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El femicidio de Giselle en el banquillo: las cartas de la violencia

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El femicidio de Giselle Martín comenzó a juzgarse este semana y la estrategia del acusado, el policía de la Ciudad Carlos Leal, es decir que se trató de un accidente. Sin embargo, la causa a la que pudo acceder lavaca revela que la trama de violencia comenzó antes y podría haberse evitado. El testimonio de los familiares sobre la relación conflictiva y los mensajes de Leal que confiesan la violencia machista. Un crimen del que el Estado también es responsable: uno de cada cinco femicidios es cometido por un integrante de las fuerzas de seguridad.

Por Lucrecia Raimondi

Un femicidio es el desenlace extremo de una cadena de violencias que puede durar años. En el caso de Giselle Martín (39), asesinada por su marido policía el 8 de julio de 2018, el maltrato físico y verbal data desde 2002: unas cartas escritas por el femicida Carlos Maximiliano Leal (40), encontradas en el allanamiento al domicilio donde la mató, prueban que Giselle sufría violencia machista. En el juicio que comenzó este martes las partes acusadoras intentarán demostrar que Leal asesinó intencionalmente a su esposa y madre de sus dos hijos y no de manera «accidental».

La primera audiencia del debate en el Tribunal Oral Nº 17 inició con la declaración del acusado. Carlos Leal sostuvo su versión de que su arma se disparó después de haber sido empujado por ella de la escalera que conducía al entrepiso del domicilio conyugal, en el barrio San Cristóbal, y que en la caída se le escapó un tiro. Leal estaba al pie de la escalera; Giselle, parada en el descanso de la que era la habitación de su hija de seis años. Gravemente herida, intentó protegerse y pedir ayuda.

Una cámara en la calle Cochabamba al 2.300 registró a Leal saliendo de su edificio con una mujer en brazos y subirla a un auto en el asiento del acompañante. Giselle llegó agonizando al Hospital Churruca Visca. Un policía que estaba de servicio en la guardia declaró que Leal la había llevado porque “habían tenido una discusión con forcejeo escapándosele un disparo la cual tuvo como resultado herida de arma de fuego en el tórax hacia la esposa”. Giselle murió a las 7.30 y Leal quedó detenido con prisión preventiva en el penal de Marcos Paz.

La violencia evidente

En el allanamiento se secuestraron alrededor de 500 cartas, notas y manuscritos, la gran mayoría escritos por Leal, que datan de 2002/2003, donde él mismo dice que se arrepiente de “levantarle la mano” y reconoce que ejercía violencia física y verbal. También, en un cuaderno, Giselle escribió en siete puntos sus sentimientos respecto a la relación y los miedos que tenía de terminar el matrimonio con Leal.

Haydee Vasco (madre), Leandro Martín (hermano) y Cynthia Urbini (prima) confiesan que notaban que la relación entre Leal y Giselle era conflictiva: que discutían por temas de celos, que peleaban mucho, que él se ponía muy nervioso y se tornaba muy agresivo, tanto verbal como físicamente. “Tenían peleas, bastantes, por lo que yo sé de Giselle», cuenta a lavaca la prima de la víctima. «Él siempre fue muy agresivo, muy violento, hasta para hablar era una persona muy prepotente, soberbia: ya de simple vista lo notabas”. Cynthia mantenía un contacto fluido su prima  ya que llevaban a sus hijas al mismo jardín de infantes.

Haydee Vasco, madre de Giselle, mencionó en etapa de instrucción que su hija le había relatado que en una ocasión Leal le había arrojado un objeto que terminó impactando en el rostro de su nieta que tenía cinco años.También una vecina de la vivienda contigua a la del matrimonio declaró que había días que se escuchaban discusiones de sus vecinos. “Era una relación que venía de hace años con discusiones y peleas bastante fuertes. Siempre fue algo verbal, pero la verdad que uno no se imaginaba un desenlace de esta manera”, refirió Leandro, hermano de Giselle, a Revista MU.

