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La forma del agua: MU en San Pedro, Ramallo y el Delta del Paraná

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Desde las 16 y con una movilización desde Plaza de Mayo al Congreso de la Nación, finaliza hoy la travesía náutica organizada por la Multisectorial Humedales que partió de Rosario el 11 de agosto y navegó 350 kilómetros por el Río Paraná. Junto a más de 380 organizaciones entregarán un petitorio en el que exigen el urgente tratamiento, la sanción e implementación de la Ley de Humedales, que desde noviembre pasado duerme en la Comisión de Agricultura y Ganadería de la Cámara de Diputados. Si no se vota este año, volverá a perder estado parlamentario como en 2016. Compartimos libremente esta nota, parte de la MU 161, desde San Pedro, Ramallo y la zona de las Islas Lechiguanas, mientras múltiples leyes no se aplican, el proyecto de Ley de Humedales permanece cajoneado, el Paraná sufre la peor bajante desde 1944 y mientras las asambleas organizadas son las únicas que la siguen remando.

Por Francisco Pandolfi.

Al atardecer es majestuoso en la costa del delta del Paraná. La jornada primaveral en pleno julio hace aún más bella la escena. Pero el problema irrumpe cuando se hace zoom: la película se convierte abruptamente en una de terror. El cielo ya no ostenta su paleta de colores tradicionales. Ese abanico de azules y celestes en degradé hasta fusionarse con el río, sufre una alteración evidente: un gris humo, un gris ceniza, un gris muerte. Los incendios que el año pasado arrasaron más de 350 mil hectáreas, nunca cesaron totalmente. Y entonces, esa diversidad de verdes que regala la naturaleza viva, vira en naranja fuego, en negro quemado, en marrón infértil: sigue ardiendo nuestra habitat mientras múltiples leyes guardianes del ecosistema no se aplican, el proyecto de Ley de Humedales duerme cajoneado en el Congreso Nacional y el río Paraná sufre la peor bajante desde 1944. 

Un poco más de zoom: a 170 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires se sitúa San Pedro;  65 más al norte, Ramallo. Volvieron a llenarse de humo en las últimas semanas y hacia allá viajó MU para intentar comprender la degradación de todo lo que rodea al segundo río más largo de Sudamérica. A sólo dos kilómetros de Ramallo se emplazan las islas de las Lechiguanas, que pese a la cercanía con el norte bonaerense pertenecen a la jurisdicción de Gualeguay, Entre Ríos. En 2020, casi el 60% de sus 250 mil hectáreas se incendiaron. Y en los primeros días de julio, las Lechiguanas —su nombre deriva de unas pequeñas avispas— sufrieron el fuego otra vez. Entre los focos generados en su superficie y otros en la zona de Baradero, se quemaron más de 5 mil hectáreas.

La organización Unidos por la Vida y el Medioambiente (UPVA) de Ramallo se fundó en 2013 y lleva adelante distintas resistencias: una planta de celulosa contaminante (Fiplasto); una reserva natural abandonada; la construcción de un puerto en un humedal; la boca de un arroyo tapada por un empresario; fumigaciones; una empresa química (Carboquímica del Paraná) que tiraba alquitrán al río; el arrasamiento de bosques nativos. Y sobre todo desde el año pasado, los incendios. “Fueron intencionales. Al poco tiempo, ya sembraron con agroquímicos… ¡qué casualidad!”, sentencia Evangelina Romano, presidenta de UPVA. Habla desde las tripas junto a tres de sus compañeros. Oscar Mollevi: “Cuando se incendian las islas, el humo está en tu habitación, sin dejarte respirar”. Leandro Monserrat: “Está bueno que el humo venga para la ciudad, así la gente se da cuenta lo que pasa. El olor es terrible”. Nicolás Cerretani: “Buscan injertar un paisaje pampeano para iniciar cultivos en él, aplicando productos químicos”.

Jueces y perejiles 

Luego del arrasamiento de las llamas y las denuncias de fumigación, en diciembre pasado el Juzgado Federal Nº2 de Paraná, comandado por el juez Daniel Alonso, emitió una medida cautelar con “la prohibición absoluta de acciones humanas con capacidad para alterar el medio ambiente, especialmente la quema de recursos naturales, actividades que impliquen riesgo de incendio aún de carácter accidental; construcción, modificación o mantenimiento de diques y terraplenes de cualquier naturaleza o realización de actividades que pongan en riesgo el ecosistema, como así el uso dentro de todo el territorio de las Islas de las Lechiguanas de agroquímicos, plaguicidas y/o sustancias contaminantes de cualquier naturaleza para la realización de tareas agrícolas”. Tras los recientes incendios, el Juzgado responsabilizó a los “cazadores furtivos” de haberlos iniciado. Evangelina analiza: “Le tiran la culpa a los cazadores, cuando el Poder Judicial sabe la cantidad de gente que siembra en la isla y sus objetivos. ¿Por qué no ponen la mirada sobre ellos? Agrega Nicolás: “La cautelar fue por la presión social ejercida, pero podría haber sido más contundente. Si el juez entiende que hay un daño general, ¿la normativa no debería extenderse a todo el Delta y no sólo a las Lechiguanas? Ante la magnitud de lo ocurrido, tomó la menor medida posible”. El Delta del Paraná tiene una superficie aproximada de 17 mil km², alrededor de 2 millones de hectáreas y se extiende a lo largo de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires. La Justicia no encontró ningún responsable de las quemas en 2020, cuando se registraron más de 37 mil focos. 

Fabian Maggi es el representante legal del Foro Ambiental de San Nicolás, localidad ubicada a 28 kilómetros al norte de Ramallo, sobre las costas del Paraná. “Luego de los últimos fuegos, Prefectura, organismo de cuestionada credibilidad, le informó al juez que alguien dijo que vio que le dijeron que los cazadores prendieron fuego y el juez lo tomó como válido, en un acto jurídico viciado de irregularidades. Pese a las evidencias de los daños a cargo de grandes productores agropecuarios dirige su mirada a cazadores que quizá hasta cazan para comer”. Interpreta el contexto general: “Las causas judiciales tienen pocos avances, fundamentalmente las civiles a cargo del juez Alonso. Estamos sumamente demorados; no encontramos respuestas adecuadas tampoco en el Poder Judicial, que cuando recibe el reclamo de los vecinos, en el 98% de los casos tiene un obrar reprochable”. Desde el Foro llevan adelante 82 causas sobre todo en el norte bonaerense y en sur santafesino, de las cuales “el 80% tiene incidencia en hechos degradantes hacia el Río Paraná”. El juzgado cubre todo el territorio de las Islas Lechiguanas, hasta la zona de San Pedro inclusive. “Es imposible cubrir esa extensión con un solo juzgado y ahí también el Estado incumple su deber al no generar una estructura judicial adecuada”.  

