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Aislamiento y violencia machista, parte I. En la justicia: cuarentena violenta

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En lo que va del año, al menos 102 mujeres y personas trans fueron asesinadas. La mayoría de ellas, por sus parejas. Acá la primera parte del especial Aislamiento y violencia: la radiografía de la justicia.

Aislamiento y violencia machista, parte I. En la justicia: cuarentena violenta
Ilustración: Magalí Araya Villalba.

Por lavaca.org y Lucrecia Raimondi

3 de abril. Maira Alejandra Sarmiento, 22 años, es asesinada a puñaladas delante de sus hijos por su ex pareja Luis Edmundo Martínez, 55 años, en Villa Mariano Moreno, Tucumán. Venía escapando de su agresor desde hacía meses. Encontró refugio en la casa de Cecilia, su cuñada y amiga, en el barrio Las Talitas al norte de San Miguel de Tucumán. No buscaba aislamiento por la pandemia de coronavirus: escapaba de la violencia.

En una llamada que Alejandra grabó, él le anunció que la quería a matar. Ella le dijo que no lo amaba, que no quería saber nada con él, que pensara en las hijas, que la deje tranquila. Pero Martínez insistía: “Yo te voy a matar porque yo te amo. Te voy a matar y me mato con vos”, le dijo por teléfono. Alejandra fue con el audio a la comisaría de El Colmenar para hacer la denuncia. La periodista tucumana Mariana Romero reconstruyó en su cuenta de Twitter la desidia: “Con el audio, se fue a la comisaría de El Colmenar. Le dijeron que le correspondía la comisaría de Villa Mariano Moreno, así que se fue para allá. Cuando llegó, le dijeron que le correspondía la comisaría de El Colmenar. Volvió. Le dijeron que le correspondía la de la Villa. Se hartó. Hizo que le tomen la denuncia y, cuando ella la fue a firmar, se dio cuenta de que no habían puesto el nombre del agresor. «Pucha se me pasó», cuenta su amiga Cecilia que les dijo el oficial, así que la tuvo que imprimir de nuevo. No quisieron escuchar los audios. Le dijeron que ahora tenía que ir a lo que llamamos la Comisaría de la Mujer. Pero, cuenta Cecilia, casi no había personal y le dijeron que cuando terminara la cuarentena la iban a hacer que haga «tratamiento psicológico». Alejandra les dijo que más que tratamiento psicológico lo que necesitaba era custodia, pero le respondieron que eso lo tenía que ordenar «tribunales».

En los 5 días que le quedaban de vida, ella nunca supo si su causa llegó a Tribunales. La mañana del 3 de abril Martínez quebró el aislamiento obligatorio por coronavirus, volvió a Las Talitas y esperó a que Cecilia abriera el portón de su casa para entrar la moto. El femicida la empujó y entró a la vivienda. Sacó a Alejandra de los pelos a la vereda, la arrinconó y la golpeó. La arrastró 20 metros y la hirió con una cuchilla de carnicero. Cecilia pidió ayuda a los gritos, solo una vecina se acercó. Lo apartaron de un golpe en la cabeza con un ladrillo. Pero se incorporó y volvió buscar a Alejandra para darle una puñalada en el pecho. Martínez fue detenido por un vecino policía que procedió después del ataque, con Alejandra muy mal herida. Murió en la vereda, a la vista de su hija de 5 años que salió de la casa y se horrorizó por encontrar a su madre desangrándose. La fiscal Adriana Giannoni imputó a Martínez por femicidio. Dos niñas pequeñas quedaron huérfanas.

El caso de Alejandra Sarmiento muestra las fisuras de un Estado que no sabe cómo actuar para proteger a una mujer en situación de violencia. Como le pasó también a Fátima Acevedo en Paraná, que denunció y las medidas que tomó el Estado no fueron suficientes para prevenir el asesinato en manos de su ex pareja. Las últimas estadísticas de la Defensoría del Pueblo de la Nación informaron que el 87 por ciento de los femicidios que se registraron en 2019 se cometieron en el hogar.

