#NiUnaMás
Marta Montero en Es La Política: “La Justicia no existe”
La mamá de Lucía Pérez, la joven de 16 años asesinada en 2006, fue la invitada de una nueva edición de Es La Política, el programa producido por lavaca y Canal Abierto. Después del juicio que absolvió a los acusados del abuso sexual y femicidio de Lucía, hoy espera la resolución de Casación tras la apelación. Del primer Paro Internacional de Mujeres a la fuerza que encontró en la movilización popular. Por qué el Estado es responsable de los femicidios. Y la política como acción que sale del corazón.
-Marta Montero es la mamá de Lucía Pérez, que tenía 16 años el 8 de octubre de 2016, cuando se convirtió en otro emblema de los femicidios. El crimen de Lucía en Mar del Plata provocó el primer Paro Internacional de Mujeres y una enorme movilización en todo el país, que no se detiene. Marta Montero, su esposo Guillermo Pérez y su hijo Matías, decidieron no callar y llegaron a un juicio que terminó en impunidad. Un juicio en el que los jueces se comportaron con una ideología machista y patriarcal. Pero Marta siguió adelante como tantas madres. Decidió seguir reclamando justicia y por eso está aquí. Gracias por venir. Queremos preguntarte qué es para vos la justicia.
–Un circo romano. Es una vergüenza. Es un desprecio tan grande a la vida del otro, al respeto del otro. La justicia no nos tiene respeto. No le interesamos las personas. Está totalmente deshumanizada. Ellos creen que manejan expedientes, papeles, que las personas somos carpetas que apilan. Ellos nos consideran de esa manera. Para ellos no somos nada. No le interesamos tampoco. Es muy difícil esperar que la justicia salga de esos barrotes oscuros y fríos. Es muy difícil. La justicia la vamos a hacer nosotros, como la hicimos con Lucía. Si nosotros no hubiésemos salido a la calle a buscar justicia, hoy estos tres individuos estarían en la calle. ¿Por qué? Porque la Justicia es funcional a ellos. De qué manera: este sistema es tan perverso que divide las clases. Como acá hay una persona que es de clase social muy alta, y de mucho poder, que es Offidani… Para que ustedes dimensionen: su padre era, en ese momento, el presidente del Colegio de Escribanos de Mar del Plata. Siempre dijimos que era gente de mucho poder, que podía terminar de la forma que terminó, porque veíamos cosas nosotros y también lo decíamos. Lo que no se vio es porque no se quiso ver: sobraban las pruebas. Esta sentencia fue pergeñada desde el primer momento. Todo lo que hicimos fue acumular papeles. Entonces para mí la Justicia, en realidad, no existe. No es que yo soy un hecho aislado y que me pasó lo que me pasó, que no tuve justicia: eso es la justicia en nuestro querido país.
-Las Madres y la Abuelas cuentan que no tenían conciencia política y fue la desaparición de sus hijos el hecho que las empujó a tomar esa conciencia. ¿Cómo fue en vos?
-La vida a mí me cambió en un ángulo de 180 grados. Era una mujer que vivía, trabajaba, soy enfermera, todos los días me levanto muy temprano, volvía a las 3 de la tarde a mi casa. Tenía mi vida con mis hijos, estudiaban los dos, mi marido trabaja. Esa era mi vida. Siempre me interesaron los derechos de los demás, la problemática social. La elección mía de trabajo es muy de vocación. Y cuando pasa esto, con Lucía, que fue un antes y después, en la vida jamás podés pensar esto. Cuando nos pasa esto, al principio decís: la Justicia. Y cuando empezás a caminar, y a darte cuenta con las personas que te estás enfrentando, te empezás a despertar. Lejos de quedarme llorando en mi casa, yo al mes y medio empecé a trabajar. “De acá salgo”, yo misma dije. Y cuando empezás a leer la causa, a preocuparte, empezás a darte cuenta de muchas cosas. La frutilla fue la sentencia. Ahí dije basta. Ya pierdo, y si querés una forma grosera de hablar, el respeto. Ya no me interesa. Sigo para adelante. Y acá es la forma en la que tenemos que luchar, y soy una convencida que si no lo hacemos nosotros, no lo hace nadie por nosotros. Si no salimos a exigir, nadie lo va a hacer.
