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Shockeades: Susy Shock y las Postas Culturales
Junto a Andrea Bazán y Caro Bonillo, comandó las Postas Sanitarias Culturales en los teatros oficiales cerrados y en MU. Tenía pactada una gira en Europa junto a su banda, pero debió quedarse y armó una productora. Tejió redes para sostener al círculo de diversidad que la rodea, asediado por el “quedate en casa”. Nominada a los Premios Gardel, habla de volver a la cuadra, al encuentro, al cuidado más acá de la OMS, y a hacer arte para imaginar un futuro distinto. Por María del Carmen Varela.

¿Dónde comenzar a buscar indicios de verdad y belleza? ¿Cómo prepararse para lo que está sucediendo? ¿Y para lo que viene? ¿De la punta de qué ovillo podemos tirar para iniciar entramados que le den color al imperio del gris? El arte es un señuelo, una guía, una señal que descubre el oráculo para un presente incierto y la herramienta eficaz y perdurable para construir futuro.
Entonces, ¿qué dice el arte en medio de una pandemia?
La calle es arte
Si bien desde el minuto cero de la cuarentena obligatoria hay acciones artísticas desde plataformas virtuales, traspasar la pantalla fue el desafío y la necesidad de que artistx y público volvieran al encuentro. Las Postas Sanitarias Culturales fueron una respuesta artística ante la falta de políticas oficiales que ya venía atravesando al sector y que se agudizó con la pandemia. Ante la parálisis impuesta, lxs artistxs siguieron en movimiento.
¿Qué es una Posta Sanitaria Cultural? Una irrupción artística en el espacio público. ¿Para qué? Si los teatros y espacios culturales deben estar cerrados, el arte sucede en la calle, con las medidas higiénicas y la distancia de los cuerpos indicadas por las autoridades encargadas de la salud.
Las tres primeras Postas semanales tuvieron como escenarios las puertas cerradas de tres teatros oficiales: el Presidente Alvear, el San Martín y el Colón. Lectura de textos y manifiestos, canto, danza, y la artista Susy Shock, que leyó su poesía; la acción en el Teatro Colón contó con la actuación del dúo Ópera Queer, integrado por Fernando y Luis De Gyldenfeldt.; las actrices de la compañía Ver Llover y la bailarina Cecilia Gruner también participaron de las postas, que luego tomaron forma en el espacio cultural MU Trinchera Boutique –la casa de la cooperativa lavaca– con shows musicales en la voz y con el encanto de Susy Shock, los viernes por la tarde.
A través de una gran vidriera, se levanta el telón metálico y aparece Susy acompañada por las músicas Caro Bonillo y Andrea Bazán, a cargo de las guitarras y coros. Una butaca ubicada estratégicamente frente a las artistas, se instala en la vereda, une espectadxr se sienta en ella y recibe el regalo de una canción: tango, milonga, chacarera, zamba y cumbia son los variados ritmos que envuelven este obsequio musical. Y a través del vidrio y por encima del barbijo, mirarse a los ojos.
Los teatros y espacios culturales agrupados en ESCENA se sumaron a las postas culturales y los domingos por la tarde realizan actividades en las puertas de sus locales cerrados. Ya participaron Espacio FACE y Planta, en Parque Patricios, Mu Trinchera Boutique y Sala de Máquinas en Congreso; y Tribunales, El Piso y el Centro Cultural Macedonia, en Villa Crespo y Almagro.
Susy es la posta
Susy es cantante, actriz, escritora, poeta y más. Le gusta definirse como artista trans sudaca y de género, colibrí.
Es la chamana que arrojó caña al piso de mármol ajedrez de MU Trinchera Boutique y luego entonó una canción con su caja, en una ceremonia intima al inaugurar el espacio de la Cooperativa lavaca en Congreso en agosto de 2017. La Poetisa que con sus libros Poemario transpirado, Relatos en canecalón, Hojarascas y Crianzas relata la aspereza de un mundo al revés, pero también acaricia con su remanso de palabras. La que nos obsequia frases para pintar murales, hacer afiches o tatuarse en la piel: “No queremos ser más esta humanidad” y “Buena vida y poca vergüenza”, frase heredada de su abuela tucumana que ella llevada tatuada en su mano. La Maestra a la que escuchamos cada vez que estamos desorientades.
