Nota
Hay libertad de expresión
Tiene razón el Presidente: en Bolivia hay libertad de expresión, la hay porque nos la tomamos, porque la ejercemos, porque la cuidamos, porque la necesitamos; sólo por eso hay libertad de expresión. Por María Galindo.
Tiene razón el Presidente: en Bolivia hay libertad de expresión, la hay porque nos la tomamos, porque la ejercemos, porque la cuidamos, porque la necesitamos; sólo por eso hay libertad de expresión. Por María Galindo.
Hay libertad de expresión pero bajo amenaza. Hay libertad de expresión pero no hay libertad de información, con lo cual hacer periodismo de investigación es casi imposible. Hay que rearmar la información a partir de declaraciones, porque acceder a la información oportunamente es imposible.
Hay libertad de expresión pero bajo chantaje, usando la publicidad como mecanismo de presión y asfixia de garganta.
Hay libertad de expresión pero hay miedo y el miedo, que parece ser algo muy subjetivo y problema de cada quien, se transmite en Bolivia de boca en boca, de rumor en rumor. Hay miedo porque hay gente que está simplemente en la cárcel injustamente, pero, además, como mensaje para todos y todas quienes estamos fuera.
Hay libertad de expresión pero no hay respeto.
Hay libertad de expresión pero los medios tienen listas de personajes vetados por incómodos.
Hay libertad de expresión pero el Gobierno no habla claro sobre lo que hará o no con las emisoras de radio. El director de la ATT dice una cosa, el viceministro dice otra y el Presidente otra, y a estas alturas no sabes si accederás no a una frecuencia, sino al cumplimiento de la ley y, por lo tanto, a la renovación de una frecuencia ya trabajada, como quien trabaja la tierra.
Hay libertad de expresión pero curiosamente hasta dentro del Gobierno la gente cuida sus cargos con el silencio.
Hay libertad de expresión porque nos la tomamos como quien juega a los malabarismos, sabiendo que mañana te cortan la palabra y el espacio, más y más.
Y no es sólo un problema del Gobierno central, el gobierno municipal hace exactamente lo mismo, Revilla. Si criticas su gestión te quita las campañas publicitarias que se gastan con el dinero de paceñas y paceños.
Tampoco en el gobierno municipal, a pesar de su ordenanza en torno al acceso a la información, accedes a la información de forma oportuna y directa. Igual ellos no te mandan a la Policía, pero sí te mandan a los «frutillitas” -hoy «uvitas”- prácticamente a intimidarte.
Hay libertad de expresión porque te la tomas, porque te la juegas, porque necesitas pensar, debatir y preguntar.
Pero, cada vez más, si lo haces te quedas hablando sola, porque simplemente ni dos meses son suficientes para tramitar una entrevista. Por ejemplo, con la Ministra de Justicia; por ejemplo, con el viceministro Bazurco, a los que ves diciendo medias verdades en ATB, frente a un periodista con guión preestablecido que, a esta altura, ha pasado de la mediocridad al cinismo.
Hay libertad de expresión pero te acusan de hacer política, como si la política fuera propiedad de los partidos o de los del Gobierno y no fuera un ejercicio que está inmerso en la comunicación y en la vida social siempre.
Hay libertad de expresión, hay libertad de expresión pero te da para suspirar, respirar y relajarte de la tensión .
No defiendo a Valverde, no simpatizo con él, y sé que fue viceministro de Gobierno y que fue torturador de Álvaro y Raquel. No lo defiendo ni escribo estas líneas para defenderlo solapadamente, pero no quiero ser valverdizada y convertirme en un Valverde para los ojos del Gobierno, porque he decidido pensar y no hacerme la opa cuando estoy frente a los micrófonos de la radio.
No defiendo a Valverde, pero tengo el derecho de decir que el caso Zapata no lo ha inventado él, sino que es producto del machismo profundo que hay dentro del MAS, empezando por el Presidente, pasando por el Ministro de la Presidencia y extendiéndose hasta el último diputado suplente. Hay muchísimas Gabrielas Zapatas en el Gobierno, porque las mujeres somos un botín sexual y muchos cargos, y prebendas se reparten a partir de ese papel inaceptable.
Valverde no inventó a Zapata, el Gobierno inventa a Valverde para decirnos que el caso Zapata es un invento perverso de la CIA, y eso es difícil de creer porque no se trata de hacer un acto de fe, sino de aplicar el sentido común.
Hay libertad de expresión, sobre todo para el Gobierno que dice, se desdice, insulta, amenaza y chantajea cada día.
