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Sagrados corazones. Clínica recuperada, en Hurlingham

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Sesenta familias iniciaron el camino de conformar una cooperativa para recuperar las fuentes laborales de la Clínica Sagrado Corazón de Jesús, en Hurlingham. Tuvieron que afrontar despidos, salarios impagos, cierre de áreas, la precarización, amenazas de barras de Boca y River, y hasta impedir que los dueños levantaran un muro frente a la institución. ¿Cómo conseguían agua caliente y medicamentos? El comienzo de un camino donde se proponen recuperar mucho más que el trabajo. Y un panorama sobre cómo la autogestión puede mejorar a la salud pública. Por Lucas Pedulla.

Sagrados corazones. Clínica recuperada, en Hurlingham
Fotos: Ramiro Domínguez

Hay quienes dicen que se trata de la especialidad médico-quirúrgica que se encarga del abordaje de las enfermedades y lesiones que afectan a los huesos, músculos y tendones, pero cuando al técnico radiólogo Gustavo Scardacione lo encerraron con cinco barrabravas de Boca y de River en el consultorio de Traumatología de la Clínica Sagrado Corazón de Jesús, en Hurlingham, el consejo que le dieron no sonó a prevención profesional: “Sabemos dónde vivís y los movimientos de tus hijas. Fijate lo que hacés: el que avisa no traiciona”.

La escena ocurrió en 2016, no había pandemia. La salud –según las fuentes– no era considerada “esencial”, y habla de un momento en el que matones deambulaban por los pasillos de una institución sanitaria mientras la gerencia despedía a sus trabajadoras y trabajadores, al mismo tiempo que áreas como Obstetricia, Pediatría y Maternidad desaparecían. 

Gustavo nació en esa misma clínica 52 años atrás, y allí se crio, donde su madre trabajó durante más de tres décadas como empleada administrativa. En 1998 ingresó en el área de Radiología, y en 2006, ya como delegado por la Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA), empezó a formalizar las denuncias que junto a sus compañeros y compañeras visualizaban desde 2001,y que conformarían una tríada de vaciamiento durante los siguientes veinte años: pagos atrasados, aguinaldos inexistentes, insumos de fantasía.

En mayo de 2020 las condiciones llegaron al extremo cuando el PAMI, la obra social que brinda asistencia a más de 5 millones de jubilados de todo el país y que derivaba el 98% de los pacientes del Sagrado Corazón, rescindió el contrato con la clínica, luego de denuncias por las condiciones de atención a los afiliados. 

Seis meses después, el hijo del dueño levantó un muro para sacar a la gerenciadora, y les dijo a lxs trabajadorxs que no la podía mantener más. Tampoco se haría cargo de la deuda millonaria en salarios. Y así, en plena crisis sanitaria, los responsables de la clínica más grande del municipio tapiaban un “elefante blanco” con disponibilidad de 120 camas. 

Entonces, sus trabajadores y trabajadoras entraron.

Y así, a 52 años de su nacimiento en este lugar, Gustavo será el presidente de la Cooperativa Clínica Privada Ricchieri, que se propone recuperar algo más que el trabajo, en una historia que recién empieza a escribirse.

Vaciamiento y caderas rotas

La Clínica Sagrado Corazón de Jesús está ubicada en Ricchieri 1634, en el municipio de Hurlingham, al oeste del conurbano bonaerense. Ocupa media manzana y sobre sus paredes blancas, de cara a la calle, una leyenda grita: “Con la familia no se jode”. Dentro, más de 20 trabajadores y trabajadoras están realizando su segunda asamblea. Los pasillos vacíos guardan huellas del abandono que se mide en los escombros desparramados y en las camas vacías.

Gustavo abre un cuaderno en el que contabiliza la última parte del derrotero: “En noviembre de 2019 cobramos sueldo y medio. En diciembre, $5.500: 3.000 antes de las fiestas y el resto antes de Año Nuevo. En enero de 2020, $1.400. En febrero, $7.700, y a fin de mes completamos hasta $15.000. En marzo, $5.000, y otros $15.000 a fin de mes. El 4 de mayo, un proporcional, y el 29 de mayo fue el último pago que nos hicieron: $1.000”. Cuentan que de 170 profesionales que supieron ser, a mayo llegaron a 100: la deuda total la calculan en 50 millones de pesos.

