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Los patrones del mal
Carlos del Frade: Periodista. Su investigación sobre el negocio narco rosarino lo convirtió en un especialista. Desde la dictadura hasta la actualidad, política y finanzas que explican qué es lo que está ocurriendo.
El libro tiene la siguiente dedicatoria: “A los pibes, los que alguna vez fueron los únicos privilegiados y hoy parecen ser los primeros perjudicados en la Argentina del tercer milenio”. Se llama Ciudad blanca, crónica negra. Postales del narcotráfico y es una trompada y una enciclopedia sobre lo que hay que entender sobre el negocio narco. Carlos Del Frade está feliz, porque va por su tercera edición. Como estuvo siempre empecinado en hacer periodismo, los medios de su ciudad, Rosario, no lo contratan como personal estable desde hace 14 años. Más precisamente, desde que informó sobre despidos en Coca Cola a través de LT8. Todo va peor, habrá pensado la empresa, retiró la pauta de la radio, telegrama para Del Frade y se convirtió en un inventor de su propio trabajo gráfico, radial y televisivo. No hace el camino fácil para conseguir esponsors, sino que ejerce el complejo arte de la coherencia. Por eso puede escribir libros como éste.
Archipiélago Rosario
Encuentro rosarino, café con leche para dos, y el disparador de una pregunta perpleja: ¿Cómo entender lo que está ocurriendo con la violencia y el narcotráfico en Rosario? “La ciudad es un archipiélago, islas que conviven. Está la isla de la fantasía, que es Puerto Norte, con todas las inversiones, todo el lujo. Están los barrios que todavía resisten la idea de la clase media. Y aquellos barrios que antes eran obreros, donde había tiendas, comercios, un pequeño taller o industria en la que el joven podía trabajar, incluso si dejaba la escuela. Pero ahora hay un agujero. Los chicos no tienen forma de mantener su vida. ¿Qué van a hacer? Lo primero que surge es el horizonte narco”.
No se trata de una casualidad: “Es una construcción típicamente capitalista, de arriba hacia abajo, un ciclo de acumulación de dinero rápido que sostiene al sistema. Y por eso, lo primero que construyeron fueron la geografía financiera del lavado del dinero”.
Narco finanzas
¿De qué modo se armó ese esquema? “Privatizaron el Banco Provincial de Santa Fe en época de Carlos Reutemann y Menem, y se lo entregaron a los hermanos narcolavadores Carlos y José Rohm”. Ambos tuvieron su auge en los años 90 con el Banco General de Negocios, se los relaciona con el lavado de dinero nada menos que del Cartel de Juárez, se denunció su intervención en el caso de coimas IBM–Banco Nación, y en el megacanje que, durante el gobierno de la Alianza, incrementó la deuda en cerca de 55 mil millones de dólares. Carlos: “O sea, no cualquiera: le dimos la banca provincial a narcolavadores. Ya había habido indicios, además, de dinero sucio para las campañas políticas de Menem, como en el caso del narco Jorge Halford. Otro paso importante se dio en 1998,cuando se privatizó el puerto de Rosario a un grupo filipino que iba a exportar autos de General Motors y jamás exportó ninguno. ¿Qué hacían?”
La privatización del puerto implica falta de control estatal sobre lo que se exporta realmente en cantidad y en calidad. No son avioncitos ni pasajeros-mulas con bolsitas en los intestinos los que mueven el negocio hacia Europa: “Y somos el 3º exportador de cocaína a ese mercado, según el informe de Naciones Unidas del año pasado”, dice Carlos, que agrega un antecedente inesperado. “El comienzo del armado de este negocio fue en tiempos de Leopoldo Galtieri cuando comandaba el Cuerpo II del Ejército, y recibió en la provincia a los coroneles bolivianos Luis García Meza y Luis Arce Gómez, golpistas y narcotraficantes. Arce Gómez fue incluso extraditado a Estados Unidos por narcotráfico y ambos condenados en causas por violaciones a los derechos humanos. El pago por la hospitalidad fue abrir la tránsito de la cocaína por la ruta 34, en complicidad con los militares argentinos”.
Esa estructura de negocios es funcional a todo el mecanismo de exportación de soja y minerales, con la sospecha o certeza de que el boom inmobiliario, de consumo, de autos, de plata futbolística y demás, tiene que ver con el lavado de dinero. “El enemigo no está en los barrios, está en el centro, donde están los titiriteros. Agregale que somos la provincia de mayor consumo de cocaína del país, según el informe del Ministerio de Salud, y se va armando el panorama de lo que es narcotráfico, negocios, lavado. A mí me queda una idea: combatir al narcotráfico hoy es combatir al capitalismo”.
Monadas
El incremento de la violencia tiene para Del Frade otro momento emblemático: “En 2006 empezó el incremento de homicidios. Cuando se construye el casino de Rosario de Cristóbal López, queda en evidencia que la administración del socialista Miguel Lifschitz elige a la familia Cantero, corazón de la banda de narcos Los Monos, para desplazar a la gente que hacía falta para construir el casino en Las Flores. Esto puede ser una devolución de favores, porque no me quedan dudas de que hay nichos corruptos de la administración socialista que pactaron con el narco. Y ojo: lo mismo viene ocurriendo desde los 90 con todos los partidos políticos. Y a Los Monos así, al poder que siempre tuvieron para manejar el barrio, se le agregó un espaldarazo desde la política. Ahí empezaron los enfrentamientos cada vez mayores entre grupos por el control del territorio”.
