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Quién tevé

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Natalia Vinelli y un nuevo libro sobre la historia de la tevé comunitaria que investiga el origen y los desafíos de la comunicación social: crear lo nuevo, con calidad, potencia y poder.

Quién tevé

¿Cómo hacemos para construir un lenguaje popular? Ella, formada en la comunicación como integrante del área de prensa del movimiento piquetero Teresa Rodríguez, cuando años después comenzó a cursar su Maestría de Periodismo en la UBA, no dudó en definir cuál iba a ser su objeto de estudio: esa pregunta. Las respuestas que encontró forman parte de su libro La televisión desde abajo. Historia, alternatividad y periodismo de contrainformación, la tesis que Natalia Vinelli presentó este año, aunque terminó de cursar esa maestría en 2007. ¿Qué sucedió entre esos años? Nació Barricada TV ahora instalada en el Canal 5 de Almagro, de la que es una de las fundadoras. Dirá que esa experiencia significó una reflexión personal y colectiva sobre lo que era la construcción de un canal comunitario, que le permitió un abordaje mucho más cercano a su objeto de estudio, sin caer en el romanticismo de la señal propia. Es decir: Barricada TV no es una de las emisoras analizadas en la tesis, pero fue clave para el entender las dinámicas internas de cada medio investigado.

Lo impensado

El trabajo de Vinelli aporta a la escasa bibliografía sobre la práctica de la comunicación comunitaria y popular en América Latina. “Llama la atención y no está bueno que haya tan poca producción. De hecho, la mayoría de los materiales son de los años 80, durante los cuales más se reflexionó. El tema es que, ya en los 90, en el campo de las Ciencias Sociales y la comunicación en particular, estos temas dejaron de tener importancia en el ámbito de la investigación. No había financiamiento, y el vacío que dejó fue llenado por el estudio de los consumos culturales. Comenzó a convertirse en un campo de investigación muy marginal, y a instalarse la  idea de que la comunicación popular, alternativa, comunitaria, social, o como le quieras poner como adjetivo-etiqueta, es algo que vos hacés porque no podés trabajar en los medios grandes. Y así sos visibilizado como un pariente pobre”.

Dentro de esa poca producción teórica, uno de los fenómenos más analizados es el de las radios comunitarias. No la televisión. Y ahí radica la importancia del trabajo de Vinelli: es el primer libro que, tras 10 años de investigación, logra una síntesis teórica de un movimiento que surgió a fines de los 80, que entró luego en un proceso de declive y se reconfiguró tras la crisis de 2001, con la aparición de nuevos canales comunitarios que buscaban formas de comunicación no comercial. Con prólogo del especialista Martín Becerra, el libro describe, a partir de experiencias concretas, las tensiones propias de un sector nuevo y en constante construcción, que el sector académico no valora.

“Por un lado, se lo considera un campo marginal, y por otro, la forma institucionalizada de trabajar estos temas es de un basismo muy pronunciado, que no tiene preguntas sobre el ejercicio del periodismo. Como todo es comunicación, se afirma: las relaciones en el barrio son comunicación, los espacios de encuentro son comunicación. Perfecto, pero también hay toda una dimensión del ejercicio del periodismo a la que tenés que darle importancia. Porque cuando el pibe o la piba del barrio decide estudiar comunicación, porque le interesa realmente, y entra a una universidad, ahí te das cuenta que lo que hay que enseñarles es a redactar, a prender una cámara, a editar”. La pregunta que se hace Vinelli -docente de Comunicación en la UBA- es clave: qué enseñarles.

La calidad no es marginal

Vinelli organiza el libro en dos temporalidades. A una la titula “etapa analógica” y recorre las experiencias desde 1987 hasta  1999, es decir, en pleno proceso de concentración mediática. La segunda es la “etapa de convergencia” , que va desde el año 2000 hasta la actualidad y analiza los cambios tecnológicos que operaron sobre la transformación de la tevé comunitaria. En esa etapa, marca el año 2001 como el momento bisagra en el cual se genera el “piso propicio” para el desarrollo de nuevas experiencias de comunicación, de la mano de nuevos movimientos políticos. “El nacimiento tiene que ver con la autoafirmación de la palabra popular, que no tiene acceso al discurso público y en la necesidad de poder instalar otra agenda”, sintetiza Vinelli para explicar el eje que unifica a todas las experiencias. “Lo que tiene la tevé respecto de la radio es que requiere pensar cómo se construye una forma distinta de contar en términos audiovisuales. Se agrega una dimensión donde la imagen tiene mucha importancia”.

Este nuevo universo está poblado por canales que tienen objetivos diversos. Algunos buscan construir desde el territorio, otros funcionan como sistema de cohesión interna del movimiento o partido político de donde surgen. “Todo muy dinámico. Es muy difícil sacar una conclusión en esta etapa, porque son experiencias que recién tienen 5, 6 ó 7 años, y están en desarrollo”, dice Vinelli. Advierte, sin embargo, la necesidad de reflexionar sobre la calidad de las emisoras. “Tenemos que hacer comunicación con la mayor calidad posible, porque creo que la disputa la ganamos ahí, cuando podemos demostrar que estamos en capacidad de construir una pantalla, de hacer un periódico o instalar una radio con un nivel de calidad importante, que esté bien hecha, que desafíe o intente desafiar o vaya desafiando las formas estéticas del código de la comunicación. Y si lo hacemos, es experiencia acumulada para todos nosotros”.

