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El Superclásico de la literatura

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La final de la Libertadores convirtió a todos en grandes contadores de cuentos: que vistantes sí, que visitantes no, que se posterga por el shabat… Ariel Scher repone en esta nota un poco de narrativa futbolera -en serio- que inspira al más famoso de los partidos en Argentina: River-Boca, Boca-River. El equipazo: Marechal; Cortázar, Braceli, Sacheri; Borges, Bioy Casares, Dolina, Piñeiro; Fontanarrosa;  Galeano y Soriano; y muchos más.
Están los que creen que el presidente Mauricio Macri fue el primero en hacer ficción sobre el Superclásico cuando en un rato propuso y al siguiente rato depuso que los hinchas visitantes, prohibidos cada fin de semana en las tierras del mismo Macri, regresaran a las canchas por dos tardes. Eso no es cierto. Si lo de Macri suena a cuento y también suena a cuento que el mandamás de Boca, Daniel Angelici, sugiriera posponer los sudores superclásicos de los sábados a causa de la condición sagrada del shabat y por supuesto suenan a cuento mil y un historias de gentes poderosas y de gentes despojadas a las que se les esfuma el mundo cuando Boca y River o River y Boca se preparan para jugar es porque asoma una final de la Copa Libertadores que parece más de cuento que otra cosa. Un cuento original, pero cuento al cabo, que se suma a la larga literatura que inspiró el más famoso de los partidos posibles en la Argentina.
Leopoldo Marechal, por ejemplo, no necesitó que un jefe de Estado entretejiera fantasías sobre un duelo clásico con tribunas de los dos colores. Lo escribió en Megafón y la guerra, una novela editada en 1970: «Había en las tribunas una tensión indefinible, como la de la atmósfera un minuto antes del huracán. Se trataba de aquel ‘olor a bronca’ misterioso y temible que la nariz de ningún porteño deja de olfatear en el aire y que nos emborracha como una pólvora. Cuando los dos teams salieron a la luz por el túnel, el caos de la furia se individualizó en silbidos y aplausos: las jetas hirientes de los que silbaban se volvieron a las jetas borrascosas de los que aplaudían. Y se inició un encuentro maligno y enredado, como si demonios invisibles y de camisetas contrarias inspirasen las accio­nes».
Peronista, proscripto, cautivante, Marechal ya había reunido a Boca con River en los tramos iniciales de Adán Buenosayres («Demonios infantiles, embanderados con los colores de River Plate o de Boca Juniors»), su primera novela, que en 1948 despabiló aplausos en un joven crítico literario llamado Julio Cortázar. En la correspondencia que los dos escritores intercambiaron a través de los años no hay líneas superclásicas, pero sí una confluencia de comprensiones. Nunca se sabe: acaso alguna de esas coincidencias provocó que Cortázar, lejano del fútbol y amante del boxeo, desgranara una mención conjunta para Boca y River en su Libro de Manuel: «Si extrapolás podrían invitar a todos los de Boca o de River a mandarse el Terry Riley un domingo de tarde, repartiéndoles unas quenitas y otra cornamusas fáciles y baratas». Músico estadounidense y singular, Riley soprendió con su obra a muchos públicos pero es posible que el asombro hubiera sido suyo de enterarse que alguien (alguien que puede ser sólo Cortázar) lo situó en interacción con los rituales de la popular.
¿Habrá en los archivos de la literatura algún autor tan creativo como la Conmebol, que anunció que Boca y River se enfrentarían por el título antes de confirmar que no le daba lugar a una protesta judicial del Gremio de Porto Alegre para que River no fuera el finalista? Difícil empatar con semejante audacia imaginativa, pero seguro a esa altura está, entre otras magias, Señor Labruna, el cuento del mendocino Rodolfo Braceli que, tierno y desopilante, entrelaza las vidas de Estupor Corcuera, un maestro provinciano bien de Boca, y Ángel Labruna, ídolo entre los ídolos de River («Señor Labruna, no vaya a tomar a mal lo que ahora paso a contarle: yo soy hincha de Boca, lo soy desde que tengo uso de razón y uso de pasión. Pero eso no me impide tener por usted mi más alta estima y admiración. Yo sé que usted es de River y jugará en River hasta el último minuto del último partido de su vida»). Repetida incorporación a la literatura argentina (Jorges Luis Borges y Adolfo Bioy Casares usan el apellido Labruna al enhebrar la biografía de Honorio Bustos Domecq, la firma con la que estampaban sus cuentos compartidos), Angelito aparece en La traición de Rita Hayworth, traído por Manuel Puig, quien allí introduce al -claro que sí, ya es tiempo de dejar de considerarlo una extrañeza- Superclásico. Bioy Casares, en cambio, no regresa a Labruna pero sí a Boca-River en una brevedad de sus diarios nucleados en Descanso de caminantes. Nadie dirá que no es un ratificación de su ironía irrompible: «Es un gran muchacho De la Rúa. Para presidente, lo voto sin vacilar. Para presidente de un club mediocre, no grande como Boca o River; un club de barrio».
