CABA
Una clase magistral: Damián Verzeñassi, médico
Es uno de los profesionales que viajó a la ONU y el Parlamento Europeo para narrar cómo enferma el modelo de monocultivo transgénico. Su termómetro: los campamentos sanitarios que realiza con los estudiantes de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario. Los efectos del modelo. Por qué existe una violación a los derechos humanos, con el Estado como responsable. La política, y lo que enseña la microbiología. Y cómo crear espacios de comunicación y diálogo para poder priorizar la vida. POR SERGIO CIANCAGLINI
Viajó a Europa y habló ante el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas junto a Juan Ignacio Pereyra, de la Red de Abogados de Pueblos Fumigados. Habló también en el Parlamento Europeo y brindó 21 conferencias planteando tres cuestiones claves:
El modelo de agronegocios basado en monocultivos transgénicos dependientes de veneno viola los derechos humanos.
El Estado es cómplice de esa violación.
Es falso el discurso sobre las “dos bibliotecas científicas”, una que cuestiona tal tipo de producción, y otra que lo ensalza.
El médico viajero volvió a la Argentina y aterrizó en MU para contar ese periplo, pero habló también sobre política, sociedad, y las enseñanzas que nos brinda la biología para pensar la vida en común.
Damián Verzeñassi tiene 42 años, nació en Paraná, vive en Rosario (y es hincha de Central). Es Director de la Carrera de Medicina en la Universidad Nacional del Chaco Austral. En la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario es Director del Instituto de Salud Socio Ambiental y responsable académico del Ciclo Práctica Final, cuyo examen –el que otorga el título de médico- consiste en la participación de los estudiantes en Campamentos Sanitarios que han hecho relevamientos de salud en 34 pueblos de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba.
Además es miembro fundador de la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad y la Naturaleza (UCCSNAL).
El dispositivo incluyó mate, cuadernos y libretas, biromes, grabadores. Como en otros tiempos, merece llamarse “clase magistral” a esta charla que Verzeñassi cultivó ante el Diplomado Andrés Carrasco en Periodismo y Comunicación Ambiental.
Los doctores que acampan
«Lo que hacemos en los Campamentos Sanitarios no es una muestra, como la Encuesta de Nutrición y Salud, sino que vamos casa por casa en los pueblos, con un promedio de entrevistas del 65,8% de los habitantes de cada localidad. Ya son más de 112.000 familias consultadas en sus propios hogares. Buscamos que los estudiantes sepan hacer entrevistas, preguntar y sobre todo escuchar, como parte del acto médico. Que eso resulte útil para definir la situación de salud de una población, y que permita plantear políticas públicas.
Lo que encontramos es el crecimiento de malformaciones congénitas, abortos espontáneos, una prevalencia del hipotiroidismo realmente alarmante, incremento de los casos de cánceres, de enfermedades neurológicas, respiratorias, de la piel.
Nos preguntamos: ¿Qué tienen en común las personas entrevistadas? El 90% vivía a menos de 1000 metros de campos fumigados. Para entender el contexto: desde que se instaló este modelo productivo a fines de los 90 se incrementó 1.000% el uso de agrotóxicos. Pero en el mismo período el aumento de hectáreas cultivadas fue apenas del 50%. Y se logró una mejora en el rendimiento por hectárea de solo el 36%. O sea: se envenena cada vez más, en proporciones absurdas. Y como lo explican los ingenieros agrónomos, para colmo hay cada vez más malezas, más resistencias. Y lo que se produce, al tener venenos, no puede ser considerado alimento”.
Derechos torcidos
Sobre el viaje a Naciones Unidas: “Fue una invitación a Ginebra para exponer ante la ONU junto a Juan Ignacio Pereyra, miembro de la Red de Abogados de Pueblos Fumigados. Hicimos un informe paralelo al del gobierno argentino sobre la situación de los derechos humanos. Lo que denunciamos es que el modelo agroindustrial de eventos transgénicos como soja, maíz y algodón, resistentes a agrotóxicos y dependientes de esos venenos, constituyen una violación a los derechos humanos”.