Susy tiene la Posta.
Apenas levantado el telón metálico de MU y antes de arrancar con la primera canción dedicada a unx espectadorx, enfatiza la urgencia de volver a habitar la cuadra, el barrio, el pueblo, la ciudad y definió el desafío de esta época: “Hay que Re-crearnos”, dice. ¿Cómo se hace? “Bienvenida esta época porque es como volver a una fuente, como pensar que el teatro sólo está dentro del Teatro San Martín, pensar que la música solamente va a estar en la amplificación de un sonido, como pensar que la poesía va a estar en los libros, pero en realidad la humanidad estuvo antes que los libros, los teatros, antes que cualquiera de las tecnologías que después el arte necesitó para explayarse. Ha sido vital que el arte esté acompañando todas las épocas porque si no ya no tendríamos mundo. Si solo hubiesen mandado la ciencia, esta política burocrática y la lógica de los mercados, hoy llamado capitalismo –pero en su época siempre hubo distintos ismos que nos fueron relegando– sería ya un fracaso, no habría humanidad. Estamos al borde del colapso, si alguito nos queda claramente es porque está el arte soñando otra cosa, instando a una insatisfacción, proponiendo una emotividad que ya no me la está dando ninguno de estos patrones que nos guiaron, que deberían estar haciéndonos la vida más fácil, por no decir feliz”.
Si hay algo que hemos escuchado y leído infinidad de veces desde que arrancó la cuarentena preventiva y obligatoria es el slogan “Quedate en casa”. Susy cuenta cómo le resuena esta consigna: “Es una época que instaló eufemismos, ‘casa’ es un eufemismo y más allá de discutir quién tiene casa o no, a las disidencias hablarles de casa es no conocernos, no conocer las realidades de donde venimos, la batalla primera y fundamental que tenemos que es con esa casa que nos expulsa y si no nos expulsa, es la que nos disciplina”.
Lo primero que hizo fue preguntar a sus amigas. No para desoír el mandato de cuidarse, sino para cuestionar a quienes se imponían como capacitades para ese cuidado. “Ha sido un fracaso de nuestra democracia, claramente lo sostengo, que las fuerzas de seguridad sean las que tengan que estar en la calle ordenando esta época, con todo lo que eso significa porque es la demostración de algo no saldado, algo que todavía sigue con enormes lógicas de las épocas de dictadura. La calle infectada de policía era la primera alarma. Lo digo como trava, como artista, como cualquiera de los bordes que transito. Era ponerme en peligro en lugar de resguardo. ¿Quiénes estaremos capacitades o no para pensar la época? ¿Dónde están les artistas? ¿Dónde están les filosofes? ¿Dónde están les intelectuales? No están siendo invitades a pensar esta época y sobre todo a imaginar cuál es la salida, porque todo lo manda el mercado y todo lo manda la ciencia y todo lo manda una política burocrática que es la que nos trajo al fracaso”.
La comunidad trans y travesti sabe de cuidados, de virus estigmatizantes y de organismos disciplinadores: “Ellos son los mismos que cuando estalló el VIH aprovecharon para disciplinar con enormes mentiras y no para cuidarnos sino para castigarnos, para encerrarnos y continuar su propia hegemonía y en ese punto, nosotras aprendimos a cuidarnos. Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su momento decía que no se podía tomar mate porque te contegiabas de VIH, nosotras aprendimos a tomar mate, aprendimos a no relegar el deseo y lo que podemos sentir por otra persona y lo que otra persona puede sentir por una. Esa estrategia la tenemos nosotras, nos la enseñaron nuestras madres, abuelas, tatarabuelas, que inventaron el deseo. Lo hicimos antes de la que la OMS diga ‘¿sabés que me equivoqué?, el mate no contagia’, porque entre que lo tiró hasta que lo negó, hubo un enorme disciplinamiento, instaló un montón de miedo y desde esa ignorancia hizo mucho mal. Entonces ¿tengo que escuchar a la OMS, para quien hasta hace un año las travas éramos personas enfermas? ¿Tengo que escucharlos para que me digan cómo me tengo que cuidar?”
