Nota
7.000 hectáreas de bosques nativos arrasadas en El Bolsón: el modelo sigue en llamas
Vecinas y vecinos de la Comarca Andina se organizan para ayudar a las familias afectadas y a brigadistas que están combatiendo el incendio que hace dos semanas se propaga por la zona de Cuesta del Ternero, al este de El Bolsón, y que ya arrasó con más de 7.000 hectáreas de bosques nativos (superficie equivalente a más de 1/3 de la ciudad de Buenos Aires). Frente a la falta de respuesta oficial (“recién están tomando dimensión de lo que dejaron que ocurra”), se reúnen en asamblea diariamente mientras trabajan con los servicios forestales para evitar nuevos focos y que las llamas alcancen a la comunidad mapuche de Rinconada Nahuelpan. Crisis climática y modelo extractivo. El trabajo vecinal, a dónde destinan las donaciones y las imágenes del desastre.

“Estamos realizando dos asambleas por día en la plaza para tomar decisiones sobre cómo continuar. Es importante difundir porque ya son más de 15 días de incendio y recién ahora el Municipio, la Provincia y Nación tomaron realmente dimensión de lo que dejaron que ocurra. Los primeros dos días no le dieron importancia”
Gioia Claro es una de las vecinas autoconvocadas de la Comarca Andina que hace días comenzaron a organizarse en la asamblea Defensa Del Bosque para ayudar a las familias afectadas y brigadistas que están combatiendo el incendio que hace dos semanas se propaga por la zona de Cuesta del Ternero, al este de El Bolsón (Río Negro), y que ya arrasó con más de 7000 hectáreas de bosques nativos: equivalente a más de la tercera parte de la ciudad de Buenos Aires. Hasta el momento hay seis personas imputadas sospechadas de haber iniciado el fuego el 24 de enero. “Podemos decir que un asado mal prendido puede quemar más de 7 mil hectáreas”.

Imágenes: Asamblea Defensa del Bosque. 
Desde la Plaza Pagano, en El Bolsón, donde están recibiendo donaciones de 10 a 13 y de 20 a 22, cuenta a lavaca que la obsesión de estos últimos dos días de la comunidad, que está trabajando junto a los servicios forestales, es evitar que el fuego llegue a las casas de las familias de comunidad mapuche de Rinconada Nahuelpan. “Hoy por la mañana subieron 110 voluntarios al sector de Nahuelpan, Cuesta del Ternero y el Lof Anticura. Subieron 32 personas más a relevarlas”.
Uno de los sectores más comprometidos por el fuego, explica Gioia, es la cara este del cerro Piltriquitrón, zona donde la propia gobernadora de Rio Negro, Arabela Carreras, reconoció que será difícil contener el avance de las llamas. “Enfrentamos las peores condiciones climáticas de los últimos 60 años”, dijo, en referencia a las altas temperaturas, la sequía y la baja humedad.

“Las últimas dos semanas fueron de 35 y 37 grados a la sombra”, grafica Gioia. “El calor es impresionante. No llueve hace un mes, por lo menos. Hay pronosticada una muy pequeña lluvia para el domingo, y esperamos que eso se potencie. La tierra está rajada por la falta de agua: todos los pastos amarillos, todo muy combustible. Es muy peligroso hacer fuego en cualquier lado. Cualquier colilla, cualquier chispita ocasiona un incendio. De hecho ayer tuvieron que ir a apagar un foco en El Hoyo, localidad vecina de Lago Puelo y Bolsón, porque un cable de tendido eléctrico hizo chispa contra la rama de un árbol y por suerte lo pudieron apagar a tiempo».
Esa situación climática que alarma al mundo tiene en El Bolsón su manifestación local: la asamblea puntualiza que la deforestación del bosque nativo que se produjo en la región en los últimos años y las crecientes plantaciones de pino favorecen la propagación del fuego: “El pino fue avanzando por sobre el bosque nativo. En todos los lugares donde ha habido incendios, lo primero que empieza a crecer es el pino. Todas las montañas se llenaron de pinos, y son altamente combustibles”.