Entre las pruebas que recolectó la Justicia, se encuentran mensajes del 9 y 10 de junio de 2018 enviados a su prima, tan solo un mes antes del femicidio, que ponen de manifiesto la violencia ejercida por Leal sobre Giselle:

“No sé cuando mierda le voy a poner punto final a toda esta basura. Si no sabes lo

mal q lo pasé todo el dia. Con unos nervios terribles.” (SIC);

“Me empezó a insultar y decirme q soy la madre. Eso y más. Bueno no te jodo más

siempre con los mismos kilombo de siempre. Ojalá se terminen pronto” (SIC);

También, a través de Facebook, Giselle expresaba en parte los malos tratos que sufría y compartía mensajes que hacían referencia a relaciones sentimentales violentas. En especial, el 18 de julio de 2016 compartió una publicación que dice:

“La persona inmadura no sabe amar. Y tampoco sabe lo que quiere en la vida. Un día te ama y al otro día te odia. Te insulta, te agrede. Luego se arrepiente, pide perdón, promete cambiar, te enamora, tú te ilusionas…y te vuelve a lastimar. Pero nunca es tarde para liberarte y volver a vivir” (SIC).

No fue un accidente

Las pericias mostraron que el disparo Leal lo efectuó a una distancia mayor a los cincuenta metros y la bala que acabó con la vida de Giselle Martín “ingresó de abajo hacia arriba, en un ángulo aproximado de 45º con trayectoria ascendente”. El informe de la autopsia expuso que también tenía lesiones en las piernas, las rodillas y un pecho, indicadores de que Giselle se encontraba expuesta a violencia física por parte de su marido.

De la versión presentada por Leal al TOC 17 y al policía de turno en el Hospital Churruca, tanto la querella como la fiscalía entienden que el acusado de femicidio “intentó colocar su conducta en el terreno de un actuar imprudente”. ¿Puede argumentar seriamente una imprudencia en la utilización de su arma?

Carlos Leal era de la División Perros de la Policía de la Ciudad y tenía más de 15 años de servicio en la fuerza. Recibió entrenamiento en el uso de armas de fuego. Asesinó a Giselle con su arma reglamentaria, que fue encontrada sin el seguro colocado, lo que a las partes acusadoras les permitió presumir que Leal “debió quitarlo y sólo después pudo ejecutar el disparo con la pistola apuntando en dirección al pecho de la víctima”.

También la versión del forcejeo y el disparo “accidental” quedó desvirtuado en el avance de la investigación en instrucción: “La posición de los indicios balísticos, las características del inmueble y los resultados del informe de autopsia demuestran, en su análisis conjunto, que el disparo se ejecutó a cierta distancia, indudablemente mayor a la del forcejeo cuerpo a cuerpo. Y se han probado los antecedentes de violencia física y verbal ejercidos contra Giselle, lo cual permite comprender el móvil que guió la conducta del acusado, incompatible con la imprudencia que sugiriera”.

Acusado por femicidio

Carlos Maximiliano Leal está acusado de homicidio doblemente agravado por haber sido cometido contra su cónyuge y por haber sido perpetrado por un hombre a una mujer, habiendo mediado violencia de género, lo que en el lenguaje internacional del derecho en materia de derechos humanos se califica como femicidio íntimo.

Explícitamente, en este caso, hay múltiples elementos de prueba constatados que corresponden a lo que cita el Modelo de Protocolo Latinoamericano de Investigación de las Muertes Violentas de Mujeres por Razones de Género que expone indicadores de un hecho de femicidio íntimo.

Los hechos se caracterizan por: violencia excesiva, probados en los hallazgos de la autopsia, las cartas y los mensajes; se lleva a cabo normalmente en el domicilio de la convivencia, tal como se ha verificado; se utilizan armas caseras o que estén fácilmente disponibles para el agresor, como el arma de fuego reglamentaria que portaba Leal; las heridas son aplicadas en lugares vitales, en este caso el pecho; suelen surgir indicadores de violencia previos de entrevistas en profundidad con familiares y conocidos, que en el femicidio de Giselle todo su círculo puede dar testimonio; entre otros indicadores.

El debate oral y público será frente al TOC 17, con los jueces Pablo Vega, Gustavo Valle y presidido por Juan Giudice Bravo. La representación del Ministerio Público Fiscal está a cargo de Gustavo Gerlero. Y la querella es representada por el Programa de asistencia y patrocinio jurídico a víctimas de delitos de la Defensoría General de la Nación, a cargo de Pablo Rovatti, y con la intervención conjunta en el juicio de Esteban Galli.

