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Testigo clave contra Etchecolatz: ¿Dónde está Julio López?

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Julio López, 76 años, está desaparecido desde el domingo 17 de septiembre. Su presencia era vital un día después, en el alegato contra el ex comisario Miguel Etchecolatz, por homicidios, torturas y desapariciones cometidas durante la dictadura. Adriana Calvo, integrante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, explica a lavaca la hipótesis de que López fue secuestrado por sectores de la Policía Bonaerense, mientras los involucrados en el juicio siguen sufriendo toda clase de intimidaciones.

Testigo clave contra Etchecolatz: ¿Dónde está Julio López?

López declarando en el juicio

«El ministro del Interior Aníbal Fernández nos recibió después de dos días de haber estado pidiendo una entrevista para hablar sobre el caso de Julio López, que está desaparecido desde el domingo 17. Es impresionante tanta inacción mientras nosotros seguimos con la misma hipótesis».
-¿Cuál es esa hipótesis?
-Que a Julio López lo secuestró la Policía Bonaerense. Y que siga secuestrado es una respuesta a la condena por genocidio contra Miguel Etchecolatz.
Adriana Calvo, integrante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos reconoce que le gustaría estar equivocada o ser víctima de un ataque de paranoia “que sería comprensible, no injustificada, teniendo en cuenta la historia”.
Pero Julio López, ex albañil y testigo clave en el juicio, sigue desaparecido. El ministro de Seguridad bonaerense León Arslanián reconoció a los miembros de la Asociación que no descarta la posibilidad del secuestro, y dio a entender que hay bolsones policiales que no logra controlar.
Y además, continúan las intimidaciones: durante la misma noche del jueves, mientras Adriana Calvo hablaba con lavaca, una reunión de la Asociación era grabada a través de váyase a saber qué micrófonos (¿los teléfonos celulares?) y transmitida por teléfono al marido de una de las participantes en dicho encuentro. “Las amenazas e intimidaciones han sido permanentes” informa Adriana, una meticulosa cronista de las prácticas del terrorismo de Estado que vivió en carne propia cuando fue secuestrada en 1977 y parió a su hija en un vehículo policial. Prácticas que presiente ahora resurgidas a partir de la desaparición de Julio López, 76 años.
El lunes 18 de septiembre Julio López debía presentarse en el juicio contra el ex comisario de la Policía Bonaerense en tiempos de la dictadura Miguel Etchecolatz, quien además ofició en la práctica como el segundo del recordado Ramón Camps, en una de las etapas más perversas y aberrantes de la represión ilegal.

El hombre que faltó a la cita
Testigo clave contra Etchecolatz: ¿Dónde está Julio López?Julio López fue uno de los tres querellantes en el juicio, además de testigo crucial, junto a Nilda Eloy y a la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos. Como los abogados no actuaban por poder (medida tomada para que ningún letrado hiciera algo fuera del deseo de su propio mandante) la presencia de los querellantes era indispensable para poder llevar adelante el alegato acusatorio. Si no iba alguno de los querellantes, el minucioso armado del alegato (dividido en seis partes) se desmoronaba. Julio nunca llegó a la sala. Su hijo Gustavo pasó a buscarlo y no lo encontró en su casa. No había rastros de violencia. Sus familiares comenzaron a desesperarse muy pronto. El juicio debía continuar. Los abogados de diversas organizaciones (Ceprodh, Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Fidela) reclamaron que el Tribunal permitiese el alegato completo, pese a la ausencia, cosa a la que se accedió tras algunas dilaciones. Etchecolatz finalmente fue condenado por genocidio por el Tribunal Oral número 1 integrado por los jueces Carlos Rozanski, Horacio Insaurralde y Norberto Lorenzo.
Nadie entendía qué había ocurrido con López. Guadalupe Godoy, una de las abogadas, afirmó que “pensábamos que ante la carga emotiva” de revivir hechos del pasado “López podría haber sufrido una situación emocional”.
Adriana agrega: “Queríamos pensar en un problema emocional, o miedo frente a que se acercaba la sentencia contra Etchecolatz, o que se perdiera. Pero no había ningún indicio en ese sentido. Al contrario. Se veía a Julio muy contento y orgulloso con su papel de querellante en el juicio. Pasan las horas, los días, y esa hipótesis se va perdiendo”. Adriana considera que si López hubiera sido víctima de un shock emocional hubiera ido a parar a una comisaría, un hospital, un neuropsiquiátrico o cualquier otro lugar, y lo hubieran encontrado “si realmente la bonaerense lo estuviera buscando”.