La situación: “Tenemos el avance de los grandes terratenientes, las empresas forestales, la megaminería. Del otro lado, la gente se moviliza. Estamos haciendo comunidad y funcionamos así: en espacios públicos y asambleas vamos tomando decisiones, y armando una logística que se va perfeccionando cada día. Nos ayuda a capacitarnos, a informarnos, y hacer comunitariamente algo muy poderoso». La región entera viene de una larga experiencia de organización asamblearia por temas ambientales, en oposición a los proyectos megamineros y, en el caso de El Bolsón, la particular situación del inglés Joe Lewis (como símbolo de los terratenientes locales) que ha privatizado virtualmente áreas enteras de la geografía local, incluyendo el caso del Lago Escondido.
El Ministerio de Ambiente de la Nación informó que hay 112 brigadistas convocados por el Servicio Nacional de Manejo del Fuego, junto a 4 helicópteros, 3 aviones hidrantes, 5 autobombas y 8 vehículos de logística.
Si bien la gobernadora Carreras pidió que la población no se ponga en peligro porque “el voluntarismo puede generar riesgo en la integridad de las personas”, Gioia explica la importancia de la organización de la asamblea con epicentro en la plaza central de El Bolsón: “Desde algunos medios locales afines al municipio salieron a decir que no hace falta gente y que los brigadistas tienen todo lo necesario, pero no es así. Constantemente están viniendo los compañeros desde los lugares donde los brigadistas están planteando que les faltan cosas y ropa para hacer su trabajo. Los vecinos no se están mandando así nomás, sino que están con herramientas, vestimenta adecuada, y en el momento que hace falta, organizados para dar una mano”.

La asamblea abrió una cuenta bancaria donde juntan donaciones para comprar combustibles, equipamiento (guantes, linternas, cascos), vestimenta (pantalones, borceguíes, botas), herramientas (machetes, palas, mangueras), comida, botiquín (vendas, colirio, cremas para las quemaduras, analgésicos), comida para animales, agua potable. Todos los días la asamblea comunica por redes sociales el dinero recibido y en qué se gastó: “Pasó que, de repente, en Nahuelpan nos dicen que necesitan 80 metros de manguera de una pulgada. Entonces vamos al corralón, se compra y se manda. Así con todo”.
La organización abarca la Comarca Andina, donde confluye territorio rionegrino (El Bolsón y los parajes rurales como Mallín Ahogado) y chubutense (El Hoyo, Lago Puelo, entre otros). “Todos están tratando de dar una mano, congelando botellas de agua y de allí derivando. Hay gente con mochilas de mochilero dispuesta a recibir viandas y subir montaña arriba para llevar a lxs voluntarixs, bomberos y personal institucionalizado. El fuego va por arriba, por abajo, por las raíces, y los vecinos también están colaborando en hacer cortafuegos: son franjas de entre 5 y 30 metros de ancho y de una extensión de hasta 1000 metros, donde se ralea todo para que el fuego sea más fácil de aplacar”.

Imágenes: Asamblea Defensa del Bosque. 
En El Bolsón están trabajando día, tarde y noche. La asamblea trata de imaginar lo que viene: “En el recorrido del fuego hay desidia y abandono, falta de insumos, de prevención y exceso de abandono a los pobladores. A muchos se les quemó el 95 por ciento de los campos. Lo último que nos estaban contando es que llevaron los animales (vacas, caballos, chivas) para arriba porque abajo ya no quedaba pasto para comer. Ahora se están organizando para evacuarlos, pidiendo a la gente que dispone de campos que pueda recibirlos. Va a haber un después de esto que va a ser muy terrible para muchas familias, que se han quedado sin campos de pastura para darles de comer a sus animales. Por eso la ayuda y la organización de los vecinos y las vecinas está siendo fundamental”.
La Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, también se sumó al pedido urgente: “Las Madres junto a los vecinos autoconvocados de El Bolsón exigimos al Estado nacional y provincial que ponga a disposición todos los recursos necesarios para apagar el fuego. Es urgente que haya voluntad política para que esto se resuelva”.
Los datos de la cuenta que la asamblea abrió para donaciones:
Paypal: [email protected]
Por Mercado Pago – ALIAS: cara.borne.atrae.mp
CBU: 0000003100008126840519
Todas las inversiones de la asamblea se pueden chequear en las historias destacadas de su cuenta de Instagram en @defensadelbosque.
Nota
Orgullo