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Condenan a cadena perpetua al ex sargento de la Bonaerense Ricardo Panadero por el femicidio de Natalia Melmann

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El ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero fue encontrado culpable de secuestrar, violar y asesinar a Natalia Melmann cuando tenía 15 años: el Tribunal Oral en lo Criminal n°4 de Mar del Plata, conformado por los jueces Néstor Conti y Juan Galarreta, y la jueza Mariana Irianni, lo condenó por unanimidad a cadena perpetua. 

La sentencia llegó 22 años después del femicidio. Natalia fue secuestrada la noche del 4 de febrero de 2001 en Miramar. Su cuerpo se encontró cuatro días después en el vivero municipal. La autopsia reveló la presencia de cinco perfiles genéticos distintos en su cuerpo. 

Un año después, en octubre de 2002 los policías bonaerenses Oscar Echenique, Ricardo Anselmini y Ricardo Suárez fueron condenados a perpetua por privación ilegal de la libertad agravada, abuso sexual agravado y homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía y en concurso de dos o más personas para asegurar el resultado. En ese juicio también fue condenado a 25 años Gustavo “Gallo” Fernández, por su participación en el secuestro, pero la pena luego fue reducida a 10 años de prisión.

Condenan a cadena perpetua al ex sargento de la Bonaerense Ricardo Panadero por el femicidio de Natalia Melmann
Familiares de víctimas de femicidios acompañaron la lectura de la sentencia por el femicidio Natalia Melmann. Fotos: Campaña Somos Lucía

La sentencia a Ricardo Panadero tardó mucho más tiempo en llegar: en el proceso de 2012 la justicia lo había sobreseído. Recién en 2018 fue juzgado en el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de Mar del Plata integrado por los jueces Jorge Peralta, Fabián Riquert y Juan Manuel Sueyro: también lo absolvieron. Sin embargo, ante una presentación de la familia Melmann el Tribunal de Casación en 2020 decidió anular el fallo y ordenó hacer un nuevo juicio: así llegó Panadero a ser condenado. 

Hoy, finalmente, el TOC 4 lo encontró culpable del delito de privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, abuso sexual agravado por acceso carnal calificado por la participación de dos o más personas y homicidio doblemente agravado por la participación de dos o más personas y criminis causa, todos en concurso material entre sí.

Su detención fue pedida de manera inmediata así como su traslado a la Unidad Penal Nº7 del complejo penitenciario Batán. 

La búsqueda de justicia continúa: hay un quinto perfil genético que aún no pudo ser identificado. Por eso Gustavo sostuvo después de la sentencia: “Ojalá que nos alcance la vida para poder condenar a todos”.

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Natalia Melmann: 22 años después, el ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero llega a juicio por el femicidio

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Natalia Melmann fue secuestrada la noche del 4 de febrero de 2001 en Miramar: su cuerpo se encontró cuatro días después en el vivero municipal, con cinco perfiles genéticos distintos en su cuerpo. Por el hecho fueron condenados a cadena perpetua tres policías bonaerenses, y un cuarto cómplice del secuestro a 10 años de prisión; pero el sargento Ricardo Panadero, acusado de secuestrar, violar y asesinar a Natalia, había sido sobreseido en dos intancias. Por la lucha familiar mañana se sentará en el banquillo par ser juzgado por el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de Mar del Plata: tanto la fiscalía como la querella piden perpetua. Las palabras de Gustavo Melmann en la antesala de este nuevo proceso, a 22 años de la muerte de su hija, y cómo es la construcción de justicia «víctima a víctima» y en la calle.

Gustavo Melmann mañana se va a levantar temprano, va a buscar la misma camisa que usó durante todo el juicio y antes de salir va a ponerse el perfume que usaba su hija Natalia: Mujercitas. “Son mis rituales”, describe en la antesala de conocerse la sentencia en el juicio al ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero, acusado de secuestrar, violar y asesinar su hija, Natalia Melmann, cuando tenía 15 años. 

“Estamos con cierta angustia, más viejos y desgastados”, dice Gustavo a lavaca.

Habla en plural, como familia,pensando en Laura Calampuca, con quien tuvo 4 hijos y 5 nietos. Es el tercer juicio que toda la familia Melmann atraviesa por el femicidio de Natalia.

