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La película Las fiestas se estrena este 5 de enero en salas de todo el país. Con dirección de Ignacio Rogers (foto de portada) y las actuaciones de Cecilia Roth, Dolores Fonzi, Maitina De Marco, Daniel Hendler y Ezequiel Díaz, llega rodeada de gran expectativa como expresión de una nueva generación que apuesta por una mirada propia y por el contacto con una gran porción de público que sigue prefiriendo el cine argentino, tantas veces un espejo en el cual descifrarnos. Las fiestas cuenta una historia familiar surcada por los conflictos recurrentes, los afectos a veces sinuosos, y la fugacidad de esos momentos que con el tiempo se convertirán en las joyas de la memoria. Detalles de la trama, las voces y lo extraordinario del cine. Por María del Carmen Varela. (Foto de portada, Lina Etchesuri)

Cada familia es un mundo. Cada una ofrece material más que suficiente para escribir un libro de anécdotas, recuerdos y aventuras. O ¿por qué no? hacer una película.

La actriz Julieta Zylberberg y los actores Esteban Lamothe y Ezequiel Díaz se juntaron en 2010 durante poco más de tres meses con un objetivo tan abierto como concreto: “Hagamos algo”, cuenta Ezequiel, quien estaba recién llegado al país luego de vivir tres años en España. Tres personajes fueron diseñados a partir de la improvisación por parte de este trío creativo y al tiempo convocaron al actor, guionista y director Ignacio Rogers, amigo de Esteban y Julieta, director de El diablo blanco, su ópera prima estrenada en el Bafici, premiada en varios festivales internacionales. Su cortometraje Sábado uno ganó el premio a mejor cortometraje en el 12° Bafici. “Tuvimos un primer guión terminado más o menos en el 2014 –relata Ezequiel– y ahí ya estábamos para filmar. Por alguna cuestión no se pudo y ahí entró en boxes. Cuando conocimos a los productores se reactivó pero… pandemia, el tiempo es largo pero no fue tanto lo que tardamos en armar el guión”.

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Ezequiel Díaz, Daniel Hendler y el director Ignacio Rogers, tras esa magia que se sintetiza en palabras como luz, cámara y acción. (Foto: Lina Etchesuri).

Los personajes ligados por el vínculo de la hermandad, la figura de la madre que se alza para dar sabor a la trama y el condimento de la simpatía por las películas navideñas –especialmente de parte de Ezequiel– se  combinaron para dar forma a Las fiestas, película en la que es fácil identificarse con los vaivenes familiares, para bien y para mal ya que, como en casi todas las familias, es misión imposible eludir el conflicto.  

Madre hay una sola

María Paz, la madre, interpretada por Cecilia Roth, invita a sus tres hijos –Luz (Dolores Fonzi), Sergio (Daniel Hendler) y Mali (Ezequiel Díaz)– a pasar las fiestas en la quinta familiar luego de haber sufrido un infarto, con la promesa de que será un buen momento para estar juntxs y pasarla bien. Asegura haber cambiado y que las cosas  ya no serán como antes. Un tanto descreídxs, finalmente aceptan y lo que vemos en el film es ese período que transcurre en un escenario bucólico, tan distinto al de sus cotidianos, en el que no dejan de traslucirse los problemas que vienen arrastrando y la amenaza de dar un portazo para volver a la ciudad está latente en lxs tres personajes. “Muñeca”, interpretada por la actriz Maitina De Marco –madre en la vida real de Ignacio Rogers– es quien cuida la casa campestre y en algunas ocasiones descomprime las tensiones familiares con una secuencia de comentarios que, desde la candidez, provocan la sonrisa cómplice de quien observa la historia.

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Hendler, Cecilia Roth, Dolores Fonzi y Ezequiel en su rol de Mali. Lo que muestran y lo que ocultan las familias.