Texto de Claudia Acuña. Fotos de Juan Valeiro.
Es cortita y tiene el pelo petiso, al ras en la sien. La bandera se la anudó al cuello, le cubre la espalda y le sobra como para ir barriendo la vereda, salvo cuando el viento la agita. Se bajó del tren Sarmiento, ahí en Once. Viene desde Moreno, sola. Un hombre le grita algo y eso provoca que me ponga a caminar a su lado. Vamos juntas, le digo, pero se tiene que sacar los auriculares de las orejas para escucharme. Entiendo entonces que la cumbia fue lo que la protegió en todo el trayecto, que no fue fácil. Hace once años que trabaja en una fábrica de zapatillas. Este mes le suspendieron un día de producción, así que ahora es de lunes a jueves, de 6 de la mañana a cuatro de la tarde. Tiene suerte, dirá, de mantener ese empleo porque en su barrio todos cartonean y hasta la basura sufre la pobreza. Por suerte, también, juega al fútbol y eso le da la fuerza de encarar cada semana con torneos, encuentros y desafíos. Ella es buena jugando y buena organizando, así que se mantiene activa. La pelota la salvó de la tristeza, dirá, y con esa palabra define todo lo que la rodea en el cotidiano: chicos sin futuro, mujeres violentadas, persianas cerradas, madres agotadas, hombres quebrados. Ella, que se define lesbiana, tuvo un amor del cual abrazarse cuando comenzó a oscurecerse su barrio, pero la dejó hace apenas unas semanas. Tampoco ese trayecto fue fácil. Lloró mucho, dirá, porque los prejuicios lastiman y destrozan lazos. Hoy sus hermanas la animaron a que venga al centro, a alegrarse. Se calzó la bandera, la del arco iris, y con esa armadura más la cumbia, se atrevió a buscar lo difícil: la sonrisa.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Al llegar al Congreso se pierde entre una multitud que vende bebidas, banderas, tangas, choripán, fernet, imanes, aros, lo que sea. Entre los puestos y las lonas que cubren el asfalto en tres filas por toda Avenida de Mayo hasta la Plaza, pasea otra multitud, mucho más escasa que la de otros años, pero igualmente colorida, montada y maquillada. El gobierno de las selfies domina la fiesta mientras del escenario se anuncian los hashtag de la jornada. Hay micros convertidos en carrozas a fuerza de globos y música estridente. Y hay jóvenes muy jóvenes que, como la chica de Moreno, buscan sonreír sin miedo.
Eso es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
Sobre diagonal norte, casi rozando la esquina de Florida, desde el camión se agita un pañuelazo blanco, en honor a las Madres, con Taty Almeyda como abanderada. Frente a la embajada de Israel un grupo agita banderas palestinas mientras en las remeras negras proclaman “Nuestro orgullo no banca genocidios”. Son quizá las únicas manifestaciones políticas explícitas, a excepción de la foto de Cristina que decora banderas que se ofrecen por mil pesos y tampoco se compran, como todo lo mucho que se ofrece: se ve que no hay un mango, dirá la vendedora, resignada. Lo escaso, entonces, es lo que sobra porque falta.
Y no es Orgullo.