El infierno del Dante

En San Pedro, localidad de 60 mil habitantes, no existe la Secretaría de Ambiente. Allí, desde 2017 la organización Conciencia Ecológica milita contra diversas problemáticas: costa pública concesionada en manos privadas; construcción de una playa sobre un humedal; gestión de residuos; bosques arrasados; vulneración de reservas naturales; basurero municipal encima de un humedal. Guadalupe y Mariana Nava, Marcos García, Karina Actis y José Iriarte hablan con MU en una navegación  que incluye barrancas, humedales, el riacho San Pedro y el mismísimo Paraná. Marcos: “Desde que arrancó la pandemia los incendios fueron constantes, los de Entre Ríos nunca cesaron y en nuestra ciudad nos encontramos con el fuego en primera plana”. Guadalupe: “No damos abasto en armar los informes sobre los focos”. Karina: “Hay lugares donde se incendió dos o tres veces la misma hectárea, el nivel de destrucción de los suelos no se recupera”. Mariana: “El origen de los fuegos son el fósforo, la avaricia y la codicia”. José: “Y sabemos que no se trata de un plan que solo abarca a tres provincias, sino que es mucho más grande y se ve cuando arde el Amazonas y gran parte de nuestro continente”. 

Los últimos grandes incendios ocurrieron el fin de semana largo del 9 de Julio. Describe Marcos: “Es tener al Infierno de Dante delante de nuestros ojos”. Recuerda Guadalupe: “Lo que se formaba parecían unos hongos enormes”. El propio Ministerio de Ambiente asegura que el 95% de los incendios son adrede. “La intención es cambiar el uso del suelo y así mover la producción del campo hacia la isla; transportar la pampa al humedal. El ejemplo claro es la isla Barbé, acá enfrente, que pertenece a San Pedro: está la pampa en el medio del río, mientras que una ordenanza municipal dictamina su protección”, explica Marcos. “No solo la intendencia no controla, sino que impulsa proyectos sin hacer estudios de impactos ambiental”, cierra Guadalupe. 

Enrique Sierra tiene 57 años; hace 34 es marino mercante en la zona del delta y 27 que es naturalista. “Está completamente ausente el Estado. Los organismos son creados en los papeles, pero las funciones nunca las cumplen. ¿Cómo me explico la ausencia? Es simple, a nadie le importa el tema. La mayoría de los organismos nacionales y provinciales no tienen financiamiento, infraestructura y carecen de gente idónea en las áreas. Y si la hay, que no molesten demasiado”, analiza Kike, como lo llama la comunidad que lo reconoce por su incansable preservación del ambiente. “Si el 23% de la Argentina son humedales, eso significa que es la materia prima de todo; de la supervivencia de las personas, de los cultivos, de las actividades industriales. El humedal es el principio de la vida”.

La esponja y el aire 

La palabra “humedal” en diarios, radios y zócalos televisivos no apareció por su belleza, ni por su importancia, ni por su imponencia. Saltó a la fama por su devastación. Natalia Morandeira es doctora en Ciencias Biológicas de la UBA e investigadora del CONICET, desde donde focaliza en la ecología de paisajes y de comunidades, particularmente en relación a la vegetación de humedales relacionada con la planicie de inundación del Río Paraná. “Un humedal es un ecosistema donde cobra mucha importancia la presencia de agua, permanente o temporal. Dentro de estos ecosistemas, que no son terrestres ni acuáticos, sino que tienen características propias, hay una diversidad enorme”. La Convención sobre Humedales –denominada Convención de Ramsar porque en esa ciudad de Irán se firmó en 1971 el tratado intergubernamental para prevenir a los humedales– determina que se clasifican en 42 tipos, agrupados en tres categorías: humedales marinos y costeros, humedales continentales y humedales artificiales.

Kike Sierra no es docente, pero tiene una pedagogía para explicar que cala hondo. “El humedal es como una esponja, así hay que imaginarse al Delta. Funciona de acuerdo a ciclos de creciente y bajante del Paraná: en creciente, la esponja absorbe; en bajante, la esponja larga el agua lentamente a los ríos, lagunas, arroyos y otros cursos principales”. Enseña otra analogía: “El humedal es un gran aire acondicionado, porque atempera las temperaturas extremas. Al dañarlo, también estamos cambiando el clima”. Y explica una cuenta que no cierra: “Según la Organización Mundial de la Salud, sólo el 3% del agua es dulce, mientras somos 7 mil millones y medio de habitantes en la tierra. A este ritmo, vamos en retroceso”. 

Que sea ley

Según el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, en 2020 se quemaron 1.106.621 hectáreas. Es decir, un 0,29% de la superficie de Argentina. A partir del exponencial ecocidio se puso en agenda —mediática y legislativa— el tratado de un proyecto de ley de humedales. Llegó a haber 13 iniciativas con estado parlamentario en ambas cámaras y finalmente se unificó en uno solo. En noviembre pasado obtuvo dictamen favorable en la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano de Diputados y allí pasó a la de Agricultura y Ganadería, donde reposa desde entonces. Si no se vota este año, volverá a perder estado parlamentario como en 2016.   

La Multisectorial de Humedales de Rosario llevará a cabo desde el 11 de agosto una iniciativa para despertar al proyecto dormido en la comisión presidida por el diputado correntino José Ruiz Aragón, del Frente de Todos. Más de 60 embarcaciones sin motor navegarán 350 kilómetros por el río Paraná hasta llegar al Congreso para exigir el tratamiento, la sanción e implementación de la ley. Ivo Perugino íntegra Mundo Aparte, uno de los movimientos que conforma la coordinadora: “La situación en el Delta del Paraná es insostenible. Después de un 2020 en que se quemaron intencionalmente 400 mil hectáreas de humedal, este año ya llevamos incontable cantidad de focos prendidos y aunque parezca que ya no queda nada por destruir, el agronegocio sigue expandiendo su frontera sobre los territorios, dejando a su paso contaminación, venenos y muerte”. Añade: “Los gobiernos provinciales y el gobierno nacional no apagan el fuego y siguen habilitando actividades productivas sobre la tierra arrasada. El Poder Judicial no pudo encontrar a un solo responsable y el legislativo permite que la Comisión de Agricultura y Ganadería, cooptada por el lobby y el agronegocio, retenga el tratamiento de la ley”. Rodolfo Martínez, también de la Multisectorial, amplía: “La elección de la travesía náutica busca mostrar que se trata de un río, y disputar el sentido de los usos del humedal. Es necesario limpiar ya este sistema para generar otros modos de producir y de desarrollarnos, no ya a escala económica, sino a escala humana”. Ni Juan Cabandié, ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable; ni Leonardo Grosso, presidente de la Comisión de Ambiente de Diputados; ni José Ruiz Aragón, habían respondido a los pedidos de entrevista para esta nota hasta el cierre de esta edición.  