“Es un tema inagotable –afirma  Ignacio– sin embargo hay lugar para hacerlo de formas distintas, al infinito, es un tema que nunca se va a acabar”. Como espectadorxs no contamos con mucha información de cada unx de los personajes y este detalle la hace más atractiva. Cada palabra, cada actitud puede ser un indicio, si prestamos atención. Se respira un clima auténtico, las situaciones que vemos están revestidas de una simpleza que se agradece porque realidad y ficción se hacen amigas. Lo espontáneo, lo que no es premeditado para subrayar con el lápiz de “lo importante”, se tiñe al cabo de un tiempo con el barniz de lo inolvidable. Los mejores recuerdos suelen ser esos momentos random que quedaron atesorados en las ranuras de la memoria.

Ignacio: “Los personajes de los hermanos están transitando sin demasiada conciencia del peso de esos momentos, y María Paz es la única consciente de que todo lo que está sucediendo es una especie de gran despedida o construcción de un gran recuerdo. La película está en un presente, fue totalmente intencional esta idea de estar como espiando a una familia, fue intencional no explicar lo que pasó antes sino conocer a los personajes a través de ese presente que estás viendo”.

Suma Ezequiel: “Tiene que ver con la materia del recuerdo, la película es una acumulación de momentos que terminan siendo un recuerdo en común a toda la familia. Cuando hacés algo como artista siempre tenés la duda de si es muy críptico, si se va a entender o no, si dialoga con alguien más o si es solamente un capricho, cualquiera de las opciones está bien, pero en este caso puntual a mí personalmente me interesaba que hubiese un ida y vuelta y lo que vi es la materia del recuerdo, momentos familiares que te iban dejando una huella y creo que eso parte de algo muy verdadero, de hurgar mucho en el momento, en ese presente, ese mismísimo momento en que lo estábamos viviendo”.

El tablero, las extrovertidas y la trans

Las fiestas tiene, como coinciden Ignacio y Ezequiel, un “elenco soñado”. Ezequiel es muy amigo de Dolores Fonzi, “somos familia”, y le preguntó si quería interpretar el rol de Luz. Dolores conocía el proyecto y aceptó en un segundo. También es amigo de Cecilia Roth por haber hecho teatro juntxs, le hizo llegar el guión y también obtuvo un sí. Agrega Ignacio: “A quien menos conocíamos era a Dani (Hendler) pero a la vez el productor Ezequiel Borovinsky habia trabajado con él hacía poco y pensando en quién hacía de Sergio, rápidamente apareció”.

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Daniel Hendler. ¿Hay malos? ¿Hay buenos? (Foto: Lina Etchesuri).

Daniel conoció al niño Ignacio cuando fue a ver la obra de teatro del director Federico León, 1500 metros sobre el nivel de Jack –estrenada en el Teatro del Pueblo en 1999– y  quedó impactado por la historia y su actuación. De Las fiestas, le resultó interesante al leer el guión que se ponía el foco en “la verdad de los personajes y sus situaciones, todo escrito con seguridad y sin concesiones. Pero fue recién cuando vi la película montada que pude percibir la riqueza de la propuesta, el universo de esa familia contado desde una mirada tan íntima y genuina”.

Con respecto a los personajes, Hendler define: “No hay malos o buenos, cada uno hace lo que puede. Terminamos empatizando y entendiendo a cada uno, con sus fortalezas y sus contradicciones. Mi personaje es el más mediador, pero también el que más tapa sus angustias, y por eso se vuelve el catalizador de algunos estallidos. Hay cierta asfixia que provoca la madre en esa presencia omnipresente y a la vez etérea y huidiza; las hermanas, los personajes de Dolores y Ezequiel, tienen más facilidad para extrovertir sus conflictos, pero no por eso logran sacar la cabeza del agua”.