Relato de dos homicidios
Testigo clave contra Etchecolatz: ¿Dónde está Julio López?La participación de López en el juicio como víctima y testigo fue también crucial. Contó ante el Tribunal su pasado como colaborador de la organización guerrillera Montoneros, contó cómo había sido secuestrado y torturado por el propio Etchecolatz, y relató también lo que ocurrió con Patricia Dell’Orto y su esposo Ambrosio De Marco, en el Pozo de Arana (uno de los centros clandestinos de detención bonaerenses).
López explicó cómo los torturaron.
Informó que Patricia fue violada.
Describió que más tarde la joven pedía clemencia: “No me maten, quiero criar a mi nenita”.
Finalmente explicó que la callaron a balazos en la cabeza, lo mismo que a De Marco. Su testimonio dio por probados los homicidios.
Dice Adriana Calvo: “Julio estaba feliz de haber declarado, orgulloso. Además no había ningún indicio de que podía pasarle nada malo. Se lo veía bien, fuerte, sano, entero”. Ninguna pista que permita barruntar la hipótesis del “shock emocional”.

Celulares “pinchados”
Testigo clave contra Etchecolatz: ¿Dónde está Julio López?Calvo denuncia varios mensajes mafiosos durante todo el juicio. “Hubo amenazas a Chicha Mariani (fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo que se alejó de dicha asociación y creó la Asociación Anahí), hubo llamados pasando conversaciones grabadas de reuniones, cartas con amenazas escritas con letras recortadas de los diarios. Una de esas cartas decía: Si lo condenan a Etchecolatz volamos la cueva montonera”. Dejaron la carta en la casa de Chicha.
Una vecina descubrió además a un señor en bicicleta que se acercó al lugar donde está la llave de gas que da a la casa de la señora Mariani. Al rato se descubrió que la llave de paso había sido primero cerrada, y luego abierta nuevamente. “Con lo cual todos los aparatos sin válvula de seguridad, como calefones y algunas estufas, quedaban perdiendo gas. Y lo de las grabaciones de reuniones es permanente” informa Calvo.
Este mecanismo de pinchadura digitalizada ya fue denunciado por la propia Asociación, y por obreros de la ex Zanon de Neuquén, por tomar ejemplos variados del control que se intenta seguir ejerciendo sobre las organizaciones sociales, desde zonas del aparato estatal y de “inteligencia” (con perdón de la palabra). Esas mafias institucionales están íntimamente ligadas al poder político, como lo ha demostrado recientemente el caso de ex agente y actual legislador Juan J. Álvarez (quien casualmente fue secretario de Seguridad en la provincia a fines de los ’90 en la etapa anterior del actual ministro, León Arslanián, cuando el gobernador era Eduardo Duhalde).