Seducción para los tangueros como Emilio Brameri y El Matrero en Viento en contra («Si alguien habla bien de River, él seguro grita Boca») o para el rock que se oye en 9 de Julio, de Callejeros («Otra vez otro Boca-River/ que termina a las piñas,/ arañando el final»), habrá que esperar por cuánta música hilvanarán el Pity Martínez o Cristian Pavón en medio de las histerias, de las mugres y de los miedos que envuelven a la pelota en esta edad humana. Hasta entonces, quizás la salida consista en leer a otros versificadores notables como Fernando Guibert («Y la silbante víbora en medio del estadio,/ enorme pan abierto, rosca de Reyes, River Plate y Boca») o como Humberto Costantini, reconocedor implícito de la gravitación imperial de Boca y de River en Porteño y de Estudiantes, tributo a su pasión por el club pincha, donde asume lo que sigue: «Uno aguantó silencios,/ miradas bocayunior,/ sonrisas riverplei». La alusión de Costantini (que además cita a River en su cuentazo Inside derecho) sintetiza, dese la literatura, el papel hegemónico de River y de Boca en la Argentina cotidiana, algo que, por si se requiriera una ratificación también de literatura, suscribe Eduardo Sacheri en las muy futboleras hojas de Papeles en el viento: «Son todos de Boca, ahora. O de River, como mucho. —¿Y qué querés? Si en la tele están dale que dale con Boca y River…».
Tal vez el poema entre los poemas superclasiquísimos es de un crack, Héctor Negro, quien hace eje en en esa vida asociada y disociada a un solo tiempo, en ese juego de no ser nunca el otro pero sí ser en relación con el otro, que signa a River y a Boca. «El Riachuelo y El Plata/ Podrán mezclar sus aguas allí cerca,/ Pero River y Boca no se mezclan./ Boca-River, un relámpago largo de impaciencias/ Cien barrios, cien ciudades bien alertas,/ No hay neutrales, no hay sordos y no hay siesta», desgrana en sus estrofas que andan grabadas para las orejas de cualquier futuro gracias al vozarrón de Alejandro Apo.
Ningún texto manifiesta de manera más rotunda esa tensión de gigantes opuestos que una brevedad anotada por Eduardo Galeano en El fútbol a sol y sombra. Es puro Galeano y puro River-Boca: «Creo que fue Osvaldo Soriano quien me contó la historia de la muerte de un hincha de Boca Juniors, en Buenos Aires. Aquel hincha se había pasado toda la vida odiando al club River Plate, como correspondía, pero en el lecho de agonía. Y así pudo celebrar, en el último suspiro: —Muere uno de ellos».
Soriano, cuervo y futbolero al mango, ejerció de cronista de unos cuantos Boca-River, al punto de transformar en bellezas sobre el papel a partidos que habían sido un opio arriba del césped. No fue el único en lograrlo, ya que las memorias del periodismo deportivo obsequian muchísimos relatos tan o más hermosos que los mejores partidos. País de espantos que nunca se volverán olvido, la Argentina cuenta a Enrique Raab entre el centenar de trabajadores desaparecidos durante la última dictadura cívica y militar. Aunque no fungía como cronista de deportes, un artículo suyo, publicado en La Opinión del 18 de abril de 1975, justifica con nitidez que los Boca-River siempre propiciaron crónicas excepcionales y siempre, también, se localizaron en la mira de los habitantes de la Casa Rosada. Nada escapa a los ojos encendidos del maestro Raab: «La presidente de la Nación, se sabe, solicitó personalmente que ese partido fuera televisado: más tarde, después del segundo gol de River, la hinchada de River -los muchachos de la calle Brandsen- contestaron con un estribillo la temprana acusación de gorilismo que los boquenses les habían enrostrado. Cantaron, ante el silencio hostil del sector de Aristóbulo del Valle: ‘Y ya lo ve, y ya lo ve/ la Boca está bailando a pedido de Isabel…».
Quizás la tentación de generar literatura con Boca y River devenga de que, según unos cuantos escritores, pocas cosas son tan decisivas para la edificación de un texto como delinear un buen antagonista y acá, evidencia plena, el antagonista está servido. «Como caerle con la camiseta de Boca a alguien de River», suelta Claudia Piñeiro en su novela Las viudas de los jueves. «Ya sé que el deporte me tenía sin cuidado, pero en los papeles yo era de River y Bertuccio era de Boca y aun así entre nosotros estaba todo bien, a excepción de los días posteriores a cada clásico, eso sí, en los que uno desollaba al otro con precisión de piel roja», enmarca Marcelo Figueras. en Kamchatka, para tornar otra vez en contrapunto de novela al clásico. Alejandro Dolina, narrador del fútbol como pocos, halló rutas que articulan teoría, pasión y literatura para conjeturar sobre ese cara y cruz tan poético como deportivo en una nota en la revista Humor: «Existe un espíritu boquense y un espíritu riverplatense. Ambos son, inclusive, anteriores a la existencia de Boca y River. Boca es el alma romántica. River el clasisismo. Boca es fe y corazón. River es ciencia y cerebro. Cualquier historiador sensible podría reconocer, sin consultar documento alguno, las preferencias deportivas de los personajes de cualquier siglo. Alejandro de Macedonia fue -sin duda- boquense perdido. Aristóteles, su mentor, era de River».