¿Por qué razón?: “La salud, la integridad física, el derecho a elegir qué comer, el derecho a elegir cómo trabajar y qué producir son derechos humanos reconocidos en las declaraciones internacionales sobre el tema. Pero con este modelo tenemos los alimentos contaminados con transgénicos y venenos, sin aviso: no hay derecho a elegir. Tenemos en nuestros cuerpos los venenos: el derecho a la integridad física se ve violado. Tenemos problemas de salud gravísimos, evidenciados en nuestros campamentos: otro derecho violado. Sabemos que tenemos químicos en el territorio, el agua, el aire, los alimentos y nuestros cuerpos, gracias a científicos como Delia Aiassa de Río Cuarto, Damián Marino en La Plata, Rafael Najmanovich en Santa Fe o los estudios del ingeniero Marcos Tomasoni, entre tantos otros. Esa capacidad violatoria de los derechos humanos del modelo de producción de commodities agroindusrtriales tiene como complemento el rol cómplice del Estado.
Después de la exposición me fui sin muchas expectativas. Días después supimos lo que ocurrió en Entre Ríos: la justicia provincial dictó una sentencia que prohíbe las fumigaciones terrestres a menos de 1.000 metros, y las aéreas a 3.000, gracias a un recurso de amparo que presentaron el Foro Ecológico de Paraná y el gremio docente. Pero ¿quién apeló el fallo? El propio Estado provincial. Hicimos entonces un supra informe confirmando la complicidad de la que habíamos hablado: el Estado es el que reclama para que no se aplique un fallo que cuida la salud de los niños. Por suerte el Superior Tribunal de Justicia entrerriano ratificó el fallo, pero resultó evidente cuál era la intención del Estado provincial”.
Monsanto papers
Explicó Damián Verzeñassi: “Otro mito que creo que se pudo romper fue el de las dos bibliotecas, una a favor y otra contra el modelo. Usamos el trabajo de lavaca de traducir y poner a disposición los Monsanto Papers (www.monsantopapers.lavaca.org). Gracias a eso pudimos decirles a los diputados del Parlamento Europeo, al Comité de la ONU y a los ministros de Salud y de Agricultura de Austria y Alemania, que es una falacia hablar de dos bibliotecas: porque biblioteca científica es aquella que construye conocimiento a partir de la no existencia de conflictos de interés. Pero toda la biblioteca que defiende a los agrotóxicos no es científica sino parte de una estrategia comercial, de falsificación y cooptación de supuestos científicos que son, en realidad, mercenarios de la ciencia. Entonces, no hay opiniones encontradas sino difusión de datos falsos como marketing para justificar el uso de los venenos.
A los pocos días salió el informe de la ONU, en el que dice textualmente: ‘El Comité está muy preocupado por el aumento en el uso de pesticidas y herbicidas, que incluyen glifosato, a pesar de los graves impactos adversos a la salud y al medio ambiente de muchos de ellos, en especial del glifosato, señalado como probablemente carcinógeno por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer de la OMS’. Y el otro párrafo plantea: ‘El Comité recomienda al Estado parte que adopte un marco regulatorio que incluya la aplicación del principio de precaución en cuanto al uso de pesticidas y herbicidas dañinos, en particular los que incluyen glifosato, para prevenir los impactos negativos en la salud por su uso y en la degradación del medio ambiente. El Comité remite el Estado parte a su observación general núm. 14 sobre el derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud’”.
Sal versus glifosato
La conclusión es un reconocimiento. “Fue una grata sorpresa. Quiere decir que estas cosas que plantean médicos, científicos, muy pocos medios y vecinas y vecinos de todo el país, se vieron legitimadas por Naciones Unidas, que además plantea enfáticamente que hay que aplicar el principio de precaución.
¿Qué quiere decir? En la ley argentina vigente el principio precautorio dice que si no se tiene la certeza de que una sustancia no genera ningún daño, se debe dejar de usar. No se trata de probarlo, y si es dañino descartarlo. Es al revés: si tengo la duda de que podría hacer mal, no lo puedo utilizar. Por supuesto han aparecido cantidad de personas en estos años diciendo que el glifosato es inocuo, contra todos los informes científicos.
