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Bufones de la risastencia, el nuevo documental de Patricio Escobar

El director de ¿Qué democracia? y La crisis causó 2 nuevas muertes presenta un nuevo documental sobre personajes que hacen reír y pensar: los bufones. La raíz histórica de esta figura y las versiones actuales, de Argentina a Uruguay y Europa, reflejadas en testimonios y actuaciones. El sentido político de la risa, el contexto pandémico y una nueva definición: cine bufón.

La actuación del actor Mariano Fernández con su personaje “Microbio Bufonetta” le provocó al director de cine Patricio Escobar un malestar de origen no identificado. Ocurrió en la Usina de Barracas como espectador de una varieté. Una vez finalizada, le contó de su sensación a la actriz Malena Vieytes y ella argumentó: “Lo que pasa es que acabás de ver a un bufón”.
Patricio se ubicó mentalmente en la Edad Media y luego descubrió que el bufón es mucho más que el juglar con sombrero de picos y cascabeles en las puntas que provocaba la carcajada del rey. Un año más tarde, vio un show de la actriz Lucía Snitcofsky y recuperó el foco en la temática bufonesca. Junto a Carolina Fernández, su compañera de vida, productora y asistente de dirección, se reunieron con Lucía y Mariano para conocer más sobre el mundo de los bufones.
Comenzaba a nacer Bufones de la risastencia.
Cine bufón
La trayectoria fílmica de Escobar se inició con La crisis causó 2 nuevas muertes, en 2006, documental que reconstruye lo ocurrido en la masacre de Avellaneda y la manipulación mediática sobre los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Luego vinieron cinco películas más: Sonata en Si menor, Bienaventurados los mansos, ¿Qué democracia? y Antón Pirulero, todas disponibles online.
A diferencia de aquellos documentales, en Bufones de la risastencia Escobar se desmarca de la denuncia social directa y los términos clásicos de cómo podemos entender la política. ¿O no? Patricio: “No salimos del cine político, porque tiene mucho que ver justamente el bufón con la política; sí salimos un poco del periodismo político documental que veníamos haciendo, con historias densas. Me identifiqué con los bufones y me di cuenta de que las películas nuestras, sobre todo ¿Qué democracia? es una película bufonesca, que trata de despertar conciencias desde la ironía o desde el absurdo. Y un poco yo me sentí bufón en ese sentido: un bufón del cine».
Esta mirada se refleja además y recientemente en un cambio concreto: la productora Artó, de Escobar y Carolina ple sumó al pie del nombre el lema de Cine Bufón. En el documental están las pistas que indican qué significa esta aclaración.
¿Qué es un bufón? Como profesión aparece a partir del sigo XIV, explica Joaquim Elias, director de teatro y psicoterapeuta brasilero, entrevistado en el film. Elías fue alumno de Philippe Gaultier, quien a su vez fue alumno de Jacques Lecoq, bufones europeos históricos. Patricio: “Traté de que en la película se identifiquen los distintos tipos de bufones porque hoy en el siglo XXI solamente existe el bufón de teatro de acuerdo a la percepción de Lecoq. Bassi, por ejemplo, no viene de la parte teórica del teatro sino del circo, de la calle, hace otro tipo de bufón más relacionado con el bufón histórico”. Así se van diferenciando las distintas genealogías y linajes, hasta llegar al aquí y ahora que sigue revolucionando a la tradición.
Los entrevistados fueron elegidos con la asistencia de Lucía, docente de clown en La Usina de Barracas, estudiosa del tema y alumna de Marcelo Savignone, actor, dramaturgo, director de teatro y docente, quien en la película define al bufón «como el que habita la sombra y entiende la necesidad de hurgar en lo oscuro para sacarlo a la luz, aunque incomode».
A la vez, el coro de voces y personajes bufonescos se fue armando de boca en boca entre esos entrevistados: a Andrés del Bosque lo propuso la actriz Huilén Medina Senn, quien en el film encarna al personaje de Marga Peloso en la parte ficcional de la que también participa la actriz Malena Vieytes, verdaderas bufonas.
Para completar el registro Patricio viajó a España y a Uruguay. En el país vecino charló con Dada, actor, director y dramaturgo que habla sobre los bufones de pantano, locos y marginados; con Gastón Borges, director y autor que señala al bufón como “el que destapa la olla”; y con Mario Aguerre Ferrer, actor, director y pedagogo teatral, quien fue alumno de Jacques Lecoq, fundador de la Escuela Internacional de Teatro en París y gran influencia en el teatro contemporáneo. Lucía y Marcelo a su vez recomendaron a Leo Bassi, un actor italiano que vive en Madrid, donde tiene la «apilla del Paticano»: todos los domingos hace una misa bufonesca, ironizando especialmente sobre la relacíon iglesia-fascismo.
Y entre entrevistas, actuaciones, números y ficción, el documental logra reunir dos conceptos que parecen falsamente separados: la risa y la reflexión.