El personaje de Daniel parece ser el que analiza más causas y consecuencias, aunque también veremos cómo el hielo de la superficie se resquebraja y al menos algo comienza a fluir. “Si me pudiera encontrar con Sergio le diría que patee el tablero cuanto antes, que se vaya de viaje un tiempo”, refiere Daniel. “Al personaje lo trabajé en relación a los otros personajes, y a la mirada de los compañeros de elenco y del director. Un personaje no solamente debe definirse en relación a los otros si no que existe gracias a la mirada de los que lo rodean. No lo digo por una cuestión de espíritu comunitario sino porque es la única vía para crear un personaje, a través de una interacción que va más allá de nuestras ideas o ansias de composición. De lo contrario sería como si un grupo de músicos creara sus partituras en soledad y luego pretendiera sonar en conjunto; quizás una melodía se destacaría o resaltaría sobre el el resto, dando la impresión de que es la melodía central, pero eso provocaría que el resto desentone (es decir, que sobreactúe). Cuando nos parece que alguien sobreactúa, siempre tiene que ver con un desajuste grupal; nadie sobreactúa solo. Y en esta película, algo de lo que estoy seguro es que la familia suena bien en conjunto, y que tanto Ignacio, como coguionista y director, y  Ezequiel, como coguionista y coproductor,  estuvieron muy atentos a esa dinámica, para que logremos un microuniverso familiar particular”.

Mali, el personaje de Ezequiel, es una chica trans que trabaja como camarera en un bar, se olvida lo que le piden, se harta, renuncia, luego quiere volver. “Con los personajes trans y las historias gays –reflexiona Ezequiel– por  lo general hay una tragedia y siempre el tema central es esa identidad, todo gira en relación a quiénes son, sobre todo a su condición sexual. Me parecía un gran desafío meterme en esa piel y que fuese un momento más, normalizarlo, que no se detuviera ahí, no queríamos que girase en relación a su identidad de género”.

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Ezequiel Díaz, interpretando a una trans: «No todo gira en relación a la identidad de género». (Foto: Lina Etchesuri).

Lo extraordinario del cine

El ámbito cultural se recompone luego de la pandemia y el cine no es la excepción, junto con otras variables que hacen que cueste fortalecer la afluencia de público a las salas de cine. “A nivel público el cine venía bastante mal en términos de películas argentinas, la pandemia fue devastadora en ese sentido y en 2022 remontó. Estuvo Argentina, 1985 y también hubo otras películas más chicas que tuvieron buena cantidad de espectadores”, señala Ignacio.

Ezequiel: “La calidad es extraordinaria, se estuvieron estrenando películas argentinas muy buenas. Durante la pandemia hubo un fenómeno en cine.ar, se estrenaban películas y el primer fin de semana las veían cien mil personas, películas que en los cines las ven 400 personas. La gente quiere ver sus problemáticas y tambien parte de eso, creo yo, tiene que ver con empezar a ver nuevos actores, actrices, nuevxs directorxs, nuevas voces, nuevxs guionistas, que algo de esa ebullición también empiece a impregnar a la industria. En las plataformas las películas más vistas suelen ser las argentinas, sea de la calidad que sea, del mundo que sea, las funciones en los festivales del Bafici, en Mar del Plata, se agotan en dos segundos y eso es un síntoma”.

@echidiaz

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5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

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Pasaron cinco años del femicidio de Cecilia Basaldúa en Capilla del Monte. Tres años de un juicio que absolvió a un imputado sin pruebas. Cuatro fiscales, cuatro policías presos y numerosas movilizaciones, desde Buenos hasta Córdoba, para exigir la verdad, ese compromiso que aún es la certeza que falta.