Zoom o valijita
Al comienzo de la pandemia, Susy tuvo una ilusión: “Yo pensaba que iba a ser el fin de nuestra especie. Se termina todo y el planeta queda para las plantitas y los animales”. ¿Qué pasa con este mundo tal como lo venimos viviendo? “Este capitalismo está llegando a un proceso tan furioso, que en todo caso la pandemia desnuda la profunda desigualdad en la que nos instaló. Como si estuviera rabioso, como el último grito del animal acorralado, que va a luchar hasta el final y ellos tienen todas las estrategias, todas las herramientas, todas las prácticas y no les importa quemarte el humedal, no les importa ir por el Amazonas, no les importa plantarnos una granja de chanchos para seguir jodiéndonos la vida, no les importan las nuevas señales de advertencia que el mismo mundo está dando. A punto del colapso, siguen haciendo oídos sordos”.
Ya que parece que pese a esta pandemia, vamos a continuar como especie, ¿cómo seguimos? “Si vamos a durar, que duremos con lo bello que nos trajo hasta acá. Por eso vuelvo a rescatar el arte, no porque sea más elevado o superior que el resto pero sí es una instancia que nos instala en otro lugar, es otra agenda. Si nos quedamos, si duramos, que duremos con lo más bello que tengamos para aportarle a esta época y a la que viene”.
¿Cómo se transita una pandemia siendo una artista autogestiva? “Yo pude porque estoy en red”, afirma Susy. Esa red implicó desde llamados telefónicos que le advertían “tengo permiso para circular, lo que necesites me avisás y voy a tu casa”, hasta compras colectivas de alimentos, armar la mesa con las verduras cosechadas en el jardín de una casa amiga y repartir los frutos del limonero. Y también está presente la “red de pensar”. Desde esa red se armó la productora “Que otros sean lo normal”, generadora de contenidos audiovisuales. ¿Por qué nace esta productora en plena pandemia? Apenas comenzó la cuarentena, Susy recibió catarata de pedidos de entrevistas y shows por streaming. “La demanda era que todo pase por el celularcito. Yo comprendo que ahora todo pasa por ahí, pero no deja de ser un conformismo”. Ante cada solicitud de su presencia virtual, Susy explica amorosamente: “Cuando voy a actuar, voy a un territorio y voy con mi valijita también. Alguien se me acerca y me dice ¿tenés libros, discos? Yo los vendo y eso es para mi olla. Ahora el pedido de que estés es por streaming o Zoom, pero yo digo: no puedo ir con mi valijita, esta lógica de zoom a vos te la facilita pero a mí, me la complica. Eso se llama extractivismo. Entonces empezamos a generar contenido audiovisual porque me seguían pidiendo todo por celular y dije: les voy a dar algo bello. Hemos creado una cooperativa, entonces hay directorxs, sonidistxs, iluminadorxs, productorxs. Esto no puede ser gratis. Te estás ahorrando llevarme, feria del libro de tal lado, fundación de tal lado, te ahorrás mi pasaje, mi estadía, pero querés mi contenido gratis, gastando yo la luz, el wifi, el celular”.
