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La reforma agraria, al revés

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Desmontes masivos, pérdida de biodiversidad, desalojos violentos, concentración de tierras y asesinatos. El lado silenciado del modelo sojero es revelado en esta investigación de Darío Aranda, especial para mu.

La reforma agraria, al revésSandra Elisabeth Juárez, la Ely Juárez, campesina santiagueña, de palabra firme y sonrisa sincera. El lunes 25 de marzo de 1996, a 1200 kilómetros de su casa, sucedió un hecho que ella nunca conoció, pero cambiaría su vida y la de miles de campesinos. El gobierno de Carlos Menem firmó la autorización para la producción y comercialización de la soja transgénica, con uso de glifosato. Una década y media después ese cultivo pasó a ocupar de seis millones a 19 millones de hectáreas, lo que ya representa el 56 por ciento de la superficie cultivada del país. Otro dato: en 1997 las exportaciones de soja sumaban 3200 millones de dólares; diez años después, 16.000 millones de dólares. Un negocio millonario en el cual siete cerealeras concentran el 83 por ciento de las exportaciones y el Estado obtiene el 35 por ciento en concepto de retenciones. El modelo sojero tiene un rostro menos difundido: 200.000 familias fueron expulsadas de sus territorios, existen al menos ocho millones de hectáreas en conflicto con campesinos e indígenas, hubo un aumento exponencial del desmonte y se acentuó la concentración de tierras en pocas manos. A 15 años del hecho que más cambios provocó en la agricultura contemporánea, la Ely Juárez, como la llaman en su pago, 32 años, madre de dos niños, ya no sonríe: falleció al enfrentar una topadora que pretendía expulsarla de su tierra. El costo humano de un modelo publicitado como exitoso.
Ruidos y nueces de la 125
El lunes 21 de marzo de 2011, el Ministerio de Agricultura de Nación envió una gacetilla que era esperada desde hace años por los actores vinculados a los agronegocios. “La cosecha 2010/2011 supera las 100 millones de toneladas”. Es la mayor de la historia. La soja representa ya la mitad: 50 millones de toneladas. Apenas 10 años antes solo representaba el 10 por ciento de la producción de granos del país. El fenómeno tiene una explicación: “Se trata de un modelo basado en la extrema sojización, motorizado por grandes empresas que conforman una parte importante de lo que hemos denominado el ‘sistema de agronegocios’. En este modelo talla fuerte un grupo de grandes empresas y sujetos que controlan sectores clave del sistema agroexportador: compañías, pooles de siembra, semilleras”, explican Miguel Teubal y Tomás Palmisano en el libro Del paro agrario a las elecciones de 2009. Estos economistas hacen un detallado análisis de la estructura agraria argentina. Afirman que ninguno de los actores de la Resolución 125 cuestionó el modelo sojero y aseguran que esa polémica medida de ninguna manera ocasionaría la quiebra de los chacareros (como sostenía la Mesa de Enlace) ni tampoco implicaba una medida distributiva (como prometía el Gobierno). En base a datos del Ministerio de Agricultura, aportan cifras precisas:
Entre 1997 y 2008 las exportaciones pasaron de 3.232 millones de dólares a 16.298.
En once años, el complejo sojero representó exportaciones por 86.338 millones de dólares. Equivalente a 96 veces el presupuesto anual del Ministerio de Salud de la Nación.
Un puñado de empresas concentran el 83 por ciento de la exportación de porotos de soja: Cargill, Noble Argentina, ADM, Bunge, LDC-Dreyfus, AC Toepfer y Nidera.
El 82 por ciento del aceite de soja se lo reparten cinco compañías: Bunge, LDC-Dreyfus, Cargill, AGD y Molinos Río de la Plata.
El 90 por ciento de los derivados de soja queda en manos de seis actores: Cargill, Bunge, Dreyfus, AGD, Vicentín y Molinos Río de la Plata.