Recompensa para convencer policías
Relata Adriana: “A otra compañera le hicieron un llamado el sábado pasado donde le pasaban gritos como si fuera una sesión de tortura. No había ningún mensaje, sólo los gritos”.
Este miércoles, antes de asistir a la reunión con León Arslanián hubo un llamado a Nilda Eloy de una mujer que decía que el cuerpo de Julio López lo iban a encontrar en Quilmes. “Se rastreó el llamado, después apareció un cadáver calcinado en Punta Lara con un tiro en el pecho. Desde la Dirección de Investigaciones llamaron al diario Hoy y dijeron que era el cadáver de López. Eso corrió como reguero de pólvora hasta que varias horas después nos dijeron que había 85% de posibilidades de que no fuera. Y el lugar donde apareció, que era donde aparecían los cuerpos baleados y calcinados en el 74 y 75” evoca Adriana.
Desde un comienzo la Asociación pidió que se publicara la foto de López y se transmitiera por televisión. “Tardaron días en hacerlo. Queremos que se hagan volantes con la foto de Julio, que se arrojen desde esos aviones que se usan en las campañas electorales” reclama Adriana, acaso para darle algún fin útil a dichos artefactos.
El ministro Arslanián ya subió la recompensa inicial de 60.000 a 200.000 pesos por cualquier dato valedero acerca de Julio López. Suele emplearse el mecanismo en búsqueda de lo que en la jerga policial se llama un “buchón”. Adriana: “Si quisieron subir la recompensa para convencer a algún policía de que colabore, no está mal, pero es una muestra palmaria de la falta de control que tiene el gobierno sobre la bonaerense”. La Secretaría de Derechos Humanos abrió un teléfono (0221 489 3960/6) por si alguien tiene algo que informar.
Las propias organizaciones de derechos humanos agregan la posiblidad, ante cualquier información, de comunicarse con
Nilda Eloy: (0221) 453-3136
Luciano Sívori: (0221) (15) 561-0248
Guadalupe Godoy: (011) (15) 5113-1589

Testigos indefensos
Adriana tiene un asombro al cuadrado: “El gobierno provincial reaccionó muy tarde. Y el nacional no hizo nada. Aníbal Fernández es como que ni se enteró durante días”. La familia de López, debe decirse, ya ha estado visitando algunos cementerios. Los que han seguido de cerca el juicio no pueden entender cómo el gobierno no tomó más medidas de seguridad para proteger a los testigos. “A la vez, Etchecolatz hace lo que quiere. Fue a la Cámara sin previo aviso, e insultó a los gritos a los jueces. Viéndolo hacer eso, en ese lugar, uno entiende lo que termina pasando”.
Ya se están reuniendo firmas reclamando por la situación, que se pueden enviar a [email protected]
El texto es breve, denso y estremecedor.
Dice: “Aparición con vida ya de Julio López”.

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Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

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A 44 años del atentado en plena dictadura contra el Teatro El Picadero, ayer se juntaron en su puerta unas 200 personas para recordar ese triste episodio, pero también para recuperar el espíritu de la comunidad artística de entonces que no se dejó vencer por el desaliento. En defensa del Instituto Nacional del Teatro se organizó una lectura performática a cargo de reconocidas actrices de la escena independiente. El final fue a puro tambor con Talleres Batuka. Horas más tarde, la Cámara de Diputados dio media sanción a la derogación del Decreto 345 que desfinancia al Instituto Nacional del Teatro, entre otros organismos de la Cultura.

Por María del Carmen Varela

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Homenaje a la resistencia cultural de Teatro Abierto. En plena dictadura señaló una esperanza.

Esto puede leerse en la placa ubicada en la puerta del Picadero, en el mítico pasaje Discépolo, inaugurado en julio de 1980, un año antes del incendio intencional que lo dejara arrasado y solo quedara en pie parte de la fachada y una grada de cemento. “Esa madrugada del 6 de agosto prendieron fuego el teatro hasta los cimientos. Había empezado Teatro Abierto de esa manera, con fuego. No lo apagaron nunca más. El teatro que quemaron goza de buena salud, está acá”, dijo la actriz Antonia De Michelis, quien junto a la dramaturga Ana Schimelman ofició de presentadoras.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