¿Dónde se encuentra la belleza? Y en todo caso, ¿qué es la belleza? “Siempre estuvimos tratando de producir contenido bello, a veces lo logramos, a veces no, pero estamos con el intento de marcar esa diferencia hasta filosófica, te diría. Si cuando hablo del fracaso estoy pensando en un mundo feo, entonces tengo que proponer algo opuesto y lo opuesto es pensar que las tapas de nuestros libros y discos tienen que ser bellas, los arreglos que hacemos tienen que ser bellos, tocar tiene que ser un hecho de arte, de belleza, más allá del contenido que tenga porque también en nuestra disidencia nos burocratizamos bastante. Parece que lo importante es decir ‘patriarcado’ cada cinco renglones y en realidad hay que pensar menos e instalar una buena canción, un buen texto, una buena poesía, un buen hecho artístico y esa es una diferencia enorme. Yo soy distinta de este mundo que es horrible. Horrible es que haya pibes durmiendo en la calle. No hablo de lindura cuando hablo de belleza. Bello sería un mundo más equitativo, bello sería cuando ves a las travas riéndose y no pensando como llegan a pagar el alquiler en el medio de esta pandemia. El armado de la productora se aceleró en esta época de tanta demanda. No me conformo con el celular y quiero invitar a este mundo a que no se conforme con el celular”.
Gardel y la heterosexualidad
Traviarca –el disco de La Bandada de Colibríes, la banda musical en la que canta Susy– fue nominado como Mejor álbum conceptual en los Premios Gardel que se entregaron el viernes 18 de septiembre. “Quienes nominan son pares y a mi eso ya me ubicó en algo para celebrar”. El título –Traviarca– hace referencia a la travesti que por su sabiduría es respetada por su comunidad y rinde homenaje a la activista Lohana Berkins, fallecida en febrero de 2016. El disco hace un recorrido por distintos ritmos musicales: zamba, chacarera, milonga, candombe, chamamé, copla y vidala. “Están bastante llenos esta vez los casilleros de las nominaciones con autogestión, con disidencia y también tiene que ver con esto furioso que se empezó a instalar y que vino para quedarse que es: tomemos los lugares. En el jurado de los Premios Gardel empezó a haber más mujeres, más disidencia, y eso ya le viene cambiando desde el año pasado la lógica de quienes son los nominados y los premiados porque siempre han sido varones. De hecho la última que ganó un Gardel de oro fue Mercedes Sosa hace veinte años y recién Marilina Bertoldi el año pasado”. La Bandada de Colibríes no vuela junta desde marzo. El año pasado realizaron una gira por Europa, que incluyó un recital en el Museo Reina Sofía, en Madrid, también en ciudades como Barcelona, Bilbao, Lyon en Francia y Belfast en Irlanda. En mayo hubiera arrancado la gira europea de este año, que se posterga, en principio, para el próximo.
De adolescente Susy vio mucho cine, teatro y leyó infinidad de libros. Se fue nutriendo de arte. ¿De qué se nutre ahora? “Al mundo adulto le sigo desconfiando y me interesa cada vez menos, en los últimos encuentros de disidencias yo decidí quedarme en la guardería, dije yo voy a cuidar a les pibxs en lugar de estar en las mesas de pensamiento y querer cambiar el mundo. Me quedé y aprendí un montón, porque si vos no trabajás con tu niñe interior, ninguna crianza se queda cinco minutos con vos. Festejo esa naturalidad, la necesito, voy ahí para todo el tiempo estar más cerca de mi propia niña porque la única señal luminosa me la da la infancia”. ¿Qué hacemos lxs adultxs para no marchitarnos? “Es momento de absorber y no creerse que estamos en un punto acabado. Ser ese gerundio del que habla Marlene Wayar, ser un gerundio todo el tiempo, ir siendo. El mundo está tan emprobrecido, tan chato que no hay novedad. En la feria del libro del año pasado presentamos libros con Marlene y a una pregunta mi respuesta fue que la heterosexualidad no tiene más novedad, por eso nos invitan. Ya no tienen nada nuevo que contar y están mirando alrededor. Ah mirá, acá las travas están escribiendo, entonces nos dan un lugarcito. Nosotras nos damos cuenta, no somos tontas y sabemos aprovechar los lugares. Pero eso tiene más que ver, más allá de las pequeñas, grandes, mayores o menores luces que podemos tener nosotras y proponerle a este mundo, sabemos que el sistema que es la heterosexualidad ha fracasado”. Apagar la tele para ver la realidad. Así sería la táctica de Susy para conectar con el mundo. “No tengo que saber todos los detalles, estar con la radio o la tele prendidas, ¿cómo no voy a entender esta época? La mayoría está con miedo y no estoy hablando solamente de la pandemia. Nada más peligroso que la gente que tiene miedo. Más que por los diarios, me informo con la voz propia, de las amigas, de las hermanas y compañeras”.