Ninguna de estas compañías sintió peligrar sus intereses durante el conflicto por la Resolución 125. “Al Gobierno le convenía impulsar el modelo sojero pues le permitía lograr importantes superávits de la balanza comercial y fiscal, necesarios para –entre otras razones– hacer frente al pago de la deuda externa. Asimismo, al ´campo´ le interesaba mantener un modelo que le era altamente rentable. Quizá por estas razones ninguna de las dos partes en conflicto criticó al modelo sojero, que se mantuvo relativamente intacto, y sigue incólume en la actualidad”, afirman Teubal y Palmisano.
32 hectáreas por día
Doña Ramona Bustamante tiene 82 años. Siempre vivió y trabajó en el mismo campo, Puesto de Castro, al norte de Córdoba. En 2004 llegó hasta el lugar un grupo de chacareros que echó de sus parcelas históricas a decenas de campesinos. A doña Ramona le derribaron el rancho con una topadora, mataron sus animales y contaminaron el pozo de agua con gasoil. Semanas de vivir a la intemperie, meses de intimidaciones y una decisión: “Ni un metro menos. La tierra es nuestra”, gritó la abuela, quien junto al Movimiento Campesino de Córdoba (MCC) recuperó su tierra y se transformó en una referente de la lucha contra empresarios y productores sojeros.
Córdoba es una de las provincias pilares de este modelo. El monocultivo creció de forma geométrica y avanzó sobre bosques y territorios que se destinaban a la ganadería. El avance de la soja y el desplazamiento ganadero acentuó dos consecuencias, desalojos y desmontes. Marcelo Cabido y Marcelo Zak son investigadores principales del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv) de la Universidad Nacional de Córdoba y del Conicet. En su investigación Deforestación, agricultura y biodiversidad analizan la situación y alertan:
La tasa de deforestación de Argentina es del 0,8 por ciento anual, según datos la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), el doble que el Amazonas (0,38 por ciento).
Córdoba registra una tasa de deforestación del 2,93 por ciento, casi cuadriplica la media nacional y es trece veces mayor que la media mundial (0,23 por ciento).
“Las tasas de deforestación sufridas año a año por los bosques cordobeses no tienen parangón a nivel mundial, superando incluso a las correspondientes a bosques tropicales en otros países pobres”, denuncian y remarcan la directa relación con el avance de la frontera agrícola. “Lamentablemente Córdoba constituye el más dramático ejemplo del desmonte. Por ejemplo, los procesos de expansión de la agricultura en los departamentos del norte cordobés, entre 1970 y 2000, ocasionaron la pérdida de más de un millón de hectáreas de bosques por conversión a cultivos anuales, principalmente soja”, detallan los investigadores.
A nivel nacional, en panorama no es mejor. El último Inventario Nacional de Bosques Nativos de la Secretaría de Ambiente de la Nación revela que, en el periodo 2002-2006, en el país dejaron de existir 1.108.669 hectáreas de bosques, 277 mil hectáreas por año, que equivalen a 760 por día, 32 hectáreas por hora. La misma Secretaría remarca que la deforestación se produce para destinar esas superficies a la agricultura, principalmente al cultivo de soja.
En todas las provincias con monocultivo se observa el mismo fenómeno. Según la Secretaría de Ambiente, en Santiago del Estero, en el período 2002-2006, se arrasaron 515.228 hectáreas de bosque, un 71,61 por ciento más que entre 1998 y 2002. En Salta, entre 2002 y 2006, dejaron de existir 414.934 hectáreas, más del doble del registrado entre 1998 y 2002.
Un avance sostenido
La Secretaría de Ambiente de Nación nunca se expresó formalmente sobre el avance de la soja transgénica. Recién en marzo de 2008, en pleno conflicto por la resolución 125 entre el Gobierno y la Mesa de Enlace, la Secretaría difundió un documento de doce carillas titulado El avance de la frontera agropecuaria y sus consecuencias y confirmó lo que desde hacía tiempo denunciaban movimientos campesinos y organizaciones ambientales: “La producción de soja conlleva también a problemas ambientales como la deforestación, la degradación de suelos (…). La expansión de la soja representa una reciente y poderosa amenaza sobre la biodiversidad de Argentina”.