Natalia Morandeira, que también trabaja en el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la Universidad de San Martín, considera que lo más relevante de la normativa es “la creación de un programa de inventario de humedales, que permitirá conocer dónde están, y en función de eso las distintas jurisdicciones establecerán cuáles son los criterios de uso de los humedales, históricamente ninguneados”. Además “pone en foco la importancia de cada ecosistema, que nunca hay que ver aislado del resto de los sistemas con los que interactúa”. Guadalupe, de Conciencia Ecológica, opina: “La ley de humedales es necesaria, pero no porque exista dejará de suceder lo que ocurre hoy, que es la violación de un montón de leyes”. 

El abogado Fabián Maggi completa: “Si bien el proyecto es importante que se sancione, el problema es el raquitismo de la eficiencia del derecho; la debilidad del sistema está en la aplicación, no en la falta de leyes”. Y enumera: “Nuestro sistema legal se estructura a través de lo que se denomina la pirámide jurídica. En el vértice superior está la Constitución y el artículo 41 establece la preservación del ambiente. También nace de ahí la Ley General del Ambiente, donde está lo necesario para proteger cualquier ecosistema. Luego figuran las leyes especiales, como la de bosques nativos, aunque en el territorio vemos deforestación permanentemente. Después aparece el Código Civil Comercial que refiere a la acción preventiva de daños y es una herramienta legal extraordinaria para proteger cualquier ecosistema en el país. Le siguen las leyes provinciales y así podemos enumerar una larga lista de normativas”. 

Un experto de 9 años

Aldana Sasia es abogada especialista en Derecho Ambiental, integra el Foro Ecologista de Paraná y la coordinadora contra el agronegocio Basta es Basta. Producto de la destrucción, han presentado un amparo colectivo ambiental buscando cambiar ciertas estructuras. Por un lado, piden que se declare como Sujeto de Derecho al Delta del Paraná: “Lo pensamos desde otra manera de protección, por su calidad vital y no sólo por la subsistencia del humano. Hay que valorarla, cambiar la lógica humana de vernos siempre como superiores a los demás elementos que componen nuestra tierra”. ¿Políticas?: “El Estado no hace más que explotar o hacer oídos sordos sobre la realidad de los humedales. La mayoría de las tierras del Delta son públicas y no vi ni una sola política que intentara recuperarlas; hay un negacionismo absoluto. Por eso hablamos del cambio cultural, generacional”.

Justamente por eso la demanda presentada fue iniciada niños y niñas, no adultos. Y para que nadie hable en su representación, Ulises, de 9 años recién cumplidos, explica a MU desde Colón, Entre Ríos, la importancia de cuidar el ambiente: “Los humedales son los lugares donde los peces van a desovar y sirven como esponjas para cuando hay sequías, así no quedan totalmente secos los ríos; además, hay plantas que sólo crecen ahí y animales que sólo viven ahí y que comen a esas plantas. Por eso, si no hay humedales esos animales no pueden vivir”. Sobre qué no le gusta que le hagan a los humedales, cuenta: “No quiero que los contaminen, que quemen los árboles para plantar. Los humedales son una parte muy importante del ecosistema y son reservas de agua”. Y termina, valorando a su hábitat: “La naturaleza es nuestra casa, un lugar lindo para estar; no hay que desmontarla porque los árboles nos dan el oxígeno con el que vivimos y son muy lindos… aparte de que es muy lindo treparlos”. 

Terraplanistas

Impacta cuando se camina por la costa pública de Ramallo y de repente se descubre un terraplén gigante que tapa un arroyo, por la unilateralidad de un privado. Así sucede en grandes porciones de todo el Delta del Paraná: según la Fundación Humedales, hasta julio de 2018 había construidos 6.913 segmentos de terraplenes que recorren una longitud de 8.893 kilómetros y cubren 247.168 hectáreas, lo que representa un 12,36% de la superficie total. El significado de terraplén refiere a la tierra utilizada para levantar una defensa o hacer un sendero. Distintas miradas les atribuyen una responsabilidad mayúscula en el origen de los incendios, aunque no existe ninguna ley que los regule. “Cuando un productor terraplena cientos o miles de hectáreas, pasa por arriba de arroyos, lagunas, canales, drenajes, desecando lo que está en el medio y alterando notablemente la condición del suelo así como los flujos naturales de agua”, dice Nicolás, de UPVA. Su compañero Leandro, reafirma: “Más allá de las sequías, si hacés un análisis de los focos de incendio durante este año, sumado a los acontecidos los últimos días, coinciden con la zonas donde hay terraplenes”. 

Marcos, de Conciencia Ecológica, detalla: “Hoy los terraplenes son de 5 metros o más y el mayor problema es que cuando se hace el anillo, se cierra con un endicamiento (un dique para contener el paso del agua) y ahí empieza a morir el humedal. No deja fluir el ciclo de inundación al centro del humedal y entonces se pampeaniza”. La bióloga Natalia Morandeira se explaya: “Su uso, además de modificar la dinámica hídrica de la planicie de inundación del Paraná, homogeniza y perdés un montón de diversidad y de tipos de humedales”. Pone el foco en el control: “Desde el Estado no hubo regulación de la construcción de terraplenes”.

Aldana Sasia, abogada del Foro Ecologista de Paraná, profundiza: “Incendio y terraplén se relacionan porque este le quita toda la capacidad de absorción de humedad que tenía ese suelo. Se modifica drásticamente el pulso hidrológico, es como poner un bypass en un corazón: la lógica de circulación del sistema sanguíneo será otra. El pulso de carga y descarga de ese territorio ya no es el mismo, ¿cómo no va a tener conexión?”. Plantea otra comparación didáctica: “El terreno puede quemarse por la sequía que hay, pero el terraplén hizo de todo. Es lo mismo que le ponga una gomita elástica a una vena, vamos a ver lo que le pasa a ese organismo de un lado y del otro de la gomita. El problema es que no entendemos al territorio como un todo. El señor productor está viendo al humedal dentro de su terraplén, dentro de su campito, y nada más”. 