Hay libertad de expresión gracias a quienes hemos decidido ejercerla.
La presión sobre las redes sociales, el papel que las redes sociales están cumpliendo es una consecuencia de la asfixia de la opinión pública en los medios de comunicación formales.
Tiene razón el Presidente: en Bolivia hay libertad de expresión, la hay porque nos la tomamos, porque la ejercemos, porque la cuidamos, porque la necesitamos; sólo por eso hay libertad de expresión.
Nota
Darío y Maxi: el presente del pasado (video)

Hoy se cumplen 23 años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki que estaban movilizándose en Puente Pueyrredón, en el municipio bonaerense de Avellaneda. No eran terroristas, sino militantes sociales y barriales que reclamaban una mejor calidad de vida para los barrios arrasados por la decadencia neoliberal que estalló en 2001 en Argentina.
Aquel gobierno, con Eduardo Duhalde en la presidencia y Felipe Solá en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, operó a través de los medios planteando que esas muertes habían sido consecuencia de un enfrentamiento entre grupos de manifestantes (en aquel momento «piqueteros»), como suele intentar hacerlo hoy el gobierno en casos de represión de sectores sociales agredidos por las medidas económicas. Con el diario Clarín a la cabeza, los medios mintieron y distorsionaron la información. Tenía las imágenes de lo ocurrido, obtenidas por sus propios fotógrafos, pero el título de Clarín fue: “La crisis causó 2 nuevas muertes”, como si los crímenes hubieran sido responsabilidad de una entidad etérea e inasible: la crisis.

Darío Santillán.

Maximiliano Kosteki
Del mismo modo suelen mentir los medios hoy.
El trabajo de los fotorreporteros fue crucial en 2002 para desenmascarar esa mentira, como también ocurre por nuestros días. Por aquel crimen fueron condenados el comisario de la bonaerense Alfredo Franchiotti y el cabo Alejandro Acosta, quien hoy goza de libertad condicional.
Siguen faltando los responsables políticos.
Toda semejanza con personajes y situaciones actuales queda a cargo del público.
Compartimos el documental La crisis causó 2 nuevas muertes, de Patricio Escobar y Damián Finvarb, de Artó Cine, que puede verse como una película de suspenso (que lo es) y resulta el mejor trabajo periodístico sobre el caso, tanto por su calidad como por el cúmulo de historias y situaciones que desnudan las metodologías represivas y mediáticas frente a los reclamos sociales.
Nota
83 días después, Pablo Grillo salió de terapia intensiva

83 días.
Pasaron 83 días desde que a Pablo Grillo le dispararon a matar un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza que lo dejó peleando por su vida.
83 días desde que el fotógrafo de 35 años se tomó el ferrocarril Roca, de su Remedios de Escalada a Constitución, para cubrir la marcha de jubilados del 12 de marzo.
83 días desde que entró a la guardia del Hospital Ramos Mejía, con un pronóstico durísimo: muerte cerebral y de zafar la primera operación de urgencia la noche del disparo, un desenlace en estado vegetativo.
83 días y seis intervenciones quirúrgicas.
83 días de fuerza, de lucha, de garra y de muchísimo amor, en su barrio y en todo el mundo.
83 días hasta hoy.
Son las 10 y 10 de la mañana, 83 días después, y ahí está Pablito, vivito y sonriendo, arriba de una camilla, vivito y peleándola, saliendo de terapia intensiva del Hospital Ramos Mejía para iniciar su recuperación en el Hospital de Rehabilitación Manuel Rocca, en el barrio porteño de Monte Castro.
Ahí está Pablo, con un gorro de lana de Independiente, escuchando como su gente lo vitorea y le canta: “Que vuelva Pablo al barrio, que vuelva Pablo al barrio, para seguir luchando, para seguir luchando”.
Su papá, Fabián, le acaricia la mejilla izquierda. Lo mima. Pablo sonríe, de punta a punta, muestra todos los dientes antes de que lo suban a la ambulancia. Cuando cierran la puerta de atrás su gente, emocionada, le sigue cantando, saltan, golpean la puerta para que sepa que no está solo (ya lo sabe) y que no lo estará (también lo sabe).
Su familia y sus amigos rebalsan de emoción. Se abrazan, lloran, cantan. Emi, su hermano, respira, con los ojos empapados. Dice: “Por fin llegó el día, ya está”, aunque sepa que falta un largo camino, sabe que lo peor ya pasó, y que lo peor no sucedió pese a haber estado tan (tan) cerca.