-¿Qué encontraste en la movilización popular?
–Encontré esa caridad que uno puede seguir. Ese abrazo que te da el otro, ese calor. Cuando fue la sentencia de Lucía fueron 14 jornadas. No les puedo decir lo que fue ir 14 días a ese lugar. Cuando llegábamos siempre había un abrazo. Y cuando nos íbamos, siempre había un abrazo. Hubo días de lluvia, de mucho frío, y las personas estaban. Cuando te lo digo me da frío en el cuerpo. Porque vuelvo a estar en esa situación. Y lo que nosotros vivimos fue eso. Salir de esa sentencia, de esa oscuridad, del tratamiento que había para Lucía, de las barbaridades que decían. Y encontrarnos ese abrazo de las chicas de su misma edad, y ese mate calentito cuando salíamos, es lo que te fortalece. El propio pueblo es el que te acompaña. Las propias víctimas, las propias madres. Y eso nos fortaleció y nos enriqueció a nosotras como personas poder decir: de acá tenemos que salir, esto no tiene que terminar acá, pero es por Lucía y por tantas Lucías. Y porque ya no vamos ni por Lucía, ya vamos por todas. Lucía será el emblema, pero acá hay muchísimas Lucías que no se ven.
-¿Qué sentiste cuando fue el primer Paro Internacional de Mujeres?
-Lo vi después. Yo no podía entender ni lo que estaba pasando. Yo no vi televisión durante dos meses, porque si no era entrar en un pozo depresivo y no salir más. Cuando lo vi, me sentí orgullosa de las mujeres, de ser mujer, y orgullosa por Lucía, porque eso lo había conseguido ella. Es la luz de Lucía. Era una buena persona. Y esta gente oscura, esta gente nefasta, que este Estado no vio, porque también la culpa la tiene el Estado: este feminicidio que hicieron con Lucía fue el Estado que permitió que esa droga se vendiera en la puerta de ese colegio. Había una camioneta vendiendo droga a menores frente a un colegio y el Estado nunca lo vio. Nunca le interesó. Y no era el único, porque vendían droga en tres colegios. Ese es el abandono que hizo el Estado con Lucía, con Melina.
-¿Qué es para vos la política?
–La verdad, no tengo idea. Nunca estuve en política. Nunca me metí en política. Lo que hago, lo hago desde el corazón. La ayuda que hago con mis compañeras, lo hago desde mi corazón. No cobro nada porque yo trabajo, no me siento en un sillón, nadie me pasa nada, y tampoco lo quiero. Dignamente soy esta enfermera. Y voy a seguir laburando de la manera que trabajo. Será en este hospital, sea donde sea, pero dignamente soy esta persona. No me interesa cobrar un sueldo para ser figura. Por qué te digo esto: lo viví en carne propia, a mí nadie me ayudó. Si salí adelante fue por mi familia, por personas que no tenían nada que ver pero estuvieron con nosotros, y por nuestra fe y nuestra convicción. Si no, no hubiésemos salido para adelante.
#NiUnaMás
Lucía Pérez: así comenzó el juicio político a los jueces que buscaron dejar impune el femicidio
“El primer juicio fue una tortura” dijo Guillermo, el padre de Lucía Pérez, para graficar lo que vivió la familia en 2018 por parte de los jueces Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale, que absolvieron a dos narcotraficantes por el abuso sexual y muerte de la menor, que tenía 16 años. Fue parte de lo ocurrido en el salón “Nunca Más” del Senado bonaerense donde ocurrió un hecho histórico: el enjuiciamiento a los jueces por “negligencia, incumplimiento de deberes inherentes del cargo y parcialidad manifiesta”. Por Anabella Arrascaeta / Fotos Juan Valeiro/lavaca.org.
El proceso fue impulsado en 2018 por diputados y diputadas nacionales tras analizar los argumentos del fallo firmado por Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale (este último logró eludir el jury al pedir la jubilación anticipada).
