CABA
Poesía que pica
Daniela Andújar. Su primer libro llega después de varios años de hacer poesía viva, en calles y escenarios, con el cuerpo, la música, la percusión y las máscaras. Entre Brasil y Buenos Aires encontró el estilo que le permite multiplicar personajes y crear una voz original, única. “Yo soy ella”, proclama en esas rimas que invitan a devolver la cachetada.Desde nuestra mesa en el bar La Paz observamos cuatro, cinco, seis jóvenes adultos que desfilan con sendos carteles que asoman sobre sus cabezas. Hay que ver a este ejército patético. Los carteles invitan a sus eventuales lectores a comprar caramelos para dejar de fumar: dan ganas de contraer epoc o algo así al solo efecto de contradecirlos. Cada cartel se mantiene firme en su sitio gracias a un palo que los jóvenes llevan entre sus ropas, pegado a sus espaldas. Daría la sensación, aunque no lo podemos asegurar, de que cada uno de esos palos baja por el pantalón correspondiente y se les mete en el culo. Daniela Andújar dice:
La empresa nos está mostrando la importancia del grillete.
Los están humillando…
Los están humillando, claro, pero es peor todavía que eso: nos están mostrando que los están humillando, nos están diciendo que el grillete es más importante que las personas que lo llevan.
Daniela es poeta. La poesía, dice, tiene que ver con lo irracional, un discurso antagónico al para qué. La poesía trata de dejar estelas de posibilidades: recuperar el poder de la palabra, que está secuestrado…
Como los goles…
Nooooo (risas), este está secuestrado de verdad. Recuperar el poder de la palabra, entonces, para volver a escribir-te, para volver a escribir tu vida.
Después de veinte años de escribir poesía, Daniela decidió publicar su primer libro. Dengue, se llama, o se llamará, cuando finalmente llegue a manos de sus lectores, o se viene llamando desde hace años, en la medida en que Daniela dice que nunca se desvivió por publicar su trabajo: mostraba sus poemas (aún lo hace) en performánticas lecturas o lectoperformances con música, máscaras y todo eso. Apostaba al poder de lo efímero, a generar instantes que se conviertan en sensaciones que se conviertan en marcas a fuego antes que constancias escritas.
“Siendo acentuada devota del chasquibum y confiando en que nada es tan fuerte como la sensorialidad, se ha acercado más a apariciones intempestivas en calles y puentes que a publicaciones”. (De una especie de curriculum que me envió por correo electrónico)
Trastornar
Es la primera vez que tengo deseos de publicar un libro. Hasta el día de hoy veía dejar un registro como un acto de traición. No me atrae mucho la representación de la realidad, sino la invención de una realidad distinta ya, viviéndola ahora. Consideraba que al registrar mis escritos en un libro abandonaba aquello que no podía acaparar, cristalizar.
…
Pero sin embargo, los libros me trastornaron, me construí a través de las palabras. ¿Y por qué no acceder, entonces, a la posibilidad de trastornar?
Eso, ¿por qué no?
Es raro, pero también la propia escritura te va avisando, a partir de los cambios que va sufriendo. Esa decisión de publicar tiene cierto espíritu que la acompaña, cierta transformación de lo que hago. Me ocurre con las perfos. Mi mayor composición hoy no es la ira. Me cuesta mucho escribir hoy en formato de rap, como lo hacía antes, por lo tanto disolví mi última agrupación, Ser o no res, con la cual hacía las performances. Era como inventar una máscara y ser un personaje, una máscara que convoca. Ingresar un espíritu. Una mediumnidad. La poesía es el territorio que permite lo lúdico, torcer el lenguaje, retirarlo de la funcionalidad, para transferir otros sentidos. Yo viví muchos años en Brasil -vivo, aún, parte del año en Guarujá- y eso tiene mucho que ver con la rítmica. Necesitás invadir además otros territorios, que tienen que ver con la plástica. Hay máscaras, cambios, tiene que ver con una necesidad de multiplicarse, perderse, meterse en otros vericuetos con la música, con la poesía…
Le pregunto cómo es su vida en Brasil. Me cuenta que vivió en Salvador, en Río, que ahora anda por Guarujá. Luego se tilda.
¿Qué te pasa?
Es muy difícil explicar en dos o tres minutos décadas de vida…
Nadie dijo que tenías que explicármelo en dos o tres minutos: tengo todo el día (risas)…
Tenés razón: es una limitación que me impongo yo porque pienso que te estás aburriendo con lo que te cuento.
Pongo el grabador a un costado. Daniela se relaja un poco, pero no del todo.
Al día siguiente me enviará un correo contándome una parte de lo que no me contó.