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org


Foto: Juan Valeiro/lavaca.org

Foto: Juan Valeiro/lavaca.org
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Cómo como 2: Cuando las marcas nos compran a nosotros

(Escuchá el podcast completo: 7 minutos) Coca Cola, Nestlé, Danone & afines nos hacen confiar en ellas como confiaríamos en nuestra abuela, nos cuenta Soledad Barruti. autora de los libros Malcomidos y Mala leche. En esta edición del podcast de lavaca, Soledad nos lleva a un paseíto por el infierno de cómo se produce, la cuestión de la comida de verdad, y la gran pregunta: ¿quiénes son los que realmente nos alimentan?
El podcast completo:
Con Sergio Ciancaglini y la edición de Mariano Randazzo.
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Elecciones: lo que ven y sienten los jubilados para el domingo y después
Otro miércoles de marcha al Congreso, y una encuesta: ¿cuál es el pronóstico para el domingo? Una pregunta que no solo apunta a lo electoral, sino a todo lo que rodea la política hoy, en medio de una economía que ahoga: la que come en el merendero; el que no puede comprar medicamentos; el que señala a Trump como responsable; la que lo lee en clave histórica; y los que aseguran que morirán luchando, aunque sean 4 gatos locos. Crónica y fotos al ritmo del marchódromo.
Francisco Pandolfi y Lucas Pedulla
Fotos Juan Valeiro
El domingo son las elecciones legislativas nacionales pero también es fin de mes, y Sara marchó con un cartel que no necesitaba preguntas ni explicación: “Soy jubilada y como en un merendero”.
Tiene 63 años, es del barrio Esperanza –Merlo, oeste bonaerense–, y para changuear algo más junta botellas y cartón, porque algunos meses no le alcanza para medicamentos: “El domingo espero que el país mejore, porque todos estamos iguales: que la cosa cambie”.

El miércoles de jubilados y jubiladas previo a las elecciones nacionales de medio término –se renuevan 127 diputados y 24 senadores– tuvo, al menos, tres rondas distintas, en una Plaza de los Dos Congresos cerrada exclusivamente para manifestantes. Nuevamente el vallado cruzó de punta a punta la plazoleta, y los alrededores estuvieron custodiados por policías de la Ciudad para que la movilización no se desparramara ni tampoco avanzara por Avenida de Mayo, sino que se quedara en el perímetro denominado “marchódromo”. Un grupo encaró, de todas formas, por Solís, sobrepasó un cordón policial y dobló por Alsina, y se metió de nuevo a la plaza por Virrey Cevallos, como una forma de mostrar rebeldía.
Unos minutos antes, un jubilado resultaba herido. Se trata de Ramón Contreras, uno de los rostros icónicos de los miércoles que llegó al Congreso cuando aún no estaba vallado después de la marcha por el recorte en discapacidad, y mientras estaba dando la ronda alrededor del Palacio un oficial lo empujó con tanta fuerza que cayó al suelo. “Me tiraron como un misil –contó a los medios–. Me tienen que operar. Tengo una fractura. Me duele mucho”. La Comisión Provincial por la Memoria (CPM) presentó una denuncia penal por la agresión: “Contreras fue atacado sin razón y de manera imprevista”.

La violencia desmedida, otra vez, sobre los cuerpos más débiles y más ajustados por un Gobierno que medirá esa política nuevamente en las urnas. Jorge, de 69 años, dice que llega con la “billetera muerta”. Y Julio, a su lado, resume: “Necesito tener dos trabajos”.
Juan Manuel es uno de esos jubilados con presencia perfecta cada miércoles. Una presencia que ninguna semana pasa desapercibida. Por su humor y su creatividad. Tiene 61 años y cada movilización trae mínimo un cartel original, de esos que hacen reír para no llorar. Esta vez no sólo trae un cartel con una inscripción; viene acompañado de unas fotocopias donde se leen una debajo de la otra las 114 frases que creó como contraofensiva a la gestión oficialista.
La frase 115 es la de hoy: “Milei es el orificio por el que nos defeca Trump”.