Antes de entrar a la audiencia, Matías, Marta y Guillermo: hermano, madre y padre de Lucía Pérez, junto al mural instalado en la pared del Senado, donde se desarrolla el jury, en el que se ven las imágenes de cientos de víctimas de femicidios. Foto Juan Valeiro para lavaca
Ese mismo fallo fue anulado en 2020 por la Sala IV de la Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires que ordenó además celebrar un nuevo juicio. En esa nueva causa (2023) se encontró culpables por el femicidio a los dos acusados: Matías Farías fue condenado a cadena perpetua y Juan Pablo Offidani a 15 años de prisión, considerado “partícipe secundario”, hasta entonces solo condenados a 8 años por la venta de drogas en la puerta de la escuela a la que concurría Lucía. En ese nuevo juicio los jueces Gustavo Fissore, Alexis Simaz y Roberto Falcone determinaron por unanimidad que estaba acreditado el abuso sexual con acceso carnal agravado por el suministro de estupefacientes del que fue víctima Lucía Pérez.
En el jury que comenzó este lunes 11 de noviembre, la Comisión encargada de evaluar el caso y dictar sentencia está encabezada por el presidente de la Corte Suprema de la provincia de Buenos Aires, Daniel Fernando Soria, y conformada por senadores Gustavo Soos, Gabriela Demaría y Ariel Martínez Bordaisco y las diputadas Maité Milagros Alvado y Susana Haydee González
A sus espaldas, en el salón “Nunca Más”, una pared entera muestra junto a la inscripción “Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP)”, fotos históricas del proceso de memoria, verdad y justicia por los crímenes de lesa humanidad de la última dictadura cívico militar. En la calle, decenas de mujeres habían instalado un gran mural con cientos de fotos de víctimas de femicidios, y escuchaban la audiencia a través de la transmisión oficial de la Corte Suprema bonaerense y tejían atrapasueños, tal como lo hacía Lucía.
Guillermo Pérez durante su declaración: contó lo que sentía al ver de qué modo se referían a su hija. Foto Juan Valeiro para lavaca
Perspectiva de género y discriminación
El primero en hablar fue el fiscal Marcelo Lapargo, representante del Ministerio Público Fiscal en la audiencia. Lapargo avaló la acusación argumentando que los jueces Viñas y Gómez Urso violaron no solo la perspectiva de género sino toda una jurisprudencia en materia de discriminación, derechos humanos y protección de la niñez.
Dijo: “Se han desobedecido leyes, y buena conducta para un juez es cumplir con la ley”.
En aquel primer juicio de 2018 los magistrados hoy enjuiciados realizaron una interpretación tendenciosa de las supuestas costumbres de Lucía –se reitera: una menor, 16 años– victimizándola nuevamente.
El fiscal Lapargo detalló: “Nada autoriza a meterse con la vida de una persona para resolver si es merecedor o no de la tutela que los jueces le deben garantizar. Hubo inclusive parcialidad. Al pensar en historias de vida, en estilos de desarrollo personal, se las analiza en perjuicio del imputado. Recordemos: el imputado, un vendedor de droga en la puerta del colegio. Lucía: una niña de 16 años. Y punto. Nada de su vida merece análisis, charlas sobre su genitalidad, todo sobra: ella tenía la tutela que establece ‘no se puede violar a otro’. Basta. No había forma de no tener en cuenta este punto”.
Más tarde agregó: “Se juzgó en materia de estereotipo y eso se utilizó para fundamentar la quita de derechos”. Para el fiscal, este proceso no interfiere en la independencia judicial. “No hay modo de que el juzgamiento por buena conducta afecte a la independencia de poderes”.
Imagen durante la audiencia en el Salón Nunca Más, del Senado bonaerense. Foto Juan Valeiro para lavaca
Dijo Lapargo que la escucha de la familia por parte del Tribunal es parte “del proceso de reparación, y no es poco”. Durante las declaraciones Marta Montero, mamá de Lucía, profundizó sobre el mismo punto que había defendido el fiscal: “No se puede hablar de una víctima de esta manera. Es una criatura con 3 adultos que vendían droga; es una adolescente. Alguno de ustedes que haya tenido hijos adolescentes, me podrá entender. Que personas adultas, preparadas, jueces hablen desde ese lugar… lo que hicieron fue revictimizar a la víctima y culparla del delito que habían cometido otras personas: culparon a una niña de 16 años”.