A pesar de los cambios de gerenciamiento, la clínica mantuvo la razón social, pero la situación fue precarizándose a través de los años y las especialidades se redujeron: “Quedamos PAMI-dependientes: el 98% de los pacientes que teníamos nos llegaban de PAMI”. En la comunidad, un mote pesado comenzó a ceñirse sobre la clínica, como ocurre con muchas instituciones del conurbano que trabajan con PAMI: la llamaban “Camino al Cielo”. En Facebook hay armados grupos de familiares que denunciaban las condiciones sanitarias y de atención, que llegó a su punto máximo cuando en mayo del año pasado el subdirector del PAMI y extitular del Consejo Deliberante de Hurlingham, Martín Rodríguez, anunció que la obra social rescindía el contrato. 

La precarización narrada por lxs trabajadorxs se conjugaba con el estado de salud de los jubilados con esa obra social. En 2017, dos enfermeras despedidas denunciaron ante el Concejo local las irregularidades, como consigna una nota en el portal local Oeste Noticias: “Cada enfermero atendía 20 pacientes por turno, con los despidos la clínica quedó con 2 enfermeros para atender 50 pacientes”, denunciaron.

Liliana Cabrera, 45 años, 7 como enfermera, completa a MU: “La falta de insumos era terrible y lo padecés con el paciente y los familiares, que no lo saben y te increpan. Trabajábamos con todos gerontes y los pañales eran una necesidad básica: con suerte daban 25 para una guardia de 12 horas y teníamos que seleccionar las horas donde cambiar, cuando a cada adulto hay que cambiarlo cada 3 o 4. Tampoco teníamos sábanas. Son pacientes muy añosos, muchas veces los traen de los geriátricos en muy malas condiciones, con escaras, con sarna”.

Mónica Cárdenas, 39 años, 15 como mucama: “Daban un litro de lavandina para un edificio de dos plantas. Vivía comprando perfume, lavandina y trapos de piso”.

Marianela Heintz –32– y Yanina Horno –28–, ambas técnicas en radiología: “El procesador de la máquina tiene un revelador, fijador y agua. Se tiene que cambiar cada 15 días, si no se empieza a agotar, y cuanto más pasa, menos nítida es la imagen. Cuando perdés nitidez, perdés un montón de patologías. No solo no entregaban los líquidos sino que tampoco había placas de tamaño grande, por lo que hacías malabares para sacarlas como podías y ver dónde es que dolía más. Hemos llegado a entregar placas sin diagnosticar. Y había placas con fracturas de cadera groseras que no se podían ver. Imaginate las cosas chicas”.

Martín Jansen, 37 años, 17 en laboratorio: “El laboratorio era lo único que más o menos funcionaba, porque era tercerizado, y podíamos prestarles insumos a otras áreas”.

Paula Giménez, 46 años, 3 en Hemoterapia: “Teníamos que hacer vaquita para poder almorzar. Algunas chicas tenían marido u otro trabajo, pero otras no podían pagar”. Liliana suma: “Yo salía cargada de mi casa con mate, té, café y pava eléctrica porque no tenía nada para hacer guardias de 12 horas”. La pava eléctrica –cuentan–no era solo para el mate: “Como no teníamos agua caliente, la higiene del paciente la hacíamos calentando agua en la pava”.

Algunas hasta tenían que traer medicamentos de otros lugares. Petrona Zapata, 69 años, 24 como enfermera, era una de ellas: “Muchos tenían que tomar Levotiroxina, un medicamento para la tiroides, que se toma sí o sí en ayunas, pero no había”.

¿Y qué hacías?

–Les daba de la mía.

Pandemia Barrabrava 

María Duarte dice que se llama así, pero sin el Eva y sin el Perón. Tiene 60 años, 16 como administrativa, y una precisión para lo que viene: “Lo más importante es que estemos organizados y seamos compañeros. El resto viene después”.

Gustavo cuenta que recuperar este “elefante blanco” es crucial para el distrito: “Es una clínica con 120 camas. En Hurlingham está el Hospitalito, que tiene 20 camas y 6 de terapia, pero después no tenés otro lugar asistencial, ni público ni privado”.

Cuentan que el intento de levantar un muro en la entrada derribó todas las máscaras. Eduardo Gil, 58 años, 4 como empleado de mantenimiento y seguridad, estaba de guardia esa mañana: “Fue en noviembre. Eran las 7 de la mañana. Empujan la puerta y el dueño me dice que agarre mis cosas y me vaya. Estaban también algunos de los barrabravas. Se me meten adentro del auto. Me dice: ‘Más vale hacé caso porque te van a llevar a cualquier lado’”. Lo llevaron hasta una estación de servicio y le quisieron dar plata para que no hablara. Dijo que no. 