¿Resultará suficiente esa caracterización de Dolina para suponer cuáles de las y de los líderes políticos y económicos que desembarcarán en Buenos Aires para la cumbre del Grupo de los 20 se identifican con Boca o con River? Acaso ellas y ellos intuyan que no oirán rimas amables para su presencia, pero quién sabe cuántos expresarán o se guardarán la tentación de aprovechar el viaje para ser testigos de los rumores de la cancha. «Estuvo en Buenos Aires una semana, lo reportearon en La Nación, vio un Boca-River y comió asado en Sierra de La Ventana»,  fantaseó Juan Sasturain, en El General Rosca, conquistador de la nada, un cuento muy anterior a los días de Macri y del G20 que verifica que, a veces, la literatura desgrana la historia antes que la propia historia: el General Miles al que Sasturain hace desfilar por un Boca-River asume perfiles casi gemelos a los de figuras estridentes que pisarán el cemento porteño. Salida eventual para jefes de Estado que no arrastran el amor de las masas argentinas: palpitarlo por medio de los medios de comunicación. Otro escritor argentino, Pedro Mairal, se los sugiere desde su novela El año del desierto, que, paradójicamente, no remite al 2018 de estas latitudes. «El domingo se juntaron los hombres a escuchar River-Boca», apunta allí, con el estímulo -guiño de la literatura y de la televisión de décadas- de que el comentarista es Enrique Macaya Márquez.
«El picnic que se haría el Negro Fontanarrosa con todo esto», sentenció, certero y en estas horas, un mozo experto de un bar de Congreso que, hasta la inminencia de la definición de la Libertadores, creía que ya no le quedaba asombro por conocer. La frontera de su perplejidad se agrandó luego de escuchar a un hincha de River asegurando que la final está arreglada para Boca, a un hincha de Boca, a un hincha de Boca proclamando que la final está acomodada para River y a unos dirigentes notorios que avisaron que las señales de celular van a ser bloqueadas de algún modo para que el entrenador de River, Marcelo Gallardo, no transgreda la sanción que le prohíbe comunicarse con sus futbolistas durante el partido. Campeón de la narrativa sobre el fútbol, Fontanarrosa vio su primer Superclásico en la cancha en septiembre de 1988, convocado por El Gráfico, cerca de cumplir 44 años. Explicó el misterio entero de semejante partido: «Conocí el mar ya de grande, cuando había pasado la veintena. Estuve después en las pirámidas de El Cairo (el verdadero) atraído por la leyenda de Keops, Kefrén y Micerino, aquel terceto central como nunca más volverían a tener los egipcios. Y vi un River-Boca en cancha de River».
Hay decenas de páginas de Fontanarrosa, devoto de Rosario Central pero minucioso analista de los demás equipos, en las que Boca y River son compañeros de una literatura hermosa. «De Boca sería. En esos pueblos son todos de Boca. El que no es de Boca es de River», contornea a uno de sus entrañables personajes.Por supuesto, eso se lee en un cuento que no habla de este Superclásico. Pero lo merecería.
Es que el cuento se titula Usted no me lo va a creer.

