CABA
Realismo mágico
Su nombre comenzó a escucharse a mediados de los noventa con Porco, una banda hardcore que encarnaba la decadencia de esos años. Un día se quedó sin voz en el medio de un recital y decidió dejar la música. Estudió Historia, se recibió, y hasta publicó su tesis sobre Rosas. Siete años después de aquel incidente, cuando el retiro de los escenarios parecía definitivo, volvió para quedarse. Hoy, con tres discos editados y otros tres en camino, asegura: “No trabajo para ser disco del año, sino para ser disco del milenio”.
La crónica comienza en el Parque Avellaneda, el mediodía del 24 de marzo. Dos detalles significativos para este cantautor de treinta y pico que llega puntual, de remera negra y jeans, y con las manos vacías. La fecha y el lugar lo arrastran a su infancia. “Nací y crecí en Mataderos, y este parque tiene mucho que ver con mi infancia y adolescencia. Nací en una casa y en una familia sumamente influenciada por dos patas que fueron definitorias para mi cultura. Mi papá tenía dos trabajos: a la mañana era jefe de personal del frigorífico Lisandro de la Torre y por la tarde y noche, era gerente del club Nueva Chicago. Mataderos entra por dos lugares determinantes: la cuestión social y sindical por un lado y por otro, la cuestión deportiva. Mi casa era permanentemente visitada por cuestiones tan frívolas como ver qué jugador entraba o salía del equipo, o tan comprometidas como un compañero secuestrado o desaparecido cuando llegó esa época”, recuerda. Su hermano mayor profundizó la mezcla: estuvo un tiempo desaparecido, y además jugó en la primera de Chicago.
Gabo le escapó al fútbol. A los cinco años los Reyes Magos le trajeron una guitarra y él empezó a componer canciones antes que a estudiar. “Mi hermano tenía una discoteca con Moris, Pedro y Pablo, Lito Nebbia, Roque Narvaja, Almendra, Pescado Rabioso. Eran discos que él estaba desatendiendo en ese momento de su adolescencia y que yo me apropié. Los escuchaba, junto con esos infantiles que te cuentan cuento: ponía treinta minutos de Moris y después, Caperucita Roja. Ahí se metía lo imaginario, los personajes con la fantasía. Y yo fui la resultante de todo eso, una especie de neo-realismo mágico”, se define. Después vinieron las clases particulares con la típica profesora de barrio, el coro de niños, y la secundaria, donde se cruzaron el tecno, el pop, algún perfume pasado de moda de los setenta, y los jopos engelados. Gabo empezó a reconocer el surgimiento del deseo, y Porco fue la resultante de ese despertar. “Porco tuvo que ver con un ejercer la política del deseo, un ciudadano del eros, un ciudadano de la práctica del deseo. Tanto tiempo que no se pudo hablar de esto… ahora hablamos de esto. La idea era ver la política desde ahí”.
La historia y la Historia
¿Y qué come la máquina monetaria para transformarlo en mierda?
Se come la espontaneidad, la vida,
la juventud, la belleza, y, sobre todo,
se come la capacidad de crear.
Come calidad y caga cantidad.