Natalia Melmann: 22 años después, el ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero llega a juicio por el femicidio
Gustavo Melmann, papá de Natalia, durante el segundo juicio por el femicidio de Lucía Pérez: «Construimos víctima a víctima». Foto: Lina Etchesuri

El caso

Natalia Melmann fue secuestrada la noche del 4 de febrero de 2001 en Miramar. Su cuerpo se encontró cuatro días después en el vivero municipal. La autopsia reveló la presencia de cinco perfiles genéticos distintos en su cuerpo. 

Un año después, en octubre de 2002 los policías bonaerenses Oscar Echenique, Ricardo Anselmini y Ricardo Suárez fueron condenados a perpetua por privación ilegal de la libertad agravada, abuso sexual agravado y homicidio triplemente calificado por ensañamiento, alevosía y en concurso de dos o más personas para asegurar el resultado. En ese juicio también fue condenado a 25 años Gustavo “Gallo” Fernández, por su participación en el secuestro, pero la pena luego fue reducida a 10 años de prisión.

El ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero, que ahora llega a juicio, no estuvo en aquel proceso; la justicia lo había sobreseído previamente. Recién en 2018 fue juzgado en el Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de Mar del Plata integrado por los jueces Jorge Peralta, Fabián Riquert y Juan Manuel Sueyro: también lo absolvieron. Sin embargo, ante una presentación de la familia Melmann el Tribunal de Casación en 2020 decidió anular el fallo y ordenó hacer un nuevo juicio: así llega Panadero nuevamente a ser enjuiciado. 

“Esperamos que realmente se resuelva mañana”, sostiene Gustavo sobre la espera y las dilaciones. La sentencia está anunciada a las 10.30 horas. 

Natalia Melmann: 22 años después, el ex sargento de la bonaerense Ricardo Panadero llega a juicio por el femicidio
El exsargento policial Ricardo Panadero, cuarto efectivo acusado por el abuso sexual y el asesinato de Natalia Melmann.

22 años después

El juicio, que empezó el último 5 de mayo, estuvo a cargo nuevamente del Tribunal Oral en lo Criminal N°4 de Mar del Plata, esta vez integrado por los jueces Néstor Conti y Juan Galarreta, y la jueza Mariana Irianni. La fiscal del proceso, Ana Caro, pidió prisión perpetua para Panadero durante los alegatos, la misma pena pidió el abogado de la familia. Agrega Gustavo: “Nuestro abogado pidió también que se miren las pruebas con perspectiva de género y desde las ciencias vinculadas a la niñez: Nati tenía solo 15 años”, recuerda.

La sentencia llega 22 años después del crimen. Para Gustavo el entramado de impundad se dio porque son policías los involucrados, “de haber sido otra gente la involucrada se hubiera resuelto mucho antes”, sentencia. Por eso al crimen lo describe así: “El de Nati fue un femicidio en manos del Estado”.

Mañana desde las 9 horas organizaciones y familias de víctimas estarán acompañando en la calle de los tribunales marplatenses. Gustavo resalta que durante todos estos años estuvieron acompañados por familias de víctimas, organizaciones feministas y organizaciones vinculadas a la lucha contra la violencia institucional.

Construimos víctima a víctima, hay un montón de cosas que son iguales, que se repiten, y hay una necesidad de buscar justicia en conjunto y cambiarlas en conjunto también”. 

Gustavo sabe que después de conocerse la sentencia la lucha sigue: hay un quinto perfil genético que aún no pudo ser identificado. 

Mañana va a colgarse en el pecho la misma foto de su hija que plastifica una y otra vez hace más de dos décadas, y va a volver a salir a la calle para pedir justicia.

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Perpetua para los femicidas de Iara Rueda 

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Dos condenas a perpetuas y una declaración de responsabilidad penal con remisión al juzgado de menores para que se le establezca pena: así fallaron las juezas María Margarita Nallar y Ana Carolina Pérez Rojas, y el juez Mario Ramón Puig, por el femicidio de Iara Rueda -16 años- asesinada en septiembre de 2020 en Palpalá, Jujuy.

Por Natalia Aramayo desde San Salvador de Jujuy

Pasadas las 17.25 de la tarde, mientras un centenar de mujeres aguardaban en la puerta del Tribunal Oral en lo Criminal N°3 atentas a lo que iba conociéndose, se escuchó leer a la secretaria de juzgado Silvana Anún la sentencia a los tres acusados: 

  • «Declarar penalmente responsable a Fernando Tomás Fernández, por el delito de homicidio triplemente agravado por el vínculo, por alevosía y de una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género. Dado que al momento del hecho era menor de edad se pidió remitir la copia de la sentencia a la jueza de menores de turno en el momento del hecho.
  • Declarar a Raúl Arnaldo Cachizumba y Mauricio Esteban Abad como autores penalmente responsables de los delitos de homicidio doblemente agravado por alevosía y de una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género; con pena de prisión perpetua».