Fotos y crónica de María Eugenia Morengo para cdmnoticias.com.ar

25 de abril. Cruz del Eje. El GPS calcula unos 2 kilómetros. La entrada a la ciudad está envuelta de un aire viscoso. Una avenida se extiende en silencio y después de atravesarla, la llegada a los Tribunales se convierte en un ritual: una reminiscencia de lo que fue, una promesa de lo que debe ser. El pedido por Verdad y Justicia, es una demanda que crece. Cada letra se ubica en el mismo lugar que ocuparon tres años atrás. Las escaleras de la justicia cruzdelejeña son de un cemento gastado. Raspan, duelen.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

¿Qué pasó en Capilla del Monte? El papá y la mamá de Cecilia, Daniel Basaldúa y Susana Reyes, están cargados de bolsas, llenas de carteles con el rostro de su hija, multiplicado. Son como una red que se estira a lo largo de esos 868 kilómetros que conectan a Buenos Aires con el noroeste de Córdoba. El camino recurrente que transitan para llegar a la verdad..

Sin previo aviso, adentro del edificio de Tribunales Daniel y Susana se anuncian. Quieren ver al todavía fiscal Nelson Lingua, quien aún está a cargo de la investigación de la causa, antes de que asuma como nueva fiscal, Sabrina Ardiles. Afuera todavía se respira la niebla. La espera alerta a los policías. Quieren saber si van a venir más personas.

      – Lo hacemos para cuidarlos –dice la mujer de uniforme.

Piden datos, intentan tomar nota de lo que es una rutina inventada.

–La policía a nosotros no nos cuida –reacciona Susana y en un intercambio sin sentido, se alejan.

Silvia Rivero es la prosecretaria de la fiscalía, se acerca afuera y los llama. El fiscal se hizo un lugar en la agenda del día viernes. Adentro, el reflejo del piso de tribunales es como un espejo que se extiende, entre mocasines, tacos, alpargatas y zapatillas.

La preocupación de la familia es evidente. El recibimiento del fiscal es cordial. Se explica ante los recientes cambios que pronostican para el mes de mayo a Sabrina Ardiles, como la persona que estará sentada en el mismo sillón inmenso de cuerina, desde donde ahora, les habla Lingua. La dra. Rivero, también explica, y confirma que nunca se dejó de investigar. La necesidad de la confianza es una tregua durante esa hora de reunión, los tecnicismos se suspenden y las palabras se abren en una cronología de datos, guardados en la memoria indeleble de Daniel Basaldúa.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La medida del tiempo de la causa, son las fojas de expedientes que se acumulan. La inspección judicial realizada en el mes de agosto del año 2024, por los posibles lugares donde Cecilia pudo haber estado en Capilla del Monte antes de su muerte, dejó en evidencia la dudosa hipótesis de la anterior fiscal de Instrucción de Cosquín, Paula Kelm, quien había asegurado que Cecilia había llegado por sus propios medios al lugar donde apareció sin vida. Mientras que en el transcurso de estos años, cada vez son más los policías que estuvieron en la búsqueda e investigación, presos por violencia de género:

Adrián Luquez, ex sub comisario, detenido por amenazas con armas de fuego a su pareja. Hoy en libertad, se fue a vivir a San Luis. Ariel Zárate, ex sub comisario de la Brigada de Investigaciones de la Departamental Punilla Norte –preso por violencia de género.  Diego Concha, ex director de Defensa Civil, encargado de la búsqueda –condenado a prisión perpetua por el crimen de Luana Ludueña y por la causa de violencia de género hacia su ex mujer, y Diego Bracamonte, ex comisario departamental, a cargo del operativo de la búsqueda –preso por violencia de género.

El tiempo de la justicia es una curva enredada, en apariencia, inofensiva. El tiempo de la justicia es el de las burocracias que definen su forma de proceder. El tiempo, es de una lentitud que lastima. Las letras se vuelven a guardar.

Son las cuatro de la tarde y el sol avanza en la siesta de Capilla del Monte. En la plaza San Martín, alrededor del Jardín de la Memoria, se arman los gacebos, se pone un aguayo, se llena de flores. Rojas, amarillas, lilas, celestes, el monte aún está florecido. Contrayerba, lavanda, romero, palo amarillo, incayuyo, ruda, los sahúmos se arman. Una compañera comienza a preparar el fuego.