William Burroughs, El trabajo
En 1997 Porco estaba tocando en una de las salas del hotel Bauen. Mientras cantaba, Gabo se quedó sin voz. Literalmente mudo. Dejó el micrófono en el suelo, se bajó del escenario, y no quiso saber nada más con la música. “Yo me había comido -como tantos y tantas que aún hoy lo creen- que el proceso natural después del disfrute de conocerte con alguien, componer y tocar, era que el disco tenía que salir por un sello discográfico. Había que tocar en tal o cual festival, siendo soporte de tal o cual, si no lo otro no podía seguir sucediendo. No me había dado cuenta que lo otro podía seguir sucediendo tranquilamente. Puede parecer una verdad pelotuda, pero para mí no lo era. Ahora veo que para mucha gente tampoco lo es; y lo que es más grave aún, que hay mucha gente que desea que esto suceda, gente que desarrolla su obra para ponerle la etiqueta de una multinacional a la contraportada de su disco. A mi no me interesa. Si para hacer música hay que atravesar esto, yo me voy a estudiar Historia”. Y así fue. Se anotó en la Universidad de Buenos Aires, completó la carrera, y hasta hizo una maestría sobre Rosas. “Tenía una cantidad de documentos que me demostraban de una manera científica que, según el discurso anti-rosista, él era un vampiro y me dije ‘esto hay que escribirlo’”. La tesis tuvo una mención honorífica del Fondo Nacional de las Artes para ser editada, y lo mismo hará la editorial Marea. Mientras tanto, Gabo planea una novela con ese material. “Era mi recreo mientras escribía mi tesis. La tengo a medio terminar porque es muy pretenciosa. Hasta tenía un capítulo completo escrito en francés, un delirio”, comenta riéndose de él mismo.
Pero la historia no termina allí. En un congreso se reencuentra con viejos amigos que le insisten para que vuelva a tocar, especialmente Ariel Minimal y Flopa. Gabo accede y a mediados de 2004 vuelve a los escenarios en un formato más austero: guitarra y voz. “Me parecía una quijotada al comienzo, que no le iba a interesar a nadie. Pero se generó una cosa tan inédita que decido grabar”.
Canciones que un hombre no debería cantar fue el título de ese primer disco solista, al que le siguieron, con una frecuencia de uno por año, Todo lo sólido se desvanece en el aire, y Mañana no debe seguir siendo esto. Con un impulso renovado (y renovador), Gabo decidió dejar de lado los fantasmas de la industria musical y concentrarse en componer sus canciones. “Cuando volví en el 2004 me dije ‘esta es la única compañía que voy a tener’”. Era la guitarra.
Quizás sea su propia historia la que lo llevó a esa postura que, para muchos, roza el extremo. Él edita sus propios discos y se encarga de la distribución; tiene una manager con la que gestionan las fechas y organiza las giras, tanto dentro del país como en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa, y no sorprende a nadie verlo llegar a sus recitales con el bolso cargado de discos para vender. Pero Gabo no se regodea en la idea de ser un outsider; más bien le responde a los popes de las multinacionales que quieren tenerlo entre sus filas –y a quienes él se encarga de rechazar sistemáticamente- en los mismos términos de la industria musical. “En mis propios términos de éxito, que son los de un artista, me siento mega exitoso. Puedo tocar y va gente. Puedo tocar en cualquier formato y va gente. Soy muy respetado por mis pares. Me odia a mí y odia mi música gente que no merece mi respeto. Eso es tan importante como que te quiera la gente que vos respetás. Y los que me odian son tan pocos y tan miserables que ni siquiera pueden enfrentar su propia imagen en el espejo. ‘¿Por qué te va bien?, si te retiraste y no volvías más’… Entonces yo vuelvo, trabajo de manera honesta y me va bárbaro. Hasta en términos industriales me va bárbaro, porque yo vendo muchos discos. Vendo muchos discos en los shows, y también en Musimundo. Pero yo voy con mis discos a los shows, y pongo la mesita para venderlos, cosa que espero poder hacer siempre”.
¿Cosa de mujeres?