Habla un productor

La medida cautelar dictada por el Juzgado Federal de Paraná en diciembre pasado prohíbe, entre otras restricciones, la construcción, modificación o mantenimiento de terraplenes de cualquier naturaleza en todo el territorio de las Lechiguanas. Se enmarca en la causa  4602/2020 que investiga a los empresarios Fabio Di Fonzo y Juan Nazar tras la demanda realizada por la organización Unidos por la Vida y el Medioambiente “por la quema, endicamientos y fumigaciones aproximadamente de 5000 hectáreas”. Evangelina Romano, de la ONG, asegura: “Nunca se desvincularon, siguen siendo socios”. 

Juan Nazar es productor ganadero. Su familia es dueña de la empresa de indumentaria Cardón. Cita a MU en una estación de servicio en el centro de Ramallo.

¿Por qué figura en la causa judicial?

Yo no figuro en la causa judicial. 

La leímos y su nombre aparece.

El tema es así: acusan al otro productor que hizo una explotación con la cual yo no estoy de acuerdo ni soy socio ni tengo nada que ver, en un campo que vendí y fue denunciado por una ONG. Yo traté, infructuosamente, de interceder para generar un diálogo entre las partes. Aparezco en una causa en la que no tengo nada que ver porque me puse al frente, inocentemente digamos, o con la mejor de las buenas intenciones, de querer generar un diálogo entre este productor y los grupos ambientalistas. Pero yo vendí estos terrenos en 2010. 

Sobre el origen de los fuegos, comenta: “Hay que mirar la altura del río, la época del año y si hay sequía o no. No quiero sacar la responsabilidad de que puede ser un productor también, que a lo mejor hace lo de todos los años porque en condiciones normales de la isla, si prendés fuego acá, a metros se apaga porque hay una lagunita, un arroyo, un estero. En esa iniciación del fuego hay accidentes, productores, turistas. Yo no quiero que haya fuego”. 

En la medida cautelar se prohíben los terraplenes. ¿Usted tiene? 

Sí, tengo uno desde hace 12 años aproximadamente, pero hay que poner las cosas en su contexto histórico. Hay terraplenes ilegales, pero también hay legales. El mío tiene 10 kilómetros, encierra 700 hectáreas y es legal, fue autorizado por el organismo entrerriano CORUFA que regula ese tipo de obras. Hoy no lo volvería hacer porque cambiaron mis criterios, pero en ese momento tuve el permiso. De la misma manera vos podés cuestionar los desmontes, pero hace muchísimos años no eran cuestionados. 

¿Sin terraplenes no se amaina el fuego?

Los fuegos del año pasado no tienen nada que ver con los terraplenes. 

¿Si hubiese habido más lagunas y arroyos, no habría modificado la situación?

No había lagunas. 

¿Su terraplén no tapó ningún espejo de agua? 

Hoy no hay espejos de agua ni el año pasado tampoco. 

Cuando construyó el terraplén, ¿no tapó una laguna?

Sí… Si vos queres hacer una interpretación fácil de que los fuegos tienen que ver con los terraplenes, estás en tu derecho hacerlo; ahora, si querés saber cómo funcionan las cosas… 

Usted me dijo que arroyos, lagunas, esteros, podrían evitar la propagación del fuego. 

Pero no porque haya terraplenes. Hay un millón y medio de hectáreas y terraplenes hay muy poquitos. Y los fuegos no están en los terraplenes. No tiene nada que ver con la realidad. La vinculación terraplén-fuego no existe. 

Fabián Maggi, abogado querellante de la causa, expone su postura: “Ese terraplén está muy lejos de ser legal porque no cumple con todos los trámites administrativos ni tiene un estudio de impacto ambiental que avale la construcción de ese terraplén. La resolución de CORUFA dice que deberá ser ratificado por el gobernador, y eso nunca sucedió”. 

Lo in-finito

Navegar por la inmensidad del Paraná daba, en tiempo pasado, una sensación de infinitud que hoy se pulveriza cuando se aprecian kilómetros de tierra donde hace días había agua; cuando se ven costas vacías; cuando hay olas en las orillas como si fuera un mar; cuando nos encallamos, de repente, y el susto se apodera de la lancha . Es la peor bajante de los últimos 77 años y el Instituto Nacional del Agua augura que la situación puede agravarse hasta llegar a ser la más compleja de la historia.  Kike Sierra sintetiza las consecuencias: “La sequía se origina por un montón de causas. Vayamos a Geografía de segundo año del secundario: ¿quién produce las lluvias? La evapotranspiración de las plantas, en este caso de bosques y pastizales. Se evaporan formando nubes y esas nubes producen las lluvias. Pero, ¿qué pasa si quemaste los bosques y los pastizales?”.

Aldana Sasia, abogada y militante ambientalista, ahonda: “En un terreno donde no llueve, sin permeabilidad ni capacidad de absorción, se va a quemar y obvio que habrá sequía, pero la naturaleza no trajo a la sequía; no responde a lógicas naturales sino a decisiones humanas”. 

La recorrida por las costas bonaerenses y entrerrianas está siempre acompañada por la presencia y el canto de los pájaros: garzas moras, biguás y gaviotas. Lo finito no sólo tiene que ver con el agua, sino que engloba a la biodiversidad. Sin embargo hay algo que, en medio del humo, de la contaminación, de la deforestación, de la sequía, parece seguir siendo infinito. “Hay que tener el corazón puesto en no dejar de luchar, mantener las convicciones para que nuestros hijos no padezcan lo mismo que nosotros. Cada vez hay más gente consciente: en algún momento esto se va a terminar”, dice Evangelina, de Ramallo. Algunos kilómetros más al sur, en San Pedro, Marcos suscribe: “Veo una sociedad más sensible y la juventud está involucrada. Debemos cambiar el paradigma de producción: ¿qué es el progreso? ¿algo finito o lo que se mantiene en el tiempo?”, se pregunta mientras caminamos por un humedal donde un cartel ilumina el futuro: “Una sociedad se define no solo por lo que crea, sino por lo que decide no destruir”.