Fuerza mayor

La cuarentena agregó así un saldo sangriento de lo que va del 2020: 102 los femicidios y travesticidios confirmados: 87 mujeres y niñas, 3 asesinatos a travestis y otras 12 de esta comunidad LGBTTI fallecidas por el abandono del Estado.

Entre el 1 de marzo y el 7 de abril fueron halladas 29 mujeres y niñas víctimas de femicidio, según el relevamiento de organizaciones sociales y ONG a partir de noticias en los medios de comunicación o publicaciones en redes sociales. En los casos de travesticidios se suma otra dificultad: los medios de comunicación muchas veces no respetan sus identidades, además de que no todos salen publicados en las noticias, lo cual hace más difícil poder reconstruir la radiografía de la situación. El número al que llegó lavaca es a partir de un trabajo territorial de consulta a la comunidad trans que entiende la baja expectativa de vida como un travesticidio social. No hay datos oficiales actuales de estos crímenes.

Desde el 20 de marzo que empezó el aislamiento obligatorio por coronavirus fueron encontradas o asesinadas casi la mitad: 17 mujeres y niñas muertas por la violencia machista. De esos hallazgos, 13 mujeres y niñas fueron asesinadas durante el período de aislamiento. Algunas convivían con su agresor, otras fueron atacadas porque sus femicidas violaron la medida preventiva. Mientras lees esta nota la espantosa lista de femicidios y travesticidios posiblemente aumente.

“Esta cuarentena obliga a muchas mujeres a estar en sus casas junto a los agresores”, dice María Inés Benítez, del Movimiento de Mujeres y Diversidad de Mar del Plata y Batán y de la Campaña Nacional Todas Somos Lucía, y explica que cada organización difundió el teléfono de alguna de sus integrantes a quien poder llamar para tener asesoramiento o acompañamiento en situaciones de violencia. María Inés es una de las que recibe llamados: en un solo día fueron tres las mujeres que se comunicaron con ella, y cuenta que en uno de los casos tuvieron que conseguir que intervenga un móvil policial. Resume así la emergencia: “Es preocupante. Más allá de que las organizaciones tratemos de suplir, los casos han aumentado muchísimo”. Fuentes judiciales revelaron a MU que los delitos contra la propiedad son prácticamente nulos. Mientras tanto, que las denuncias telefónicas por violencia machista se mantuvieron igual o aumentaron. En la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires se detectaron un incremento en los casos: de 1 o 2 por día a 4 o 5 por día desde el 20 de marzo, fecha de inicio de la medida sanitaria. Otra de las fuentes judiciales agregó que considera que las medidas de protección que se están otorgando en este contexto se vuelven “endebles”.

A dieciséis días de que el Poder Ejecutivo Nacional decretase el aislamiento social, preventivo y obligatorio para toda la población con sus excepciones, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad dispuso en la Resolución 15/2020 que las salidas con fines de realizar las pertinentes denuncias por violencia serían permitidas para las mujeres y la comunidad LGBTTI. Ese mismo día se conoció la noticia de que el hombre que había acompañado a su cuñada a hacer una denuncia por violencia fue procesado por violar la cuarentena.

La única política pública nacional impulsada por este Ministerio en el período de aislamiento fue la iniciativa “barbijos rojos” que recibió duras críticas por no tener en cuenta que las mujeres quedaban expuestas frente a sus agresores y que las farmacias, además de no adherirse todas las federaciones que las nuclean dejando afuera a siete provincias y casi la mitad de los establecimiento de Capital, tampoco están capacitadas ni tienen la obligación de contener las demandas de auxilio. Sin contar que en muchísimos barrios a lo largo y ancho del país no hay farmacias cercanas.