Porco era una banda que desafiaba la postura machista y heterosexista de una buena porción del hardcore. La cuestión del género y la cuestión gay son temas que a Gabo, por momentos, parecen sacarle el sueño. Cuando le pregunto si existe el rock femenino, no duda: “Si hay un rock femenino yo puedo estar inscripto dentro de esa sensibilidad”. Y continúa: “Leí el otro día que alguien decía que a las chicas les falta una Spinetta o una Charly. Yo me pongo en sus zapatos o en sus sandalias, y la verdad que me resulta ofensivo, sobre todo porque se les da más aire a varones de mediano talento que a chicas con un talento enorme. Es como que las chicas muchas veces tienen que hacer un doble esfuerzo. Por eso a mí me gusta mucho meter mi sensibilidad en la androginia o en lo femenino, aunque se trate de cuestiones más humanísticas que de género”. Y desliza como nota al pie, para una eventual investigación: “Habría que indagar, y esa tarea es más tuya que mía, cómo PopArt se hizo de todos los grupos femeninos el 8 de marzo de 2006. Revisalo…”
Entre los temas que el rock clásico y la canción popular no profundizaron demasiado emerge la cuestión gay. Eduardo Haro Ibars en su libro Gay Rock (Ediciones Júcar, 1975) define a ese movimiento por la suma de sus características: rock revival, gran espectáculo con performances tomadas del teatro, y el énfasis puesto en la liberación de los moldes sexuales. Gabo no parece estar muy de acuerdo. “No existe algo como el gay rock. Son dos cosas que no tienen ningún punto de contacto. Lo gay en general no tiene que ver con el compromiso que tiene el rock. Nada que ver. Hoy por hoy lo gay es casi una posición estética más que política”, se lamenta. “En nuestro país hay una cha (Comunidad Homosexual Argentina) laxa, mucho más preocupada por tener el Hotel Axel, la sordidez de los saunas, y una ciudad “gay friendly”, que en realidad es “money friendly”. Eso es básicamente lo gay. Al definirlo así, como un consumidor, lo estás definiendo en términos de mercado. Y yo me cago en todo eso: un rockero no es un consumidor, es un ciudadano en praxis política en movimiento”. Le pregunto a Gabo qué pasó entre finales de los ´60, cuando de la mano de Perlongher surgió el Frente de Liberación Homosexual; los ´80, con los hermanos Jáuregui levantando las banderas de lo gay como una lucha eminentemente política, y este presente donde todo parece reducido a un nuevo nicho sobre el que las empresas planifican sus estrategias de venta. “Pasó una dictadura, y pasaron desapariciones. Yo creo que los putos preciosos de los 70 no tienen nada que ver con la triste movida gay que vemos hoy. Además fijate, y esto es algo que habrá que revisar con el tiempo: el rock argentino no tiene desaparecidos. Los putos tienen desaparecidos. Y ese es un lugar para pensar, te lo digo como historiador. El rock argentino no tiene desaparecidos, y no porque no hayamos entregado un Cristo al movimiento. Es algo que los sobrevivientes nos tenemos que poner a pensar”.
La nueva ola
Una característica de la escena musical actual es la proliferación de cantautores. ¿Movimiento genuino o nueva movida de marketing?. “Lo que hay es mucha gente que antes no se hubiera animado a salir con la guitarra, y esta moda los animó. Tenemos muchos cantantes y compositores que en otro momento de la historia estarían con banda, y en este momento la ola los está poniendo solos. Bienvenidos. Habrá que ver que pasa cuando estos aires cambien”. La lista es larga y funde nuevas voces con nombres de trayectoria: Florencia Ruiz, Coiffeur, Flopa, Emiliano Martínez, y muchos otros artistas que salen a escena sin el soporte de una banda detrás. Como no podía ser de otra manera, Gabo tiene una visión sobre lo que significa ser cantautor: “Para mí ser cantautor implica lo que implicaba en los 60: militancia, compromiso con lo que vos estás diciendo en tus canciones, compromiso con tu discurso, ya sea de la palabra o actitudinal. Y escribir lo mejor que puedas, cantar lo mejor que puedas, tocar lo mejor que puedas. No somos todos cantautores ni cantautoras, y nadie por parecer cantautor lo es. Necesitás obra, necesitás soledad, necesitás formación, necesitás escribir, necesitas trabajo, necesitás repertorio, y necesitás consecuencia en el tiempo. Donde yo me hago cargo de la figura de cantautor es en la consecuencia del trabajo, de sacar un disco por año, de un timbre, de un discurso poético, de salir solo con la viola a recorrer cuatro estados de Estados Unidos a full cuatro veces seguidas, de irme ahora a España solo, y de tener una obra de un tipo que se compromete. Yo creo que son elementos que tienen que estar todos. Si vos ponés ese filtro te vas a dar cuenta que hay bastantes, pero no sé si somos tantos”.
