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Aguas que no has de beber: agrotóxicos y contaminación en Lobos. Informe especial.

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Luego que un estudio revelara la contaminación con agrotóxicos en Lobos, la Justicia ordenó al Municipio a entregar bidones de agua en escuelas, centros de salud, clubes y casas de vecinos y vecinas. El fallo también intima a garantizar el derecho al agua potable, su saneamiento y un abordaje a la problemática. Compartimos este informe especial, publicado en la edición 160 de MU, donde contamos cómo vecinas y vecinos de siete organizaciones se organizaron (incluso con un bingo) para pagar un estudio del INTA que reveló la presencia de 22 plaguicidas en altas concentraciones en las redes y pozos de agua domiciliaria, plazas, suelos, napas subterráneas y hasta en la lluvia. Lo que dicen los concejales que aún no firman una ordenanza para restringir fumigaciones y promover la agroecología. Hablan el presidente de la Sociedad Rural local, la directora de Medio Ambiente, la científica del INTA Virginia Aparicio. La historia de un ex aplicador, la asamblea ciudadana, y las familias afectadas que buscan que el paraíso no se convierta en una de terror. Por Francisco Pandolfi.

Esta nota forma parte de la edición 160 de MU que hicimos gracias a nuestrxs suscriptorxs. #HaceteCómplice acá.

Aguas que no has de beber: agrotóxicos y contaminación en Lobos. Informe especial.
Fotos: Nacho Yuchark.

En las calles de Lobos algo está cambiando. Mucha gente quiere hablar, abierta o anónimamente, porque “el campo y el miedo lo atraviesan todo”, dicen. Buscan denunciar lo que pasa por estas tierras hace décadas, algo que ningún informe certificaba. Hasta ahora.

Una alarma despertó a la comunidad el año pasado: el Círculo de Ingenieros Agrónomos de Lobos (CIAL) presentó al Concejo Deliberante municipal un proyecto de ordenanza para el “Manejo y aplicación de fitosanitarios” que instaba la habilitación a fumigar a solo 50 metros de las áreas pobladas. Para evitar esa única propuesta, desde las entidades Coplasa y Alianza Clima, Vida y Salud Lobos presentaron otras dos iniciativas, lo que derivó en una apertura de audiencias públicas que permitieron la discusión en el Concejo. “Pero con eso no alcanzaba. Pretendían sacar la ordenanza sin saber qué nivel de contaminación hay en Lobos. Decían que no estaban preparados para investigar el tema, así que lo hicimos junto a toda la comunidad”, cuenta Cielo Campos (25 años) de la organización Fuerza Ecológica.

Alianza Clima, Vida y Salud (ACVS), Casa de la Cultura, Coplasa (Colectivo por la Agroecología y la Soberanía Alimentaria), Ecolobos, Frente de Izquierda, Fuerza Ecológica y Junta Vecinal Laguna de Lobos se unieron en marzo en APAL (Aporte Por el Ambiente de Lobos) para realizar un monitoreo en trece lugares, rurales y urbanos, y llevar las muestras al INTA para determinar la presencia de plaguicidas. Abrieron una cuenta bancaria para reunir donaciones y costear el estudio otoño-invierno (en unos meses harán el de primavera-verano). Para analizar dos moléculas debían llegar a 120 mil pesos y usaron la creatividad. Facundo Casela, Técnico Superior en Negociación de Bienes, productor agroecológico e integrante de la Junta Vecinal, explica: “Desde la Junta habíamos hecho bingos virtuales y lo propusimos como una posibilidad de acercarnos al monto necesario. Vendimos los 360 cartones. Nos quedaron 74 mil pesos limpios. El resto fueron donaciones de la comunidad”.

Marcelo Vassaro (58) es Técnico Superior en Gestión Ambiental y presidente de ACVS. “Lograr la unidad fue tan importante como comprobar que hay contaminación. Esta es una sociedad conservadora, solidaria mientras no comprometa ningún interés: pudimos quebrar eso trabajando entre distintos sectores, visiones y edades. Superamos las asperezas gracias a un objetivo común. Para Lobos esto es un hecho inédito, bisagra. Ahora debemos continuar juntos, porque esto recién es el inicio”. 