Anatomía y victimización
Una de las principales tensiones del inicio del debate de hoy fue la composición de la lista de oradores, que por parte de la defensa de los jueces incluía a médicos peritos del primer juicio. “No se me ocurre el aporte de la anatomía de la niña que puede orientar sobre la responsabilidad de los jueces”, dijo el fiscal Lapargo. “Lo que nosotros venimos a juzgar hoy es cuál fue el desempeño de quienes tuvieron tamaña responsabilidad y consagraron esta segunda victimización” aclaró el abogado de la familia Pérez.
Breve deliberación de integrantes del jury. Detrás, las imágenes del Salón dedicado a la memoria, verdad y justicia sobre los crímenes cometidos por la dictadura. Foto: Juan Valeiro para lavaca
Finalmente la defensa de los jueces desistió de los peritos pero solicitó que se pasara el video de la declaración del ateneo médico en el primer juicio.
El Tribunal se tomó un cuarto intermedio para decidir esto, y finalmente acordaron que solo ellos y ellas verían el video para no volver a exponer a la víctima.
En total son 15 los testigos previstos, nueve en esta primera jornada.
¿Qué espera una familia?
“El primer juicio fue una tortura” describió Guillermo Pérez a mencionar cómo Lucía estaba siendo juzgada por su supuesta forma de vida. “Ver cómo se referían a mi hija, y el Tribunal no ponía orden… Vuelvo a repetir: cuando nuestro abogado preguntaba algo, decían: agotado el punto”. Guillermo describió la actitud del tribunal frente a la familia: “Eran rígidos solo con nosotros. A un perito nuestro lo trataron muy mal, diferente”, y contó hasta qué punto la sentencia de la impunidad los afectó: “Éramos una familia muy unida. Había tanta esperanza en el juicio… Y ver después una familia destruida. Marta, que hizo la secundaria de grande y estudió de grande enfermería, ver que después no podía rendir un examen para la licenciatura, me dolió muchísimo. Matías, mi hijo, que estudiaba Derecho, también tuvo que abandonar, por ahí tenía de profesores a estos mismos jueces que tenemos en el jury. Yo después, al tiempito que pasó lo de la sentencia, hacía 28 años que trabajaba en el lugar, me echaron. Me echaron por la causa, porque yo necesitaba tiempo para la causa. Después de 28 años me echaron. Sin trabajo, con la familia destruida, hasta el día de hoy: es muy duro. Y sin Lucía”.
La declaración culminó con una pregunta muy sencilla del abogado de la familia, Martín Olari: “¿Qué esperás vos Guillermo de este proceso?”
La respuesta también fue sencilla: “Justicia”.
“No vamos contra la justicia”
Marta Montero durante su declaración. Foto: Juan Valeiro para lavaca
Llegó el turno de escuchar a Marta Montero, mamá de la joven:
- “Nosotros llegamos acá a las 5.10 de la mañana, en un micro de línea. Cerré los ojos por dos horas y se me apareció Lucía, la vi a Lucía con su hermano. Y yo sé que Lucía ya no está”.
- “Hay cosas que no vuelven atrás, hay daños que se le hacen a una familia que son irreparables. Ese daño irreparable es también el que hicieron esos jueces. Tal vez muchos de ustedes son padres y madres y me podrían entender lo que me pasa por las entrañas cada vez que me levanto”.