Más lejos, sobre la calle Pueyrredón, en la puerta de la Secretaría de Turismo, la concentración crece. Llegan de todas las direcciones. Con tambores y repiques, con banderas y ofrendas. Una combi estaciona, descienden vecinos y vecinas que subieron en Córdoba y en distintas partes del Valle de Punilla.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

La batucada suena, es un comienzo en cuenta regresiva. La marcha avanza a contramano. Hay una indignación que toma el ritmo de los tambores, trepa en el repique y todo se hace canción. La calle techada de Capilla del Monte es un anfiteatro de barricadas. Los sonidos viajan a través de la mejor acústica para el reclamo: ¡Vecino, vecina, no sea indiferente nos matan a Cecilia en la cara de la gente. Cecilia presente!

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“Este es un día especial y este lugar es especial porque tiene mucho que ver con lo que le pasó a Cecilia”, comienza Daniel en la puerta de la comisaría de Capilla del Monte, “hay muchos policías involucrados en el caso. Ya lo hemos denunciado muchas veces, pero parece que no alcanza”, dice mirando a los uniformados que permanecen parados como  granaderos.

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Daniel les recuerda que durante el año pasado, la policía de Capilla debió haber realizado  notificaciones a tres personas para declarar en los Tribunales de Cruz del Eje, pero no lo hicieron. Las testimoniales pudieron efectivizarse, porque intervinieron los abogados de la querella, Daniela Pavón y Gerardo Battistón. En ese mismo reclamo, la abogada Pavón  se acerca y también hace pública la falta de atención institucional que hay para las víctimas de violencia de género en la localidad.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje
Susana, Daniel y Daniela Pavón

La familia de Ezequiel Castro, asesinado por la policía de Córdoba, se adelante y los abraza. Alguien grita que ahí mismo, en la comisaría, apareció ahorcado Jorgito Reyna, hace 12 años, atado con la manga de su campera a la reja de una ventana, pocos centímetros más alta que él. Que su causa, también sigue impune y que los golpes que tenía no fueron suficientes para demostrar  que lo habían torturado. Que a pesar de no bajar los brazos, las familias sienten que el duelo es un proceso tan profundo, como inacabado.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

Susana y Daniel permanecen frente a una multitud, observan hacia adelante y hacia atrás. Saben que la comisaría es señalar lo que siempre llega al mismo lugar: complicidad. “A las chicas les pedimos que no tengan miedo, que denuncien -acentúa Susana- que no se dejen asustar con los policías ni con nadie, nadie tiene derecho a venir a violentarnos”.

 El espacio público es un canal clave para recordar que los asesinos de Cecilia están libres, “y que muchos andan dando vueltas por acá”, dice Daniel y remarca que no dejarán de venir a Capilla del Monte, hasta que los responsables del femicidio de su hija, estén presos.

La llegada a la plaza San Martín es un círculo de candombe que la nombra. Hace cinco años que se insiste en las mismas palabras, como un tajo que se abre en el cemento, una cicatriz que se agranda en medio de la incertidumbre: ¿Qué pasó con Cecilia?

Tal es el encubrimiento que las responsabilidades se hacen obvias.

La ronda se acerca al altar. Es un asedio a la justicia que falta. Desde el micrófono se invita a dejar una ofrenda en memoria de Cecilia, a conjurar entre todas y todos ese momento, esa memoria. En el  centro de una plaza que se anochece, resuena una voz grabada -desde algún punto del Abya Yala- Lolita Chávez, lideresa maya de los pueblos K’iche de Guatemala, habla entre los yuyos que comienzan a perfumar lo que no se puede detener. Cada rama seca que se enciende se hace una intención, un pájaro que se dispara, restos del día que se van:

 “Hoy 25 de abril levantamos nuestra fuerza sagrada, y nuestro poder popular feminista. Reconociendo la memoria, la historia, el vientre en la sangre, de Cecilia Basaldúa. Ese femicidio no debe quedar en la impunidad (…). Con la fuerza de nuestras ancestras, con los fuegos sagrados que encendemos, levantamos nuestra expresión de indignación  y lo comunicamos a los cuatro puntos cardinales. Para que nunca más haya este tipo de violencias contra nuestras vidas”.