Además, es muy loco: si algo se investiga y se patenta como veneno, se fabrica, se publicita y se vende como veneno, y se aplica como veneno, parecería que es veneno. Pero las corporaciones y sus voceros dicen que no. En agosto en el congreso de Aapresid apareció un médico diciendo que ‘echarle sal a la comida es más peligroso que el glifosato’. Lo que este señor no sabía es que en ese momento, el mismo 11 de agosto en el que decía semejante barbaridad, en los Estados Unidos un tribunal condenó a Monsanto a pagar casi 300 millones de dólares por el cáncer que contrajo Dwayne Johnson al utilizar glifosato, pero además la condena fue por ocultamiento malicioso sobre el daño que genera ese producto, tema que ya había sido planteado dos años antes por la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC), de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.
Los ciclos y la Bolsa
Otro relato o superstición indica que las cosechas de soja son las que salvan al país y evitan que se hunda. Sostiene Verzeñassi: “¿Quién se salva? La exportación de commodities no paga casi impuestos que generarían el supuesto derrame en la sociedad. Lo que sí aparece es daño, enfermedad, contaminación y destrucción del suelo. Los productores que hacen este tipo de cultivos cada año deben gastar más en fertilizantes extras. Pero lo más terrible es que se rompió la lógica de los ciclos vitales, para que la vida sea posible. El productor se ha convertido en empresario, y sus tiempos –ya ni digo sus ciclos- no son los de la tierra y la Naturaleza, sino los de la Bolsa de Chicago. Por eso han dejado de producir alimentos. Y si no producimos alimentos no tenemos futuro, ni vamos a poder vivir. Podemos subsistir un poco más ingiriendo productos que no son alimentos, hasta que el cuerpo dice basta porque la cantidad de venenos, toxinas, y sustancias dañinas ya impiden que la vida continúe. Llega un punto en el que nuestras células necesitan de verdad proteínas, lípidos sanos, hidratos de carbono y que la energía que produce el organismo sea buena. Por eso tenemos que recuperar es la capacidad de producir alimentos sanos en nuestro país”.
Ciencia obsoleta
«El avance de la construcción de conocimiento en la humanidad siempre tuvo que ver con la posibilidad de sobrevivir. Pero hubo un quiebre y la construcción del conocimiento se puso al servicio del poder. No es de ahora. Ya Descartes planteaba que un problema complejo puede dividirse en sus partes, resolverlas de a una, y así llegar a la complejidad. Pero en realidad estaba sentando las bases de una estructura de conocimiento que le permitiese al capitalismo instalarse en la lógica de la fragmentación, la destrucción de vínculos y relaciones y seguir sosteniendo científicamente la explotación de las personas y de la Naturaleza.
La propia ciencia ya ha demostrado que ese pensamiento es obsoleto y falso, porque no es cierto que resolviendo los problemas simples voy a resolver lo complejo. En términos de salud y de vida hay que empezar a recuperar nuestra capacidad de tener una mirada integradora. Y la ciencia debería ayudar a ese proceso en lugar de responder al marketing y al poder económico y político en muchos casos.
Hemos dejado de escuchar a nuestro cuerpo. Los modelos extractivistas instalados en nuestra región son responsables de los cambios y la desaparición de pueblos y culturas porque destruyen territorios. Pero si se instalaron es porque hubo un trabajo extraordinario sobre nuestras cabezas, que nos hizo creer como sociedad que teníamos que responder a la necesidad del mercado y no a la de nuestros cuerpos. Es una lógica que nos llena de pastillas y remedios cuando no nos sentimos bien, para seguir trabajando. Una lógica que nos extirpa nuestro cuerpo y que nos separa y extirpa también nuestros territorios y elementos vitales”.
La política de las bacterias
Cree Verzeñassi que el trabajo sobre nuestras cabezas se hace a partir de las neurociencias. “Los neurocientíficos son ahora las nuevas celebridades. ¿Por qué tanto endiosamiento? Son los que están haciendo ganar dinero a las corporaciones y construyen un andamiaje de transformación biológica de nuestros circuitos cerebrales. Las estrategias de comunicación se perfeccionaron tanto que están alterando nuestra biología, nuestros circuitos neurológicos, la secreción de hormonas y neurotransmisores de manera que ya no creamos en lo que vemos sino en lo que nos dicen que hay que creer. Es todo un arsenal destinado a afectar con información neuro programada zonas de la corteza cerebral. Sé que todo esto se está estudiando, no hablo desde una paranoia sino entendiendo cómo están afectando nuestra percepción de la realidad y nuestra capacidad de pensar.