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Otra ronda más: 43° Marcha de la Resistencia, 47 años de lucha

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Un día como hoy de 1976, Ernesto Casariego, bancario, delegado gremial de la Caja de Ahorro y Seguros, fue detenido por un Grupo de Tareas de la ESMA. Continúa desaparecido. Un día como hoy, de 1976, Patricia Dillon y Luis Alberto Ciancio, militantes del Partido Comunista, estudiantes universitarios y padres de un bebé de ocho meses, fueron detenidos y desaparecidos. Ese bebé se llama Federico Ciancio y habló con LAVACA sobre la 43° Marcha de la Resistencia de Madres y Abuelas, donde cientos de personas estuvieron presentes alrededor de la Pirámide de Mayo, la última antes del próximo 10 de diciembre en el que ocurrirán dos cosas: asumirá el presidente electo, el negacionista Javier Milei; el mismo día en el que en 1977 desapareció Azucena Villaflor, fundadora de Madres. Efemérides que hablan de la memoria en presente, en otra crónica de la ronda de los jueves.

Por Francisco Pandolfi

“Nuestra lucha no tiene fecha de vencimiento”, reza una bandera llena de pañuelos chiquitos, medianos y grandes. Dentro de uno, una consigna eterna: Memoria, Verdad y Justicia. La bandera está colgada en las rejas que enmarcan a la Pirámide de Mayo, esa que las Madres contornearon marchando, una y otra vez, desde el 30 de abril de 1977.

La de hoy, no es una ronda más, en el último día hábil previo a la asunción de Javier Milei como presidente, el próximo domingo 10 de diciembre.

El 10 de diciembre tampoco es un día más. A la conmemoración del Día de los Derechos Humanos, se le suma la desaparición en 1977 de Azucena Villaflor, fundadora de las Madres de Plaza de Mayo. En esa jornada asumirá Milei.

Otra ronda más: 43° Marcha de la Resistencia, 47 años de lucha

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Un 10 de diciembre de 1981, las Madres decidieron, en medio de una dictadura cívico militar que seguía haciendo estragos de todo tipo, organizar la Primera Marcha de la Resistencia, que duró 24 horas… 24 horas caminando alrededor de la Pirámide de Mayo exigiendo por la aparición con vida de sus hijas y sus hijos. 

Esa fusión entre corporalidad en la calle y creatividad, puede marcar un camino para lo que se viene.

A 46 años de la primera ronda de las Madres, esta, la número 2382, no es una ronda más.

A 42 años de aquella primera Marcha de la Resistencia, esta, la número 43, no es una marcha más. No es una resistencia más.

Se siente en el aire, en el andar; se siente en las miradas, en la necesidad de estar hoy (y siempre); se siente en lo que se ve y en lo que se dice. 

Jorge Gudiño tiene un bigote de esos que en los setenta no eran la excepción, sino la regla. Mantiene una mirada pícara, como de complicidad. La está sosteniendo a upa a su pareja, Gloria Domínguez, que se ríe a carcajadas. Tiene una risa que se está por salir de la foto. Esa foto que ahora lleva colgada Marcela, hermana de Jorge y cuñada de Gloria, desaparecidos desde el 15 de septiembre de 1976. “Hay que seguir luchando. Hay que seguir hasta que nos digan dónde está cada compañero”. ¿Cómo llegarles a quienes votaron a Milei? “Milei les va a llegar antes que nosostros, porque los va a hacer bosta. Todos lo vamos a sentir”.

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

El domingo por la mañana asumirá su mandato en el Congreso de la Nación un presidente elegido habiendo negado al terrorismo de Estado y a los 30 mil desaparecidos. Que habló de una guerra y de simples “excesos” de parte de las “Fuerzas del Estado”. La vicepresidenta que asumirá a su lado, Victoria Villarruel, es hija, nieta y sobrina de militares; mantiene una relación estrecha con genocidas presos por delitos de lesa humanidad; tildó de “personaje siniestro” a la titular de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto; y ya avisó que se imagina a la ESMA, el mayor centro clandestino de detención y hoy espacio de memoria, como un lugar para ser “disfrutado” por el pueblo argentino. En este contexto, la Unión del Personal Militar Asociación Civil ya le pidió a Milei que cierre la secretaría de Derechos Humanos.