La forma del agua: MU en San Pedro, Ramallo y el Delta del Paraná

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Villa Lugano: una movilización en contra del “Máster Plan”

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Vecinas y vecinos del barrio del sur porteño resisten ante una obra que está haciendo el gobierno de la Ciudad a espaldas de la comunidad: tala de centenares de árboles añosos, el cierre de varios ingresos y egresos de la autopista Dellepiane y la colocación de un nuevo peaje (a 4 km de otro ya existente) para ampliar la recaudación. El silencio del gobierno local y el ruido de sus topadoras arrasando el espacio verde y público. La voz de la organización popular que no calla y sale a la calle, otra vez –este viernes y en una caravana de autos– para visibilizar lo que pasa en una de las zonas más postergadas de CABA: a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel hasta Dellepiane Norte y Piedra Buena.

Por Francisco Pandolfi

Desde noviembre del año pasado la comunidad de Villa Lugano resiste a una obra que ya está haciendo el Gobierno de la Ciudad sin licencia social ni escuchar a la vecindad: el Máster Plan Autopista Dellepiane, con un costo de más de 7.000 millones de pesos, tala de centenares de árboles, cierre de 14 ingresos y egresos a la autopista y otro peaje (a cuatro kilómetros del de avenida Lacarra). 

La organización popular no cesó desde el momento en que se enteraron de la iniciativa. Asambleas, audiencias públicas, semaforazos, volanteadas en los distintos sub barrios que forman parte de este barrio porteño bien al sur porteño. Y guardias, para evitar el talado de árboles en lo que las y los vecinos denuncian como “un ecocidio”, que está sucediendo desde marzo.

La comunidad hizo un relevamiento casa por casa con los frentistas a la autopista Dellepiane: más del 70% no tenía idea de la existencia del Máster Plan. Presentaron por escrito pedidos de información pública a AUSA (Autopistas), APRA (Agencia de Protección Ambiental), Ministerio de Infraestructura y a la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño, sin respuestas.

Sin embargo, la obra empezó aún incumpliendo la promesa de que antes habrían mesas de trabajo en conjunto. Este viernes, la comunidad decidió volver a manifestarse, en una caravana de autos para seguir visibilizando la problemática. Desde lavaca hablamos con el colectivo de vecinos apartidario No dividan Lugano que está al frente de denunciar la obra. 

Sobre lo negativo y lo positivo de la obra, dirán: “El Master plan Autopista Parque Dellepiane fue presentado como una mejora para el sur de la ciudad, pero en la práctica profundiza las desigualdades urbanas, degrada el ambiente y fragmenta el territorio. Lo negativo es abrumador”, y enumeran: 

• Implica la tala de más de 500 árboles añosos, sin plan de reforestación efectivo.

• Aumenta la huella de carbono y destruye espacios verdes sin compensación.

• Instala un Metrobus central inaccesible, que obliga a cruzar pasarelas extensas sin rampas adecuadas ni soluciones reales para personas mayores o con movilidad reducida.

• Divide al barrio aún más, eliminando accesos, aislando sectores y obstaculizando la vida cotidiana.

• No contempla una red multimodal de transporte, ni bicisendas, ni centros de transferencia.

• Instaura peajes en tramos que eran gratuitos, generando un nuevo costo para vecinos que hacen trayectos cortos todos los días.

Agregan: “Lo positivo, si lo hay, podría haber sido la oportunidad de pensar el área como un verdadero corredor verde y sustentable. Pero nada de eso fue incorporado, ni escuchado”. Y vuelven a enumerar, en este caso, sobre lo que es fundamental denunciar en esta obra:

• Fue diseñada sin participación ciudadana efectiva, sin diálogo real con la comunidad.

• Incumple múltiples normativas locales y nacionales, desde la Constitución de la Ciudad hasta leyes de accesibilidad, ambiente y derechos ciudadanos.

• Avanza a pesar de un amparo ambiental colectivo presentado por vecinos, vulnerando el Acuerdo de Escazú y los principios de justicia ambiental.

La obra es impulsada por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (GCBA), a través de su empresa estatal AUSA (Autopistas Urbanas S.A.), con financiamiento internacional de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina. Las veces que lavaca quiso comunicarse con la Secretaría de Gobierno y Vínculo Ciudadano porteño fue imposible. Nadie atiende. En relación a AUSA el prensa de la empresa explicó que la política interna es “no dar entrevistas en ON, que con los medios se manejan así”.

Dicen las y los vecinos: “El proyecto fue aprobado sin estudios de impacto ambiental adecuados, sin matrices de costo-beneficio transparentes y sin haber sido sometido a procesos participativos válidos. Hoy, la obra está en plena ejecución, avanzando a toda velocidad sin haber sido revisada tras la presentación del amparo ni durante las mesas de trabajo convocadas por la Justicia, una vez que ya habían iniciado la obra”.

¿Las mesas de trabajo están sirviendo de algo? ¿Hay escucha del gobierno porteño y de la empresa?

Las mesas de trabajo fueron convocadas por orden judicial. Pero en la práctica, no hay escucha real. El GCBA y AUSA llegan a las mesas con el proyecto cerrado, sin brindar información clave, sin contestar a los pedidos de acceso a la información, ni frenar las obras mientras se debate. Las propuestas alternativas presentadas por los vecinos (como usar colectoras, premetro, u otros modelos de movilidad sustentable) ni siquiera fueron consideradas. Las mesas han sido una formalidad dilatoria mientras la obra avanza sin freno.

¿Qué perjuicios ya están sucediendo y cuáles sucederán?

Tala de árboles, pérdida de sombra, humedad y biodiversidad; rotura de veredas, ruidos permanentes, vibraciones y molestias en la vida diaria; corte de accesos históricos, dejando barrios desconectados. Y si no se frena habrá un aumento de inseguridad vial, con colectivos cruzando carriles rápidos en maniobras riesgosas; aislamiento de sectores enteros del barrio; encarecimiento de la vida cotidiana por peajes, más transporte y pérdida de comercios barriales; mayor contaminación ambiental y sonora; desvalorización de las propiedades y deterioro del entorno.

¿Por qué este viernes 1 de agosto la comunidad hará una caravana?

Porque ya no alcanza con reclamar en silencio ni esperar respuestas que no llegan. Convocamos a una caravana vecinal pacífica para visibilizar el conflicto, frenar el avance destructivo de la obra, y exigir participación real. Será una caravana con autos, banderas argentinas y carteles. Queremos que nos vean y que nos escuchen.