La resolución 125, que aumentaba el impuesto a la exportación de soja, no pudo ser aplicada, votación en el Congreso mediante. La disputa entre Gobierno y Mesa de Enlace continuó, pero eso no impidió que la superficie de soja aumente: de 16,6 millones de hectáreas sembradas en 2008 se saltó a 19 millones en la campaña 2010, acompañada del incremento del precio internacional de la oleaginosa.
Nunca más la Secretaría de Ambiente, ni ningún otro ámbito del Estado nacional, elaboraron informes críticos al avance del monocultivo de soja.
La tierra en disputa
Argentina es visto como un alumno modelo en el mercado de agronegocios mundial. En 1997 se cosecharon en el país 11 millones de toneladas de soja transgénica. Catorce años después, se esperan 50 millones de toneladas. Consecuencia directa: según el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), 200 mil familias fueron expulsadas de sus territorios ancestrales con destino a los barrios empobrecidos de las grandes ciudades. Hasta el gobernador de la sojera Santa Fe, Hermes Binner, reconoció en marzo de 2008 que “el proceso de sojización ha vaciado los campos”.
El Foro por la Tierra del Chaco advierte desde 2006 sobre el fenómeno. En 1991 la población rural provincial representaba el 28,5 por ciento y en 2001 sólo era del 16,5. El éxodo tuvo un solo destino: los márgenes de las grandes ciudades.
El Movimiento Nacional Campesino Indígena remarca otro dato silenciado. El modelo agropecuario actual, basado en la exportación y la producción intensiva, produce mayor concentración. El Censo Agropecuario 2002 pareciera darle la razón. El diez por ciento de las denominadas “explotaciones agropecuarias” más grandes concentran el 78 por ciento de las tierras, mientras que el 60 por ciento de las fincas más pequeñas se reparte apenas el cinco por ciento de la superficie cultivable del país.
El censo se realizó en 2008, en plena disputa entre el Gobierno y la Mesa de Enlace. Aportaría datos precisos, luego de seis años de falta de estadísticas oficiales del sector rural. Pero el esperado relevamiento no escapó a las irregularidades del Indec: no abarcó todo el territorio nacional y nunca se presentaron todos los datos obtenidos. Consecuencia directa: los científicos sociales no lo toman como válido y, a su pesar, deben seguir manejándose con el Censo 2002.
Según el relevamiento de 1988 había en el país 422.000 chacras, que disminuyeron a 318.000 en 2002 (un 24,6 por ciento menos). La investigación del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), titulada La tierra en Argentina, de Marcelo Sili y Luciana Soumoulou, resume: “Desde el punto de vista de la estructura agraria, la distribución de la tierra es sumamente inequitativa”. Y, en base a un entrecruce de estudios oficiales, revela que el 2 por ciento de las explotaciones agropecuarias controla la mitad de la tierra del país. Mientras que el 57 por ciento de las chacras, en su mayoría campesinos y pequeños productores, cuenta sólo con el 3 por ciento de la tierra.
De la mano de la soja, y durante todos los gobierno de los últimos quince años, en Argentina se ejecutó una reforma agraria al revés: en beneficio de terratenientes y pooles siembra, en perjuicio de campesinos e indígenas.
Desalojos y represión
Domingo Leguizamón tiene 18 hijos, más de treinta nietos, medio cuerpo paralizado por una hemiplejia y un bastón con el que se ayuda para caminar. Nació, se crió y vive en el paraje El Calderón-Lote 5, a 60 kilómetros de la ciudad de Quimilí, pleno monte santiagueño. Integra la comunidad indígena Guaycurú y cuenta con 400 hectáreas, de donde obtiene leña y cría animales. Su parcela exhibe una particularidad: está rodeada de sembradíos de soja, que desde hace tiempo pretenden avanzar sobre el bosque nativo que preserva Leguizamón.