Aguas contaminadas

Una ordenanza de 1995 declaró a Lobos “libre de plaguicidas”. Pero se sabe que una cosa es la teoría y otra, la práctica. Nicolás Olalla (44), integra Coplasa, es Licenciado en Biología y coordinó el el muestreo. Está sorprendido por los resultados: “Sobre todo por la cantidad y variedades de los plaguicidas”, afirma. Se encontraron 22 distintos. “Se confirma lo que se sabía: lo aplicado en el campo no queda allí, sino sino que deriva a todos lados, viaja por el aire, con el polvo,  se desplaza hasta la atmósfera y vuelve con el agua de lluvia”. Sobre el informe: “Los plaguicidas fueron detectados en todos los sectores del ambiente. En el agua subterránea (napas de las que se provee un pozo particular y el agua de red de la ciudad); en las aguas superficiales (arroyos y canales que van a la laguna, así como en los sedimentos); en la lluvia. También en el centro de Lobos, tanto en suelos como en el material vegetal; en una escuela rural: una mezcla de plaguicidas que no se sabe de qué modo se potencian al estar juntos.  

Lara Ramassotti (20), milita en el FIT: “Coordinando con todas las demás organizaciones nos dimos cuenta de todo lo que podemos hacer juntas”. Cielo asiente. Hace frío y comienza a lloviznar. Estamos en la Plaza 1810, frente a la Municipalidad, donde se tomaron dos muestras y se hallaron cuatro plaguicidas en el suelo y diez en el agua de lluvia. Cielo sentencia: “Impactan los resultados. No teníamos una identidad de pueblo fumigado y ahora sí; es frustrante. Los vecinos nos preguntan ¿le puedo hacer algo al agua? Y no, no podemos hacer nada”. Se seca las gotas que le caen en la cara, y dice: “Hay más concentración de plaguicidas en zonas urbanas que rurales; incluso en esta plaza”.

B, 50 años, es maestra rural en dos escuelas primarias. Duda en hablar, pero finalmente accede. “Hay que involucrarse, pero cuesta, sobre todo en los de mi edad, que no nos preparamos para esto. Sabíamos que el agua de la mayoría de las escuelas estaba contaminada; de hecho, consumimos agua mineral. Dos veces nos fumigaron: en 2018 y este año a 100 metros. Ni siquiera tuvieron el respeto de hacerlo fuera del horario de clase o un fin de semana. Nos quejamos a nuestros superiores, pero no pasó nada”.

La Laguna de Lobos es un humedal de 800 hectáreas emplazado en el pueblo turístico Villa Logüercio, que sufre la muerte de sus peces y la contaminación de sus aguas, flora, fauna y habitantes. Hugo Onetto preside la Junta de Fomento y habla rodeado de bolsas, latas, ramas y bidones, en el basural a cielo abierto donde los residuos no se reciclan sino que son tapados por una máquina municipal: “Hace unos años había unos pájaros, los ‘siete colores’. No hay más. Lo mismo las garzas, los jilgueros, los cabecitas negras, las corbatitas; nada de esto va a volver”. Culmina: “La laguna no estaría contaminada si hubiera controles. Tenemos los análisis gracias a los vecinos y a la generosidad del INTA-Balcarce. Ahora, que el municipio haga algo”. 

Aguas que no has de beber: agrotóxicos y contaminación en Lobos. Informe especial.

Habla La Rural 

«Ya arrancamos mal cuando dijiste agrotóxicos. Si lo vas a hacer con una mirada objetiva, como un periodista libre, no tengo problema”. Para Francisco Bordieu, presidente de la Sociedad Rural de Lobos, un periodista “libre” debe decir “fitosanitarios” discusión que puede zanjarse con la palabra técnica “plaguicidas”, que describe perfectamente a venenos con capacidad de daño a los organismos vivos.  

El encuentro fue en la Plaza 1810: “Lo que se publicó tuvo trascendencia por la gravedad de lo que dicen que hay, que está lloviendo glifosato. Eso no es cierto; me parece un acto irresponsable de ciertos grupos ambientalistas generar un pánico en la sociedad”. En realidad el informe del INTA no detectó en esa muestra glifosato en la lluvia (y sí atrazina y 2-4D) encontrando al glifosato en sedimentos y aguas superficiales.