- “Cuando hablamos de esas llagas que nos quedan en el cuerpo y en el alma, también hablamos de que en el juicio, esta mujer que ven acá, en un momento en el que estaban hablando de la autopsia de mi hija, se me caían las lágrimas. Y el doctor Viñas me dijo qué me pasaba, si necesitaba un vaso de agua o quería salir. Le dije que no, que le agradecía; que quería escuchar lo que dijeran de mi hija. Y me dijeron que me callara, que no era mi momento. Cuando a una persona que está escuchando esa pericia de su hija, lo único que merece es respeto. Respeto y piedad. Lo único que pedimos es respeto. Trátenos bien. Solamente yo, en ese momento, sabía lo que pasaba por mi cuerpo y por mi alma al ver eso. Entonces, no se puede decir “que se calle la boca o sino que se vaya afuera”. Yo tengo derechos como persona, como madre. Por lo menos se tenga piedad con las lágrimas de esa madre”
- “Todas las audiencias fueron del mismo tenor: había que hacer eso con la madre. No importaba. Tampoco importaba si los imputados puteaban a la familia, nunca se paraba la audiencia, la audiencia seguía. Yo creo que es una cuestión de sentido común, hablamos de sentido común: no se puede estar insultando a una familia. Alguien tiene que parar eso. Y estos jueces no lo hicieron. Entonces, todos los agravios que nosotros como familia sufrimos –los tres: mi hijo, mi esposo y yo– solamente en nuestra alma queda; nosotros solos sabemos lo que sufrimos y pusimos en cada una de esas 15 audiencias. Todos los días levantándome a la mañana para ir a escuchar todo eso y con esa falta de respeto”.
- “Nosotros no vamos contra la justicia ni vamos contra los jueces. Nosotros de hecho escuchamos a jueces, nos explican derecho… Pero acá a nosotros nos pasó esto. En esta causa, pasó todo esto. Y mucho más”.
La descripción de la actitud de los jueces, según Marta: “Mal, déspota, a uno de los testigos lo trataban de tonto. De hecho, hay una testigo, una oficial de policía, que quiso dar su testimonio, ella tenía una prueba fundamental, y fueron a un cuarto intermedio y deciden que no se presente esa prueba. Era una foto que se había sacado en el momento en que la llevan (a Lucía). Ellos deciden que esa foto no se sume. Esa foto era una prueba fundamental, y no se quiso sumar a la causa en ese momento. En cambio seis años después se sumó. Y ahí los enjuiciaron”.
Finalmente le habló al nuevo tribunal: “Ustedes son parte de las leyes que tenemos. Son parte de este proceso de justicia. Desde mi humildad, que sea lo que tenga que ser: que se haga justicia, por mi hija y por tantas hijas”.
“Se nos pasa la vida pidiendo justicia”
En la calle: los ojos de Lucía y un celular con la transmisión del jury. Foto: lavaca
Después declaró Matias Pérez, hermano de Lucía: “Hasta que no terminó todo no me di cuenta lo que pasaba. Hasta que no pasó, no me de cuenta que las cosas no éramos como pensábamos, no eran a nuestro favor: eran a favor de la otra parte”.
Así comenzó su declaración en el juicio político a los jueces que buscaron dejar impune el femicidio de su hermana. Su declaración fue breve, precisa y muy clara.
Sobre aquel juicio de 2018: “Básicamente se le echaba la culpa a Lucía, como si ella hubiese buscado lo que le pasó”.
Sobre la sentencia: “De los acusados se decía básicamente que eran unos buenos tipos”.
Sobre el impacto en la familia, dijo Matías: “No volvimos a ser nunca más los que éramos antes. Seguimos juntos, todos con un mismo objetivo, pero siempre esperándola. Con esto que no se termina más, que no tiene un fin. Solemos juntarnos los domingos a comer y el tema de todos los domingos hace ocho años es el mismo: es Lucía, y el juicio. Y lo único que sigo viendo es como se nos sigue pasando la vida pidiendo justicia”.
Daniel, papá de Cecilia Basaldúa con los ojos de Lucía. Foto: Juan Valeiro para lavaca.
Cómo sigue
Luego de que declarara el ex abogado de la familia Pérez Montero se hizo un cuarto intermedio. Durante la tarde se presentaron seis testigos más:
- Gustavo Melmann, papá de Natalia, asesinada, violada y torturada cuando era una niña de 14 años. Sobre el accionar de los jueces dijo: “Los jueces hablan con sus sentencias. Ahí hablaron. Saleron a condenar a Lucía”.