Según Agustina Ciarletta, directora del espacio de la Mujer en la Legislatura porteña, el número de llamadas a la Línea 144 en la Ciudad se duplicó desde el inicio del aislamiento y explicó que el 43% son llamados de familiares y amigos de las víctimas. Cabe aclarar que las operadoras de esta línea no reciben denuncias, sino que brinda información, contención y asesoramiento a las personas que llaman. Pero frente a la situación actual de urgencia, la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, anunció hoy frente a la cámara de Diputados que en coordinación con el Ministerio de Mujeres y Géneros acordaron que todos los llamados recibidos por la línea 144 den aviso al 911 para atender las situaciones de emergencia. Además, el Ministerio de Justicia y el Ministerio Público Fiscal firmaron el lunes un convenio de cooperación para agilizar las medidas de protección judiciales en período de aislamiento. También la ministra de Justicia, Marcela Losardo, anunció que reforzaron con un número de WhatsApp la Línea 137 de atención a víctimas de violencia familiar, que envía personal judicial para socorrer a las mujeres que llaman y las derivan a la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) para que hagan la denuncia penal.

La OVD, que depende de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, está abierta las 24 horas los siete días de la semana y recibe todas las consultas de manera presencial, pero ahora atiende con una guardia reducida. El promedio habitual de denuncias que llegan a completarse -el tiempo de espera suelen ser de varias horas y muchas se van sin hacer la denuncia- es de un mínimo de 40 y un máximo de 52 casos por día; estiman que aumentarán cuando pase la emergencia sanitaria.

Durante el aislamiento obligatorio la atención es con un personal reducido y el tiempo de la entrevista que solía ser de una hora y media o dos, en cuarentena es menor. Analía Monferrer, directora de la OVD, informó a MU que del 20 de marzo al mediodía de hoy registran que recibieron un total 91 casos. Durante el aislamiento obligatorio tuvieron su pico de atenciones el 2 de abril con 11 casos. De las mujeres que se acercaron a la OVD durante el aislamiento, 36 conviven con sus agresores y en otros casos que no convivían el agresor violó la cuarentena y la restricción emitida por el juzgado de familia; todavía les resta analizar la situación de 15 casos. Monferrer atribuye la disminución de consultas al contexto de aislamiento obligatorio, y a la dificultad de circulación, pese al decreto ministerial.

La excepción fue la Provincia, que tiene la mayor densidad demográfica de todo el país. Allí se registró la mayor cantidad de femicidios. Mediante el Decreto 178/2020 publicado el 31 de marzo en el Boletín Oficial de la Provincia de Buenos Aires se otorga al Ministerio de las Mujeres, Políticas de Géneros y Diversidad Sexual provincial la facultad para otorgar un subsidio que permita dar asistencia inmediata y acompañamiento a quienes estén en situación de violencia machista. El Fondo permanente especial de ayuda en la emergencia está destinado a afrontar gastos urgentes, de asistencia económica inmediata y en el lugar de los hechos, a las propias víctimas, sus familiares o las personas que acompañen la situación de crisis y emergencia.

“La pandemia nos colocó en un cono de excepcionalidad que transformó toda nuestra vida –dijo a MU Estela Díaz, a cargo de esa cartera- Veníamos planteando la estructuración de todo el Ministerio, los mecanismos para que esa transversalidad sea posible con municipios, organismos del Estado, con mesa interpoderes, y todo esto se puso ahora en función de la atención de la violencia. Es un subsidio que ayuda para la salida de la emergencia. Estamos impulsando el proceso, trabajando con el Banco de la Provincia de Buenos Aires. Ayuda a la salida de esas situaciones, cuando necesitas irte, cuando tenes gastos porque saliste de tu casa, favorece la respuesta y se rinde por parte de los Municipios o mesas locales de manera muy simple, explicando el caso. Está pensado para casos urgentes”. El contexto en que se implementó la medida: “Estamos restableciendo las líneas de atención y estalla la cantidad de llamados en estos días”.

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La tesis del gran bonete

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¿Cómo informar sobre femicidios? ¿Quién sabe cómo hacerlo? Una polémica tesis promocionada por Rita Segato desliza la responsabilidad del Estado a los medios, en momentos en los que el gobierno pretende derogar la figura legal de femicidio. Las falacias y generalizaciones que construyen una orden de silencio. 