La primera lectura estuvo a cargo de Mersi Sevares, Gradiva Rondano y Pilar Pacheco. “Tres compañeras —contó Ana Schimelman— que son parte de ENTRÁ (Encuentro Nacional de Teatro en Resistencia Activa) un grupo que hace dos meses se empezó a juntar los domingos a la tarde, a la hora de la siesta, ante la angustia de cosas que están pasando, decidimos responder así, juntándonos, mirándonos a las caras, no mirando más pantallas”. Escuchamos en estas jóvenes voces “Decir sí” —una de las 21 obras que participó de Teatro Abierto —de la emblemática dramaturga Griselda Gambaro. Una vez terminada la primera lectura de la tarde, Ana invitó a lxs presentes a concurrir a la audiencia abierta que se realizará en el Congreso de la Nación el próximo viernes 8 a las 16. “Van a exponer un montón de artistas referentes de la cultura. Hay que estar ahí”.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Las actrices Andrea Nussembaum, María Inés Sancerni y el actor Mariano Sayavedra, parte del elenco de la obra “Civilización”, con dramaturgia de Mariano Saba y dirección de Lorena Vega, interpretaron una escena de la obra, que transcurre en 1792 mientras arde el teatro de la Ranchería.

Elisa Carricajo y Laura Paredes, dos de las cuatro integrantes del colectivo teatral Piel de Lava, fueron las siguientes. Ambas sumaron un fragmento de su obra “Parlamento”. Para finalizar Lorena Vega y Valeria Lois interpretaron “El acompañamiento”, de Carlos Gorostiza.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Con dramaturgia actual y de los años ´80, el encuentro reunió a varias generaciones que pusieron en práctica el ejercicio de la memoria, abrazaron al teatro y bailaron al ritmo de los tambores de Talleres Batuka. “Acá está Bety, la jubilada patotera. Si ella está defendiendo sus derechos en la calle, cómo no vamos a estar nosotrxs”, dijo la directora de Batuka señalando a Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que cayó de nuca al ser gaseada y empujada por un policía durante la marcha de jubiladxs en marzo de este año y a quien la ministra Bullrich acusó de “señora patotera”.

Todxs la aplaudieron y Bety se emocionó.

El pasaje Santos Discépolo fue puro festejo.

Por la lucha, por el teatro, por estar juntxs.

Continuará.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Festival ENTRÁ: Resistencia cultural contra el Decreto 345 que quedó ¡afuera! y un acto performático a 44 años del atentado a El Picadero

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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Foto: Lina M. Etchesuri para lavaca.

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La vida de dos mujeres en la Isla de la Paternal, entre la memoria y la lucha: una obra imperdible

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Una obra única que recorre el barrio de Paternal a través de postas de memoria, de lucha y en actual riesgo: del Albergue Warnes que soñó Eva Perón, quedó inconcluso y luego se utilizó como centro clandestino de detención; al Siluetazo de los 80´, los restoranes notables, los murales de Maradona y el orfanato Garrigós, del cual las protagonistas son parte. Vanesa Weinberg y Laura Nevole nos llevan de la mano por un mapa que nos hace ver el territorio cotidiano en perspectiva y con arte. Una obra que integra la programación de Paraíso Club.

María del Carmen Varela

Las vías del tren San Martín, la avenida Warnes y las bodegas, el Instituto Garrigós y el cementerio de La Chacarita delimitan una pequeña geografía urbana conocida como La Isla de la Paternal. En este lugar de casas bajas, fábricas activas, otras cerradas o devenidas en sitios culturales sucede un hecho teatral que integra a Casa Gómez —espacio dedicado al arte—con las calles del barrio en una pintoresca caminata: Atlas de un mundo imaginado, obra integrante de la programación de Paraíso Club, que ofrece un estreno cada mes.

Sus protagonistas son Ana y Emilia (Vanesa Weinberg y Laura Nevole) y sus versiones con menos edad son interpretadas por Camila Blander y Valentina Werenkraut. Las hermanas crecieron en este rincón de la ciudad; Ana permaneció allí y Emilia salió al mundo con entusiasmo por conocer otras islas más lejanas. Cuenta el programa de mano que ambas “siempre se sintieron atraídas por esos puntos desperdigados por los mapas, que no se sabe si son manchas o islas”.