Risas-tencia
Desde la productora independiente de Escobar pudieron terminar de rodar la película el último domingo antes de que se iniciara la cuarentena estricta en marzo del año pasado, incluso sin haber recibido el subsidio completo del INCAA, siempre postergado. La intención era realizar el estreno en Carnaval de este año, “en la calle, con murga, titiriteros, con una feria», pero no se pudo dar. Por ahora se pasó en vivo en el festival de cine de Villa Corina, en un festival de Barracas y ahora, será presentada en el Galpón de Catalinas (Benito Pérez Galdós 93, La Boca) los sábados 10 y 17 de abril a las 20.30 horas: «Es el lugar ideal para estrenarla por lo que significa, por el trabajo comunitario que hacen”.
El documental fue gestado y filmado antes de la pandemia, pero refleja situaciones que tranquilamente podrían ser captadas por el lente en este momento. Ese carácter atemporal susurra que quizás los mismos problemas con diferente textura y aroma son los que nos asolan desde décadas y siguen emergiendo porque permanecen ahí, en la sombra, como los bufones. Que ahora ellos vengan a señalar, a destapar y a dar vuelta la tortilla parece ser entonces parte de lo que el mundo necesita: “El bufón se ríe del poder, le saca la máscara y te lo muestra desde otra perspectiva. La pandemia está llena de bufonadas” , afirma Patricio.
En un articulo publicado en diciembre de 2018, el dramaturgo , clown y doctor en Artes Escénicas chileno Andrés del Bosque escribió en este sentido: “La bufonería y la risa anuncian el mundo al revés. Hacen caer las falsas jerarquías y erosionan la tiranía de la realidad. El dogma neoliberal, proclama que no hay alternativa. Su santísima trinidad, crecimiento económico, libre comercio y globalización lleva adelante una cruzada sangrienta, que precisa ser resistida a través del Arte de la Risastencia”.
Nacía un término: risastencia. Sí, con «a». ¿Qué es? “El arte de resistir a través de la risa, para mantenerse con vida” responde el propio Andrés del Bosque en el documental. Patricio le pidió permiso para incluir esa palabra en el titulo de la película y la bautizó: “Bufones de la risastencia”.
Está científicamente comprobado: la risa es relajante y libera endorfinas. Puede descargar inocencia, sacarnos de un aprieto, alegrarnos el día y también puede ser una poderosa herramienta, una trinchera para resguardarnos de un mundo que nos arroja una balacera impiadosa. O una pandemia.
Hacer reír también puede ser un oficio, un mecanismo de defensa ante la hostilidad, una forma de resistencia o, mejor dicho, de risastencia.
Y entonces, cuando nos riamos de nosotres mismes, cuando desafiemos al poder con creatividad, cuando descubramos el óxido de las estructuras que necesitan ser derrumbadas sin perder el entusiasmo ni la risa –de contagio imparable- seremos portadores de la estrategia del bufón.