Por Claudia Acuña

Las periodistas somos responsables de los femicidios. Mientras tipeo esta frase me invade un sentimiento que solo explica el clásico «no sé si reírme o llorar”.  Desde que la escuché pòr primera vez en el año 2020, de boca del entonces gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, hasta ahora, que la repite una integrante del movimiento transfeminista del Valle de Punilla, en Córdoba, han pasado varios años, pero aquella primera vez y esta última tienen un contexto en común: esas provincias habían sufrido en poco tiempo una serie de femicidios que sembraron protestas sociales importantes. En el caso de Jujuy, estaban todas sus rutas cortadas con adolescentes que sostenían cartulinas escritas a mano exigiendo justicia, mientras las fuerzas de seguridad disparaban gases para dispersarlas. En esta ocasión, en Punilla la movilización también fue masiva.

Lo que cambió, y no es poco, es otro contexto: en estos momentos el Estado argentino intenta imponer la derogación de la figura jurídica de femicidio.

Otro cambio: el ex gobernador Morales, por entonces interesado en que no se difundan las protestas –que por cierto fueron las primeras que azotaron su gobierno– citó a Rita Segato como autora de la tesis que responsabiliza a los medios de comunicación de sembrar femicidios, ya que al informar sobre ellos los contagiaba. En plena pandemia de coronavirus esa palabra significaba meter el dedo en una herida social. Investigué entonces de qué galera había sacado Morales ese argumento: había escuchado a Segato en una capacitación que la académica le dio a su gabinete, por zoom y en el marco de un programa financiado por ONU Mujeres. Cuatro años después ya tenemos un libro que lo justifica, con prólogo de Segato y suscripto por su alumna, la brasileña Daniela Gontijo. Tuve la oportunidad de conocerla en La Paz, Bolivia, cuando intenté conversar con ella sobre su tesis. Le pregunté si sabía que la Organización Mundial de la Salud había comunicado su autocrítica por solicitar a los medios que no informen sobre suicidios, un argumento que en su tesis es basal para extenderlo a los femicidios. Sigo esperando su respuesta.

La principal diferencia, sin embargo, es que ahora esa frase es repetida por una comunicadora y activista que ha participado de la organización de la protesta en el Valle de Punilla. Está preocupada, angustiada diría, por su rol. Y lo que es peor, insegura. Es ella, entonces, quien motiva esta nota, que escribo con hartazgo.

Las raíces de la información

¿Cómo se informa “bien” un femicidio? ¿De eso se trata este debate? No. Y por varios motivos. El primero es el primero: el término femicidio tiene una larga y dolorosa historia política y social. Resumo: la palabra encuentra sus orígenes en la expresión feminicide, “desarrollada inicialmente en el área de los estudios de género y la sociología por Diana Rusell y Jane Caputi a principios de la década de los 90 (…) concepto que surge con una intención política: desvelar el sustrato sexista o misógino de estos crímenes que permanece oculto cuando se hace referencia a ellos a través de palabras neutras como homicidio o asesinato” (Toledo 2009: pp23-24).

Tal como advirtió la antropóloga Marcela Lagarde al aplicarlo a la situación desesperada de Ciudad de Juárez, México, “femicidio no es solo una palabra: es toda una teoría”. ¿Qué teoría sostiene la palabra femicidio? La responsabilidad del Estado en estos crímenes. Explica Lagarde: “Son crímenes que no responden a una problemática derivada de la mal llamada violencia doméstica o intrafamiliar, sino que es parte de una problemática mucho más grave y compleja. La conexión entre el género y la clase social en los femicidios de Ciudad Juárez es clara: sus torturadores y asesinos actuaban porque querían y porque podían hacerlo, amparados por unas estructuras sociales y gubernamentales que propiciaban la impunidad de sus actos.” Esto decimos cuando decimos “femicidio”: lo sistémico de lo biográfico.