Avisado, Gustavo llegó a la clínica y discutió con el hijo del dueño, que le reconoció que no les pagaría un centavo. Allí arrancó un sueño que hoy se está formalizando.

Por qué una cooperativa: “Vimos que  esto iba a quedar vacío y nuestra intención era seguir con las fuentes laborales. Queremos seguir apostando. Hay compañeros y compañeras que están sin nada. Empecé a investigar, a indagar y a alimentar la expectativa de los que estamos acá”. 

Son 60 familias que están apostando a este nuevo presente, con la perspectiva de sumar más. Conocieron al referente del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas, Eduardo Vasco Murúa, a cargo también de la Dirección Nacional del área en la Secretaría de Economía Social, que les brindó apoyo y asesoramiento, y ya se encuentran tramitando la matrícula ante el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social. 

Luego, vendrá otro debate respecto al futuro, que ya se avizora: “Hay distintas propuestas de trabajo que están llegando. Hay algo que pasa en salud, que es muy feo, pero que lamentablemente funciona así: si vos trabajás con PAMI, hay otras obras sociales que ya no se acercan. Y el motivo es cruel: la gente joven no quiere estar al lado de la gente mayor. Así te lo manifiestan. Las que tienen PAMI están sentenciadas a tener solo PAMI. Si optamos por ese camino, tenemos las habitaciones y los equipos para funcionar. Hay muchas variables que tenemos que analizar en asamblea”.

Como sea, y a la espera de la matrícula, saben que ahora la decisión está en sus manos. Por eso, Gustavo grafica en una palabra lo que viene: “Ilusión”.

Salud & Autogestión

El Registro Nacional de Empresas Recuperadas (RENACER, dependiente de la Dirección Nacional de Empresas Recuperadas) contabiliza ocho clínicas y/o sanatorios recuperados en todo el país. La Cooperativa Clínica Mosconi, en el partido bonaerense de Ensenada, recuperada en 2007, es un ejemplo. “Arrancamos siendo 55 y hoy somos 130, mientras que pasamos de 5.000 pacientes por mes a 23.000”, dimensiona su presidente, Salvador Espósito, los 14 años de recorrido autogestivo. “No fue fácil. Era esto o la calle, y hubo que salir a contarle al paciente de qué se trataba, porque esto era un desprestigio que nadie te cree”. La cooperativa hoy trabaja con PAMI, IOMA y mutuales varias. El secreto: “Lo primero que hay que hacer es empaparse de empatía, porque esto no es un kiosco, y el abuelo es el ser humano más desprestigiado por todos lados. Los rechazan, los discriminan, los usan. Y desde el amor al prójimo, desde ese cariño al abuelo, generamos trabajo”. 

La calidad de atención mejoró, armaron un comedor, y tienen una ambulancia propia para llevar a les abueles de la clínica a sus casas, además de una camioneta para trasladar a profesionales en caso de contratiempos. “Somos dueños de nuestro propio destino y hace 14 años que somos una molestia para el mercado corporativo”, grafica Espósito.

Otro caso que demuestra la potencialidad del sector ocurrió en enero: la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó el primer test local que detecta Covid-19 en 5 minutos, desarrollado por el Conicet, pero que será producido y comercializado por la Cooperativa Farmacoop, el primer laboratorio recuperado del mundo, ubicado en Villa Luro. La gestión fue motorizada por la Dirección de Empresas Recuperadas de la Secretaría de Economía Social, y la inversión de capital (más de 100 mil dólares para importar tres máquinas de Estados Unidos) fue realizada por la empresa privada Alimentos Proteicos. “El objetivo es producir 100 mil por semana”, explica el presidente de Farmacoop, Bruno Di Marco. “Es el primer test de este estilo que se fabrica en el país, el resto son todos importados. También es la primera vez que el Conicet hace una transferencia de tecnología a una cooperativa. Es un ejemplo y un caso de éxito de una línea de trabajo que sostiene la Dirección, pero que en realidad es una política de todo el movimiento, y que implica Sustitución de Importaciones por Autogestión: identificar productos que se estén importando para poder fabricarlos en nuestro país. La idea es continuar para que el Estado facilite estos convenios, y desde las cooperativas, facilitar el espacio físico y el know-how”.

Según especifican, la herramienta se creó para hallar personas contagiadas y trazar redes de contacto. 

Las características de producción –indican– son similares a las de los conocidos tests de embarazo. 

El dispositivo se comercializará bajo el nombre de FarmaCov Test.

Portada

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

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Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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