Fernanda tiene 36 años, y lleva en brazos a su bebé de 9 meses. A su lado caminan su hija de 4, su compañero y su cuñada. Es de San Martín de los Andes. “No podíamos no estar acá. Peligra que cambie… peligra que desaparezca el recuerdo”, dice, con los ojos que rompen en llanto. ¿Cómo se sale? “Con unión, el individualismo no lleva a ningún lado. Y con respeto. El camino de la violencia es una cagada”. 

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Mientras camina la marcha, se leen los nombres y apellidos de detenidos-desaparecidos. 

Medrano, Hugo José. 

(Presente)

Medos, Hugo.

(Presente)

Meilán, Julio Reynaldo. 

(Presente)

Meléndez, Graciela.

(Presente)

Hay gente preocupada, hay gente que llora. Y ahí está Norita Cortiñas, marchando en silla de ruedas junto a Mirta Baravalle y Elia Espen, con una sonrisa de lado a lado. “Venceremos”, dice. “Venceremos”, refuerza. “Venceremos”, asegura. Detrás, algunas banderas de organizaciones de izquierda, como el MST, el Partido Obrero, la Izquierda socialista. Ninguna cercana al oficialismo saliente.

MEJOR HABLAR DE CIERTAS COSAS

María tiene 26 años. Un mate en la mano y un termo que sostiene entre su torso y el codo. Una de las calcomanías pegadas reflejan por qué está acá: “Nunca Más”. “Vine por la memoria, para no olvidar que la lucha debe seguir siendo colectiva”. Hace una autocrítica: “Estamos mirando para adentro y hay que volver a las calles. Empecé a venir el jueves pasado porque los derechos ganados se tambalean. Vienen por todo, o eso es lo que dicen desde el discurso. Milei no ganó porque la mayoría está en contra de los derechos humanos, de las Madres y las Abuelas. Quienes no votamos a Milei debemos acercarnos a quienes sí. No sirve de nada ese discurso de que no se me acerque nadie que lo votó. Al contrario, más que nunca hay que dialogar con esas personas. Con ímpetu, que no prepondere el silencio, hay que hablar de ciertas cosas asumidas por algunos, porque para otros no están tan saldadas. Debatirlas para reafirmarlas, pero hablarlas al fin”.

Otra ronda más: 43° Marcha de la Resistencia, 47 años de lucha

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Las banderas y los carteles que rodean a la Pirámide de Mayo son una especie de proclama colectiva, de freno, de blindaje a lo que se puede venir: “Ni un solo genocida suelto en las calles”. “Cárcel común perpetua y efectiva”. “Apertura de todos los archivos 1974-1983”, “Que digan dónde están”, “Nunca destruirán la memoria”.

Florencia lleva colgada una foto de su tía, Raquel Rubino, desaparecida el 23 de junio de 1976. Camina junto a su hija Morena, que está por celebrar los 14. “La historia me marcó, a mí y a mi familia. Mis papás no pudieron hablar por todo lo que sufrieron y yo pude recién a los 25. Mi hija es la que me hace hablar, la que me anima; ella es mi motor, de quien aprendo. Estamos acá porque hay un peligro real de perder lo logrado. Habrá que poner mucho el cuerpo, habrá que pensar ideas junto a las nuevas generaciones. La juventud está muy del lado de Milei”.

More la escucha y dice: “Quise venir porque hay que aprender de lo que pasó; me da curiosidad. En la escuela hablamos sobre estos temas, pero muchos de mis compañeros no se animan”. Agrega: “Hay que empezar a hablar más, porque lo que pasó, no puede volver nunca más”.

Otra ronda más: 43° Marcha de la Resistencia, 47 años de lucha

FLorencia y Morena. Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Melia, Daniel. 

(Presente)

Melili, Horacio.

(Presente) 

Memo, Claudio César.

(Presente)

Méndez, Orlando.