Esta concepción teórica y política aplicada a Ciudad de Juárez tuvo su consecuencia jurídica cuando el Estado de México fue condenado por la Corte Interamericana con el fallo conocido como Campo Algodonero. De ahí derivan todas y cada una de las herramientas legales que cada país latinoamericano fue obligado a adoptar para prevenir, erradicar y hacer justicia por la violencia que sufrimos mujeres, travestis, trans y diversidades sexuales.

¿Cómo señalar entonces en cada femicidio la responsabilidad estatal que lo propicia? De eso se trata este debate. La respuesta, digámoslo rápido y fácil, es el territorio.

Como marco teórico a esta territorialización de la información sobre la violencia femicida propongo leer Capitalismo Gore, de Sayak Valencia, escritora, filósofa y artista performática mexicana. Es su tesis doctoral de la Universidad Complutense de Madrid y, por eso mismo, es interesante conocer su origen porque leída hoy resuena como una respuesta contundente a esta otra tesis: “Originalmente la iba a hacer sobre epistemología feminista. Para mí era muy importante revisar cómo se producen ciertos grados de verdad o ciertas ficciones políticas que encumbran el conocimiento como algo que parece incuestionable si está mediado por el sello cientificista”. En eso estaba, entonces, cuando en un alto en sus estudios viajó a visitar a su familia a su Tijuana natal y en el camino que la llevaba del aeropuerto a su casa vio desde el auto y a la vera de la autopista un cadáver descuartizado. Así decidió cambiar el tema de su tesis y así nació un término –Capitalimo Gore– para  denominar aquello que la había sacudido: “el capitalismo gore sería la forma material de explotación que va atravesada de colonialismo, machismo, sexismo, crimen organizado, y corrupción”, sintetiza en una entrevista que le realizaron diez años después de la primera publicación.

Dirá también en esa entrevista Sayak Valencia: “El pensamiento es siempre contextual y si tratamos de hacer universalizaciones tajantes de ese pensamiento ya estaremos cayendo en una tentación solipsista, al considerar que tenemos las verdades absolutas sobre fenómenos que no serían explicables de manera sencilla en primera instancia. La necropolítica, la biopolítica y el uso de la violencia se dan de manera contextual porque su intensidad depende de los países, las condiciones económicas, lo gubernamental, lo social, lo cultural, en suma, dependiendo de la regionalización del mundo. No es igual de explícita la violencia racista contra ciertas poblaciones en territorios indígenas en México y la violencia racista que se da en Estados Unidos contra la población afro, que otro tipo de violencias como el negar servicios de salud a las poblaciones trans o a crear condiciones hostiles que provocan violencia y que terminan en una especie de necroadministración, o como dice Ariadna Estévez, en una administración del sufrimiento para que ciertas poblaciones sean dejadas de lado y mueran en ese apartamiento de lo social”. Esta última frase resuena especialmente en la actualidad y en la lucha de cada miércoles de las y los jubilados.

Reitera Sayak: “Creo que hay que seguir pensando lo biopolítico y lo necropolítico de manera contextual”.

¿Cuál es entonces el contexto en el que debemos fijar la atención ante cada femicidio y, mucho más, ante su reiteración producida en pocos días? El territorio. En el Jujuy gobernado por Gerardo Morales, en el Valle de Punilla azotado por la sistemática impunidad de los femicidios que allí se padecen, en las tramas de complicidad policial y judicial que han sembrado el terreno propicio para que la mimesis suceda, una y otra vez, sin sanción, ni contención ni reparación, que es finalmente aquello que expresa el grito de justicia que sin descanso nos hace oír el movimiento transfeminista organizado que también habita esas tierras, porque ya sabemos: donde hay criminalidad organizada en este país también hay resistencia.

En estos contextos, las órdenes de silencio no solo son peligrosas: suenan cómplices.

Emitirlas en nombre del saber es, además, perverso.

¿Quién sabe y quién no sabe informar sobre la violencia femicida? ¿De eso se trata este debate? No. Lo que tenemos que discutir es quién tiene autoridad sobre el saber. Y el saber es saber hacer resistencia a estas violencias.