La caravana saldrá a las 18 horas desde Dellepiane Sur y Montiel y finalizará en Dellepiane Norte y Piedra Buena. Participarán familias, organizaciones barriales, ambientalistas, arquitectos, docentes, jubilados, comerciantes. Al finalizar, se realizará una ceremonia simbólica con Flavia Carrión, antropóloga y comunicadora de sabiduría ancestral, en el Día de la Pachamama. “Será un acto de gratitud ambiental, una pausa colectiva para honrar a los árboles y el esfuerzo de toda nuestra gente; para agradecerle a la Tierra por seguir aguantándonos. Un momento para reencontrarnos con lo esencial: la naturaleza, la vida en comunidad y la defensa de lo que amamos”.

Esta misma vecindad organizada se formó el año pasado con el nombre “No dividan Lugano”, cuando evitó que el gobierno porteño hiciera una serie de pasos bajo a nivel, que hubiesen significado un abanico de perjuicios para el barrio. En ese entonces, cuando llegaron las topadoras, mujeres y hombres se atrincheraron para defender árboles de más de 100 años. En esta crónica contamos lo que fue ese proceso comunitario.

Un año después, el barrio de Lugano sigue en pie de resistencia. “Somos una comunidad que se levanta para defender a su barrio. Ya presentamos más de 800 firmas, relevamientos propios y propuestas alternativas. Pero nos siguen ignorando, y la obra sigue destruyendo. Por eso salimos a la calle, otra vez, y así lo seguiremos haciendo cada vez que haga falta”.

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Marcha de jubilados: balas y bolitas

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Siete detenidos y al menos 30 personas heridas, entre jubilados, curas, trabajadores de prensa (lavaca, Cítrica, Infonews, El Destape y C5N, entre ellos), defensores de derechos humanos, y un niño de 4 años que estaba con su familia en la Plaza de los Dos Congresos. Ese es uno de los saldos de otra semana de represión brutal a la protesta de cada miércoles, esta vez coordinada por la Policía de la Ciudad, que disparó postas de goma, balines con gas pimienta, granadas aturdidoras, golpeó con escudos y lanzó un nuevo tipo de gas que producía tos y vómitos. El despliegue también implicó tareas de inteligencia ilegal con efectivos que filmaban y fotografiaban manifestantes, según denunció la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), que también relevó «policías armados con postas de plomo que están prohibidos». Los carteles, las reflexiones, y la creatividad: algunos integrantes de la marcha terminaron jugando a las bolitas en la calle con los balines policiales. 

Por Lucas Pedulla y Francisco Pandolfi. Fotos Juan Valeiro/ lavaca.org

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El padre Paco Olveira muestra los balines que golpean y expulsan gas pimienta. Terminaron jugando con ellos a la bolita sobre la acera.

Otro miércoles de protesta de jubilados y otro miércoles de represión feroz y absurda enfocada principalmente a jubilados y a la prensa que cubría lo que estaba ocurriendo. Con ataques directos a los ojos y a los cuerpos. A las cámaras y a los celulares que registraban la bestialidad de las fuerzas de seguridad –el fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, entre ellos, con quemaduras de primer grado en el cuello y en la oreja–. No es difícil imaginar lo que hubiese ocurrido si ese ataque le hubiera llegado directamente a los ojos. Esta vez fue la Policía de la Ciudad la encargada de lanzar gases y disparos a mansalva en la intersección de Avenida de Mayo y Luis Sáenz Peña cuando la movilización pretendía ir hacia la Casa Rosada.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

El fotógrafo Juan Valeiro de lavaca, uno de los periodistas atacados, como ocurrió con profesionales de Cítrica, Infonews, El Destape y C5N.

Hubo 7 detenidos (Agustín Cano, Leandro Maristains, Alejandro Carrizo, Federico Burgos, Francisco Ramos, Hugo Eischler y Javier Mendoza) y al menos 30 heridos según la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), entre ellos un niño de 4 años que estaba en la Plaza de los Dos Congresos junto a su familia.  

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Escenas de otro miércoles de violencia estatal absurda.

Más allá de la violencia ordenada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, la concentración de jubilados tuvo un eje concreto de reclamo: el “no al veto” del gobierno nacional a la suba de las jubilaciones y la emergencia en discapacidad. Sin embargo, Javier Milei ya avisó que vetará las leyes aprobadas por el Congreso. Tiene plazo hasta el lunes 4 de agosto, tiempo destinado a ofrecer distintas cuestiones no públicas a diputados que se sumen a apoyar el veto, como ha venido ocurriendo. ¿El argumento del oficialismo contra un ínfimo aumento a jubilados? “Va en contra del equilibrio fiscal”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Una de las jubiladas víctimas del coraje policial contra ellas, y de un nuevo gas tóxico, un símbolo de esta época.

Con la camiseta de Independiente y máscara del Hombre Araña, un jubilado entendió el mapa económico que traza esa decisión, y lo señaló con un cartel en tono bíblico: en el Génesis se habla de un sueño con vacas gordas y vacas flacas, referencia a los períodos de prosperidad y a los de dificultades. El jubilado escribió una actualización argentina de aquella imagen que ya no tiene forma de sueño sino de pesadilla. 

  • “Vacas gordas, jubilados flacos”.
Marcha de jubilados: balas y bolitas

El Hombre Araña es del Rojo, y releyó el Génesis.

Números y un café

Carlos trabajó cuarenta años en el Correo y no falta ningún miércoles a la marcha de jubilados y jubiladas con su remera ya mítica de Chacarita. Tanto, que casi nadie sabe que se llama Carlos y la gente le dice “Chaca”. Hoy caminó por Rivadavia con dos vendas que le envolvieron sus dos antebrazos. “Como todos los miércoles, venimos a reclamar y te cagan a palos. Acá tenés la prueba”, dijo a lavaca  mostrando sus moretones. “Pero ya lo dije: esta sangre mía Bullrich la va a pagar”.

Héctor acaba de cumplir 75 años: “Decir que la suba de las jubilaciones atenta contra el equilibrio fiscal es una payasada. Milei lo deja claro cuando le baja las retenciones al campo, como dijo el sábado en la Sociedad Rural. Para nosotros nada y para los ricos todo, esa es la política del gobierno. ¿El beneficio para el campo no genera déficit fiscal? Milei es una máquina de mentir”. El hombre cuenta sus propias y reales retenciones: “Ya no salgo más que los miércoles acá. Ya no tengo la vida que tenía antes, no puedo viajar ni tomarme un café”.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Policías en acción, frente a jubilados que reclaman por sus haberes amputados por la motosierra.