- María Elena Naddeo, Secretaria General de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, ex legisladora, ex presidenta del Consejo de los Derechos de lxs Niñxs, explicó que en el caso de Lucía se produce una intersección de la discriminación por ser mujer y por ser adolescentes, “es lo que vemos que no se tuvo en cuenta”. Agregó: “La sentencia fue absolutamente parcial, cargada de un espíritu contrario a los derechos de la infancia, con la tendencia a negar el abuso sexual en la infancia, como una tendencia conservadora a negar los delitos sexuales más aberrantes contra la infancia”.
- Laureana Malacalza, en el momento del juicio era Coordinadora del Observatorio de Género de la Defensoría de la Provincia de Buenos Aires, explicó que en el juicio fue convocada para dar cuenta de la importancia de la perspectiva de género en la justicia y que cuando expuso los jueces le preguntaron “si eran conceptos que ella había inventado”. Sobre la sentencia dijo: “Lo que dice una sentencia es un mensaje reparador para la familia y para la sociedad, o puede ser un mensaje legitimador de la violencia, en este caso fue legitimador de la violencia”
- Natalia Gauna, que en el momento del juicio trabajaba en la Defensoría y fue veedora de todas las audiencias, quien relató también la misma situación contada por Malacalza y los comentarios que los jueces hacían durante la audiencia de pericias del cuerpo de Lucía. Explicó incluso cómo sonreían mientras se describían las vejaciones a las que Lucía Pérez había sido sometida.
- Además expusieron dos trabajadores judiciales: Fernando Fernandez y Alejandro Agote. En ambos casos brindaron un panorama sobre el accionar de los jueces ante trabajadoras y trabajadores, episodios de maltrato incluidos, y antecedentes sobre otras sentencias en las que tampoco aplicaron perspectiva de género alguna: “Ya teníamos un antecedente respecto a la conducta de este tribunal”.
Mañana en la segunda jornada habrá dos testigos. Luego, todas las partes harán sus alegatos. La sentencia se conocerá dentro de los cinco días hábiles posteriores.
En la calle se seguía la audiencia, entre abrazos y atrapasueños.
Foto: Juan Valeiro para lavaca.
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Comienza el jury a los jueces del caso Lucía Pérez
El lunes 11 de noviembre comienza el juicio por mal desempeño a los jueces Facundo Gómez Urso y Pablo Viñas, los magistrados que intentaron dejar impune el femicidio de Lucía Pérez. Serán dos días de testigos y alegatos. El fallo se conocería durante el mes de noviembre. Cómo se logró este jury, la acusación y cómo es lo que se viene.
Las claves de este jury:
- Las audiencias previstas son el lunes 11 y martes 12, desde las 10 de la mañana en el Senado bonaerense.
- Los jueces llegan acusados de “negligencia, incumplimiento de deberes inherentes del cargo y parcialidad manifiesta” tras el fallo que en su momento absolvió a Matías Farías y Pablo Offidani por el abuso sexual y muerte de Lucía Pérez, 16 años, y los condenó solamente por la venta de drogas en la puerta de la escuela marplatense a la que iba Lucía.
- En la primera audiencia declararán testigos de la querella, el martes durante la tarde los que corresponden a la defensa de los jueces acusados, la mayoría peritos. Luego, se realizarán los alegatos. Cinco días hábiles después se conocerá el veredicto.
- El jury podrá verse por el canal de YouTube de la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires.
¿Quienes integran el jurado de enjuiciamiento?
La comisión encargada de evaluar el caso y dictar sentencia está encabezada por el presidente de la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Fernando Soria, y conformada por integrantes del Poder Legislativo. Sus nombres:
- Senador Gustavo Soos (Unión por la Patria).
- Senadora Gabriela Demaría (Unión por la Patria).
- Diputada Maite Milagros Alvado (Unión por la Patria).
- Senador Ariel Martínez Bordaisco (UCR).
- Diputada Susana Haydee González (Unión por la Patria).