A Gabo le molesta cuando lo rotulan como “el cantautor indie del momento”. Sus tres discos, su carrera actual y su historia son las credenciales que exhibe para reírse de esas etiquetas. “Siempre respondo que no trabajo para ser disco del año: trabajo para ser disco del milenio. A mí me van a descubrir, en términos comerciales, dentro de quinientos años, ¿qué me importa?. ¡Ojalá! Yo trabajo para que dentro de quinientos años digan ‘¿quieren saber qué pasó? Escuchen tal tema’, o ‘¿quieren ver cómo era la cuestión de género en la Argentina? Agarren esta cancioncita y revísenla’, con eso ya estoy hecho. No soy del momento, porque si no ya debería haberme caído”.
Puentes
Un animal extraño se ha detenido.
Casi al abandonarte, al decidirlo,
el animal se muere sobre el camino.
Qué extraña es la frontera entre lo ido y lo vivo. Como algunos que muy muertos
parecen estar muy vivos.
Somos tres en la vida: lo muerto,
yo y el camino.
Gabo Ferro, Sobre el camino
Gabo cantó en los 90 en un escenario cultural y político con muchas particularidades y regresó hace tres años a una escena en la cual la masacre de Cromañón tendría que haber funcionado como punto de inflexión para nuevos paradigmas. “Creo que los 90 tienen que ver con un discurso que entre los músicos de rock sigue intacto: no vas a poder hacer una canción más si no tenés un sello discográfico, si no tocás con tal, si no estás en el Quilmes o el Pepsi Music y no sé que mierda más. Eso es absolutamente neoliberal”. Gabo saca a relucir otra vez su veta de historiador para analizar un puente que a los ojos de muchos parece invisible. “¿Viste que en los manuales ponen ‘la Edad Moderna comenzó con el descubrimiento de América’, y todo el mundo sabe que en la historia no existen fechas, sino fronteras de tiempo?. Yo creo que con Cromañón se acaba la década menemista. O debería haberse acabado, porque ya te estoy diciendo que no. Pero creo que ciertos gestos desnudan que ya se terminó. Y me parece que lo estamos desatendiendo, porque hay muchas cosas que siguen intactas, como este deseo de que las cosas sigan funcionando desde el punto de la industria como si nada hubiera pasado. Creo que en muchas cosas los 90 continúan”.
La crónica termina unos días después en el Centro Cultural Caras y Caretas, donde Gabo toca por última vez antes de una nueva gira por España. En el medio del recital se da el lujo de presentar completo su próximo disco, a salir el 21 de junio. “Es el día de la noche más larga, y es un disco negro. Pero a su vez, al ser un disco realista, sabés que esto tiene una duración. Por lo tanto, también tiene muchísima luz, optimismo: con mucho deseo, y con conciencia de que este es un mal momento, pero que también los hay buenos. Siento que este momento ya está terminando”.
Gabo dejó de sufrir. O lo que es mejor, encontró el ámbito para tramitar su sufrimiento, tras decidir qué es lo principal y qué lo accesorio. En ese proceso lento, difícil y desangrado radica, precisamente, la clave de su resurrección.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
- Revista MuHace 3 semanas
Mu 207: Crear lo que viene
- NotaHace 4 semanas
Julio López, 19 años desaparecido en democracia: sus testimonios contra la Bonaerense
- #NiUnaMásHace 3 semanas
Triple narcofemicidio: la respuesta al horror
- #NiUnaMásHace 2 semanas
Lara, Brenda, Morena: Las velas del silencio
- #NiUnaMásHace 3 semanas
Femicidios territoriales: las tramas de la violencia