Qué y cómo

“Había que transmitir, no importaba qué”, sostienen los protagonistas de los primeros canales comunitarios relevados por Vinelli sobre aquellos años en los que estaba todo por hacer. No importaba la forma, sino los objetivos políticos que esas emisoras asumían con un compromiso contrahegemónico: buscaban disputarle masividad a los medios comerciales. Si bien en algunos canales la lógica cambió -ya no sólo importa el qué, sino el cómo-, la preocupación es similar: construir material audiovisual que llegue a más personas. “Lo que buscamos es cómo romper el cerco de los convencidos. Porque si ponemos un canal de televisión para hablarnos entre nosotros, no sólo es narcicista, sino que no tiene efecto. Es más fácil sentarse con el vecino a tomar un mate que decirle que te mire por televisión”.

¿Cómo se construye un canal masivo? Porque la búsqueda de masividad en algunos  medios comunitarios significó un retroceso con respecto a  la filosofía que las había empujado a nacer: copiaron.

La búsqueda de masividad en los 90 trajo una perspectiva para el campo de la tevé alternativa bastante lavada, light. Justamente tenía que ver con esta idea de competencia y que, por lo tanto, para ser masivos, no había que romper los códigos de entrada, sino retomar lo que nosotros habíamos aprendido como televidentes y oyentes. Y eso diluyó lo que tenía de diferencial este tipo de experiencias, precisamente cuando la comunicación comunitaria interpelaba a un público activo. Y si bien estamos permanentenente pensando cómo construir nuevos géneros y formatos, lo importante es es eso: pensarlo. Ir ensayando y, en todo caso, equivocarse. Tenemos todo por ganar. La posibilidad de lograr contenidos participativos, disruptivos, que se planteen la participación social, no está en contradicción con la necesidad de masividad, que es necesaria para cualquier proyecto de transformacion social, porque ésta se construye desde un colectivo, no solo desde un grupo.

Crecer y multiplicarse

Es la discusión forma y contenido: ¿buscamos ser la CNN de izquierda o tratamos de construir otra cosa?

Es la eterna discusión forma/contenido. Si vos das vuelta Clarín, te sale Tiempo Argentino, pero la agenda es la misma. Lo que estamos intentando es una una nueva agenda. Y ahí hay toda otra construcción. Por ejemplo: tenés otro tipo de relación con las fuentes, y eso se tiene que traducir en tu pantalla. A veces no nos damos cuenta y estamos reproduciendo lo que no queremos. Y la búsqueda de tu propio etilo tampoco se tiene que convertir en algo elitista, porque la masividad tiene que ver con qué respuesta generan los temas. Creo que hay que mirar con mucha atención el proceso de las tevé comunitarias en Venezuela. En este período es un faro, una puerta. Tienen otras dificultades, pero están en un escenario mejor y tienen un tiempo de desarrollo más largo que nos permite ver cómo ellos van resolviendo la cuestión de la imagen. El documental Seré Millones, de Cine Insurgente, también es un ejemplo de cómo se puede modificar la forma.

En el libro sostenés la importancia de usar el concepto “alternativo, comunitario y popular” como un abanico: comunicación más lucha política. ¿Reivindicarse como alternativo no nos sumerge  en un margen, al costado?

Creo que hay una tendencia, por suerte pequeña, que tiende a vincular lo alternativo a lo chiquito, a lo marginal. Y eso al poder le conviene porque no jodés. Pero yo pienso lo alternativo en términos de entender esta práctica de comunicación como una alternativa política a secas: nuevos medios, proyectos de construcción, nuevas relaciones sociales, poder popular. No creo que sea un problema de cómo se lo nombre, pero sí me parece que esta idea de que está todo por ganar quiere decir que estamos pudiendo construir colectivamente un sector que cada vez gana más en potencia. Pienso: mirá si al 2001 hubiéramos llegado con toda esta construcción. Lo marginal, lo chiquito, es algo que no jode, pero algo así ya molesta. Y nuestra presencia tiene que apostar constantemente a crecer y disputar, pero en televisión tenemos problemas concretos. Por eso es importante concursar, que se aplique la ley, que podamos estar en la TV Digital, porque ahí estaríamos en otro nivel de discusión. Además, si bien se abren las posibilidades de pantallas virtuales, el tipo de consumo de tevé por Internet no es el mismo que tenés con tu televisor. Vos no decís: “Son las 8 de la noche, voy a la compu para ver Barricada”. Cada vez se baja más material bajo demanda. Y, a su vez, el servicio de streaming gratuito es de muy mala calidad y el pago es muy caro y sólo permite que te vean 50 personas a la vez. Entonces volvemos al principio: hoy todavía estamos en gateras. Y para crecer, la aplicación de la ley es fundamental.

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