman. Según su currículum vítae, es “magister en Economía y Políticas Públicas, George Mason University, EEUU. Investigador del Departamento de Economía Política y Sistema Mundial del Centro Cultural de la Cooperación”. En una entrevista en FM La Tribu reconoció lo insólito: nunca había visitado un salar (donde está el litio) ni muchos menos buscado consenso con los pueblos indígenas del lugar.
Desde 2010 es pública la lucha de 33 comunidades kollas y atacama por las Salinas Grandes (Jujuy y Salta), organizadas en la Mesa de Pueblos Originarios de la Cuenca de Guayatayoc y Salinas Grandes. Realizaron diversas acciones (campaña informativa, marchas a las capitales provinciales, cortes de ruta) y acciones legales para que se respeten los derechos vigentes: según leyes nacionales, para cualquier actividad que pudiera afectar los territorios indígenas debe existir el consentimiento libre, previo e informado de las comunidades. El caso de Salinas Grandes pasó por la Corte Suprema y tramita ahora en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Clemente Flores, uno de los voceros de las comunidades, alerta: “Dicen que no van a contaminar pero ya afectaron el acuífero y las salinas. No nos contó nadie, lo vimos nosotros mismos en el territorio”. Flores afirma que nunca científicos ni académicos se presentaron ante las comunidades por el tema litio. “Lamentablemente hay mucho investigador de escritorio, que habla bonito y escribe libros, pero que no nos visita, no nos escucha, no camina las salinas y encima propone cosas para nuestro territorio sin siquiera consultarnos”.
En Catamarca también avanzan, de la mano del gobierno provincial, las mineras de litio.
La Unión de los Pueblos Diaguita emitió un comunicado el 28 de mayo en el que reafirmó su “rotunda negativa” a estos proyectos mineros.
Otro modelo
Juan Wahren, investigador del CONICET y coordinador del Grupo de Estudios Rurales (GER-Gemsal) del Instituto Gino Germani de la UBA explica que “desde hace muchos años, y sobre todo a partir de las gestiones de Lino Barañao, se ha conformado un sistema de ciencia y técnica cada vez más hacia sectores ligados a las transnacionales extractivas” en ramas estratégicas como la biotecnología, la nanotecnología y la ingeniería en hidrocarburos. “Esto se profundiza con el actual gobierno en el marco de un fuerte recorte al financiamiento general y achicamiento de las becas e ingresos de investigadores en el CONICET”. Cuestiona Wahren que en la actualidad existe “una variopinta gama de intelectuales transgénicos que sostienen una forma de hacer ciencia al servicio de las empresas extractivas”. Incluyó en esta calificación tanto a biólogos, agrónomos y geólogos, como también sociólogos y antropólogos, entre otras ramas académicas.
En Rosario, el equipo de las materias Salud Socioambiental y Práctica Final de la Facultad de Ciencias Médicas organiza cada dos años un encuentro internacional que tiene entre sus ejes principales la salud socioambiental. “Madre tierra, una sola salud”, fue la consigna entre el 12 y el 16 de junio. El último día se desarrolló la mesa “Ciencia Digna para la resistencia de la Madre Tierra”.
Una de las disertantes, Alicia Massarini afirmó que el desafío es recuperar y actualizar la crítica a la noción de neutralidad de la ciencia y la tecnología, y reforzar diálogos horizontales entre científicos rebeldes y las comunidades campesinas, indígenas y movimientos sociales que “hoy definen una agenda propia en la resistencia al modelo ecocida”.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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