CABA
Cosiendo las noticias
Comenzó como un comedor y hoy es el centro de la lucha contra el trabajo esclavo y las mafias de la trata. Cómo lograron llegar a los medios y para qué.Directorio y Lacarra. En esta esquina hay un bar. O al menos es lo que parece si se lo mira desde afuera. Al traspasar la puerta, hay mucho más por descubrir. Es mediodía y las mesas están ocupadas por hombres, mujeres y niños que están almorzando en el comedor comunitario. En otra habitación, un grupo de costureras maneja las máquinas de coser con destreza admirable en el luminoso taller textil con vista al parque. A pocos metros, una serie de estantes exhibe coloridas piezas del taller de cerámica. Escaleras abajo, la biblioteca. Pero aquí no se acaba la propuesta. Una cooperativa de trabajadores textiles que produce prendas de vestir con marca propia: Mundo Alameda, la Asamblea Popular 20 de diciembre y una fundación que combate el trabajo esclavo conviven en La Alameda, nombre original del bar que fue rematado a fines de 1998 y luego tomado por la asamblea en 2002, cuando la crisis económica golpeaba duro a los vecinos del barrio y fue utilizado como refugio para albergar la olla popular. El compromiso con la autogestión, la defensa del trabajo digno y las actividades comunitarias son los ejes que la sostienen y le imprimen un sello con una identidad ganada en todos estos años.
Por qué no sirve un comedor
El hambre y la desocupación fueron las cuestiones más urgentes que marcaron el inicio de la asamblea barrial. Más de 250 personas se acercaban al comedor y la colaboración de un grupo de estudiantes lo mantuvo en funcionamiento. Hasta que Hebe de Bonafini y Osvaldo Bayer fueron a dar una charla y la conclusión de Hebe fue contundente: “Un comedor donde la gente no hace nada, no sirve, es clientelismo barato”. La sugerencia fue que todos tenían que aportar algo y de esa manera lo iban a sentir como propio. Desde ese momento, la única condición es participar de una tarea: cocinar, limpiar, servir los platos, recibir la mercadería o hacer el inventario. Gustavo Vera, maestro de escuela en ejercicio y principal referente de La Alameda, cuenta que fueron tiempos muy difíciles: “En el período en el que se cooptaban organizaciones por todos lados, nosotros nos resistimos y pagamos un precio alto, tuvimos muchísimos atentados, órdenes de desalojo, yo estuve procesado por usurpación, después me sobreseyeron. Estuvimos durmiendo cien días acá, esperando la infantería, cuando nos vinieron a desalojar se sorprendieron porque estábamos organizados. La Nación nos sacó dos editoriales en contra, decían que había que extirpar Zanón y un pequeño ejemplo de Zanón urbano, refiriéndose a La Alameda”.
Una gran cantidad de migrantes bolivianos habitan Parque Avellaneda y no es casual que en el barrio haya muchos talleres textiles. Tampoco es casual que la gran mayoría sean clandestinos. La relación de confianza que establecieron hizo que los costureros contaran la manera en que los traían de Bolivia, los engaños, las empresas que estaban detrás de esta explotación. “Pensábamos que los talleres clandestinos eran algo ocasional, marginal, que trabajaban para La Salada y no es así, trabajan para grandes marcas. Descubrimos que había un sistema de coimas muy aceitado en su momento con el consulado y la comisaría, y la megacausa en la que hay 103 marcas denunciadas en fuero federal comenzó a dos cuadras, con dos talleres clandestinos”, detalla Gustavo. En la página web aparece un listado de 81 marcas denunciadas por contratar trabajo esclavo. La mayoría son conocidas: Kosiuko, Awada, Adidas, Puma, Topper, Yagmour, Ona Saez, Normandie, son algunas de las que La Alameda señala, y le consta, como generadoras de abuso laboral.
Llegaron a denunciar más de 150 talleres solamente en Parque Avellaneda. En junio de 2004 inauguraron un taller textil. Una máquina Singer y ganas de trabajar era todo el capital incial. Comenzaron reparando ropa y haciendo dobladillos hasta que se insertaron en el marco del programa Manos a la Obra y se destacaron por ser la única cooperativa participante que no contaba con planes sociales. Gustavo recuerda: “Se asombraron porque había una voluntad muy grande de trabajo, no podían concebir que gente pobre, sin un peso, estuviera organizada. Habían hecho una entrega de maquinarias, pero el 90% había ido a parar a cooperativas que nunca existieron”.
Lejos de desanimarse, salieron a competir. El comienzo fue arduo, pero La Alameda empezó a ser conocida por sus denuncias de trabajo esclavo y esa incipiente notoriedad hizo que aparecieran pequeños fabricantes que querían pagar un precio justo. Desde ese momento tienen trabajo y la autogestión es posible, además de gratificante. Reparto equitativo de las ganancias, zona libre de patrones y el ejercicio de la democracia directa son las virtudes que acompañan las tareas cotidianas.
Mundo Alameda, la marca de indumentaria de la cooperativa textil, formó una alianza con su par tailandesa, la cooperativa Retorno a la Dignidad. Se encargan del diseño, corte, costura, todos los pasos imprescindibles para confeccionar una prenda. Comercializan el 30% de la producción en distintos locales y el resto lo venden a sus clientes estables. Gustavo declara con entusiasmo que el taller, que actualmente cuenta con catorce costureros, paga el doble que cualquier otro y el triple que uno clandestino. Además, se organizó una rama gremial en defensa de los derechos de los trabajadores y un consultorio jurídico gratuito. Lograron así que muchos de los trabajadores que rescataron de los talleres clandestinos ahora trabajen en talleres en blanco y tengan delegados. Los cartoneros del MTE (Movimiento de Trabajadores Excluidos), que provienen de la Asamblea de Almagro y organizan a 2.500 cartoneros en la ciudad de Buenos Aires, decidieron encargarles la confección de sus uniformes azules.
Fabricar la noticia