(Presente)

Santiago Morales tiene 33 años. Es sociólogo y especialista en infancias. Mientras marcha, hace pensar: “Empieza un nuevo momento de la historia de nuestro país. Fundamentalmente para una generación como la mía y las que vienen detrás. Un porcentaje grande de la sociedad con ideas pseudo progresistas creímos que éramos mayoría, y que la mayoría de la sociedad estaba a favor de la ESI, de la lucha por las mujeres, de la distribución de la riqueza y si vos mirás con una lectura diacrónica de la historia, en el siglo XX siempre las ideas de cambio fueron absoluta minoría. Te encontrás que por lo general lo que hubo fueron dictaduras, y por lo tanto sociedades que acompañaban desde el consenso, por temor, por represión, y también porque se creía en eso. Pienso que lo que pasa ahora es la confirmación de un nuevo comienzo de resistencia, y donde hay que construir un proyecto distinto de lo que se viene haciendo en los últimos 20 años, proyecto que estuvo basado más en la retórica y menos en la materialidad de la vida cotidiana; nos encontramos defendiendo derechos que no tenemos. Y esto le sucede a las amplias mayorías”. Completa: “La foto del presente es contundente, porque decimos que debemos defender los derechos y tenemos un 45% de personas en pobreza, un 65% de niñas y niños en pobreza. Entonces, esto no se puede sostener”.

¿Qué no puede faltar en este proyecto de vida? “Las ideas nuevas definitivamente deberán ser pensadas con las nuevas generaciones dentro, construirlas con ellas, que son las grandes ausentes en este proyecto político actual. Estoy diciendo una obviedad, ¿no? Que en buena medida la juventud haya apoyado a Milei, para nada quiere decir que se volvió de derecha, sí quiere decir que han estado afuera de la construcción de un proyecto colectivo en el presente. Votaron a Milei porque se sintieron en buena medida estafados. Un mundo adulto que te dice ‘tenés derechos, defendelos, seguí votándome a mí, que hace un montón de tiempo estoy en el ejercicio del poder garantizando los derechos que supuestamente vos tenés’. Pero en su vida cotidiana no pueden acceder a esos derechos: no les alcanza la guita, la policía los caga a palos, la escuela no es buena, no pueden alquilar, si tienen laburo es precarizado. Con esas limitaciones se encuentran los jóvenes. No hay una derechización de la juventud, lo que hay es una necesidad de cambio. Ante dos alternativas, continuidad y cambio, eligieron cambio”.

Otra ronda más: 43° Marcha de la Resistencia, 47 años de lucha

Santiago Morales. Fotos Lina Etchesuri para lavaca

Carlos Loza es sobreviviente de la ESMA. En el acto de cierre de la marcha, dice ante una multitud: “No hay vuelta atrás en cuanto a los juicios, nuestras declaraciones son incontrastables. Seguiremos parados en el ejemplo de nuestras Madres, baluartes en esta lucha. Lo que viene no es nuevo y es siniestro; la historia nos lo enseñó. La represión de los setenta fue para acallar a quienes peleamos contra el ajuste, y el momento de hoy es similar a lo que ocurría en 1975, cuando Celestino Rodrigo asumió como Ministro de Economía. Lo primero que hizo fue devaluación, tarifazos, ajustes y recortes de salarios. O sea, esto ya sucedió, aunque estábamos mejor organizados. El 5 de junio de 1975 asumió Rodrigo y el 27 de junio estábamos en esta plaza, puteándolo tanto que tuvo que renunciar. Entonces, las empresas leyeron que su plan solo se podía aplicar con genocidio y ahí fue que empezaron a frecuentar Campo de Mayo”.

El resto, es historia, y es presente.

Otra ronda más: 43° Marcha de la Resistencia, 47 años de lucha

Fotos Lia Etchesuri para lavaca

Un día como hoy, el 7 de diciembre de 1976, Ernesto Casariego, bancario, delegado gremial de la Caja de Ahorro y Seguros, fue detenido por un Grupo de Tareas de la ESMA. Continúa desaparecido.

Un día como hoy, el 7 de diciembre de 1976, Patricia Dillon y Luis Alberto Ciancio, militantes del Partido Comunista, estudiantes universitarios y padres de un bebé de ocho meses, fueron detenidos y desaparecidos. Sus restos fueron encontrados por el Equipo Argentino de Antropología Forense.

Ese bebé se llama Federico Ciancio y le dice a MU, como puede, con lo que le sale, un día como hoy: “Mis reflexiones de este momento pueden imaginarlas, es igual a como estamos muchos. Peléandole a la angustia y juntando fuerzas para la lucha que se viene”.

El jueves próximo, a las 15:30, habrá ronda otra vez, como hace 46 años.