La historia

A fines de los ´90, Emilia partió de esta isla sin agua alrededor para conocer otras islas: algunas paradisíacas y calurosas, otras frías y remotas. En su intercambio epistolar, iremos conociendo las aventuras de Emilia en tierras no tan firmes…

Ana responde con las anécdotas de su cotidiano y el relato involucra mucho más que la narrativa puramente barrial.  Se entrecruzan la propia historia, la del barrio, la del país. En la esquina de Baunes y Paz Soldán se encuentra su “barco”, anclado en plena isla, la casa familiar donde se criaron, en la que cada hermana tomó su decisión. Una, la de quedarse, otra la de marcharse: “Quien vive en una isla desea irse y también tiene miedo de salir”.

A dos cuadras de la casa, vemos el predio donde estaba el Albergue Warnes, un edificio de diez pisos que nunca terminó de construirse, para el que Eva Perón había soñado un destino de hospítal de niñxs y cuya enorme estructura inconclusa fue hogar de cientos de familias durante décadas, hasta su demolición en marzo de 1991. Quien escribe, creció en La Isla de La Paternal y vio caer la mole de cemento durante la implosión para la que se utilizó media tonelada de explosivos. Una enorme nube de polvo hizo que el aire se volviera irrespirable por un tiempo considerable para las miles de personas que contemplábamos el monumental estallido.

Emilia recuerda que el Warnes había sido utilizado como lugar de detención y tortura y menciona el Siluetazo, la acción artística iniciada en septiembre de 1983, poco tiempo antes de que finalizara la dictadura y Raúl Alfonsín asumiera la presidencia, que consistía en pintar siluetas de tamaño natural para visibilizar los cuerpos ausentes. El Albergue Warnes formó parte de esa intervención artística exhibida en su fachada. La caminata se detiene en la placita que parece una mini-isla de tamaño irregular, sobre la avenida Warnes frente a las bodegas. La placita a la que mi madre me llevaba casi a diario durante mi infancia, sin sospechar del horror que sucedía a pocos metros.

El siguiente lugar donde recala el grupo de caminantes en una tarde de sábado soleado es el Instituto Crescencia Boado de Garrigós, en Paz Soldán al 5200, que alojaba a niñas huérfanas o con situaciones familiares problemáticas. Las hermanas Ana y Emilia recuerdan a una interna de la que se habían hecho amigas a través de las rejas. “El Garrigós”, como se lo llama en el barrio, fue mucho más que un asilo para niñas. Para muchas, fue su refugio, su hogar. En una nota periodística del portal ANRed —impresa y exhibida en Casa Gómez en el marco de esta obra— las hermanas Sosa, Mónica y Aída, cuentan el rol que el “Garri” tuvo en sus vidas. Vivían con su madre y hermanos en situación de calle hasta que alguien les pasó la información del Consejo de Minoridad y de allí fueron trasladas hasta La Paternal.  Aída: “Pasar de la calle a un lugar limpio, abrigado, con comida todos  los días era impensable. Por un lado, el dolor de haber sido separadas de nuestra madre, pero al mismo tiempo la felicidad de estar en un lugar donde nos sentimos protegidas desde el primer momento”. Mónica afirma: “Somos hijas del Estado” .

De ser un instituto de minoridad, el Garrigós pasó a ser un espacio de promoción de derechos para las infancias dependiente de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia de Argentina (SENAF), pero en marzo de este año comenzó su desmantelamiento. Hubo trabajadorxs despedidxs y se sospecha que, dado el resurgimiento inmobiliario del barrio, el predio podría ser vendido al mejor postor.

El grupo continúa la caminata por un espacio libre de edificios. Pasa por la Asociación Vecinal Círculo La Paternal, donde Ana toma clases de salsa.