Cómo se llegó
El 22 de mayo de 2019 en la Cámara de Diputados de la Nación se anunció la presentación del pedido de destitución a los jueces del Tribunal en lo Criminal N°1 de Mar del Plata: Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale. En ese encuentro estuvieron presentes los diputados y diputadas de distintos partidos políticos –entre ellos Victoria Donda, Leonardo Grosso, Silvia Lospennato, Gabriela Cerruti, Romina del Plá y Facundo Moyano– quienes impulsaron el juicio político.
Dos años más tarde, en abril de 2021, la Comisión Bicameral de Normas de Procedimiento para el Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios bonaerenses resolvió acusar a los jueces Pablo Viñas y Facundo Gómez Urso por “negligencia, incumplimiento de deberes inherentes del cargo y parcialidad manifiesta”.
Desde ese momento fueron preventivamente destituidos y dejaron de cobrar el 40% de sus honorarios como jueces. El pedido de juicio no alcanzó a Aldo Carnevale, ya que fue beneficiado por la jubilación anticipada concedida por la ex gobernadora María Eugenia Vidal.
Un año después, en 2022, la familia de Lucía Pérez entregó a la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires mil firmas de puño y letra y más de 34 mil virtuales, más cartas de organizaciones que acompañaron el pedido urgente de este jury. Ese momento llegó unos días antes de que se cumpla un nuevo aniversario de ese primer juicio que casi deja impune el femicidio.
Las imágenes de los jueces acusados por un fallo vergonzoso. Carnevale eludió el jury por jubilación anticipada otorgada por María Eugenia Vidal. Gómez Urso y Viñas serán juzgados a partir del lunes próximo.
La anulación de ese fallo
Para cuando la Bicameral resolvió acusar a los jueces, el fallo que habían dictado ya había sido anulado por la Cámara de Casación de la Provincia de Buenos Aires quien además resolvió la realización de un nuevo juicio que finalmente se llevó a cabo en el verano del 2023 y concluyó con la condena por el femicidio de Farías y Offidani.
Algunos de los argumentos con los que se anuló el fallo, el cual consideraron que fue fundado “en intolerables prejuicios y suposiciones basados en estereotipos de género”, fueron:
- “No olvidemos que en esta instancia no se está juzgando a la víctima (como pareciera estar ocurriendo) sino a los eventuales victimarios”.
- “Considero que esa nueva victimización secundaria que sufrió Lucía (aún después de muerta) atentó contra su intimidad y su dignidad, y la de su entorno; y se debe considerar como un claro signo de estigmatización”.
- “Para los Magistrados, Lucía evidentemente no coincidía con el estereotipo de la mujer víctima de violencia de género y violación, que no hubiera podido consentir. De lo expuesto, se desprende que el decisorio puesto en crisis demuestra el androcentrismo del derecho: descartaron el eventual abuso sexual respecto de Lucía, porque ella era una chica con una personalidad fuerte, con carácter, determinada y por ende, no vulnerable”.
- “Los estándares internacionales advierten sobre la necesidad de estar atentos a argumentaciones que justifiquen la violencia de género, porque la conciban como una cuestión ‘privada’ en importancia o porque contengan estereotipos sexistas”.
- “El razonamiento de los Jueces de grado se ha visto contaminado con los preconceptos que se han formado en forma previa al análisis de la prueba y de la situación fáctica que reconstruyeran en el debate”.
En su argumentación se resaltó, una vez más, lo fundamental y lo que es necesario recordar: el Estado argentino asumió el compromiso de prevenir y erradicar la violencia machista.
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Cecilia Basaldúa cumpliría 41 años: marcha al mural el sábado, y el estado de la causa por un femicidio que sigue impune
Este sábado 9 de noviembre a las 17 se realizará una marcha en el barrio porteño de Núñez (Crisólogo Larralde y Grecia) hacia el mural que recuerda a Cecilia, que hoy cumpliría 41 años.