“Detectaron fitosanitarios, es obvio, porque en el campo estamos aplicando eso; el tema es en qué cantidad. Según el INTA los parámetros están bien. Hay dos puntos que salen mal e INTA recomienda volver a muestrear porque le parece raro”. Bordieu plantea que “las cosas no se están haciendo mal. Antes sí, se aplicaban productos realmente tóxicos, de banda colorada, ya prohibidos. Hoy usamos de banda verde” y esgrime un argumento no sanitario sino económico: “Al glifosato no nos lo regalan, nos lo cobran en dólares, mucha guita, no queremos comprar ni tirar de gusto”. 

¿Qué piensa en relación a la distancia de aplicación?

Lo que proponen los ambientalistas (1.095 metros) es una locura, porque cuando trazás la cuadrícula de circunferencia, dejás a Lobos casi con el 50 por ciento de la tierra improductiva.

¿Cuántos metros proponen ustedes?

Nuestro proyecto de ordenanza propone no prohibir… ¿por qué voy a prohibir algo que no tengo demostrado que mata? 

Detalle: los 1.095 metros no son un propuesta “ambientalista”, sino el reclamo vecinal que surge del fallo del juez federal Carlos Villafuerte Ruzo para el caso de Pergamino, distancia fundamentada en informes científicos sobre la deriva de los pesticidas y los efectos de daño genético en los humanos. 

“Este informe no es válido para que el Estado determine una ordenanza; lo serio sería que el Estado encare algo bien hecho” defiende Bordieu. “El municipio debería hacer análisis trimestralesl. Y te repito que los resultados no son malos”. 

El informe sin embargo determina que el 2-4D, por ejemplo, supera 45 veces los parámetros admitidos por la Unión Europea. “A mí el informe no me dice eso, de ninguna manera; es un solo muestreo de los 8 o 10 que hicieron los chicos, dice que se está por encima de los niveles. Acá se armó un relato como que estamos 45 veces arriba y tampoco es así; si hay un nivel alto, hay que bajarlo”. 

Se encontraron 22 plaguicidas en las muestras. “Me parece mucho, porque en el campo nosotros no usamos más de dos o tres. No niego que estén, pero lo que figura son números irrisorios”. 

¿No hay aguas contaminadas en Lobos? “Contaminadas por fitosanitarios, me animo a decirte que no. Pero es algo que tiene que hacer el municipio”. ¿No cree que hay riesgo para la salud? “Si las cosas estuvieran mal hechas, sí. Y nosotros seríamos los primeros en arriesgar la salud. Yo creo que hoy no hay riesgo sanitario, de ninguna forma. Yo miro el informe del INTA y nos da mucha tranquilidad”. 

¿Qué dicen los concejales?  

En marzo de 2018 la gestión comandada por el intendente radical Jorge Etcheverry (Cambiemos) eliminó la Secretaría de Medio Ambiente, que pasó a ser Dirección. La Comisión de Medio Ambiente del Concejo Deliberante, está redactando las ordenanzas para el manejo y la aplicación de fitosanitarios, así como para el fomento de la agroecología: su presidenta María Inés Abib, (Unión Vecinal Conservadora-Cambiemos), Marco Valderrama (UCR-Juntos por el Cambio), Nancy Aragonés (JxC) y Carla Pirani, Frente de Todos recibieron a MU. Abib: “El informe sirve como puntapié porque hasta ahora Lobos nunca tuvo nada y hace al menos 30 años que se usan agroquímicos. Lo que más me llamó la atención es que los valores más altos no son exclusivos de Lobos, entonces veo el vaso medio lleno. Los más altos son en la laguna y en el arroyo Las Garzas. Allí no drenan sólo los campos de Lobos, pero igual es preocupante; los resultados están a la vista”.

Valderrama: “Obvio que son preocupantes los resultados. Pretendemos que los legisladores de la Cuenca tomen este ejemplo, porque no nos vamos a hacer cargo de la contaminación de toda la Cuenca desde Lobos y vamos a sacrificar… Con esto no defiendo a ninguna parte pero no podemos negar que somos un pueblo agrícola ganadero, no industrial. Toda la plata que entra al pueblo es por la producción agropecuaria. No le vamos a echar la culpa a los productores de Lobos por la cuenca de Navarro, Saladillo, Mercedes.