Muestra la lista que arrancó previo a las elecciones de octubre de 2023. Sus primeras dos creaciones:
- “Que no te vendan gato por león”.
- “¿Salir de la grieta para tirarse al abismo?”.
Y elige sus dos favoritas de una nómina que seguirá creciendo:
Sobre el veto al aumento de las jubilaciones: “Milei, paparulo, metete el veto en el culo”.
Sobre el desfinanciamiento de las universidades: “Milei: la UBA también tiene las facultades alteradas”.
Juan Manuel le cuenta a lavaca lo que presagia para él después de las elecciones: “Se profundizará el desastre, sea porque pierda el gobierno o porque gane, de cualquier forma tienen la orden de hacer todo tipo de reformas. Como respuesta en la calle estamos siendo 4 gatos locos, algo que no me entra en la cabeza porque este es el peor gobierno de la historia”.

Sobre el cierre de la marcha, en uno de los varios actos que se armaron en esta plaza, Virginia, de Jubilados Insurgentes y megáfono en mano, describió que la crisis que el país está atravesando no es nueva: “Estuvo Krieger Vassena con Onganía, Martínez de Hoz con la última dictadura, Cavallo con Menem, Macri con Caputo y Sturzenegger, que son los mismos que ahora están con este energúmeno”. La línea de tiempo que hiló Virginia ubica ministros de economía con dictaduras y gobiernos constitucionales en épocas distintas, con un detalle que a su criterio sigue permaneciendo impune: “La economía neoliberal”.
Allí radica la lucha de estos miércoles, dice. Su sostenibilidad. Porque el miércoles que viene, pase lo que pase, seguirán viniendo a la plaza para continuar marchando. “Estar presente es estar activo, lo que significa estar lúcido”, define.

Carlos Dawlowfki tiene 75 años y se convirtió en un emblema de esa lucidez luego de ser reprimido por la Policía a principio de marzo. Llevaba una camiseta del club Chacarita y en solidaridad con él, una semana después la mayoría de las hinchadas del fútbol argentino organizaron un masivo acompañamiento. Ese 12 de marzo fue, justamente, la tarde en que el gendarme Héctor Guerrero hirió con una granada de gas lacrimógeno lanzada con total ilegalidad al fotógrafo Pablo Grillo (todavía en rehabilitación) y el prefecto Sebastián Martínez le disparó y le sacó un ojo a Jonathan Navarro, quien al igual que Carlos también llevaba la remera de Chaca.
Carlos es parte de la organización de jubilados autoconvocados “Los 12 Apóstoles” y habla con lavaca: “Hoy fui a acompañar a las personas con discapacidad y me di cuenta el dolor que hay internamente. Una tristeza total. Y entendí por qué estamos acá, cada miércoles. Y sentí un orgullo grande por la constancia que llevamos”.
La gente lo reconoce y le pide sacarse fotos con él. “Estás muy solicitado hoy”, lo jode un amigo. Carlos se ríe, antes de ponerse serio: “Hay que aceptarlo, hoy somos una colonia. Pasé el 76 y el 2001, y nunca vi una cosa igual en cuanto a pérdida de soberanía”. De repente, le brota la esperanza: “Pero después del 26, volveremos a ser patria. Esperemos que el pueblo argentino tenga un poquito de memoria y recapacite. Lo único que pido es el bienestar para los pibes del Garrahan y con discapacidad. A mí me quedarán 3, 4, 5 años; tengo un infarto, un stent, así que lucho por mis nietos, por mis hijos, por ustedes”.

Carlos hace crítica y también autocrítica. “Nosotros tenemos un país espectacular, pero nos equivocamos. Los mayores tenemos un poco de culpa sobre lo que ocurrió en las últimas elecciones: no asesoramos a nuestros nietos e hijos sobre lo que podía venir y finalmente llegó. Y en eso también tiene que ver la realidad económica. Antes nos juntábamos para comer los domingos, ahora ya no se puede. No le llegamos a la juventud, que votó a la derecha, a una persona que no está en sus cabales”.
Remata Carlos, antes de que le pidan una selfie: “Nosotros ya estamos jugados pero no rendidos. Estos viejos meados -como nos dicen- vamos a luchar hasta nuestra última gota. Y cuando pasen las elecciones, acá seguiremos estando: soñando lo mejor para nuestro país”.


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