El 2 de noviembre de 2007, se quebró la tranquilidad del monte santiagueño. Cuarenta efectivos de infantería, con pasamontañas, chalecos antibalas y armas largas patearon la precaria puerta, se abalanzaron sobre don Leguizamón, lo esposaron, interrogaron a punta de fusil y detuvieron. Leguizamón estuvo seis días incomunicado, acusado de usurpar la tierra donde siempre vivió. Desde el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase-Vía Campesina), donde milita la familia, denunciaron que “el actual gobierno provincial, y el sistema judicial, actúan coordinados según los intereses de empresarios sojeros, que quieren hacerse de las tierras de las familias”.
El Mocase-VC explica que el avance del modelo agroexportador trajo innumerables conflictos legales a las familias asentadas en las tierras desde hace décadas. “Los avances tecnológicos hicieron de las viejas y olvidadas tierras santiagueñas un paraíso para grandes empresarios. Con la soja, las tierras se tornaron un bien preciado”, afirman.
No existen estadísticas oficiales de conflictos por tierras en ámbitos rurales. La Red Agroforestal Chaco Argentina (Redaf) es un colectivo multidisciplinario integrado por organizaciones sociales, oenegés ambientales, académicos y técnicos del norte del país. En octubre de 2010 presentó el relevamiento Conflictos sobre tenencia de tierra y ambientales en la región del Chaco Argentino, que contabilizó 164 disputas de tierras y ambientales, que afectaban a casi ocho millones de hectáreas (el equivalente a 390 veces la ciudad de Buenos Aires) y 950 mil personas, principalmente indígenas y campesinos, de sólo seis provincias del norte argentino: Salta, Formosa, Chaco, Santiago del Estero y norte de Santa Fe y Córdoba.
El 93 por ciento de los conflictos (153) se producen por alguna acción que vulnera los derechos de los campesinos y comunidades ancestrales con relación a la tenencia de la tierra. El grueso de los conflictos (89 por ciento) se iniciaron a partir del 2000. “Coincide con el impulso del modelo agroexportador, favorecido por las condiciones del mercado internacional para la comercialización de la soja, que trajo como consecuencia la expansión de la frontera agropecuaria en la Región Chaqueña”, recuerda el informe.
El rol del Estado es uno de los puntos centrales que los indígenas y campesinos identifican como responsables, por acción u omisión, para la resolución de los conflictos. “Existe impunidad y falta de decisión política de los gobiernos para resolver la problemática. Es notoria la inoperancia y falta de respuestas estatales”.
El Grupo de Estudios sobre Ecología Política (Gepcyd) del Instituto Gino Germani (Universidad de Buenos Aires) publicó a fines de 2010 La violencia rural en la Argentina de los agronegocios, donde confirmó el aumento de la violencia contra campesinos e indígenas, y abordó la criminalización, militarización y la coacción física. “La disputa territorial entre el agronegocio y las comunidades indígenas y campesinas, y la violencia que el primero despliega sobre los segundos, es síntoma de un proceso de concentración”, explica el colectivo de científicos sociales que integran el Gepcyd. Y señala el rol del Estado. “La violencia rural más que evidenciar una ausencia de institucionalidad en materia de tierras y derechos de los pueblos originarios y comunidades campesinas, pareciera vincularse como la respuesta estatal”.
El futuro no es prometedor. El gobierno nacional ya dio a conocer su Plan Estratégico Agroalimentario 2010-2016, proyecto que apuesta a aumentar la producción de soja en 20 millones de toneladas, lo que en lenguaje técnico se denomina “correr la frontera agropecuaria”, pero que en la vida cotidiana se traduce en desmontes y desalojos. Y a veces en algo peor.
El 13 de marzo de 2010, en el paraje santiagueño de San Nicolás, Sandra, la “Ely” Juárez falleció luego de enfrentar una topadora que pretendía avanzar sobre tierras donde siempre vivió su familia. Ocho meses después, el 23 de noviembre pasado, durante una represión policial, fue asesinado en Formosa Roberto López, qom de la comunidad La Primavera, en un corte ruta en el que reclamaba por el derecho a habitar sus tierras ancestrales. Ambos asesinatos se mantienen impunes.