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83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
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La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
Entradas por Alternativa Teatral

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Relato salvaje guaraní: una perla en el teatro

Una actriz que cautiva. Una historia que desgarra. Música en vivo. La obra Perla Guaraní volvió de la gira en España al Teatro Polonia (Fitz Roy 1475, CABA) y sigue por dos domingos. El recomendado de lavaca esta semana.
Por María del Carmen Varela
La sala del teatro Polonia se tiñe de colores rojizos, impregnada de un aroma salvaje, de una combustión entre vegetación y madera, y alberga una historia que está a punto de brotar: Perla es parte de una naturaleza frondosa que nos cautivará durante un cuarto de hora con los matices de una vida con espinas que rasgan el relato y afloran a través de su voz.
La tonada y la crónica minuciosa nos ubican en un paisaje de influjo guaraní. Un machete le asegura defensa, aunque no parece necesitar protección. De movimientos rápidos y precisos, ajusta su instinto y en un instante captura el peligro que acecha entre las ramas. Sin perder ese sentido del humor mordaz que a veces nace de la fatalidad, nos mira, nos habla y nos deslumbra. Pregunta: “¿quién quiere comprar zapatos? Vos, reinita, que te veo la billetera abultada”. Los zapatos no se venden. ¿Qué le queda por vender? La música alegre del litoral, abrazo para sus penas.

La actriz y bailarina Gabriela Pastor moldeó este personaje y le pone cuerpo en el escenario. Nacida en Formosa, hija de maestrxs rurales, aprendió el idioma guaraní al escuchar a su madre y a su padre hablarlo con lxs alumnxs y también a través de sus abuelxs maternxs paraguayxs. “Paraguay tiene un encanto muy particular”, afirma ella. “El pueblo guaraní es guerrero, resistente y poderoso”.
El personaje de Perla apareció después de una experiencia frustrante: Gabriela fue convocada para participar en una película que iba a ser rodada en Paraguay y el director la excluyó por mensaje de whatsapp unos días antes de viajar a filmar. “Por suerte eso ya es anécdota. Gracias a ese dolor, a esa herida, escribí la obra. Me salvó y me sigue salvando”, cuenta orgullosa, ya que la obra viene girando desde hace años, pasando por teatros como Timbre 4 e incluyendo escala europea.
Las vivencias del territorio donde nació y creció, la lectura de los libros de Augusto Roa Bastos y la participación en el Laboratorio de creación I con el director, dramaturgo y docente Ricardo Bartis en el Teatro Nacional Cervantes en 2017 fueron algunos de los resortes que impulsaron Perla guaraní.
Acerca de la experiencia en el Laboratorio, Gabriela asegura que “fue un despliegue actoral enorme, una fuerza tan poderosa convocada en ese grupo de 35 actores y actrices en escena que terminó siendo La liebre y la tortuga” (una propuesta teatral presentada en el Centro de las Artes de la UNSAM). Los momentos fundantes de Perla aparecieron en ese Laboratorio. “Bartís nos pidió que pusiéramos en juego un material propio que nos prendiera fuego. Agarré un mapa viejo de América Latina y dos bolsas de zapatos, hice una pila y me subí encima: pronto estaba en ese territorio litoraleño, bajando por la ruta 11, describiendo ciudades y cantando fragmentos de canciones en guaraní”.
La obra en la que Gabriela se luce, que viene de España y también fue presentada en Asunción, está dirigida por Fabián Díaz, director, dramaturgo, actor y docente. Esta combinación de talentos más la participación del músico Juan Zuberman, quien con su guitarra aporta la cuota musical imprescindible para conectar con el territorio que propone la puesta, hacen de Perla guaraní una de las producciones más originales y destacadas de la escena actual.
Teatro Polonia, Fitz Roy 1475, CABA
Domingos 18 y 25 de mayo, 20 hs
Más info y entradas en @perlaguarani
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