De ratificarse el veto a los jubilados, la suba de agosto no será del 7,2% como fija la ley aprobada (el haber mínimo $441.600), sino del 1,62% en base al último índice de inflación de junio de 2025, por lo que la jubilación mínima será de $ 314.243,51.

Abus en la calle 

Alicia tiene 63 años y lleva un pañuelo firmado por siete de sus nietos: “Abus en lucha”, “Aguanten los jubilados”. No entiende la distribución de la riqueza. O sí, pero la ve obscena: “La baja de las retenciones y el veto a los jubilados es una guasada total”. Sus retenciones: “Ya no me puedo dar más un gustito. Vivo el día a día, ya no estoy comprando nada ni semanal ni mensual”.

En la marcha hubo muchos carteles al respecto: 

  • No al veto: nuestra indigencia es tu superávit
  • Ni veto ni represión: fuera el FMI
  • No al veto a las leyes en jubilaciones
  • No al veto: cobarde estafador (y la cara de Milei). 

Ana, 74 años, trajo su propia pancarta: “Baja las retenciones a los ricos, hambrea a los viejos”. Cuenta que su hijo trabaja en el Correo y teme ser despedido, que su nieta encontró trabajo en un Todo Moda pero la echaron a los dos meses. Para ella todo el pueblo debería movilizarse: “No sólo los jubilados y los del Garrahan. Todos”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

No hay plata para el cine argentino (el Gaumont como símbolo) pero sí para filmar ilegalmente a manifestantes.

Walter (66) y Julio (62) llegaron de Campana, norte de la provincia de Buenos Aires. Sumaron otros dos carteles: “Viejo: no te quedes en tu casa, vení a luchar” y “Ayudame a luchar. El próximo viejo sos vos”. Walter movió la cabeza de un lado para el otro al recordar el discurso de Milei en la Sociedad Rural: “Un tipo desquiciado, frente a toda la oligarquía, los terratenientes, los dueños de la tierra. Él mismo dice: ‘soy cruel’. Nos la está haciendo parir. Nos quitó la medicación, todo un desastre”.

Julio coincidió: “Ahí ves realmente para quién gobierna. Hasta el que tiene séptimo grado, como yo, se da cuenta”. 

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Jubilado hablándole a la pared.

Roberto, 62 años, de Trelew (Chubut), lo escucha: “Pero hay que seguir viniendo, compañeros. Son totalmente inescrupulosos. Hoy hablaba con un amigo que me decía que había que respetar el voto popular, pero Hitler también ganó con el voto popular. Si no salimos a la calle, no sé qué más va a pasar”. 

Vallas a donde vayas

El Congreso estuvo totalmente vallado. Vallas sobre Entre Ríos, Riobamba, Yrigoyen, Rivadavia. “Este quilombo lo hizo la Buillrich”, gritó un cincuentón a los automovilistas que se quejaban porque avanzar por las calles lindantes era un imposible.

Luis llevó un cartel: “Menstruación=sueldo de jubilado; viene una vez y se va a los tres días”. Dijo que lo escuchó a Milei cuando anunció en La Rural la baja de las retenciones al agro. “Lo que me dolió fue que la gente aplaudió cuando dijo que iba a vetar nuestro aumento. La gente del campo aplaude a todos los que empiezan con la “m” de mierda: Martínez de Hoz, Menem, Macri y ahora Milei”. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

Mensaje para el tal vez próximo embajador de Trump en Argentina. Un apellido que parece un mandato.

Después de la radio abierta, como cada miércoles, empezó la movilización. Las columnas bajaron a Hipólito Yrigoyen, cuya circulación no estaba cortada y marcharon por la calle. “Luche que se van”, fue otra vez el hit, al que siguió “que se vayan todos”. Uno de los temas, con dedicatoria explícita: “A dónde está, que no se ve, esa famosa CGT”. Nobleza obliga: ni la CGT ni ningún partido político, con la cabeza en las elecciones legislativas y no en la calle.

La violencia y las bolitas

Sobre Yrigoyen, casi Luis Sáenz Peña, se divisaba un camión hidrante que se retiró. La columna dobló al final de la Plaza para ir hacia Avenida de Mayo con la intención de seguir la marcha hacia Plaza de Mayo. Sin embargo, en otro operativo de pésima coordinación –esta vez por la Policía de la Ciudad– la manifestación se mezcló entre autos y colectivos que seguían pasando. 

Marcha de jubilados: balas y bolitas

“¡Por la vereda!”, gritaron algunos jubilados. Pero en ese momento, los efectivos cortaron de cordón a cordón empezando con la respuesta física violenta. El operativo estuvo acompañado, como suele ocurrir, por oficiales con cámaras que filmaron y sacaron fotos (con el objetivo de realizar algún tipo de “inteligencia” y amedrentamiento a quienes ejercen el derecho de reclamar). 

La movilización avanzó pero rápidamente empezaron las detonaciones de escopeta con postas de goma y de granadas. Dispararon balines de armas byrna, redondos y de colores, que impactaban en los cuerpos, provocando lastimaduras y liberación del gas que llevan dentro. También lo hicieron sobre la vereda, donde se supone que no hay “protocolo”. Detuvieron, golpearon y gasearon fundamentalmente a trabajadores y trabajadoras de prensa, como cada semana. El efecto de esos spray, que poseen una sustancia espesa y viscosa: penetra los poros y quema durante horas. El fotógrafo de lavaca, Juan Valeiro, como otros reporteros (Cítrica, Infonews, C5N y El Destape, entre otros), fueron atendidos en la misma plaza y en el Instituto Patria. “Quemadura de primer grado”, diagnosticaron a nuestro compañero.

Marcha de jubilados: balas y bolitas

¿Qué escudan los escudos?

Nadie fue ajeno a esta nueva ofensiva. La policía disparó un gas que generaba tos hasta el punto de provocar arcadas y vómitos. La sensación era extraña, porque no había un sabor ácido ni picante, pero provocaba una tos ronca. El efecto llegaba incluso a las calles aledañas, aparentemente ajenas al la marcha. “El registro del despliegue policial evidencia su brutalidad e irracionalidad”, denunció la CPM, organismo que precisó otro detalle alarmante: “Se relevaron también policías armados con armas con postas de plomo que están prohibidas, y acciones de inteligencia ilegal”. 