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Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes […]

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La marcha pacífica de jubilados y jubiladas volvió a ser reprimida por la Policía de la Ciudad para impedir que llegara hasta la avenida Corrientes. La Comisión Provincial por la Memoria confirmó cuatro detenciones (entre ellas, un jubilado) que la justicia convalidó y cuatro personas heridas. Una fue una jubilada a quien los propios manifestantes salvaron de que los uniformados la pasaran por arriba. En medio del narcogate de Espert, quien pidió licencia en Diputados por “motivos personales”, las imágenes volvieron a exhibir la debilidad del Gobierno, golpeando a personas con la mínima que no llegan a fin de mes, mientras sufría otra derrota en la Cámara baja, que aprobó con 140 votos afirmativos la ley que limita el uso de los DNU por parte de Milei.

Por Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla.

Fotos: Juan Valeiro.

Un jubilado de setenta y tantos eleva un cartel bien alto con sus dos manos. 

“Pan y circo”, dice. 

Pero el “pan” y la “y” están tachados, porque en este miércoles, como en esta época, lo que falta de pan sobra de circo. El triste espectáculo lo ofrece una vez más la policía, hoy particularmente la de la Ciudad, que desplegó un cordón sobre Callao, casi a la altura de Sarmiento, para evitar que la pacífica movilización de jubilados y jubiladas llegara hasta la avenida Corrientes. Detrás de los escudos, aparecieron los runrunes de la motorizada para atemorizar. Y envalentonados, los escudos avanzaron contra todo lo que se moviera, con una estrategia perversa: cada tanto, los policías abrían el cordón y de atrás salían otros uniformados que, al estilo piraña, cazaban a la persona que tenían enfrente. Algunos zafaron a último milímetro. 

Pero los oficiales detuvieron a cuatro: el jubilado Víctor Amarilla, el fotógrafo Fabricio Fisher, un joven llamado Cristian Zacarías Valderrama Godoy, y otro hombre llamado Osvaldo Mancilla.

Las detenciones de Cristian Zacarías y del fotógrafo Fabricio Fisher. La policía detuvo al periodista mientras estaba de espaldas. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

En esa avanzada, una jubilada llamada María Rosa Ojeda cayó al suelo por los golpes y fue la rápida intervención de los manifestantes, del Cuerpo de Evacuación y Primeros Auxilios (CEPA), y de otros rescatistas los que la ayudaron. “Gracias a todos ellos la policía no me pasó por encima”, dijo. Su única arma era un bastón con la bandera de argentina.

Como en otros miércoles de represión, la estrategia pareciera buscar que estas imágenes opaquen aquellas otras que evidencian el momento de debilidad que atraviesa el Gobierno. Hoy no sólo el diputado José Luis Espert, acusado de recibir dinero de Federico «Fred» Machado, empresario extraditado a Estados Unidos por una causa narco, se tomó licencia alegando “motivos personales”, sino que la Cámara baja sancionó, por 140 votos a favor, 80 negativos y 17 abstenciones, la ley que limita el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del Presidente. El gobierno anunció un clásico ya de esta gestión: el veto.

Por ahora, el proyecto avanza hacia el Senado.

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El poco pan

La calle preveía este golpe, y por eso durante este miércoles se cantó:

“Si no hay aumento, 

consiganló, 

del 3% 

que Karina se robó”. 

Ese tema fue el hit del inicio de la jornada de este miércoles, aunque hilando fino carece de verdad absoluta, porque las jubilaciones de octubre sí registraron un aumento: el 1,88%, que llevó el haber mínimo a $326.298,38. Sumado al bono de 70 mil, la mínima trepó a $396 mil. “Es un valor irrisorio. Seguimos sumergidos en una vida que no es justa y el gobierno no afloja un mango, es tremendo cómo vivimos”, cuenta Mario, que no hay miércoles donde no diga presente. “Nos hipotecan el presente y el futuro también, cerrando acuerdos con el FMI que nos impone cómo vivir, y no es más que pan para hoy y hambre para mañana, aunque el pan para hoy te lo debo”. 