¿Cuáles son las fuentes de información adecuadas, especialmente en tiempos en los que el poder se vuelve opaco e inaccesible? La narcocriminalidad ha impuesto esa barrera a la verdad del poder. Su privilegiada posición de economía “en negro” e “informal” ni siquiera nos permite conocer las cifras con las que maneja el mundo, en general, desde cada territorio en particular, pero sí alcanza para reconocer que aquello que llamamos ultraderecha tiene entre sus patrocinadores estos oscuros capitales que la promueven. ¿Hay entonces una relación entre la motosierra que destroza los pocos programas de contención de víctimas de violencia, la iniciativa de la administración Milei de erradicar la figura jurídica de femicidio y la manifiesta violencia misógina de la narcocriminalidad? Es pregunta.

También sabemos que eso que llamamos Academia, aquí en Latinoamérica, no ha producido investigaciones, estudios y publicaciones que relacionen la violencia femicida con el crecimiento de la narcocriminalidad, que en los territorios siempre tiene la forma de narcomenudeo porque esa es la lógica de gestión del negocio. Sí ha producido, y lo sigue haciendo, mucho análisis sobre los medios de comunicación que, en tiempos de redes virtuales, agigantan el rol de los formatos clásicos, en una operación que produce una restauración por repetición de marcos desactualizados –descontextualizando alcances de tiradas y audiencias, por ejemplo– y, a la vez, deslizan el eje del debate central: del Estado hacia los medios.

Ante cada femicidio hablemos del Estado. Narremos por ejemplo, el marco social-económico que afectó a víctimas y victimarios, nombremos los crímenes impunes sucedidos en ese territorio, los antecedentes de los fiscales encargados de investigar esos femicidios, los servicios y programas desmantelados en esa zona para prevenir y contener violencias, los funcionarios denunciados por violencia sexual, la cantidad de denuncias realizadas y cómo fueron atendidas, etcs y etcs.

Hablemos incluso de aquello que la política etiqueta como “inseguridad”, palabra detrás de la cual se esconden las tramas de complicidad policial-judicial (eso es el Estado) que alientan y sostienen las violencias.

Luego, si nos sobra tiempo, charlamos sobre el rol de los medios en la producción y reproducción de los femicidios.

Recién entonces, diré lo que puedo aportar al respecto, tras más de treinta años de informar, investigar y reflexionar sobre el tema y compilar información sobre casi 6.000 femicidios producidos en este país:

  1. Cuando era editora del principal diario de la Argentina recibí la recomendación de la Organización Mundial de la Salud sobre el peligro de informar sobre casos de suicidios, ya que provocaban contagio: resumo así la larga instrucción que señalaba ese peligro. En aquel momento el director del diario era Roberto Guareschi y encontré en él un aliado para imponer esa orden de silencio. Me pareció adecuada. Creí ser responsable de aplicarla y controlar que se lleve adelante, no solo en ese diario: enseñé a mis estudiantes a no informar. Cuando veinte años después leí la autocrítica de la OMS, admitiendo el contundente fracaso de esa restricción, aprendí la lección: en el periodismo el silencio nunca es opción. Tampoco lo es para una víctima de violencia.
  2. Cuando vi la tapa de un diario de México con la foto a toda página de una mujer colgada de un árbol, con la cabeza encapuchada, desnuda y con la leche maternal emanando todavía de su cuerpo destrozado comprendí aquello que escribió Sayek Valencia sobre la espectacularidad de la violencia: los medios completaban el trabajo de los sicarios. Ellos mataban a una mujer, los medios amenazaban a todo el resto. Estamos en Argentina, muy lejos de esa horrorosa maquinaria mediática de reproducción de la violencia. Estamos, además, en un oficio de periodistas profesionales, organizadas, formadas, muchas de ellas orgullosamente feministas y en gran parte, abrazadas a los movimientos sociales que las sostienen más que los medios donde trabajan en condiciones precarizadas, injustas, brutales. Ellas no lo son. Y es todo un esfuerzo no dejarse impregnar por la decadencia de la producción de noticias que hoy padecemos.
  3. Por último, hago mía las palabras de Helen Álvarez, la periodista boliviana integrante de Mujeres Creando, cuando en una mesa de debate con la autora de la Tesis del Gran Bonete, refutó: “No pienso dedicar un minuto de mi vida a discutir cómo mejorar medios comerciales, porque puede que logres que se escriba allí sobre un femicidio tal como pretendes que está bien, pero cuando das vuelta la página te vas a encontrar con un reportaje al jugador de fútbol que hizo el gol de la semana, sin mencionar que fue acusado de violación la anterior, y en la sección Economía, la noticia del ministro anunciando recortes de los programas sociales”. Como siempre, hay que contextualizar la frase: Helen fue la editora de la sección Economía del principal diario de Bolivia y es la mamá de Andrea, víctima de femicidio. Helen sabe.
  4. Por último, una noticia que nos da una pista sobre por dónde ir: en qué anda Sayek Valencia ahora. “Actualmente me encuentro investigando algo que denomino política post mortem, que son los agenciamientos prácticos que vienen de las personas que han sobrevivido a acontecimientos traumáticos y violentos. Es decir, son las prácticas, agenciamientos y acciones puestas en marcha por personas que han sufrido el asesinato, el femicidio o la desaparición de alguien que aman y que a partir de ese acontecimiento violento se han organizado para exigir justicia. Política post mortem sería esta forma de agenciamiento político que viene después de la masacre, después del trauma, después de la muerte de un ser querido, y que sigue luchando por esos muertos a través de las resistencias, de las búsquedas y de la dignificación del reclamo de justicia social”.
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Nota

57 femicidios en el año, infancias huérfanas cada dos días: Informe mensual del Observatorio Lucía Pérez

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Según datos del Observatorio de violencia patriarcal Lucía Pérez, hubo 26 femicidios durante febrero, contabilizando un total de 57 en los dos primeros meses del año. Estos crímenes dejan, a la vez, un saldo de 35 infancias huérfanas. Si bien existe una ley que obliga al Estado a brindarles una protección integral económica, de acompañamiento y de acceso a la salud, desde que asumió la actual gestión no se otorgó ninguna: la Ley Brisa no se cumple. Los otros indicadores de la violencia patriarcal de este 2025: 43 intentos de femicidio, 15 desaparecidas, 595 funcionarios denunciados.

El cuerpo de Carolina Ríos, 43 años, fue encontrado por una de sus diez hijas. Maite y Carolina, las mayores, le pidieron luego a la prensa que difundiera este mensaje : “Necesitamos ayuda para poder criar, vestir y mandar a nuestros hermanitos a la escuela. Hoy estamos destruidas, y hacemos todo lo posible para seguir adelante y no quebrarnos ante nuestros hermanos menores». 

Tres días antes asesinaban a Ailén Oggero, de 32 años, delante de sus hijos de 11  y 4 años. El mayor fue quien avisó del crimen a los vecinos. 

A Otilia Cubilla Jara, de 65 años, también la encontró asesinada su propio hijo. 

Estos son solo tres de los 26 femicidios y travesticidios que ocurrieron durante febrero. 

Una síntesis de la violencia que marca los dos primeros meses del año:

Toda la información sobre cada uno de estos casos está disponible en la web del Observatorio Lucía Pérez, el primero y único autogestionado y público.

Una herramienta de información, análisis, debate y acción creada por nuestra cooperativa. 

www.observatorioluciaperez.org

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Arte contra la impunidad femicida

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«Hoy, en el día del cumpleaños de nuestra hija, nos enteramos por los medios de una nueva injusticia. Es otra violencia institucional más que sufre nuestra familia y el tercer fallo que pretenden imponer a un mismo crimen: el femicidio. Hoy inauguramos El cuarto de Lucía, arte contra la violencia femicida. Durante mucho tiempo estuvimos preparando este momento. Queremos invitarlos a que nos acompañen. El camino de conseguir justicia es demasiado largo. Gracias por estar. Familia de Lucía Pérez».

