CABA
Misión imposible
La transformación de parte de la ESMA en el Centro Cultural Nuestros Hijos. El ex campo de concentración se colmó de jubilados con ojotas y malla, en verano. Estalló al compás de las murgas en carnaval. Y convocó a una multitud el último 24 de marzo para conmemorar el golpe con una fiesta.La esma está fuera de quicio. Su mutación de campo de concentración a lugar abierto, o la que permitió que las inenarrables clases de los marinos a sus cadetes hayan sido reemplazadas por la señora Hebe de Bonafini dando cursos de cocina, forman parte de una asombrosa ruptura que, como corresponde a buena parte de la historia argentina, comienza por un laberinto:
“El auto avanzaba por una de las calles internas, ya habíamos pasado el portón. Íbamos por entre los edificios lúgubres. Parecía un laberinto pero ahí estaba Hebe diciendo todo lo que íbamos a hacer. Se sentía en el alma que había más que un proyecto”.
Así narra la cantante Teresa Parodi su entrada a la Escuela de Mecánica de la Armada en febrero de 2008 para llevar a cabo la curiosa idea de convertir un ámbito de formación cuyos resultados de oscuridad y muerte son ampliamente conocidos, en el Espacio Cultural Nuestros Hijos (Ecunhi), bajo la batuta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
Parodi, había llamado poco antes a Liliana Szwarcer para decirle: “Reunámonos con urgencia. Tenemos la esma. ¿Te interesa?”
Carnaval en el campo
Si alguien informa que 1.500 personas de más de 60 años pasaron por la esma, cualquier lector desprevenido asociará la noticia con el pasado, el secuestro, la tortura, o los llamados vuelos de la muerte. Hoy, en cambio, la cifra corresponde a la Colonia de Verano para jubilados que se realizó en la ex esma. Todas esas personas participaron en talleres de teatro, de literatura, de danza y, lo que es más importante, se dedicaron a jugar (palabra más bella que “actividades recreativas”), y participar en espectáculos. Los adustos jardines se inundaron así de viejas y viejos recuperando su potencialidad de vida, diversión y aire libre.
Teresa Parodi, directora del ecunhi, fue la promotora de convertir las tradicionales colonias para niños en un espacio para los mayores, gente muchas veces olvidada, cosa que parece sublevar un tanto a Teresa: “Es que queremos que el adulto sea alguien respetado, porque es alguien que nos enseñó. Siempre me acuerdo de algo: mi abuela nos contaba cosas todo el tiempo a mis hermanas y a mi, y yo la volvía loca a preguntas. Una vez le pregunté qué es la patria. Y me dijo: tu mamá, tu papá, tu casa, tus amigos y tus juguetes. Desde ese día la idea de patria me pareció algo cercano y creíble”.
Sin marcos
Si el lugar está fuera de quicio, conviene recordar que “quicio” es, por definición, el marco de las puertas, o cualquier otro molde por el estilo La gente dice que se salió de quicio cuando algo la descolocó, o la enloqueció. Si se revisan las palabras –actividad siempre sorprendente– la locura puede representar mejor opción que ciertas normalidades. Las Madres Locas (así las llamaban en los 70) están des-normalizando a la esma, y descolocando las puertas, que ahora están abiertas.
Otro ejemplo. Nadie sabe qué hacían los habitantes de la vieja esma en Carnaval (por lo pronto, la dictadura lo había hecho desaparecer –también al Carnaval– prohibiéndolo y borrándolo del calendario). Este año, en cambio, unas 8.000 personas participaron en los festejos, y las Madres con sus pañuelos bailaron junto a las murgas.
Poco después, el 24 de marzo, a 33 años del golpe, 10.000 personas hicieron allí una fiesta, donde León Gieco y Arbolito fueron los puntos culminantes, cantando juntos de paso. Si se compara esta cifra con los actos convocados el último 24 de marzo en Plaza de Mayo se entenderá lo que representa esta noticia que nadie dio: el repudio a la dictadura tiene a partir de ahora otra forma de expresarse. Y es una fiesta
Los museos y el under
Esta nueva aventura de las Madres nació a partir de la decisión del gobierno de Néstor Kirchner, en 2004, de impulsar “la creación, organización y funcionamiento de un Ente Público, denominado Espacio para la Memoria, la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos” en el predio de la esma, donde funcionó “el más representativo de los centros clandestinos de detención y de exterminio durante la última dictadura” dice el texto, relegando acaso injustamente a Campo de Mayo, La Perla y muchos de los otros más de 300 campos de concentración y muerte regenteados por la dictadura.
La esma fue subdividida entre los organismos de derechos humanos para que cada uno realizara allí alguna forma de instalación y convocatoria a la memoria.
Dar vuelta la historia
La primera recorrida de las Madres por la esma fue acompañada por mu. Dato inquietante: ese día de febrero de 2008 eran 14 las Madres (el mismo número de mujeres que había participado del primer encuentro de la organización, el 30 de abril de 1977). Durante el trayecto por la esma, Hebe planteó su diferencia de criterio con respecto a los otros organismos: “Nunca entendimos esa manía por hacer museos. Para museo estamos nosotras, que somos viejas. La gente va a un museo una vez, y gracias. En cambio nosotras queremos llenar esto de jóvenes que vengan a prepararse y a aprender. Ahora va a haber talleres, carreras, conciertos, muestras, una escuela de arte, un centro cultural, pibes y pibas yendo y viniendo, creando. ¿Sabés qué vamos a hacer? Vamos a dar vuelta la historia”.