Victoria tiene 64 años y es del barrio porteño de Villa Urquiza. Cuenta que desde hace 10 meses no puede pagar las expensas. Y que por eso el consorcio le inició un juicio. Cuenta que otra vecina, de 80, está en la misma. Cuenta que es insulina dependiente pero que ya no la compra porque no tiene con qué. Cuenta que su edificio es 100% eléctrico y que de luz le vienen alrededor de 140 mil pesos, más de un tercio de su jubilación. Cuenta que está comiendo una vez por día y que su “dieta” es “mate, mate y mate”. Vuelve a sonreír cuando cuenta que tiene 3 hijos y 4 nietos y cuando dice que va a resistir: “Hasta cuando pueda”. 

Sin pan y a puro circo: la represión a jubilados para tapar otra derrota en el Congreso

A María Rosa la salvó la gente de que la policía la pasara por arriba. Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

El mucho circo

Desde temprano hubo señales de que la represión policial estaba al caer. A diferencia de los miércoles anteriores, la Policía no cortó la avenida Rivadavia a la altura de Callao. Tampoco cortó el tránsito, lo que permitió que los jubilados y las jubiladas cortaran la calle para hacer semaforazos. Después de media hora, cuando la policía empezó a desviar el tránsito y la calle quedó desolada, comenzó la marcha, pero en vez de rodear la Plaza de los Dos Congresos como es habitual, caminó por Callao en dirección a Corrientes, hasta metros de la calle Sarmiento, donde se erigió un cordón policial y empezó a avanzar contra las y los manifestantes. 

Desde atrás, irrumpieron con violencia dos cuerpos en moto: el GAM (Grupo de Acción Motorizada) y el USyD (Unidad de Saturación y Detención), pegando con bastones e insultando a quienes estaban en la calle. “Vinieron a pegarme directamente, mi pareja me quiso ayudar y lo detuvieron a él, que no estaba haciendo nada”, cuenta Lucas, el compañero de Cristian Zacarías, uno de los detenidos.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

Cercaron el lugar una centena de efectivos de la policía porteña, que no permitieron a la prensa acercarse ni estar en la vereda registrando la escena. 

“¿Alguien me puede decir si la detención fue convalidada”, pregunta Lucas al pelotón policial. 

Silencio. 

“¿Me pueden decir sí o no?”. 

Silencio.  

Un comerciante mira y vocifera: “¿Sabés lo que hicieron a la vuelta? Subieron a la vereda con las motos”.

Otro se acerca y pregunta: “¿A quién tienen detenido acá, al Chapo Guzmán?”

“No”, le responde seco un periodista: “A un pibe y a un jubilado”.

La Comisión Provincial por la Memoria confirmó las cuatro detenciones (fue aprehendida una quinta persona y derivada al SAME para su atención) y cuatro personas heridas. El despliegue incluyó la presencia también de Policía Federal, Prefectura y Gendarmería detrás del Congreso mientras el despliegue represivo fue «comandado por agentes de infantería de la Policía de la Ciudad». El organismo observó que después de semanas donde el operativo disponía el vallado completo, en los últimos miércoles el dispositivo dejó abierta una vía de circulación que es la que eligen las fuerzas para avanzar contra los manifestantes.

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Foto: Juan Valeiro para lavaca.org

También se hizo presente Fabián Grillo, papá de Pablo, que sufrió esa represión el 12 de marzo, en esta misma plaza, y continúa su rehabilitación en el Hospital Rocca. “Su evolución es positiva”, comunicó la familia. El fotorreportero está empezando a comer papilla con ayuda, continúa con sonda como alimento principal, se sienta y se levanta con asistencia y le están administrando medicación para que esté más reactivo. “Seguimos para adelante, lento, pero a paso firme”, dicen familiares y amigos. El martes, la jueza María Servini procesó al gendarme Héctor Guerrero por el disparo. El domingo se cumplirán siete meses y lo recordarán con un festival. 