Con ese comunicado Marta Montero y Guillermo Pérez, los padres de Lucía, respondieron desde Mar del Plata al fallo del Tribunal de Casación Penal que, el día en el que Lucia cumpliría 25 años, dieron a conocer (sin informar a la familia ni a sus abogados) su decisión de revocar el fallo por femicidio contra Matías Farias, dejándolo solo en el marco del abuso sexual.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

«Es el Estado narco cubriéndose» dijo Guillermo Pérez a lavaca. La referencia: los imputados son probadamente narcos que vendían droga a menores en la puerta de la escuela a la que concurría Lucía. Pero al anular el delito de femicidio, la pena de perpetua se reduce de manera drástica. Todo esto, debería pasar por la decisión final de la Corte provincial.

«Es una provocación para afectar a la familia, el día del cumpleaños de su hija» sostuvo Gustavo Melmann, el padre de otra joven asesinada, Natalia, hace 24 años.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Sobreponiéndose a la sorpresa, la familia inauguró en Mar del Plata El Cuarto de Lucía, visitado por cientos de personas que quisieron conocerlo, interiorizándose con la situación general de violencia contra las mujeres. «No nos van a hacer callar» dijo Marta.

Así, la noche del viernes se llenó de arte para reencontrar lo que Marta llamo «luz»: capacidad para recordar a Lucía y a miles de mujeres asesinadas, y seguir transitando todos los caminos contra la impunidad. Participaron 20 grupos de música y danza.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Marta diálogó con lavaca.

–¿Por qué se inaugura hoy la Casa de Lucía?
–Porque hoy es el día que nació hace 25 años; a esta hora estaba con contracciones; ella nació a las 20. Fue tan lindo como padres; teníamos a Matías y tener una hija fue re lindo. Por eso hoy estamos festejando la luz, que es ella; la luz en la cual está ella. El festejo de hoy es la luz de Lucía.
Presentamos el cuarto de Lucía, donde vamos a trabajar desde todos los sentidos; todo lo que nos atraviesa como mujeres, como madres, como víctimas. El cuarto va a estar para eso. Se ha transformado en una obra de arte en donde trabajamos, hacemos los informes, donde ponemos el foco en lo mal que hace las cosas la Justicia.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

–Hoy recibieron justamente una noticia de la Justicia con una nueva medida de impunidad.
–Sí, como ya estamos acostumbrados, y es triste decir eso porque después de 8 años deberíamos tener una condena como corresponde, y no seguir luchando de esta manera.Se le pierde el respeto totalmente a la vida del ser humano que se ha ido y a las familias que quedamos. Pero seguiremos trabajando y no bajaremos los brazos. Hoy más que nunca este lugar debe ser de abrazo de amor, de contención por todo esto que nos pasa también.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

–¿Por qué creen que recibieron la noticia hoy?
–Porque la Justicia es perversa. Es tan grande la perversión que tienen, que también eligen con quién hacerlo. Porque también hay que acallar a estas víctimas, pero estas víctimas no se van a callar jamás. Jamás. Entonces, estoy segura que lo hacen para destruirnos, pero lejos de eso, estamos cada vez con más fortaleza, con más lucha y ayudándonos entre todos.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Guillermo Pérez agregó:

“En estos momentos tan crueles que estamos pasando no hay que dejar de hacer cosas humanas. Tenemos que hablar de las cosas que podemos hacer juntos”.

Marta: «Hay una industria judicial, donde te siguen haciendo ir para atrás, mientras la gente como nosotros tiene que seguir trabajando y pagando abogados, buscando justicia y que no haya impunidad. Por eso también es algo perverso lo que nos siguen haciendo».

El Cuarto de Lucía podrá ser visitado como parte de la actividad marplatense de la Campaña Somos Lucía, que incluye entre otras cosas, cursos, talleres, encuentros, y seminarios de capacitación a personal judicial.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

Arte contra la impunidad femicida

Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

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Fotos: Florencia Ferioli para lavaca.

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