O somos capaces de aprender de las bacterias, o vamos camino a desaparecer como especie. Las bacterias no van a desaparecer y nos van a sobrevivir porque son mucho más inteligentes que nosotros. Porque la bacteria se junta con otras para intercambiar carga genética y generar resistencia que les permita a todas sobrevivir. No se enojan entre ellas, trabajan juntas, intercambian, generan procesos de cooperación que son los que han hecho que la vida exista. Veámoslo en lo celular: un espermatozoide y un ovocito se encuentran y no intentan ver quién gana, quién destruye a quién. Se funden y se transforman en otra célula, esa célula se divide, y esa división se hace diversa porque si fuesen todas células iguales no se llegaría muy lejos. La diferenciación no es un aislamiento, sino crecimiento colectivo. La diversidad y el tiempo y el territorio para que esa diversidad pueda expresarse, son dimensiones esenciales para la vida.
Yo me formé como un positivista, un materialista. Creía que el positivismo era la herramienta para entender al mundo. ¿Estaré inhabilitado de por vida para razonar de otro modo? ¿Será muy pretencioso pensar este otro paradigma como una teoría política para imaginar una construcción social a partir de lo que nos muestra la microbiología? Significa pensar que no hay solución individual, y que cooperar y asociarnos nos fortalece.
Tal vez esto que digo es más del orden de la esperanza que de la neurociencia. Pero siento que la realidad es demasiado dura para poder soportarla. Una posibilidad es enloquecer. Otra es recuperar o crear nuevas formas de encontrarnos, de comunicarnos de verdad. No solo transmitirnos información, sino volver a un entendimiento de la realidad que implica ver que la vida es un ciclo, o parte de un ciclo. Y nuestra tarea en este momento es organizar materia y energía y hacer un aporte para que el ciclo biológico pueda seguir funcionando. Entonces la clave es crear espacios de comunicación, de vinculación, de toma de decisiones, de organización social. Hoy las resistencias son la única forma que tenemos de sobrevivir como especie.
Resistencias colectivas, no individuales, que no representan –como nos quieren hacer creer- el odio. Al contrario, surgen a partir de una necesidad vital de sobrevivencia básica e intuitiva, que nace del encuentro con el otro. Creo que es la forma de seguir pensando críticamente y construir pese a todo, para que la historia no sea como nos cuentan que tiene que ser”.
Verzeñassi pone como ejemplos al movimiento de mujeres por el aborto seguro, legal y gratuito, y lo ocurrido en Entre Ríos: “Allí se organizaron las Rondas contra el modelo de agrotóxicos, se logró frenar una ley, se ganó el recurso de amparo para alejar las fumigaciones, y se están discutiendo nuevos modelos productivos como el agroecológico. Eso se logró, como en el caso de las mujeres, porque ante la gravedad de la situación se entendió que no sirve hablar siempre con los que estamos de acuerdo, sino ganar la discusión con el que está en desacuerdo”.
“Se hicieron las Jornadas de Socialización de Saberes en la Legislatura. Frente al mito de que no se puede producir sin venenos, el ingeniero Eduardo Cerdá demostró que eso es falso, y contó la enorme experiencia de la agroecología. Muchos diputados cambiaron de opinión. Y eso fue un gran triunfo. Pero la lógica no fue la de tenerla clara y quedarse contento con eso: el vecino que opina distinto o incluso el diputado que no me gusta, no es mi enemigo. Mi enemigo es el que trabaja en todas partes para seguir sosteniendo un modelo de dependencia y destrucción. Pero en el trabajo colectivo, en encontrarnos, hay una posibilidad de humanizar la política, la ciencia, los vínculos. Es una manera de recuperar algo que es fundamental para que la vida exista: el diálogo entre las diferencias”.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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