Pirani: “A mí sí me sorprendió que fueran tan grandes los resultados”.

Valderrama: “Estamos discutiendo un tema que no lo toca ni el Congreso. Yo sé que nos van a acusar, de acá o de allá, pero cinco ciudadanos que no sabemos del tema no podemos resolver un asunto nacional o mundial. Monsanto no sabe que nosotros estamos acá ni le interesa lo que hacemos, porque Monsanto la pone donde la tiene que poner. Entonces vos me decís, ¿te llaman la atención los resultados? Y sí, es una locura. Y sabemos en lo que nos estamos metiendo”.

Abib: “Agarramos una papa caliente y la sostenemos. Escucho hablar de enfermedades a los ambientalistas, pero no a médicos·. Pirani: “Hace cuatro años, un médico (Atilio Sgro, fallecido en 2020) presentó un proyecto por el arsénico en el agua, por la cuestión de la tiroides. No le dieron curso porque implicaba un estudio muy grande y no había recursos”.

¿Cuándo estarán las ordenanzas? Valderrama: “No tenemos plazos. Será antes de que termine nuestro mandato en diciembre. No tenemos otro apuro. Le dedicaremos el tiempo que sea necesario”. ¿No hay apuro por parte de la comunidad? Abib: “El resultado no va a cambiar por apurarnos, sino cuando la ordenanza se ponga en práctica y por lo menos pase un año”. Valderrama: “Esperaremos el examen de primavera-verano. Si sancionamos a los apurones nos exponemos a un veto. Tratamos de hacer legislativamente lo mejor para no seguir envenenándonos”. 

Días después de esta entrevista, el intendente Jorge Etcheverry, ingeniero agrónomo y ex titular de la Sociedad Rural, escribió en sus redes sociales un texto que tituló “El ambiente lo cuidamos todos”, y en el cual no se refirió al estudio del INTA-Balcarce, pero consignó que “se harán los estudios correspondientes para contar con información confiable y difundirla de manera transparente”.

Fernando Cabaleiro, abogado que asesoró a la comunidad en el monitoreo, detalla: “Los estudios son absolutamente válidos por varias razones. Son una manifestación de la democracia comunitaria, están hechos por la propia sociedad civil, y son coincidentes con los datos que surgen de otros relevamientos ambientales en la llanura pampeana donde se encuentra Lobos. Las autoridades municipales deberían estar alertas a datos como los siguientes: de los 22 agrotóxicos que encontró el INTA-Balcarce, el 55% fueron cancelados en la Unión Europea por su peligrosidad para la salud humana y el ambiente. La mitad de ellos son considerados disruptores endócrinos y el 45% han sido catalogados como agentes cancerígenos”.

Nicolás Olalla, encargado del muestreo: “Seguimos todos los protocolos científicos y jurídicos, con varios testigos, sabiendo que existiría la estrategia de desviar la atención. De entrada nos contactamos con la doctora Virginia Aparicio. Hicimos todos los pasos y hasta los filmamos. Nadie del municipio se comunicó tras los resultados con el INTA-Balcarce, que es una institución nacional. Tampoco se convocó a las organizaciones para dialogar ni nos llamaron del INTA Lobos ni de la Sociedad Rural”.  

Aguas que no has de beber: agrotóxicos y contaminación en Lobos. Informe especial.

¿Hay otro modelo?

Victoria Basualdo (28) es la Directora de Políticas Ambientales de Lobos, donde nació. “Me alarmaron los resultados; no solo la cantidad sino la variedad de plaguicidas, hasta en el agua que consumimos. Desconocemos lo que puede ocasionar a nuestra salud el consumo de un agua con este cóctel de plaguicidas a largo plazo. Cualquier persona con un poco sentido común se da cuenta de que puede ocasionarnos un montón de enfermedades”.