El subdirector del Ramos Mejía Juan Pablo Rossini confirma lo que ya sabíamos quienes estuvimos aquella noche del 12 de marzo en la puerta del hospital: “La gravedad fue mucho más allá de lo que decían los medios. Pablo estuvo cerca de la muerte”. Su viejo ya lloró demasiado estos casi tres meses y ahora le deja espacio a la tranquilidad. Y a la alegría: “Es increíble. Es un renacer, parimos de nuevo”.
La China, una amiga del barrio y de toda la vida, recoge el pasacalle que estuvo durante más de dos meses colgado en las rejas del Ramos Mejía exigiendo «Justicia por Pablo Grillo». Cuenta, con una tenacidad que le desborda: «Me lo llevo para colgarlo en el Rocca. No vamos a dejar de pedir justicia».
La ambulancia arranca y Pablo allá va, para continuar su rehabilitación después del cartucho de gas lanzado por la Gendarmería.
Pablo está vivo y hoy salió de terapia intensiva, 83 días después.
Esta es parte de la vida que no pudieron matar:
Nota
La transfiguración de Miguelito Pepe: los milagros seducen
Una obra teatral que recurre al milagro como ingrediente imprescindible para una transformación. Un niño santo en un pueblo perdido. Su primera intervención paranormal desata furor y de todas partes van a suplicarle lo imposible. La transfiguración de Miguelito Pepe es un unipersonal con la dramaturgia y dirección de Martina Ansardi en el que el actor Tuco Richat se pone en la piel de varios personajes que dialogan con lo sagrado y lo profano. Este viernes 30 de mayo a las 20.30 podés ver en MU Trinchera Boutique la primera de tres funciones.
Por María del Carmen Varela.
La transfiguración de Miguelito Pepe gira en torno a un fenómeno que sucede en un pueblo norteño. Miguelito, un niño de Famaillá, se convierte de la noche a la mañana en la gran atracción del pueblo. De todas partes van a conocerlo y a pedirle milagros. En todo el pueblo no se habla de otra cosa que del niño santo, el que escucha los pedidos de quien se le acerque y concede la gracia.
La obra tiene dramaturgia y dirección de la activista y artista travesti Martina Ansardi, directora teatral, actriz, bailarina, coreógrafa y socia de Sintonía Producciones, quien la ideó para que fuera itinerante.
Se trata de un unipersonal en el que el actor Tuco Richat se luce en varios personajes, desde una secretaria de un manosanta que entrega estampitas a quien se le cruce en el camino, una presentadora de televisiòn exaltada a un obispo un tanto resentido porque dios le concede poderes a un changuito cualquiera y no a él, tan dedicado a los menesteres eclesiásticos.
La voz de la cantante lírica Guadalupe Sanchez musicaliza las escenas: interpreta cuatro arias de repertorio internacional. A medida que avanza la trama, Richat irá transformando su aspecto, según el personaje, con ayuda de un dispositivo móvil que marca el ritmo de la obra y sostiene el deslumbrante vestuario, a cargo de Ayeln González Pita. También tiene un rol fundamental para exhibir lo que es considerado sagrado, porque cada comunidad tiene el don de sacralizar lo que le venga en ganas. Lo que hace bien, lo merece.
Martina buscó rendir homenaje con La transfiguraciòn de Miguelito Pepe a dos referentes del colectivo travesti trans latinoamericano: el escritor chileno Pedro Lemebel y Mariela Muñoz. Mariela fue una activista trans, a quien en los años `90 un juez le quiso quitar la tenencia de tres niñxs. Martina: “Es una referenta trans a la que no se recuerda mucho», cuenta la directora. «Fue una mujer transexual que crió a 23 niños y a más de 30 nietes. Es una referenta en cuanto a lo que tiene que ver con maternidad diversa. Las mujeres trans también maternamos, tenemos historia en cuanto a la crianza y hoy me parece muy importante poder recuperar la memoria de todas las activistas trans en la Argentina. Esta obra le rinde homenaje a ella y a Pedro Lemebel”.
Con el correr de la obra, los distintos personajes nos irán contando lo que sucedió con Miguelito… ¿Qué habrá sido de esa infancia? Quizás haya continuado con su raid prodigioso, o se hayan acabado sus proezas y haya perdido la condición de ser extraordinario. O quizás, con el tiempo se haya convertido, por deseo y elección, en su propio milagro.
MU Trinchera Boutique, Riobamba 143, CABA
Viernes 30 de mayo, 20.30 hs
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