La actividad que viene realizando La Alameda logró trascender en distintos medios. Las investigaciones y denuncias contra el trabajo esclavo en talleres y en prostíbulos tuvieron eco y la llevó a constituir una fundación, que es el requisito legal para ser querellante. Así promueve 103 causas penales contra marcas de ropa por basar su producción en el trabajo esclavo, 24 contra empresas agropecuarias que utilizan trabajo infantil y 13 contra redes de prostitución. Es querellante en la causa de la empresa avícola Nuestra Huella, por la muerte de Ezequiel Ferreyra, el niño de 7 años que sufrió un tumor cerebral debido a la manipulación de elementos cancerígenos en la granja avícola donde “trabajaba”.
“Siempre tuvimos presente el mapa de los medios, recurrimos a ellos. Al comienzo dependíamos de alguna productora que nos hacia la edición, ahora producimos materiales propios y logramos instalar algunos temas”, señala Gustavo, a propósito de la repercusión que tienen desde que tomaron la decisión de mediatizar sus investigaciones.
En estos años aprendieron que la utilización de herramientas como la cámara oculta y el escrache son útiles por sus efectos. Lucas Scherer es periodista y colabora con La Alameda desde hace más de dos años. Es el encargado de convertir en notas periodísticas las investigaciones que la asamblea realiza.
Define Vera: “Queremos que las herramientas de comunicación estén a favor de las causas por las que uno lucha. y lo conseguimos. Jugarte la vida haciendo una cámara oculta y distribuirla en todos los medios genera el escándalo. No lo hacemos para figurar, sino que buscamos un resultado. Es una cuestión de conciencia. Esa pelea permanente, esa exposición pública, el escrache, el escándalo, la movilización y el trabajo con las organizaciones sociales lograron esto, que está marcado por los hechos además de las palabras porque lo que se dice con la boca se banca con el lomo”.
La fórmula
El balance de estos diez años recorridos es para Gustavo una lección: “Cuando surgió todo el movimiento de 2001, planteamos que había una historia de lucha popular atrás, porque muchas asambleas creyeron que eran lo nuevo y que lo viejo era inservible. A nosotros nos parecía que las asambleas habían surgido en Tartagal, en Cutral-Có, en Mosconi y nos propusimos ser humildes replicadores de esas experiencias en territorio urbano. Esas experiencias mostraban que la clave era buscar reinsertar a los trabajadores en la estructura productiva. Muchas organizaciones cayeron en la euforia del reparto de planes, de subsidios y creo que esto fue un error grave”.
Acerca de los logros de La Alameda, Gustavo describe lo que considera relevante para la experiencia que vienen sosteniendo con pasión y coraje: “Pudimos golpear fuerte, volteamos varios jefes de policía, rescatamos mucha gente de la esclavitud, pusimos a muchas marcas en la picota, le hicimos un daño terrible a la imagen y el marketing de grandes explotadores, ayudamos a armar cooperativas con un sentido digno, armamos una marca global sin un mango. Queremos demostrar que se puede recuperar los sindicatos; puede llevar mucho tiempo pero sabemos que lo vamos a hacer. Hay mucho mito que ha fabricado el enemigo para que no hagas nada”. ¿Cuál es, entonces, la fórmula que les permitió hacer tanto?. Gustavo lo define en una sola frase: “Nosotros no mentimos”.
Portada
Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso
La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.
Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.
Fotos: Juan Valeiro.
Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos.
“Pan y circo”, dice.
Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro.
Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.



Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.
Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.
Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El poco pan
La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:
“Si no hay aumento,
consiganló,
del 3%
que Karina se robó”.
Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”.
Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”.

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
El mucho circo
Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes.
Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena.
“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial.
Silencio.
“¿Me pueden decir sí o no?”.
Silencio.
Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.
Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”
“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.
La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival.
Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:
- “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
- “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
- El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.
El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.
Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org
Artes
Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.
Por María del Carmen Varela.
«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).
En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.
El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.
Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.
“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.
Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

CABA
Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.
Por María del Carmen Varela
Fotos Lina Etchesuri para lavaca
Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.
Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.
Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.
Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.
El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.
Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.
Continuará.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.


Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.
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