Las copleras y la poesía toman el escenario. Las y los músicos hacen de Cecilia esa canción y en el centro del caldero caliente, el humo abre el cielo: hay una memoria que se desprende y una vida que cambió de idioma.

5 años sin Cecilia Gisela Basaldúa: crónica desde Cruz del Eje

En medio del algarrobo que sostiene los carteles de Memoria, Verdad y Justicia, una placa de cerámica con el rostro de Cecilia, también observa. El día queda atrás y en el fondo de la noche, las palabras todavía están en suspenso, son un silencio que pronto dirá.


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Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

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Jubilados y jubiladas se movilizaron desde el Congreso de la Nación hasta Plaza de Mayo en una nueva jornada de reclamos y denuncia por los ingresos de pobreza que perciben y el fin de la moratoria previsional, cuya prórroga sigue durmiendo en Diputados. Como siempre, los carteles manuscritos fueron una forma de expresión y creatividad. En uno se leía: «Francisco está feliz. Jubilados haciendo lío!!!»

La marcha comenzó nuevamente con un operativo desproporcionado con las cuatro fuerzas federales -PFA, Gendarmería, Prefectura y PSA- que reprimió la protesta pacífica: la Comisión Provincial por la Memoria contabilizó una persona detenida y 13 heridos por efectos de los gases lacrimógenos, entre ellos jubilados y trabajadores de prensa.

Frente a la Rosada, realizaron un acto donde distintas agrupaciones de jubilados se manifestaron contra el acuerdo con el FMI y cantaron por la salud de Pablo Grillo.

«Hasta el próximo miércoles», saludaron los jubilados y jubiladas.

La próxima semana, la marcha contará con la participación de los gremios de la CGT como previa al Día del Trabajador y la Trabajadora del 1 de mayo.

Imágenes de la marcha a Plaza de Mayo: los jubilados siguen haciendo lío

Foto: Juan Valeiro para lavaca

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Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos

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Este 24 de marzo, a 49 años del golpe, la editorial lavaca publica Escritos sobrevivientes, un libro creado junto a un grupo de personas que estuvieron secuestradas y desaparecidas en distintos centros clandestinos de represión durante la última dictadura militar. Se presenta el próximo viernes 28, pero ya podés pasar a buscarlo por MU (Riobamba 143) desde hoy. En este texto, Claudia Acuña cuenta qué representa esta obra parida en colectivo y en medio de aires negacionistas.

Por Claudia Acuña

Este libro representa muchas cosas y todas y cada una nos parecen decisivas para estos tiempos desesperados.

Ni sé por dónde comenzar a enumerarlas, así que sin orden de importancia ni cronológico enumero algunas, aunque sin duda me faltarán otras que invito a que completen quienes lo lean.

Lo primero, para mí, es reconocer el valor social, político, histórico y ético que merecen las personas detenidas-desaparecidas por la dictadura cívico militar que azotó este país desde el 24 de marzo de 1976. No olvidamos esa fecha gracias a ellas, pero no siempre se las nombra con la relevancia que han tenido para construir verdad, justicia y memoria.

A algunas de ellas he tenido el honor de escucharlas y verlas testimoniar en los juicios de lesa humanidad, pero también en los diferentes procedimientos contra la impunidad que crearon y sostuvieron para que esos juicios sucedan.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Una y otra vez.

Hasta lograrlo.

Solo a una pude agradecerle con palabras y lágrimas el esfuerzo, el coraje y el legado que recibíamos por su esfuerzo, pero fundamentalmente por sus vidas consagradas a hacer posible lo imposible. Fue en la puerta de los tribunales de Comodoro Py, mientras los altoparlantes transmitían la primera condena a los genocidas responsables del centro de detención clandestino y de tortura que funcionaba en la Esma. Ahora, con este libro queremos extender esas gracias a cada una, a cada uno.