“…Y luego, hay cosas que ayer no te dije, cuando me preguntaste qué hacía en Brasil, y que son primordiales para mí y para lo que se refiere a la escritura y la salida al afuera, tienen que ver siempre con llevar a la poesía y sus derivados performánticos a intervenir la realidad, entonces creo que hay datos interesanchis y enriquecedores para la nota: los años que viví en Salvador de Bahía, conformé dos agrupaciones, con las que viajamos en Brasil y vinimos a Buenos Aires también, y que mayormente, a través de lo que llamábamos Fiestas Anti-espectaculares, usábamos fuertes de la colonia portuguesa, u otras construcciones de ese tipo, iglesias… sin permiso alguno, y desarrollábamos las performances, con máscaras entre africanas y mad max, poesía… contrabajos hechos con sogas y garrafones, palanganas enormes de aluminio.. bue,… de tuito, timbales (entre nois existía un fakir posta post) poniendo en discusión total la conquista, el progreso, la medicina (marchábamos en procesión, por ejemplo, con una mujer negra crucificada… con trajes postindustriales e inquisitorios, o casi desnudas/os, utilizando miel sobre la piel para adherir distintos tipos de semillas, girasol, bueno, en fin, texturas (en una época de contacto virtual, artificialidades, sida, etc.) o simplemente la tierra roja, esto caminando por plena calle (sin ninguna manifestación o algo parecido, sólo eso) para denunciar la masacre de Carajás, cuando asesinaron a 19 Sem Terra…; también hicimos una campaña cuando brasil 500 años, que llamamos brasil 500 d-aÑos, es decir, la poesía, la danza, la música, sin librerías, o bibliotecas o teatros, pero así fuimos rodando hasta un circo en Goiania (cerca de Brasilia) jaja, y bajamos a baires.. y y y… Ésas como cosas marcantes, pero en medio, otras tantas, enfocando la actividad vital allí, además de la de sobrevivir vendiendo en las playas… también toqué con bandas femeninas de percusión, y bueno, lo que te conté de la danza… Algo fundamental: siempre exorcizar, festejar, estar viva, curarse de occidente, bailar. A cada rato. Los años que viví en Río de Janeiro, participé activamente de una movida que es muy interesante para compartir, para gente que viaje también y pueda conocerla, se llama c.e.p. 20000 centro de experimentación poética 20000 (el cep originalmente es el código postal), evento que lleva más de 19 años, y comandado por un poeta alucinante llamado chacal (que impulsó y formó todo lo que en Brasil se llamó como Poesía Marginal en los años 70, su primer libro fue hecho en mimeógrafo), y en esta movida de poesía marginal, de vida marginal, se cruzaba la poesía, el rock, las performances provocativas, el malandragem y por su puesto, las drogas y el sexo y el samba, jaja… Bueno, el Cep es trigenial, porque se frotan las tribus del rock, del hip hop y de la poetry, b-negao (ex planet hemp) Marcelo D2 (anque y cuando era combat) Fernanda Abreu, Autoramas, blocos carnavalescos, estrambóticos, críticos y para arriba al mismo tiempo… y poesía cruda y mucha alegría. Es muy muy lindo, muy concurrido…. de las más bonitas agitaciones culturales que vi y vibré…
Cuando me fui de Río, seguí, así que a veces viajo 700 kilómetros para leer, vociferar o recitar dos o tres poesías, Chacal es alguien irradiante..
Y en Guarujá, aparte de escribir frondoso, continuar vendiendo anillos y aretes, también activo mis presentaciones, acompañada o sola. Bueno, creo que ayer podría haberte contado mais… es que ando medio turulata, además del nervio normalis…, así que aquí estoy”.
Devolver la bofetada
Aquí, en Buenos Aires, en el salón fumadores del bar La Paz, Daniela viste con campera verde, lleva en su cartera verde un saquito verde por si hace demasiado calor para andar con la campera o demasiado frío para andar sólo con su remera escotada y no verde, lleva zapatos verdes y tiene ojos verdes y los párpados pintados de verde. David Viñas, que ocupa su mesa de siempre en el bar, muy cerca de la nuestra, se concentra en sus párpados verdes y le dice:
“Todo combina, la felicito”.
–Gracias– dice ella, y se me ocurre que a Viñas le gustarían los poemas de Daniela, sobre todo a este Viñas siglo xxi, el vanguarviñas autor de Tartabul, el que se caga en la «trama» y se concentra en las palabras, en cuadros, imágenes certeras como único modo de pensar una historia desmembrada, la historia de nuestro desmembramiento. La presencia de Viñas –una concepción de la literatura en sí mismo– aunque esté en la mesa de al lado, signa nuestro diálogo.