Cree que es hora de decisiones: “Sí o sí. Y lo digo como vecina, porque mi familia y mis amigos también viven acá. El informe del INTA es una foto de la realidad de Lobos. Es tristísimo, algo que hay que revertir para mejorar la calidad de vida de nuestra comunidad, mejorando el ambiente. Si queremos disminuir la cantidad de plaguicidas, hay que cerrar la canilla. Si no, vamos a seguir haciendo monitoreos sin cambiar las cosas. Y creo que es posible hacerlo”. 

Cuenta Victoria que ha planteado la situación al intendente, y que se está analizando el informe. “No sabíamos dónde estábamos parados. Celebro la iniciativa de las organizaciones que impulsaron esto. No podemos negar esta realidad, que es producto de muchos años de un tipo de producción basada en fitosanitarios. No quiero señalar ni echar culpas. Pero asumo que tampoco se ha ofrecido a los productrores locales una alternativa como la agroecológica, para producir de otro modo”.  

Considera que lo investigado por el INTA “son resultados científicos, fehacientes, que hay que profundizar. Esto nos da lugar para trabajar el tema de verdad. Hablar de metros de distancia es poco para una problemática de esta magnitud. Las decisiones no dependen de mí sino del intendente, pero a partir de esto hace fala ampliar los monitoreos, hacerlos trimestrales en lo posible, sabiendo que puede resultar hasta más grave la situación, pero hay que tener el panorama real para poder enfrentar el problema. Se encontraron incluso sustancias prohibidas, lo que muestra que tenemos que controlar y regular de modo mucho más fuerte en la zona urbana y periurbana. Tenemos lagunas, arroyos, humedales que albergan muchísima diversidad. Alterar los ecosistemas sabemos que es fatal. Y agreguemos el problema del agua: es urgente cambiar esto”.  

¿De qué modo? “Tenemos que ofrecer alterntivas a los productores. Hay localidades que han pasado de una producción de fitosanitarios a una agroecológica y sabemos que eso es posible, como ocurre en Guaminí, por ejemplo. Y se ha sostenido en el tiempo. Si no se sabe producir de otra forma, como Estado debemos promover este tipo de cultivo y colaborar con la educación de los que productores. Ahora sabemos que podemos desarrollarnos con alternativas más sostenibles yendo hacia una producción que mejore la producción y revierta lo que nos está pasando”. 

«Yo fue aplicador»

Sebastián Díaz tiene 34 años: “Soy un ex aplicador. Trabajé para ese sector, conozco todo”. Tras el abandono de su papá cuando tenía 6 años, se crio con sus tíos abuelos Miguel y Juana, ambos quinteros. “A los 11 años ya tenía la mochila de fumigar al hombro. Es común que los nenes se relacionen en los pueblos con los agroquímicos, les decíamos ‘remedios’. Algunos de esos venenos hoy están prohibidos. En 2002 mi tía muere por cáncer de colon. Cinco años después murió mi tío por la misma enfermedad. Nunca lo habíamos relacionado con los agroquímicos”. 

Desde 2007 a 2012 Sebastián fumigó para dos empresas cuyos nombres prefiere no develar. “No tenía conciencia, no había la información que hay ahora. En las capacitaciones nos decían que esto solucionaba el hambre del mundo, con imágenes de nenes de Sudáfrica con la panza hinchada… ‘el mundo nos reclamaba alimentos’”. 

Hubo momentos de inflexión para Sebastián. “Cuando se sembraba soja, el pájaro chajá venía a picotear. Teníamos que fumigar con el insecticida metamidofos, prohibido, que tiene una hormona que atrae a comer. A la hora, el bicho ya estaba hecho pedazos. Empecé a entender que los productos no eran inocuos y a cuestionar lo que hacíamos. Envenenamos un montón escudándonos en que era agua con sal. Si tenía las manos sucias con agroquímicos me decían ‘mojátelas con barro que se desactivan’; o bajaba de la máquina con dolor de cabeza y me sugerían ‘tomá yogurt bebible que saca las toxinas del organismo’ y yo les creía”. Otro punto de quiebre fueron las palabras de un compañero maquinista: “Sos muy pibe, no te envenenes al pedo; te va a quedar en la sangre y cuando quieras tener un hijo va a traerte problemas”.