En la esquina de Bielsa (ex Morlote) y Paz Soldán está la farmacia donde trabajaba Ana. Las persianas bajas y los estantes despojados dan cuenta de que ahí ya no se venden remedios ni se toma la presión. Ana cuenta que post 2001 el local dejó de abrir, ya que la crisis económica provocó que varios locales de la zona se vieran obligados a cerrar sus puertas.

La Paternal, en especial La Isla, se convirtió en refugio de artistas, con una movida cultural y gastronómica creciente. Dejó de ser una zona barrial gris, barata y mal iluminada y desde hace unos años cotiza en alza en el mercado de compra-venta de inmuebles. Hay más color en el barrio, las paredes lucen murales con el rostro de Diego, siempre vistiendo la camiseta roja del Club Argentinos Juniors . Hay locales que mutaron, una pequeña fábrica ahora es cervecería, la carnicería se transformó en  el restaurante de pastas Tita la Vedette, y la que era la casa que alquilaba la familia de mi compañera de escuela primaria Nancy allá por los ´80, ahora es la renovada y coqueta Casa Gómez, desde donde parte la caminata y a donde volveremos después de escuchar los relatos de Ana y Emilia. 

Allí veremos cuatro edificios dibujados en tinta celeste, enmarcados y colgados sobre la pared. El Garrigós, la farmacia, el albergue Warnes y el MN Santa Inés, una antigua panadería que cerró al morir su dueño y que una década más tarde fuera alquilada y reacondicionada por la cheff Jazmín Marturet. El ahora restaurante fue reciente ganador de una estrella Michelín y agota las reservas cada fin de semana.

Lxs caminantes volvemos al lugar del que partimos y las hermanas Ana y Emilia nos dicen adiós.

Y así, quienes durante una hora caminamos juntxs, nos dispersamos, abadonamos La Isla y partimos hacia otras tierras, otros puntos geográficos donde también, como Ana y Emilia, tengamos la posibilidad de reconstruir nuestros propios mapas de vida.

Atlas de un mundo imaginado

Sábados 9 y 16 de agosto, domingos 10 y 17 de agosto. Domingo 14 de septiembre y sábado 20 de septiembre

Casa Gómez, Yeruá 4962, CABA.

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Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

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Se concretó este martes la marcha de personas con discapacidad y familiares, frente a quienes el gobierno hizo más de lo mismo: envió Policía y Gendarmería a amedrentarlos y amenazarlos, pese a que no estaban siquiera rompiendo el protocolo. Los gendarmes y policías tuvieron así la notable actitud de empujar y agredir a manifestantes con discapacidad que estaban reclamando pacíficamente por la motosierra aplicada a sus tratamientos, lo cual rompe toda frontera de la palabra «vulnerable».

Compartimos aquí la crónica realizada por el diario autogestivo Tiempo Argentino al respecto, reflejo de lo que está ocurriendo en el país.

Por Tiempo Argentino

Fotos: Antonio Becerra.

En protesta por el veto presidencial a la Ley de Emergencia, organizaciones de personas con discapacidad concentraron frente al Congreso, rodeado por policías y gendarmes. El reclamo se multiplicó en distintos puntos del país.

“Vallaron todo, nos rodearon de una manera exagerada. No es una movilización agresiva, nunca lo fue. No era necesaria tanta policía, tanta militarización”, criticaba Fernanda Abalde mientras emprendía la retirada de la masiva concentración frente al Congreso contra el veto de Javier Milei a la Ley de Emergencia en Discapacidad. Coordinadora de un centro de profesionales en neurodesarrollo y hermana de una persona con discapacidad a quien le recortaron las pensiones, sufre en carne propia el ajuste y el maltrato sobre el sector, que afecta tanto a prestadores como familias.