Dengue está escrito desde las víctimas (mujeres, niños, pasajeros hacinados de un subte infernal, pacientes de la medicalización extrema de la sociedad), pero digamos que no es un lamento sino una venganza, el momento en que la víctima se rebela y deja de serlo.
Es un llamado a devolver la bofetada y a inventar otra cosa. Ahora, después de devolverla, ¿qué hacemos? Ahí empezamos a crecer. Si estoy en la guardia del Santojanni y vienen cuatro ginecólogos a meterme cuatro espéculos diferentes porque se les canta, porque tienen un grado de perversidad importante, te tenés que parar en la camilla y hacer algo, rasgarles el guardapolvo, algo… Para un médico el solo hecho de ser increpado es inconcebible. El lugar de víctima te deja en estatua, no podés accionar desde ahí. La escritura hace que te repienses.
El derroche
El acto de repensarse implica preguntarse quién es uno mismo: diluir, incluso, la noción de identidad, preguntarse cuántos unos hay en uno. Misteriosas firmas abundan en Dengue: además de Daniela Andújar: Danira Kusturica, Loira Ilogic, Roberta Arta. Ahora soy yo el que comprende que olvidó preguntar algo importante, el que le escribe:
… y te pediría que agregaras (pronto, cierro mañana) alguna idea sobre razón y función de tus pessoísticos heterónimos.
Responde Daniela (y por su intermedio, Danira, Loira, Roberta):
“Tal vez por claustrofobia, por no poder reducir lo que se siente a una sola y única manera, permití que todos los brotes, los florecimientos de las diferentes sensibilidades, de las múltiples maneras de sentirse, de sentarse, que invitaban a salirse de sí, a la deriva, tal vez por eso, me fui de mí y me volví mi-s, múltiplo de tres, de otras que me han elegido, que me tomaron física y espiritualmente: es que: si se puede devenir en lo que ni si quiera sabés, si podés jugar y ser y sentir de tantas formas, ¿por qué quedarse con la mezquindad de una? En mi caso, los brotes, que nacieron como juegos, fueron ganando cuerpo a medida que se presentaban, si una se deja florecer… claro. Y fueron ganando su propia escritura, su propia voz. (Dani, a esto yo llamo ventriloquia, del corazón, o del hígado o de las estrellas, según los estares, los éxtasis o los abismos, las rabietas, en esta existencia real… poder acceder al trance, y serse… ser otras/os y, además de lograr la suspensión de la vida ordinaria con sus «…pagofácil pagodifícil…» transitando los distintos mundos con plena lucidez…, además digo poder …derramarse, desplegarse… medimunidad…ventriloquia…) Las posibilidades de aumentar lo que se siente, no como calculadora, sino como un misterio, ser un derroche en el mundo calculín, un derroche que no se agota, sino que se expande.
En mi caso, esas bifurcaciones, trifurcaciones, pluriiivitales, de sensorialidad, derivaron, también, en una escritura con su propia voz, con ojos propios: Alegorías, veneraciones, antropofagias… deglutir lo que se adora… nutrirse y devolverlo diferente… referencialidad que se desdobla hasta casi perderse. Roberta Arta… Roberto Artl. Harto. Danira Kusturica… Daniela… Danira… la niña de Tiempo de Gitanos de Emir Kusturica…, yo misma me reconozco una geminiana gitana, un nomadismo de pensamiento y de vida… de hecho tengo ancestrales andaluces y moros… jiji. Loira Ilogic; muchos años en Brasil fui rubia, es decir Loira; Ilogic: mi reivindicación anticartesiana junto a la de Lora Logic, cantante punk de los 70. La cuestión es que ‘sentirlo todo de todas las maneras’ al decir de Pessoa, ha sido y es una de las formas más enérgicas, más interesantes y más inevitables en las que me encontré y que me encontraron y elegí forzadamente alegre. Me dejé poseer por otras, que vinieron de lo que desconozco o desconocía de mí, en la exageración, exacerbación, en la multiplicación encontré algo mucho, muchísimo más interesante que la perspectiva de un nombre y apellido que garanticen una linealidad que soy incapaz de encarnar, que me aburre. Y el aburrimiento… el tedio son los principales aliados de la vida artificial. De la respiración artificial.
Vuelven a pasar los jóvenes con los carteles sobre sus cabezas, ahora en sentido contrario. Viñas ya no está, Daniela tampoco, pero el ejército patético, incansable, sigue desfilando. Daría la sensación, aunque no lo puedo asegurar, de que cada uno de esos palos baja por el pantalón correspondiente y se les mete en el culo. Tenemos que devolver la bofetada. Y después, inventar otra cosa.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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