En 2014 nació Juana, su hija. “Cuando cumplió cuatro años entendí lo que significa el miedo”. Ese temor se refleja en sus lágrimas mientras habla: “Empezó a tener fiebre y no podían detectar la causa. Fue lo más horrible que viví como papá. Nos derivan a La Plata y nos dicen que podía ser oncológico. Le conté a la pediatra que yo había aplicado agroquímicos y su cara me lo dijo todo. Entendí que puedo irme al otro lado del mundo, pero cada vez que Juana tenga un problema voy a tener que decir ‘yo fui un aplicador’. Ese trabajo nunca te deja. Por suerte los estudios determinaron que era un virus en la sangre, pero me quedó esa marca: a partir de ahí nada iba a ser lo mismo”. Sebastián hoy integra la agrupación Fuerza Ecológica. 

¿Qué dicen los médicos?

En Lobos abundan las denuncias de enfermedades por la utilización de pesticidas, pero no los datos epidemiológicos. Alejandro Guetti y Mónica Ritter viajaron en 2008 desde Buenos Aires a buscar una tranquilidad que se vio truncada en 2015. “Me detectaron un linfoma de Hodgkin, un cáncer linfático. En FUNDALEU (Fundación para combatir la leucemia) me aseguraron que había altísimas probabilidades que fuera por los agrotóxicos al vivir a 100 metros de un campo donde se fumiga, que cuando llegamos era de la familia Blaquier. Por suerte el nódulo era visible: lo detectamos a tiempo y zafé”. Mónica completa el diagnóstico popular: “Acá hay un tema llamativo con las tiroides; yo tengo tres nódulos y me aparecieron después de tomar cinco años agua de la canilla. Pero no soy yo, es muchísima gente. Siempre pensé que Lobos era una maravilla, un cuento de hadas, pero te podés cagar muriendo”. Algo de esa maravilla puede verse a pesar de todo en el fondo de su casa, en la huerta orgánica donde juntos siembran y cosechan plantas y alimentos.

Patricia también es vecina de Villa Logüercio: “Mi marido está tratándose para confirmar si tiene hipotiroidismo. Su ecógrafo le confirmó que el 70% de la población sufre de tiroides por los agrotóxicos, pero ningún médico lo quiere reconocer”. Daniel Olalle tiene 65 años y hace 11 vive a metros de la laguna. Fue operado de glaucoma y la vista le quedó muy sensible: “Es como si tuviera un detector de agroquímicos que me queman los ojos. El viento trae todo lo que tiran en los campos. Mi doctora dijo que me salió un hongo por lo que vuela, el polen y los agroquímicos. Los oftalmólogos saben el problema de la laguna, pero nunca te lo van a decir porque el campo atraviesa todo”.

Norma Guitta tiene 71 años, camina con andador y con una tristeza que le cambió la vida: “Antes de la muerte de mi marido era feliz”, explica mirando por la ventana de su casa que da a un largo jardín. Su marido Ricardo Tomás Gallo, “Pepe”, murió envenenado hace once años por transportar en camiones de cereales fumigados y fertilizantes. “Trabajó 18 años en una empresa de distribución de químicos. Un día me dijo: ‘Negra, me pica el brazo’. Habían estado fumigando. Le empezaron a salir ampollas enormes en todo el cuerpo, menos en los testículos y en la cara. No quería ir a la clínica para no traerle problemas a su patrón, Carlos Lucesoli. En vez de cuidarse él, cuidaba a los demás. Hasta que me enojé: ‘¿Vas al médico o te querés morir?’. Fuimos. “Esto no es para mí”, le dijo un médico de Lobos. Fuimos a clínicas de La Plata y Capital, y sólo le dieron una pomada y unas pastillas. Siempre venía con dolor de cabeza por los tóxicos, hasta que un día cayó tumbado. ‘Alergia’ determinaron como causa de muerte, pero no tengo dudas que fueron los agroquímicos”.

Un médico que sí acepta hablar es Maximiliano Mulassi, director del Hospital público de Lobos: “Sabía del arsénico en agua, pero estos niveles de agrotóxicos en las napas los conocí ahora. Estos productos a largo plazo generan cáncer así como diferentes enfermedades; algunas más leves, como diarrea y vómitos, y hasta intoxicaciones crónicas que terminan en caso oncológicos o respiratorios”. Jorge Chiabaut es el presidente del Colegio de Médicos de Lobos. “No leí el informe, ni es un tema que manejo porque soy cardiólogo. Pero todo uso de sustancias químicas tiene implicancia en la salud, el agua, la flora y la fauna autóctona”. 