Sé, porque comprendí la lección que nos daban, que no puedo afirmar que lo hicieron solo ellas, ellos. Esa es otra de las cosas que representa este libro: el saberse parte – y reconocerlo siempre- de algo más grande, más importante y más trascendente no solo del yo, sino incluso del núcleo colectivo en el que nos organizamos, reflexionamos y tomamos fuerza para resistir. Nuestras fuerzas individuales y nuestras construcciones políticas suman, activan, empujan, pero alcanzan sus objetivos cuando sincronizan con la necesidad social, con la época y con la Historia. Tienen alas porque tienen raíces y mueven al mundo hacia lugares mejores porque se sabe más grande y más poderosa que lo que nos rodea.

Eso que aquí las y los autores definen como “subjetividad sobreviviente” nos advierte eso: somos nuestros cuerpos y la sombra que proyectan, lo que hacemos y lo que soñamos, nuestras obras y nuestra imaginación, nuestros saberes y nuestra intuición, pero también y además aquellos cuerpos, proyecciones, hechos, batallas ganadas y perdidas, que nos anteceden y desbordan para fortalecernos y sostenernos de pie. Aquello que ilumina la oscuridad es la memoria sensible: de eso se trata este libro, además.

Otra: el valor de las utopías. En los momentos más aterradores hemos gritado “Aparición con vida y castigo a los culpables”. Bueno: la noticia es que hemos tenido éxito y aquí están las personas que cuando pronunciábamos esas palabras mágicas no podíamos abrazar. Algunas de ellas son las que el tercer sábado de cada mes vimos ingresar a nuestra trinchera durante el largo y desalentador año 2024. Para nosotros ese taller de escritura significó una cita con la esperanza, cada vez. Y una comprobación: el futuro se construye con el hacer colectivo, cada vez.

Por último: este no es un libro de testimonios sobre el horror de la dictadura, sino su contracara o quizá, lo que se puede pensar después de cruzar el abismo de la impunidad.

Quizá.

Me falta todavía superar la alegría de haberlo logrado, de sostener con las manos esta pequeña utopía realizada en tiempos de saqueo de recursos simbólicos y materiales, en las cuales sólo proponerlo sonaba casi irresponsable, para poder encontrar las palabras certeras, que expresen lo que representa que personas empobrecidas y violentadas podamos hacer lo que querramos financiadas sólo por el deseo y la convicción, que siempre es política.

Quizá la palabra exacta sea una sola: Argentina.

La presentación

Escritos sobrevivientes y compila una serie de textos producidos en un taller de escritura que tuvo lugar en MU durante 2024. Estos relatos abordan historias marcadas por lo que el grupo denomina «subjetividad sobreviviente». El resultado es un conjunto de textos poéticos, políticos y filosóficos, de una potencia y belleza conmovedoras.

Participan: Rufino Almeida, Margarita Fátima Cruz, Graciela Daleo, Lucía Fariña, Mercedes Joloidovsky, Eduardo Lardies, Susana Leiracha, María Alicia Milia, Claudio Niro, Silvia Irene Saladino, Stella Maris Vallejos e Inés Vázquez.

Así lo resumen sus autoras y autores: «Un grupo de compañeras y compañeros, ex detenidos desaparecidos por el terrorismo de Estado, nos reunimos en un taller de escritura para crear textos enfocados en la subjetividad sobreviviente, mientras la voz del poder alimenta el negacionismo y la reiteración del sufrimiento popular por variados medios».

El libro se presentará el próximo viernes 28 de marzo a las 20 horas en Mu Trinchera Boutique, Riobamba 143.

Podés conseguirlo desde hoy, 24 de marzo, también en MU.

Escritos sobrevivientes: Un nuevo libro escrito por ex detenidos desaparecidos
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