¿Cómo juega la policía provincial? “Es absolutamente cómplice. Un juez federal me confesó que el principal grupo narco que tiene la provincia, lo más sofisticado, es la policía. Si ves quiénes integran las bandas, te das cuenta de que no pueden tener el nivel de elaboración de lo que hoy es el negocio. Ese juez me lo dice como un modo de justificar que hayan hecho tan poco desde la justicia federal, y desde la provincial ni hablemos. Un juez provincial, Carlos Vienna, investigó, pero quedó desacreditado por haber ido a ver una pelea del Chino Maidana a Las Vegas con el padre de Martín Fantasma Paz, que trabajaba para Los Monos y fue asesinado por su propia banda. El dictamen del juez Vienna era muy bueno, porque revelaba la relación entre narcos y la municipalidad rosarina”
El juez debió apartarse de la causa y como tantas veces, es posible un final metafísico: que todo quede en la nada.
Subordinación y valor
Para Del Frade todo lo que se relaciona con este tema tiene una oficina central: Estados Unidos. “Este año el general (César) Milani compró 34 camionetas al Comando Sur de Estados Unidos para combatir al narcotráfico. En enero viajó el gobernador Bonfatti y le dieron un premio por la seguridad en la provincia, siendo que veníamos de 264 homicidios y él mismo casi resultó una víctima por el descontrol del tema y los enfrentamientos entre bandas. Vinieron el FBI y la DEA a dar cursos a la policía santafesina. Viajó De la Sota y a los 15 días el mismo curso en Córdoba, y lo mismo con Scioli. Después fueron los gobernadores de Entre Ríos, Mendoza, Salta, San Luis. Y el gobierno nacional juega el juego”.
¿Qué dictan esos cursos? “La línea que bajan es ‘muchachos, coordinen fuerzas federales y provinciales para pacificar los barrios difíciles’. Las mismas palabras que se usaron durante el Plan Colombia, el Plan México y el Plan Brasil. Aquí se hizo la intervención de Gendarmería con Sergio Berni. Yo pude estar, y fue patético: no encontraron nada, porque todos sabían del operativo, o sea que desde la justicia federal, creo yo, pasaron el dato a los narcos. Entonces no se termina con el narcotráfico porque nadie quiere hacerlo. Con los que terminan es con los pibes, los convierten en consumidores, en soldaditos, en parte de una estrategia de control: mejor drogados o delincuentes, y no que se les pasen por la cabeza ideas políticas o incluso revolucionarias, como pasó en los años 70”.
Percepción: “Creo que hay gente muy buena y honesta en todos los partidos políticos -socialismo, kirchnerismo, radicalismo, PRO, izquierda-, gente que honestamente pelea contra esto, pero tiene alrededor nichos muy pragmáticos, por no decir corruptos, que transan con el narcortráfico porque lo toman como un enorme método de financiamiento y enriquecimiento”.
¿Se puede ganar?
En el barrio Ludueña los chicos juegan, como sus abuelos lo hacían al poliladron, a que uno es narco, otro soldadito, otro policía, otro gendarme. Las nenas hacen de narqueras, las novias de los transas. Del Frade agrega: “En el histórico colegio salesiano San José, los chicos de 6º grado pisaron tiza y jugaban a que consumían cocaína. Se armó un escándalo porque era un colegio del centro y católico, imagínate. Por suerte no la inhalaron”.
Para Carlos eso es un reflejo cultural de la época, y de los medios. “Parecería que es imposible encontrarle una solución a esto, pero creo que se puede ganar si es con un trabajo de abajo hacia arriba, y no al revés. Yo creo que la discusión es pibe por pibe. Y hay cientos de miles de personas que hoy trabajan para eso: maestros, enfermeros, médicos, asistentes sociales, organizaciones sociales. Pero el sistema nunca muestra lo bueno cotidiano: te hacen creer que la única solución va a venir de arriba, y arriba lo que hay es hipocresía. Tenemos que valorar lo que hay abajo, en la comunidad”.
Sostiene Del Frade que hay dos formas de desinformación: “Por un lado el sistema desinforma tapando la identidad de los verdaderos causantes del mal: empresarios, corporaciones, los titiriteros de todo esto. Así te hace pensar que el problema está al lado tuyo. Es una pedagogía de la cobardía: te descargás con el que menos tiene, creés que ahí está el problema. Pero la otra manera de desinformar es no mostrarte nunca lo que pasa con esas miles de personas -maestros, trabajadores sociales, organizaciones- que están por el bien. Creo que a la larga ganamos porque somos más. Pero eso hay que decírselo a la gente, informarlo, sino parece que no existiera. Hay que poder valorar y decir lo que eso significa: salvar a un chico es salvar a un universo entero”.
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