Agregó la CPM que el ataque incluyó a defensores de derechos humanos, cuyo hostigamiento tenía como fin evitar el registro de los hechos.

Sin embargo, la gente no se fue.

La gente se quedó. La policía avanzaba, seguía gaseando, y la gente siguió. 

“¡Tienen miedo!”, gritó una jubilada. “¡Tienen miedo!”.

Uno de los primeros detenidos había sido el padre Paco Olveira. Lo golpearon, lo gasearon y lo salvó la gente. Se llevó de recuerdo dos de los balines de la Policía. “Es el último arma que trajo Bullrich”, explica y muestra a lavaca. “Te tiran y salta el gas. No te deja respirar. Y duele, porque nos dieron unos cuantos en los pies. Gracias a Dios hoy no tiraron a los ojos”.

De fondo, la jubilada siguió gritando: “¡Tienen miedo!”.

Otro miércoles de protesta de jubilados se diluía entre detenciones y balines de gas. Entre un cordón con armas largas sobre Rivadavia y un grupo de la motorizada dispuesto a salir sobre Rodríguez Peña. Sin embargo, mientras el padre Paco seguía mostrando los balines, alguien propuso:

–Juguemos a las bolitas.

Todos se rieron, por el absurdo de la situación. 

De nuevo, frente al horror, la creatividad social. 

Y así, frente a policías que seguían filmando ahora una burla, un párroco y una jubilada arrodillados en la calle, jugaron a las bolitas con los balines para cerrar otro miércoles argentino.

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CABA

Super Mamá: ¿Quién cuida a las que cuidan?

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¿Cómo ser una Super Mamá? La protagonista de esta historia es una flamante madre, una actriz a la que en algún momento le gustaría retomar su carrera y para ello necesita cómplices que le permitan disfrutar los diferentes roles que, como una mamushka, habitan su deseo. ¿Le será posible poner en marcha una vida más allá de la maternidad? ¿Qué necesitan las madres? ¿Qué necesita ella?

Por María del Carmen Varela

Como meterse al mar de noche es una obra teatral —con dirección y dramaturgia de Sol Bonelli— vital, testimonial, genuina. Un recital performático de la mano de la actriz Victoria Cestau y música en vivo a cargo de Florencia Albarracín. La expresividad gestual de Victoria y la ductilidad musical de Florencia las consolidan en un dúo que funciona y se complementa muy bien en escena. Con frescura, ternura, desesperación y humor, abordan los diferentes estadíos que conforman el antes y después de dar a luz y las responsabilidades en cuanto al universo de los cuidados. ¿Quién cuida a las que cuidan?

La escritura de la obra comenzó en 2021 saliendo de la pandemia y para fines de 2022 estaba lista. Sol incluyó en la última escena cuestiones inspiradas en el proyecto de ley de Cuidados que había sido presentada en el Congreso en mayo de 2022. “Recuerdo pensar, ingenua yo, que la obra marcaría algo que en un futuro cercano estaría en camino de saldarse”. Una vez terminado el texto, comenzaron a hacer lecturas con Victoria y a inicios de 2023 se sumó Florencia en la residencia del Cultural San Martín y ahí fueron armando la puesta en escena. Suspendieron ensayos por atender otras obligaciones y retomaron en 2024 en la residencia de El Sábato Espacio Cultural.

Se escuchan carcajadas durante gran parte de la obra. Los momentos descriptos en escena provocan la identificación del público y no importa si pariste o no, igual resuenan. Victoria hace preguntas y obtiene respuestas. Apunta Sol: “En las funciones, con el público pasan varias cosas: risas es lo que más escucho, pero también un silencio de atención sobre todo al principio. Y luego se sueltan y hay confesiones. ¿Qué quieren quienes cuidan? ¡Tiempo solas, apoyo, guita, comprensión, corresponsabilidad, escucha, mimos, silencio, leyes que apoyen la crianza compartida y también goce! ¡Coger! Gritaron la otra vez”.

¿Existe la Super Mamá? ¿Cómo es o, mejor dicho, cómo debería ser? El sentimiento de culpa se infiltra y gana terreno. “Quise tomar ese ejemplo de la culpa. Explicitar que la Super Mamá no existe, es explotación pura y dura. No idealicé nada. Por más que sea momento lindo, hay soledad y desconcierto incluso rodeada de médicos a la hora de parir. Hay mucho maltrato, violencia obstétrica de muchas formas, a veces la desidia”.

Durante 2018 y 2019 Sol dio talleres de escritura y puerperio y una de las consignas era hacer un Manifiesto maternal. “De esa consigna nació la idea y también de leer el proyecto de ley”. Su intención fue poner el foco en la soledad que atraviesan muchas mujeres. “Tal vez es desde la urbanidad mi mayor crítica. Se va desde lo particular para hablar de lo colectivo, pero con respecto a los compañeros, progenitores, padres, la situación es bastante parecida atravesando todas las clases sociales. Por varios motivos que tiene que ver con qué se espera de los varones padres, ellos se van a trabajar pero también van al fútbol, al hobby, con los amigos y no se responsabilizan de la misma manera”.

En una escena que desata las risas, Victoria se convierte en la Mami DT y desde el punto de vista del lenguaje futbolero, tan bien conocido por los papis, explica los tips a tener en cuenta cuando un varón se enfrenta al cuidad de un bebé. “No se trata de señalarlos como los malos sino que muestro en la escena todo ese trabajo de explicar que hacer con un bebé que es un trabajo en sí mismo. La obra habla de lo personal para llegar a lo político y social”.

Sol es madre y al inicio de la obra podemos escuchar un audio que le envió uno de sus hijos en el que aclara que le presta su pelota para que forme parte de la puesta. ¿Cómo acercarse a la responsabilidad colectiva de criar niñeces? “Nunca estamos realmente solas, es cuestión de mirar al costado y ver que hay otras en la misma, darnos esa mirada y vernos nos saca de la soledad. El público nos da devoluciones hermosas. De reflexión y de cómo esta obra ayuda a no sentirse solas, a pensar y a cuidar a esas que nos cuidan y que tan naturalizado tenemos ese esfuerzo”.

NUN Teatro Bar. Juan Ramirez de Velazco 419, CABA

Miércoles 30 de julio, 21 hs

Próximas funciones: los viernes de octubre

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