Ahora cabe esperar que el juzgado de menores dicte la sentencia a Tomás Fernández y se conozcan los fundamentos del fallo que dictó la perpetua para Cachizumba y Abad. 

El abrazo en la calle

Pocos minutos después de conocerse la sentencia, abrazada de su esposo Juan José Rueda, Mónica Cunchila, la mamá madre de Iara, entre lágrimas, dijo: “Es lo que estábamos esperando, pero aún falta más, aquí hay complicidad y vamos a seguir trabajando en eso. Hoy mi hija tuvo justicia, mi hija está acá conmigo”. Mónica se mostró conforme con lo que dijo el Tribunal, el fiscal, el abogado. “Me han escuchado, ha sido duro, en el camino hemos ido aprendiendo muchas cosas de cómo se maneja la justicia”.

Relató emocionada también que en Palpalá, donde viven, siempre le deja flores en la tumba de su hija: “Se marchitaban rápido y ahora no, hoy me acerqué y sus flores estaban como el primer día, son señales».

Al preguntarle qué significaba para ellos el abrazo de toda una provincia, todo un país que los acompañó durante todo este tiempo, Mónica respondió: «Es muchísimo porque toda la sociedad nunca nos dejó, toda la gente de la provincia nos apoyó con mensajes que decían que no bajemos los brazos, nos daban aliento. Porque esto le puede pasar a cualquiera. A veces miramos para otro lado y ahora me tocó estar de este lado de la vereda. Se hizo justicia por Iara, y esto no tiene que pasar con ninguna mujer, no queremos nunca más una Iara, no queremos otro femicidio. Le agradezco a cada uno y a todos los medios de prensa, porque no hay que naturalizar la violencia y menos un femicidio”. 

En la calle Mónica y José se fundieron en un abrazo con Florencia, mamá de Monica y abuela de Iara, para luego encontrarse con la cientos de personas de la Multisectorial de Mujeres de Jujuy y organizaciones sociales que, como cada jornada, esperaron atrás de las vallas del juzgado a la familia. Además también los esperaban madres y padres de la Asamblea Nacional de Víctimas de Femicidios que viajaron desde distintos puntos del país. 

Mónica: «Hoy se hizo justicia, hoy terminó un juicio que veníamos mendigando durante casi tres años en las calles, soportando que me echen de Casa de Gobierno, soportando la lluvia, el sol, pero nunca baje los brazos por mi hija. Les agradezco a todas por el apoyo, por que es eso también lo que no me dejo bajar los brazos: la familia, los amigos, los vecinos y ustedes». 

Cómo se sigue

Después de la sentencia, dijo Mónica que el desafío es empezar como familia a reconstruirse, “y pensar en las otras chicas, porque Iara son todas, como yo siempre digo Iara dejo esto, para que su mamá siga, no fue fácil lo que aprendí en el camino, pero vamos a seguir por cada una de las que necesiten, vamos a estar presentes ahí».

Además está vigente la denuncia penal que la familia de Iara presentó por “abandono de persona” contra los funcionarios policiales que no buscaron a la joven como lo indican las legislaciones vigentes. Sobre la denuncia dijo Mónica: “Se esperaba a que termine este juicio y ahora hay algunos informes que se elevan en contra de ellos, la elevación a juicio para los 8 policías que tiene que ser en estos meses”.

Juan José Rueda: «Fueron 30 meses en la calle mendigando justicia y por fin llegó. Iara puede descansar en paz, ser libre, y nosotros tener un poco de paz. Me acuerdo que me decían ‘se tienen que preparar para el juicio porque es duro’, y ustedes nos preparaban para este momento, el acompañamiento, las marchas, las charlas nos prepararon para este día. Nuestra hija, junto a ustedes, nos daban esa fuerza, esa fortaleza para que hoy estemos de pie, firmes. Les agradecemos de todo corazón y esto no se termina acá, falta la cúpula policial y faltan los cómplices y los encubridores: vamos a llegar hasta las últimas consecuencias”. 

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