El 25 de abril de 2020 el cuerpo sin vida de la joven fue hallado en un codo del Río Calabalumba en Capilla del Monte, Córdoba. Hacía veinte días que estaba desaparecida, a 800 kilómetros de su casa. Ese recorrido es el que ha tenido que hacer su familia decenas de veces en estos cuatro años y medio, y lo seguirá haciendo mientras no haya verdad y justicia frente a ese crimen. El papelón de un juicio con un falso acusado, y la voz de la familia. Por Anabella Arrascaeta.
“Estamos, como siempre, en la lucha”, dice Daniel Basaldúa, papá de Cecilia. En el día del cumpleaños de su hija va a pasar la tarde junto a Susana Reyes, mamá de Cecilia y su compañera, en el mural que hicieron con la foto de su hija (que muetra la foto de portada). “Vamos a charlar un poco, van a ir algunos amigos. Estar ahí es recordarla, es estar de alguna manera con ella”.
El próximo sábado 9 de noviembre, a las 17 horas, van a marchar desde Avenida Cabildo y Crisólogo Larralde, en Núñez, hasta ese mural ubicado en las calles Larralde y Grecia.
“Es importante marchar por el barrio porque era su lugar”, explica Daniel, y cuenta: “Lo hacemos todos los años y siempre vienen sus amigos. Era su barrio, era donde ella andaba, aún con todos los viajes que hizo, con todos los lugares por los que anduvo, Cecilia siempre tenía a su barrio presente. Por ejemplo acá cerca, en Platense, enseñaba patín. Ahí también tenía un equipo de hockey. Sus amigos de toda la vida son del barrio, como los míos y los de Susana, que acompañan a la familia. Es una forma de que puedan participar. El tema es no bajonearse y seguir haciendo todo lo necesario para que se conozca la verdad y se haga justicia en serio”.
Historia del crimen
En 2020, cuando comenzó el aislamiento social preventivo y obligatorio por la pandemia de covid-19, Cecilia estaba en Argentina después de cuatro años de viajar con su mochila y sus artesanías por toda América Latina. Los primeros días de abril se instaló en Capilla del Monte, Córdoba. Le había contado a su familia que estaba parando en el jardín de la casa de Mario Gabriel Mainardi, un vecino de la zona. El 4 de abril fue la última vez que habló con ellos. Su cuerpo apareció el 25 de ese mes, cerca de un basural de Capilla, luego de 20 días de intensa búsqueda y rastrillajes por toda la zona. Tenía signos de abuso sexual y de estrangulamiento.
Por el femicidio de Cecilia fue detenido e imputado Lucas Bustos, un joven de 24 años. La fiscal fue Paula Kelm llegó a juicio sin pruebas en su contra, y en julio del 2022 el tribunal lo absolvió reconociendo su inocencia y su no vinculación al crimen. Se trataba de lo que en la jerga se define como “perejil”: un inocente cuya acusación encubre a los verdaderos culpables. Después de que la familia tuviese que atravesar todo ese juicio, el femicidio de Cecilia continúa impune.
En aquel momento se ordenó también una nueva instrucción para dar con los responsables del crimen. La causa demoró meses en ser asignada a un fiscal. Finalmente recayó en Raymundo Barrera, de Cruz del Eje, fiscal que entre feria judicial y licencias llegó a junio del 2023, mes en el que se jubiló.
Por la presión de la familia Basaldúa, en diciembre del año pasado el Fiscal General anunció la designación del fiscal Nelson Lingua.
Dice Daniel: “La causa está orientada nuevamente. Están haciendo cosas que no se hicieron antes. Lo que nunca hizo Paula Kelm lo hizo este fiscal, Nelson Lingua. Está trabajando. Nosotros estamos luchando para saber qué pasó, pero además hacemos estas cosas como marchar tanto en Córdoba y en nuestro barrio, para que a Cecilia no se la olvide, y esto es lo más importante”.
El mural hacia donde marchará el domingo la familia exige en letras negras “verdad y justicia”.
Al lado del rostro de Cecilia se lee: “Vivas nos queremos”.
Y hay una pregunta que a cuatro años de su femicidio la familia no va a dejar de formular, y que todavía está pendiente de respuesta: “¿Qué pasó en Capilla del Monte?”.
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