Otra ronda más: 43° Marcha de la Resistencia, 47 años de lucha

Fotos Lina Etchesuri para lavaca

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Cecilia Basaldúa: gracias a la lucha familiar designan un nuevo fiscal en la causa

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La familia de la joven asesinada en Capilla del Monte llevó a Córdoba una carpeta con miles de firmas que reclamaban la designación de un nuevo fiscal. Lo lograron: después de la feria judicial tomará la causa Nelson Lingua. ¿Qué debe investigar? El rol de Mainardi y su círculo en el femicidio, la casa con manchas de sangre a pocos metros del lugar de hallazgo del cuerpo, la complicidad policial y el intento de la fiscal Paula Kelm de inculpar a un perejil. Todo lo que debe hacer una familia para conseguir justicia, cuando el Estado encubre. 

Por Bernardina Rosini

desde Córdoba

Susana y Daniel Basaldúa entraron a la oficina del Fiscal General de Córdoba con una carpeta con miles de firmas de apoyo al pedido de designación  de un fiscal para la investigación del femicidio de Cecilia de manera urgente. Lo lograron: fueron recibidos con la novedad de que después de un año y medio se hará cargo de la causa Nelson Lingua. Los padres de la joven asesinada en Capilla del Monte en 2020 estuvieron acompañados por decenas de personas, entre las que se encontraban sus abogadas, Daniela Pavón y Gisela Videla y el abogado de la Secretaría de Derechos Humanos Gerardo Battistón.

La lucha por un fiscal

Desde que el entonces fiscal a cargo, Reymundo Barrera, de Cruz del Eje, se jubiló, la instrucción quedó en punto muerto. Esta inacción motivó en junio pasado una primera reunión con el fiscal general Juan Manuel Salgado, sin resultados. Esta nueva reunión fue distinta, según Daniel Basaldúa expresó luego del encuentro: “Nosotros veníamos a exigir un fiscal que tome la investigación: por ese lado, saldo positivo. Venimos hace meses con una investigación que no tenía una persona a cargo y se la pasaban de mano cada 10 días. Vinimos con 3.000 firmas pidiendo fiscal y lo tenemos. Es el Nelson Lingua y comienza el 1° de febrero, después de la feria judicial”. 

El padre de Cecilia se muestra satisfecho con esta designación y con el compromiso que acompañó el Fiscal General de ocuparse personalmente que la investigación se mantenga activa y de informarse mensualmente de lo que vaya aconteciendo en la instrucción. 

Lo que no se investiga

Desde el momento del hallazgo del cuerpo en abril de 2020 la familia de Cecilia sostiene que las líneas de investigación del crimen han sido deliberadamente manipuladas y material probatorio  de contundencia, ignorado. Tal es es así que el juicio realizado en el año 2022 se sostenía únicamente en la confesión lograda a base de puños y amenazas por parte de personal policial a Lucas Bustos, un joven poblador rural sobre el cual no pesaba ninguna prueba siquiera que haya conocido a Cecilia.

Por el otro lado, las sospechas familiares recaen sobre Mario Mainardi, última persona que con certeza se sabe vió con vida a Cecilia y a quien nunca se investigó a pesar de que el luminol, sustancia que revela la presencia de rastros de sangre, diera positivo en 11 puntos de su casa; entre otros aspectos que lo implican y que fueron descartados exhibiendo cuanto menos, intencionalidad de encubrimiento, jamás investigados.

Estas cuestiones fueron nuevamente expresadas por el matrimonio Basaldúa y sus representantes ayer en el Palacio de Tribunales, en la oficina del Fiscal General. Existe un claro interés de no investigar lo que propone la familia” afirma Daniela Pavón. La abogada comparte su preocupación por el tiempo perdido: “Semanas atrás hubo un incendio en una casa de Capilla del Monte que había sido señalada como un posible escenario del crimen”. 

La casa

En medio de la pandemia los dueños de esa casa de veraneo se acercaron a chequearla y se encontraron que en una de las habitaciones estaba manchada de sangre. Los propietarios realizaron la denuncia, la policía se acercó y tomó muestras. La ubicación de la casa es a tan sólo 600 metros de donde fue encontrado el cuerpo de Cecilia el 25 de abril del 2020. 