Natalia Domínguez es médica generalista y pediatra del hospital público. “Vivo en un área suburbana y he sentido ese olor horrible de la fumigación, sólo faltaba un estudio como el del INTA”. Sobre la falta de estadísticas: “Tenemos atención básica, pero todo paciente complejo es derivado a CABA o a La Plata, sin registro. Acá no se diagnostica un linfoma, una leucemia o un cáncer de tiroides. Está lleno de casos de hipotiroidismo, incluyéndome. La industria agropecuaria es un monstruo y hay relación entre el uso de agroquímicos y el hipotiroidismo. El problema es que tampoco quieren decirlo quienes saben, porque se ponen la soga al cuello. También hay hipotiroidismo en la infancia, que no tendría que existir. Todo esto es acumulativo, pero no se lo estudia para que no se conozca”.  

Juan Ignacio Pereyra Queles es abogado por la Universidad de La Plata y especialista en derecho ambiental por la UBA: “Hay mucha legislación de protección ambiental que es buena pero no se aplica y eso es responsabilidad del Poder Ejecutivo. Se defiende más la propiedad privada que la propiedad del cuerpo atacado por sustancias comprobadamente peligrosas”. 

Volver al futuro

En Lobos existen diversas experiencias que muestran que es posible otra manera de producir, sin venenos. Damián Lencina y Paula Rabinovich son biólogos, productores agrícolas y pareja. Debajo de la campera de Paula se nota que pronto serán tres. “Agroecología, permacultura y sobre todo ganadería regenerativa es lo que hacemos, buscando otras formas de habitar y producir, logrando un impacto positivo en el ambiente, introduciendo más carbono en el suelo”, explica Damián. “Hoy los alimentos cada vez tienen menos nutrientes por los suelos desgastados”, sigue Paula. “Es muy distinto fomentar la vida, la biodiversidad, al discurso de quemar y matar la naturaleza. La plaga es una respuesta de la naturaleza buscando un equilibrio; frente a un mal manejo”.

Ambos forman parte del colectivo por la agroecología y la soberanía alimentaria  Coplasa, al igual que Nicolás Olalla, que hace viveros y jardines agroecológicos. Su diagnóstico: “Los campos están como drogados y tienen que empezar una rehabilitación hacia la agroecología. En un primer momento no va a tener alta rentabilidad porque los suelos están castigados y dependientes de los tóxicos, pero luego la vida se recupera y los suelos se curan y enriquecen”. Presagia el futuro de Lobos con una metáfora: “Nos veo reflejados en el yuyo del campo pelado, que resiste el veneno que le tiran. Se fortalece y vuelve a florecer, sigue vivo, igual que las comunidades”. 

Como síntoma de lo que está brotando en Lobos, comenzaron a organizarse las asambleas vecinales informativas. En la primera reunión, con MU como testigo, una vecina levanta la mano: “Recuerdo que hace unos años había un médico que ya denunciaba todo esto y pedía estudios”. 

Otra mujer, con su hijita en brazos, toma la palabra: “Era mi papá, Atilio Sgro”. Marisol Sgro luego cuenta a MU, cerrando esta nota y abriendo caminos: “Siento lo mismo que hubiera sentido mi papá. El dolor y la bronca de corroborar que la impericia y negligencia de unas cuantas personas dejan secuelas tan terribles en las personas, en las comunidades. Hace mucho se venía pidiendo una comisión a nivel municipal. Indigna la hipocresía de leer que recién ahora van a empezar a ocuparse. Pero su vez, siento alegría porque hay lugar para la esperanza. Creo que mi papá se fue dejando un proyecto. Hoy otras personas lo retoman. Confío en toda esta gente que empuja por la vida. El dicho popular dice que yerba mala nunca muere. Yo creo que es al revés. Que una buena semilla crece contra todo pronóstico. Y esta verdad es esa semilla. Y va a ver la luz”.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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