¿Cómo se da vuelta semejante historia? Según Hebe, con ideas y acciones. “Y sin pedir permiso. Por eso nosotras primero hacemos, y después pedimos permiso”. Luego hace una enumeración como para que se entienda qué clase de combustible está alimentando toda esta acción: “Mirá: a nuestros hijos los tiraron vivos al río y no pudieron. Los quemaron y no pudieron. Los enterraron y no pudieron. Y no pudieron porque estamos nosotras. Y vamos a vencer”.
En ese plan de dar vuelta la historia, Teresa Parodi imagina otros proyectos: “Este lugar tiene que albergar a toda la cultura under, a los militantes de la cultura, a los que hacen la flia (la Feria del Libro Independiente), a los que pintan y no llegan a las galerías, a los músicos que no tienen donde tocar, los que hacen teatro en la calle, todos los que tienen esa pasión y esa libertad por hacer cosas”. Un espacio para los que no tienen espacio. Esa es la contra-esma que impulsa Teresa.
Todo por 2 pesos
Los talleres del ecunhi están divididos en cuatro áreas y ya tienen más de 500 alumnos: artes visuales (dibujo y pintura), letras, teatro (iniciación para adolescentes, con Lorena Pángaro y para adultos, con Rita Cortese), música (especialmente piano) y artes y artesanías originarias. En este último rubro se incluye el taller Cocinando Polìtica, y otras yerbas, los martes de 17.30 a 19.30. Profesora: Hebe de Bonafini. Se requiere inscripción y es gratuito.
Según la coordinadora Liliana Szwarcer, Bonafini busca “descolonizar la comida”. Esto implica que Hebe relata desde cómo encarar el enigma de las góndolas para saber qué comprar, hasta cómo recuperar alimentos autóctonos (una de sus obsesiones es lograr que la gente deje de comprar yogur y comience a hacérselo). El primer día del taller, Hebe apareció con un delantal que se había hecho con la imagen de su propia madre cocinando. En el ecunhi no había gas, ni utensilios. Pero Bonafini ha resuelto temas más complejos: “Se apareció con una cocina y una garrafa –relata Szwarcer– y arrancó con la consigna de que ningún plato podía costar más de tres pesos por persona, y con la condición de que las recetas fueran nutritivas y autóctonas”. La primera fue con pollo, obra culinaria intitulada “Alitas del campo popular”. El cierre del primer curso fue con un picnic con sobremesa, mate, guitarreada y lo que la profesora tituló “comunión atea”.
Este año el ecunhi ya tiene cocina, y el curso incluye recetas baratas y sanas y charla política bajo el siguiente argumento dictado por esa mente casi publicitaria que suele exhibir Hebe: “La cocina también puede ser un bastión revolucionario, Atrévase a meter las manos en la masa”.
Lo que viene
Antes de toda esta festividad, las Madres no habían tenido otra relación con la esma que la de la denuncia, incluso en plena dictadura. Hebe recuerda que en algún momento le colgaron un cartel: Escuela de torturadores. “Ese día había un chiquito que nos acompañó, lo quisieron agarrar, y se lo arranqué a la policía. A los pocos días lo mataron”. Esas historias jalonaron la llegada a la esma, lugar que encontraron literalmente vaciado por los militares. Parodi describe: “Esto era una ruina desolada. Los militares arrancaron las líneas de teléfono, rompieron hasta los tanques de agua y se llevaron incluso los herrajes”.
La nómina de eventos planificados es variación pura. Recitales de la Orquesta infantil y juvenil de Santa Rosa con el grupo Cuatro Vientos, la exposición de las obras del artista plástico ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, un ciclo de cine cubano que presentará el documental Los cuatro días que conmovieron al mundo o Misión contra el terror (sobre el intento de invasión norteamericana en Playa Girón), obras teatrales, conferencias.
En otro tiempos Bonafini defendió la idea de la revolución. “Sí, yo pensaba que la revolución tiene que ser armada, pero también es revolucionario hacer estas cosas. Porque está lleno de tipos que hablan y hablan, sin hacer nada. A mi me dirán oficialista, me insultarán, lo que quieran. Pero mi pregunta es: y vos, ¿qué construís?”. Hebe termina la charla, está preparando una receta de un guiso para el martes que, dice, va a ser verdaderamente revolucionaria.
CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
CABA
La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.
María del Carmen Varela
Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.
Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.


La historia
A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…
Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial. Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.
A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.
Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.
El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal. Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .
De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.
El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.
En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.
La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia.
Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.
Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.
Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.
Atlas de un mundo imaginado
Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre
Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.
Actualidad
Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».
Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.
Por Tiempo Argentino
Fotos: Antonio Becerra.
En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.
“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.
“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Represión como respuesta
La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.
“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Un reclamo federal
La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.
Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes”, resaltó.

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.
El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.
Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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