La fiscalía tenía el cuerpo de la joven por un lado y, a unos pocos metros, un cuarto de una casa abandonada manchado con sangre. Pero sin embargo no dió curso a la investigación y los análisis sobre las muestras extraídas de la casa nunca se realizaron. “Tememos que se haya perdido mucho material probatorio por falta de trabajo, de desidia de la fiscalía. Solicitamos hace mucho tiempo que se realicen las pericias y se tomen las muestras en ese lugar. Esperamos con ansias que haya un cambio de ritmo y de eficacia en la investigación con la incorporación y el liderazgo del doctor Lingua”, dice Pavón.

La corrupción

La construcción para intentar inculpar a un perejil realizada por la fiscal Paula Kelm y posteriormente el fiscal de Cámara Sergio Cuello en el juicio contra Lucas Bustos se deshizo por carecer de pruebas. Y si lo que se presenta claro y manifiesto es desestimado, la complicidad policial y judicial parece ya evidente.

¿Tomará el nuevo fiscal Lingua las líneas de investigación que señala la familia? 

Mientras eso está por verse, Daniel y Susana participan hoy en la 17° Marcha de la Gorra en Córdoba capital y luego estarán en Capilla del Monte para seguir reclamando justicia en las calles.

Cecilia Basaldúa: gracias a la lucha familiar designan un nuevo fiscal en la causa
Foto: Natalia Roca
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Luna hace escuela: presentan una placa recordatoria de la joven asesinada, en reclamo de justicia

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La joven de 19 años iba a la primaria n° 18 de Tigre, donde ayer se descubrió una placa para recordar su femicidio y reclamar justicia. El femicida Isaías Villarreal vive cerca de esa institución y de la casa de la familia Luna. El acompañamiento de las y los alumnos, de organizaciones sociales, del Ministerio de Mujeres bonaerense, y las palabras de sus padres.

«Es un momento importante: el Estado está reconociendo que es un femicidio. Falta que la justicia lo pueda ver”.

Marisa, mamá de Luna Ortiz, dice estas palabras frente a la escuela primaria n°18 de Tigre adónde iba su hija. Ahí, sobre la vereda y a metros de la puerta, se presentó ayer martes 6 de diciembre una señalización con la cara de Luna y una inscripción con una frase de la banda Callejeros que la recuerda: «Hoy desde el cielo me guian tus ojos a donde voy».

Del otro lado de la reja, alumnos y alumnas de 6to grado armaron guirnaldas de carteles que en letra imprenta piden que frene la violencia: «Si me querés no me grites», «mi vida tiene valor, mi cuerpo no tiene precio», «no más maltrato», «nos queremos vivas y libres».

«Es una reparación», dice Facundo, su papá, acompañado por otros familiares de víctimas de femicidios que viajaron desde distintos puntos de la provincia de Buenos Aires, por vecinas, amigas de Luna, y por autoridades del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad bonaerense. 

Luna Ortiz tenía 19 años cuando fue contactada por Isaías Villarreal el 2 de junio de 2017 mediante Facebook. Se encontraron y él la llevó a su casa, donde la esperaban otros dos hombres: ahí la drogaron, la alcoholizaron y la trasladaron en un raid en el que la intercambiaban como mercancía. Un día después, el 3 de junio de 2017, encontraron el cuerpo de Luna sin vida en la casa del propio Villarreal. 

Dos años después, el fiscal Marcelo Fuenzalida, de la Unidad Funcional de Instrucción de Violencia de Género San Isidro, caratuló su muerte como “abandono de persona seguido de muerte con suministro de estupefacientes a título gratuito”. Ese año el TOC 7 de San Isidro condenó a Villarreal a 14 años de prisión. Pero en marzo de 2021, los jueces de la Sala I de la Cámara de Casación Penal de La Plata, Daniel Alfredo Carral, Ricardo Ramón Maidana y Ricardo Borinsky, dieron lugar a un pedido de la defensa y cambiaron la carátula a “suministro gratuito de estupefacientes destinado al consumo personal en concurso real con homicidio imprudente” por lo que finalmente el femicida recibió una pena de 4 años y 11 meses.

Con el cambio de carátula, Villareal consiguió en 2022 la excarcelación. Desde entonces vive a pocas cuadras de la casa de donde vivía Luna, en el mismo barrio en donde ahora se la recuerda en la escuela.

Por eso Ailén, amiga de Luna, dice: «Para mí es plasmar que acá no está todo bien, que si él está en la calle no está todo bien, que él no es inocente de lo que hizo, que tiene que pasar y verle la cara hermosa que tenía y saber que no está todo bien, que nunca va a estar todo bien, y ojalá la justicia algún día revea el error que cometió».

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