Volver a lo puro
A los 14 años comenzó a estudiar teatro con el aliento de una maestra del colegio en el que su mamá trabajaba como portera. El teatro independiente fue su espacio de transformación y apostar a lo colectivo es una práctica que Susy realiza desde hace tiempo. Desde Casa Giribone, en 2001, en medio de un país en ruinas, se juntaba con otres artistas, organizaban varietés y formaron comunidad. Con los años siguieron otras construcciones grupales: Las Noches Bizarras, La Bandada de colibríes y distintos ciclos en varios centros culturales a los que Susy tiene la particularidad de concurrir en tribu.
¿Cuál es la clave para ver más allá de este momento? “La próxima pandemia nos tiene que encontrar viviendo juntas, además compartir un alquiler es mucho más barato y podríamos tener la posibilidad de tener casas más grandes, con jardines. La romantización de la soledad que a veces tenemos las disidencias hay que discutirla porque no está bueno que estemos solas. Podemos un montón de cosas con otras y una palabra tan grande como comunidad que siempre decimos, escribimos, pregonamos, la tenemos que poner radicalmente en práctica. Es vital, yo no sé cuánto de mundo nos queda y cómo se van a presentar los desafíos para seguir sobreviviendo en la desigualdad. Hay gente que está viviendo en la ciudad sola y que tiene una o dos habitaciones vacías, ¿cómo es esto?”
El arte es ofrenda. Y así lo siente Susy cada vez que está frente al público. ¿Cómo es cantar mirando a los ojos a una sola persona? “Queda la mirada y eso es muy potente”. ¿Qué propone este momento de intimidad? “Yo quiero empezar algo nuevo desde ahí, hay una señal de reencuentro que después si quieren lo escenografiamos, lo pintamos, lo tecnologizamos, le ponemos luces, amplificamos el sonido. Ahí hay algo re purito que para mí fue como un reencuentro y yo soy una artista que mira cuando está en el escenario, pero hay algo también que te lo va impidiendo, la distancia del escenario, la cantidad de gente. Celebro volver a ese punto, lo disfruto, me emociona y me conmueve”. El reencuentro de algo perdido, define Susy, algo que hay que cuidar con algo más que con alcohol en gel. Y es ésta la oportunidad. “Mediatizamos muchas cosas, pusimos demasiadas cosas entre una persona y la otra, demasiadas”.
Se trata entonces de ir a lo primario. Este momento puede ser la posibilidad para que brote lo primordial: “Acá hay algo puro que a mí me iguala a quien estuvo hace cinco mil años atrás en una ronda, en un ritual para pedirle a los dioses que lloviera porque si no, no íbamos a comer, porque teníamos miedo a los dioses y los teníamos que alegrar, porque había que acompañar un nacimiento o el tránsito a una muerte. A mí eso no me tocó sentirlo porque cuando nacía esta época ya estaba tecnologizada, había algo ya desacralizado. Escuché una vez que un niñe es el mismo niñe de todas las épocas cada vez que descubre el fuego. No importa si vive en un edificio o en una zona rural, la primera vez que ve el fuego, ese niñe se parece al mismo niñe de todas las épocas. Me parece que hay algo de la mirada, de esa cercanía, de esa necesidad de decir con los ojos. Yo siento que soy la misma y el que está sentado ahí es el mismo y de repente somos todas las épocas y quizás lo más interesante es que somos también la época que viene. Quizás el fuego sea algo que todavía sigue siendo un misterio y nos sigue maravillando. El misterio del fuego es único, es intransferible. Nos sostiene en todas las épocas, como la mirada”.
En cada Posta, Susy deja picando la propuesta de ofrecer belleza para diferenciarnos de un mundo opaco y mezquino: “Esta es nuestra Posta. ¿Cuál es la tuya?”
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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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