Pablo Caballero mira toda esta disposición surrealista desde un costado. Tiene 76 años y cuatro carteles pegados sobre un cuadrado de cartón tan grande que va desde el piso del Congreso hasta su cintura:

  • “Roba, endeuda, estafa, paga y cobra coimas. CoiMEA y nos dice MEAdos. Miente, se contradice, vocifera, insulta, violenta, empobrece, fuga, concentra. ¿Para qué lo queremos? No queremos, ¡basta! Votemos otra cosa”.
  • “El 3% de la coimeada más el 7% del chorro generan 450% de sobreprecios de medicamentos”.
  • El tercer cartel enumera todo lo que “mata” la desfinanciación: ARSAT, INAI, CAREM, CONICET, ENERC, Gaumont, INCAA, Banco Nación, Aerolíneas, Hidrovía, agua, gas, litio, tierras raras, petróleo, educación. Una enumeración del saqueo.

El cuarto cartel lo explica Pablo: “Cobro la jubilación mínima, que equivale al 4% de lo que cobran los que deciden lo que tenemos que cobrar, que son 10 millones de pesos. No tiene sentido. Por eso, hay que ir a votar en octubre”.

Pablo mira al cielo, como una imploración: «¡Y que se vayan!».

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Artes

Un festival para celebrar el freno al vaciamiento del teatro

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La revista Llegás lanza la 8ª edición de su tradicional encuentro artístico, que incluye 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas. Del 31 de agosto al 12 de septiembre habrá espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. El festival llega con una victoria bajo el brazo: este jueves el Senado rechazó el decreto 345/25 que pretendía desguazar el Instituto Nacional del Teatro.

Por María del Carmen Varela.

«La lucha continúa», vitorearon este jueves desde la escena teatral, una vez derogado el decreto 345/25 impulsado por el gobierno nacional para vaciar el Instituto Nacional del Teatro (INT).

En ese plan colectivo de continuar la resistencia, la revista Llegás, que ya lleva más de dos décadas visibilizando e impulsando la escena local, organiza la 8ª edición de su Festival de teatro, que en esta ocasión tendrá 35 obras a mitad de precio y algunas gratuitas, en 15 salas de la Ciudad de Buenos Aires. Del 31 de agosto al 12 de septiembre, más de 250 artistas escénicos se encontrarán con el público para compartir espectáculos de teatro, danza, circo, música y magia.

El encuentro de apertura se llevará a cabo en Factoría Club Social el domingo 31 de agosto a las 18. Una hora antes arrancarán las primeras dos obras que inauguran el festival: Evitácora, con dramaturgia de Ana Alvarado, la interpretación de Carolina Tejeda y Leonardo Volpedo y la dirección de Caro Ruy y Javier Swedsky, así como Las Cautivas, en el Teatro Metropolitan, de Mariano Tenconi Blanco, con Lorena Vega y Laura Paredes. La fiesta de cierre será en el Circuito Cultural JJ el viernes 12 de septiembre a las 20. En esta oportunidad se convocó a elencos y salas de teatro independiente, oficial y comercial.

Esta comunión artística impulsada por Llegás se da en un contexto de preocupación por el avance del gobierno nacional contra todo el ámbito de la cultura. La derogación del decreto 345/25 es un bálsamo para la escena teatral, porque sin el funcionamiento natural del INT corren serio riesgo la permanencia de muchas salas de teatro independiente en todo el país. Luego de su tratamiento en Diputados, el Senado rechazó el decreto por amplia mayoría: 57 rechazos, 13 votos afirmativos y una abstención.

“Realizar un festival es continuar con el aporte a la producción de eventos culturales desde diversos puntos de vista, ya que todos los hacedores de Llegás pertenecemos a diferentes disciplinas artísticas. A lo largo de nuestros 21 años mantenemos la gratuidad de nuestro medio de comunicación, una señal de identidad del festival que mantiene el espíritu de nuestra revista y fomenta el intercambio con las compañías teatrales”, cuenta Ricardo Tamburrano, director de la revista y quien junto a la bailarina y coreógrafa Melina Seldes organizan Llegás.

Más información y compra de entradas: www.festival-llegas.com.ar

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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