“Hay mucho maltrato del sistema a las familias, no es un sistema accesible. No solo en lo económico, es agresivo. Este año fue terrible. Hasta junio no estaban autorizados tratamientos presentados en noviembre del año pasado, por ejemplo. Siempre hubo un golpe a la discapacidad, pero este año fue muy atípico, recortaron muchos tratamientos, demoraron las autorizaciones, se planchó el nomenclador”, enumeró Abalde, coordinadora de Pulsar NeuroSocial y miembro del colectivo de Prestadores en Unidad CABA y GBA. “Es un sector con mucha demanda y se lo está desmantelando. Hay muchas familias que no pueden costear sus tratamientos”, lamentó en diálogo con Tiempo.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Represión como respuesta

La protesta había comenzado 11.30. Pasado el mediodía la concentración ya era masiva y comenzó el operativo represivo, con un número desproporcionado de efectivos de Policía Federal y Gendarmería que empujaban incluso a grupos de manifestantes entre los que había personas en silla de ruedas que gritaban contra el veto y solo portaban carteles por los derechos de las personas con discapacidad.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

La Ley de Emergencia en Discapacidad busca revertir un panorama que por estos días es desolador. Según un informe reciente de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI), la pensión por invalidez laboral está congelada en $217.000 y una maestra de integración en la escuela común cobra solo $3.000 la hora, con una demora de 180 días. Todo esto, mientras se recortaron pensiones por discapacidad y la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) proyecta recortar otros cientos de miles. Se trata de pensiones de 270 mil pesos, más un bono que lleva el total a poco más de 300 mil.

“Uno va pidiendo ayuda en la familia, se hace lo que se puede. Pero esperemos que este hombre recapacite”, pidió ante las cámaras Olga, una jubilada que marchó ante el Congreso, dirigiéndose a Milei. “Hay remedios que tuve que suspender. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en la casa para poder subsistir. Para poder seguir adelante por mi hija”, dijo a C5N.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Un reclamo federal

La masiva protesta frente al Congreso se replicó también en distintos puntos del país. “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”, había anunciado la Asamblea De Trabajadores de Inclusión (ATI) al convocar para este martes a una Jornada Federal por la Ley de Emergencia en Discapacidad.

Córdoba fue escenario de las protestas más concurridas. Desde la Plaza San Martín de Córdoba Capital, Virginia Els –presidenta de la Cámara de Prestadores de Discapacidad de Córdoba (Capredis)- destacó el gran número de familias que se sumó a reclamar, junto a prestadores, transportistas y profesionales. “El veto incrementó el reclamo. Ahora estamos intentando alzar la voz para que los diputados escuchen el reclamo y vuelvan a votar la ley con los dos tercios necesarios para que se sostenga. Fue algo multitudinario, con mucha más participación de familias que antes, resaltó.

Discapacidad: “Si la crueldad avanza, salimos a las plazas”

Los motivos de protesta son varios, pero todos tienen que ver con frenar el maltrato y el ajuste sobre el sector, ante una política cruel que afecta a todos los actores del circuito. “Reclamamos que se actualicen los aranceles, que se contemplen otros criterios para las auditorías. El tema de las prestaciones está en una etapa crítica: las instituciones están cerrando”, advirtió.

El embate contra el sector es tal que está generando un nivel de unidad inédito: “En Córdoba, prestadores, instituciones, profesionales independientes, familias, personas con discapacidad, estamos todos muy unidos. Estamos todos trabajando a la par. Es algo que nunca había sucedido. Nos unió el espanto”, resumió Els.

Franco Muscio, terapista ocupacional al frente de un centro de día en la zona de Sierras Chicas, se acercó a la capital provincial para participar de la protesta. “El servicio es cada vez más precario, una situación alarmante y angustiante y un Estado nacional que no da respuesta. Este año es imposible sostener las prestaciones. Cada vez hay más recortes. No sé cómo vamos a seguir. Las familias son las más perjudicadas”, sentenció ante las cámaras. “Sin espacios como los nuestros, se pierde calidad de vida. Hace diez años que estoy en esto. Nunca había pasado algo así”.

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